La Joven Cuba
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covid-19

Pieza (1)

No es una pieza: es toda la maquinaria

por Julián Pérez Rodríguez 25 agosto 2021
escrito por Julián Pérez Rodríguez

Me lo contó un veterano experiodista de Granma. Corrían los años finales de la década del setenta o inicios de los 80. Él asistía como reportero a una sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), en la cual se discutían temas candentes del país. En la reunión del parlamento también seencontraba, como invitado, el capitán del Ejército Rebelde Jorge Enrique Mendoza, a la sazón director del órgano oficial del Partido Comunista de Cuba.

En la noche, cuando ambos regresaban al periódico y el reportero se disponía a escribir la información que saldría en la edición del día siguiente, Mendoza le advirtió con tono paternal: «Mijo, redacte una nota que no diga nada, ¡que no diga nada!». Aquella indicación turbó un poco al joven. ¿Qué no diga nada? ¿Acaso se podía redactar un texto periodístico para no decir nada? ¿Ese era el mandato de la profesión? ¿Resultaba correcto, ético? ¿Y cómo hacerlo, como decir sin decir nada?

Pues bien, al parecer el confundido redactor cumplió acertadamente el encargo. Escribió su noticia, pasó por los procesos de revisión habituales y al otro día salió, sin que el Director del medio le reclamara por mencionar «algo».

Solo a los años, y tras muchos tumbosen la vida y el oficio, comprendería el periodista qué significaba en toda su magnitud «no decir nada»; aunque ya para ese instante no se dedicara a escribir ni estuviera en la plantilla del órgano partidista.

Con bastante frecuencia viene a mi mente la anécdota —que aunque fuese apócrifa, resulta deliciosa— porque cada vez más me convenzo de que los políticos que nos dirigen —y la mayoría de sus voceros— tienen un doctorado en el arte de «no decir nada». O sea: hablar, hablar, hablar, nebulosa y ampulosamente; prometer, enfatizar, recabar confianza, total confianza en ellos, y al final, dejarnos sin saber ni jota.

Pieza (2)

«(…) a la principal planta productora de oxígeno medicinal del país se le rompió una pieza». (Imagen: Ronal Vill)

Hace poco nos enteramos, en voz del Ministro de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda, de que a la principal planta productora de oxígeno medicinal del país se le rompió una pieza. Dicha rotura «la ha sacado de circulación y eso hace que las producciones que normalmente puede lograr Cuba, hoy estén limitadas», afirmó el titular del sector.

«Hay un grupo de decisiones que se han estado tomando en los últimos días que nos han estado dando soluciones para paliar esta situación». Se está buscando agilizar lo más rápido posible, aseguró, la solución de la planta. «Además se han estado importando concentradores de oxígeno, que son equipos que logran producirlo, a bajo volumen, las 24 horas del día y pueden ser utilizados hasta en tres pacientes al mismo tiempo. Esos los estamos ubicando, explicó, en las instituciones principales para la atención a los pacientes». Todo ello según reporte de la periodista Leticia Martínez, reproducido por el sitio web Razones de Cuba.

Nótense las formas verbales compuestas con gerundios, pues son una de las maravillas de este «arte» oratorio nacional: «se han estado tomando», «nos han estado dando», «se está buscando», «se han estado importando», y «estamos ubicando»… Conclusión: seguimos desinformando.

El receptor mediamente crítico, comienza entonces a taladrarse la cabeza con preguntas: ¿Qué pieza específica se rompió? ¿Qué características tiene? ¿Dónde y cómo puede adquirirse? ¿Ya el país mandó a buscarla, comprarla, canjearla? ¿Y en más de año y medio de pandemia, en la que el oxígeno ha sido talón de Aquiles de varios países, no se pudo prever en la Isla que algo así podría ocurrir? ¿Acaso gobernar no es prever, según el Apóstol cubano?

¿A cuánto ascienden las producciones «normales» de oxígeno medicinal en Cuba? ¿Cuál es el déficit actual? ¿En qué tiempo más o menos exacto se traduce el «lo más rápido posible», en que intentan resolver el entuerto? ¿Cuáles han sido los costos, en vidas humanas perdidas o dañadas severamente, de esta falta de oxígeno?

Es posible que ni Portal Miranda —quien en lo personal me parece un hombre responsable y sensible—, ni ningún otro dirigente, expliquen esos detalles. Tristemente tampoco lo harán los medios oficiales, aunque existan algunos pocos que salven la honra y nos cuenten, como Invasor, que hubo que trasladar,en noche de emergencia, pacientes del Hospital Antonio Luaces Iraola, de Ciego de Ávila, al Roberto Rodríguez, de Morón, porque el primero literalmente se asfixiaba.

O que —también en exclusiva del periódico avileño— «el parte diario que emite el Minsap es impreciso, debido a que en sus estadísticas solo ingresan los fallecidos que en el momento de su deceso tienen un PCR positivo, según admitiera el propio Ministro de Salud […]; consciente, además, del sesgo en los datos, pues no todos los fallecidos alcanzan a hacerse u obtener el resultado de un PCR. La muerte, a veces, llega primero».

Pieza (3)

«El parte diario que emite el Minsap es impreciso, debido a que en sus estadísticas solo ingresan los fallecidos que en el momento de su deceso tienen un PCR positivo» (Foto: Canal Caribe)

Pero el asunto, como es obvio, no se reduce a la salud, aunque por las condiciones de extrema crisis sanitaria sea ese el foco delirante ahora mismo y en los próximos meses.

Basta ver las piruetas verbales con que el noticiero estelar de la televisión cubana notifica el «déficit de generación» eléctrica o las «interrupciones del servicio» —jamás nombradas apagones— para recrearse en la mermelada discursiva por la que nunca uno sabe a ciencia cierta plazos concretos, responsabilidades de quienes debían anticiparse a las roturas o mantenimientos y no lo hicieron, estado real de las redes eléctricas, criterios precisos que se siguen para desconectar seis horas a una provincia, cuatro a la otra, y ninguna a la de más allá; por solo citar algunos detalles.

Así pasa con Acueducto y Alcantarillado. Lo mismo ocurre con Comercio Interior. Similares frutos de misterio y humo se cosechan en el Ministerio de la Agricultura. Y por ese estilo en la mayoría —para no decir todas— las instituciones estatales que deberían funcionar con la transparencia que implica ser servidores públicos, no opresores ciudadanos.

Caso aparte, por el poder absoluto que concentran, son los órganos militares, cuyas entidades económicas —GAESA, el mayor conglomerado empresarial de la Isla— operan con total discrecionalidad, ni siquiera son auditadas por la Contraloría General de la Repúblicay no  rinden cuentas ante la ANPP.

Claro, aunque el peso de tantos años de embrutecedora propaganda es descomunal, poco a poco se van abriendo brechas, y la gente respira unas bocanadas de diversidad informativa. Y contrasta. Y abre más los ojos. Y se sabe engañada. Y explota.

Sucedió el 11 de julio pasado, que no fue, como han intentado narrarlo, solo un resultante de las influencias y llamados del «enemigo» a subvertir el orden con «golpes blandos» o en «colores», sino una clara señal de que nuestra pequeña humanidad decía «basta», y echaba a andar, aunque esto le costara cientos de detenidos, golpes, disparos, sanciones laborales, calles tomadas por policías, tristeza de familias enteras que ya nunca más volverán a la inocente y obediente credulidad.

Y volverá a suceder, más allá de decretazos 35 o cuántas trampas legales se inventen para criminalizar la divergencia de criterios. Porque el agua, que puede fluir mucho tiempo como una mansa corriente, una vez en turbión, no hay muro que la detenga.

25 agosto 2021 43 comentarios 3.045 vistas
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Primer ministro

El primer ministro y la fórmula de la contención

por José Manuel González Rubines 23 agosto 2021
escrito por José Manuel González Rubines

Hace varios días, el primer ministro Manuel Marrero prendió fuego a la sabana del debate público con los señalamientos que realizara a los servicios médicos cienfuegueros, en una reunión del gobierno en esa provincia, uno de los epicentros actuales de la pandemia. He visto más de una vez su intervención en busca de lo que pudo generar tal indignación. Si bien entiendo que haya molestado, también comprendo la intención del dirigente.

Marrero señaló deficiencias con el tono del padre que regaña al hijo díscolo, que en este caso es el sector que ha asumido la atención de los miles de enfermos de Covid-19. Por muchas quejas que existan respecto al servicio del personal de la Salud, lo adecuado hubiera sido tratar el asunto discretamente, resolverlo sin mucho ruido y ahorrarse la refriega pública. «En revolución, los métodos han de ser callados; y los fines, públicos», dijo Martí.

Por otro lado, y con mayor ponderación, el premier mencionó los denominados «problemas objetivos», que no son más que la casi ausencia de medicamentos, insumos y medios de protección para enfermos y personal médico. ¿Quién tiene la responsabilidad de garantizar esos elementos imprescindibles? ¿Quién ha invertido setenta y dos veces menos fondos del presupuesto en ciencia e innovación tecnológica y casi cincuenta veces menos en salud pública y asistencia social, que en la construcción de instalaciones destinadas al turismo cuya tasa de ocupación ha sido bajísima?

El primer ministro cometió el pecado de señalar la paja en el ojo ajeno sin ver la viga en el propio. Aun cuando lo asistía una parte de la razón, le falló el modo, animado seguramente por la impotencia ante una situación que a todos nos desborda y horroriza. Tales deslices no se los puede permitir alguien en el desempeño de su cargo. La comunicación política funciona igual que el humor: si debes explicar el chiste después de hacerlo, no fue un buen chiste.

Las respuestas al incidente no demoraron. Una de las más notables fue el video en el que médicos holguineros expresaron su rechazo a las alegaciones y denunciaron el colapso del sistema de salud de esa provincia y del país. Lo sucedido como respuesta oficial repite la fórmula que ha demostrado no solo ser ineficaz para contener crisis, sino que es capaz de exacerbar los malestares existentes y generar otros nuevos. La mencionada fórmula tiene tres sencillos pasos que pueden cumplirse con más o menos intensidad:

– Paso 1: Echar a andar el poderoso andamiaje de los medios estatales para demostrar que, rebozando optimismo estilo Leibniz, vivimos en «el mejor de los mundos posibles».

Siguiendo ese mandato florecieron reportajes en los que, si bien era difícil ocultar completamente el problema, la situación fue dibujada de tal modo, y con el acostumbrado triunfalismo, que las múltiples denuncias documentadas parecían sacadas de una película de James Wan. Lo contradictorio del asunto es que muchas veces, pasados solo unos días, deben reconocer que lo desmentido o minimizado resultaba cierto —recordemos, por ejemplo, a Humberto López y las fosas comunes en provincias del oriente.

Tales prácticas desgastan la ya deteriorada imagen de los medios estatales, cuyo presupuesto, vale destacar, sale de los bolsillos de todos los ciudadanos de este país. En un interesante trabajo publicado por la revista Alma Mater, la periodista Cristina Escobar apunta que «la prensa [estatal] cubana desde sus diferentes niveles sigue operando en un escenario de hegemonía que ya no tiene: hay que aprender a coexistir con muchos otros actores como los que llegan cuando se abre la puerta a Internet».

Esa puerta parece destinada a cerrarse por el Decreto Ley 35, cuyos espacios a la discrecionalidad otorgan a quiénes lo apliquen la posibilidad de convertirlo en una inconstitucional ley mordaza. El Estado cubano, como otros, tiene el derecho legítimo a regular el ciberespacio, pero esta normativa exprés, plena de ambigüedades y vacíos, lejos de conseguir una efectiva regulación contra fake news y otros vicios de internet, puede servir como un intento de silenciar el debate público, algo que, ya debería saberse, no es posible.

Lo dice #Cuba soberana y lo confirman los expertos honestos de cualquier parte del mundo: nuestro #DecretoLey35 va contra la desinformación y la ciber mentira. https://t.co/3woT4yJJwT

— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) August 18, 2021

– Paso 2: En perfiles de redes sociales —oficiales y oficiosos— se debe esparcir, como si de la cepa Delta se tratara, un mensaje contrario al que motivó la polémica, pero nunca, por ningún motivo, se puede mencionar al hecho detonante o a los involucrados.

Ubicados en el caso que nos ocupa, comprobaremos que las cuentas en Twitter de miembros del gobierno se pusieron en función de desagraviar al sector de la salud. Eso no está mal, pero hay un camino más expedito que por lo general se obvia: reconocer que se incurrió en un error —una idea expresada de modo tal que generó un malentendido— y ofrecer la correspondiente satisfacción.

Detrás del accionar ancestral de nuestros dirigentes se oculta una dosis de soberbia política y otra de temor a parecer débiles. Lo primero es una torpeza; lo segundo, una noción errada. La idea del líder todopoderoso y omnisapiente que guía a un rebaño al que debe proteger de influencias que buscan confundirlo o manipularlo, está muy asentada en la cultura política doméstica.

Aun cuando esto pueda parecer una fortaleza del marketing, es una profunda debilidad. «Con la vara que midáis, serás medido», dicen las Escrituras. Si te vendes como un superhombre, serás juzgado como tal. Sobre este tema, el periodista, respetado profesor y antiguo decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, Julio García Luis, incluye una cita esclarecedora en su libro Revolución, Socialismo, Periodismo:

«La prensa debe contribuir a crear una cultura del ejercicio del criterio, que implique admitir la posibilidad del error, pues el patrón de un hombre perfecto, que no puede equivocarse, abstracto e irreal, puede convertirse paradójicamente en síntoma de crisis moral y valorativa».

Valga aclarar que el texto del profesor García Luis se basa en una muy seria investigación para su tesis doctoral, en 2004, hace casi veinte años. Ese detalle habla de la antigüedad y permanencia del problema.

– Paso 3: Intimida y vencerás. Este es el más físico de los componentes del procedimiento: la visita/citatorio de agentes de la Seguridad del Estado para aclarar el asunto en cuestión.

En la conversación/interrogatorio resultante, por lo general solo se representa el personaje del policía bueno que alerta al confundido ciudadano de los peligros que entraña para la estabilidad de la nación su acto de rebeldía.

Como mecanismo disuasorio casi siempre basta ser citado a una dependencia del Ministerio del Interior, para desarrollar lo que generalmente los oficiales denominan una simple conversación —según he sabido, enfatizan mucho esa idea. En un primer momento no es necesario más, aunque existen otros métodos a los cuales recurrir.

Con este tercer paso se crea una extraña dinámica: los medios estatales nunca mencionarán nada al respecto, así que son los alternativos quienes se encarguen de esparcir la noticia. Funciona con el mismo principio que el mito del príncipe de Valaquia, Vlad Drăculea —personaje histórico que inspiró al vampiro Drácula de Bram Stoker— que dejaba siempre un testigo de sus empalamientos para que contara la historia, así el efecto intimidatorio de su castigo se potenciaba.

Primer ministro (2)

Vlad Drăculea siempre un testigo de sus empalamientos para que contara la historia, así el efecto intimidatorio de su castigo se potenciaba.

¿Tan frágil es el sistema que los ciudadanos deben ser amedrentados por manifestar una opinión mínimamente contraria o señalar una deficiencia? ¿No sería más inteligente que quienes dirigen recurrieran a esas opiniones —en lugar de reunirse exclusivamente con los que aplauden y asienten— para cumplir mejor su rol de funcionarios públicos cuyo cometido es administrar los recursos del pueblo, único soberano de la República?

Errores y bravuconerías no son únicamente síntomas de senectud política, sino de una debilidad que hace difícil la realización del proyecto de nación democrática y próspera que deseamos. Asombra ver entonces cómo surgen, se mantienen y/o fomentan prácticas que afectan la convivencia nacional. Al alcance de la voluntad existe un camino más corto, seguro y productivo: el del respeto a las diferencias y el diálogo inclusivo.

Esa debería ser la vía obligatoria por la cual transitar. En sus esencias más simples, el objetivo de cualquier gobierno es trabajar por la felicidad de sus gobernados —de todos, no solo de sus adeptos. Quien no la busque o no la siga, sencillamente ha fracasado.

23 agosto 2021 34 comentarios 3.381 vistas
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Necrotendencia

La necrotendencia en Cuba

por Mario Valdés Navia 18 agosto 2021
escrito por Mario Valdés Navia

El análisis de la necrotendencia, es decir de las variaciones de la tasa de mortalidad en Cuba (TM), o lo que es igual, la cantidad de fallecidos en un año por cada mil habitantes, muestra un resultado desfavorable entre 1960 y 2018. Si bien descendió desde 8,83 en 1960 hasta menos de 7 en 1990; a partir de entonces comenzó a subir y se estabilizó entre 7,0-7,3 en una larga fase de meseta que persistió casi dos décadas. Esto cambiará en 2008 (7,7), cuando nuevamente empezó a ascender.

Dicho indicador sobrepasó, en 2015 (8,9), el de 1960, y en el último trienio ha venido en ascenso de manera sostenida: 2018 (9,4); 2019 (9,7) y 2020 (10,0).[1] El resultado del 2020 no fue debido a la pandemia, ya que la cifra de muertes por enfermedades de las vías respiratorias se redujo respecto al 2019. Sin embargo, es de presumir que este 2021 llegue a ser muy superior por la elevada cantidad de muertes asociadas a la Covid-19 y la incidencia perjudicial de las afectaciones al sistema de Salud en el tratamiento de otras enfermedades. 

Las cifras en sí mismas dicen poco, pero esto cambia cuando las apreciamos en series cronológicas, e interpretamos desde las Ciencias Sociales los mensajes ocultos tras las estadísticas sanitarias. ¿Qué factores económico-sociales y políticos han incidido en el incremento de la necrotendencia en la población cubana —en particular a partir de 2008—, más allá del imparable envejecimiento poblacional? ¿Qué se podría hacer para mitigarla?

Una búsqueda de resultados en el ciberespacio mostró estudios descriptivos sobre las principales causas de muerte, por tanto, a partir de los datos existentes, adelantaré algunas reflexiones hipotéticas. Analicemos, en primer lugar, cómo llegamos a ese punto.

-I-

El crecimiento de los indicadores de salud del pueblo era uno de los compromisos plasmados en el Programa del Moncada. La firme voluntad política del Gobierno revolucionario en esa esfera se expresó en el acceso general y gratuito a la atención de salud, la formación creciente de recursos humanos, el desarrollo de avances científico-técnicos para prevenir y controlar enfermedades y la mortalidad infantil, y la movilización social en tareas de prevención sanitaria. Al unísono, en el campo de la seguridad y asistencia sociales las prestaciones de largo y corto plazo se incrementaron y se logró la más amplia cobertura a la población necesitada, sin distinción alguna. 

Como resultado, entre las décadas del sesenta y ochenta, se verificó una mejoría sustancial de la salud pública, disminuyó drásticamente la morbilidad por enfermedades infecciosas, se eliminó la desnutrición infantil y la tasa de mortalidad infantil se redujo: de 60xmil en 1958; a 38,7 en 1970; 19,6 en 1980 y 10,7 en 1990.

En correspondencia con esos logros, la necrotendencia se contrajo hasta 1980 y tuvo un rebrote cuando la crisis del Período Especial. No es de extrañar el retroceso en momentos en que emergieron bruscamente dificultades como desnutrición, estrés y enfermedades degenerativas —por ejemplo, la neuritis— que afectaron a la población, sobre todo de la tercera edad. A pesar de ello, entre 1991-2004 la TM nunca sobrepasó el 7,2 (1993, 1996 y 2004).

Necrotendencia (2)

La necrotendencia se contrajo hasta 1980 y tuvo un rebrote cuando la crisis del Período Especial (Foto: Getty Images)

No obstante, entre 2007 y 2008 se produjo un salto de 4 496 fallecidos, al incrementarse de 81,927 a 86,423. Otro pico ocurrió desde 2016 al 2017, cuando la cifra de decesos escaló de 99,388 a 106,949, es decir, 7561 fallecimientos más. A partir de ese entonces la necrotendencia ha continuado en ascenso.

En 2020 ocurrieron 112,441 muertes. Esto significó 32,779 más defunciones que en el peor año del Período Especial —1996—, cuando fallecieron 79,662 cubanos y cubanas.

El crecimiento de la necrotendencia en Cuba no está aparejado solo a la Covid-19 del 2021, es un fenómeno que viene desde hace tiempo. Dos factores concomitantes pueden explicarlo: por un lado, la falta de mantenimiento de los hospitales, reducción de servicios municipales en muchas provincias, y escasez de medicinas, insumos y equipamiento; por otra, el crecimiento de la desigualdad y pobreza en los sectores más vulnerables de la sociedad cubana. Analicemos entonces el aumento de la TM desde una perspectiva económico-social.

-II-

«La salud es gratuita, pero cuesta», reza un lema expuesto a la entrada de los centros de salud cubanos. De ese modo se recibe a los usuarios de ese servicio público, que son los mismos que lo financian con sus aportes al presupuesto estatal. Tal axioma económico hace pensar que la primera hipótesis para explicar el incremento de la necrotendencia en la Isla, está relacionada con la disminución de los gastos del presupuesto de salud pública y las inversiones para su ampliación y modernización.

Si bien en Cuba los gastos sociales respecto al PIB y al total del presupuesto siguen siendo, por mucho, los más altos de Latinoamérica; ellos han descendido proporcionalmente desde 2008. A esto se suma que aunque Cuba es el país de mejor desempeño social en la región, «ostenta el último lugar en el ranking de eficiencia» y que la partida del presupuesto «que tiene mayores efectos redistributivos —la asistencia social— es la que muestra mayor tendencia decreciente».[2]

Es en el acápite de las inversiones donde se aprecia cómo ha disminuido la parte correspondiente a la Salud, en comparación con otras esferas, en particular con la inversión inmobiliaria concentrada en el sector turístico. Entre 2016 y 2020, la inversión en Salud y Asistencia social disminuyó en dos tercios: de 232,6 a 84,5 millones de pesos (MP).

En el mismo período, la inversión en Servicio empresarial, actividades inmobiliarias y de alquiler ascendió 2,5 veces: de 1,703.9 a 4,138.8 MP. Este monto extraordinario se invirtió a pesar de que las capacidades instaladas de los hoteles apenas se cubrieron a la mitad en los últimos años.

Necrotendencia (3)

Hotel Primera y D, en La Habana. (Foto: Irene Pérez/ Cubadebate)

Tal recorte en la inversión de salud ha venido ocurriendo precisamente en etapas en que los ingresos aportados por la exportación de servicios médico-farmacéuticos se habían convertido en la fuente principal de divisas del país, por encima del turismo (2006-2018). Todo indica que una parte sustancial de estos ingresos, lejos de consagrarse a modernizar el sector sanitario, fueron destinados a la inversión en el turismo, rama que apenas cubre sus ingresos por el alto índice de valor importado que tiene por peso de producción. 

La referida desproporción en la inversión pública no solo afecta al sector de la salud, sino también a otros, que fueron minimizados a favor del hipotético turismo por venir: la industria (manufacturera y azucarera), producción agropecuaria, ciencia y tecnología y transporte, almacenamiento y comunicaciones. Todos ellos, sectores productivos y de servicios que inciden directamente en la salud física y mental de la población cubana, mucho más que las inversiones en las empresas de GAESA. 

Otro factor que explica la disminución en el presupuesto social y en la inversión en el sector de la salud pública, es el elevado monto de los pagos de la deuda externa renegociada que Cuba tuvo que efectuar a partir del 2015 para honrar sus compromisos con el Club de París. Esa operación demandó unos 23,000 millones de USD, y el servicio de la deuda se elevó del 3 al 12% del PIB entre 2009 y 2018.[3]

Para lograrlo, el gobierno aplicó una política de ajuste a lo cubano: contrajo el sector estatal y redujo drásticamente su presupuesto de gastos e importaciones, lo cual disminuyó la oferta de bienes de consumo en el mercado interno, en particular los alimentos, al no realizarse en tiempo y forma las reformas que estimularían a los productores nacionales para sustituirlas. Al unísono, se estipularon medidas que afectaron la alimentación pública, como el cierre de los comedores obreros y su hipotética sustitución por el pago de un estipendio, algo que solo se aplicó en casos seleccionados y sectores específicos.

Un factor relacionado con el anterior, es la disminución proporcional de otros gastos sociales del presupuesto que han tenido incidencia en la calidad de vida de la población, principalmente entre la tercera edad y sectores vulnerables. Resaltan en ese sentido los de la asistencia social, que se redujo aún más con la Tarea Ordenamiento y la consiguiente elevación de precios de mercancías y servicios ofertados a los asistenciados.

También habría que sumar a este análisis la persistencia de la doble moneda hasta el 2020 y la extensión posterior de la dolarización plástica, que han afectado de manera directa los niveles de consumo de las familias pobres. Además, de manera indirecta, erosionan la estabilidad emocional de los hombres y mujeres proveedores, que llegan a edad madura sin poder satisfacer las necesidades de sus familias y sus expectativas de prosperar con el dinero resultante de su trabajo, cuestión que colma sus vidas de estrés y frustración.

Necrotendencia (4)

La disminución proporcional de otros gastos sociales del presupuesto ha tenido incidencia en la calidad de vida de la población, principalmente entre la tercera edad y sectores vulnerables. (Foto: Amalia Echemendía)

A los factores internos se añade el recrudecimiento del bloqueo, con las 243 medidas coercitivas de la administración Trump, mantenidas en su mayor parte por la actual. Lejos de afectar al Gobierno y los militares, como pretextaban, se cebaron sobre los receptadores de remesas, TCP, trabajadores del turismo, campesinos y otros emprendedores, que vieron coartadas aún más sus posibilidades económicas.  

Este vistazo demuestra cuán importante es que se efectúen estudios transdisciplinarios sobre la TM en las diferentes clases, ocupaciones, razas y zonas geográficas del país; con el objetivo de distinguir mejor la incidencia del indicador en el actual contexto de creciente desigualdad y vulnerabilidad sociales. De ese modo sería posible precisar cuánto debe el incremento de la necrotendencia al envejecimiento poblacional, y cuánto a otros factores.

En lo económico, salta a la vista que es preciso disponer de información transparente sobre temas peliagudos de interés público, como: decisión sobre inversiones, pagos de la deuda y marcha de las reformas; que quedan fuera de la participación ciudadana. Particularmente, es preciso ser más exigentes y eficientes en el gasto social, para dirigirlo a proteger la calidad de vida de los sectores más vulnerables de la población, y aceptar que los ciudadanos cubanos puedan, de una vez y por todas, saldar sus deudas con la moneda que reciben por su trabajo.

Todos moriremos de manera inexorable, pero hay que impedir que la guadaña continúe segando la vida de más cubanos y cubanas cada año por razones de política económica y social del Gobierno/Partido/Estado que debería estar en nuestras manos transformar.  

***

[1]Todos los datos utilizados provienen del Anuario Estadístico de Cuba 2020 y el Anuario Estadístico de Salud 2020.

[2] Silvia Odriozola Guitart: «Gasto social y equidad en el contexto de la actualización del modelo económico y social cubano», Economía y desarrollo, vol. 165, mayo 2021.

[3] José Rodríguez: «Notas sobre la economía cubana y latinoamericana: sesenta años después del triunfo de la Revolución cubana», Cuba y la economía, 26 de abril de 2021.

18 agosto 2021 24 comentarios 2.833 vistas
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Sanaremos

Entonces, sanaremos

por Mely Ramírez 16 agosto 2021
escrito por Mely Ramírez

Es abrumador todo lo que está sucediendo. Lamento hoy las muertes de familiares, amigos y conocidos. Hay tanto pueblo dolido, que no existe refugio ni bálsamo inmediato para semejante tristeza.

Una situación de desamparo abraza al sistema de salud cubano: escasean los implementos de protección ante la Covid-19, los medicamentos, el oxígeno, las capacidades de ingreso hospitalario, la esperanza. Y en medio de semejante infortunio, el primer ministro Manuel Marrero Cruz comete el desatino de culpar a los médicos de la crítica situación en la provincia de Cienfuegos.

Que existen galenos que no están a la altura de su profesión, es cierto. Que los medicamentos son sustraídos de las instituciones de salud para ser vendidos en el mercado negro, es cierto. Que se trafica con las camas hospitalarias, es cierto. La salud pública y revolucionaria se viene desmoronando hace mucho tiempo, reflejo de su sociedad y su sistema, y eso también es cierto.

Yo aborreceré hoy y siempre a quien actúe en contra de los desvalidos, a quien falte a la ética, al compromiso, la responsabilidad, porque sin valores no somos más que fieras sin camino ni futuro. Pero me preocupa cuando, desde la impotencia, culpamos a los mismos que aplaudíamos a las nueve de la noche, a los que son mayoría, a los valientes que también mueren, los que hacen guardias, pasan hambre, sienten miedo, estrés y abandono.

Circula en las redes la denuncia pública de médicos holguineros como blasón del sentir del gremio, pues, de las afrentas hechas al pueblo cubano, esta ha calado demasiado hondo. Ninguna ideología puede permanecer inmóvil ante lo injusto: hoy he visto a un padre y un hijo de ideas políticas opuestas, abrazarse y condenar juntos la alocución del primer ministro.

Siento vergüenza de quien, impunemente, vilipendia el honor de aquellos que han estado en primera línea en esta guerra virulenta. Un verdadero líder debería saber cuándo y cómo sancionar a quienes incumplen sin tener que denigrar públicamente toda una obra de bien. Un verdadero líder debería tener la capacidad de organizar, planificar, dirigir y controlar una tarea, y, sobre todo, tener la altura moral para reconocer que ha fallado.

Ser político en Cuba es hacer malabares con la inteligencia ajena, es poner en escena la tragicomedia de la culpa que rebota, es succionar la valía de la gente y escupirlos cuando ya no les sirve.

Ojalá llegue el día en que dejemos de servirle al gobierno y comiencen ellos a servirnos. Ojalá las excusas se cambien por soluciones y el bienestar de los muchos esté por encima del de los pocos. Entonces, sanaremos.

16 agosto 2021 36 comentarios 2.499 vistas
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Testimonio (1)

Testimonio desde la Zona Roja

por Redacción 13 agosto 2021
escrito por Redacción

Este es el testimonio de un médico consagrado a su trabajo. Desde la terapia intensiva de un hospital de Cuba cuenta lo que ha vivido, sin exageraciones aunque con crudeza. Lo conocemos, pero nos pide que no revelemos su identidad por razones obvias, tampoco es necesario. Es uno más de los cientos de profesionales de la salud que todos los días intentan salvar vidas con poquísimos recursos. Él podría ser quien trató a la madre, al hijo o al amigo de cualquiera de nosotros; también podría ser quien nos trate a nosotros mismos cualquier día de estos.

***

6:30

Me levanto muy temprano. Tengo que cumplir con un deber, siempre lo dijo mi padre: «la medicina es un sacerdocio de sacrificio y entrega». Me despido de mi hijo pequeño acostado y de mi esposa. Voy caminando hasta el sitio de encuentro, la ciudad a esa hora está desierta y con un extraño olor a ceniza. En el trayecto me encuentro con compañeros con quienes he estado en otros países en diferentes misiones.

7:30

Nos reciben los directivos del hospital y nos llevan adentro. Se entonan las gloriosas notas de nuestro himno nacional, se hace un pequeño resumen de lo que estamos atravesando como país: la cantidad de casos infestados y los que se esperan. Un grupo de compañeros, a dos sillas de mí, dicen que «todo ha sido producto a las manifestaciones populares» y es cierto en parte, fue cuando más masivamente se rompió el protocolo, pero el gobierno no lo hizo mejor con los actos de reafirmación revolucionaria. Sin embargo, confiamos en que todo con trabajo y voluntad se resolverá.

Se levanta un hombre de unos 45 años, ha estado en esta batalla contra la Covid-19 en nueve ocasiones, trabajando en la zona roja. Enérgicamente reclama los medios de protección. Yo, que he estado en otros sitios con situaciones similares, como en la lucha contra el ébola, sé que en toda pandemia con alto índice de riesgo los medios de protección son indispensables para el personal que trabaja en la zona roja.

Me preocupo pero también pienso que la Dirección Provincial de Salud no nos dejará abandonados en tan importante labor, pienso también que el colega debe tener algunas secuelas del Síndrome de Burnout por desgaste profesional y me pregunto: ¿por qué él ha estado nueve veces en la zona roja si hay personal que no ha estado nunca –casi siempre los jefes– o solo ha estado una vez –los mismo jefes o sus amigos–? Pero con tantas ganas de entrar y hacer mi aporte se me olvidan con rapidez estos pensamientos.

Tan pronto entramos nos dijeron que seríamos los intensivistas de la zona roja. Me tocó a mí y a otros colegas que ya nos conocíamos. Intercambiamos sobre la importancia de la labor y las estrategias que adoptaremos según los protocolos y la nueva literatura.

Testimonio (2)

«Está es mi última zona roja, no vengo más y estoy pensando devolver el título». ¿Qué es esto? ¿Qué está pasando aquí adentro?

8:00

Vamos camino a la sala de terapia intensiva para SARS-Cov-2 y noto como están saliendo personas desmotivadas, cansadas, agotadas; en algunas es incluso perceptible que han llorado, gente que se ve más delgada y sin brillo en los ojos. Escucho a unos jóvenes decir: «Está es mi última zona roja, no vengo más y estoy pensando devolver el título». ¿Qué es esto? ¿Qué está pasando aquí adentro?

Desde que entramos a la pequeña sala nos damos cuenta de que estamos en guerra. El médico que nos hace la entrega oficial de los casos refiere que la sala está sobresaturada, que tenemos diez pacientes en la terapia, todos ventilados, que además hay varios pacientes reportados de graves en diferentes locales del hospital –alrededor de siete que en total suman diecisiete–; que no tenemos ventiladores para todos pero que además, no contamos, desde la guardia anterior, con tubos oro-traqueales, algo que ya fue informado y para lo que debían traer cinco. Los tubos que teníamos ahora eran de 7.5 todos. «Úsalos bien», me dice.

Le pregunto por el funcionamiento de los ventiladores. «Algunos dan presión pero no volumen, unos tienen desperfectos en los sensores de flujo[1] y FiO2[2] rotos, otros son tan antiguos que no sabemos de qué año son. También algunas mangueras tienen fuga y para otras se esperan las soluciones con qué lavarlas».

Le pregunto sobre los medicamentos. «Antibióticos solo hay de un tipo». «¿Y los medicamentos que aparecen en el protocolo?». Se hecha a reír. «No hay pero deben llegar –me dice–, la eritropoyetina y la fraxiheparina son solo para los recuperables». «¿Y para la sedación y analgesia?». «Para eso hay muy poco, no hagas combinaciones porque siempre te faltará algo». También me informa que no hay relajante muscular. «¿Cómo hacen entonces para entubar a los pacientes?», pregunto. «Inventa», responde y me da un bulbo de succinilcolina.

«¿La dirección del hospital sabe esto?». «Esto lo saben todas las personas que trabajan en salud. Los pacientes lamentablemente por su evolución llegan muy graves, algunas veces se quedan en casa y no lo dicen, otras, no son atendidos y no se cumplen los protocolos, y otras no tenemos medicamentos. Anoche fue difícil, perdí seis pacientes, dos de ellos menores de cincuenta años. ¿Sabes cómo estoy, cómo me siento? Estoy muy deprimido, menos mal que terminé la zona roja». Yo pensaba mientras lo oía: «La secuelas que vas a tener son para toda la vida». Terminado el encuentro, respiré profundo y me dispuse a pasar visita.

8:30

El caos

Todo lo hablado en la entrega de guardia se duplica. Para entrar tuvimos que esperar a que aparecieran los trajes blancos (escafandras). Tan pronto entramos, nos cayó en parada cardíaca una paciente. A pesar de que hay en cantidad los medicamentos del carro de paro y de que tenemos voluntad infinita para trabajar, nos dimos cuenta de que la paciente estuvo mucho tiempo en su centro de aislamiento y cuando llegó se encontraba ya en agobio respiratorio. No pudimos hacer nada por ella, la perdimos.

Las otras salas llamaban porque un paciente, de los siete que estaban fuera, se encontraba en parada cardiorrespiratoria y tenían que trasladarlo sin antes retirar el cadáver, proceso que merece una atención protocolizada igual que el paciente. Nos estaban tocando a la puerta, hicimos el cambio rápido. Trabajamos con el paciente que se encontraba en la sala, pero lamentablemente falleció también. ¡Qué manera tan fatal de empezar, con dos pacientes fallecidos! En ese momento me imagino el dolor de los familiares y sé que la tarea no va a ser fácil para nadie, ni para nosotros ni para los pacientes.

Continuamos pasando visita. Ajustamos las dosis de medicamentos con lo poco que tenemos. A veces se piensa que lo poco es suficiente en la salud humana universal, pero no es así. Muchas personas fallecen porque no tienen medicamentos, como aquel señor con acidosis metabólica y no había bicarbonato, o aquella señora con un shock séptico y la bacteria era resistente al antibiótico que había, o personas para las que no hay un ventilador al que conectarlas, gente de todos los credos, razas, filiaciones políticas y edades (desconozco la situación de los niños, espero que no sea como esta).

Testimonio (3)

13:00

‌Dejamos a un equipo dentro y salimos otros a realizar desinfección. Mientras tomaba una ducha, reflexioné que nunca creí que estuviéramos tan mal. De los monitores solo funcionan algunos, pero no tienen electrodos, otros no tienen oxímetro de pulso, sin contar línea arterial y capnografía, algo que creo que ninguno tiene, por lo menos los que me tocaron.

Me pregunto, más allá de cuestiones políticas, por qué nuestro gobierno no tomó acciones más drásticas a tiempo. ¿Acaso no había información para ello? Si fuimos uno de los países con menor cantidad de contagios en un momento, por qué no nos cerró. Si somos una isla, el coronavirus no tenía que haber llegado a nosotros. ¿Por qué le importó más el turismo? Sé que es el principal renglón de nuestra economía, pero tenemos cayos con complejos hoteleros, ¿por qué desde el principio no se escogieron esos lugares y se aisló el resto?

¿Por qué abrieron en diciembre? ¿Por qué permitieron este caos? ¿Acaso ellos no sabían en qué condiciones estaban nuestros hospitales? ¿Es que sus visitas son tan erráticas que no preguntan al verdadero trabajador? ¿O es que tenemos tanto miedo a exigir lo mínimo para el pueblo, para darle una salud decente, que nos callamos y no decimos lo que sabemos? ¿Por qué el Dr. Durán miente en sus reportes diarios? ¿Por qué los fallecidos por post Covid-19 no se cuentan en las estadísticas? ¿Por qué no activan la Brigada Henry Reeve para todas las provincias? ¿Por qué los jefes no entran a trabajar a la zona roja? ¿Por qué solo se preocupan cuando un lugar colapsa?

¿Por qué no nos unimos como hermanos para salir de esta maldita guerra? No son momentos de hacer política. Nos estamos muriendo. Creo que donde ha existido colapso deben renunciar desde el director provincial de salud y toda su comitiva, hasta los gobernadores y primeros secretarios del partido, por ineptos. Todos esos pensamientos vienen en un momento de baño y reflexión.

14:00

El almuerzo

No puedo pensar en comida. De eso ni hablar. No podría comer después de tener una mañana tan horrible.

15:00

Vuelvo a entrar, confecciono las historias y organizo el parte para los familiares.  En ese momento llama un directivo, dice «que nadie se puede morir», que tenemos que hacer un esfuerzo sobrehumano. Le explico, ya más calmado, las condiciones precarias que tenemos, a veces sin equipos de protección. «Así está todo el país» –me responde y pienso entonces que está mal todo el país. Algo estamos haciendo mal definitivamente.

#Cuba, desde la ciencia, ha sido capaz, de manera innovadora y altruista, de dar respuesta a los desafíos de la #COVID19, en las durísimas condiciones impuestas por el #Bloqueo de Estados Unidos. Contundente mensaje de nuestros científicos al mundo. https://t.co/oLkCsfpNB9

— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) August 11, 2021

Le referí al directivo que lamentablemente tenemos más pacientes de los que podemos atender y que deberían montar un hospital de campaña como lo han tenido otros países. «No existen las condiciones», me respondió.

Después de la conversación, decido volver a entrar. Algunos pacientes aseguran haber mejorado, pero nos lo dijo un amigo: «La mejoría en la Covid-19 es traicionera». Continuamos y vamos a visitar las salas donde están los demás pacientes que teníamos pendientes a ingreso.

Lamentablemente supimos del fallecimiento de un señor mayor. Pregunté qué ritmo tenía cuando cayó en paro según el desfibrilador y me dijeron que donde único habían desfibriladores era en terapia intensiva, ahí ellos no tenían. Me fijé en el carro de paro, escasos medicamentos pero tenía los más importantes. Como siempre, les pregunté si los directivos conocían esta situación y respondieron que lo sabían, pero que no podían dar respuestas.

Coordinamos el traslado de dos pacientes de la sala para la terapia. Tan pronto llegamos nos informa la enfermera que a una paciente que se encontraba con tratamiento de ketamina se le estaba acabando, llamaron a la farmacia y lo único que había era midazolam. La ketamina se la habíamos administrado porque tenía tendencia a la hipotensión, también tuvimos que agregar otros medicamentos y drogas vasoactivas, no había de otra.

Parecía que el bloqueo nos estaba jugando una mala pasada, aunque ese mismo mediodía el noticiero anunciaba que se podía entrar cualquier tipo de medicamentos por el aeropuerto. Me quedé perplejo. Ahora no sabía cuál de los dos bloqueos, si el que conozco de toda la vida o el nuestro, actuando al unísono, habían provocado la situación de la señora.

21:00

Salimos para bañarnos y comer. En la ducha pensé en mis familiares. Si antes no dejaba salir a los viejos, ahora mucho menos. Si lo poquito que hay nos lo están dando para el enfrentamiento a la Covid-19, qué se harán los pacientes oncológicos, los renales crónicos con régimen dialítico, los que lleguen de repente a urgencias. ¡Dios mío!

Mientras como, observo las redes sociales. Campaña de odio de ambos lados, campaña de vacunación, campaña de recogida de alimentos y de medicamentos. Uno sabe siempre en las redes cuáles son las cosas que nos influencian y cuáles no. Está pandemia ha sacado lo peor de los cubanos. No tenemos liderazgo porque nuestros jefes están corruptos, no solo financieramente sino por el poder, que los vuelve ciegos a los deseos del pueblo.

22:00

Noche de guardia

Entramos de nuevo y nos dividirnos la noche. Volvemos a pasar visita: tocamos, auscultamos, y revisamos de forma precisa los parámetros hemodinámicos; vemos que todos los sueros estén goteando, sueros con medicamentos que necesitan bombas de infusión o jeringuillas perfusoras, pero no tenemos, así que debemos estar vigilando toda la madrugada.

Hago el primer turno y todo permanece tranquilo. Dentro de la escafandra me siento protegido y con todos los medios de seguridad, aunque los guantes son reutilizables. Me pongo unos nuevos quirúrgicos por abajo, dijeron que pronto vendría un donativo. No sé qué deseo más, si medios de protección o ventiladores con monitores y jeringas perfusoras, todo en grandes cantidades.

Testimonio (4)

Donativo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) a Cuba, para el enfrentamiento a la COVID-19. (Foto: @opscuba/Twitter)

Salgo de ahí y me vuelvo a bañar. Tan pronto me acuesto, un paciente cae nuevamente en parada cardíaca. Comenzamos a batallar y logramos que salga. Establecemos una mayor vigilancia con él y le ponemos el único monitor que sirve. Nos quedamos cuidándolo toda la noche. Se ve joven, tiene menos de cincuenta años según su historia clínica. ¡Dios mío, tiene mi edad!

Pienso en mi hijo, en lo difícil que es todo aquí, en que mi familia depende de mí. ¿Y si me pasa algo? Mejor alejo esos pensamientos. Vuelvo a revisar al dedillo todo. En la residencia teníamos un lema: «A mí no se me muere nadie».

A las 5:00 de la mañana nos llaman de la sala, tenían un paciente inestable pero les habíamos dicho que no contábamos con cama ni ventiladores. Esa es la parte que nadie cuenta, a veces la culpa no es de nosotros. Había leído que en países de Europa quitaban ventiladores a los viejos para ponérselos a los jóvenes, pero en Cuba es peor: no hay ventiladores para casi nadie y los dejamos a su suerte.

A un vecino le sucedió eso: lo mandaron para la casa y amaneció muerto. Fui cómplice, no protesté, no dije nada a pesar de que sabía que era incorrecto. ¿Adónde nos vamos a quejar? ¿En qué nos estaremos convirtiendo?

6:00

Termina mi primera guardia en la zona roja, pero no esta historia.

***

[1] Los flujos son la cantidad y presión con que llega oxígeno al pulmón. Para ilustrar con un ejemplo: cuando alguien sopla un globo sabe la cantidad de aire que entra de acuerdo al tamaño que este toma; pero si quien está soplando tiene los ojos tapados y no aguanta con las manos el globo, le resulta imposible saber la cantidad de aire que puede contener todavía y provoca una explosión. Si el globo fuera el pulmón y no existen sensores de flujo se produciría un barotrauma, es decir, se romperían los alveolos pulmonares y el paciente podría fallecer.

[2] La FiO2 es la fracción inspiratoria de oxígeno. Los humanos respiramos al 21%, según el nivel del mar, pero hay pacientes que precisan mayor cantidad de oxígeno porque no realizan correctamente la ventilación perfusión. Cuando no hay sensores Fio2 el paciente fallece porque el equipo está ventilando con la misma capacidad de oxígeno que traía naturalmente el enfermo.

13 agosto 2021 46 comentarios 7.109 vistas
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Lección

Una lección de ética en tiempos de pandemia

por Teresa Díaz Canals 22 julio 2021
escrito por Teresa Díaz Canals

Todo verdadero aprendizaje es el aprendizaje de otro y desde el otro,

y no precisamente del otro que es como yo,

sino del que es diferente…

Joan-Carles Mèlich, La lección de Auschwitz

***

Son contundentes las emociones que despiertan en estos días. Tan es así, que hay personas que comentan: Cuba fue una antes del 11 de julio y otra después, ya nada puede ser igual. A pesar de ello, no voy a referirme a lo que ocurrió ese aciago día en nuestro país, sino a dos noticias que llamaron sobremanera mi atención.

La primera es la advertencia que estudiantes de la Facultad de Biología de la Universidad de La Habana hicieron al gobierno sobre los riesgos de concentraciones multitudinarias. La segunda revela que algunos alumnos de Matemática de la mencionada institución académica, sostuvieron un intercambio con su Decano acerca de la convocatoria a la zona ubicada en los alrededores de La Piragüa, para demostrar apoyo incondicional a la Revolución. Ellos cuestionaron igualmente semejante proceder en medio de la grave situación epidemiológica que azota con fuerza a Cuba debido a la pandemia de Covid-19.

Lección

Mensaje de Raúl Guinovart, decano de la Facultad de Matemáticas y encargado del equipo que ha calculado las tendencias de la Covid-19 en Cuba, a sus estudiantes en el grupo de Telegram del centro docente.

Esas actitudes de un grupo de jóvenes universitarios han resultado —desde una mirada ética—, profundamente reveladoras. Estimo que la institución a la que pertenecen debería sentirse satisfecha de contar con discípulos tremendamente humanistas.

Independientemente de las presiones que existen, de la mediocridad y el oportunismo siempre agazapados, la Academia contiene en sí cierta aura de independencia solapada, misteriosa, siempre digna. Ahí conocí a profesores que admiro, que respeto, de los cuales aprendí en cada una de nuestras conversaciones y cuyas obras ocupan un lugar fundamental en la cultura científica de la nación.

Es importante explicar que cuando me refiero a la humanidad de esos jóvenes, pienso en su abierta y decidida «preocupación por el otro», por el dolor y el sufrimiento de muchos compatriotas en la actualidad. ¿Qué es más relevante, un día de proclamación de consignas o la vida y la salud de miles de personas?

Nada es más peligroso que reducir en estos momentos un contexto de miseria generalizada y descontento popular a la indiferencia hiriente y al mantenimiento de un esquema dogmático de representación de una realidad que en verdad no es tal, donde se simplifica la vida a una especie de cumplimiento de manual del perfecto «revolucionario». La filosofía de Emmanuel Levinas no se instala en las caras, sino en los rostros que se traducen en voces, gritos, llantos, ruegos. Con esto dotó el pensador lituano de un nuevo sentido a la responsabilidad.

Lección (3)

Postura de la FEU de la Facultad de Biología ante la convocatoria al acto gubernamental del 17 de julio pasado.

Esos muchachos demostraron que la relación con el otro es un acceso ético de no indiferencia, un camino responsable. En tal sentido, dieron una lección, respondieron a una demanda de cumplimiento de un protocolo sanitario, intervinieron sobre este complejo presente; por lo tanto, es nuestro deber abrir una interpretación auténtica de lo que realmente nos sucede y desechar definitivamente la vía trillada, obsoleta, de un modelo social que ha demostrado por demasiado tiempo que no funciona.

La ética de estos tiempos descansa sobre la corporeidad, las situaciones y las mediaciones, la contingencia y los acontecimientos; ella necesita del matiz, del punto de vista, de la incertidumbre y la provisionalidad. Nada tiene que ver con grandes principios ni con la obediencia incondicional y ciega a determinados imperativos categóricos, instituciones o personajes.

22 julio 2021 40 comentarios 3.180 vistas
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Donaciones

Donaciones por Cuba

por Redacción 9 julio 2021
escrito por Redacción

Cuba vive posiblemente uno de los períodos más difíciles del último medio siglo. La alarmante crisis de salud, producto del aumento de los contagios de Covid-19 y la sostenida falta de medicamentos en las farmacias y centros asistenciales, era algo impensable hace apenas dos años. Ante esa situación que tiende peligrosamente al agravamiento, numerosas iniciativas ciudadanas desde dentro y fuera del país buscan ayudar.

Una de esas es la recepción de donaciones que organiza el Centro Memorial «Martin Luther King», organización que cuenta con dos redes nacionales con gran experiencia en trabajo comunitario y que se encargará de clasificar y distribuir lo recolectado para enviar a la provincia de Matanzas.

Las donaciones se están recibiendo en varios puntos de la ciudad de La Habana: la sede de esa institución en Ave. 53 entre 96 y 98, Marianao; la Primera Iglesia Presbiteriana, ubicada en Salud 222, entre Lealtad y Campanario, Centro Habana; y la tienda Clandestina, en Villegas 403, entre Teniente Rey y Muralla.

Donaciones 2

Por otra parte, la escritora y profesora matancera Mabel Cuesta, residente en Houston, desde hace meses realiza envíos de medicamentos a la Isla a través de agencias de carga. Aquí son recibidos por contactos y repartidos entre personas necesitadas.

Cuesta se encuentra desde hace varios días en Cuba. «Estoy entrando en Matanzas. Abrazo a mi abuela, a mis tías, a mis sobrinas y a mi madre y voy pa’la calle a repartir medicinas», comentó en su perfil de Facebook.

En su post anunció además que uno de sus compañeros de causa, Enrique Guzmán Karell, llegará pronto «cargado con todo lo que pueda cargar y pagando un billete ridículamente caro vía Toronto». El grupo recibe donaciones sobre todo de cubanos residentes en los Estados Unidos. «Ten una sola fe: esto va por y para la gente», concluyó.

Enfocados también en ayudar a los residentes en la ciudad de Matanzas, un grupo de masones nucleados en torno a la Gran Logia de Cuba y a la Logia habanera José de la Luz y Caballero recepcionan medicamentos y víveres. Estos serán recibidos allá por miembros de la Logia Libertad y repartidos entre quienes los requieran. La institución masónica está compuesta por más de trescientas logias repartidas por todo el territorio nacional y cuenta con una infraestructura organizativa que podría funcionar en la gestión y reparto de donaciones.

También en La Habana, el filólogo, activista por los derechos humanos y periodista Ulises Padrón, ha recibido dinero y medicamentos por parte de numerosas personas. Su destino es igualmente Matanzas, donde serán recibidas hoy y distribuidas entre los necesitados.

Desde España, mediante una directa en Facebook, la dramaturga, actriz y editora cubana Massiel Rubio, como parte de un equipo de voluntarios, comunica que tiene miles de agujas y de jeringuillas para vacunar. También algodón, gasa, mascarillas, pinzas para trabajar, uniformes para los médicos y personal de primera línea, pañales y muchos insumos.

Donaciones 3

«Avisen, abran una vía, y lo multiplicamos por 100», dijo Leisam al gobierno cubano en un post de Facebook

Asimismo, gran cantidad de bolsas de medicamentos destinados a varias provincias, y especialmente a Matanzas por la crisis de contagios.

Solicita que las autoridades médicas cubanas coordinen un vuelo de AeroVaradero hasta Madrid, donde ellos se comprometen a llevar al aeropuerto toda la donación para que sea recibida después en Cuba por personal médico y se derive a las provincias y personas necesitadas. 

El grupo no puede pagar los envíos por la cantidad de paquetes. Aseguran que pueden seguir obteniendo muchas más donaciones si las autoridades sanitarias de Cuba garantizan un canal para recogerlas.

Algo similar pidió Alfredo Ballesteros en una misiva enviada al cónsul de la Isla en Guyana. «En mi nombre y haciendo uso de mis derechos como ciudadano cubano, con respeto le solicito que por las vías diplomáticas legales correspondientes, interceda ante el gobierno de Cuba para que nos permita a los millones de cubanos que estamos fuera, ayudar a nuestras familias, amigos, hermanos de Patria. Solicitamos una vía y que, por favor, el gobierno escuche el clamor ciudadano», afirmó en su carta el comunicador residente en el país sudamericano.

Otras iniciativas proliferan en las redes sociales. Estas son apenas algunos ejemplos. En los próximos días, LJC seguirá informando al respecto.

Al respecto han surgido criterios discrepantes que consideran inaceptables estos ofrecimientos, pues arguyen que pueden generar una comercialización de medicamentos en el mercado negro a altos precios. Es probable que quienes afirman eso ignoren –cosa difícil a estas alturas– que desde hace meses los precios han alcanzado cifras astronómicas y son incosteables para la mayoría de las familias.

De modo que la aceptación de estas donaciones, distribuidas por personas e instituciones de sabida probidad –incluso con intervención estatal, como es el caso de la solicitud de Massiel Rubio–, será un inmenso alivio a las dramáticas condiciones de salud en la Isla.

Por ello resulta inverosímil, por no decir cínico, catalogar actos de este tipo como parte de campaña de agresión alguna. Ese victimismo absurdo no lleva a ninguna parte, sobre todo cuando lo que está en juego es la vida de muchos cubanos. Dijo Martí que: «Debe hacerse en cada momento, lo que en cada momento es necesario».

***

Si desea suscribir nuestra petición al gobierno para que flexibilice la entrada de medicamentos a Cuba, deje un comentario con su nombre en el post o escriba a nuestro correo electrónico (jovencuba@gmail.com)

9 julio 2021 35 comentarios 3.242 vistas
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Elsa

Tormenta tropical Elsa y Covid-19

por Redacción 5 julio 2021
escrito por Redacción

Estimados lectores:

Pese a no ser un fenómeno climático de gran intensidad, el organismo tropical Elsa llega a algunas zonas del occidente y centro de nuestro país en un momento especialmente vulnerable.

A los efectos de las lluvias y los vientos que trae asociado y para los cuales estamos más o menos preparados, se une esta vez el alarmante rebrote de la Covid-19, que en sitios de la provincia de Matanzas, como Cárdenas y la ciudad capital, ha colocado al sistema de salud al borde del colapso.

Los reportes en los espacios informativos de la Televisión Cubana han pormenorizado la cantidad de evacuados en instituciones estatales o casas de familiares y vecinos que hay en cada territorio. Esas inevitables aglomeraciones -aun pese a los constantes llamados a cumplir los protocolos sanitarios- son fuentes de potenciales contagios.

Después de más de un año bajo el azote de esta enfermedad, que se niega a remitir y que ha cobrado la vida a un número considerable de cubanos, es normal que nos sintamos fatigados y vulnerables. Más cuando la crisis económica empeora cada día, lo que dificulta hasta extremos inusitados la vida de todos.

Sin embargo, no son momentos adecuados para relajar medidas y olvidar cuidados. Ningún sistema de salud podría soportar sin afectarse la gran cantidad de contagiados que cada día reporta el doctor Durán.

Es por ello que pedimos a nuestros lectores que extremen las medidas sanitarias y de seguridad. El esfuerzo por no ser uno de los números del parte de cada mañana no puede agotarnos. Con cuidados y vacunas, volverán los días en los que nos abracemos sin miedo.

5 julio 2021 5 comentarios 1.733 vistas
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