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El tiempo pasa

por Harold Cardenas Lema 5 abril 2017
escrito por Harold Cardenas Lema

Nelson vive al límite y pocos lo saben. No le interesa llamar la atención, durante años pasa frente a mi casa con su señora cada día y suben el edificio en silencio. No sé su edad o si tiene más familia, no sé casi nada excepto que vive en una situación extrema. Posiblemente siguió las reglas, hizo todo lo que se esperaba de él y aun así no fue suficiente. Al llegar el retiro, la suma de una vida de trabajo se resume a un par de cientos de pesos cada mes, y ni siquiera se queja por ello.

Su historia es la de muchos, quienes tienen otras posibilidades les cuesta entender que en Cuba hay gente que solo tiene su salario o jubilación. Quienes deciden los destinos de la gente, en cualquier sistema político, no tienen preocupaciones cotidianas. Nelson más que vivir, sobrevive.

Tiene buena formación, un ingeniero eléctrico seguramente habría tenido otra vida en un país distinto, pero le tocó esta circunstancia. Calcula mucho y no es que le guste la matemática, sino que debe planificar bien su economía. Estudia las calorías que debe consumir una persona al día, no por curiosidad sino para no enfermarse él o su esposa.

En Cuba muchos damos por sentado que todos tienen cubierto al menos lo básico, y no es así. Durante ocho años viví cerca de ellos sin saber de su situación, vergüenza la mía.

No tuve la sensibilidad necesaria para darme cuenta de lo que ocurría, hasta el día que un amigo me contó. Ese amigo que piensa políticamente tan distinto a mí y sin embargo ve cosas como esta. La vida es más rica que nuestros prejuicios y los valores personales no se ciñen a ideologías.

Este post saldrá publicado, habrá varias docenas de comentarios al respecto y mañana todo seguirá igual. Esta pareja de ancianos seguirá en su pobreza digna (si existe tal cosa) hasta que este país no supere los fantasmas que lo afectan dentro y fuera. Me temo que quienes viven al límite, no tienen tanto tiempo.

5 abril 2017 285 comentarios 289 vistas
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El disimulado camino del empobrecimiento en Cuba

por Javier Gómez Sánchez 7 noviembre 2016
escrito por Javier Gómez Sánchez

El país parece dispuesto a considerarse fuera de esa situación que significó el Período Especial. Una completa superación de esa época implicaría no solo condiciones objetivas distintas sino que estas creen una visión subjetiva igualmente diferente.

Algo difícil cuando seguimos arrastrando cosas que fueron concebidas bajo la óptica de la supervivencia de los años 90.

Si bien estamos aún demasiado cerca en el tiempo, estamos ya lo suficientemente lejos como para mirar atrás y ver una época de transición entre la profunda crisis y el momento actual. Esta transición puede verse del año 2000 al 2010 para quién prefiere una rígida ubicación cronológica. Otra opción es entre el inicio de la Batalla de Ideas y la elaboración de los Lineamientos.

Incluso hay más variantes de principio y fin. Lo importante es que ese lapso define un túnel que nos condujo de la crisis absoluta al arribo a un estado más favorable, si bien no ideal.

Algo en lo que se están dando pasos importantes es en la solución al tema de los bajos salarios, el pobre poder adquisitivo de la moneda nacional, y la eliminación definitiva de la doble circulación. Recientemente se han implementado con mayor o menor impacto y celeridad, aumentos salariales en aquellos sectores que reciben inversión extranjera o dan un aporte al presupuesto nacional como los servicios de salud.

Es de esperar que de continuar esta política en un futuro cercano el poder adquisitivo de una parte de los cubanos sea mayor.

Pero hay un fenómeno que se mueve en dirección contraria.

Ese fenómeno es el encarecimiento que han tenido productos que inciden notablemente en la calidad de vida, el bienestar y el acceso al desarrollo. Se trata de los llamados electrodomésticos de primera necesidad.

Si bien la mayoría de los productos y servicios estatales han mantenido los mismos precios e incluso recientemente algunos alimentos han tenido controvertidas rebajas, las cantidades a pagar por refrigeradores, televisores, cocinas, etc en pocos años se han más que duplicado.

Un refrigerador mediano en el 2006 costaba entre 400 cuc y 600 cuc con varias opciones, hoy cuando se encuentra un equipo similar como única opción cuesta entre 700 y 900 cuc.

Un televisor de 21 pulgadas en el 2002 iba desde un Daytron por 260 cuc hasta un Sony Trinitron por 640 cuc, con un abanico de marcas y precios entre ellos. Con la irrupción del Atec Panda como opción exclusiva, el precio para adquirir un televisor saltó hasta 450 cuc. Con el tiempo bajó a 300 por el Atec y 330 por un Panasonic.

En esta época de televisores LCD y LED, en el Tercer Mundo todavía se venden televisores de tubo de pantalla a menor precio, entre 150 y 200 dólares. Aunque los televisores modernos se abaratan cada vez más, muchas personas pobres que no pueden comprarlos al menos disfrutan de la TV en uno tradicional.

Pero en Cuba esa lógica no existe y los televisores tradicionales de tubo de pantalla han desaparecido. Ni siquiera para combinarlos con las cajas decodificadoras de televisión digital. Las empresas estatales solo importan televisores LCD o LED y recientemente se ha comenzado la fabricación nacional de estos bajo las marcas KONKA, Soyea y ATEC.

El resultado de esto es que una persona que quiera ver televisión está obligada a pagar 399 cuc por uno HD de 32 pulgadas y 1080 p sin tener absolutamente otra opción. Porque ni siquiera los hay más pequeños.

Es como obligar a entrar por la fuerza al siglo XXI a un país que en muchos aspectos aún anda atascado por sabrá Dios dónde en el siglo XX.

Con las cocinas el caso ha sido más impactante, adquirir una con horno hace unos años implicaba el gasto de unos 250 cuc mientras hoy las tiendas exhiben solo modelos de más de 400 cuc.

¿Cómo puede comprar una familia cubana uno de estos equipos? ¿Ahorrando ahora más del doble de lo que tenía que ahorrar antes? ¿Qué a los que tengan familiares emigrados les envíen más del doble? ¿Qué los que ya se corrompían antes roben ahora más del doble?

La realidad es que este fenómeno nos está haciendo cada vez más pobres en medio de una ilusión de aires acondicionados, televisores de 50 pulgadas y piscinas inflables.

En los supermercados de países cercanos, templos del capitalismo que tanto criticamos, se pueden encontrar opciones para que personas de distintas economías compren, con rebajas incluidas. Quienes, viviendo en cerros y favelas, quedan por debajo incluso de ese rango, van a tiendas de barrios o de segunda mano y ahí compran una cocinita, un refrigeradorcito o un pequeño TV para ver telenovelas. No dejo de reconocer que millones, es cierto, no pueden ni siquiera hacer esto.

Pero en Cuba no hay abanico alguno, no hay niveles, no hay más opciones que las que las tiendas estatales imponen. Junto al monopolio de la insuficiente importación, el Estado impone la exclusividad de la venta, y con ella la dictadura de los precios.

¿Acaso el bloqueo lo justifica? ¿Dónde está la política social, donde está explicación lógica, la moral en vender un simple refrigerador por 900 cuc?

No se puede achacar el aumento del costo de la vida solamente a la acción especulativa del sector privado, la de los vendedores agrícolas, de los transportistas o del ridículo espiral de precios de la gastronomía. El propio Estado promueve dinámicas que provocan el encarecimiento.

En el Período Especial era impensable pretender que una familia cubana pudiera adquirir con su trabajo y sus ahorros, ni siquiera a plazos, uno de esos artículos necesarios. Pero ya no estamos en el Período Especial. Por eso debemos ver las cosas en su justo lugar. Porque aquella excepcionalidad justificaba situaciones que ahora son injustificables.

El Estado cubano en su carácter socialista proporciona sin dudas muchas cosas, pero no podemos continuar perdiendo la perspectiva y la recaudación de fondos no puede seguirse haciendo en contra del acceso al bienestar del mismo pueblo al que se asiste.

No se puede en nombre del pueblo, esquilmar al pueblo.

7 noviembre 2016 65 comentarios 343 vistas
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De viaje por casi toda Cuba

por Jesús López Martínez 8 junio 2016
escrito por Jesús López Martínez

Como publiqué en un post, recientemente estuve en la provincia de Guantánamo. Cuando a las diez de la noche del primer día de estancia en aquella provincia pregunté a un compañero de la Universidad cómo se llegaba al centro de la ciudad, me orientó el lugar donde podía tomar un ómnibus y al decirle que quería ir caminando, me dijo: son más de dos kilómetros y me indicó el camino.

En ninguno de los países que he visitado -son tres- los profesores que han sido mis anfitriones me han dejado salir a la calle en horario nocturno: Me han dicho cosas como estas: “¡Solo en la calle en horario de la noche en la calle, Ud. Está loco! ¡No, no, tú no sabes a lo que te expones!”

Y en otro caso me lo han prohibido. Pero todas las noches me fui para el centro de Guantánamo y regresé al filo de la media noche y siempre muy tranquilamente, con el lógico calor guantanamero de esta etapa. Los más jóvenes fueron a centros recreativos y cabarets y al día siguiente solo tenían que lamentar las horas que habían dejado de dormir, digo, si eso se puede lamentar.

Desde Matanzas hasta Cajobabo, el último de los lugares visitado, hay más de mil kilómetros. Solo vi tres casas con techo de guano (claro que hay más, esas son las que vi), pero si no guardamos algunos bohíos en los museos, las nuevas generaciones no van a conocerlos.

En lugares tan lejanos de la capital del país como Cajobabo, Imías, San Antonio, puedes ver los consultorios del médico de la familia como los de La Habana o Matanzas, el restaurant del Sistema de Atención a la Familia donde por 25 CUP al mes, le dan alimentación a las personas de la tercera edad que no tienen a nadie más en la casa durante el horario del día, o una base de campismo como las del Litoral Norte de La Habana o de Matanzas.

Te pones a hablar con una persona de una imagen muy sencilla y en la conversación te percatas que es graduada de la universidad o un Dr. en Ciencias, como un joven profesor de Baracoa que expuso en mi comisión. O que la persona no es graduada en la universidad, pero tiene conocimientos de ramas importantes de las ciencias o que ha viajado por todo nuestro país.

Durante una conversación con una médica de la familia supe que “cogen la misma lucha” que las de aquí con las embarazadas, que cuando no vienen a la consulta las van a buscar a la casa, que cerca de la fecha del parto las ingresan en el hogar materno para evitar complicaciones y le exigen que lleven el niño a consulta mensualmente durante el primer año de vida.

Durante el viaje puedes comer por 25 o 30 CUP en diferentes lugares y sales satisfecho/a. Claro, no tienen la fama de La Guarida habanera, pero en la paladar de Marta en Taguasco se precian de darte a conocer las importantes personas que han tenido el gusto de atender.

También vi casas que están en mal estado constructivo, en la paladar de Claribel en Guáimaro los dependientes no tienen ninguna cultura gastronómica, faltaba la bandera en el monumento de Playita de Cajobabo, pero no pude ver ningún niño sin zapatos, ni deambulando por las calles en horario de clases y pregunté en varios lugares y no pude conseguir ningún analfabeto para conversar con él.

8 junio 2016 49 comentarios 332 vistas
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Al Plan, plan

por Consejo Editorial 23 septiembre 2011
escrito por Consejo Editorial

Al plan plan, y al vino vino...

Por: Arley Enrique Morell (estudiante de Periodismo en la Universidad Central de Las Villas)

Cumplir los planes de producción ha sido la garantía de “éxito” de la empresa socialista en Cuba. Sin embargo ello no garantiza el respiro de una economía aún por construir.

Los lineamientos de la política económica y social promueven la eficiencia y la eficacia de las empresas pero la manera de concebir la planificación frena las potencialidades productivas. Ojo, no apoyo la libre empresa que se desentiende de su país y acaba en crisis y barreras de pobreza infranqueables.

Creo en la pequeña empresa y mediana propiedad individual como sustento y progreso para la sociedad civil. Creo en la entidad estratégica (salud, educación, energía, etc.) en manos del Estado como garante de una propiedad necesariamente social, pero a su vez diversificada y rentable para ser motor del desarrollo y fomento de los poderes locales de conjunto con el sector privado nacional y foráneo.

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23 septiembre 2011 105 comentarios 331 vistas
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La frustración de los rumanos

por Consejo Editorial 28 julio 2010
escrito por Consejo Editorial

elintersocial.blogspot.com

Por Tatu

El diario rumano Journalul publica una encuesta realizada por el Centro de Investigaciones CURS, en que se pueden ver resultados muy interesantes.

Según el diario el 52 % de la población afirma sentirse insatisfecha con su vida y el 72 % de los mayores de 38 años, que conocieron el socialismo y pueden compararlo con el actual régimen, se consideraba feliz o muy feliz cuando el socialismo.

El 77 % considera que la forma de vida previa a 1989, era muy positiva comparada con la actual, el 90% consideran que la pobreza es una amenaza seria para su vida. Más del 50% de los rumanos vive en la pobreza.

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28 julio 2010 53 comentarios 329 vistas
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