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Equidad

Estudio de las condiciones de equidad social y propuestas que contribuyen a erradicar la pobreza y la desigualdad

Casa en familia

Casa en Familia

por Teresa Díaz Canals 20 mayo 2022
escrito por Teresa Díaz Canals

¿Y qué se puede hallar en una casa vacía

 sino el ansia de no serlo más tiempo?

Dulce María Loynaz  

Últimos días de una casa

***

En febrero del presente año fui invitada a participar como oponente en un  tribunal de tesis de Licenciatura en el ámbito de las Ciencias Sociales. El hecho en sí tiene una significación, pues culmina una etapa de la vida del estudiante que defiende su investigación. Para los profesores que acompañan el ejercicio, este es parte de su rutina en el mundo académico, amén de la satisfacción de ver graduarse a sus discípulos, felices, con un título obtenido como resultado de sus estudios. No obstante, ese día tuvo una connotación especial para mí en dos aspectos:

— Ejercité una manera de hacer, de educar, que durante años fue una constante de mi vida laboral como profesora universitaria. Privada de esta posibilidad cuando comenzó la pandemia, rememoré mis viejos tiempos. Lo más difícil no es ascender, sino descender. Me reconfortan las palabras de María Zambrano en su libro Filosofía y Poesía: «he descubierto que el condescendimiento  es lo que otorga legitimidad, más que la búsqueda de las alturas […] vale más condescender ante la imposibilidad, que andar errante, perdido, en los infiernos de la luz».

— En el Instituto de Estudios Eclesiásticos Padre Félix Varela, renuevo ahora esta peculiar actividad docente. Cada vez que entro en el antiguo Seminario de San Carlos, siento algo muy especial en mi interior. Camino por los mismos lugares habitados un día por ese sacerdote nuestro, que escribió, en fecha ya lejana, en su obra cimera Cartas a Elpidio: «No hay patria sin virtud, ni virtud con impiedad».

— En la tesis Envejecimiento poblacional y espiritualidad cristiana, del estudiante Roberto Páez Vento, encontré algo que llamó mucho mi atención. En su disertación mencionó una iniciativa denominada Casa para ancianos en Familia, cuyo objetivo es ayudar a ancianos vulnerables Me pareció espectacular y novedoso que reflejara esta nueva práctica en su indagación científica.

¿Cómo dar a los cuidados caseros una actividad creadora?

Quise averiguar en qué consistía exactamente esa experiencia de la comunidad Sant Egidio. Después de terminado el acto de defensa, me acerqué a dos integrantes de la mencionada Casa que estaban presentes allí. No podía perder la oportunidad de conversar con los mismos protagonistas. Uno de ellos, Elio Amador Ricardo, comenzó a narrar la siguiente historia:

Evelio Cuesta Mustelier, un señor de elevada estatura, muy delgado, asistía a la iglesia radicada en Compostela no. 663, e/ Luz y Acosta, cerca de la plaza de Belén. Vivía solo, sin familia, en pésimas condiciones en el reparto Camilo Cienfuegos, edificio 319, apto 206. Su residencia se encuentra bastante lejos de la parroquia.

Casa de familia
La casa de Evelio cuando vivía solo.
Casa de familia

 

Un día enfermó gravemente y un grupo de feligreses de su Iglesia comenzaron a prestarle ayuda en el hospital. La oración, los pobres y la paz, son los referentes fundamentales de esta organización religiosa. Después de su lenta recuperación, había que hacer algo para cuidarlo. Coordinaron con el sacerdote y el responsable de atención a los ancianos en la comunidad, cómo auxiliar al enfermo de manera permanente.

Le propusieron entonces restaurar su deteriorado apartamento, que poseía inicialmente dos habitaciones. La propuesta que le hicieron fue que permitiera residir allí —para ayudarlos también— a dos ancianos igualmente necesitados.

La casa, que posibilitaba la habilitación de otro pequeño cuarto, fue completamente reparada al acceder Evelio a la generosa iniciativa. A partir de ese momento, él disfruta de una atención especial, acompañado, atendido, bien alimentado.

Después de la conversación que tuve con Elio, una señora se presentó como una de las personas que en la actualidad se acoge a esta posibilidad de nueva convivencia. Su nombre es Manuela Rodríguez Rodríguez, vivía en un albergue desde hace años y todavía espera que le reparen su casa inhabitable. Expresó que allí se siente feliz como nunca antes, satisfacción que se reflejaba en su rostro.

Elio, un hombre extraordinario, encontró cerca del edificio de Evelio un pequeño terreno abandonado. Allí sembró un huerto y, gracias a su perseverante trabajo, cosecha las hortalizas que se suministran en la mesa de la Casa en Familia. Esos tres ancianos son atendidos por una señora que tiene el encargo de prepararles la comida. Si un residente falleciera, sería sustituido por otro adulto mayor vulnerable.

Solucionar pequeños problemas puede ser el inicio de un aprendizaje para resolver los grandes. Claro que es imposible la solución definitiva de los vulnerables en Cuba si tomamos un solo modelo. No obstante, las imágenes habitan, al observar las fotos de este caso sentí la formación de una concha en ese espacio salvador, aquí se siente lo grande que existe dentro de lo pequeño.

Casa de Familia
Evelio Cuesta Mustelier
Casa de Familia
Elio Amador Ricardo
Casa de FamiliaCasa de Familia
Elio y Manuela Rodríguez

 

El detalle de esta manera de vivir la soledad, puede ser el signo de un mundo nuevo para un número significativo de seres humanos. En el trabajo científico que cualquier especialista despliega sobre el complejo tema que hoy nos atraviesa, es preciso primero digerir las sorpresas. Haber tomado una lupa como señal de atención y observar este aparente acto de pequeñez, es llegar a la tremenda conclusión del potencial que encierra un grupo de personas con un secreto de amor y alegría.   

Hace pocos días, el viernes 6 de mayo, precisamente en el momento que explotó el hotel Saratoga, me encontraba muy cerca del lugar del triste acontecimiento en medio de un panel que expuso acerca de la temática de la vejez. Me llamó la atención el que una joven se refiriera a la educación de los adultos mayores en sentido muy general, pues apuntó que los adultos de edad avanzada debían aprender a desarrollar un pensamiento crítico.

Recordé que cuando comencé a trabajar, en  los años ochenta del pasado siglo, los profesores de más experiencia nos advertían con insistencia sobre la necesidad de «enseñar a pensar» a los estudiantes. Tal exigencia me molestaba. Los estudiantes son seres que piensan, al igual que los ancianos. La educación se ejerce siempre en dos sentidos. Percibí en el evento que ciertos expertos conciben a este segmento de la población como una masa indiferenciada.

Esas personas, que decidieron por sí mismas unirse un día en un recinto de paz y armonía, y que se sienten felices compartiendo el pan y la esperanza, fueron muy capaces de pensar. Saben bien que no existen formas únicas de vivir, de existir; porque los seres humanos pasamos la vida inventándonos a nosotros mismos. Ellos demuestran con su convivencia que una ética de la compasión está relacionada con la libertad, porque jamás estamos del todo atados a un lugar, a una idea. La ética es una aporía.

20 mayo 2022 12 comentarios 955 vistas
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Igualdad

En busca de la igualdad perdida

por Mabel Torres 5 mayo 2022
escrito por Mabel Torres

Hace poco más de un año un viejo amigo puso en mis manos un ejemplar de La tiranía de la igualdad. El sugerente título y las conversaciones sobre política que sostuvimos me hacían imaginar un manifiesto liberal en toda regla. Él, abiertamente de derecha; yo, una joven de izquierda enamorada de románticos paradigmas.

Por lo general, el ser humano tiende a buscar siempre opiniones afines que refuercen los puntos de vista propios; en cambio, desecha aquello que huele a diferente y puede incluso intentar desacreditarlo. No quise pecar de esto último, sin hacer una lectura personal. Confieso que me acerqué al libro con recelo, pero también con la inquietud intelectual de conocer qué argumentos podría sostener el autor contra la igualdad. Una tarde me bastó para leer a Axel Kaiser, reconocido politólogo, académico y economista chileno.

La tiranía de la igualdad (2014), en apariencia crítico con lo que al autor denomina «derecha estatista» y demoledor con la izquierda latinoamericana, no dejaba de ser aquello que sospechaba al inicio: una loa al individualismo, con un discurso sagaz, convincente y, quizás, un poco emocional, como buen discurso político. El texto de Kaiser reflexionaba en torno a la naturaleza humana y buscaba en ella desmontar el concepto de igualdad. «La gente lucha por ser mejor y no por ser iguales», sentenciaba.

En Cuba, desde hace años escucho un discurso ambivalente acerca de la igualdad: «no se debe confundir igualdad con igualitarismo», dicen algunas consignas. La historia de las últimas décadas en el país evidencia una vuelta de tuercas al ideal de «mismas posesiones todos», enarbolado a partir del 59.

Igualdad

Con el monopolio estatal de la producción, distribución, y la mayor parte de los servicios logrado a finales de los sesenta —después de eliminar a productores independientes y monopolios que operaban en la Isla— parecía que construir una sociedad igualitaria era cosa de coser y cantar. El subsidio a actividades como salud, educación, seguridad social y deporte, y la restricción del mercado como el escenario potencial de las desigualdades sociales en aras de la planificación, completaban la receta de la felicidad.

A partir de entonces, la sociedad cubana quedó compuesta por grupos sociales muy bien demarcados: la clase obrera, el campesinado, los trabajadores intelectuales y una ínfima parte de trabajadores no estatales urbanos. Dicha estructuración socio-clasista se mantuvo estable hasta finales de los ochenta, como señala el investigador Albert Noguera en un artículo publicado en la Revista Europea de Estudios Latinoamericanos y del Caribe.

De acuerdo con Noguera, entre 1959 y 1989, Cuba figuró como una de las sociedades más equitativas del mundo, con una diferenciación de ingresos per cápita entre el 20% de población con ingresos más altos respecto al 20% más bajo, menor de cuatro veces. En este contexto, destacaba además que las transformaciones sociales llevadas a cabo por la Revolución alentaban un sentimiento de bienestar y calidad de vida entre la población.

Un cuarto de siglo después del triunfo revolucionario llegó una de las primeras sacudidas para el sueño socialista: el proceso de rectificación de errores y tendencias negativas de la segunda mitad de los ochenta. Se trataba de un vaticinio del derrumbe del socialismo en Europa del Este y un intento por frenar la catástrofe financiera que se avecinaba, consecuencia de un modelo económico deformado, con poca diversidad y dependiente de potencias extranjeras.

El fin de la URSS y los primeros años de la década de los noventa dejaron al descubierto las enormes grietas de la economía cubana. Con una reducción del 85% de nuestras relaciones comerciales, el país se sumía en una crisis que todavía arrastramos. La sociedad comenzaba a comprobar que la igualdad, tal y como se había soñado, era insostenible, porque en una nación económicamente ineficiente no puede existir ese tipo de desarrollo.

Pero la debacle de los noventa dejó entrever otras diferencias que echaban por tierra la utopía de la igualdad. Resurgieron la prostitución y la delincuencia, creció el sector informal y Cuba poco a poco dinamizó su mercado interno. Asimismo, afloró el turismo y se despenalizó la tenencia de divisas.

Se abrió la puerta a una economía dual, con una parte sujeta a la ley del mercado de oferta y demanda, catalizador de una diferenciación social evidente en cuanto a las posibilidades de acceso a determinados bienes y servicios, comercializados en divisas. A partir de entonces comenzaban a jugar un rol decisivo en la economía cubana las remesas familiares. De hecho, se estima que entre 1989 y 1996 se ingresaron al país tres mil millones de dólares por este concepto.

Igualdad

Axel Kaiser (Foto: Pablo Monge)

Luego del 6.to Congreso del Partido Comunista de Cuba en 2011 y con la aprobación de los Lineamientos, la privatización recibió un impulso sin precedentes, pues —mientras en los noventa se permitió el cuentapropismo para un limitado número de actividades y, sobre todo, de pequeños productores— la nueva apertura otorgaba un papel más protagónico y diversificado para el sector no estatal.

Como colofón, en 2021, el gobierno amplió el espectro de actividades privadas, llamadas eufemísticamente por cuenta propia, de ciento veintisiete a más de dos mil, además de la aprobación de ley de las micro, pequeñas y medianas empresas.

Lo anterior ha representado un bálsamo necesario para una economía estancada y controlada totalmente por el Estado, que además figuraba como el mayor ofertante de empleo. Sin embargo, algunas lecturas sobre estas medidas apuntan hacia la consolidación silenciosa de un modelo de capitalismo de Estado, con restricciones en torno a la propiedad y a la generación de riqueza en manos privadas, que ha dejado en el camino la esperada mejora en el acceso a bienes y servicios por parte de la mayoría de la población. 

Mientras el discurso oficial se agota en el carácter público de la salud y la educación, aproximadamente el 70% de las familias del país vive con menos de 117 USD al mes, de acuerdo con una encuesta realizada por Statista a 1141 cubanos entre junio y julio de 2021.

La investigación de la empresa alemana, especializada en el procesamiento de datos, indica que para hogares de tres o más integrantes, dicho monto simboliza un ingreso de menos de 1,90 USD diarios por persona. En el momento en que se realizó esta encuesta, la tasa de cambio vigente en el mercado informal era de 1 USD por 50 o 60 CUP, por lo que estamos hablando de un monto que oscila entre 100 y 120 CUP. Estas cifras indican que más de ocho millones de cubanos vive por debajo del umbral de la pobreza, marcador establecido por el Banco Mundial.

Igualdad

Cuestión de matemática elemental: ante la escasez, la distribución equitativa de un poco para muchos ha significado en la práctica la socialización de la pobreza. ¿Esta era entonces la sociedad igualitaria que prometía el socialismo cubano?

La igualdad figura como un derecho, refrendado por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas que data de 1948. El documento plantea un trato similar para cualquier persona con independencia de su género, etnia, religión o posición social, como también lo reconoce la Constitución de la República de Cuba.

Sin embargo, garantizar igualdad de oportunidades para el desarrollo individual representa un gran desafío en la práctica debido a las condiciones de vida de las que parten grupos menos favorecidos, como aquellos procedentes de estratos humildes y marginados, con un bajo nivel de escolaridad y trabajos precarios o informales. 

El concepto de «equidad» pudiera convertirse entonces en una alternativa más viable y justa, en tanto no renuncia al principio de la igualdad, sino que parte del reconocimiento de las diferencias y condiciones de vida de cada ciudadano. Garantizar la igualdad implica que el Estado desarrolle políticas públicas orientadas a la eliminación de las brechas en torno al acceso a bienes y servicios básicos por parte de colectivos socialmente vulnerables.

Y aunque hasta ahora solo me he referido a la igualdad en materia económica, no debe obviarse la dimensión política. Ser iguales debe suponer también el respeto a los derechos civiles, económicos, políticos y jurídicos de todos los ciudadanos, y que disentir de una supuesta voluntad colectiva unánime no sea sinónimo de la pérdida de libertades individuales.

La igualdad conlleva que cada ciudadano disponga de una vivienda digna y de un trabajo como fuente fundamental de sustento, por solo citar dos elementos básicos. Ello contrasta con un fondo habitacional que a inicios de 2021 tenía un millón 452 852 viviendas (37% del total) con una infraestructura en mal estado o con peligro de derrumbe y un salario medio de alrededor de cuarenta dólares estadounidenses… Y en ese orden pudiera continuar el discurso con una interminable apología a la miseria de las mayorías.

Así como la justicia, la democracia o la libertad; la igualdad es intangible, no solo por su naturaleza abstracta, sino porque resulta casi imposible conquistarla por completo. Más que un logro social para la vanagloria de cualquier gobierno, representa una especie de deber ser para toda sociedad, en tanto mute y se adapte al contexto social en que vivamos.

Después de leer a Kaiser coincidí con él en varios puntos y discrepé en otros tantos, pero en algo le doy la razón: a lo que no debe renunciar ningún ser humano es a la igualdad en dignidad.

5 mayo 2022 12 comentarios 1.117 vistas
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Vivienda

La construcción de la vivienda en Cuba. Antecedentes y situación actual

por Omar Everleny Pérez Villanueva 19 abril 2022
escrito por Omar Everleny Pérez Villanueva

Cuando el gobierno cubano tomó el poder en 1959, se encontró con una parte del sector de la vivienda muy deteriorado debido al déficit habitacional existente, las notables diferencias entre el campo y la ciudad, la variabilidad de los materiales usados y la existencia de cordones de pobreza en las principales urbes, sobre todo en La Habana.

Esto lo impulsó a priorizar el mejoramiento de las condiciones de vida en el campo y a intentar erradicar los asentamientos informales en las ciudades. Sin embargo, la vivienda urbana continuó su proceso de deterioro y esto permitió que el déficit habitacional creciera.

Un sucinto análisis histórico permite conocer que en 1802 existía en la capital un promedio de cincuenta personas por viviendas, lo que demostraba el elevado hacinamiento. El censo realizado en 1899, durante la intervención del país por Estados Unidos, arrojó la cifra de 262 724 casas para más de un millón y medio de habitantes, lo que significaba 5.3 personas por edificación, aunque bajo el término casas se incluían las de una sola pieza o cuarto, los bohíos en el campo y los barracones de guano y piso de tierra.

La Habana inicia su configuración hacia zonas periféricas de entonces, fuera de escala respecto a una parte de la realidad nacional y con el deseo de competir con el vecino del Norte. Un ejemplo evidente fue la construcción del lujoso Capitolio Nacional, imitación estilística del de Washington.

Durante la primera mitad del siglo XX, la arquitectura se fundamentaba en la iniciativa constructora de la burguesía cubana, con la construcción de edificios públicos y grandes residencias privadas. El objetivo era multiplicar el capital, ya que esos edificios fueron convertidos en viviendas de alquiler. En esa época, el 74.5 % de las moradas habaneras no pertenecían a quienes las habitaban, pues estos lo hacían en calidad de arrendatarios.

A partir de la década del treinta, debido al aumento demográfico de las ciudades, especialmente La Habana, y por el creciente desarrollo comercial e industrial, comienza a registrarse un alza en la demanda de viviendas. Como paralelamente aumentaban el costo de los terrenos y el de la construcción, la casa individual empezó a ceder en preferencia ante al edificio de apartamentos colectivos, mayor en conjunto y menor en espacio habitable.

A partir de 1940, aparecen innumerables residencias privadas en lugares como Varadero, los repartos Miramar, Playa, Habana, Río Almendares, entre otros. Tales mansiones eran de alto lujo.

Vivienda

Reparto Miramar. 5ta Avenida desde el reloj de calle 10. 1931.

El promedio anual de construcción en el período 1946-1953 fue de 26,827 viviendas. Entre 1953 y 1958 creció de forma acelerada, no obstante que el déficit habitacional continuó ascendiendo y la población de más bajos ingresos carecía de domicilio apropiado. Fueron formuladas diversas políticas que buscaban la reducción de asentamientos informales en los alrededores de La Habana, así como la disminución del déficit habitacional, pero ninguna tuvo los resultados esperados.

Desde 1945 a 1958 —considerada la etapa de mayor actividad constructiva antes de 1959—, las viviendas erigidas con niveles buenos o aceptables solo pudieron satisfacer un tercio de la demanda por crecimiento demográfico.

Durante todo el siglo XX, y hasta 1958, el estado cubano construyó algunos conjuntos urbanos de importancia en la capital: en 1910 el de Pogolotti, en Marianao, y el Barrio Obrero de Luyanó, a partir de 1945. Debe señalarse también la agrupación de viviendas en el reparto Lutgardita, en Boyeros.

En ese período prerrevolucionario el estado, bajo el programa de Fondos Hipotecarios conocidos como FHA, estimuló la construcción de casas individuales en el país. Por su parte, se erigieron viviendas en barrios alejados del centro de la ciudad de La Habana, como los de Fontanar y Altahabana.

Según la investigación censal realizada en Cuba en 1953 —dirigida y coordinada por la Oficina del Censo de los Estados Unidos—, solo el 13 % de las casas existentes en el país podrían considerarse como buenas.

Buenas

13

Aceptables 20
Regulares 21
Malas 32
Ruinosas 15

Tabla 1: Estado de la Vivienda en 1953 en porcientos.

En Cuba se edificaba donde la rentabilidad fuera elevada. Ello explica que el 80 % de las construcciones consideradas buenas se ubicaran en la Ciudad de La Habana, lo que evidenciaba un desequilibrio en el desarrollo urbano del país.

La referida desproporción se repetía dentro de la misma ciudad, ya que por un lado existían un ostentoso litoral, exclusivas urbanizaciones de la burguesía, lujosos edificios de apartamentos y grandes residencias y, por el otro, enormes zonas de construcción espontánea y barrios insalubres con condiciones inapropiadas para vivir. En zonas rurales las condiciones eran más adversas, con los llamados bohíos y la insalubridad por falta de agua potable, alcantarillado y depósitos de aguas negras.

En 1959, solo por reposición de viviendas ruinosas o malas, la demanda era de 700 000, teniendo en cuenta la población y el número de viviendas existentes en ese momento.

Desde 1959 se planteó el enorme déficit habitacional que tenía Cuba, por ende, entre las primeras medidas que se estipularon en tal sentido, resaltan el intento de erradicar algunos barrios y la ley de Reforma Urbana.

Algunos de los principales barrios insalubres eliminados fueron el Manzana de Gómez en Santiago de Cuba, con la creación del Reparto 26 de julio; del habanero barrio Jesús María fueron trasladados a sectores residenciales de la propia ciudad unas 242 familias, por solo citar ejemplos.

En apenas cuatro años, hasta 1962, el llamado Instituto Nacional de Ahorro y Viviendas (INAV), construyó un conjunto de barrios representativos, a los que se sumarían los construidos posteriormente, hasta mediados de los setenta:

  1. Habana del Este (1959-1961), con edificaciones de cuatro y doce pisos.
  2. Distrito Urbano José Martí, iniciado en 1964 en Santiago de Cuba.
  3. Conjunto Alamar, a partir de 1971
  4. Edificios Apartamentos en Altahabana.
  5. Micro-distrito Central Plaza de la Revolución, con edificios altos.
  6. Reparto Lenin, en Holguín.
  7. Reparto Caribe, en Guantánamo.
  8. Nuevo Manzanillo.
  9. Los Olivos, en Sancti Spiritus.
  10. San Rafael, en Matanzas.
  11. Reparto Hermanos Cruz, en Pinar del Río.
  12. Repartos Armando Mestre (Naranjal)  y Camilo Cienfuegos, en Matanzas.
Vivienda

Construcción del reparto Alamar. (Foto: Twitter/@Memoire2cite)

Otros barrios aparecieron a lo largo de la Isla, e inclusive, los conjuntos urbanísticos mencionados se ampliaron en fechas posteriores.

Ya en los setenta comienzan a edificarse asentamientos en todo el país, sin mucho diseño arquitectónico, el único fin era construir viviendas para los trabajadores con mano de obra garantizada por ellos mismos. La consecuencia de esta política se reflejó en la baja calidad constructiva y el pobre diseño de ciudades o asentamientos, sumado a que muchas instituciones empezaron a levantar edificios cercanos a su área laboral, los ejemplos son variados.

El proceso de urbanización en Cuba fue uno de los más antiguos en el continente latinoamericano. Si bien su ritmo de crecimiento no fue tan intenso como en aquellos países, se considera alto, con valores que oscilan entre el 57 % de la población urbana para el Censo de Población y Viviendas del año 1953; 75.9 % en el Censo de Población y Viviendas del 2002 y 76 en el Censo del 2012.

Diferencias entre las provincias

El proceso de urbanización no se produjo de forma homogénea en Cuba, por lo que existen diferencias marcadas entre provincias. Ya en el censo de 1953, la provincia de mayor grado de urbanización armonizado era La Habana, con el 98.9 %, en tanto la de menor grado era las Tunas, con el 25.4 %. Pero en el censo del 2012, la provincia más urbanizada continuaba siendo la ciudad de La Habana con el 100 % de su población residiendo en zona urbana; al tiempo que la menos urbanizada era la provincia Granma, con el 60 % de urbanización.

Hasta 1971 se habían levantado mas de 100 000 viviendas en el campo. Al llegar a 1980 esta cifra ascendía a más de 295 000. Ese nivel de construcciones fue posible por la creación del llamado Movimiento de micro-brigadas, surgido en 1971 en el reparto Alamar, al este de la capital, y por el plan inversionista ejecutado en la industria de materiales de la construcción.

En el ritmo de construcción de viviendas que ha tenido Cuba, debe destacarse el rol de la población. A partir de 1980, esta construyó el 24.1 % del total de casas terminadas, llegando a representar el 34.59 % en 1984. Tal ritmo se iría incrementando por años. Así, en el quinquenio 1981-1985 se construyeron casi 200 000 viviendas. No obstante, seguía siendo insuficiente dado el nivel del déficit acumulado y el crecimiento poblacional.

El economista Carmelo Mesa Lago estimó en 1997 que el déficit de viviendas era de un millón de unidades, o 110 por mil habitantes (Mesa Lago 1997).

Hasta 1985, en La Habana se construían menos viviendas per cápita que en todas las provincias del país, lo que resultaba una situación inversa respecto a la década del  cincuenta. Asimismo, se daba menos mantenimientos a la planta existente, lo que provocó, entre otras causas, el deterioro acelerado de determinados municipios de la capital, como La Habana Vieja, Centro Habana y el Cerro, entre otros.

El desmantelamiento del sistema socialista en los países europeos, especialmente en la URSS, afectó la vida nacional y los programas de desarrollo cubanos, entre ellos el de la vivienda; si bien debe indicarse que el déficit habitacional no se resolvió, ni siquiera se amortiguó, antes de la crisis de los noventa.

No obstante las medidas y acciones tomadas por el estado cubano, el déficit habitacional ha continuado creciendo y el panorama actual muestra amplias necesidades de inversión pública. Es forzoso que nuevas medidas sean adoptadas en el corto plazo, ya que la combinación de lo heredado, más la situación económica adversa, ha complicado la situación actual.

A eso debe añadirse la proliferación de nuevos barrios insalubres que fueron surgiendo dentro de la capital del país y en numerosas ciudades de casi todas las provincias. Para intentar modificar el déficit de viviendas que hoy existe, el ritmo constructivo deberá superar las cien mil por año, y hoy se construye apenas la tercera parte de esa cifra.

A partir de 1997 se produce una caída en el número de viviendas terminadas, y solo  comienza a recuperarse este indicador desde el 2005. Lo interesante en el período es que se manifiesta un cambio de tendencia, pues el sector no estatal de la economía logra concluir viviendas en un nivel más elevado que el estado.

Viviendas

Fuente: Oficina Nacional de Estadísticas. Anuario Estadístico de Cuba. La Habana.

En 2006 se puso en marcha en Cuba un Programa Especial para la construcción, conservación y rehabilitación del fondo habitacional. El mismo determinó la edificación de cien mil viviendas anuales; sin embargo, solo se cumplió en ese año, fundamentalmente por la existencia de un elevado fondo habitacional pendiente de pequeñas acciones de terminación desde el comienzo del Período Especial. 

Los problemas históricos en la construcción de viviendas se mantienen en Cuba. En estos últimos años podrían mencionarse, entre ellos: la baja productividad de la fuerza constructiva, junto al déficit de fuerza calificada, tanto de constructores como electricistas, albañiles, plomeros, en algunas regiones del país; la mala calidad en la actividad constructiva estatal, lo que incluye las actividades de urbanización; los muy bajos niveles de mecanización y uso de técnicas modernas; el desvío de recursos de las obras en ejecución; y las demoras, trabas y burocratización en los trámites legales  requeridos, que entorpecen la gestión. (1)

Es necesario realizar acciones que permitan alargar la vida útil de las viviendas, por la calidad de la cubierta de los techos y la falta de mantenimientos, sumados a la vejez de muchas edificaciones, especialmente en las grandes ciudades.

Antes de 1920 3.1
1920-1933 1.9
1934-1945 3.01
1946-1958 6.8
1959-1970 7.7
1971-1981 11.5
1982-1989 14.9
1990- 2001 12.2
2002-2012 13.4

No sabe

25.0

Tabla 2: Viviendas particulares de tipo casas o apartamentos según período de construcción declarado en el censo de Población y Viviendas del 2012 en %.

La tabla 2 demuestra que el 60 % del fondo habitacional del país —2,1 millones de viviendas—, ha sido construido después de 1959, pero a la vez indica que el 40 % de los encuestados, o no sabe cuándo se construyó o afirma que se hizo antes de 1959. La baja calidad de las instalaciones existentes como viviendas, según se muestra en la tabla 3, permite afirmar que es lógico que en otras regiones la afectación más rutinaria sea la destrucción de las mismas por parte de ciclones tropicales.

Del fondo habitacional existente en el momento del último censo de población y viviendas, el del 2012, una parte significativa de las viviendas no tenían buena calidad —dados los materiales predominantes en sus techos— para enfrentar fenómenos meteorológicos de gran envergadura. Solo el 53 %, que son las casas techadas de cemento, poseen mejores condiciones. A la vez, los datos demuestran que se han sustituido las casas de madera y guano por techos de plancha metálica, con las afectaciones consiguientes que ello ocasiona ante adversidades naturales.

  2002 2012
Total 3 198 859 3 620 152

De ellos

Placa 1 576 301 1 941 894
Teja  523 178 293 272
Fibrocemento  791 624 788 770
Madera y Papel   115 848 67 858
Guano   169 963 88 477
Plancha Metálica   412 114
Otro  27 945 27 767

Tabla 3: Casas y apartamentos ocupados con residentes permanentes en el momento censal de 2002 y 2012 (de acuerdo con los materiales predominantes en el techo). Fuente. Oficina Nacional de Estadísticas. Informe Nacional del Censo de Población y viviendas. 2002, Tabla V.7, La Habana. Y Censo de 2012, tabla V.12

La compleja situación descrita permite concluir que:

  1. Cuba debiera darle prioridad a las labores de mantenimiento y conservación del fondo habitacional.
  2. Es imperativa mayor atención al aseguramiento de los programas de viviendas a nivel municipal, a partir de las materias primas existentes en cada lugar y las tecnologías disponibles para fabricar los materiales necesarios.
  3. La construcción de viviendas deberá organizarse sobre la adopción de nuevas modalidades, que incluyan la introducción de nuevas tipologías y el empleo de tecnologías constructivas que ahorren materiales y fuerza de trabajo, y sean de fácil ejecución por la población.
  4. La industria de materiales de la construcción debería satisfacer la demanda para las inversiones, el mantenimiento constructivo y potenciar la exportación de los materiales más competitivos, así como la venta a la población con costos mínimos y sin subsidios.
  5. Es preciso permitir la construcción de viviendas por empresas extranjeras en el país, y a la vez otorgársele créditos por parte de las instituciones nacionales a los arrendadores o compradores interesados.

La actual situación habitacional ha producido un impacto múltiple en la sociedad cubana, y aunque en las últimas seis décadas el Estado ha construido viviendas, el ritmo constructivo ha sido insuficiente para reducir el déficit, por lo que deben incrementarse los niveles de inversión en el sector y desarrollar una estrategia de participación financiera de la comunidad.

***

(1) Betsy Anaya: «Los programas priorizados en Cuba», Mimeo, CEEC, La Habana, 2008

19 abril 2022 24 comentarios 1.241 vistas
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disidentes sexuales

Cuerpxs Negrxs disidentes sexuales

por Alberto Abreu Arcia 7 abril 2022
escrito por Alberto Abreu Arcia

Uno de los grupos menos visibilizados por los estudios sobre vulnerabilidad, desventaja social y marginalidad en Cuba es la población LGBTIQ+ y, dentro de la misma, el segmento compuesto por lxs disidentes sexuales negrxs. El presente artículo se basa en entrevistas y observaciones, formales e informales, que desde hace algunos años he venido realizando en diferentes espacios.

A través del mismo me acerco, desde una mirada interseccional, a las relaciones entre disidencia sexual, clase y la raza como articulación de varios sistemas de opresiones, donde confluyen procesos y dinámicas históricas de exclusión, marginalización y vulnerabilidad que posibilitan que un grupo social llegue a ejercer una dominación con consecuencias reales sobre otro(s) grupos(s).

Ser negrx y disidente sexual es asistir a una doble o triple discriminación. Incluso al interior de los mismos colectivos LGBTIQ+ en los que concurren y se reproducen prácticas, prejuicios y estereotipos racialmente discriminatorios que imperan en la sociedad y se relacionan con la sexualidad de las personas negrxs.

Tal situación coloca a este grupo en una posición de vulnerabilidad particular y pone al descubierto el carácter interseccional de las opresiones. Al respecto comenta Raúl Soublett, coordinador general del Proyecto Alianza Afro-cubana: «Vemos las diferentes formas de discriminación hacia los sectores más vulnerables en la sociedad, y nos damos cuenta de lo que sufren los afrodescendientes dentro del propio colectivo LGBTIQ».

En el ámbito académico cubano, específicamente en los circuitos consagrados a estudios sobre género, sexualidad e imaginarios del deseo no heteronormativo; llama poderosamente la atención su voluntad por construir cuerpxs y sujetxs desracializados.

Dicha actitud es perfectamente coherente con los ademanes de expulsión del cuerpo negrx de los discursos historiográficos, antologías, cartografías, genealogías, y otras prácticas académicas e intelectuales encargadas de historiar cómo se han delineado las subjetividades no heteronormativas, los territorios del deseo diferente en la nación cubana y su rol en el diseño de un concepto de ciudadanía y sujeto nacional más plural e inclusivo.

disidentes sexuales

(Foto: EFE)

En todos estos actos arqueológicos consagrados a la escritura de una memoria colectiva de la disidencia sexo-genérica en Cuba, las experiencias históricas de trans, lesbianas, locas, bi, gay, travestis, pajaritas, butch, drag King… negrxs, se leen desde el vacío. Lo que pone en evidencia la responsabilidad del arte, la literatura y las ciencias sociales en la producción de un conocimiento que se desprende de representaciones descentradas, precarias y/o abyectas de las negritudes.

De igual forma, tales silencios y ejercicios de tachadura se reproducen al interior de los movimientos políticos afrodescendientes y los llamados estudios afroamericanos o afro-latinoamericanos, y en los conclaves académicos destinados a la institucionalización de este campo de estudios, sus publicaciones científicas, y demás intentos por diseñar una cartografía política del campo de las negritudes. En dichos ámbitos somos percibidxs como una amenaza.

Agustín Laó-Montes, en su imprescindible Contrapunteos afrodiaspóricos: Cartografías políticas de nuestra afroamérica,  reconoce que la mayoría de los análisis de la diáspora africana tienden a marginalizar las consideraciones de género y sexualidad. Y reflexiona que esta absoluta ausencia de un análisis de la lógica sexual y las economías libidinales inscritas en los discursos de la diáspora en general y de las trayectorias Afro-diaspóricas en particular, implican una urgente necesidad de erotizar la teoría crítica y el análisis histórico.

Por estas razones, el presente análisis marca una diferencia radical respecto a los archivos del deseo e imaginarios de la disidencia sexogenérica en la Isla, que se piensan —teórica, conceptual y metodológicamente—, como un  espacio occidental y profundamente blanco.

 «La invisibilización se da bajo la lógica de que lo que no se ve no existe y lo que no existe no tiene derecho», afirma Héctor Miguel Salinas en su provocador ensayo Políticas de disidencia sexual en América Latina. La invisibilidad inferioriza y estigmatiza. Ratifica construcciones que sitúan a los grupos incivilizados en posiciones de subalternidad social entre sí. Es una práctica profundamente desacreditadora.

Paradójicamente, esos ejercicios de borramiento casi siempre terminan generando las condiciones para que estas identidades colectivas tachadas puedan convertirse en identidades políticas e iniciar luchas por su legitimidad y reconocimiento.

Lo hasta aquí expuesto ayuda a entender por qué, más allá de su naturaleza interseccional, lxs afrodisidencias sexuales se construyen a partir de una serie de negociaciones con los códigos, imaginarios y representaciones del mundo no heteronormativo blanco. Sobre todo en los gays siempre está presente la disyuntiva de estar con personas negras pero sin ser visiblemente marica, o vivir la experiencia con gentes blancas más abiertas al tema LGBT pero también racistas.

Cuenta el poeta y afrodisidente sexual Julio Mitjans, que en una ocasión, en sus años de adolescencia, un joven blanco al que miraba insistentemente le increpó: «—no mires tanto que aquí los negros y los blancos no llevan el mismo paso». «Yo ni siquiera pensaba en algo erótico solo miraba su camisa de botonadura ciega». Luego, suavizando la aspereza de su voz le dijo: «por lo menos tú no tienes ñata ni bemba». A partir de entonces, «supe que por ser negro tendría problemas también en mis relaciones de pareja».

disidentes sexuales

Julio Mitjans (Foto: El Palenque)

A partir de sus vivencias, Mitjans estima que en la población LGBTIQ+ los arquetipos de belleza que rigen son totalmente eurocentristas: «Los patrones de belleza que compartían mis amigos no tenían en cuenta a los negros, para ellos debía tener rasgos cuasi griegos».

La intelectual trans Mel Herrera, en su ensayo «El trauma de las subalternas: amor romántico desde una perspectiva trans y decolonial», relata una experiencia similar: «Recuerdo que cuando pensaba en el amor, además de imaginar que era una niña cisgénero, imaginaba que era blanca y que tenía romance con muchachos apuestos y blancos. Me atravesaban varias cuestiones entonces: la negación identitaria, la negación del amor heterosexual y el racismo internalizado».

Se pregunta entonces: « ¿cómo no desear relacionarme con hombres blancos si los hombres negros han sido construidos como maltratadores por naturaleza, violentos, agresores sexuales, vulgares, atrasados, salvajes?».  

Uno de los correlatos derivados de las historias que cuentan Mitjans y Mel, es cómo las identidades no heteronormativas blancas se construyen desde lugares de privilegio donde la afrodisidencia sexo-genérica deviene otredad desvalorizada, y criminalizada, que se desenvuelve en escenarios hostiles. Es precisamente en ese punto cuando esta última, dada su condición afrodiaspórica, trasciende y desestabiliza las construcciones binarias que el proyecto colonial de la modernidad occidental hizo de la feminidad, la masculinidad, y la heterosexualidad.  

Al respecto comenta Mel: «Las imposiciones/restricciones de género y a la sexualidad, y la estratificación racial que Occidente impuso desde el período colonial, nos convirtieron en identidades, cuerpos y territorios subalternos. Somos las subalternas y hemos crecido con ese trauma desde la infancia. Es un trauma ancestral».

A propósito de estas prácticas destinadas a excluir las afrodisidencias sexo-genéricas de los territorios del deseo y la disidencia sexual, observa Mitjans: «los negros no existimos en su imaginario. Esa omisión siempre ha sido un síntoma de otras omisiones, síntoma de un sutil desprecio: un negro siempre viene con muchos problemas aunque haya terminado la universidad».

Esta problemática que denuncia Mitjans viene a ser apuntalada por la representación, plena de estereotipos racistas injuriosos, que construyen los medios de comunicación masiva sobre las personas afrodescendientes. Y subraya este poeta afrocubano, miembro del grupo literario El Palenque, que se trata una cadena de significaciones peyorativas y degradantes la cual configura un «valladar que es casi imposible superar», por cuanto coloca a estas personas:

(…) en la imposibilidad de acceder a la movilidad social, el negro un ser nacido para el estancamiento, una noria que absorbe a más de una generación en la familia negra y si eres gay peor, la omisión del cuerpo negro en el universo gay se torna en un proceso de re victimización porque el que dialoga contigo, el compañero de la comunidad LGBTIQ, reproduce los patrones o códigos de  belleza  de la heteronormatividad blanca aunque seas una margarita que se ha abierto paso desde la tierra en primavera.

 A su juicio, la población LGBTIQ+ no negra reproduce los mismos prejuicios raciales, exclusiones y dispositivos de la dominación heteropatriarcal blanca.

Lo que me interesa poner de manifiesto en esta lectura cruzada de los textos de Mel Herrera y Mitjans, es cómo dichas prácticas, destinadas al silenciamiento e invisibilidad de los cuerpxs de las afrodisidencias sexo-genéricas en los estudios académicos cubanos, son resultado de la reproducción de un sentido común racista, que tiene su anclaje en estructuras del saber y en producciones simbólicas y de conocimientos eurocéntricas y racializadas.

disidentes sexuales

Mel Herrera (Foto: ADN Cuba)

Como pueden ver, el entrecruzamiento: género-color de la piel y disidencia sexual, ensancha estas brechas de equidad, discriminación  y  desventaja social. Ser un disidente sexual negrx es entrar en un territorio donde se entrecruzan diversas opresiones. No por casualidad se encuentran entre lxs más expuestos a la violencia policial, para quienes ser negro y maricón es la última carta de la baraja: quienes peor visten, lxs tenidos como vulgares  y de menos nivel de instrucción, quienes viven en condiciones de marginalidad y pobreza pues en su mayoría provienen de familias de bajos recursos que carecen de patrimonio heredado.

La crisis económica de los noventa, y las sucesivas reformas que a partir de entonces se han implementado en alguna medida por parte del estado cubano, provocaron un incremento de la diferenciación socioeconómica; es decir  un ensanchamiento de las diferencias en el ingreso y en el acceso a bienestar. Ello se refleja en la existencia de una clase media, o lo que algunos autores, —como Mayra Espina («Reforma y emergencia de capas medias en Cuba»)—, denominan «capa», para designar el proceso de formación en Cuba de una franja socio-estructural media.

Este fenómeno también ha impactado al interior de la población LGBTIQ+, donde lxs afrodisidentes sexuales resultaron lxs menos favorecidos. De ahí su escasa presencia en el sector emergente de la economía y en otras formas alternativas de ingreso económico, como las remesas. Están subrepresentadxs en el trabajo por cuenta propia y en espacios laborales estatales ventajosos, y sobrerrepresentadxs en las ocupaciones elementales no calificadas.

En el caso de lxs transexuales, travestis y transgéneros negrxs, configuran un grupo profundamente desfavorecido, porque no solo tienen que lidiar con la vulnerabilidad familiar y social, la dificultad para conseguir empleo, la imposibilidad por razones de bulling, etc., de lograr acceso pleno a todos los niveles de enseñanza. Por estas razones, terminan viviendo del mercado informal, aceptando empleos no calificados o en el trabajo sexual, donde son víctimas frecuentes de violencia de género.

A lo anterior, súmese que muchxs residen en comunidades muy marginales, jerarquizadas por la violencia, así como por códigos, elementos conductuales y de supervivencia basados en estereotipos sobre la masculinidad negra, donde realmente tienen que imponerse sino, literalmente, lxs expulsan del barrio. 

Norma Guillard Limonta, psicóloga, activista lesbiana y afrofeminista, explica que, dada «la procedencia de esta población en su mayoría de la pobreza, de la zona de dificultades, de los barrios marginales», la sociedad interactúa con ella partiendo de una serie de estereotipos que refuerzan la imagen de «que somos diferentes, semi analfabetas, bajo salario, disponibles para cualquier trabajo, sumisión, obediencia, objeto sexual, potencia de prostituta, buena en la cama». Por estas razones, cualquier intento de transformación desde el interior de ese grupo vulnerable tiene que enfrentar las dificultades y resistencias que implica transformar ese imaginario.

Para Guillard Limonta —quien fuera coordinadora del grupo OREMI de lesbianas—, el gran costo que implica ser una mujer negra, se agrava «si además es lesbiana». Por el hecho de que es «más evidente la diferencia de lucha contra la opresión patriarcal con relación a la blanca, pues se le suma además que deben luchar contra el dominio colonial a nivel mental, por la historia marcada de la esclavitud y por ende con el racismo».

Por último, deseo compartir una idea que fue tomando forma a partir de los criterios que han emergido en este texto. Tiene que ver con la moda del concepto enfoque interseccional (no por azar fueron las afrofeministas norteamericanas, miembros de Combahee Rive Collective en la Declaración de 1978, las primeras en acuñarlo antes de que se hiciera teoría en la academia crítica).

De nada sirve apropiarse del mismo si no partimos del razonamiento de que tanto el género como la raza son construcciones culturales que responden a una filosofía higienista, enunciadas desde la blanquitud hegemónica y legitimadas en complicidad con las Ciencias Sociales y sus narrativas historiográficas.

En las voces de Mel Herrera, Julio Mitjans y Norma Guillart Limonta, hay una demanda explícita a las Ciencias Sociales sobre el hecho de que no basta emplear el enfoque o concepto interseccional si no se deconstruye ese episteme de la modernidad/colonial que nos inventó como negrxs, maricas, tortilleras, indias, y que todavía sobrevive al interior de las Ciencias Sociales latinoamericanas en su manera de entender y explicar nuestros procesos como negrxs y disidentes sexuales.

Un episteme que, desde su colonialidad del ser, nos impuso un arquetipo de belleza, sexualidad, masculinidad que históricamente han devenido prácticas discriminatorias, exclusiones y lenguaje de odio; que refuerzan condiciones de desigualdad, re-funcionalizan realidades sociales y sistemas de opresión y afectan directamente a lxs afrodescendientes, mujeres, disidentes sexuales, etc.

***

Este texto es parte del proyecto «Desigualdad, pobreza y sectores vulnerables en Cuba». Puede participar en él, enviándonos recomendaciones, testimonios, comentarios, al  correo jovencuba@gmail.com, con el asunto «Proyecto – desigualdad».

7 abril 2022 11 comentarios 1.056 vistas
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Pobreza

Pobreza, vulnerabilidad y campaña por los barrios

por Ivette García González 30 marzo 2022
escrito por Ivette García González

Pobreza, vulnerabilidad y exclusión constituye una tríada de diversa expresión y connotaciones. Desde hace unos meses los barrios «vulnerables» ocupan la atención gubernamental. Así lo indica la amplia cobertura que la televisión, Granma y otros medios estatales como Cubadebate y Cubahora, otorgan a las visitas oficiales a estos lugares —sobre todo en la capital— y la definición del tema como prioridad del gobierno.(1) Algunas reacciones que difieren del discurso oficial invitan a reflexionar.  

El contexto está marcado por la agudización de la crisis sistémica del país, incluido el persistente deterioro de la relación de confianza entre ciudadanía y Partido/Estado/Gobierno, y el incremento de la represión política. Eso explica la percepción de que tal campaña es la respuesta del gobierno al estallido social de julio del año pasado.

Estas son prácticas populistas que, con rápidos cambios cosméticos, pretenden aplacar la tensión social y recuperar apoyo popular, para lo cual el gobierno se sirve de la única prensa permitida. Finalmente, muestra el manejo del tema desde una noción menos comprometedora —la de vulnerabilidad— que alude solo a la probabilidad o riesgo y no al fenómeno palpable. De ese modo se oculta el grave problema de la reproducción y extensión de la pobreza.

Sin embargo, la pobreza y su incremento en barrios urbanos donde las personas enfrentan diversas formas de vulnerabilidad social, impacta sobre los derechos humanos y es una problemática que ocupa la agenda de foros internacionales y de la ONU. La UNICEF y el Programa de Naciones Unidas para los asentamientos humanos (ONU-Hábitat) desempeñan un importante rol en ese sentido. Desde 2015, la superación de tales condiciones se formula en dos de los objetivos —uno y once—, de Desarrollo Sostenible para el 2030, de ahí la necesidad de que estén en el centro de la agenda política.

Pobreza

-I-

Se trata de un fenómeno complejo, de muchas aristas y consecuencias. En Cuba afectan los permanentes retrocesos y errores de política económica y el avance de la precariedad. Como parte del fenómeno, continúa ampliándose la larga lista de barrios en tal condición en casi todas las ciudades de la Isla. Muchos de ellos son de larga data, con varias generaciones de familias implicadas; otros son más recientes.

Hace varias décadas el tema está reducido a la academia, pero con aportes importantes. En un estudio de caso («Alturas del Mirador») del 2011, el antropólogo Pablo Rodríguez llamó la atención sobre la «marginación en la pobreza», como resultado de la conjugación de esas realidades y diversos fenómenos sociales conexos, entre ellos la exclusión. (2) 

En un análisis de hace unos años, se reconocen las graves condiciones de ciertos barrios en la capital: el Fanguito, la Güinera, la Corea y el Palenque. Entre ellas, las asociadas a vivienda y hábitat, bajos ingresos, inestabilidad o desvinculación laboral, bajo nivel de escolaridad y de participación sociopolítica, insuficiente acceso a servicios, y brechas significativas asociadas a género, raza, generación y territorio, lo que incluye asimismo el lugar de origen de las personas. Se alerta ahí sobre el incremento de la segmentación social y el agravamiento de formas de exclusión social.   

-II-

Durante estos meses de campaña y mejoras en algunos barrios, se ha insistido en que ya se habían dado pasos para atender esas realidades. Y es cierto que existen experiencias diversas de trabajo comunitario, sobre todo desde el ámbito de la cultura. A pesar de ello no se ha resuelto el problema, por el contrario, se ha agudizado, lo cual sugiere la pertinencia de profundizar y tener en cuenta los siguientes elementos:

1. Las raícesde la pobreza y los problemas del país relacionados con ella, son profundos y estructurales. Las redes de solidaridad, iniciativas socioculturales y medidas emergentes puntuales, ayudan a compensar pero no son suficientes ni se dirigen a las verdaderas causas.  

2. La economía y la política económica son fundamentales pero no han favorecido la transformación que requiere Cuba. El descenso de indicadores claves y las crisis recurrentes tienen creciente impacto en la esfera social y, de acuerdo con expertos, la «Actualización» tampoco dispone de un proyecto de desarrollo productivo. 

3. La práctica de sustraer del ámbito ciudadano —a través del silencio de los medios y el discurso oficiales, así como del limitado acceso a la información— asuntos de interés público como estos, que son realidades incómodas o incongruentes con la imagen del país que el Partido/Gobierno/Estado proyecta, mucho perjudica. Siete años de censura para el documental Canción de barrio es apenas un ejemplo. 

4. No se reconoce oficialmente el problema de la pobreza y, en consecuencia, no se estipula una política específica para enfrentarla. La tendencia ha sido matizar el fenómeno con eufemismos del lenguaje y continuar, desde el centralismo, esperando por el efecto derrame.  

Es un imperativo que se atiendan con urgencia las numerosas propuestas de las ciencias sociales cubanas, que son convergentes con recomendaciones de organismos internacionales. Entre ellas, destacan las siguientes:   

1. Transformaciones económicas estructurales, imprescindibles para encarar los retos y explotar las capacidades.

2. Implementación de políticas y programas sectoriales y territoriales con visión integral y diferenciada, enfocados en la solución de la pobreza y la erradicación del ciclo que favorece su reproducción.

3. Real e irreversible descentralización y autonomía municipal.

4.Estrategias de desarrollo local cuyo pilar sea el empoderamiento de los ciudadanos en todas las esferas.

-III-

Sin duda urge visibilizar un tema que, de acuerdo con la estrategia de la ONU, se empezó con retraso. El mismo debe ser encarado sin eufemismos, con transparencia, y responsabilidad con la ciudadanía.

Como expresé en un texto anterior, varios científicos sociales cubanos han fundamentado la multidimensionalidad y expansión de la pobreza en Cuba, así como los fenómenos asociados. Recientemente, el sociólogo Carlos García Pleyán destacó la importancia de distinguir tres ejes de análisis que se relacionan pero son diferentes —pobreza/bienestar, vulnerabilidad/resiliencia y exclusión/inclusión— y priorizar el tema de la pobreza.

Caminó por varias calles acompañado por el pueblo y la líder comunitaria Iliana María Macías. Se detuvo a conversar con los vecinos que lo saludaban desde fuera de sus casas.

A #Cuba 🇨🇺, #PonleCorazón ❤️ pic.twitter.com/dmAMssQueA

— A Cuba, Ponle Corazón (@ponlecorazoncu) August 20, 2021

No se debe continuar limitando la información y mirando siempre hacia afuera, con el fin de ocultar o difundir la realidad a conveniencia del gobierno. Como bien advierte Pleyan, sabemos cuántos millones de pobres había  en América Latina en 2020, «pero no tenemos idea (al menos, los ciudadanos) de cuántos pobres hay en Cuba, quiénes son ni dónde están».

Y consideremos que la pobreza entre los cubanos no se reduce a los llamados «barrios vulnerables». Hemos asistido a la generalización de la precariedad en el país, de lo cual posiblemente solo escapan ciertas zonas exclusivas y aquellas donde vive la clase política.

Al ver los reportajes de los dirigentes en los barrios, uno se formula cuando menos dos preguntas: 1) ¿dónde estaban ellos y la prensa todos estos años y qué hacían mientras la situación empeoraba hasta el estado actual? y 2) en medio de tantas privaciones, que ya parecen ser norma para las mayorías, ¿cuánto cuestan al país esos despliegues de delegaciones oficiales con dirigentes de todos los niveles acompañando al presidente?

Entre silencios y fracasos, se ha venido generando un fenómeno de naturalización de la pobreza, nos acostumbramos a vivir en la penuria y coexistir con sus manifestaciones y consecuencias; entre ellas la exclusión social y la emergencia de nuevas vulnerabilidades. Porque la pobreza, como señalara hace años Federico Mayor, ex Director General de la UNESCO, es también carencia de «futuro» y «expectativas». Y todo eso daña, a veces de modo irreversible, a las personas, las familias y el país.

Para contactar con la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com

***

(1) En el 2018 y unos años antes, se publicaron algunos textos sobre barrios enfocados en condenar los llega y pon en las ciudades y la urgencia de «poner orden» combatiendo las ilegalidades, atendiendo al llamado realizado por Raúl Castro ante el Parlamento en julio de 2013. Así, llegamos mucho peor al 2021.

(2) Pablo Rodríguez: Los marginales de las Alturas del Mirador. Un estudio de caso, Ed. La Fuente Viva, La Habana, 2011.

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Este texto es parte del proyecto «Desigualdad, pobreza y sectores vulnerables en Cuba». Puede participar en él, enviándonos recomendaciones, testimonios, comentarios, al  correo jovencuba@gmail.com, con el asunto «Proyecto – desigualdad».

30 marzo 2022 50 comentarios 1.568 vistas
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Hijo de la Patria

El hijo de la Patria

por Teresa Díaz Canals 25 marzo 2022
escrito por Teresa Díaz Canals

Más bella que la luz del sol sobre la tierra

 es la de una buena acción sobre el rostro del bueno.

 La luz de las buenas acciones

 se parece a la luz de las estrellas.  

José Martí  

***

Hacer algo

Aracely Rodríguez Malagón, integrante del Proyecto Hormiga, me hizo una llamada. Quería que me interesara por un hombre de 89 años que vive en el conocido reparto Náutico, para nada parecido a los populares suburbios de algunas zonas de la ciudad que se caracterizan por sus pésimas condiciones de vida. Me informó que el señor estaba ciego, pues padece de cataratas, y que tanto ella como algunos vecinos aspiran a buscar soluciones para las múltiples penurias del anciano.  

Acordé con mi amiga en conocerlo. Cuando llegué a la casa de esta inquieta activista social, conversamos sobre la compleja situación de Luis Rafael Peñalver Soa, vecino de Ave. 1ra A e/ calle 154 y 156, Playa. Aracelys me condujo a la vivienda en cuestión. En el trayecto hacia ella, otras personas que también me acompañaron —Maritza y su esposo—  me informaron que Luis es un «Hijo de la Patria»; es decir, a lo que ahora es un «niño sin amparo filial», en aquel entonces le otorgaron ese estatus «revolucionario».

Hijo de la Patria

Luis Rafael Peñalver Soa (Foto: Teresa Díaz Canals)

La primera Casa Cuna fue fundada en 1687 por el obispo Diego Evelino de Compostela, en la calle que hoy lleva su nombre e/ Teniente Rey y Muralla. A su fallecimiento, en 1704, lo sustituyó en esta empresa caritativa fray Gerónimo Valdés. Con el nuevo director, el inmueble de acogida a niños desamparados radicó en Oficios esquina Muralla. Este sucesor, además, ofreció su apellido a las criaturas. Para 1830, la habanera Antonia María Menocal dejó como legado cierta cantidad de dinero con el cual fue fundada la Casa de Maternidad.

Por su parte, a finales del siglo XVIII un grupo de vecinos de la Capital —entre ellos Luis María Ignacio de Peñalver y de Cárdenas, obispo de Nueva Orleans; la condesa de San Juan de Jaruco y el marqués de Casa Peñalver— apoyaron la creación de una Casa de Beneficencia y un lugar donde acoger también a los ancianos desvalidos. Para lograr ese objetivo se dirigieron al gobernador Luis de las Casas, y solicitaron un terreno ubicado en la caleta de San Lázaro.

En el período de 1822 a 1832, esta institución fue apoyada por el gobernador español Francisco Dionisio Vives (mitad militar, mitad bandido) quien manejó los vicios de la sociedad criolla: juegos, bandolerismo, apego a la disipación; como modo de desviarla de toda actividad política.  

Partidario del gobierno de las tres b —baile, baraja y botella—, mantuvo para su propio esparcimiento un garito y una valla de gallos en el Castillo de la Fuerza. Es muy significativo que este representante de la Corona ordenara un impuesto sobre los billetes de lotería y para jugar en la valla de gallos que poseía en el Castillo de la Real Fuerza, con el fin de beneficiar a la Casa de Beneficencia. A esta contribución se unieron sistemáticamente los filántropos que continuaron aportando al bienestar de los niños abandonados.

Hijo de la Patria

Dormitorio de Luis Rafael. (Foto: Teresa Díaz Canals)

Cuando Luis Rafael nació, en 1932, fue depositado en un torno situado en la antigua Casa de Beneficencia. Las personas que me recibieron en esa visita,  me explicaron que su segundo apellido quiere decir Sin Otro Apellido. El primero es Peñalver, pero no conocían su historia. Me llamó la atención que no fuera Valdés, como es tradicional encontrar entre las personas que tuvieron esa peculiaridad de vida.

Parece que se debe al obispo Luis de Peñalver, quien había donado un cuarto de caballería de terreno para construir  ese  edificio, ubicado en la calle San Lázaro, frente al actual parque Antonio Maceo y muy cerca del mar, con el objetivo de agrupar algunas dependencias de la Casa de Beneficencia de La Habana. Algunos autores afirman que a las niñas las apellidaban como Rodríguez y que en los años cincuenta del pasado siglo se escogía al azar para ambos sexos.  

En aquel lugar el niño Luis creció bajo el cuidado de las monjas, allí aprendió a tocar la corneta. Después, ya adulto, trabajó como chófer para la misma institución. Ese tiempo fue el más feliz de toda su vida, me confesó. Cuando tenía veintisiete años se produjo otro cambio importante que dio un vuelco a su destino.

La Revolución lo sacó de la protección de la institución religiosa, que desapareció en 1961. Las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul, dedicadas a esta noble actividad, tuvieron que abandonar el país. El edificio donde creció fue destruido. El gobierno planificó construir el Banco Nacional, para ello se erigieron grandes bóvedas, pero no fue concluido. Años después se levantó en el terreno el Hospital Hermanos Almejeiras.

Así fue como Rafael se transformó en «Hijo de la Patria». Hasta ese momento no poseía familia ni vivienda propias. El Estado trasladó al grupo de niños y jóvenes que habitaban ese establecimiento, primero a Varadero por unos días, después lo ubicó en Ceiba del Agua, un lugar amplio que sería denominado «Hogar Granma».

Hijo de la Patria

La casa de Luis Rafael carece de servicio de agua. (Foto: Teresa Díaz Canals)

Al transcurrir el tiempo, fueron siendo utilizadas algunas casas de diferentes municipios para acoger a los niños sin amparo filial. Luis Rafael recibió una pequeña vivienda ubicada en los bajos de una residencia en el reparto Náutico. Trabajó en varios oficios y, en ese período, el jefe de sector de la Policía Nacional Revolucionaria del reparto lo convenció para que le prestara o cediera la parte más amplia de su casita con el objetivo de convertirla en una oficina para él trabajar.

Por tal motivo, Luis fue confinado para siempre al último cuarto de su propiedad. El jefe de sector se fue definitivamente de allí pero, lejos de devolverle lo que le pertenecía, introdujo a una mujer que ahora es su vecina.

Dentro de pocos meses, Luis Rafael cumplirá noventa años. No tiene agua potable en su habitación porque las tuberías colapsaron; por tanto, tampoco tiene higiene. Carece de cocina y de refrigerador. Gracias a Mariana, una vecina, almuerza diariamente.  Por las tardes, otro «Hijo de la Patria» que tuvo la suerte de crear una familia, lo lleva al portal de su casa para conversar.

Vinculada a otro proyecto que la asesoró, Aracelys dirigió una carta a la Oficina de Atención a la población de la Presidencia de la República. De allí derivaron el caso al Gobierno Municipal correspondiente. Esperaron un mes para ofrecer una respuesta negativa. No resolvieron nada en absoluto.

Ante casos semejantes no es ético guardar silencio institucional. Se requiere ir al encuentro de la verdad, de la singularidad y la biografía; de la pavorosidad de lo inmediato por parte de los organismos que deben interesarse por la situación planteada y brindar una solución.  

Esta persona requiere ser operada debido a la ceguera. Además, no se puede operar si no tiene a alguien que lo apoye en su convalecencia. Tuve la oportunidad de conversar con la médica de la familia que atiende a este Hijo de Nadie. La amable doctora me explicó que la alternativa de un asilo no es la solución para él. Tiene pavor a esa posibilidad. Es sorprendente —y comprensible—  que la palabra asilo estatal en Cuba no sea una opción de vida digna, y que, lejos de simbolizar la esperanza de un final apacible, genere rechazo, miedo y angustia.

Me llama la atención que determinadas acciones de algunos miembros de la comunidad mencionada estén colmadas de una sensibilidad exquisita, pero ellos solos muy poco pueden hacer. Se necesitan recursos para convertir en habitable el pequeño espacio donde vive Luis Rafael. Es imprescindible garantizarle la operación y una persona que sea su cuidador(a) permanente.

Hijo de la Patria

(Foto: Teresa Díaz Canals)

Me gustaría que alguien de la Red de Cuidados Cubana comentara algo que no sea promover la idea que aparece en cuartaedad.com: «Envejecer: una obra de arte al alcance de todos», cuando en el país no existe un desarrollo socioeconómico adecuado para un sector vulnerable que se encuentra dentro de ese 21,9% envejecido de nuestra población, ni tampoco un apoyo sustancial a sus problemas.

Asimismo, me pregunto de qué manera, ante situaciones lamentables como esta, se cumplirá el nuevo Código de la Familia que señala que todos y todas tenemos el derecho a gozar de una vida digna. ¿Cómo se materializará un entorno amigable para nuestra población envejecida? ¿Cuántas décadas habrá que esperar para la creación de las bases de un sistema nacional garante del cuidado integral de la vida?

Ojalá se restablezcan la alegría y la luz en su vida y desaparezca la tristeza indecible que lleva dentro este «Hijo de la Patria».  

25 marzo 2022 25 comentarios 1.716 vistas
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Ancianidad

Pobreza y ancianidad: la realidad que estremece

por Teresa Díaz Canals 9 marzo 2022
escrito por Teresa Díaz Canals

¿Y qué has aprendido después de tanto dolor, de tantas traiciones?

Entonces le respondí: Aprendí a siempre sonreír

Blaster 

 Delirios de un corazón roto

***

Hace unos días fui a visitar a una persona cerca de mi casa, en el barrio habanero del Vedado. Bajé por 26 hasta la calle 15 y busqué a una señora llamada María. No la encontré. Regresé al otro día por la mañana, la maltrecha puerta estaba entreabierta y allí pude observar a la que buscaba sentada en su cama conversando con una amiga. Lo correcto hubiera sido que me retirara pues estaba ocupada, pero no lo hice. Ella me invitó a pasar y me senté en algo que no era precisamente una silla.

Tras presentarme, empecé a explicarle el motivo de mi visita. Apenas me dejó terminar: «No se preocupe, pregunte todo lo que quiera». Sentí como si la conociera de toda la vida.

Enviudó hace un tiempo considerable y ahora enuncia su gran desafío: morir con dignidad, ya que no pudo vivir con ella. En algunas de las  cartas escritas por esta mujer de 74 años para pedir apoyo —pues fue clasificada como «asistenciada» de Seguridad Social—, entre ellas al mismo presidente de la República, destaca lo siguiente:

– Las condiciones de mi vida actual son «miserablemente indescriptibles».

– Al no poder sufragar los nuevos precios del comedor del Sistema de Atención a la Familia (SAF) y optar por comer en mi espacio, esto hace que necesite, además, una cocina y un refrigerador para la conservación de los alimentos.

– Vivo en un derrumbe, prácticamente en la intemperie ya que no tengo ni una puerta que cerrar cuando decido acostarme, carezco de privacidad,de agua potable, de higiene (me sobran las ratas y las cucarachas).

La habitación en que vive deja el alma helada. Como bien describió esta anciana, no tiene agua dentro de su casa, ni un mueble donde guardar absolutamente nada. En este encuentro me dijo que una Organización No Gubernamental que supo de sus graves condiciones de existencia, recién le hizo llegar un pequeño refrigerador. Confiesa que ese día no pudo dormir en toda la noche, porque le parecía mentira sentir el leve ruido que hace la nevera en el silencio nocturno.

Ancianidad (2)

(Foto: María Lucía Expósito)

Lo que debiera ser un hecho común y corriente —poseer un aparato eléctrico—, para esta persona de sonrisa amplia resultó un gran acontecimiento, pues lo anheló por mucho tiempo.

María Santiesteban Portuondo se cansó de pedir auxilio a las diferentes instancias correspondientes que debían haberla apoyado. Nunca obtuvo una respuesta satisfactoria. De la oficina de la Presidencia, pasaron el problema a la Fiscalía General para que resolviera —o mejor, analizara— el asunto.  Intentaron solucionarlo proponiéndole residir en un asilo, a lo que la solicitante se negó rotundamente, con todo su derecho y razones.

La Dirección Municipal de la Vivienda de Plaza asumió este «caso social». Se dirigieron a ella para pedirle paciencia, que esperara a las calendas griegas hasta que su situación fuera remediada, es decir, hasta nunca.

Cuando se conversa con esta lúcida mujer, es evidente que se expresa de manera excelente. Estudió la carrera de Medicina, que por algún motivo no pudo terminar. Frecuenta de manera sistemática una iglesia que radica en 41 y 42 en el Municipio Playa.  En la actualidad estudia idioma alemán y, sobre todo, la inunda eso que se denomina fe, y que le brinda una sabiduría que desborda la razón científica.

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(Foto: María Lucía Expósito)

María se lamenta porque considera que no fue una mujer de «pelo en pecho», tuvo miedo de protestar con energía, pues no soportaría que la trataran de manera violenta en el plano físico. Sin embargo, su resiliencia, su estoicismo ante la adversidad, la desidia y el abandono de un sistema que se nombra socialista; la convierten en heredera del cimarronaje, de ese legado tremendo que nos transmitieron los seres humanos que fueron esclavizados en esta Isla.

La misma Organización No Gubernamental le acaba de enviar una cocina. Ojalá alguien con autoridad pueda acudir a Aguas de La Habana para que a esta adulta mayor le instalen el preciado líquido, imprescindible para sanear su espacio.

Además, requiere de atención especial en el ámbito de la salud, pues como resultado de una caída tiene afectada la cadera, estuvo por un tiempo imposibilitada de caminar y durante su convalecencia no podía asistir al comedor donde le vendían cierta alimentación. Me comentó que en ese período hizo una especie de huelga de hambre involuntaria.

Me pregunto qué nos está pasando, con algo que siempre ha significado un atributo inherente a la identidad cubana: la solidaridad. Durante décadas Cuba se jactaba de su defensa a los países más pobres, de la ayuda incondicional a cualquier nación del mundo ante un evento trágico. No obstante, no se puede disponer que un grupo de trabajadores le instale agua en el interior de su casita a una anciana enferma.

Eso constituye también una desgracia terrible y a nadie le importa. Disponer de materiales para mejorar una minúscula vivienda en condiciones deplorables, mientras se erigen ante nuestros ojos monumentales edificios para hoteles, sería otorgar un poco de justicia a tanta vergüenza y desigualdad.  

Fui testigo de la reparación constructiva  de una modesta casita donde vive la hija de un funcionario importante del Poder Popular. Ese señor se separó de la esposa y la misma retornó a su lugar de origen con la niña de ambos. Como mismo ese individuo revolucionario se preocupó por el bienestar de su hija, debería tener la decencia de enviar algunos camiones de materiales y monitorear la ejecución para mejorar la vida de las personas más desesperadas en su radio de acción.

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Ahora mismo escucho a una artista muy reconocida expresar que en nuestro país existe gran solidaridad. Es lamentable lo distanciada que se encuentra de la extrema pobreza que hoy sufrimos. Dijo también que ella era un poco «chovinista» porque considera a Cuba como el mejor país del mundo.

Le recomendaría que camine un poco por la Cuba profunda y que recuerde la obra del sociólogo norteamericano Erving Goffman (1922-1982), ese representante de la Escuela de Chicago y creador de una teoría dramatúrgica, quien consideró que el teatro constituía una metáfora brillante  para arrojar luz sobre los procesos sociales de pequeña escala.  

Una nueva sensibilidad emergente sería un camino diferente y esperanzador para que María y muchos como ella puedan dormir tranquilos.

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Este texto es parte del proyecto «Desigualdad, pobreza y sectores vulnerables en Cuba». Puede participar en él, enviándonos recomendaciones, testimonios, comentarios, al  correo jovencuba@gmail.com, con el asunto «Proyecto – desigualdad».

9 marzo 2022 25 comentarios 1.857 vistas
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La Güinera

12 J: ¿Por qué La Güinera?

por Leonardo Fernández Otaño 7 marzo 2022
escrito por Leonardo Fernández Otaño

El pasado 12 de julio del 2021, La Güinera, localidad ubicada en el habanero municipio de Arroyo Naranjo, fue uno de los epicentros del estallido social que sacudió a Cuba desde el día anterior. Las condicionantes para este proceso de desobediencia civil fueron diversas: las consecuencias de la «Tarea ordenamiento», la incapacidad de democratizar las instituciones públicas, o la dolarización de la economía; combinadas con las disconformidades cívicas de una generación millennials hiper-conectada a redes sociales como Facebook o Twitter. Estos factores desembocaron en un panorama sociopolítico que desafía al autoritarismo del estado cubano, cada vez más expuesto mediante una directa en una red social.

Estas realidades, a su vez, pudieron ser denominadores comunes para otras comunidades donde el estallido social tuvo altos niveles de participación popular. Desde la implementación de la «Tarea ordenamiento», se fueron produciendo una serie de sucesos que apuntaban a la explosión de la desobediencia civil: el alza desmedida de precios y la inflación; la ofensiva contra «los coleros» y el sector privado; el desabastecimiento y el aumento de tiendas en monedas libremente convertibles, en detrimento de la oferta en pesos cubanos; la prohibición de depositar en dólares físicos en las unidades bancarias.

Los efectos de las medidas anteriores coincidieron con la crisis de la pandemia y su insuficiente gestión gubernamental, de modo que estas problemáticas se convertían en combustible en un granero cada vez más repleto de heno. Solo era cuestión de una chispa para que estallara el incendio. Ese momento llegó en San Antonio de los Baños la mañana del domingo 11 de julio.

Problemas acumulados

Nacido en el siglo XIX, a lo largo de su historia La Güinera ha presentado una serie de problemáticas sociales nunca resueltas que se agudizaron con la crisis de los noventa. La dinámica de extensión del estallido social apunta a que surgió en un sector intermedio de la calle Agramonte —caracterizada por su precariedad económica—, y los manifestantes se desplazaron hacia el final de esta vía, donde se ubican los mayores niveles de pobreza, para luego dirigirse hacia la zona del Capri. Este esquema, que se repite en la fisonomía del 11J, nos conduce a uno de los ejes del estallido: la precarización de la vida cotidiana en el país, visualizada en el aumento abrupto de la pobreza.

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Lugar donde empezaron las protestas en la comunidad de La Güinera (Foto: María Lucía Expósito)

La pobreza existente en el barrio indica dificultades persistentes a lo largo del siglo XX, que se han venido agudizando en el XXI. El primer elemento confirmatorio se basa en el deterioro del fondo habitacional. Esta situación responde a diversas causas: los bajos ingresos familiares (varios casos de madres solteras), afectaciones parciales por causa de los huracanes, dependencia del mercado laboral informal o derrumbes producto a la temporalidad de los materiales empleados en las edificaciones.

Las viviendas de los detenidos y sus familiares, en un setenta por ciento de los casos observados, presentan una estructura similar: cubiertas de asbesto cemento o zinc con afectaciones parciales, o procesos constructivos inconclusos. El espacio físico de los inmuebles, en el ochenta por ciento de las familias visitadas, no excede las cuatro habitaciones (generalmente sala-comedor, cocina, baño pequeño y un dormitorio colectivo). Además, la generalidad de los hogares estudiados son de numerosos miembros para los estándares cubanos, lo que los ha llevado a compartimentar las viviendas o a que convivan varias generaciones en las mismas.

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La estructura familiar tiene particularidades. Uno de los modelos que más se repite se basa en la prevalencia de la autoridad materna como figura coordinadora del hogar (aunque esta aproximación se realiza después de las detenciones de sus hijos en los meses de julio y agosto pasados). Tal situación tiene su origen en el alto índice de divorcios en la comunidad, o en la ausencia paterna por diferentes motivos, lo cual ha obligado a las madres a capitalizar el sostén familiar.

Otra característica de la comunidad es su alto índice de migración interna, proveniente sobre todo de las provincias orientales. Personas procedentes de provincias como Guantánamo y Santiago de Cuba se han establecido en los últimos sesenta años, pero con mayor intensidad desde la crisis de los noventa.

En estas migraciones, los individuos han vivido un complejo proceso de acogida e incorporación a la sociedad. La primera dificultad que enfrentan es el acceso a la vivienda. Este puede lograrse mediante la adquisición o la ocupación ilegal de un terreno para la fabricación de una casa —que en reiteradas ocasiones no posee los estándares mínimos para acoger a sus familias—, o mediante el alquiler de un inmueble.

Antes del estallido social, esta situación de vulnerabilidad era aún más grave, dada la imposibilidad de acceder a la canasta básica normada por no tener legalizado un domicilio reconocido que garantizara la consiguiente Libreta de abastecimiento, lo que complejizó la precariedad luego del advenimiento de la referida «Tarea ordenamiento» y el panorama de hiperinflación.

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La primera dificultad que enfrentan quienes migran desde la región oriental del país, es el acceso a la vivienda. (Foto: María Lucía Expósito)

La cuestión de la oferta de empleo y la informalidad del mercado laboral resultan terreno escabroso, pues se han detectado redes económicas informales en todas las esferas de la vida cotidiana de la comunidad. Este es un fenómeno de larga data en el barrio que persiste desde inicios del siglo XXI y provoca que varios de los detenidos del 11J sean declarados como «desocupados» por las autoridades. En cambio, la realidad simbólica y antropológica del barrio es otra, ya que para su entorno cultural, ellos son «luchadores», lo que se traduce en personas que han sobrevivido en medio de las ondulaciones económicas y las sucesivas crisis que ha sufrido el país.

En ciertos casos, los manifestantes se empleaban en el sector estatal de la economía, y su participación en la protesta del 12 de julio responde a la precarización de su vida cotidiana y a motivos personales aún por investigar.

Respecto al acceso a la educación en el barrio, un importante núcleo de jóvenes posee niveles de escolarización que oscilan entre 9no grado, técnico medio o el duodécimo grado; siendo más difícil hallar matriculados en la educación superior. Esta realidad responde a que los ciudadanos tuvieron que lidiar con panoramas familiares difíciles y situaciones de vulnerabilidad económica que los obligaron a iniciar un camino en el sector informal de la economía, para lo cual abandonaron el sistema de enseñanza.

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En la comunidad existen profundos problemas socioeconómicos no resueltos o cosmetizados. (Foto: María Lucía Expósito)

Un elemento persistente en la vida cotidiana de la comunidad es la desconfianza en las instituciones públicas y los poderes del estado. Varias familias de las visitadas habían acudido a las autoridades correspondientes para hacer notar la precariedad de su situación económica, sin que recibieran la atención debida o un acompañamiento real. Así, un importante grupo de los manifestantes que aún permanecen detenidos vivía bajo el umbral de pobreza o en situaciones de precariedad económica, por lo cual su participación en el estallido estuvo atravesada por dos elementos: el descontento ante el abandono institucional y la necesidad de cambios urgentes en su realidad.

Entender lo que sucedió en La Güinera el 12 de julio requiere un análisis más profundo. Este texto solo puede esbozar algunas ideas y observaciones del entorno. Falta mucho camino investigativo para comprender la situación de vulnerabilidad y precarización de la vida en este barrio. Sin embargo, sí puede afirmarse que el panorama se agudiza mientras la comunidad tenga más de cien presos políticos y diversas situaciones socioeconómicas no resueltas o cosmetizadas. El próximo estallido puede estar al doblar de la esquina, y bien pudiera ser la ciudadanía de La Güinera la llama que prenda el granero esta vez.

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Este texto es parte del proyecto «Desigualdad, pobreza y sectores vulnerables en Cuba». Puede participar en él, enviándonos recomendaciones, testimonios, comentarios, al  correo jovencuba@gmail.com, con el asunto «Proyecto – desigualdad».

7 marzo 2022 7 comentarios 1.603 vistas
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