El 2021 se nos vino encima teñido de Tarea Ordenamiento, pero la covid-19 seguía aquí y nos golpeaba con su tercera ola, iniciada en noviembre. A un año de que fuera detectada la presencia del virus en Cuba, su creciente expansión ya supera lo acontecido en 2020 y alcanza, de manera sostenida, a todas las provincias y al municipio especial.
Entre el 3 y el 16 de marzo se acumularon 11.411 nuevos casos positivos, más de ochocientos diarios. El 13 de marzo, Cuba entraba en el aciago Top 100 de la lista de contagiados por países (lugar 99, con 62 206). Considero entonces, basado en este escenario, que es hora de declarar el arribo del país a la etapa epidémica de Trasmisión comunitaria, o sencillamente Pandemia, porque ya esta «situación complicada» ha rebasado con creces la llamada Trasmisión autóctona limitada.
Según el «Plan para la Prevención y Control de la covid-19 en Cuba» —que diera a conocer, en febrero de 2020, el Grupo Temporal de Trabajo del Gobierno para el control del nuevo coronavirus (GTTG)—, se establecían cuatro etapas en su enfrentamiento: Pre-epidémica, Epidémica de trasmisión autóctona limitada (ETAL), Epidémica de trasmisión comunitaria (ETC) y Endémica, post pandemia. Las diferencias entre ellas son diáfanas: pre-epidémica, cuando son viajeros infectados, o casos relacionados directamente con ellos; ETAL, casos confirmados en una localidad sin relación directa con viajeros infectados; ETC, cuando los casos no tienen nexos con el exterior y aparecen en diferentes localidades del territorio nacional de manera sostenida.
El 28 de marzo del 2020, el ministro de Salud explicó las etapas y declaró que el país se encontraba en la pre-epidémica dada la existencia de un evento de trasmisión local en Matanzas ante el contagio de un animador en Varadero, y sus contactos, por el intercambio con turistas italianos. Dos días después, quedaron cerradas por completo las fronteras a vuelos comerciales y embarcaciones. Entre abril y mayo se enfrentó la primera ola de la c ovid-19, que alcanzó su pico el 24 de abril y comenzó a descender tras las cuarentenas locales, el pesquisaje activo y el confinamiento de los contagiados y sospechosos.
La Dra. Carissa F. Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), alabó en junio la estrategia asumida:
«Cuba adoptó un enfoque diferente. Amplió el sistema de salud sumamente fuerte que ya tenían, y ampliaron esta red con más trabajadores de la salud y estudiantes de medicina, e incorporaron herramientas digitales para mejorar el seguimiento de contactos y casos. Se valieron de un sistema de salud muy bien establecido y que ya incluye nuevos elementos a partir de esta pandemia». (Andar la salud, boletín de la OPS/OMS en Cuba, vol. 24, no.2, mayo-junio 2020).
Desde la crisis de inicios del 2020 en Europa, hasta ahora, cincuenta y seis brigadas del contingente internacional Henry Reeve han colaborado en cuarenta países y territorios, y salvado miles de vidas. La humanidad les agradece al apoyar, desde diferentes naciones, la propuesta de la institución para Premio Nobel de la Paz 2021.
En junio parecía que la covid-19 estaba «derrotada» en Cuba y algunos se lanzaron a cantar victoria. En un artículo de entonces señalé:
«La amplia y eficaz experiencia criolla en la lucha contra huracanes nubla el entendimiento de muchos sobre qué es la covid-19 y provoca un falso trasplante de fases. Para algunos meteorólogos epidemiológicos ya pasamos la etapa de seguimiento (pre-epidémica, o contagio externo), estamos en la alerta (trasmisión local limitada) y aún no sabemos si habrá o no alarma a nivel nacional (epidemia), la que daría paso —más o menos rápido— a la bienvenida recuperación. Error, nada será así. Si el ciclón afecta por unos días, esta pandemia lo hará por años, y no pasará por determinados lugares, sino que llegará a todos y se quedará después como una endemia más».
El 26 de junio, tras ciento siete días de enfrentamiento a la pandemia en cuarenta y cinco eventos locales, y pasado un mes de resultados positivos, el ministro de Salud informó cuáles serían las «Prioridades y medidas del Sistema Nacional de Salud para la Etapa Pos-COVID-19 en Cuba» en las tres fases de la Nueva Normalidad. En aquel momento, solo La Habana permanecía en la fase de TAL.
Ante el bajo nivel de contagios logrado con el pesquisaje activo, el confinamiento riguroso y el cierre de fronteras; en julio de 2020 el GTTG acordó declarar al país —con excepción de La Habana y Mayabeque— en la tercera fase de la recuperación postcovid, que permitía la reanudación de actividades económicas y sociales con determinadas precauciones.
Se inició la ansiada Nueva Normalidad postcovid-19, marcada por la desescalada de las medidas de confinamiento y la disminución de la percepción de riesgo, tanto a nivel poblacional como de las autoridades. Sin embargo, desde fines de julio se evidenciaron los rebrotes de una segunda ola, sobre todo en La Habana y Ciego de Ávila, que alcanzó picos mayores que la anterior en agosto y septiembre. Para controlar el contagio en la capital fue preciso regresarla a la TLC y establecer el toque de queda nocturno, al tiempo que se multiplicaban las pruebas PCR en todo el país para revelar nuevos contagios.
La tercera ola de la covid-19
En noviembre, el control logrado sobre la pandemia, la necesidad de reabrir la actividad económica y explotar en lo posible la temporada turística invernal, llevó a que se reanudaran los viajes internacionales y la recepción de viajeros del exterior tras ocho meses de cierre. Su corolario inmediato fue el rebrote de contagios en una tercera ola, mucho más fuerte que las anteriores. De acuerdo a las autoridades sanitarias, su causa fue la indisciplina mostrada por familiares y amistades ante el arribo de cubanos residentes y/o varados en el exterior; de ahí que se manifestaran más casos en las comunidades que en los hoteles.
Desde aquel momento, la tendencia fue in crescendo hasta el día de hoy. En correspondencia, los territorios retornarían a fases anteriores de la Nueva Normalidad y de la TAL, aunque sin declararse nunca en la TAC.
En diciembre los contagios alcanzaron la cifra más alta de todo el 2020: 15 356. Cuando la trasmisión se había extendido a todas las provincias, y treinta y cuatro municipios se encontraban en TAL, se decidió retrotraer a La Habana a esta fase. Aunque los aeropuertos permanecen parcialmente abiertos, al establecerse el confinamiento obligatorio de viajeros, los casos importados disminuyeron radicalmente, en tanto, los autóctonos se incrementaron hasta inéditos promedios diarios de 501.2 en enero y 822.9 en febrero.
No obstante la tensa situación actual, el sistema público cubano de Salud, que une atención primaria de calidad, instituciones científicas de alto nivel e industria farmacéutica desarrollada —aunque limitada en su producción por la falta de insumos—; muestra logros que superan los de cualquier otro país subdesarrollado, y su estrategia para enfrentar y controlar la covid-19 con sus propias fuerzas ha dado resultados positivos.
Lo más importante es que no hayan colapsado los cuidados intensivos, y que de los 62 998 contagiados hasta el 17 de marzo, 58 610 ya se hayan recuperado. En tanto, la cifra de fallecidos hasta esa fecha: 376, es similar a los que murieron quincenalmente de influenza y neumonía en 2019. Vale recordar que, de acuerdo al Anuario Estadístico de Salud 2019, en Cuba esa categoría creció entre 2018 y 2019 desde 8.701 hasta 8.923 fallecidos (24.5 diariamente) y se afianzó como la cuarta causa de muerte. Cada día normal del 2019, falleció una media de 299.6 compatriotas por diversas causas.
La experiencia cubana en el enfrentamiento a enfermedades infecciosas y en la fabricación de vacunas, representa una base sólida para confiar en el control de la covid-19. En el archipiélago se mantienen eliminadas catorce enfermedades de este tipo, otras nueve no constituyen problemas de salud por presentar tasas inferiores a 0.1 por 100 000 habitantes, y cinco tienen tasas de incidencia muy bajas. Existen veintinueve enfermedades transmisibles y formas clínicas bajo control, de ellas, dieciocho por vacunas.

El candidato vacunal Soberana 02 induce respuesta a nivel celular capaz de evitar las formas graves de la covid-19 (Foto: Roy Leyra)
Cinco candidatos vacunales aprobados —dos en la tercera fase de ensayos clínicos—, constituyen la mayor esperanza de la población. Su producto estrella es la Soberana 02, que induce respuesta a nivel celular capaz de evitar las formas graves de la covid-19, y se comprueba también en Irán. Como su aplicación masiva no será antes de junio-julio, para proteger al personal de salud y a los grupos vulnerables sería idóneo adquirir vacunas chinas, o la Sputnik-V rusa, pero todo parece indicar que las escasas reservas financieras del país no lo permiten.
A los candidatos vacunales se suman otros resultados científico-tecnológicos de primer nivel, como la fabricación de varios equipos (medios de transporte para virus, diagnosticador para la extracción masiva de ARN con nanotecnología, ventiladores pulmonares y otros equipos para salas de terapia intensiva) y dispositivos médicos (hisopos).
La cuestión de dilucidar con precisión la etapa en que nos encontramos es muy importante para la psicología social, en momentos en que los estadísticos de la UH pronostican una larga etapa de meseta con cifras de contagios similares a las actuales. La percepción de riesgo en la población —sobre todo en las localidades que tienen pocos contagios o una tendencia decreciente—, se elevaría si se comprende por todos que la trasmisión actual es autóctona comunitaria, no es cuestión de algunas localidades aisladas, se extiende a todo el país y solo terminará con la ansiada inmunidad del rebaño, tras la aplicación masiva de vacunas eficaces al alcance de todos.