El empobrecimiento de los pobres

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Empobrecimiento pobres

En la mente de los que repensamos los asuntos cubanos rondan varias preguntas de compleja respuesta: ¿Por qué si la naturaleza autoritaria del Gobierno/Partido/Estado data de inicios de los años sesenta, es ahora que ocurren la mayor cantidad de protestas callejeras?

Si la Revolución afectó a los ricos para beneficiar a los pobres, ¿por qué la mayoría de los manifestantes y encarcelados actualmente pertenecen a los sectores más pobres? ¿Es que antes no éramos tan pobres, o es que la naturaleza de la pobreza cambió?

La respuesta del Gobierno/Partido/Estado y sus medios oficiales es la esperada: Ni siquiera emplean el término pobreza y sus derivados al informar sobre Cuba, sino subterfugios tales como vulnerables, población en riesgo o en desventaja, deambulantes, siempre en vías de superar su inopia momentánea.

(Foto: Lester Chang)

No obstante, los espectros de la miseria que parecían exorcizados de nuestras calles y campos han vuelto por sus fueros con su triste cortejo de limosneros, buzos, personas famélicas y viviendas paupérrimas siempre a punto de derrumbarse. Analicemos el casi invisibilizado problema de la pobreza y por qué cada vez los cubanos y cubanas pobres parecen tornarse más obstinados y revoltosos.

-I- La pobreza estatizada

En 1958, la economía cubana era de las más productivas del mundo, por tanto, sus dificultades y contradicciones no eran por escasa producción, sino por la forma tan desigual en que se creaba y redistribuía la copiosa renta nacional. De ahí que en La Historia me absolverá (1955), Fidel enfatiza en que las grandes riquezas del país se debían distribuir con más equidad y justicia.

En aras de ese objetivo, desde enero de 1959 se inició el desmantelamiento, no solo de la anterior forma de gobernanza ─alterada por un septenio de dictadura militar y guerra civil─, sino de toda la sociedad anterior. La proclamación del nuevo estatuto constitucional de 1959, que concentraba los poderes ejecutivo y legislativo en el Consejo de Ministros, debió alertar a todos de que se venía una revolución socialista, no una vuelta al status anterior al diez de marzo.

Intelectuales (1)

 (Foto: Jung/ullstein bild via Getty Images)

En menos de un año, la rica y diversa vida política que caracterizó a la república y que luchaba por subsistir aún en el Batistato, fue sustituida por un nuevo modelo centrado en multitudinarias asambleas populares donde el líder supremo y la masa enardecida se fundían en un proceso de comunicación que discurría en un solo sentido.

La manera en que Fidel encarnó los más profundos anhelos de redención social y nacional de los sectores populares, mezclados a promesas incumplibles y sueños utópicos, y los presentara como tareas realizables en el lapsus de sus vidas, hizo que millones se sumaran al Gran Ejército de la Revolución y abandonaran las tradiciones cívicas de la república burguesa. Las mismas por las que apenas unos meses antes estaban dispuestos a dar la vida.

Con el nuevo concepto de Revolución en el Poder, esta ya no vendría desde abajo, sino «desde arriba» y las masas no la protagonizarían, sino que «se sumarían a ella», «se incorporarían», «participarían», «serían convocadas» y, para ello, tendrían que serle «fieles», «leales» y «estar dispuestas a cualquier sacrificio». Su marcha fue asumida como un mítico viaje nacional en pos del nuevo Vellocino de Oro: la sociedad comunista —reforzada con la imagen simbólica del yate Granma—, con apresuramientos, avances lentos y descansos antes de nuevas cargas.

Las familias humildes fueron beneficiadas con la garantía estatal de trabajo seguro, salario estable, precios fijos, distribución equitativa normada y acceso gratuito o asequible a educación, salud, centros recreativos e instituciones culturales, antes elitistas. A ello se sumaba un cuantioso régimen de becas en universidades cubanas y extranjeras que facilitaba la entrada de los hijos de familias pobres en el hasta entonces estrecho círculo de los estudios superiores. «Pobreza amparada» la llamaría Aurelio Alonso.

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Foto: MES

De esta forma, el Estado concentraba en sus manos casi todo el ingreso nacional y lo redistribuía centralmente, lo que acrecentaba su imagen paternalista de benefactor de la sociedad. En el imaginario social prevaleciente parecía que cualquier hombre o mujer del pueblo podía asegurar, como Luis XIV: «L´Etat c´est moi» («El Estado soy yo»). Tal era el sentido que adquirían, para las familias trabajadoras, los mencionados eventos derivados de la desaparición de la hegemonía de propiedad privada capitalista, con su corolario de desigualdades y vejámenes hacia los proletarios.

Sin embargo, pronto los enormes gastos de defensa por el conflicto con los Estados Unidos y los errores/horrores de los experimentos económico-sociales se unieron a otros factores adversos propios de las economías estatalizadas y centralizadas como las que primaban en Europa del Este —predominio de grandes monopolios estatales, pérdida de calidad por la falta de competencia, pocos incentivos para trabajar más y mejor…—. A causa de esto, el país entró en una espiral de crisis económica que duró hasta los años setenta.

En la etapa del socialismo real cubano (1971-1991), el nuevo pacto social que se impondría —especie de copia cubanizada del modelo soviético— aceptó la estimulación material de los trabajadores tanto por la vía salarial como por los premios y otros fondos colectivos a nivel de empresa. El fomento de un amplio mercado complementario (paralelo) permitía la realización sistemática de los ingresos adicionales de los trabajadores de forma más o menos amplia.

Tras la aceptación del tutelaje soviético y el ingreso al CAME (1972), se asignó a Cuba el papel de suministradora a gran escala de tres productos primarios (azúcar, cítricos y níquel), a cambio de todo un tropel de mercancías y servicios a precios subvencionados que permitieron a la Isla obtener pingües ingresos y mantener, artificialmente, un elevado nivel de consumo durante casi dos decenios de vacas gordas que muchos creyeron sostenible en el tiempo.

Por eso, la primera generación de la Revolución, nacida durante el baby boom del quinquenio 1959-1964 pudo disfrutar durante su adolescencia y juventud de un entorno asegurado estatalmente que les permitió estudiar, empezar a trabajar y formarse proyectos de vida futura que luego quedarían truncos. La existencia del Estado como benefactor y repartidor de premios por buena conducta era la base para el adoctrinamiento y la obediencia de las mayorías ante la evidente falta de libertades y democracia que se manifestaba por doquier.

-II- La pobreza por cuenta propia

La desaparición del campo socialista y la URSS y el estallido de la crisis del Período Especial dieron al traste con aquel modelo y su contrato social. Ni siquiera el espejismo transitorio de la alianza con la Venezuela Bolivariana pudo suplir el incontable apoyo de los subsidios soviéticos. La pobreza estatizada mutó y se transformó cada vez más en una pobreza por cuenta propia.

En la nueva sociedad mixta imperaría la crisis de valores, fruto de la convivencia entre diferentes actores económico-sociales: sector estatal depauperado; capitalismo de Estado (empresas mixtas, asociaciones, redes de comercio mayorista y minorista…); pequeños y medianos productores (campesinos, transportistas, cuentapropistas); economía subterránea; familias y comunidades que sobreviven en el rebusque y la miseria en entornos marginales.

Marcha

 (Foto: Hypermedia Magazine)

En este nuevo escenario, la continuidad en el poder oligárquico —caracterizado por clientelismo, prebendas, devoción al jefe protector, secretismo, soborno, burocratización, etc.—, se fue tornando cada vez más insoportable para el resto de la sociedad que sufre ante el parasitismo de este grupo social devenido en clase, y clama por mecanismos democráticos transparentes, de control popular, que le pongan coto.

Para los sectores populares en su conjunto la situación ha ido de mal a peor. Desde inicios del siglo XXI, la adopción de una política de austeridad para reducir gastos del presupuesto y pagar los compromisos de la deuda externa provocó la disminución de las personas atendidas por la seguridad social. El coeficiente Gini, indicador que mide la desigualdad, no es publicado por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) desde 1999; en 1988 era de 0,25%, en el 2005 —acorde a lo dicho por el economista José Luis Rodríguez— ascendía a 0,45%, hoy debe bajar del 0,60.

El ineficaz empleo de la agroindustria azucarera —y desvío hacia otros fines de los fondos de amortización y acumulación— la hizo quebrar estrepitosamente, lo cual condujo a su desmantelamiento por decisión gubernamental. Fue enorme el cataclismo sociocultural provocado en cientos de bateyes, poblados y municipios por el cierre de los centrales y granjas cañeras. Esta situación marcó con el sello de la inopia y el abandono a regiones enteras del país antes florecientes.

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 (Foto: Oscar Alfonso Sosa)

Para la población se hizo evidente que, si al Período Especial se había entrado como país, la salida de la crisis habría que buscarla de manera personal y/o familiar. Remesas del exterior; migración a cualquier otro lugar del mundo; conversión de más de 160 000 pobladores en «súbditos» de la corona española; posposición —a veces eternas— de los embarazos, se volvieron tendencias crecientes que no pudieron ser detenidas con anuncios de reformas salvadoras, Lineamientos, estrategias y hasta una nueva constitución para un supuesto Estado Socialista de Derecho.

La lealtad de los sectores populares se resiente en particular cuando las diferentes generaciones, en particular las más jóvenes, perciben que no podrán salir de la pobreza por mucho que aporten. Sobre todo, si se parte del enfoque desarrollado por el premio Nobel Amartya Sen, quien la define como pobreza cultural: aquella que afecta las libertades positivas de las familias y expresa la falta de capacidad del individuo para realizar a plenitud su potencial productivo.

En 2021, a los problemas en el ejercicio efectivo de la democracia y la participación política, la desestimulación al trabajo asalariado en condiciones de doble moneda y múltiples tasas de cambio, la Tarea Ordenamiento sumó una correlación lapidaria para los trabajadores: la caída del 38,2% del salario en la conformación del PIB, junto a una elevada inflación. Esto se acompañó de la disminución de todos los indicadores de la industria alimentaria nacional y la importación de alimentos. En adición, la posterior desaparición de varios medicamentos dejó su adquisición en manos del mercado informal.

Desigualdades, pobreza y posicionamientos políticos

(Foto: EFE)

Esta ecuación genera una elevación galopante de los precios de los alimentos y otros productos básicos que diluye literalmente el salario en manos de los consumidores, al punto de estimarse el salario medio real (ajustado a la inflación) de 2022 era un 39% menos que el del 2020. Salarios, pensiones y jubilaciones no alcanzan para vivir más de una semana.

Desde el punto de vista de la desigualdad social, más de tres décadas de acumulación cultural desgastante en el imaginario colectivo, y la situación particular de crisis a partir de 2019, debilitan la legitimidad del Gobierno/Partido/Estado sobre todo en aquellos sectores que han tenido menos oportunidades para aprovechar los nuevos nichos de ingresos; según la socióloga Mayra Espina: «Mujeres, negros y mestizos, los adultos mayores, y algunos territorios específicos». Una situación así, mantenida en el tiempo, sería el caldo de cultivo más propicio para un estallido social, cuyos protagonistas no serían agentes pagados por el Imperio, sino hombres y mujeres de los estratos menos favorecidos por las parciales e ineficaces reformas acometidas.  

Para superar este empobrecimiento generalizado es preciso que se asuma un proyecto de país genuinamente popular y nacional, no oligárquico y antinacional, donde los recursos de inversión pública se empleen en beneficio de las grandes mayorías. En él todas las personas serán sujetos activos y recibirían dosis cada vez mayores de empoderamiento y participación.

Urge una participación real y efectiva de la ciudadanía en los asuntos públicos, libertad para los presos políticos del 11J y otras protestas ciudadanas posteriores, y un reconocimiento de la sociedad civil independiente. Estas acciones y garantías contribuirían profundamente a la creación de una sociedad más democrática, solidaria y participativa donde los diferentes sectores sociales, principalmente los populares, recuperen las ansias de hacer y prosperar en el bien común empezando por el de sus familias, amigos y comunidades. 

14 comentarios

Taran 22 mayo 2023 - 7:45 AM

Con todo respeto, no mencionar la guerra economica contra Cuba demerita bastante este artículo.

dario45666 22 mayo 2023 - 8:44 AM

Estimado : la relaxion cuba-EEUU es un asunto que el Gobierno de cuba debe darle solucion…..si no es capaz de hacerlo,debe buscar el pueblo de cuba a otros que si puedan.No es posible que exista una mala relacion con quienes albergan a millones de cubanos y sus descendientes,sirva de fuente a las remesas en dollars y mercancias y en verdad ha sido objeto de una guerra por parte de nuestro ggobierno (el de Cuba).Quizas si el gobierno de cuba diera derechos a su pueblo,esas relaciones pudieran mejorar,asi que : por que no prueben a convertir en ciudadanos a los cubanos ,que puedan hablar,acceder a informacion,votar,etc,etc….

Marco 22 mayo 2023 - 1:35 PM

Muy de acuerdo con que el gobierno debe dar paso a la democratizacion de la sociedad, y sentar a la mesa de negociación a todas las posturas políticas. Pero lo que dice Taran no es menos cierto, la política de Bloqueo es ilegal desde el derecho internacional y la oposición cubana tiene un grado de deslealtad a la nación demasiado grande. La estrategia política de la oposición es crear hambre y dificultades con un cerco económico, algo carente de toda ética. ¿El Gobierno Cubano no es ejemplo de Ética?, es lo mas seguro, pero la oposición esta obligada a ser mejor de lo que dicen criticar, no aplicar el mismo sectarismo e intolerancia que el gobierno.

José Darío sanchez 22 mayo 2023 - 2:00 PM

Ante todo,el Embargo es una Ley,o leyes de EEUU,los cubanos,solo podrían exigirles a su gobierno le expliqué que han hecho para tratar de que se cambie la política de los EEUU….pero el gobierno de cuba solo ha hecho esto : expropiar a los EEUU,tratar de crear dos,tres,muchos Vietnam’s,aliarse con todo gobierno totalitario que sea enemigo de EEUU,convertir a cuba en base soviética,subvertir países,reprimir a su pueblo y por último apoyar a los imperialistas rusos….el pollo que usted se come,viene de EEUU ….eso del Embargo no va con los Melia,con Sherrit,etc ,etc ?? El gobierno comunista en cuba,claro que una amenaza a los EEUU….

JOSUEL 22 mayo 2023 - 8:25 AM

Enjundioso como siempre👍

Manuel Figueredo 22 mayo 2023 - 9:11 AM

Hasta les debe de dar pena y vergüenza, si es que las tienen, de anunciarlo a los cuatro vientos. El gobierno Marxista -Leninista, Estalinista y Maoista de la República Socialista de Cuba le otorga las mejores tierras por 30 años a Rusia y otros países. Para el cultivo de la tierra. Cómo era de esperarse la Soberanía Nacional una vez más ha sido pisoteada.
¿ Consultaron con el soberano pueblo ?

Manuel Figueredo 22 mayo 2023 - 8:38 PM

Esa nueva clase proletaria que está surgiendo tendrá el derecho a la huelga ? Los comunistas y socialistas cuando están en la oposición eso es una parte de sus demandas .

Rachel 22 mayo 2023 - 10:22 AM

Has hecho una descripción exelente de la Isla de Cuba, su gobierno, población, situación, etc. Más de 60 años muy bien explicados y todo muy real.

mepiamo 22 mayo 2023 - 12:23 PM

Taran, las invasiones de Cuba a países de latinoamérica comenzaron en 1959, con dos a Panamá y dos a República Dominicana en el 60 y así continuaron hasta hoy.

Observador 2023 22 mayo 2023 - 3:55 PM

Muy acertado este artículo, para guardar. La utopia que muchos creyeron permanente no fue mas que el engendro de un genio carismático que pudo engañar a su pueblo y buena parte del mundo a partir de repartir en un inicio el patrimonio nacional y extranjero intervenido o despojado y después la subvención por tuberia de los sovieticos y posteriormente del chavismo: cuando faltó la apropiación o el subsidio, sobró la vicisitud y la miseria. Y mientras hubo financiamento ajeno, barra abierta a las aventuras militares, la subversión en todo el continente, los planes económicos inviables, las gratuidades insostenibles, y siempre el desprecio al consejo de expertos, el irrespeto al disenso, todo blindado con un aparato represivo privilegiado y la excusa perenne del bloqueo y la agresion imperial. Hoy los incapaces sucesores del gran timador, sin carisma y sin astucia solo pueden garantizar miseria y desesperanza a ese pueblo que creyó ingenuamente en esa estafa y que aun algunos se resisten a admitir un pais minuciosamente destruido a manos de esa ideología y de sus dirigentes.

Alejandro 1 22 mayo 2023 - 5:21 PM

Un muy buen amigo siempre me decía: El gobierno hace como que me paga y yo en retribución hago como que le trabajo. Una verdad irrefutable. Por eso la isla está como está. Yo sigo repitiendo el mantra: Los pueblos tienen lo que se merecen.

Rolando López 22 mayo 2023 - 6:30 PM

Me parece un excelente resúmen del profesor Valdés Navia, lo felicito.
Me preocupa algo grandemente. El sector privado en todas sus manifestaciones ha crecido y seguirá creciendo según todo parece indicar, en él se encuentran miles de trabajadores contratados que en estos momentos apenas tienen amparos contractuales, basta ver el modelo que la Onat entrega a los titulares para darse cuenta del poco interés del estado en darle garantías a los obreros, una nueva clase proletaria que va a necesitar crear sus propios sindicatos que los protejan, cosa ilegal por cierto. Recuerdo que cuando leí hace años La Gran Estafa Eudocio Ravínes hablaba de lo conveniente de partidos socialistas y hasta comunistas en la oposición, no así en el poder, la historia lo demuestra por lo conquistado en tantos años en favor de la clase obrera y lo que sucede cuando acceden al poder. Nada más parecido al camino del capitalismo más cruel es lo que estamos presenciando, hay que estar ciego para no verlo. Entonces pregunto, ¿cuál es el camino?

mepiamo 22 mayo 2023 - 6:53 PM

El Socialismo nos trae lo peor que tiene para ofrecer el Capitalismo: Los monopolios. Negocios de toda clase que no tienen competidor, empezando por la política. Eso siempre nos lo han vendido como una virtud. Créanme, no lo es.

RFR 22 mayo 2023 - 8:00 PM

Muy buen artículo como siempre, un acertado acercamiento a la historia y a la Cuba de hoy.

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