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Alienmentación

Alienmentación

por Jorge Fernández Era 6 febrero 2022
escrito por Jorge Fernández Era

―Pregunto a los compañeros de la presidencia cómo es posible que si este proceso de consulta popular del Código de las Familias se realiza para trasladar a la norma aquello que no se ha dicho, se nos anuncie por otra parte que no está concebido para contraponer criterios.

―No sé si ha oído que este es el código de los afectos. Ante tal realidad siempre aparecen… los desafectos.

―Eso está bien, ¿no? En la escuela nos enseñaron aquello de la unidad y lucha de contrarios.

―No sé en la escuela suya, pero en la mía aprendí que hubo que luchar mucho para conseguir la unidad, no para permitir que venga ahora un contrario a difamar contra un proceso genuinamente democrático alegando que no se concibió para contraponer criterios.

―Pues lo dijo el Granma. El órgano oficial del Partido insistió en que estas asambleas serán para escuchar, asesorar y recoger las propuestas, nunca para entrar en discusión, que es lo que usted y yo hacemos ahora mismo.

―Lo nuestro es sobre cuestiones de proceder, no sobre el contenido del documento. Usted solo podrá proponer una adición, modificación o eliminación, emitida verbalmente o entregada por escrito.

―Si deseo que se modifique es porque creo que hay cosas que están mal. De hecho, considero que si el Código de las Familias es resultado de las investigaciones realizadas durante muchos años en diferentes ramas del saber, se ha quedado en las ramas, en el gajo bajito, en cuanto al tema de la alimentación.

―Explíquese.

―Me alegra que la palabra «alimentos» y sus derivaciones esté tan presente en este código, yo diría que con más regularidad de lo que está en nuestra mesa. Otro elemento digno de alabar en él es la posibilidad implícita de reclamar los alimentos con carácter retroactivo, no sé si incluye la leche que nos deben hace cuatro meses. La sociología y las visiones multidisciplinares exponen cómo va moviéndose la sociedad cubana, si es que se mueve, y también cómo se mueve la familia, ya sabemos hacia dónde.

―Precisamente por moverse del campo hacia la ciudad es que la agricultura está como está.

―Me referí a un movimiento de más alcance, pero la razón no es esa. El veinte por ciento de la fuerza productiva del país está empleada en labores agrícolas. Sin embargo, solo genera un cinco por ciento del producto interno bruto.

―Porque hay gente bruta que en vez de ponerse para el surco, anda enredada en problemas ideológicos.

―He ahí un aspecto: los problemas hidrológicos. La inmensa mayoría de nuestros campos no cuentan con regadío, a pesar de la voluntad hidráulica.

―A ver, a ver: ¿qué tiene que ver eso con el Código de las Familias?

―Mucho si nos circunscribimos al propio Código. Este pone los platos sobre la mesa cuando explica la relación que se establece entre dos personas: el alimentante y el alimentista. El alimentante es aquel que tiene la obligación de dar los alimentos y el alimentista es quien los recibe y tiene el derecho de reclamarlos. «Obligación legal de alimentos» (OLA) es la terminología que jurídicamente se emplea.

―¿Y?

―Que el artículo 77 de la Constitución indica que todas las personas tienen derecho a la alimentación sana y adecuada, y que el Estado (el alimentante) crea las condiciones para fortalecer la seguridad alimentaria de la población (la alimentista). La relación en ese aspecto entre el Estado y sus súbditos ha sido siempre muy rara, podría hablarse mejor de una «Alienmentación» en que la OLA no ha sido capaz siquiera de traer a la orilla algunos peces.

Como la noción de alimento rebasa la alimentación propiamente dicha y abarca las necesidades vitales de la persona (vestuario, vivienda, descanso, transporte…), la obligación legal de alimentos busca satisfacer esas necesidades vitales de la persona. Pasa que el Estado la busca, pero no la encuentra.

―El documento se dirige a legislar sobre todo aquello que incide en el desarrollo pleno de esa célula básica que es la familia.

―Pero existe una familia mayor, un cuerpo, que es la nación, y está enfermo. Si el mal comportamiento, el abandono, la negligencia, la desatención emocional y económica van a tener sus consecuencias efectivas en el Código de las Familias, y se declara estado de necesidad cuando la persona que da los alimentos no tiene capacidad económica suficiente para satisfacer sus propias necesidades y las del alimentista, imagínese trasladar ese conflicto a un corpus que englobe todo el país de oriente a occidente, con consecuencias jurídicas para aquellos que lo violen.

―Resuma, por favor. ¿Qué adicionaría usted al nuevo Código de las Familias?

―Que al menos se mencione que Cuba es un Estado de Necesidad.

6 febrero 2022 2 comentarios 2,2K vistas
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Fecalismo al vacío

Fecalismo al vacío

por Julián Pérez Rodríguez 16 octubre 2021
escrito por Julián Pérez Rodríguez

La frase que da título a estas líneas me la regaló el maestro Esteban Llorach en alguna de las charlas que sostuvimos y de las que tanto aprendí. Aquel día, llegaba Esteban de una de las reuniones a las que frecuentemente lo invitaban, para debatir problemas comunitarios y acciones culturales que podrían ayudar a mejorar los durísimos entornos del hacinado municipio Centro Habana.

En cierto momento de la reunión —contaba Llorach— salió el fétido tema del «fecalismo al vacío», manera en que llamaba un compañero de la presidencia a una práctica de varias familias residentes en cuarterías semiderruidas, con escasa agua y cuyos sistemas sanitarios habían colapsado. Los lugareños hacían sus necesidades fecales en una bolsa de nailon y después las arrojaban a los alrededores del edificio. La ley de gravedad y el viento cumplían su parte y al otro día, en aceras, patios, espacios comunes o plena vía pública amanecían los «fragantes» mazacotes.

El término, otra joya del lenguaje eufemístico-burocrático cubano (haya sido o no una creación original suya), me vino a la memoria luego de ver el conmovedor documental Canción de Barrio, de Alejandro Ramírez Anderson, en torno a la gira artística de Silvio Rodríguez y su grupo por sitios marginados de La Habana.

Terminado de producir en 2014, el audiovisual logra trenzar en un cuerpo palpitante, el recorrido y la música del trovador y su conjunto, los entornos golpeados de la ciudad a los que accedieron en los dos primeros años de conciertos, y la vida, la simple y estremecedora vida de la gente común que, aun en medio de mil angustias cotidianas, se deleitó con una bocanada gratis de acordes y poesía.

La realidad, ya lo han dicho grandes literatos, siempre supera a la ficción. El trozo de realidad que condensó magistralmente Ramírez Anderson en una hora y 20 minutos de imagen y sonido, estruja el alma.

Gente luchadora, «metedora de cuerpo», como dice uno de los entrevistados. Gente que coge la corriente eléctrica de donde puede cuando no se la dan. Que no tienen libreta de abastecimientos ni documentos de identidad legalizados. Que sobrenada entre tupiciones, goteras y albañales. Que construye ranchitos de madera con trozos de cajas de muerto. Que le dice a la cámara: «En este país del salario no se puede vivir: te mueres de hambre». Que se pregunta: «Si el café lo cosechamos aquí […], ¿por qué nosotros tenemos que tomar más chícharos que café?». O reflexiona: «Esto pa’ cambiarlo… esto es candela»; «la necesidad aquí es permanente».

Ancianas enjutas, niños con más guapería que tamaño, «aseres» y «aseras», que no han tenido más papeletas que vivir del invento, de la lucha. Madres con ojos gastados y una idea fija: «Cuando uno tiene un hijo es para a’lante… a lo que venga».

Y ahora hay muchos sorprendidos, o mejor, «perpletónitos» (neologismo que creó el inmortal Zumbado mezclando atónitos y perplejos) porque esos barrios, esas historias, esa pobreza y desaliento estaban ahí, esperando que les llegara algo más que el tremendísimo gesto poético de Silvio y quienes le apoyaron.

La TV nacional —que se dice pública y la pagamos todos de nuestro bolsillo— se preocupó exhaustivamente por evitarnos el «mal rato» y llevaba al menos seis años con el documental disponible sin proyectarlo. Seis años en los que —no hay que ser adivino para sospecharlo— algunas de esas pobres personas terminaron de morir lo que les restaba; otros, quizá, con temeridad y buena suerte se largaron en una balsa y llegaron a algún destino; y acaso la mayoría siguió «metiendo el cuerpo», más vieja, extorsionada y maltrecha que antes.

«He aprendido que la gente está jodida, muy jodida, mucho más jodida de lo que pensaba. Y bueno, eso es una manera de conectarse con la realidad de tu país, de seguir constatando las cosas como son», comentó Silvio en una magnífica entrevista, también de 2014. Y en el propio documental dice dudar de que esos entornos cambien, al menos radicalmente, en lo que le queda a él de vida; y que por eso la gira no va a terminar nunca.

Fecalismo (1)

«He aprendido que la gente está jodida, muy jodida, mucho más jodida de lo que pensaba. Y bueno, eso es una manera de conectarse con la realidad de tu país, de seguir constatando las cosas como son».

Ah, pero algunos perpletónitos se cuestionan todavía cómo es posible que en la Isla de los derechos, y las conquistas, y el ejemplo revolucionario de América Latina, donde no pasan dos horas sin que la TV nos ponga un programa patriótico o una cita de algún líder, donde los noticieros comienzan por lo que tuiteó o visitó o recomendó ese día el Presidente aunque caigan —literalmente— meteoritos en alguna parte del archipiélago; algunos se cuestionan, digo, cómo ese minúsculo fallo, esa breve manchita en el radiante Sol que es la patria, pudo existir sin que la viéramos y solucionáramos.

Y claro, rápido se consuelan diciéndose que no, que ya los programas sociales activados en más de 60 comunidades vulnerables —casualmente después del estallido social del 11 de julio último— deben haber colmado, con su militante abundancia, las carencias de dichos hogares.

¿Dije «estallido social»? Disculpen. Fue el mercenario corrector de textos. En verdad debí poner pequeños y aislados disturbios causados por una turba de delincuentes, de barrios conflictivos, financiados por el Imperialismo. Seguramente los mismos que ahora andan entregando carticas para marchar dizque pacíficamente el próximo 15 de noviembre. Vendepatrias y lacayos que no dejaremos circular ni en el portal de su casa, como es lógico.

Ah, pero para esos perpletónitos hay dos o tres malas noticias: Canción de barrio, con todo y su excelencia, no descubrió nada. El dinosaurio de esa miseria estaba hacía décadas allí y aún goza de una envidiable salud. En esta islita ejemplar se sigue practicando el fecalismo al vacío. Lástima que nuestros burócratas no acierten al menos a pasar en hora por las calles precisas para que del cielo les caiga la mejor muestra de lo que han hecho.

16 octubre 2021 29 comentarios 4,K vistas
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Palabras 1

Palabras que definen

por Teresa Díaz Canals 15 abril 2021
escrito por Teresa Díaz Canals

Uno de los significados de la palabra melancolía es precisamente «una tendencia a la tristeza por la influencia deprimente de un lugar o de un ambiente».

Alberto Ruy Sánchez (Tristeza de la verdad)

***

¡Aquí hay que decir malas palabras!

Hace unos años, le advertí a algunos estudiantes que comenzaron a utilizar un lenguaje impropio para la academia, que en el aula no permitía que se dijeran «malas palabras». Si me hubiera podido mantener un tiempo más en la docencia, como era mi deseo, mantendría intacta esa postura, dado que para cualquier sociedad es muy importante eso que nuestro poeta José Lezama Lima denominaba «ceremonial».

Existen normas indispensables para establecer relaciones adecuadas entre los seres humanos. El civismo es el arte de la convivencia.

En mis conferencias insistí en transmitir que la ética también es una estética. Poseo el legado de haber tenido unos padres que jamás se manifestaron de manera vulgar, a pesar de que sus vidas transcurrieron en un contexto humilde. Ellos vivieron otra época, donde la decencia se acompañaba de cierta rigidez y, por tanto, de una cuota de violencia.

Recuerdo a mi madre cuando hacíamos una visita, si alguno de sus hijos hablaba en medio de la conversación de los adultos, solo tenía que abrir un poco más los ojos y enseguida entendíamos que debíamos callarnos.

En los años noventa del pasado siglo tuve que trasladarme a vivir a otro barrio del Vedado con mi hijo. Encontré allí un poco de todo: el radio o la televisión con el volumen al máximo, la apuntadora de la bolita, venta de drogas, peleas que a menudo terminaban en la estación de policía.

La sonrisa y las cavernas

Al principio de mudarme, una vecina me recomendó: «¡Aquí hay que decir malas palabras!». Se burlaba de mí cuando, después de regresar de Madrid, me aparecía con un café y le colocaba en la bandeja una servilleta traída del viaje. «¡Qué ridícula eres! Sabes muy bien que cuando pase una semana no vas a tener ningún papelito de esos» –me decía. Y era la pura verdad. Sin embargo, he mantenido esa costumbre hasta hoy.

Recuerdo mucho el consejo de esa vecina, pues en el transcurso de mi vida alguna vez he tenido que hacer uso de él.  Aunque confieso que no soy creíble en ese campo. Me respetan por otras cosas más que por gritar palabrejas.

Palabras y circunstancias

En uno de sus diarios, José Lezama Lima escribió: «Antes de sacarse los versos del alma, hay que sacarse el alma del culo». Y fue uno de los cubanos más cultos que ha engendrado este país.

Es conocida la anécdota de 1943, cuando Lezama se enfrentó –en la entrada de lo que fuera el Lyceum de La Habana, fundado por catorce mujeres en 1929– con ese otro grande de las letras que fue Virgilio Piñera, debido a la crítica que le hiciera este último en su artículo «Terribilia Meditans (II)», aparecido en la revista Poeta.

Se encontraban en los salones de esa institución, en el entreacto de un concierto con el Grupo Renovación Musical, y Lezama le gritó que le prohibía que su nombre apareciera otra vez en su «revista de mierda». Afuera soltaron piñazos, pero fue más un amago que otra cosa, debido a que Piñera esquivaba los golpes mientras algunos espectadores lo animaban: «¡Flaco, dale un ladrillazo!». Años después ambos se rieron del episodio.

Educar no es adoctrinar

Dentro de las hostilidades que por su parte padeció Piñera, está la discriminación contra su persona en la Revista Cubana, en 1959, cuyos redactores le negaron la publicación de un artículo porque reprodujo un fragmento de una obra donde se mencionaba la palabra «culo». Se alarmaron escritores como Cintio Vitier, Graciela Pogolotti, Roberto Fernández Retamar, entre otros. A esto contestó Piñera: «¿Creen que aquí en el sentido cultural se puede ser decente?».

Al lado de mi casa vive un niño de un año. Algunas vecinas vienen casi a diario y le preguntan: «¿Dónde está mi “pichurri”?». Muchas veces, la palabra es dicha no en sentido figurado, sino con todas sus letras. El bebé, ante tanta insistencia, ya aprendió a tocarse los genitales cada vez que le mencionan la palabra y ello provoca la risa de los presentes.

Desde pequeño lo enseñan a naturalizar el vocablo y el gesto. Cuando ese precioso niño crezca y muestre lo que ahora es motivo de risa, otras personas lo rechazarán y comentarán que es un marginal.

Anteriormente expuse en un artículo mi criterio acerca de la publicación en el periódico Juventud Rebelde de una caricatura en primera plana de una mano haciendo la seña del órgano masculino que todos conocemos. «¡Esta es nuestra respuesta al imperialismo!»– decía el texto acompañante. Nadie rebatió esa penosa acción comunicativa, machista, vulgar, bochornosa.

En espera de algo

Ese artículo se presentó para un libro colectivo con algunos de mis colegas y cuando llegó a la editorial de la institución para la cual trabajé buena parte mi vida, fue retirado. Decidieron no incluirlo pese a haber recibido una mención especial del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales en el 2015.

¿Y las malas palabras que se pronuncian hace ya mucho tiempo en las novelas cubanas? El arte no es un reflejo directo y burdo de la realidad. No me he enterado de que algún intelectual nuestro denunciara esas vulgaridades en la televisión cubana. Si lo hicieron, en una de las reuniones convocadas para cualquier cosa, el hecho es que la desfachatez continúa.

¿Y la frase reciente de celebración de una conga oriental que dice: «¡Oʼe policía, pinga!»? Aclararon que no tenía ninguna intención ideológica, por tanto, es políticamente correcta.

Cierta vez, una reconocida especialista en filología explicó en un programa televisivo que los tiempos habían cambiado y que las maneras de hablar también. Es decir, justificó lo que ocurría con el lenguaje. También un grupo de teatro en la pequeña sala El Sótano denunció en ese tiempo tal estado de cosas, pero la obra pudo verla solo un pequeño grupo de espectadores.

La inmensa minoría

El 4 de abril pasado observé en Facebook los sucesos que tuvieron lugar en el barrio de San Isidro y los debates posteriores acerca de las expresiones vulgares de algunos de sus protagonistas. Me llamó mucho la atención la declaración de uno de ellos en una entrevista que resumo: «Sí, soy un marginal. No me crié con mis padres, tengo un cuarto grado». Sus palabras me conmueven todavía.

¿Es que acaso esos muchachos salieron de la nada? ¿No son el resultado de las circunstancias en que vivieron? ¿No pueden aspirar a nada? Aspirar es, en sí mismo, vivir. Entre el lenguaje pedestre, superficial y arrogante de un joven con un mercedes Benz, me sensibilizo más por los seres de un barrio que sufre, ante una Cuba que duele. Los dolores ignorados suelen ser siempre los más terribles.  

15 abril 2021 27 comentarios 4,8K vistas
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China pobreza

China erradica la pobreza absoluta…y va por más

por Isidro Estrada 31 marzo 2021
escrito por Isidro Estrada

Mi suegra china quiere comprar un nuevo refrigerador. «Que sea de marca Siemens, con tres puertas y auto descongelación… ¡ah, búscamelo gris plateado!»– le exige con arrestos de quinceañera a su nieto informático, su habitual «representante» para compras en el abigarrado, pero siempre efectivo entramado del cibercomercio en Pekín.

Contemplo divertido el empeño que nuestra anciana despliega en el chat familiar y no puedo evitar evocarla con cincuenta y seis años menos, como la frágil veinteañera que pugnó a brazo partido por salvar su primer embarazo –mi esposa−, en tiempos en que solo disponía de agua de maíz para alimentarse ella y su bebé.  

Junto a varios millones de chinos, mi suegra ha experimentado el tránsito de la hambruna a la prosperidad relativa en poco más de medio siglo. En consecuencia, tengo que admitirlo: ¡Cómo has cambiado, China!

Apuesto a que, anodina como puede parecer, esta vivencia ilustra mejor que muchos gráficos y análisis la transformación por la que el país asiático ha atravesado, tras recorrer un prolongado camino preñado de reveses y logros, saltos y sobresaltos, siempre con un reto por delante, hasta declarar en fecha reciente que ha conseguido erradicar la pobreza absoluta. Esta afirmación me lleva a reflexionar: ¿cómo lo ha logrado, cuánto hay de cierto y/o irreversible en el anuncio y qué cabe esperar en lo adelante del llamado Gigante Asiático?

China en clave confuciana

Las cifras

En China se define el umbral de pobreza extrema tomando en cuenta a los habitantes del país que subsisten con un per cápita de 11 yuanes −o 1.70 dólares− al día. Si partimos de dicho ajuste, 98 millones 990 mil chinos habrían salido de las penurias económicas más acuciantes en los pasados ocho años, de acuerdo con el anuncio hecho por el presidente Xi Jinping, al dirigirse a las «dos sesiones» en febrero, durante las respectivas reuniones anuales en Pekín de la Asamblea Popular Nacional (APN) y la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh), máximos órganos locales legislativo y de asesoramiento, ocasión en que se abordan los temas de mayor peso para la vida en el país.

Tal empeño habría costado a las arcas nacionales la friolera de 246 mil millones de dólares, al decir de Xi, quien agregó que los beneficiados por la monumental campaña no tendrán que preocuparse en lo adelante por su vestimenta y alimentación, además de que el gobierno les garantizará atención médica, vivienda y educación. Este significa un paso gigantesco en la mejora social y supone adelantarse en casi diez años a las metas propuestas para China por el Banco Mundial, y a los Objetivos de Desarrollo sugeridos por la ONU para el planeta.

Los favorecidos del más reciente período engrosan las filas de quienes abandonaron la pobreza absoluta en China a partir de 1980. En conjunto totalizan 750 millones de personas, cifra que el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) da por buena, y destaca que ella encarna las tres cuartas partes de la suma mundial en tal sentido.

Con el fin de garantizar el carácter irreversible del citado avance, el gobernante Partido Comunista de China (PCCh) propone mantener ayudas y subsidios a los sectores más vulnerables −mayoritariamente concentrados en zonas rurales− en el próximo quinquenio. Esto queda escrito en piedra por obra de las prioridades del XIV Plan Quinquenal, de 2021 a 2025, un elemento que en medio de la avasalladora reforma promercado de Pekín, reitera la supremacía del Estado como principal decisor-ejecutor de las medidas económicas.

A tal tenor, se enfatizará además en generar una multiplicidad de empleos en las zonas menos favorecidas por la prosperidad, haciendo buena la máxima china de que siempre será mejor «enseñar a la gente a pescar que regalarles pescado».

¿Todos felices con la noticia china?

Si bien prima un consenso laudatorio en casi todo el mundo respecto a este acontecimiento, no pocos cuestionan la validez del cálculo chino, ya que a diferencia de la local Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), con sus once yuanes diarios, el Banco Mundial ubica el baremo en 1.90 dólares, por poner un caso de divergencia de cálculos.

A guisa de explicación, es preciso recordar que a China la caracteriza una enorme disparidad en grados de desarrollo intrarregional. Mientras un habitante promedio de las áreas costeras surorientales −donde comenzó el proceso de reforma y apertura en los ochenta, con las zonas económicas especiales− vive con comodidades similares a un residente en Europa, muchos de sus compatriotas del centro-norte se ubican más cercanos a los desheredados que continúan arañando la tierra en procura de sustento en África. Lo mismo se aplica de una zona rural a otra. Más aun entre campo y ciudad.

China - Revolución cultural

La Revolución Cultural emprendida por Mao Tse-Tung fue traumática para China. (Imagen: Cartel de la época)

En 1978, superados los diez años de traumática Revolución Cultural (1966-1976), China vivía atenazada por el estancamiento económico. El treinta por ciento de la población se veía afectada por algún tipo de desnutrición, y tres de cada cinco menores de edad encaraban problemas de crecimiento. Para 1993, el país ya era autosuficiente en la producción de granos y otros muchos renglones alimentarios, lo que permitió eliminar los cupones de racionamiento, vigentes por dos décadas. Un año después se deshacía de los denominados certificados de cambio extranjero (FEC), que permitían a los extranjeros hacer compras en China pero quedaban por ley vedados a los nacionales, con lo cual unificó el sistema monetario bajo la égida del yuan o renminbi (moneda del pueblo).

Recién regresado a la arena política nacional tras años de purga, Deng Xiaoping, arquitecto de la reforma y apertura, percibía como un imposible el sacar de una vez de la pobreza a toda la población, de ahí que se decantara por un enfoque gradual, como parte del cual asumía que unos chinos mejorarían sus niveles de vida antes que otros. Los primeros, sostenía el llamado «pequeño gran hombre», servirían como «locomotora» del mejoramiento material para el resto del país. Esto ha ocurrido así en líneas generales, si bien la experiencia vivida desde entonces obliga a matizar.

Partamos de una realidad incuestionable: estas políticas denguistas eliminaron para siempre las cíclicas hambrunas que China padeció por más de dos mil años, hasta bien entrados los sesenta del siglo XX. Causas disímiles influían en estas reiteradas ausencias de alimentos, desde las catástrofes naturales que son harto frecuentes allí, hasta intentos humanos tan fallidos como devastadores.

Tal fue el caso del Gran Salto Adelante (1957-1962), en el cual se dieron la mano voluntarismo y empecinamiento ideológico con una férrea sequía y el cese de la ayuda soviética. ¿El resultado? Cifras millonarias de muertos por inanición entre el campesinado, más carencias extremas en las ciudades. Todavía al despuntar 1964, mi familia china y otros millones de compatriotas sufrían las consecuencias derivadas de aquella apuesta de Mao Zedong por superar a Occidente y llegar al comunismo montado en un expreso.

Cabe identificar un parteaguas en la asunción del poder político por parte de Deng Xiaoping, una vez muerto el Gran Timonel (1976), neutralizada la ultraizquierda (Banda de los Cuatro) y depuesto su último epígono en el poder, Hua Guofeng. Deng dio una señal de qué se proponía al optar por no suprimir la revuelta campesina de la aldea de Xiaogang, en la oriental provincia de Anhui.

Un grupo de labriegos de esa comuna se negó a entregar su producción al Estado, como dictaba entonces la política agraria. Firmaron con su sangre la negativa en un pliego de papel. Por fortuna para ellos, Deng estaba en la misma sintonía y les otorgó luz verde, instaló el contrato de responsabilidad familiar para los agricultores de toda China y desmembró el sistema de comunas campesinas. Comenzó así, por el campo, la era de transformación económica china, que ha desembocado en su poderío actual.

China - Deng

El ascenso al poder por parte de Deng Xiaoping marcó un punto de inflexión en la historia reciente de China. En la imagen, un cartel con su foto en la ciudad Shenzhen. (Foto: Peter Lim, AFP).

De ola en ola

Suele ser lugar común entre entendidos considerar que la reducción de la pobreza en China ha avanzado en forma de oleadas. La primera reforma denguista cubrió un exitoso lapso tras liberalizar la producción agrícola, lo que generó una disponibilidad de alimentos y otros artículos de consumo inédita hasta entonces, bonanza que duró hasta 1987. Desde ese año y hasta 1993, se produce un estancamiento en el proceso de revitalización al aflorar fenómenos desconocidos hasta entonces, como el descontrol de precios y el desempleo urbano.

Este período coincide en su comienzo con un súbito repunte inflacionario en las ciudades, factor que coadyuvó al estallido de las protestas de Tian An Men, en 1989. La represión armada que sofocó el descontento se tradujo en una súbita contracción de las expectativas reformistas, que de pronto parecieron condenadas al más estrepitoso fracaso.

Sin embargo, Deng sacó fuerzas de la flaqueza para superar el traumático episodio. Resistió las presiones y sanciones externas, por un lado; mientras por otro acallaba el vocerío que en las filas partidistas pedía un retroceso en los cambios. Tres años más tarde emprendió lo que sería la histórica «gira por el sur» del país, con la cual trasladó a sus coterráneos y al extranjero la voluntad de mantener y relanzar las reformas contra viento y marea.

Si hubiera que resaltar alguna característica de los dirigentes chinos de entonces acá, merecería la pena citar el compromiso con el curso indetenible de las reformas, por encima de cambios de estilo en la administración.

Tras la muerte de Deng, en 1997, se evidenció un descenso en el empuje de la lucha contra la pobreza, pero la entrada de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC), en 2001, atestiguó un reverdecimiento de los esfuerzos, con resultados evidentes ya en 2005, cuando se informó de una reducción de un tercio en la cifra de pobres en tres años.

China Deng-Xiaoping

Los líderes de la República Popular China, desde Mao hasta Xi.

Un año antes, la administración del entonces presidente Hu Jintao anunciaba el fin del impuesto a los campesinos, vigente por más de dos milenos, y propuesto a quedar derogado en el término de un lustro. Esa medida ha actuado como un subsidio indirecto para millones de agricultores.

Hay una serie de elementos que se han derivado de, y/o han moderado el ritmo de lucha contra la pobreza en China, como el éxodo campesino a las ciudades, la complementaria urbanización del país, la creciente y amenazante brecha de ingresos rural-urbana, la existencia y necesaria transformación del hukou (permiso gubernamental que rige la ubicación domiciliar de los chinos), entre otros, pero los mismos merecerían una ponderación que de momento escapa a las posibilidades materiales de este espacio.

A modo de cierre, debe destacarse el notable espaldarazo que esta campaña ha recibido desde 2012, cuando el actual mandatario, Xi Jinping, también secretario general del PCCh, asumió como una tarea personal la búsqueda de una nación «moderadamente próspera» para 2021, lo cual se apresta a materializar en los próximos meses, como preámbulo a la consecución del denominado Sueño Chino o Revitalización Nacional. Dadas sus marcadas particularidades, el período «xiísta» también amerita un tratamiento aparte.

El porvenir aún puede reservar sorpresas, no siempre benéficas, para el desarrollo sostenible de China. De la sapiencia y buen tino de sus actuales dirigentes dependerá que los niños y adolescentes incluidos entre el casi centenar de millones de chinos recién salidos de la pobreza, se conviertan en ancianos que, a la vuelta de medio siglo, puedan encargar a sus nietos un refrigerador. Y de su color favorito.

31 marzo 2021 41 comentarios 3,5K vistas
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Madres

En la línea de lo inhabitable

por Redacción 27 febrero 2021
escrito por Redacción

La situación inhabitable de Mairiobis Zamora Hechevarría y su numerosa familia, publicada en este espacio el pasado sábado, recibió una respuesta positiva por parte del Estado y de la sociedad civil.

A continuación ofrecemos un seguimiento del asunto:

  1. Al día siguiente de la publicación de su queja, la visitaron dos trabajadoras sociales para informarle que se le entregaría un cheque por haber sido considerada su familia como núcleo vulnerable.
  2. El martes 23 de febrero la visitó un periodista del semanario provincial Girón, que amablemente conversó con ella, tomó algunas fotos y constató la veracidad de lo planteado. También le comunicó que el presidente Miguel Díaz Canel había indicado la atención a su caso.
  3. El mismo día 23, en horas de la tarde, Mairiobis se presentó en la Dirección de Trabajo y Seguridad Social, donde le fue entregado un cheque por valor de 4463 pesos. Además, se le prometió un fogón para que deje de cocinar con leña y unos colchones para sus niños. La Resolución 47, dictada por la ministra de ese organismo, favorece el apoyo monetario a familias vulnerables en dependencia del número de miembros que la compongan.

Numerosas personas, residentes dentro y fuera de Cuba, así como organizaciones religiosas, quisieron brindar su ayuda. Como resultado, recibieron hasta hoy más de 10 000 pesos, un envío de alimentos, leche en polvo y diversas donaciones de ropa para Mairiobis y los niños. Otras donaciones se esperan en los próximos días. 

Hacia todos los que se han preocupado y los que han ayudado de alguna forma, va el agradecimiento de esa familia.

(Foto: Nester Núñez)

    ***

En la línea de lo inhabitable

A nuestra sección llega el reclamo de la ciudadana Sofía Vallejo, quien escribe preocupada por el estado de deterioro e insalubridad de la casona cita en el número 757, en la calle Línea, entre Paseo y 2. La mansión de ocho dormitorios, devenida ciudadela en los años sesenta, sirve de vivienda según la remitente a 18 núcleos familiares.

El estado constructivo del inmueble es deplorable en sentido general, pero destaca el caso de la anciana Ángela. Esta señora de edad avanzada ha recurrido en varias ocasiones a las oficinas de la Dirección Municipal de la Vivienda y a Planificación Física, ambos en el municipio Plaza, para quejarse y pedir ayuda.

El cuarto de Ángela (Foto: Hilberto Nistal)

El cuarto de Ángela, quien desde hace algún tiempo ha tenido que mudarse con su hijo, sufre de una terrible filtración de agua proveniente del piso de arriba y el techo sobre su cama amenaza con caerse. No ha recibido respuesta alguna a sus múltiples pedidos de ayuda, pero aún cuando su caso requiere atención de las autoridades por tratarse de una persona de la tercera edad, el resto de los cuartos tienen una situación más o menos similar.

Por si todo esto fuera poco, la fosa de la vivienda vierte desde hace mucho tiempo su contenido putrefacto a la calle Línea, paradójicamente a solo unos metros de la oficina de Planificación Física Municipal. «¡Pronto tendremos una nueva epidemia llamada cólera!», concluye su correo la preocupada remitente.

Aguas albañales hacia la calle Línea (Foto: Hilberto Nistal)

***

Armando Celada nos escribe con una justa solicitud, pues entiende que la prohibición del ejercicio por cuenta propia a las actividades profesionales, científicas y técnicas constituye un obstáculo para los tiempos actuales, pues necesitamos de toda posibilidad de aporte al progreso y bienestar de nuestra nación.

Especifica su reclamo en un sector que otras veces ha tenido presencia en La Joven Cuba. Para él, «la legalización de las actividades de Arquitectura e Ingeniería para ejercer de forma independiente no constituye un antagonismo con las Empresas estatales existentes. No pretendemos suplantarlas. El objetivo es buscar un equilibrio donde coexistan las empresas estatales y todas las posibles formas de gestión, generando más allá del fin competitivo, un resultado palpable en la ciudad».

Vietnam, Cuba y los arquitectos

Como propuesta formula la descentralización de la arquitectura, atendiendo no solo a los grandes proyectos, sino también a la de pequeña escala que compone la ciudad. Igualmente señala que se podrían encontrar soluciones emprendedoras como aprobar asociaciones de profesionales de pequeña escala o de profesionales consultores que apoyen el actual proceso inversionista.

«Entiéndase que este reclamo más que de los profesionales surge de la propia sociedad, que a fin de cuentas, es quien nos necesita», concluye el ciudadano.

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Cartas a La Joven Cuba, a diferencia de otras secciones de igual índole existentes en la prensa cubana, no tramita las situaciones aquí expuestas con las instancias pertinentes, solo ofreceremos el espacio para hacerlas públicas.

Para comunicarse con la sección, nuestros lectores pueden escribir al correo electrónico: cartasalajovencuba@gmail.com

27 febrero 2021 16 comentarios 3,2K vistas
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Madres

Cartas a La Joven Cuba

por Redacción 20 febrero 2021
escrito por Redacción

Cartas a La Joven Cuba es una sección de correspondencia cuya intención es visibilizar quejas y solicitudes de nuestros lectores, así como recepcionar las respuestas de las instituciones involucradas en darle seguimiento y solución a los problemas aquí planteados, si las hubiese.

A diferencia de otras secciones de igual índole existentes en la prensa cubana –«Acuse de recibo» de Juventud Rebelde, «Cartas a la dirección» de Granma, o «Buzón abierto» de Trabajadores, por ejemplo– nosotros únicamente ofreceremos nuestro espacio para hacer públicas situaciones que requieran la atención de las instancias pertinentes, no las tramitaremos directamente con estas.

Igual que es usual en las referidas secciones, La Joven Cuba no se responsabiliza por la veracidad de las quejas que recibimos. Comprobar si son reales es deber y facultad de las autoridades competentes. Por nuestra parte, siempre que alguna institución u organismo nos escriba declarando que una queja no tiene razón, nos comprometemos a publicar su réplica con la mayor prontitud posible, del mismo modo que publicaremos todas las otras que puedan llegarnos.

Para comunicarse con la sección, los lectores pueden escribir a este correo electrónico: cartasalajovencuba@gmail.com

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La agonía de una madre

(Foto: Nester Núñez)

Mairiobis Zamora Hechevarría es presa de la desesperación. Esta madre de 39 años, residente en un árido paraje a las afueras de la ciudad de Matanzas,  —el Castillito, finca Monticelo, Canímar— lucha todos los días para intentar asegurarle a los suyos lo básico. En esta familia de siete hijos, el esposo albañil recibe un salario mínimo; el mayor de los vástagos, Adriano Cabrera, de 23 años, tiene retraso mental; y el niño de ocho, Robeisi Parra, es epiléptico y sufre crisis de ausencia. Los otros pequeños tienen doce, siete, cinco y tres años, además de una bebé de apenas tres meses.

Cuenta Mairiobis que en agosto de 2019 fue a pedir ayuda para reparar su muy precaria vivienda a los encargados de atención a los casos sociales. Allí habló con Marisol, quien en ese entonces se ocupaba de las madres con más de tres niños menores. Esta le tomó los datos y los envió a la Dirección Municipal de la Vivienda, donde le dijeron que, efectivamente, debía recibir ayuda, pero que la provincia de carecía de recursos.

(Foto: Nester Núñez)

En el mes de enero del 2020, Mairiobis fue a la Dirección de la Federación de Mujeres Cubanas de su provincia. La atendió Niurka, quien recibió de sus manos los documentos necesarios para demostrar la precariedad de su situación, así como reportes de la FMC, del PCC, y del delegado de su circunscripción que explicaban el caso. Niurka tomó todos los datos y le aseguró que lo plantearía. Nunca hubo respuesta

En el mes de febrero del mismo año, fue visitada por una trabajadora social para tomar nota y ser testigo ocular de las condiciones de la vivienda. En junio, estando embarazada de su hija más pequeña, una trabajadora de la Dirección Municipal de la Vivienda la contactó para anunciarle una cercana visita que aún espera. En resumen, desde febrero del 2020 a la fecha la han visitado cuatro trabajadores sociales y una de la salud. De ningún lugar ha llegado respuesta.

(Foto: Nester Núñez)

Su caso reapareció durante una reunión efectuada en el Gobierno Municipal de Matanzas en el mes de agosto del 2020. Al planteamiento del Intendente de que ya se había dado atención a todas las madres con más de tres hijos, respondió el entonces jurídico de Vivienda, de nombre Idalberto —que es vecino de Mairiobis— el cual alertó que en su barrio quedaba una compañera que teniendo siete hijos y una precaria situación, no había sido atendida.

Después de un encuentro con el Intendente, al que fue citada, este ordenó a una funcionaria, de nombre Yanelis, que pusiera el expediente de Mairiobis de número uno, pero meses después, ante la insistencia de la desesperada madre, la funcionaria en cuestión le respondió que allí no existía tal expediente, sino que estaba en la oficina encargada de «los casos sociales». No hay respuesta hasta el momento, ni de un lugar ni de otro.

(Foto: Nester Núñez)

El pasado 4 de enero, aprovechando que tuvieron que ir Mairiobis y su esposo al Ministerio de Trabajo en Matanzas, decidieron pedir un préstamo para poder adquirir la canasta básica, sumamente cara para nueve personas de acuerdo con los nuevos precios. Fueron atendidos por Yannara que los remitió al puesto de mando, donde debieron hacer una declaración jurada solicitando el subsidio para los alimentos. La respuesta debió llegar en tres semanas, pero solo el miércoles pasado, cuando el esposo fue a ver al delegado, conocieron que su solicitud había sido denegada pues no los consideraban un núcleo vulnerable.

Según les dijeron, la negativa está dada porque uno de los siete hijos tiene 23 años y puede trabajar. La cuestión es que ese hijo tiene retraso mental y fue recientemente sancionado. Salió a buscar trabajo en la reparación de vías férreas, pero como ni siquiera tiene sexto grado, y para esa función necesita al menos el duodécimo, le fue negado. Por gestiones de la UJC, volverá a estudiar cuando la situación epidemiológica lo permita.

(Foto: Nester Núñez)

De acuerdo al delegado Héctor Almeida Fernández, él ha planteado la situación en todas las reuniones. Lo mismo ha hecho Xiomara, quien atiende la FMC en su barrio. Ninguno ha obtenido respuesta.

Hasta ahora, la única «ayuda» que Mairiobis ha recibido es una cuna de tosca hechura que, para colmo, le costó 140 pesos. Ella recuerda que en junio pasado, en el espacio informativo Buenos días de la matancera TV Yumurí, un funcionario al frente de la obra constructiva del reparto Gelpi, cercano a la zona donde reside con su numerosa prole, aseguró que estaban previstas 64 viviendas para madres con más de tres hijos, como parte del programa nacional monitoreado directamente por el Presidente Miguel Díaz-Canel, pero ignorado aparentemente por algunas autoridades matanceras.

Ante tanto desamparo, esta madre no deja de preguntarse: «Si me toca una ayuda, ¿por qué no me la dan?».

(Foto: Nester Núñez)

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Súmese a la iniciativa del Consejo Editorial de La Joven Cuba y firme la Carta Abierta al presidente de Estados Unidos solicitando el fin de las sanciones contra Cuba.

Carta Abierta al presidente Joseph R. Biden, Jr.

20 febrero 2021 20 comentarios 4,7K vistas
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sonrisa

La sonrisa y las cavernas

por Teresa Díaz Canals 12 enero 2021
escrito por Teresa Díaz Canals

«La sonrisa es lo más delicado de la expresión humana, que florece de preferencia en la intimidad, y aun a solas; comentario silencioso de los discretos, arma de los tímidos y expresión de las verdades que por tan hondas o entrañables no pueden decirse».

María Zambrano, El payaso y la filosofía

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«A mí ya me gastó la espera. (…) Conozco el mecanismo de las trampas de la moral y el poder adormecedor de ciertas palabras. He perdido la fe en todas estas construcciones de piedra, ideas, cifras. Cedo mi puesto. Yo ya no defiendo esta torre cuarteada. Y, en silencio, espero el acontecimiento».

Octavio Paz, Visión del escribiente

Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar

Un repartidor de pan se paró el primero de enero de 2021 delante de mi casa y comentó a varios vecinos que a la panadera se había quedado la mitad del pan sin vender. También leí las noticias «no oficiales» de que en determinadas zonas del país está teniendo lugar la misma reacción. Pienso en esos niños que dependen del tal alimento mal elaborado para poder merendar en sus escuelas y recordé mi propia niñez en los años sesenta del pasado siglo.

Yo era la única estudiante que se quedaba en el aula de primer grado a la hora de la merienda. La maestra me llamaba cada día, depositaba en mi mano una moneda de cinco centavos y para que me comprara un masarreal. Han pasado cincuenta y ocho años de ese pequeño gesto cotidiano y llevo a esta educadora en mi vida como unas de las personas que me enseñó que la ética no se aprende en un aula con un discurso plano de categorías como el bien y el mal.

Asimilé que lo que puede ser mostrado no puede ser dicho, que hay una forma de conocimiento además del alfabeto aprendido en ese curso: el de ver con el corazón.

En estos momentos transitamos a no sé qué modelo de sociedad a través de cambios demoledores. Escuché a un dirigente explicar, con motivo de la discreta reducción de la anunciada tarifa eléctrica, que alguien le había comentado que quienes consumían en Cuba alrededor de nueve CUP de electricidad vivían en las cavernas.

«Bueno –respondió uno de los artífices del ordenamiento– un 22 % de la población se encuentra en esa condición». No me asombra la altanería con la que se refieren a las capas más humildes de la población cubana.

Deseo recordarle a ese dirigente que fue imposible hacer un museo con las pertenencias de José Martí, porque nada poseyó que pudiera dejarse materialmente. Solo nos dejó lo que era y no lo que tuvo. Y lo que fue el Apóstol forma parte del patrimonio moral de la nación.

El pelo largo de Martí quedó para la posteridad, pues poseía dinero del Partido Revolucionario Cubano, pero no lo empleó para cortarse el cabello.

Al buen Pedro

Dicen, buen Pedro, que de mí murmuras

Porque tras mis orejas el cabello

En crespas ondas su caudal levanta:

¡Diles, bribón!, que mientras tú en festines

En rubios caldos y en fragantes pomas,

Entre mancebas del astuto Norte,

De tus esclavos el sudor sangriento

Torcido en oro, bebes descuidado,

—Pensativo, febril, pálido, grave,

Mi pan rebano en solitaria mesa

Pidiendo ¡oh triste! al aire sordo modo

De libertar de su infortunio al siervo

Y de tu infamia a ti!—

Y en estos lances,

Suéleme, Pedro, en la apretada bolsa

Faltar la monedilla que reclama

Con sus húmedas manos el barbero.

***

Mientras muchas casas y edificios en Cuba se derrumban, mientras miles y miles de cubanos no pueden vivir de una manera decente debido a la crisis económica estructural, el flamante Estado acaba de destinar una cantidad impresionante de materiales de construcción para crear el Centro de Estudios «Fidel Castro». Me pregunto si es racional ese desbordamiento para una institución que podía haberse concentrado en un lugar mucho más modesto.

¿Hay que asistir a un palacete para estudiar un pensamiento? Para estudiar la obra del Padre Félix Varela, de José Martí, de José de la Luz y Caballero, de Enrique José Varona, de José Lezama Lima, por solo poner algunos ejemplos, solo se necesitan sus escritos y silencio.

Olvidó la burocracia estatal que representantes de la gran burguesía criolla abandonaron en la época colonial su riqueza para ir a la manigua con el objetivo de lograr la libertad de Cuba. Parece que ignora que existió un bayamés, Francisco Vicente Aguilera (1821-1877), uno de los más ricos hacendados de la región oriental que renunció a todo y murió en el frío de Nueva York, casi congelado, con los zapatos rotos.

Volvieron a las cavernas nuestros burgueses por amor a la Patria.

Julián del Casal, uno de los grandes poetas del siglo XIX cubano, fue un intelectual que vivió en cuartos de hoteles, –en la calle Prado hay una tarja que destaca la cuartería en que permaneció– y remendaba él mismo sus trajes. Perdido en sus paraísos artificiales, le llamaba a la bañadera de latón de zinc «mi tina de mármol de rosa». A menudo frecuentaba la casa de empeños y malamente pudo vivir de su labor periodística.

El poeta Lezama, fundador del Grupo y la revista Orígenes, el autor de Paradiso, subrayó en su Diario un lunes 13 de agosto de 1956 lo siguiente: «Faltan tres días para que nos paguen la quincena. No sé si pedir anticipo, o pasarme tres días sin dinero, entonces mamá me dará veinte o treinta centavos. Así me siento niño. Antes con esos 20 centavos compraba libros; ahora, tabacos».

El creador de La Isla en peso, Virgilio Piñera, en carta dirigida a su hermana desde Buenos Aires, el 31 de agosto de 1947, escribió: «…salí del paisaje habanero (…) de las intriguitas, del hambre, de los harapos… Para mí la vida no es mejorar o empeorar…Es solamente pasar, ser, asistir. (…) No hay una vida mejor que otra; lo que hay es un baño mejor que el otro, una comida mejor que la otra, y en este sentido es el único en que la persona puede sentirse más afortunada o más desvalida».

En su autobiografía Vida tal cual afirmó: «Aprendí que era pobre, que era homosexual y que me gustaba el arte».

Señor economista –uno de los responsables del ascenso del precio del minúsculo y magro pan que come la gente de pueblo, nuestra población de las cavernas–, con mucho respeto le sugiero que lea los poemas de Gastón Baquero, ese poeta ocultado por décadas. Allí podrá encontrar la mirada de la pobreza, porque parece insinuar en sus palabras que la humildad y la inocencia del mirar del pobre es la única capaz de ver el tesoro de la realidad.

Por ello se detiene en Coloquial para una elegía en «el misterio del pedazo de pan sobre la mesa» y en Primavera, es el poeta «al mismo tiempo príncipe y mendigo».

Es importante comprender la importancia de poseer riquezas, dinero, poder y ser a la vez «pobre de espíritu». «Felices los que tienen el espíritu del pobre», es una idea que pertenece al evangelio de Mateo.

Hoy descubrí que la frase «ser pobre de espíritu» la entendía totalmente al revés. Captar esa tesis de civismo creo que es un proceso que debemos asumir. En su historia y esencia, esta Isla es «pobre de espíritu» y ahí radica precisamente su gran riqueza. Aclaro que este escrito no es un mensaje de apología de la miseria, al contrario. Sí lo es en el sentido de defensa de la humildad.

Solo me queda callar y sonreír como una habitante más de las cavernas ante el punto de la verdad, de la verdad sin más.

12 enero 2021 61 comentarios 3,6K vistas
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construida

Historias de-construidas

por Giordan Rodríguez Milanés 23 diciembre 2020
escrito por Giordan Rodríguez Milanés

Hace dos años, Neris se sintió dichosa. Las autoridades municipales le comunicaron que le habían concedido un subsidio para arreglar su vivienda previamente construida. La mujer de casi 60 años, que vive sola con su nieto de 18, guarda el recorte del periódico en el cual se menciona la aspiración de ejecutar con la mayor calidad, la construcción de una vivienda diaria en cada municipio de Cuba. Que se cumpliera con lo establecido y comenzaran la reparación general de la casa de Neris, podría servir de argumento para un thriller.

«Que me otorgaran el dinero –lo que creí sería lo más difícil– fue lo más fácil. Luego comenzaron los problemas. No lograba completar los materiales necesarios para iniciar la obra. El cemento y el acero, sobre todo, siempre faltaban. Un entonces vice-presidente del gobierno se apareció con que no sé quién estaba haciendo un experimento tecnológico para la fabricación de un mosaico de nuevo tipo, más eficiente y barato, pero que debía cederle una parte del cemento para que los hiciera» –rememora Neris.

Resultó un desastre. Se desmoronaban. Se fueron acumulando en mal estado en la acera. Los inspectores amenazaban con multas: que si ya te dimos el cemento y no te lo podemos volver a dar. Hasta que me puse pesada y amenacé con ir a la prensa y a las redes sociales y contarlo todo. Entonces me asignaron un albañil, apareció más cemento, y comenzaron. No sé cómo pagaron o si pagaron lo perdido».

***

La Asociación Cubana de Limitados Físico Motores (ACLIFIM) le otorgó a Mirtha el derecho a una casa. Un día de junio del 2018, el Presidente de la República recorrería el Centro Histórico Urbano de Manzanillo. Por allí andaba Mirtha. El entonces Primer Secretario del PCC del Municipio, Calixto Santiesteban, la reconoció sentada en un banco, se le acercó y le preguntó qué hacía allí.

Ella le respondió que esperaba al Presidente para entregarle una carta, «porque no creo en ninguno de ustedes». El dirigente le pidió que no hiciera eso, que el siguiente lunes la atendería personalmente. La mujer no transigió.

Al cabo de unos minutos «alguien» marcó a Mirtha ante la Seguridad Personal del Presidente como una persona desequilibrada y propensa a la violencia. La detuvieron. Mirtha se puso muy nerviosa. Un hijo que trabajaba en una cafetería cercana se enteró y acudió a la sede del Gobierno Municipal de Manzanillo donde la custodiaban. Se armó un alboroto. Mirtha fue trasladada a un centro hospitalario y el hijo fue arrestado.

El historiador de Manzanillo, Delio Orozco González, envió una carta de denuncia a las autoridades por el hecho. La respuesta de la provincia fue su exclusión de un programa sobre el 10 de octubre que hacía por esos días en la televisora local.

El asunto trascendió a las redes sociales y algunos medios en Miami hicieron su zafra. Mirtha cuenta que, unos días después, la visitó una funcionaria del Consejo de Estado. Le comunicó que todo había sido una lamentable confusión, que ella tenía derecho a la construcción de su casa y que las autoridades de la provincia se encargarían de chequear que se la hicieran con la calidad debida. Delio Orozco no ha vuelto aún a la televisora local.

***

Las viviendas de Neris y Mirtha aparecen en el reajustado plan de construcción del año 2020. Ambas fueron «trasladadas» de un plan similar –también reajustado– del 2019. «El inversionista de la Dirección Municipal de la Vivienda, quiere que acepte que la casa está terminada, pero vea cuántas chapucerías», me dice Neris. «La instalación sanitaria está llena de salideros, la taza del baño está puesta sin el tanque de agua y sin herrajes, tampoco llega agua a los lavaderos, el tubo de los desechos desemboca justo en la acera de un vecino, falta pintura, una puerta…».

Neris me explica que, puesto que ella ha sido beneficiada por un subsidio, el Gobierno Municipal, a través de la Dirección Municipal de la Vivienda, tienen que velar por la calidad de los trabajos. Así aparece en el recorte de periódico que ella guarda como talismán. «Ni se sabe cuántas veces he llamado a Idania, la Intendente, y no me responde. Quise demandar al albañil particular que trabajó aquí, pero el banco es quien tiene la copia del contrato y no me la quieren dar. Hay otros muchos subsidiados en Manzanillo que están en la misma situación que yo».

La casa de Mirtha es grande. «Se ve que está hecha a conciencia» –le digo–. «No te creas, mijito» –me responde–. «Nosotros tenemos que dar las gracias al delegado de la construcción de Granma, que ha seguido esto en detalle personalmente y que ha gestionado las puertas, las luminarias, la pintura» –me cuenta el esposo de Mirtha–. «Así y todo, hemos tenido que lidiar con los “inventos” de la brigada constructora del municipio Bartolomé Masó –acota Mirtha–.

El delegado llama para decirnos que nos compró tantas lámparas y el jefe de la brigada nos miente y dice que llegaron menos. Y entonces el hombre tiene que venir de Bayamo y emplazar al otro. Que si son tantas puertas y el jefe brigada dice que todas no eran para nosotros. Que si informan que la pintura está completa y al final falta».

Señala la zona inferior de la sala. «Mira, ahí no pusieron los rodapiés y el jefe de la brigada dice que ellos ya terminaron, que eso es un problema de nosotros. Y no les ha dado la gana de llevarse esos escombros de allá afuera ni de pintar la reja. Y nosotros no tenemos por qué dar por terminada una casa incompleta para que ellos cumplan un plan».

***

Pedro Rodríguez Figueiras era profesor de economía y auditor cuando se acogió a la jubilación. Vive en la Avenida «Primero de Mayo», de Manzanillo. Luego de retirado, como asesor del gobierno colaboró con las comisiones de la Asamblea Municipal que chequearon la calidad de la ejecución de las inversiones en obras sociales. Al cabo del tiempo prescindieron de él.

La ocasión en la que fui a visitarlo, su esposa me dice que había salido. «Debe andar por el policlínico con la presión alta. Acaba de tener una discusión con el jefe de la brigada que ejecutó los portalones de la avenida. Hicieron una chapucería. Toda el agua nos cae y se estanca en nuestra placa que, cuando la construyeron, también fue una chapucería y se filtra» –explica la señora.

Días después, Pedro y yo conversamos. «Todos quieren que le quede “algo” de materiales a su favor. El ayudante, el operario, el jefe de la obra, el jefe de brigada, todos quieren que sobren materiales. Hasta el presidente de la cooperativa quiere que le quede algo a su favor, porque tampoco hay un mercado mayorista estable.

El gobierno tiene como política que en las tiendas se garanticen los materiales de las viviendas que están en el plan del año, ya sea por subsidio o inversiones directas. Ese mismo gobierno contrata una cooperativa, o a un albañil cuentapropista, para que arregle, por ejemplo, estos portalones. Pero ninguna entidad estatal les vende los materiales completos. A veces no les venden ningún material. Entonces sacan de aquí y de allá.

Compran para la casa de Neris, pero lo usan en esa columna. Les dan rodapiés para la casa de Mirtha, pero una parte los venden, por ejemplo, a una obra social contratada a particulares en Bartolomé Masó».

A menos de 300 metros de la casa del profesor Figueiras está el cabaret «Costa Azul», reinaugurado en febrero último luego de varios años de reparación capital. «Ya las paredes se filtran. Tuvieron que cerrar uno de los reservados por mala calidad de la ejecución. Los camerinos son un desastre…Vengan, vengan, para que vean» –nos dice un trabajador que pasa casualmente mientras me despido de Pedro en el umbral de su casa. «Es la de nunca acabar» –suspira el viejo economista.

En dirección opuesta al cabaret «Costa Azul», como a cien metros, una brigada avanza en la rehabilitación de una heladería llamada «El Jardín», nos preguntamos si una vez reinaugurada, antes del año, también le saldrán las chapucerías.

23 diciembre 2020 12 comentarios 1,6K vistas
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