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Economía

Análisis de dinámicas que influyen en el desarrollo de la economía nacional

De Stolypin a Shenzhen

La ruta equivocada: De Shenzhen a Stolypin

por Domingo Amuchastegui 23 marzo 2023
escrito por Domingo Amuchastegui

En materia de reforma económica, el Gobierno cubano ha decidido tomar —una vez más— la ruta equivocada. En esta ocasión consiste en cometer el craso error representado de optar por los servicios del Instituto de Economía Stolypin, fundado en Rusia en el 2016, para asesorarse en materia de diseñar la configuración de un sector privado para la economía cubana.

¿Qué nos puede ofrecer la experiencia rusa en cuestiones de reforma económica? Siguiendo el diseño propuesto por el Fondo Monetario Internacional (FMI), la reforma económica en Rusia muy pronto se transformó en el asalto a mano armada de la economía soviética, su casi total privatización y la aparición de grandes magnates, conocidos hoy como «oligarcas», protagonistas del singular proceso de acumulación originaria del capitalismo en Rusia.

¿Qué puede aconsejar el Instituto Stolypin para Cuba? Transformar el dominante sector estatal mediante su descomposición en empresas privadas, dominadas por los dirigentes políticos y burócratas que las administraban en el pasado y que ahora buscarán transformarlas en negocios particulares. Así ellos se convertirían —cual cuatreros del siglo XXI y obedientes discípulos de quienes dirigen el Instituto Stolypin— en nuevos oligarcas caribeños que querrán el maridaje indiscriminado y fácil con el capital extranjero.

¿Qué más pueden ofrecer estos nuevos asesores rusos? Si en el pasado soviético Nikolai Baibakov, presidente del GOSPLAN, tuteló por quince años el mejor funcionamiento de la subsidiada economía estatal cubana, ahora la dirigencia cubana parece poner todas sus esperanzas en el patrocinio de otros del tipo Boris Titov y compañía para que traigan una nueva etapa de subsidios como lo fue en el pasado soviético.

Será una manera de continuar siendo tutelados, mostrando así una indigencia de imaginación y creatividad en materia de rediseño integral del modelo cubano.

Sin embargo, desde inicios de los 90 y comienzos de este siglo, la mayor parte de la dirigencia cubana parecía más inclinada a inspirarse en las experiencias de China y Vietnam en materia de reforma económica. Los viajes de los funcionarios al Gigante Asiático producían en estos un enorme impacto. Esa experiencia, simbolizada por la zona económica de Shenzhen, los impactaba notablemente.

De Stolypin a Shenzhen

Zona económica de Shenzhen. (Foto: Masayuki Terazawa)

En menor escala, el modelo vietnamita, conocido como Doi Moi, ofrecía pautas a seguir no menos estimulantes. La clave no estaba en los medios específicos, sino en el razonamiento estratégico —más allá de cualquier particularidad— de que, llegado a sus niveles extremos de crisis, ambos países habían concluido que sus respectivos modelos económicos tenían que ser rediseñados integralmente.

Especialmente importantes fueron los viajes de altos dirigentes cubanos de la vieja generación y la generación intermedia, desde Ramiro Valdés hasta Felipe Pérez Roque. Este último a su regreso comentaría jocosamente: «Tengo que darme una buena ducha que me quite de arriba toda la influencia china antes de ir a ver a Fidel».

Raúl Castro no se quedó atrás. Profundamente impactado, regresó hablando maravillas, a tal punto que extendió una invitación a uno de los principales asesores económicos del gobierno chino, quien visitaría Cuba para compartir experiencias con autoridades y especialistas cubanos. Todo parecía marchar en una dirección acertada.

Pero —y se trata de un enorme pero— Fidel se mostró absolutamente renuente a sumarse a semejante opción. Siempre argumentó de mil maneras distntas las diferencias entre Cuba y China. Mostró su repudio hacia lo que él caracterizaba como el «rumbo capitalista de los apóstatas chinos» y su cabeza más visible Deng Xiaoping.

Cuando se planteaba la reestructuración del sistema de agricultura con las UBPC, todos los economistas cubanos insistían en entregar en propiedad las tierras a las nuevas cooperativas. China y Vietnam ratificaban lo atinado de semejante paso. Fidel se negó y las UBPC siguen hoy navegando como apéndices del aparato estatal y el mecanismo de Acopio.

Para él, desde temprano en los 90, si de fórmulas capitalistas se trataba lo correcto era tomar las mejores experiencias del capitalismo auténtico, original, y no de copias turbias como la china. Lee Iacocca, Peter Carlson, representantes de los Rockefeller y muchos otros magnates industriales norteamericanos, podían ser fuentes más apropiadas de las cuales aprender.

Expertos de la Fundación Rockefeller viajaban a Cuba e impartían conferencias, así como Iacocca visitó La Habana (1994) y se reunió con Fidel.  Todo esto tenía lugar cuando, como nunca antes, China extendía a Cuba niveles de cooperación económica inéditos, considerando además que la isla era el mercado más importante para sus inversiones y comercio en el Caribe insular.

De Stolypin a Shenzhen

Lee Iacocca (Imagen: Motoryracing)

De esta manera indirecta, los dirigentes chinos procuraban estimular las tendencias en Cuba a favor de una remodelación integral de su sistema económico, pero todo resultó inútil. Medios políticos y académicos en China mostraban su frustración con el caso cubano y una década más tarde los nexos económicos bilaterales comenzaron a declinar. El embullo pro-chino se desvanecía. A pesar del reciente viaje del presidente Miguel Díaz-Canel a ese país para inyectarle nueva vida a las relaciones, la opción rusa parece ponerle fin a semejante tendencia.

Stolypin en la historia rusa tiene en su haber un modesto impulse al capitalismo moderno que se abría paso en Rusia, pero por encima de todo se le recuerda como la bestia represiva más sanguinaria de los tiempos zaristas. Lenin se habrá revolcado en su mausoleo al enterarse de la noticia en La Habana.

Pero dejando a un lado los escrúpulos históricos, tenemos que preguntarnos: ¿es el Instituto Stolypin un dechado de virtudes económicas y éxitos notables en materia de desarrollo económico en la Rusia de hoy? Categóricamente no. El marxismo nos enseña que un principio fundamental es que el criterio valorativo de la verdad es la práctica. Y la práctica económica nos muestra hoy que «la ruta de Shenzhen» (China) o el Doi Moi (Vietnam) y no la de Stolypin, son las experiencias más exitosas. Una vez más, la dirigencia cubana opta por la ruta equivocada.

23 marzo 2023 19 comentarios 1,2K vistas
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Vaivenes

Cascabeles y mordazas: vaivenes del sector privado en Cuba

por Mabel Torres 21 febrero 2023
escrito por Mabel Torres

La historia del sector privado cubano, luego de 1959, se resume en una espiral de cierres y aperturas graduales. Durante los últimos sesenta años, el panorama ha evolucionado de una centralización casi absoluta, a una economía de carácter mixto, que pondera la empresa estatal sobre otros tipos. Sin embargo, el sector no estatal en Cuba tiene un papel relevante, en tanto agrupa el 34 % de la fuerza de trabajo en el país y entre 10 y 12 % del PIB.

Pudiera decirse que la última década ha sido la de mayor consolidación de la actividad «por cuenta propia». Dicha afirmación es respaldada por dos elementos clave: la inclusión de la propiedad y la producción privadas en la Constitución de 2019 y la posterior aprobación de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) en agosto de 2021.

No obstante, desde su resurgir en 2011, el sector no estatal ha hecho frente a obstáculos transversales a la economía cubana: reformas seguidas de contrarreformas, excesivo burocratismo y tendencia a la centralización. También han impactado de manera negativa factores como la inflación—que el gobierno cubano situó en un 40 % para finales de 2022—, los efectos nocivos de la pandemia y las medidas coercitivas unilaterales por parte de la administración estadounidense.

A los frenos antes mencionados, se sumó la sorpresiva parada en la aprobación de mipymes, experimentada en diciembre del pasado año, y que se extendió por algunas semanas. Ante el silencio oficial, la medida despertó la polémica en redes sociales en la que intervinieron sobre todo economistas, académicos y empresarios cubanos, preocupados por el futuro del sector.

Con el propósito de disipar las dudas en torno a este episodio e interpretar el momento actual que atraviesan los emprendedores de la Isla, los economistas Tamarys Lien Bahamonde —articulista sobre temas económicos y candidata a Doctora en Políticas Públicas por la Universidad de Delaware— junto a Omar Everleny Pérez Villanueva —quien fuera profesor por más de treinta años en la Universidad de La Habana y exdirector del Centro de Estudios de la Economía Cubana (2011-2014)— responde a interrogantes acerca de las principales contradicciones de la política económica y las mipymes en Cuba.

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Omar Everleny Pérez Villanueva, fue profesor por más de treinta años en la Universidad de La Habana y exdirector del Centro de Estudios de la Economía Cubana (Foto: Mabel Torres / LJC)

Después de 1959, la privatización ha sido objeto de polémicas, desencuentros, temores, prejuicios y frenos, con períodos de tímidas aperturas, seguidas de altos inesperados. ¿Será este el ciclo sin fin de la reforma cubana?

Omar Everleny (OE): Durante los treinta años posteriores al triunfo de la Revolución, el sector privado fue visto como algo nocivo para el proceso. Uno de los primeros antecedentes de la política futura en torno a la propiedad privada se remonta a la Ofensiva Revolucionaria de 1968, con la nacionalización de todos los negocios, sin importar su tamaño.

Después de 1993 —y debido a la crisis económica derivada de la desaparición de la URSS— se aprobó el trabajo por cuenta propia bajo el prisma «del mal necesario». Cuando la situación financiera del país mejoró, las políticas de apertura experimentaron una regresión. Con la llegada del expresidente Raúl Castro al poder, la actividad económica no estatal volvió a cobrar impulso, aunque en los últimos años de su mandato hubo un período de congelación de casi dos años.

Es cierto que a finales de 2022 se vivió un momento de retroceso, a partir de una desaceleración del número de empresas aprobadas, además de eliminarse los incentivos fiscales. No obstante, aunque temo ser categórico, es muy difícil eliminar o restringir a gran escala el sector privado actualmente, porque no existe una ley que circunscriba de manera exclusiva el comercio minorista a la gestión estatal y, por otro lado, hay un hecho que condiciona sobremanera el panorama: a nivel ideológico la sociedad cubana no es la misma que la de la segunda mitad del siglo XX.

Tamarys Lien Bahamonde (TLB): Los paralelismos entre las reformas cubanas de los años noventa y las de la segunda década del siglo XXI, se sintetizan en tímidos cambios iniciales, seguidos de transformaciones más radicales (entendidas como descentralización parcial, mayor autonomía a los gobiernos locales y ampliación de la actividad privada), para finalmente poner freno a todo lo emprendido.

Esa fue la historia de los noventa, sucedió también con los Lineamientos del Partido aprobados en 2011 y algo similar pareció ocurrir recientemente, porque no hay mecanismos reales de reclamos al gobierno para hacer que se cumpla la ley. En 2017 el discurso gubernamental apuntó a que se trataba de una disposición transitoria y en la práctica demoró dos años. La historia se sintetiza en una resistencia al cambio, expresada en inconsistencia y fragmentación de la política económica. El pasado nos enseñó cuál es la tendencia, y como tal puede repetirse.

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Tamarys Lien Bahamonde es articulista sobre temas económicos y candidata a Doctora en Políticas Públicas por la Universidad de Delaware. (Foto: Cortesía de la entrevistada)

La aparición de las mipymes, como figura jurídica, era uno de los reclamos fundamentales del sector privado en Cuba. ¿Qué ventajas ha traído dicha transformación para el ejercicio de la actividad económica no estatal y qué retos en materia legal y práctica aún quedan pendientes?

TLB: El otorgamiento de personalidad jurídica a los negocios privados representa un considerable paso de avance, porque les permite operar en un marco legal más sólido.

OE: A efectos prácticos, no es lo mismo una persona natural que una persona jurídica y en términos legales dicha separación favorece la transparencia y el desarrollo de una empresa. También se incluyen posibilidades de importación de materias primas, que en el pasado era imposible, además de la ampliación del número de empleados contratados.

TLB: Para que este tipo de organizaciones empresariales funcione de manera adecuada, quedan muchísimos retos todavía. La cultura organizacional cubana es bastante inflexible. Y aunque se hable poco, tampoco puede desestimarse la responsabilidad que tienen los funcionarios de mediano y bajo nivel en la pirámide burocrática. Me refiero a aquellos directamente vinculados a la autorización de licencias y a la toma de decisiones en última instancia, que en no pocos casos, obstaculizan el desarrollo de estas actividades.

También deben considerarse los obstáculos internos y externos que enfrenta la economía nacional, como lo son la centralización del comercio exterior, las múltiples tasas de cambio vigentes y las dificultades e insuficiencias del sistema bancario, particularmente en el otorgamiento de créditos. A ello se suma la crisis financiera internacional. Todo lo anterior determina que la integración de las mipymes privadas con la empresa estatal no sea fluida ni consistente.

Mucho se ha debatido sobre el papel que deben desempeñar las mipymes en Cuba en el orden tributario. ¿Cuál es la alternativa más viable? ¿Tratamiento diferenciado? ¿La exoneración de impuestos en un período inicial?

TLB: Una microempresa no tiene las mismas necesidades y retos para su desarrollo que una mediana empresa, por lo que demanda un tratamiento diferenciado. La vía de fiscalización más recurrente suele ser la instauración de un sistema de impuestos progresivos, que no es el caso del modelo cubano per se.  Cuba, en cambio, posee características de sistema impositivo regresivo, lo que quiere decir que mientras más pequeña es la empresa, mayores dificultades enfrenta.

En estos casos, lo común es exonerar del pago de impuestos a las empresas que se pretenden estimular, para que resulte mucho más atractivo invertir en dichos rubros. A nivel nacional hay sectores que deben priorizarse, como la agricultura o determinadas industrias, pero el Estado sigue poniendo énfasis en el turismo y en los bienes inmuebles. Mi recomendación: estudiar el contexto y determinar qué se necesita estimular.

En el modelo cubano actual existe mucha ineficiencia y, aunque no tengo a mano ningún estudio al respecto, me atrevo a asegurar que la evasión de impuestos es bastante alta. Si bien este tema no es mi especialidad, yo diría que la Isla está en pañales con respecto a política fiscal.

OE: El sector privado ha demostrado en los últimos años que, pese a las limitantes que enfrenta, continúa su crecimiento. Una de las formas de incentivarlo es precisamente la exoneración de impuestos en un período inicial. En la Zona Especial de Desarrollo del Mariel, existen facilidades de este tipo por cinco o diez años, pero eso no aplica a las mipymes cubanas. ¿Por qué tratar al privado nacional diferente al extranjero? La respuesta es clara: resulta necesario atraer capital foráneo, pero debería ser igual de importante hacer crecer el capital cubano.

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En la Zona Especial de Desarrollo del Mariel existen facilidades de este tipo por cinco o diez años, pero eso no aplica a las mipymes cubanas. (Foto: ZEDM)

Entre los retrocesos más recientes en materia de emprendimiento en Cuba, figura la abrupta pausa en el otorgamiento de licencias para la creación de nuevas mipymes durante el mes de diciembre. A ello se suma el anuncio de la suspensión de la exención de impuestos por el primer año de vida. ¿Qué lectura se puede hacer al respecto?

OE: Atravesamos un momento complejo, pero desde finales del pasado año se reanudó la aprobación con más de un centenar de empresas nuevas. El panorama no es el mismo que el de 2017. Ahora hablamos de pequeñas y medianas empresas privadas con personalidad jurídica.

TLB: El contexto actual difiere de las dos referencias anteriores porque existe una legislación que respalda la actividad privada, partiendo de la Constitución de 2019, si bien hay que tener en cuenta el poder discrecional de la burocracia cubana.

Recientemente, el gobierno emprendió una nueva ofensiva contra las ilegalidades y el enriquecimiento ilícito, en la que el sector privado ha sido uno de los blancos principales. ¿Existe relación entre ello y el alto sufrido en la creación de pequeñas y medianas empresas?

TLB: Las ilegalidades ocurren muchas veces ante vacíos en las normas, unido a características propias del contexto cubano actual, como la crisis económica y el desorden monetario, que responden a un mal diseño de la política económica. Ahí se encuentra el origen de este mal, que el gobierno intenta detener con ofensivas, cual parche para una herida mayor, porque no resuelven los problemas estructurales. Y así entramos en un ciclo infinito de infracciones y respuesta gubernamental.

OE: Nuevamente se enfoca la atención en las causas, en lugar de ir a la raíz del problema: la baja producción y la oferta deficiente. Por otro lado, las ilegalidades y el enriquecimiento ilícito de personas que lucran con la reventa ilegal de productos, adquiridos en tiendas estatales, no es una consecuencia de la privatización. ¿Acaso son las mipymes las causantes del desabastecimiento? ¿Por qué el gobierno no se preocupa también por los altos precios del comercio minorista estatal? ¿Dónde comienza el ciclo de corrupción si no es en los comercios del Estado?

Durante el período de normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, la empresa no estatal de la Isla vivió un momento de crecimiento. En los últimos meses, algunas medidas tomadas por la administración Biden, unidas a las declaraciones del vicecanciller Carlos Fernández de Cossío, parecen ser la antesala de un posible entendimiento, que no ha sido anunciado oficialmente. ¿Qué impacto tendría una nueva distensión entre La Habana y Washington en los emprendedores?

TLB: Cualquier distensión con Estados Unidos puede beneficiar no solo a los pequeños empresarios, sino que tendría un impacto positivo sobre la economía cubana. Hay una intención explícita de muchos empresarios norteamericanos de hacer negocios y ayudar a la micro, pequeña y mediana empresa de la Isla. También hay organizaciones sin fines de lucro que tienen interés en fomentar el desarrollo local mediante el fomento de las mipymes. Si existe una distensión, muchas de esas iniciativas, que hoy están atadas, pudieran llevarse a cabo.

OE: Todavía me mantengo cauto a la hora de ver indicios concretos de un acercamiento, pero también es cierto que Biden se encuentra en la segunda parte de su mandato y tiene más libertad una vez pasadas las elecciones de medio término. Miami, donde se concentran las voces más reacias al diálogo, pertenece a Florida, un estado ya perdido para los demócratas. Teniendo en cuenta este factor, pudiera ser posible una mayor flexibilización, que se traduciría en más turismo estadounidense y posibilidades de atraer capital foráneo.

A finales de 2022 resurgió la polémica en redes sociales sobre la creación de una organización que agrupe a los emprendedores cubanos. ¿Lo cree posible en el contexto político actual?

OE: Siempre he defendido el hecho de que las mipymes cuenten con una confederación de empresarios privados o una cámara de comercio. Ello pudiera venir de la mano de la creación de bancos destinados a la concesión de créditos y al fomento de las pequeñas y medianas empresas. Sin embargo, el sistema bancario cubano está muy lejos aún de estimular al sector privado. Los créditos son muy pequeños y en moneda nacional en la mayor cantidad de los casos. Crear una institución que los represente sería muy saludable, siempre que no se subordinen a ninguna otra instancia.

TLB: Muchos países cuentan con asociaciones que reúnen a los pequeños empresarios privados y sería saludable en el contexto cubano, de la misma manera que los sindicatos deben comenzar a jugar su verdadero rol. Si los dueños de mipymes se asocian pudieran ser más fuertes como grupo, pero eso también implica que hay que crear garantías para los sindicatos. Ambas cosas deben ir en paralelo.

La discusión sobre el modelo económico cubano parece moverse siempre en la dicotomía empresa privada versus empresa estatal. ¿Por qué queda relegada la figura de las cooperativas?

OE: La forma en la que se han creado las cooperativas cubanas ha dejado margen a imprecisiones en torno a los incentivos. Muchas veces se han instituido cooperativas sin cooperativistas. La idea de este tipo de gestión es que todos colaboren mediante una junta accionista.

El ejemplo más claro de que no ha sido exitosa, podemos encontrarlo en la agricultura. Muchas de las cooperativas agropecuarias están endeudadas o incumplen con el pago a sus trabajadores. En cambio, hay otras propuestas que fueron aprobadas por el Partido, como las cooperativas de segundo grado en la agricultura, o cooperativas de comercialización, que nunca fueron implementadas.

TLB: La dicotomía existe debido a la escasa cultura económica, mientras que prevalece una visión reduccionista sobre la naturaleza de este tipo de propiedad. En el mundo operan empresas muy diversas: cooperativas, privadas, de responsabilidad social, y con actividades que sobrepasan las que ahora mismo están autorizadas en el país.

La polaridad en definitiva es la misma que la de planificación y mercado, en discusión en Cuba desde los sesenta. En el debate sobre reforma y socialismo, la actividad privada siempre se ha visto como una amenaza contrapuesta a la empresa estatal. La empresa cooperativa —como se encuentra en un punto medio entre las dos—, erróneamente queda fuera de esa discusión.

Atraer voces diversas, ampliar las fronteras del debate y conectarlo con la articulación de políticas públicas, permitiría a su vez tener una mirada más amplia de lo que se entiende por cooperativa, o incluso por organizaciones sin fines de lucro, con mucho margen transformador dentro de las economías. Sin embargo, en Cuba persiste la idea de que pueden ser un catalizador para el cambio político.

Una de las principales contradicciones de la política económica cubana recae en la idea que, desde las estructuras de gobierno, se tiene acerca de que la privatización es uno de los principales generadores de las desigualdades sociales. ¿Cuál es el camino más viable si hablamos de un país que apuesta por un modelo de desarrollo socialista?

OE: Hay contradicciones en la política económica en cuanto a la privatización. Cuando se analizan las empresas privadas creadas en Cuba y los sectores hacia los que están dirigidas, vemos que se trata de un tejido industrial necesario, enfocado en áreas como gastronomía, materiales de la construcción, diseño, servicios informáticos…

Actualmente, en las más de seis mil mipymes aprobadas, trabaja una cifra superior a las cien mil personas, un grupo que ha salido del sector más bajo de los asalariados y con mejores ingresos que quienes desempeñan esas mismas actividades en el sector estatal. También hay que ver el origen de las desigualdades, que puede responder a cuestiones geográficas, familiares o de orden socioeconómico. La razón que está detrás de la arremetida ideológica contra la privatización no es que genera desigualdades, sino miedo a ceder el poder político.

TLB: La privatización puede tener un impacto en las desigualdades, pero estas ya forman parte de la realidad cubana y son profundas. En Cuba hay pobreza y también pobreza extrema, tanto en áreas urbanas como rurales. En ese sentido, resulta imprescindible encaminar las políticas públicas hacia la redistribución de los ingresos.

Resta avanzar también en torno a los derechos laborales de los trabajadores, lo que requerirá el concurso de administradores públicos, sociólogos, economistas, urbanistas…  El primero que debe resolver la precariedad laboral es el gobierno, dentro del sector público y la empresa estatal. Y estamos hablando de un problema grave, porque las brechas sociales en Cuba son profundas y atentan contra el objetivo fundamental de un sistema socialista.

La capacidad de diseño de políticas públicas también ha sido comprometida con una doble crisis —migratoria y económica—, que ha hecho estragos en todos los sectores, pero que siempre afectará de peor manera a los más vulnerables. Ese drenaje de mano de obra calificada que ha sufrido la Isla es gravísimo para cualquier país y en el caso de Cuba estamos hablando del 2 % de la población. Tampoco puede obviarse la inflación y la caída de la capacidad de compra de la moneda nacional, consecuencias de una política monetaria fracasada.

En medio de todo ese panorama emergieron las tiendas minoristas en MLC, que establecieron una brecha entre los cubanos con acceso a divisas y los que viven de su salario en CUP, sin remesas, ni ingresos extra. La lectura no debe centrarse en ver a las mipymes como el origen de las desigualdades sociales, sino en el impacto de políticas anteriores mal diseñadas. 

¿Cuántas mipymes y nuevas cooperativas no agropecuarias hay después de un año?
🟢En un año se han aprobado en el país 5107 mipymes y 58 CNA.#EconomíaCubana #Cuba #ActoresEconómicos @MEP_CUBA @AlejandroGilF @MEP_Johana @Torralbas_95 pic.twitter.com/Bkc1FisV1K

— Ministerio de Economía y Planificación de Cuba (@MEP_CUBA) September 21, 2022

Ante un panorama tan incierto, con inflación, crisis económica, un mercado cambiario inestable, desabastecimiento, medidas coercitivas unilaterales por parte de Estados Unidos, vaticinar un futuro de los emprendimientos en Cuba a corto plazo puede resultar bastante desafiante. ¿Se atreven a enunciar algunos pronósticos?

OE: Existen factores externos que no mejorarán en 2023, como el incremento de los precios de productos básicos, la crisis del petróleo y otras consecuencias de la guerra entre Rusia y Ucrania. Internamente, la situación económica también es muy difícil. Si uno analiza el discurso televisivo o las exposiciones de los ministerios, no existen problemas, mas hay que hacer a un lado la retórica triunfalista. La inflación y el desabastecimiento se resuelven aumentando la producción. El único camino es quitar las trabas que impiden la importación del sector privado y las excesivas regulaciones en los mercados minoristas estatal y no estatal.

La competencia es muy sana porque permite la innovación. Yo soy partidario de una economía socialista de mercado. Lo otro no se ha inventado o bien pudiera leerse como lo que hemos pasado hasta ahora. La salvación será introducir más elementos de competitividad. Sé que a muchos no les gustará esta frase, pero han tenido 64 años para demostrar lo contrario.

En cuanto al panorama futuro de la actividad económica no estatal, pienso que, si bien en Cuba se han tomado decisiones en contra de la lógica, no creo que la directriz sea revertir el proceso. De hecho, quiero ser optimista y augurar que el Estado va a ir a más y abrirá el espectro hacia actividades no permitidas hasta el momento, como algunos servicios profesionales. La principal voluntad de cambio debe ser transformar mentalidades del pasado.

TLB: Con respecto al porvenir de Cuba hay muchísimas preocupaciones compartidas por economistas, sociólogos y profesionales de diferentes áreas de las ciencias sociales y técnicas. En lugar de vaticinar, prefiero que la respuesta a esta pregunta se enfoque en proponer cambios, que deben comenzar por redireccionar las inversiones hacia el sector agrícola, reconsiderar el monopolio del comercio exterior y el sistema minorista controlado por el Estado y que opera en moneda libremente convertible.

Hay temas pendientes dentro de la economía a los que debe ponerse atención de forma inmediata y que ya he mencionado: las desigualdades y la precariedad laboral. Urge ocuparse no solo de las mipymes privadas, sino ver el rol que juega la empresa estatal en el éxito del modelo económico.

21 febrero 2023 23 comentarios 1,2K vistas
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crisis

La economía de Cuba en tiempos de crisis: 2020-2022 y perspectivas para 2023

por Redacción 4 febrero 2023
escrito por Redacción

Cuba enfrenta la peor crisis económica desde el Período Especial (particularmente de la peor etapa, 1991-1993) y la situación se asemeja a la de esos años terribles. Este artículo del reconocido economista Carmelo Mesa-Lago, que fue publicado en cuatro partes, analiza las causas de la crisis; mide su magnitud con estadísticas económicas, en especial del período 2020-2022; describe brevemente la reacción ciudadana a la misma, ofrece algunas perspectivas para 2023, y da pautas para las reformas necesarias.

Con gusto, dejamos a nuestros lectores el artículo íntegro para su descarga en formato PDF.

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La economía de Cuba en tiempos de crisis – Carmelo Mesa Lago

4 febrero 2023 8 comentarios 1,5K vistas
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Juicio

Cinco preguntas y respuestas sobre el juicio de Cuba en Londres

por Redacción 31 enero 2023
escrito por Redacción

El lunes 23 de enero se desarrollaron en Londres las primeras sesiones de la vista oral correspondiente a la demanda interpuesta por el fondo de capital de riesgo CRF1 Ltd., constituido en 2009 en las Islas Caimán, a la República de Cuba y a su Banco Nacional. El litigio se debe a los impagos de una deuda contraída por el país con bancos europeos en 1984, cuyos derechos fueron comprados por el demandante.

Un artículo del periódico Granma, órgano oficial del Partido Comunista, y una nota del Banco Central de Cuba calificaron al demandante como un «fondo buitre» que adquirió la titularidad de la deuda utilizando «mecanismos ilegales para presentarse como acreedor», aparejados de «serias irregularidades cometidas por funcionarios del BNC, en violación de la ley», por lo cual no los reconocen como acreedor válido.

Por su parte, un reporte de la Agencia EFE reproducido por medios internacionales, afirma que el fondo demandante alega que los derechos de la disputada deuda fueron adquiridos de forma legal y que la causa emprendida contra Raúl Olivera Lozano, antiguo director de operaciones del Banco Nacional de Cuba, no es más que «un pretexto fabricado por el Estado cubano para eludir sus obligaciones».

Con el fin de aportar al debate sobre este caso cuya opacidad ha generado tanta incertidumbre, La Joven Cuba pidió opiniones al abogado cubanoamericano Luis Carlos Battista, Licenciado en Derecho por la Universidad de La Habana y máster en Negocios Internacionales y Derecho Económico por la Universidad Georgetown, de Washington D.C. Actualmente se encuentra realizando estudios de doctorado en la española Universidad de Salamanca.

Cuenta además con una década de experiencia en el sector público y financiero, donde se destaca su paso por el Centro para la Democracia en las Américas, el Banco Mundial, la multinacional financiera Morgan Stanley y la firma de abogados Foley Hoag LLP, esta última conocida por representar a Estados en arbitrajes y litigios internacionales.*

Juicio

Luis Carlos Battista

Durante mucho tiempo, Fidel Castro dijo que la deuda externa era impagable para cualquier país latinoamericano y esa máxima signó la postura del país caribeño con sus acreedores. Sin embargo, a partir de 2006, tras el ascenso de Raúl Castro al poder, esa política cambió. ¿Cómo describiría la relación del gobierno cubano con sus acreedores en la actualidad?

En el caso específico de Cuba, en mi opinión uno de los más críticos, el país está limitado de acudir a tres de las principales instituciones financieras a nivel regional y global. Ello debido a que en 1959 no realizó la contribución inicial para ser miembro fundador del Banco Interamericano de Desarrollo (BID),1 y en 1964 se retiró del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial. Aquellas decisiones, tomadas por voluntarismo político y terquedad ideológica, han supuesto un significativo costo de oportunidad para las décadas posteriores.

Estas instituciones fueron creadas tras los acuerdos de Bretton Woods. Si bien existen disimiles disquisiciones ideológicas, sobre todo desde la extrema izquierda, es innegable el impacto que esos bancos de desarrollo han tenido en los países subdesarrollados. Sobre todo el BID y el Banco Mundial ofrecen tasas de interés inferior a las del mercado y plazos más extendidos que los de entidades privadas.

La dinámicas de la economía cubana, en constante crisis desde hace varias décadas, han hecho que el gobierno tenga que acudir a un sinnúmero de acreedores con términos más onerosos que los establecidos por los principales bancos de desarrollo. También es cierto que cuando un abrumado Fidel Castro exclamó en los años 80 que la deuda externa era impagable, los tiempos políticos eran otros. El contexto estaba marcado por la Guerra Fría, existía mayor división entre acreedores y deudores, el nivel de desarrollo de muchos países se encontraba ligado a los recursos naturales, y habían altos niveles de inflación, entre otros elementos.

No por gusto esa ha sido considerada «la década perdida» del continente. Hasta Henry Kissinger, en el otro lado del espectro político, se mostró preocupado por el alto nivel de endeudamiento. Mucho de eso permanece, pero la región ha progresado considerablemente desde entonces.

Si bien la estrategia del gobierno cubano ha sido fomentar proyectos de cooperación Sur-Sur, estos tienen tres principales retos muy ligados entre sí, dado su fuerte componente ideológico. El primero es que se desarrollan puntualmente con gobiernos afines. En el caso de América Latina, en la primera década del 2000 se experimentó la victoria de los movimientos del llamado «Marxismo del Siglo XXI»2. No obstante, también hubo proyectos de cooperación con otros gobiernos que, sin ser miembros del ALBA, eran afines ideológicamente. Este es el caso de Brasil y Argentina, y Chile en menor medida.

El segundo reto es que la mayoría de estos países aún mantienen una débil industrialización en sus respectivas economías y son extremadamente dependientes de la explotación de recursos naturales (Venezuela es el caso más llamativo). En tercer lugar, al ser proyectos con un fuerte componente ideológico, están a merced de los constantes movimientos políticos en el continente.3 Tan es así que un informe de la CEPAL menciona que en 2007 Cuba tenía 637 acciones y proyectos de cooperación con países latinoamericanos; una década después, en 2017, solamente existían 62.

Juicio

De modo que Raúl Castro enfrentó un dilema: acudir a los prestamistas y pagar para insertar a Cuba en el mercado financiero internacional, o no pagar y mantener el ostracismo y sus implicaciones. En ese sentido, dio pasos para renegociar la deuda con Rusia y con el Club de París. Sin embargo, con el Club de Londres no se llegó a un acuerdo. Es llamativo que en 2021 Cuba y el Club de París modificaron las condiciones del acuerdo de deuda del 2015, dada la situación económica de la isla en medio de la pandemia.4 Esto demuestra la buena voluntad de ambas partes de llegar a acuerdos.

El manejo de la deuda externa de un país, tanto como el de la de cualquier individuo, requiere un hábil administrador.

En ese sentido, la relación de Cuba con sus acreedores se verá determinada por la capacidad del país para afrontar las deudas contraídas en los plazos determinados. En esto habrá una relación directamente proporcional entre la captación de inversión extranjera, desarrollo del parque industrial, índice demográfico del país, y otras variables políticas, económicas y sociales.

Como nota positiva, en 2022 el ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, afirmó que Cuba pagaría sus deudas paulatinamente. Esto infunde seguridad entre los inversionistas extranjeros, pero también es innegable que existe preocupación sobre la puntualidad cubana. Para Cuba, mantener una relación de confianza entre la comunidad de inversores es primordial. Al mismo tiempo, ningún préstamo por grande que sea será suficiente si ello no viene acompañado de reformas económicas significativas y desprejuiciadas que logren insertar al país en un camino de desarrollo sostenido.

En las últimas décadas han trascendido otros casos de fondos que compran a precios bajos deudas de economías cercanas a la quiebra para después presionar y cobrar la totalidad de su valor. ¿Qué implicaciones éticas supone dicho proceder teniendo en cuenta las consecuencias humanitarias que generalmente han provocado en Estados soberanos?

Son disímiles las causas por las cuales ocurren estas cesiones de deuda soberana. No obstante, lo más usual es que el país deudor se encuentra en mora y el acreedor no tiene la voluntad, el tiempo o los medios suficientes para acudir a mecanismos de pago. Como consecuencia, es bastante común que deudas con muy alto riesgo, las consideradas subprime, se vendan muy por debajo de su valor original.

Según medios, durante décadas la deuda cubana se ha comercializado entre 6 y 8 centavos dólar del valor original, subiendo momentáneamente a entre 30 y 35 centavos después del anuncio de los presidentes Obama y Raúl Castro restaurando relaciones diplomáticas.

Para los países subdesarrollados, la deuda externa es un arma de doble filo. Puede contribuir al desarrollo del país, pero también supone un agobio económico incompatible con la plena soberanía de un Estado. De igual manera, debe primar un sentido de deber moral, e incluso de responsabilidad jurídica en algunos casos. El acuerdo de Cuba con el Club de París en el 2021 es un ejemplo de buena cooperación entre ambas partes.

Por otro lado, Sergio Bitar, destacado economista y ministro de Salvador Allende, relata la indiferencia de «los jefes de Gobierno de países industrializados [dando] una respuesta fría y formal a la carta firmada por 11 presidentes latinoamericanos pidiéndoles una acción para cambiar la situación» de la deuda externa de sus países en 1985. Este tipo de actitudes puede aumentar la inestabilidad política de una nación, o incluso de una región. De hecho, el FMI ha sido bastante criticado por establecer programas de recortes sociales como condicionamiento para el recibo de paquetes financieros de ayuda.

Juicio

Sergio Bitar fue ministro del gobierno de Salvador Allende e integrante de los gobiernos de Concertación, de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet. (Foto: Getty Images)

Hay un elemento que también es necesario discutir. No podemos olvidar que los acreedores son capitalistas, y ofrecen un préstamo con una expectativa de ganancia. De igual manera, los fondos que compran deuda tienen una utilidad para los acreedores originales, y es que les permite recuperar, al menos parcialmente, el crédito otorgado. No obstante, la deuda externa de por sí no es negativa. Pero sí puede ser negativo el uso de los fondos obtenidos a través de la deuda.

Lamentablemente nuestra región no ha sido indemne a los expolios de compañías multinacionales donde la ganancia es la prioridad. Pero nuestra región tampoco ha sido indemne a la corrupción de sus mandatarios, los golpes de estados, la falta de control de los autócratas y populistas, el clientelismo, y muchas otras acciones que hacen peligrar el funcionamiento de las instituciones democráticas.

Hay una responsabilidad compartida entre deudores y acreedores. Para unos, es la de otorgar la deuda con intereses justos; para otros es usar y administrar correctamente esos pasivos recibidos, lo cual indiscutiblemente repercutirá en la capacidad de pago y el balance de las finanzas nacionales de un Estado.

El CRF 1 Ltd intentó, antes de llegar a los tribunales, negociar la deuda con el gobierno cubano. Por su parte, el Banco Central de Cuba ha declarado que no lo reconoce como un acreedor válido. ¿Por qué cree que el gobierno cubano se ha negado a negociar con CRF 1 Ltd, actitud que contrasta, por ejemplo, con la tenida con el Club de París?

No conozco las decisiones del gobierno cubano, principalmente porque este carece de una política pública de comunicación y transparencia. Sólo podemos especular. Sin más información, es imposible saber si se trata de una negligencia, una decisión ideológica, o una ¿cuestionable? decisión estratégica.

No obstante, hay elementos que podemos intentar discernir. Cuba no es ajena a las negociaciones con entidades financieras privadas. Precisamente esa ha sido una necesidad del gobierno de la isla para evadir las medidas económicas unilaterales del gobierno de los Estados Unidos. Recordemos que en varias ocasiones el Tesoro de los Estados Unidos ha sancionado a entidades europeas como BNP Paribas, Société Géneralé, o UBS, entre otras.

Ahora, en el contexto de la comunidad internacional, es sin dudas mucho más beneficioso para Cuba salir de la lista de morosos de los Estados que de instituciones privadas. Los estados cuentan con mayor plataforma para realizar sus reclamos, desde enviar delegaciones con reclamos hasta frenar cualquier paquete de ayuda.

Todo parece indicar que Cuba devengó más de 450 millones de dólares al Club de Paris en el 2021,4 cantidad nada despreciable para las condiciones económicas en las que se encuentra la isla. Es muy posible que el gobierno no tenga la capacidad económica para enfrentar el pago ante ambos clubes al mismo tiempo. Sin embargo, si esa fuera la razón, la justificación sería sumamente inusual para no negociar con el Club de Londres. Además, es mucho más inusual si tomamos en cuenta el monto total de la deuda, que según algunos medios es de USD 5 mil millones.

No es una elevada cantidad en el contexto de la deuda soberana y tampoco es imposible de pagar para Cuba. Máxime cuando existen informaciones que 1.4 miles de millones de dólares serían ofrecidos libre de intereses hasta el 2026, una oferta nada despreciable. Me parece que en todos estos años el gobierno cubano pudo haber intentado negociar con el fondo, o al menos escuchar sus reclamos.

Por lo tanto, esta decisión de no responder a la oferta de negociación de CRF 1 desde, al menos 2018, deja más preguntas que respuestas. No es tarde para encontrar una solución negociada. El peor escenario que pudo ocurrir es el que estamos viendo de llevar el litigio ante los tribunales.

Juicio

(Foto: Getty Images)

Se sabe que este tipo de juicios son sumamente complejos y en ellos influyen múltiples intereses. ¿Cuáles podrían ser las claves de las estrategias de cada uno de los litigantes?5

El juicio se encuentra ahora en la fase de la audiencia de jurisdicción. Esta fase, muy común, se usa para que la corte decida si cuenta con jurisdicción en base al reclamo y sobre los demandados (en este caso el Banco Nacional de Cuba y la República de Cuba). Básicamente ahora se discute si CRF1 es un legítimo acreedor de Cuba, y si la corte puede someter al gobierno bajo su jurisdicción.

Cuba pareció en un inicio aludir a dos defensas frente al reclamo de CRF1. La primera es la inmunidad como soberano. La inmunidad de un Estado constituye hoy en el Derecho Internacional una norma de derecho consuetudinario que se fundamenta en el principio de la igualdad soberana de los Estados. Casi todos han incluido en su ordenamiento jurídico una norma positiva que avala este principio. En el caso del Reino Unido está regulado principalmente por la Ley de Inmunidad de los Estados de 1978 (State Immunity Act).

Sin embargo, este principio no es absoluto, ya que puede ser renunciado por el propio estado soberano. Esta renuncia es estándar cuando el estado en cuestión acude al mercado internacional como participante, no como regulador. Por ejemplo, es participante cuando firma acuerdos de infraestructuras con compañías privadas, o cuando firma acuerdos de endeudamiento, o algún otro acuerdo con privados. De no ser por esta renuncia, la contraparte privada no tendría garantía alguna de recuperar daños si el Estado se erige como soberano y denuncia la contraprestación a la cual está obligado.

La segunda defensa, y la más interesante, es que en un inicio aludió a que la deuda fue obtenida por CRF1 mediante fraude de un funcionario del Banco Nacional de Cuba, debido a que tal cesión debía ser aprobada por el Estado cubano. Como consecuencia, entiendo que al menos un funcionario del banco se encuentra en prisión.

Sin embargo, el 9 de diciembre el juez Henshaw, evidentemente sorprendido, aceptó una enmienda súbitamente solicitada por Cuba a su escrito de defensa. Esta enmienda retiraba las afirmaciones basadas en fraude cometido, y solo afirmaba que tenía «creencias razonables» de que pudo haber fraude.

La única explicación que encuentro es que la defensa de Cuba reconoce que no puede demostrar en una corte británica que ocurrió tal fraude frente a las alegaciones de la demandante de la falta de independencia del sistema judicial cubano.

Hay varios escenarios que parecen interesantes a raíz de las informaciones publicadas por algunos medios. Recalco nuevamente que solo puedo especular. Uno de los elementos de la defensa cubana es que el funcionario actuó unilateralmente. En el primer escenario, podríamos asumir que el fondo extranjero y el funcionario cubano cometieran un delito de cohecho en el sector estatal. O sea, que el fondo conscientemente pagó al funcionario cubano para que autorizara, sin contar con la debida aprobación, la cesión de deuda hacia CRF 1.

Este sería el más beneficioso para Cuba, pero al mismo tiempo el que requiere una mayor carga de pruebas. Cuba podría salir libre de la obligación del pago, pero previsiblemente necesitaría demostrar que el fondo extranjero maliciosamente conspiró con el funcionario cubano.

Juicio

Andrew Henshaw

El segundo escenario, es que el funcionario haya representado falsamente al fondo que tenía la potestad para autorizar la cesión de deuda al CRF 1, con lo cual la corte podría encontrar que habría un error unilateral por parte del fondo. En este caso, el fondo tendría que probar que actuó de buena fe en todo momento, algo que se puede poner en duda dadas las alegaciones de pago hacia el funcionario. Según el Fondo, el funcionario en cuestión «y otros empleados siguieron los procesos establecidos», aunque esto es algo que no le compete al Fondo decidir.

Ahora, existe un principio del Derecho de Contratos que es evitar una excesiva desproporción entre las partes. Esto evita que una de ellas sufra una lesión a sus intereses cuando se requiera el cumplimiento de la prestación. Precisamente por este principio general llama mucho la atención sobre el interés de Cuba de clasificar a CRF1 como un fondo buitre; y por supuesto, el interés de este de no ser catalogado como tal. El precedente está dado por el caso de Elliott Management contra Argentina.

No olvidemos que el fallo requiriendo a Argentina el pago de su deuda desestabilizó la república sudamericana. No obstante, existe una gran diferencia: Elliott Management tiene 55 billones de dólares en activos bajo administración (Assets Under Management, AUM). A CRF1 no le interesa ser catalogado como un fondo buitre porque las cortes británicas no podrían asumir al Fondo como la parte más débil en esta relación contractual. Ello juega un papel preponderante si tenemos en cuenta que los términos del contrato requieren la autorización de Cuba para la cesión de la deuda.

En otras palabras, al Cuba contraer la deuda y requerir su autorización para la cesión de esta (lo que constituye una novación contractual), entonces Cuba asume un papel sumamente poderoso. Puede no pagar, y el acreedor original no podría recuperar parte de su inversión si no cuenta con la autorización de la misma parte que se encuentra en incumplimiento. Como consecuencia, virtualmente Cuba podría escoger a quien paga y cuando paga, ausente una decisión judicial como la que estamos viendo.

Ello indiscutiblemente pondría al acreedor original en una posición desventajosa y podría requerir entonces la aplicación del principio mencionado a fin de evitar esta excesiva desproporción. De aplicarse este principio, la cláusula contractual, requiriendo la autorización cubana, se podría considerar anulable, y la legitimidad de la actuación del funcionario cubano sería irrelevante a ojos de las cortes británicas. Por lo tanto, Cuba tendría que pagar la deuda.

Para finalizar, este tipo de procesos son largos y cuentan con varias fases. Como mencioné, la fase actual es la de jurisdicción. De encontrar la corte que es competente, entraría posteriormente en la fase de méritos. Por lo tanto, es probable que estaremos escuchando de esta deuda por un rato.

Como mencionaste, en el año 2000 la pérdida de un juicio similar puso en jaque la economía argentina impidiéndole el acceso a fondos internacionales y limitando sus relaciones comerciales. En el caso actual, ¿cuáles pudieran ser los escenarios futuros para Cuba si ganara o perdiera el proceso?

Si el Estado cubano ganara el proceso (y en dependencia de sobre qué bases gane), es posible que pueda tener un efecto beneficioso para el Cuba a corto plazo. A pesar de ello, es cuestionable el beneficio a largo plazo en cualquier escenario. En primer lugar, si la corte considera que no es competente, muchos de los otros acreedores del gobierno cubano (incluyendo CRF 1) tendrían que investigar qué otro foro sería competente, y levantar el reclamo en ese otro foro, si aplica, lo que haría previsiblemente más largo el proceso.

Por otro lado, si la corte encuentra que CRF1 no es el legítimo acreedor de Cuba, la isla se ve libre de la obligación de pago a ellos, no así de los acreedores originales o sus sucesores acreditados. Sin embargo, ello tendría como consecuencia que la deuda cubana en el mercado financiero vería aumentado su riesgo y verá subir el interés de su deuda, ello como consecuencia de un efecto paralizador que tendría para muchas financieras lidiar con los cubanos.

Cuba ya de por sí tiene un alto nivel de riesgo de deuda por el contexto doméstico e internacional en el que se encuentra. Las razones son de sobra conocidas. A esto habría que sumarle la inseguridad que tendrán muchos prestamistas de recuperar su deuda si la nación cae en mora por las razones antes explicadas y negara la cesión de su deuda.

Por otro lado, si Cuba pierde el pleito, los acreedores verán la posibilidad de recuperar su monto. El Estado cubano deberá pagar su deuda o enfrentarse a un riesgo de embargo de bienes. En el caso de los bienes que el Estado cubano tenga en el Reino Unido (no se incluye ningún edificio oficial como embajadas y consulados), el acreedor tendrá una mayor facilidad a la hora de recuperarlos.

De no encontrar suficientes bienes para resarcir la deuda, se podrá solicitar la ejecución en otras jurisdicciones con las cuales el Reino Unido tenga acuerdos multilaterales y bilaterales para el cumplimiento de decisiones judiciales. Este régimen de embargo puede incluir propiedades de empresas estatales cubanas y sociedades anónimas en las cuales Cuba es el único accionista, si una corte accediera a levantar el velo corporativo. Ello implicaría el embargo o confiscación principalmente de buques, aeronaves, y cuentas bancarias.

Por ello, tal como expliqué anteriormente, lo mejor será explorar una mediación y encontrar una solución negociada.

*Las opiniones de Luis Carlos Battista no deben ser entendidas como la posición de ninguna de las entidades mencionadas con las que se relaciona.

***

[1] Para ser miembro prestatario (recibir proyectos de inversión del BID) Cuba también tendría que retomar la membresía de la OEA tras la resolución del 3 de junio del 2009 dejando sin efecto la exclusión de la isla del sistema interamericano desde 1962.

[2] Principalmente Venezuela, Ecuador, Nicaragua, Honduras, y Bolivia.

[3] Tal es el caso de Honduras, Ecuador, y Bolivia, que apenas hubo un cambio en la jefatura de Estado retiraron su membresía del ALBA. En el caso de Bolivia ocurrió durante el gobierno provisional de Jeanine Áñez, y luego el presidente Luis Arce solicitó su reincorporación. En el caso de Argentina y Brasil, durante los gobiernos de Macri y Bolsonaro, hubo bastante enfriamiento en los proyectos de cooperación con Cuba.

[4] La deuda externa de Cuba con este Club al 31 de diciembre del 2021 fue de USD 5,211 millones (USD 456 millones menos que a igual fecha del 2020).

[5] Los comentarios incluidos son opiniones y no deben interpretarse como un criterio legal.

31 enero 2023 16 comentarios 2,4K vistas
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Mercado cambiario

Mercado cambiario e inserción internacional de la economía cubana

por Mauricio De Miranda Parrondo 20 enero 2023
escrito por Mauricio De Miranda Parrondo

En los últimos días se ha observado una reducción del tipo de cambio de las divisas en el mercado informal cubano, que es por el momento el de referencia, ya que la venta de divisas en las CADECA, a un valor fijo adoptado por el Banco Central —cinco veces mayor que el precio oficial del dólar estadounidense—, no es capaz de asegurar la demanda de adquisición de moneda extranjera por parte de la población.

En el gráfico se observa también que el precio del dólar en efectivo supera el de los depósitos para su uso en tiendas en moneda libremente convertible (MLC), y mientras en el mercado mundial un euro (EUR) se cotiza a 1,08 dólares estadounidenses (USD) aproximadamente, en el mercado insular la proporción entre los precios de ambas monedas en pesos cubanos (CUP) es solo 1,018, lo que explica una preferencia por la moneda del país vecino.

Mercado cambiario

Tipos de cambio del mercado informal. (Fuente: El Toque)

Desde el 1ro de enero, tanto el EUR como el USD han perdido ocho CUP, mientras que el MLC ha perdido diez. El desabastecimiento que se verifica en las tiendas en MLC podría ser un factor que explique esta tendencia reciente, mientras que la disponibilidad de efectivo asegura una liquidez inmediata para viajar o acudir al mercado informal de bienes y servicios.

La reciente caída en la cotización de las divisas puede explicarse —entre otras razones— por el anuncio de las autoridades estadounidenses que ofrece treinta mil visas mensuales a cubanos, venezolanos, nicaragüenses y haitianos; al tiempo que se anuncia la deportación de personas que opten por entrar ilegalmente por la frontera norteamericana. El año pasado se produjo la mayor entrada de cubanos en Estados Unidos en los últimos cuarenta años, que superó ampliamente a la ocurrida en 1980 a través del puerto de Mariel.

Como he escrito en otras oportunidades, la crisis de la economía es estructural y requiere de soluciones estructurales. Una de ellas es, precisamente, la creación de un mercado de divisas transparente, con un tipo de cambio único y flexible, establecido por ese mercado y al que accedan libremente tanto las personas jurídicas como naturales.

El mantenimiento de tipos de cambio múltiples, con un tipo oficial sobrevaluado y sin fundamento económico y otro para transacciones de las personas naturales en CADECA, cinco veces más alto que el oficial pero con insuficiente oferta de divisas, lleva al mantenimiento del mercado informal de divisas, que es el único que funciona plenamente con arreglo a las condiciones de oferta y la demanda.

La actual situación genera severas distorsiones a la economía cubana. La dolarización parcial continúa segmentando los mercados, mientras que la existencia de tipos de cambio oficial y del mercado estatal que no reflejan las condiciones del mercado, están impidiendo a las empresas disponer de las señales que envía el sistema de precios relativos.

En tales condiciones no es posible adoptar las decisiones necesarias para mejorar la competividad, y tampoco se logra fomentar la producción nacional que sustituya importaciones si los tipos de cambio en que opera el comercio exterior son irreales y además sobrevaluados.

La dirigencia cubana ha priorizado históricamente mantener el control respecto a la economía y la sociedad, sobre las medidas para estimular el crecimiento y en consecuencia el bienestar de la sociedad, si estas últimas conducen al debilitamiento o pérdida de ese control. La persistencia en la utilización de mecanismos como la administración centralizada de recursos, la centralización de decisiones y los frenos sistemáticos al emprendimiento privado, lejos de favorecer al desarrollo económico lo han obstaculizado.

La economía cubana es abierta, lo que indica que depende en gran medida de sus relaciones económicas internacionales, debido a que con lo que produce no satisface las necesidades materiales de la sociedad. Sin embargo, en las últimas décadas esa dependencia se ha incrementado notablemente, toda vez que su industria está prácticamente paralizada, su sector agropecuario no satisface las necesidades alimenticias de la población ni de materias primas para el sector productivo, y depende de importaciones de combustible para responder a las necesidades energéticas de los hogares, las empresas y demás instituciones.

Cuando un sistema productivo resulta insuficiente para satisfacer las necesidades de la sociedad debe ser complementado con importaciones, pero para poder importar es necesario disponer de divisas, y para ello se necesita exportar. Si no se exporta lo suficiente para importar, resulta necesario buscar recursos externos que pueden provenir de la inversión extranjera directa o del endeudamiento externo. De lo contrario, sería necesario acudir a las reservas internacionales, en caso de que existan, para compensar los déficits externos.

Lamentablemente, los economistas no contamos con la posibilidad de analizar a profundidad la situación externa del país, debido a que la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), no publica los datos completos y actualizados de la Balanza de Pagos Internacionales. De hacerlo, podríamos obtener cifras oficiales no solo del comercio exterior de bienes y servicios, sino de las inversiones foráneas, los pagos por el rendimiento de los capitales invertidos o prestados, los movimientos del endeudamiento, así como los cambios en las reservas monetarias internacionales.

Tal opacidad suele indicar severos problemas en las finanzas externas, lo que desalienta el interés de potenciales inversionistas y estimula el de los llamados «fondos buitres», que buscan ganancias extraordinarias en el alto riesgo que pueden representar los deudores.

📌 Nota informativa de la Superintendencia del Banco Central de Cuba
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— Banco Central de Cuba (@BancoCentralCub) January 13, 2023

La teoría económica en general reconoce la importancia que tiene la inversión en el crecimiento económico. Para mencionar apenas dos ejemplos: Marx decía que la acumulación de capital es la fuente de reproducción ampliada del capital; Keynes, por su parte, esbozó una teoría sobre el efecto multiplicador de las inversiones en la renta. Pero, como enseña la macroeconomía moderna, la fuente de la inversión es el ahorro, y en una economía cerrada solo es posible invertir aquello que se ha ahorrado, por lo que ambas magnitudes deberían ser idénticas.

No obstante, en realidad todas las economías del mundo son abiertas —aunque unas lo sean más que otras— porque ninguna es completamente autárquica y todas se ven expuestas a las relaciones económicas internacionales, por lo que no existe tal identidad entre el ahorro y la inversión.

Los países cuyo nivel de ahorro bruto es superior a sus necesidades de inversión —como China—, exportan ahorro al mundo en forma de inversiones o préstamos. Los países cuyo nivel de ahorro es inferior a sus necesidades de inversión —como Cuba—, importan ahorro externo, es decir, necesitan de la inversión extranjera o de los préstamos externos.

En los últimos años, la situación económica de Cuba podría resumirse en las siguientes características:

  1. Una economía en crisis, que entre 2017 y 2022 muestra una variación promedio anual del PIB de -0,7%, que es como si cada uno de esos años decreciera el PIB en esa magnitud, aunque en realidad solo decreció en los años 2019 y 2020, pero los crecimientos de los otros tres han sido exiguos.
  2. El sector productivo doméstico está colapsado. Sus más importantes ámbitos —agricultura, ganadería y silvicultura; pesca; minería; industria azucarera; industrias manufactureras no azucareras; y el suministro de electricidad, gas y agua— muestran cifras negativas en la variación del producto sectorial en la mayor parte de los años 2017-2021.
  3. Notable deterioro de la infraestructura, y subdesarrollo y escasa cobertura de los sistemas de transporte y comunicaciones.
  4. Las últimas cifras de comercio exterior de bienes y servicios disponibles (años 2020 y 2021) muestran un balance negativo, porque las importaciones superan las exportaciones y ambas decrecen. A falta de otras alternativas para disponer de divisas, las exportaciones de bienes y servicios se convierten en un límite para las importaciones, y si estas son imprescindibles para asegurar necesidades de inversión, de gasto público o de consumo, se convierten en una limitación para el crecimiento económico.
  5. Insuficiente capacidad de ahorro interno bruto, que requiere de la importación de ahorro externo. Sin embargo, la afluencia de capitales por vía de la inversión extranjera directa, e incluso por endeudamiento, está limitada por las sanciones económicas estadounidenses y por la baja puntuación que las calificadoras de riesgo otorgan a Cuba. La incapacidad del país para cumplir sus obligaciones externas, lleva a que cada vez resulte más difícil y costoso recibir recursos financieros del exterior, sin los cuales la economía difícilmente recupere una senda de crecimiento.
  6. La excesiva centralización de las decisiones y el excesivo control sobre las actividades no estatales asfixian el emprendimiento empresarial, que debería ser la fuente del crecimiento económico.
  7. Los errores de política económica han sido responsables en gran medida de la gravísima situación del país, que impacta negativamente sobre el nivel de vida de la población.
  8. La crisis económica ha afectado notablemente a la educación y la salud, que habían sido históricamente los pilares de la política social.

Informamos a la población que, en el transcurso de este mes enero, en el Hospital Ginecobstétrico Diez de Octubre, de la provincia de La Habana, lamentablemente han fallecido ocho recién nacidos con bajo peso al nacer y prematuridad.

👉https://t.co/QoLRY9uNN6 pic.twitter.com/aXVzO1BYFN

— Ministerio de Salud Pública de Cuba (@MINSAPCuba) January 17, 2023

Dicho esto, pareciera que desde el punto de vista estrictamente cambiario, y sin hacer referencia en este momento a todos los aspectos de la política económica y a los necesarios cambios institucionales y políticos a los que en otras oportunidades me he referido, resulta imprescindible —en mi opinión— adoptar las siguientes medidas de urgencia.

  1. Abandonar el monopolio estatal del comercio exterior y permitir el libre acceso de todos los actores económicos —con independencia del tipo de propiedad— al mercado internacional de bienes y servicios.
  2. Eliminar las tiendas en moneda libremente convertible y otorgarle al peso cubano la soberanía plena en las transacciones económicas y financieras dentro del territorio nacional.
  3. Eliminar el tipo de cambio oficial fijo, que no guarda relación alguna con la realidad económica del país; abandonar los tipos de cambio múltiples y adoptar un régimen cambiario flexible, en el que el Banco Central tenga capacidad de intervención para frenar las presiones especulativas.
  4. Crear un mercado cambiario legal y transparente, permitiendo su funcionamiento en bancos, instituciones financieras, casas de cambio estatales, así como la actividad cambiaria privada y cooperativa en forma de micros, pequeñas y medianas empresas. Al hacer transparente la actividad cambiaria, el mercado informal pierde su razón de existir y el mercado legal marcaría la evolución de los tipos de cambio y permitiría al banco central calcular una tasa representativa del mercado de referencia para los diversos actores económicos y la población en general.

Lo más probable es que con el funcionamiento de un mercado cambiario legal transparente, los tipos de cambio se muevan hacia valores cercanos al actualmente informal, lo que beneficiaría a los exportadores porque haría sus bienes o servicios competitivos internacionalmente en términos de precios o permitiría un incremento notable de sus ingresos en moneda nacional.

Al mismo tiempo resulta imprescindible que se elimine la mayor parte de las restricciones que limitan el emprendimiento, y se permita el funcionamiento de empresas privadas y cooperativas en muchas actividades en las que actualmente se prohíbe, de forma tal que el crecimiento de la actividad productiva conduzca al aumento de la oferta, lo que permitiría un descenso de los precios y un mejoramiento de la capacidad adquisitiva de la población.

En la medida en que aumente la producción doméstica y el peso cubano alcance la soberanía monetaria interna y su convertibilidad plena, sería muy probable una paulatina apreciación de la moneda nacional y, en consecuencia, un mejoramiento de la capacidad adquisitiva de la población.

Esto no es suficiente, sin embargo, para solucionar la crisis de la economía insular, que tiene en el sector externo uno de sus mayores obstáculos. Cuba debe incrementar sus ingresos por exportaciones, sustituir importaciones con producción doméstica y revertir la tendencia de deterioro de la balanza de pagos y de las reservas monetarias internacionales. Pero nada de eso se logra por decreto o mediante consignas políticas.

Con independencia de las posibilidades de incrementar los ingresos por turismo, que aún no repunta suficientemente, es imprescindible reconstruir los sectores productivos nacionales y la infraestructura. Como quiera que las fuentes domésticas de acumulación son insuficientes, resulta necesario facilitar el acceso al capital procedente del exterior por la vía de inversión directa. La legislación en tal sentido se ha flexibilizado recientemente, permitiendo incluso asociaciones de capital extranjero con empresas no estatales, sin embargo, ello no es suficiente.

No existen razones de peso desde el lado de los inversionistas foráneos para invertir en Cuba. Entre las limitaciones principales podrían mencionarse: escasa dimensión del mercado doméstico; subdesarrollo de la infraestructura de vías, medios de transporte y sistemas de comunicación; ausencia de independencia del sistema judicial cubano en caso de un litigio con las autoridades; mantenimiento de mecanismos de exclusión de derechos de la población cubana residente en el exterior, que en un nuevo contexto político distendido, y solucionado el tema de las garantías, podría invertir en el país; así como persistencia de las sanciones económicas de Estados Unidos.

Hace unos días, el profesor, investigador y ex ministro de Economía y Planificación, José Luis Rodríguez, publicó en Cubadebate un artículo en tres partes en el que analiza los problemas de la inserción internacional de Cuba a través de los años. En la segunda de ellas mencionó que Cuba había renegociado favorablemente préstamos por 54.200 millones de dólares y había obtenido un 82% de condonación, pero a renglón seguido reconoció que después, desde 2016, no había sido posible sostener el pago de la deuda restante.

Mercado cambiario

Como es sabido, esto ha llevado al Estado cubano —entre otras dificultades— a un litigio internacional relacionado con el impago de deudas adquiridas por fondos de inversión de alto riesgo en el mercado secundario. Esta situación, unida a la crisis económica y a la ausencia de datos sobre la situación de las finanzas internacionales, resultan factores que deterioran la calificación del riesgo-país y, por tanto, dificultan y endurecen las condiciones de acceso a recursos financieros frescos que son imprescindibles.

Finalmente, no parece viable que mejore la situación externa de Cuba sin que pueda acceder a organismos financieros internacionales multilaterales y regionales, como el Fondo Monetario Internacional, el Grupo del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. Ello no será posible mientras se mantenga el veto de los Estados Unidos, por lo que resulta imprescindible el desarrollo de una diplomacia activa, que permita reencauzar el restablecimiento de relaciones diplomáticas y económicas normales entre ambos países y el desmonte de las sanciones económicas actuales como resultado de un proceso de negociación.

Para ello se necesitan pasos desde ambas orillas, y para comenzar, no porque Estados Unidos lo exija, sino porque lo requiere la necesidad de reconstruir la nación cubana, actualmente afectada por una fractura profunda.

El gobierno cubano debería abandonar la utilización de prácticas lesivas a los derechos humanos, como el encarcelamiento de quienes han realizado protestas; el hostigamiento o la imposición del exilio forzado a disidentes y críticos del sistema político; indultar a quienes se encuentran presos por motivos políticos y permitir el regreso al país de personas a las que se les ha impedido.

Asimismo, habilitar —mediante legislación complementaria— el ejercicio y no la restricción de los derechos que están contenidos en la Constitución; eliminar las restricciones de permanencia de ciudadanos cubanos en el exterior para conservar sus derechos y propiedades; y restablecer todos los derechos de los cubanos residentes fuera de la Isla en pie de igualdad con quienes residen en ella, incluidos el voto y la capacidad de participar activa y libremente en la vida política y económica nacional y contribuir al desarrollo del país.

No veo otra forma de reconstruir la maltrecha economía cubana, recuperar el crecimiento económico y mejorar el bienestar social que no sea en un sistema profundamente democrático, que admita el desarrollo de libertades cívicas y permita llevar a la realidad la máxima martiana de alcanzar la «dignidad plena del hombre». El camino puede ser largo y lleno de obstáculos, pero vale la pena trabajar porque se construya de forma pacífica, civilizada e incluyente.

20 enero 2023 18 comentarios 1,5K vistas
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Economía cubana

Economía cubana en tiempos de crisis. Perspectivas económicas para 2023

por Carmelo Mesa Lago 13 enero 2023
escrito por Carmelo Mesa Lago

Para 2023, la CEPAL (2022a) proyecta un crecimiento del PIB cubano de 1,8%, menor al 2% de 2022 e inferior a la tasa de crecimiento proyectada para veintiséis países de América Latina y el Caribe; solo en cinco  de ellos el crecimiento fue menor que el de Cuba. En su informe económico ante la ANPP, el 12  de diciembre de 2022, el ministro Gil (2022c) estimó que el PIB crecerá 3% en 2023; esto es 1,2 puntos porcentuales mayor a la proyección de la CEPAL.

Hasta que no salga el Anuario Estadístico de 2023 (las estadísticas macroeconómicas y del sector externo en el otoño), no es posible evaluar la confiabilidad del pronóstico oficial para 2022 y mucho menos para 2023. En esta sección se identifican factores positivos y adversos para una potencial recuperación económica en 2023.

Factores positivos

Las conversaciones entre los gobiernos de Biden y Maduro, aupadas por el restablecimiento del diálogo de este último con la oposición, han resultado en un relajamiento temporal de las sanciones sobre la exportación de petróleo venezolano a los EE.UU., interrumpidas por Trump desde 2019. Además, el Departamento del Tesoro de los EE.UU.  otorgó una licencia a la compañía Chevron por seis meses para que resuma la producción de petróleo en Venezuela;  sus utilidades  se asignarán l al pago de la deuda venezolana con Chevron, ascendente a US$4.200 millones (no pueden ir a PDVSA).

Se estima que estas medidas podrían incrementar gradualmente la producción del crudo venezolano a 1,5 millones de barriles diarios (Wilner y Delgado, 2022). Ellas facilitarían cierta recuperación económica en ese país,  lo que haría más fácil el suministro de petróleo a Cuba y su potencial incremento,  y contribuiría a aminorar la crisis energética y los apagones en la Isla.

Dos cautelas: primero, si Venezuela reanuda el suministro de petróleo a EE.UU., esto limitaría su capacidad de proveer el crudo a Cuba. Segundo, Maduro ha exigido que se eliminen todas las sanciones impuestas por Trump antes de iniciar las conversaciones, a la par que el gobierno de Biden ha dicho que las sanciones permanecerán.

La licencia a Chevron puede ser suspendida en cualquier momento por la administración estadounidense. Por otra parte, si las actuales conversaciones sobre migración cubana hacia los EE.UU.  resultaran exitosas,  podría abrirse un camino, aunque difícil, para que otras sanciones impuestas por Trump a Cuba fuesen suspendidas por Biden. De manera que estos dos factores positivos dependerán en gran medida de cómo actúen los gobiernos de Venezuela y Cuba.

Las exportaciones de servicios, principalmente médicos (primer ingreso en divisas de Cuba) cayeron 49% en 2018-2021 y esto fue la causa de que, por primera vez en el siglo XXI, el país tuviera un déficit en la balanza comercial de bienes y servicios. Si las conversaciones entre EE.UU. y Venezuela tienen éxito y mejorara la economía venezolana, el gobierno de Maduro probablemente aumentaría la compra de servicios médicos que ha caído por la crisis del país bolivariano, pero con los limitantes antes señalados.

En 2022, México firmó un acuerdo con Cuba para la contratación de 500 médicos; basado en un convenio previo  de 2020, el gobierno mexicano pagaría US$6,2 millones por tales servicios para combatir la epidemia de Covid-19 («Llegan los primeros médicos…», 2022). La elección de Lula en Brasil levantó esperanzas de que restablecería la compra de  servicios médicos cubanos que fueron eliminados bajo Bolsonaro, dicho programa pagaba 85% de los ingresos al gobierno, 10% a  los médicos y 5% a la Organización Panamericana de la Salud (ver factores adversos).

Economía cubana

El presidente López Obrador informó sobre la contratación de 500 médicos provenientes de la isla caribeña bajo el supuesto de que en México hay una carencia en el personal de salud (Foto: Reuters/Daniele Mascolo)

Las remesas externas (segundo ingreso en divisas), que tuvieron su punto más bajo en 2021 con US$1.084 millones, habían crecido y se proyectaba que llegarían a US$2.000 millones en 2022 debido a los envíos por plataformas digitales independientes. Un incremento de viajes a Cuba permitiría un mayor número de mulas que llevan remesas.

Salvo que ocurra un fuerte rebrote de Covid-19 en el mundo, es de esperar que el turismo extranjero (tercer ingreso en divisas) continúe creciendo en Cuba. Es muy probable que a fines de 2022 hayan visitado  la Isla un total de 1,6 millones de turistas, lo  que aumentaría el ingreso bruto de la industria a US$1.800 millones. Si en 2023 el número de turistas crece a 2,7 millones, el ingreso bruto ascendería a unos US$3.000 millones (o US$1.200 millones de ingreso neto).

Una de las medidas propuestas por el gobierno para aumentar el ingreso neto del turismo, es reemplazar parte de las importaciones para dicha industria por un aumento de la producción interna (MEP, 2022). No obstante, lo último requeriría reformas en el sector agropecuario y manufacturero más drásticas que las contempladas por el gobierno, y que son discutidas más adelante.

En anticipación al probable incremento del turismo, se está desarrollando una actividad constructiva en la Habana Vieja encaminada a la reparación de hoteles, restaurantes y otros negocios frecuentados por los visitantes. Si las conversaciones sobre migración fueran exitosas, quizás Biden flexibilice las restricciones impuestas a los viajes a Cuba.

Para  tomar ventaja de los altos precios del azúcar y el níquel en el mercado mundial, el gobierno cubano tendría que invertir más en estos sectores. Respecto al níquel, se firmó en octubre de 2022 un acuerdo con la compañía canadiense Sherritt International (principal extractora) a fin de que en el plazo de cinco años, la empresa mixta de Moa, en Holguín, priorice los pagos de dividendos en forma de cobalto terminado a cada socio y la parte correspondiente a Cuba se asigne a Sherritt para el pago de la deuda pendiente de US$260 millones.

El presidente de la corporación canadiense, Leon Binedell, ha declarado que si se reembolsara totalmente la deuda, expandirá «agresivamente» el negocio, o sea, invertirá para incrementar la producción («El gobierno cubano pacta con Sherritt…», 2022).

A fines de 2021 se eliminó el requisito de  participación cubana mayoritaria en los negocios de turismo, biotecnología y comercio mayorista (Rodríguez, 2022a). Otra medida permite la inversión extranjera en empresas privadas micro, pequeñas y medianas  (MPYMES). Estos son pasos importantes pero es temprano para evaluar sus resultados.1 

En septiembre de 2021, el gobierno autorizó la creación de (MPYMES), una medida reclamada por mucho tiempo. Un año después, solo habían sido aprobadas 5.061 de estas empresas: 20% micro, 56% pequeñas y 24% medianas (Pérez-Villanueva, 2022). Gil (2022c) ha dicho que el sector no estatal, incluidas las MPYMES, es el más perjudicado por la crisis porque no puede beneficiarse de los subsidios fiscales a las empresas estatales. Es esencial facilitar la creación de estas empresas y darles el apoyo necesario en términos de recursos, entrenamiento, etc., a fin de que jueguen un papel importante como ocurre en otras economías socialistas como China y Vietnam.

En 2022 el gobierno aprobó setenta y cinco medidas para avanzar en la recuperación de la economía. Varias de ellas son metas generales que han estado en planes anteriores y carecen de políticas concretas, por ejemplo: incrementar los ingresos en divisas «implementando las acciones que sean necesarias», ejecutar un programa para la disminución gradual del déficit presupuestario y alcanzar el equilibrio financiero interno, incorporar los resultados de la ciencia y promover la innovación.

Otras medidas son importantes y concretas pero no están aún en vigor: establecer un marco regulatorio para la inversión extranjera con el sector privado; avanzar en la constitución de empresas mixtas estatales-privadas; crear mercados mayoristas y minoristas para inversionistas extranjeros (MEP, 2022; Pérez Villanueva, 2022). Entre ellas  está la de «incentivar especialmente el surgimiento de MPYMES estatales orientadas a la exportación», lo cual podría haberse hecho por MPYMES privadas. Algunas medidas se analizarán en el resto de esta sección. Es imposible juzgarlas hasta que se hayan implementado y pueda hacerse una evaluación de su desempeño e impacto en la economía.

Después de varios años en que el gobierno impuso límites estrictos a los viajeros que trajesen alimentos, medicinas y otros bienes de consumo, penalizando el excedente con fuertes impuestos la crisis y fuerte escasez le obligó a levantar parcialmente esas restricciones, de forma que la población puede importar ciertos bienes y no se cobrará arancel a los viajeros por alimentos, medicinas y artículos de aseo personal (también plantas eléctricas por un período).

Sin embargo, esta decisión fue precedida por un debate en el que importantes autoridades, como el ministro de economía y planificación Alejandro Gil, expresaron su oposición a la importación con carácter comercial porque generaría una demanda de divisas que saldría al extranjero sin ningún efecto en la industria nacional (citado por Viera, 2022).

Como compromiso, se acepta la importación por personas naturales siempre que no tenga carácter comercial. Este último se definirá por su valor, peso y diversidad y no por sus cantidades físicas; no obstante, se incrementa el límite de importación por envíos (de 10 a 20 kg.), se reduce el valor del kg. de importación (de US$20 a US$10), y se aumenta la importación exenta de pago (de 1,6 a 3 kg.) para los artículos que se les aplique el valor-peso. El pago del impuesto de aduanas se reduce de 100% a 30%, y se incrementa la importación de determinados artículos, como celulares, computadoras, tablets y neumáticos (MEP, 2022). Estas regulaciones son complejas y crean incertidumbre sobre el carácter de la importación y que el gobierno pueda penalizar la que considere de fin comercial.

Economía cubana

se acepta la importación por personas naturales siempre que no tenga carácter comercial. (Foto: Cubanet)

Factores adversos

Por más de un decenio, incluyendo 2020-2021 (y también en muchos casos  2022 cuando hay cifras), virtualmente todos los indicadores económicos se deterioraron y en la mayoría estaban por debajo de 1989: el crecimiento del PIB promedio anual, la formación de capital bruto, la inflación, la liquidez monetaria, el índice de producción industrial, las tasas promedio anuales de los sectores agropecuario, azucarero y pescado-mariscos; la producción física agropecuaria y manufacturera, la producción de petróleo y gas natural.

Asimismo, la generación de electricidad (que provoca apagones), la extracción de níquel, el intercambio comercial de bienes, el balance comercial de bienes y servicios (hasta generar el primer déficit en el siglo XXI), la relación comercial con Venezuela y China (también en algunos aspectos con Rusia), las exportaciones de servicios profesionales, las remesas externas recibidas, el número de turistas y el ingreso bruto por turismo (las remesas y el turismo crecieron en 2022), la IED, y el pago de la deuda externa.

Todo esto demuestra que la magnitud de la crisis en curso es similar o muy próxima a la de los peores años de la severa crisis de los noventa, o sea, que esta es, en el mejor de los casos, la segunda peor crisis  de Cuba desde la Gran Depresión.

El ex ministro de economía y planificación de Cuba, Rodríguez (2022b), predijo en 2022 que hasta 2024-2025 no se recuperaría el nivel del PIB de 2019 (que ya era muy bajo) —o sea, una pérdida de entre seis y siete años de crecimiento—, pero esto fue antes que se informara que el PIB creció 2% en 2022. Asumiendo que se cumple la proyección de un crecimiento de 3% en 2023, según Gil (2022c), la economía en este año estaría ocho puntos porcentuales por debajo del PIB de 2019.

Téngase en cuenta que el PIB en 2019 se encontraba en un nivel muy bajo, pues en 2009-2018 solo creció —según la ONEI— a un promedio anual de 2% frente a una meta de 5% a 6%, o sea, alrededor de un tercio. A continuación se analizan los factores adversos.

El impacto de las sanciones de los EE.UU. sobre la economía de Cuba en 2014-2020 (especialmente en el período de Trump), ha sido evaluado por un reciente estudio econométrico. Este demuestra que, por un lado, el endurecimiento de las sanciones reduce el crecimiento del PIB cubano; pero por el otro,  las remesas y el turismo mejoran significativamente el consumo de las familias, así como el empleo y las ventas del sector privado, «sin que se aprecie un resultado significativo en los indicadores de la economía estatal».

Ocurre un efecto de desplazamiento a favor del sector privado, y las ganancias de las remesas y el turismo no parecen ir a manos del Estado. Dichos resultados no deben tomarse como  justificación para no hacer cambios y seguir culpando al embargo de la mayoría de los problemas económicos (Vidal, 2022).

El aumento de la exportación de servicios médicos confronta el problema de la denuncia en la ONU de la trata de personas en las misiones médicas cubanas. Lula anunció en noviembre que, a partir del 1ro. de enero, restablecería el programa Mais Médicos en Brasil, pero sin contratar nuevos médicos cubanos; dijo que lo hará con aquellos que se quedaron en Brasil después de la suspensión del programa por Bolsonaro, así como con profesionales brasileños cuyo número aumentó en los últimos años («Lula reanudará…», 2022). Además, debe tenerse en cuenta que la economía carioca sufre un deterioro, contrario a la época de bonanza que disfrutó Lula en su período presidencial anterior.

Economía cubana

México podría contratar más galenos, pero enfrenta oposición del gremio médico interno y el valor que paga a Cuba es muy pequeño. Otros países en que la izquierda ha ganado las elecciones: enfrentan una severa crisis económica (Argentina), carecen de una mayoría en el congreso y tienen prioridades mucho mayores (Chile), han perdido el poder (Perú) o confrontan serios problemas políticos (Colombia, los ataques mortíferos de las guerrillas); por lo cual es difícil que puedan comprar de manera substancial tales servicios cubanos. En su visita a Argelia en 2022, Díaz-Canel no consiguió que dicho país contratara más médicos.

Por otra parte, aunque no existen estadísticas, información anecdótica indica un número substancial y creciente de médicos que emigraron en 2022; es probable que continúe dicho éxodo en 2023 (al menos que la situación económica mejore). De comprobarse esto, la disponibilidad de médicos para su exportación mermaría o, si las autoridades deciden aun así exportarlos, se reduciría notablemente el acceso de la población de la isla a los servicios de salud.

La unificación monetaria se hizo en un momento económicamente muy difícil y no se aplicó de  forma adecuada; por ejemplo, la tasa de cambio del CUP, primero se fijó en 24 por un dólar estadounidense a pesar de que los economistas la consideraron muy baja; al dispararse el cambio en el mercado informal se aumentó a 110 CUP por un dólar, pero aun así, el cambio en el mercado informal la supera plenamente. Es aconsejable establecer un cambio flotante o mucho más realista y ajustable periódicamente.

Además, se fijó un período de transición de un año para que las empresas con pérdidas (31% en 2021 y 24% en 2022) continuaran recibiendo subsidios estatales con el fin de que no cerrasen y evitar un aumento del desempleo declarado. Al parecer, los subsidios continuaban en 2022 porque Gil (2023c) admitió que la solución de los problemas no podía ser el cierre de empresas estatales, aun si tenían pérdidas. Deben eliminarse los subsidios y establecerse una asistencia temporal al desempleo, a fin de lograr los resultados beneficiosos de la unificación.

El primer ministro Manuel Marrero ha reconocido que Cuba necesita urgentemente inversión extranjera, pero señaló las barreras que existen contra la misma y declaró: «Tenemos que eliminar toda la burocracia innecesaria y generar nuevas oportunidades que sean atractivas para los negocios extranjeros» (citado por Frank y Acosta, 2022).

Se han  anunciado un par de medidas  para atraer la inversión extranjera, pero son insuficientes vistos los serios obstáculos que Cuba enfrenta: elevado endeudamiento  y  default en el pago de la deuda externa reestructurada, que ha resultado en la calificación de «país de alto riesgo»;  falta de convertibilidad internacional del CUP y  fijación de una tasa de cambio muy baja frente al dólar y otras divisas;  impedimento para que los socios extranjeros puedan regularmente expatriar sus utilidades.

También en restricción de la inversión extranjera a ciertas áreas prioritarias y  mantenimiento del Estado con la mayor cantidad de acciones, salvo en unos pocos sectores; obligación a los negocios extranjeros de contratar, ascender/despedir y pagar el salario del personal mediante una agencia estatal (Pérez-López, 2015; Rodríguez 2022a). Todo ello demanda  urgentemente una nueva ley de inversiones, con un marco regulatorio que no desestimule sino que atraiga el capital foráneo con las debidas garantías.

El hecho de que China otorgara a Cuba en noviembre de 2022 una suma no revelada de donaciones (si hubiesen sido substanciales se habrían publicado), y de una sola vez en lugar de garantizarlas por varios años; unido a la advertencia de Xi  sobre no malgastar los recursos como condición para seguir ampliando la cooperación con Cuba, es una clara indicación de que China quiere comprobar que La Habana haga las reformas necesarias para evitar invertir en un barril sin fondo.

Hubiese sido mucho mejor que China condonara la deuda pendiente, pospuesta a 2027, y/o eliminase los intereses que está cobrando; o que restaurara las exportaciones de insumos para la producción farmacéutica cubana2 en vez de darle medicinas por una vez; o que invirtiese en la agricultura o en la industria manufacturera, incluyendo el azúcar. Téngase en cuenta que China es el principal inversor en muchos países de América Latina, incluso en algunos que tenían o tienen gobiernos conservadores.

El intercambio comercial con Rusia ha mejorado y este país ha subido a quinto socio comercial de Cuba, pero la primera consideración es que ello resulta en un déficit contra Rusia de 99% del intercambio total, y la segunda, que  su salto  entre los socios comerciales es ilusorio, debido a la drástica caída en el intercambio comercial con el resto de los países. Rusia ha pospuesto hasta 2027 el pago de la deuda de US$3.000 millones que Cuba incumplió, pero cargando intereses (podría haber condonado o reducido dicha deuda, lo que hubiera sido más favorable para la Isla).

En su visita a Moscú, Díaz-Canel no consiguió nuevos créditos de Rusia. La guerra con Ucrania ha debilitado fuertemente la economía rusa y reducido del 60% al 3,5% la proporción de rusos en el total de turistas viajando a Cuba. Se pronostica por los organismos financieros y expertos que la economía rusa cayó 4%, tanto en el segundo como en el tercer trimestre de 2022, eso es técnicamente una recesión, que continuará o empeorará en 2023 por lo que es virtualmente imposible que pueda ayudar substancialmente a Cuba  a salir de  su severa crisis económica. Solo podrá  hacer envíos esporádicos de petróleo y  de algunos alimentos.

El intercambio comercial con la Unión Europea, que había mermado en 2020 y 2021 —excepto en España (ONEI, 2022)—, debido a los persistentes déficits, empeoró por la reacción europea a la detención de más de mil manifestantes cubanos en julio de 2021, y se agravó dado el apoyo de Cuba a Rusia en la guerra  con Ucrania. Esto significa que el intercambio comercial probablemente caerá más en 2022 y en 2023; no es factible que ocurran inversiones europeas, salvo quizás de España.

Para que las negociaciones en curso con los EE.UU. den fruto, Cuba tendría que tomar una actitud más flexible y, contrario a lo que hizo bajo la apertura con Obama (Mesa-Lago, 2020), ceder en aspectos que no atenten a la soberanía nacional; de lo contrario podría perderse una segunda oportunidad. Los republicanos controlan la Cámara de Representantes, y en el Senado los demócratas tienen una mayoría de un voto, a más de que influyentes senadores conservadores demócratas se opondrían a una normalización de relaciones entre los dos países.3 

Una actitud intransigente  cubana daría municiones a los partidarios de la línea dura en el congreso y cerraría el camino. Una negociación exitosa demanda que ambas partes cedan un poco, que no tomen la posición de todo o nada o un juego cero-suma.4 Biden acaba de pedir a Cuba que libere a los presos por las protestas, hacer esto sería un gesto de apertura positivo, inteligente y sensible.

¿Qué hacer?

Las medidas tomadas por el gobierno de Díaz-Canel son en su mayoría positivas pero insuficientes para sacar a Cuba de la severa crisis económica que sufre y promover un desarrollo económico sostenible en el futuro. En su informe al V Pleno del Comité Central, a inicios de diciembre, el ministro Gil (2022a) admitió: «aunque hay una ligera recuperación de la actividad económica… aún las medidas no alcanzan el impacto necesario».

En agosto de 2022, la revista Temas pidió a siete destacados economistas, todos residentes en Cuba, que identificaran los principales desafíos/reformas requeridos para enfrentar la crisis, con la siguiente puntuación: 3 controlar/reducir la hiperinflación actual; 3 aumentar la producción nacional, en particular los alimentos; 3 renegociar la deuda externa; 2 poner fin a la planificación central; y uno cada uno: eliminar el monopolio estatal del comercio exterior, aumentar la inversión extranjera, poner fin a las restricciones al sector privado, abolir los monopolios y oligopolios estatales y aumentar la competencia, recuperar el poder adquisitivo del salario, restaurar la producción eléctrica y reducir la emigración («¿Cuáles son los principales nudos…», 2022).5 

Por su parte, el ex ministro de economía y planificación José Luis Rodríguez (2022a:16) señaló las prioridades siguientes: renegociación flexible de la deuda externa (y de la pública), plan urgente antiinflacionario, cambios en las empresas estatales (especialmente en su rentabilidad), priorización en la inversión extranjera en alimentos y energética, y «mayor discusión de la situación económica del país con los actores económicos y con la población para lograr un consenso de apoyo indispensable a las medidas que permitan rectificar deficiencias y errores…».

Lo anterior es un menú de acciones por tomar en la dirección correcta, pero carentes de coherencia sistemática y que requieren una estrategia concreta. Muchos economistas académicos cubanos consideran que el país debería seguir el modelo Sino-Vietnamita de «socialismo de mercado», adaptándolo a sus peculiaridades, pero  ello ha sido rechazado por las máximas autoridades del país.

En un libro que recién he concluido, basado en un centenar de indicadores estadísticos y más de 300 fuentes bibliográficas, comparo el desempeño económico y social de dicho modelo con el cubano de planificación central con algunas reformas modestas y hasta ahora ineficaces. El resultado de la evaluación es que no solo China y Vietnam han superado ampliamente a Cuba en su desempeño económico, sino que lo han hecho también en la mayoría de los indicadores sociales. Lo último es aún más sorprendente porque al tiempo de la revolución, los dos países asiáticos estaban muy por debajo de la nación caribeña desde el punto de vista social (Mesa-Lago, 2022).

Por muchos años he recomendado que Cuba siguiese dicho modelo —y este nuevo libro ratifica mis recomendaciones —, como una vía adecuada a fin de salir de la crisis actual y colocar al país en el camino del desarrollo económico-social para bien de su pueblo.6 Por ello exhorto a un diálogo nacional abierto, respetuoso y democrático,7 para que la población discuta el cambio al modelo de socialismo de mercado u otro modelo económico mixto pero democrático como el de los estados de bienestar en los países escandinavos.

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1: Se reportan dos compañías, una brasilera y otra mexicana, que están en proceso de invertir en las empresas privadas cubanas.

2: Se estima que Cuba necesita US$500 millones anuales para la compra de materias primas  con el fin de producir medicamentos, y otros US$500 para comprar los que no se producen en el país.

3: Sin embargo, el Estado de Florida se ha vuelto fuertemente republicano (apoya a De Santis o a Trump) y los demócratas saben que está perdido  para las elecciones de 2024, por ello el cabildeo para mantener el status quo se ha debilitado.

4: En la «teoría de juegos», cuando la ganancia de una parte resulta en una pérdida igual de la parte contraria, o sea, no hay ganancia neta, que de hecho es lo que ocurre usualmente.

5: Nova (2022) plantea que la agricultura demanda cambios estructurales urgentes e importantes y ofrece una serie de recomendaciones concretas incluyendo el reconocimiento de la existencia real y objetiva del mercado.

6: Un capítulo del libro analiza las razones de por qué, a pesar del éxito económico-social del socialismo de mercado, Cuba no ha seguido este modelo.

7: Ver las propuestas de Bye (2022).

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Referencias bibliográficas

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Economía

Economía cubana en tiempos de crisis. La reacción ciudadana

por Carmelo Mesa Lago 10 enero 2023
escrito por Carmelo Mesa Lago

La magnitud de la crisis, demostrada en el artículo anterior, describe una situación que se aproxima cada vez más a la de los peores años de los 90, si no se ha llegado ya a los mismos: un Segundo Período Especial. Ha habido tres reacciones de la ciudadanía respecto a la crisis y el deterioro económico-social: las protestas públicas, el éxodo masivo y la abstención electoral.

Protestas

La única protesta anterior al 2020 fue el Maleconazo, ocurrido en La Habana en 1994. El 27 de noviembre de 2020, jóvenes y artistas protestaron frente al Ministerio de Cultura demandando libertad de expresión y un diálogo con el gobierno, que inicialmente pareció acceder pero luego desperdició esa oportunidad tan necesaria.

El 11 de julio de 2021 hubo protestas masivas en más de cincuenta ciudades y poblados de Cuba. En octubre de 2022 también se suscitaron protestas,  con menos manifestantes pero por varios días. Se reporta que 1.771 personas fueron detenidas, 963 de ellas serían condenadas a prisión o  pendientes a juicio entre el 11 de julio de 2021 y el 1 de diciembre 2022 (Justicia 11J, 2022).

Un factor nuevo que ha contribuido a dichas protestas es Internet y las redes sociales, que no existían en 1994 y ahora están ampliamente difundidas entre la población. Los videos tomados en las protestas de 2021 en San Antonio de los Baños, Palma Soriano, Alquízar, Matanzas y La Habana, muestran gran número de  manifestantes con celulares en sus manos. En la primera ciudad mencionada, un hombre exhorta a los que protestan a que difundan los videos a otras provincias, lo que ocurre con gran rapidez.

Éxodo masivo

El gobierno cubano, cada vez que ha enfrentado una grave situación económica, ha permitido la emigración masiva de los ciudadanos como una válvula de escape. En el éxodo del puerto de Camarioca, entre el 28 de septiembre y el 15 de noviembre de 1965, hubo un total de 5.000 emigrados (Pérez, 1986). En el éxodo del Mariel, entre el 15 de abril y el 31 de octubre de 1980, el gobierno autorizó a que 1.700 embarcaciones vinieran desde los EE.UU. a fin de sacar a familiares y amigos (además las autoridades de la Isla  incluyeron a criminales y enfermos mentales en las embarcaciones) para un total de 125.000 emigrados.

En el «éxodo de los balseros» de 1994, las autoridades permitieron fabricar balsas y embarcaciones rudimentarias a unos 35.000 cubanos que emigraron de esa forma (Mesa-Lago, 1995). Un total de 165.000 emigrantes de los tres éxodos fue admitido en los EE.UU. La resolución presidencial de Clinton, llamada «pies secos y pies mojados», aceptó que los cubanos que lograsen tocar tierra (pies secos), entrasen en los EE.UU.; si no tocaban tierra (pies mojados), eran deportados. Al final de su administración, el presidente Obama abolió dicha resolución.

Trump reforzó las restricciones a  inmigrantes cubanos. En  2022 aumentó notablemente el arribo de estos a los EE.UU., tanto por tierra1 como por mar, a pesar de que la guardia costera ha deportado a Cuba parte de los capturados. Se estima que a fines de 2022, los inmigrantes sobrepasarían la cifra de 250.000 en todo el año, ello significa un 51% mayor que la suma de los tres éxodos anteriores (Pumar, 2022; U.S. Customs and Border Protection, 2022 ).

Abstención electoral 

En las elecciones municipales del 27 de noviembre de 2022, un número inusitado de personas se abstuvo de votar. Estas elecciones son las primeras desde la crisis económica actual y  las protestas. Según el Consejo Nacional Electoral, votó el 68,58% de los ciudadanos registrados, o sea, 31,42% no  lo hizo; lo cual  refuerza la tendencia hacia el  abstencionismo si se compara con las cifras de elecciones más recientes: las de 2017 (89,0%), el referendo constitucional de 2019 (90,15%) y el referendo del Código de las familias en 2021 (74,1%, con una abstención de 25,9%, más 5,7% de votos anulados o en blanco).

Además, el 5,67% de las boletas de la elección de 2022 fue anulada y el 5,22% dejadas en blanco, para un total de 42,31% frente al 57,69% que votó, no dejó su boleta en blanco y no se anuló su voto. El cierre de los colegios se pospuso una hora a petición de los consejos electorales («Abstención y los votos anulados…», 2022; Balseiro, 2022; Sherwood, 2022).

La proporción de no votantes en las elecciones de 2022 fue tres veces superior a las de 2019. Una interpretación de estos resultados es que han sido debidos a «inconformidad, apatía o descontento» (El Toque, 2022b). El presidente Díaz-Canel ya había advertido, en septiembre de 2021, que en las elecciones del Código de las familias podía producirse un «voto de castigo» contra el gobierno debido a la crisis económica (citado por Vicent, 2022).

***

1: De acuerdo con Frank (2022a), 100.000 cubanos cruzaron la frontera entre México y los EE.UU. en 2022; información actualizada incrementa el número a 225.000.

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Referencias bibliográficas

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Caja que cuadra

A propósito de «la caja que no cuadra»

por Mauricio De Miranda Parrondo 6 enero 2023
escrito por Mauricio De Miranda Parrondo

No me voy a referir esencialmente —aunque también—, al programa Cuadrando la Caja, transmitido en dos partes por la televisión cubana hace tres meses, al parecer sin penas ni gloria, pero que ha levantado un nuevo avispero a partir de que el pasado 29 de diciembre publicara, en su sitio de Facebook, una parte de la intervención del notable científico cubano Agustín Lage en aquellos programas, en que cambia su indudable experticia en el campo de la inmunología molecular por opiniones económicas de dudosa base científica.

Colegas como Julio Carranza y Oscar Fernández respondieron con excelentes textos en sus perfiles respectivos de Facebook y motivaron muchísimos comentarios de diverso signo, incluyendo uno mío. Luego, el texto de Carranza fue reproducido en el blog Segunda Cita, del cantautor Silvio Rodríguez donde suscitó opiniones de destacados economistas y cientistas sociales como Humberto Pérez, Joaquín Benavides y Carlos Alzugaray.

Este texto, sin embargo, no es mi respuesta al doctor Agustín Lage, ni siquiera a la calidad o pertinencia de las intervenciones hechas en el referido programa, sino tiene por objeto analizar lo inconveniente de continuar con estériles debates ideológicos que en realidad no resuelven los problemas principales que afectan al país desde hace varias décadas, y que alcanzan en la actualidad una gravedad extrema.

No obstante, considero importante desmitificar algunos conceptos que a menudo son utilizados por dirigentes del Partido y el gobierno cubanos en sus intervenciones públicas, y luego también por algunos analistas en medios oficiales. Tales conceptos, en el fondo, carecen de contenido real o son tergiversados debido al lamentable desconocimiento tanto de las categorías de la economía política marxista, como de la economía moderna.

El ataque que en la actualidad se dirige contra la actividad económica privada en Cuba, y la defensa dogmática del Estado como empresario, no es algo nuevo. Estamos acostumbrados a la funesta táctica de la dirigencia, apoyada en su control sobre los medios de difusión, de abrir espacios al sector no estatal y al mercado cuando el agua da al cuello y cerrarlos cuando baja a la cintura. El guion no ha cambiado.

La crítica no suele ser lanzada primero desde los más altos niveles de decisión, sino desde niveles intermedios y, a partir de un estado de opinión que nunca se demuestra con la publicación de datos, se cierran los escasos espacios de actividad económica con ciertos grados de libertad. La diferencia con el momento actual es que el agua sigue al cuello, y esto hace aún más absurdo apelar a una serie de dogmas cuya inutilidad está demostrada por la experiencia histórica.

Es usual que se culpe de los altos precios de bienes y servicios a los empresarios privados, y antes a los trabajadores por cuenta propia, desconociendo la responsabilidad que han tenido en ello la desastrosa política monetaria del llamado «Ordenamiento»; el excesivo déficit fiscal que se ha monetizado; la existencia de tiendas en las que se requieren depósitos en divisas extranjeras para adquirir bienes que resultan elementales en la mayor parte de los hogares del mundo; el impacto de la devaluación del peso en la necesidad de importar insumos debido a que nuestra industria lleva décadas postrada; y la escasez de producción agropecuaria y bienes de consumo en general, que en cualquier economía normal se traduce en aumento de precios.

No obstante, abogar por la existencia de empresas privadas y cooperativas en la economía cubana no significa que se proponga privatizar la propiedad pública. Hasta el momento, la mayor parte de los economistas que apoyamos el desarrollo de actividades económicas privadas y cooperativas no hemos propuesto privatizar, sino que, junto a la presencia de empresas estatales, existan empresas privadas y cooperativas, y si deben competir, que compitan.

Lo que no tiene sentido alguno es que para asegurar el control sobre la sociedad se establezcan monopolios estatales, que compensen su ineficiencia con altos precios por los bienes y servicios que ofrecen, usualmente con cuestionable calidad, lo que se traduce en el empeoramiento del nivel de vida de las personas.

A quienes atizan el fuego contra el naciente y bastante vapuleado sector privado en la economía cubana por temores de una restauración capitalista, les sugiero revisar todo lo que han avanzado muchísimas empresas privadas, incluso en países subdesarrollados y especialmente latinoamericanos, en temas de responsabilidad social. Les invito asimismo a considerar las posibilidades reales de restauración capitalista que se crean a partir de la existencia de empresas constituidas con recursos públicos y que aparecen «legalmente» como sociedades comerciales privadas.

Desde las torres de marfil del dogmatismo característico del marxismo vulgar, se pretende que aceptemos que socialismo es, exclusivamente, el modelo heredado del estalinismo, y que podría resumirse, desde el punto de vista económico, en el carácter centralizado y estatizado de la economía y la verticalidad de las principales decisiones relativas a producción, distribución y consumo.

Por su parte, desde el punto de vista institucional y político, en ese tipo de socialismo el «modelo» ha estipulado el dominio de un partido único —minoritario, por cierto—, sobre el resto de la sociedad, privada por ende de la soberanía para ejercer con mecanismos reales y legalmente asegurados su condición de propietaria de los medios de producción fundamentales.

Del estalinismo también se heredó —aunque ello comenzara bajo el liderazgo de Lenin— la práctica de asegurar la supuesta unidad no mediante el consenso, sino a partir de la represión del pensamiento diferente, y de estigmatizar la crítica con los calificativos de anti-socialista, anti-obrera, anti-soviética y, en nuestro caso, anti-cubana y, de paso, mercenaria.

Ese tipo de socialismo, fracasado históricamente, es el que se pretende «irrevocable» en Cuba para asegurar su «continuidad», en absurdo desprecio por la dialéctica, la concepción materialista de la historia y la realidad misma.

Para los fundadores del pensamiento socialista en su vertiente marxista —que vale aclarar no ha sido la única—, el socialismo sería resultado de la solución de la contradicción entre el carácter cada vez más social del proceso de producción y el carácter cada vez más privado de la apropiación de los resultados de la producción. Ese alto nivel de socialización de la producción no existía en la Rusia bolchevique al inicio de las transformaciones socialistas, y fue violentado. Lo mismo ocurrió en los países de Europa Oriental y en China, Vietnam, Corea del Norte, Cuba y demás naciones en que se adoptó este modelo.

Es decir, ninguno de estos países estaba en condiciones de construir el socialismo, si es que en algún momento ello fuera posible, porque la realidad es que el proceso seguido por las sociedades capitalistas más desarrolladas —que según Marx serían las primeras en lograr dichas transformaciones sociales y económicas—, están bastante lejos de conseguirlo, y mucho menos conjuntamente, aunque siguen presentes las contradicciones del capitalismo advertidas por Marx, solo que con las lógicas modificaciones del paso de más de un siglo.

Por eso, cuando diversos dirigentes o funcionarios hablan del «socialismo cubano», valdría preguntarnos si lo que existe en Cuba es socialismo, y mi respuesta es negativa. No es socialista un país en el que la propiedad social no se realiza como tal porque la sociedad carece de mecanismos para ejercer su condición de propietaria colectiva de los medios de producción que están en manos del Estado, y tampoco puede controlar la gestión de la misma.

Que una empresa sea estatal no quiere decir que sea socialista. En el orden práctico esto es bastante difícil de lograr. Sin embargo, la única posibilidad real de hacer efectivo un sistema que lo permita, requeriría de una democracia efectiva y de un sistema institucional desarrollado a partir del funcionamiento de un marco legal transparente. Nada de eso existe en Cuba.

Quienes insisten en petrificar el socialismo desde posiciones de poder, y lo convierten en camisa de fuerza que frena el desarrollo de las fuerzas productivas e impide adoptar medidas imprescindibles para sacar al país de la profunda y gravísima crisis en que está; en lo que sí parecen tener éxito es en que cada vez menos personas crean en las posibilidades de un sistema socialista —que tendría que ser radicalmente diferente al que se pretende aquí— como forma avanzada o incluso deseable de organización social.

Esta cuestión, en apariencia teórica, contiene sin embargo un carácter en esencia práctico; porque si asumimos que el sistema que nos presentan como socialista no lo es, entonces resulta perfectamente posible y necesario —incluso dentro del ideal socialista— eliminar todas las características que hacen que dicho sistema sea aquí improductivo y empobrecedor en lo económico y retrógrado en lo político. Por tanto, es imprescindible abandonar las camisas de fuerza que hoy sujetan a Cuba en la más grave crisis de las últimas tres décadas y crear condiciones para que resurja como una sociedad democrática y libre.

Es importante comprender que las penalidades que sufre la sociedad cubana en su vida cotidiana, marcada —entre otras cosas— por la insatisfacción de sus necesidades básicas, el deterioro de su poder adquisitivo, la emigración creciente de jóvenes, profesionales y técnicos; la gravísima situación de la población adulta mayor, son manifestaciones de una crisis económica estructural, pero su solución es de naturaleza eminentemente política.

Desde hace varios años, diversos economistas hemos hecho propuestas de política económica, algunas sistémicas, otras puntuales; algunas con determinado enfoque teórico, otras con otro; sin embargo, casi todos hemos coincidido en que las medidas adoptadas han sido incorrectas, mal diseñadas, mal implementadas y con efectos contrarios al deseable impulso de la recuperación económica del país. A pesar de ello, la dirección del Partido y el gobierno rehúsa considerar las críticas, adopta posiciones justificativas y se abroquela detrás de las sanciones estadounidenses como causa de todos los males. Esto nos sitúa frente a la realidad de que la solución a la crisis económica y al empobrecimiento acelerado que nos afecta, es de naturaleza política y requiere de soluciones políticas.

La dirigencia cubana no solo ha actuado con torpeza en su política económica, también lo ha hecho así en el manejo de los conflictos sociales y políticos resultantes de la agudización de la crisis misma, y de los reclamos de una parte creciente de la sociedad respecto al ejercicio de las libertades consagradas en la constitución y de otras que son parte del acervo político de la «civilización occidental» a la cual pertenecemos. Esto ha contribuido a profundizar la fractura de la sociedad y de la confianza de muchos en que un futuro mejor es posible en Cuba.

En tales condiciones la caja no puede cuadrar. Para ello resultaría imprescindible un nuevo consenso social incluyente, que parta del reconocimiento de opciones y alternativas políticas diversas, y en el que la unidad se alcance desde la diversidad y no a costa de ella. Este debe ser un ejercicio profundamente democrático, del que emerja un sistema institucional y político que asegure las libertades sociales e individuales consagradas en la actual constitución, y otras que deberían ser consecuencia de un futuro proceso constituyente verdaderamente democrático y que, por cierto, es parte del ideario que inspiró en su momento la Revolución Cubana.

6 enero 2023 23 comentarios 2,4K vistas
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