La Joven Cuba
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Venezuela

Blades y Silvio sobre Venezuela

por Consejo Editorial 20 febrero 2019
escrito por Consejo Editorial

Unas palabras al verdadero Silvio (por Rubén Blades)

Compañero Silvio:

Te escribo a través de la internet abierta, porque sé que no la pueden censurar al punto de que no sepas que te escribí.

Por allí anda rodando una bola que nuevamente atribuyen, de manera falsa, como supuesta declaración tuya, en la que criticas mis opiniones en torno al Sr. Maduro y la situación que se vive en Venezuela. Después de leer un tramo del mamotreto publicado, noté inmediatamente varias cosas:

1. Está mal redactado y posee la ceguera intelectual del típico apparatchik.
2. Lo que han hecho, con mala voluntad, es tomar extractos de cosas que escribí hace años, hicieron un refrito de lo que, según ellos, les resulta conveniente reavivar para sus planes. Ahora, en su ya maduro desespero, comparan la trayectoria del “Che” con la de un tipo que habla con pajaritos y que es incapaz de mantenerse erecto en una bicicleta.
3. Han recurrido tramposamente a un evento ocurrido hace años, cuando un profesor cubano utilizó tu blog como medio para responder uno de mis artículos de opinión. A partir de allí, y sin cuidar las elementales reglas del periodismo, algunos medios amarillistas y/o politizados, afirmaron falsamente que ese escrito era tuyo, cosa que después tú mismo desmentiste públicamente.
4. Ahora han retomado ese mismo falso tema, repitiendo la misma mentira del 2014, aunque tuvieron mucho cuidado de no comentar lo que recientemente opiné, acerca de lo espurio que me resulta el invento de Maduro de una constituyente para desconocer la asamblea electa democráticamente a través del voto popular en el 2015. Tengo muy claro que lo que publica Prensa Latina, tomado de una radio venezolana, es falso y no voy a permitir que me usen en contra tuya, ni que nos enreden en su sinrazones.
5. Realmente es una verdadera vergüenza ver cómo medios que se dicen serios se dejen engañar y atenten contra la verdad, o simplemente se dejen llevar por el afán de defender planteamientos ideológicos falsos.

Que estés bien.
Rubén.

PD: Qué pena que hayan hecho equivocarse a Díaz-Canel, el recién estrenado presidente de tu país, a quien ponen a felicitarte por los “contundentes argumentos”. Parece que al presidente hasta las “fake news” le llegan con años de retraso. No sé si Bob Canel, insigne comentarista cubano será pariente suyo, pero cuando se entere del “embarque”, quizá comente desde el más allá: “FOUL BALL, MI HERMANO”


Rubén (por Silvio Rodríguez)

(No te respondo en tu página porque no encontré como)

Es una pena que haya ocurrido esta confusión con el escrito de Guillermo (aclarada por mi hace 5 años) y más penoso aún que la redundancia te pueda parecer manipulación. Yo soy de los que siempre han admirado al creador que eres y reconozco los incuestionables aportes que has hecho a la canción bailable.

Por otra parte, es obvio que no pensamos igual sobre lo que está pasando Venezuela. Tu piensas que ese país hermano tiene dos presidentes, yo sólo veo a uno: a Nicolás Maduro. El otro es un presidente autoproclamado y en gran medida sostenido desde afuera, una maniobra de presión para desacreditar al gobierno que más elecciones ha hecho en Nuestra América; también para conseguir que los militares incumplan su compromiso patriótico y cedan al clarísimo chantaje que les han hecho repetidamente varios congresistas norteamericanos y, hace sólo unas horas, el mismísimo Presidente de EEUU.

Venezuela es un país que ha venido sufriendo una progresiva asfixia económica, como Cuba, pero carga con la suerte-desgracia de tener una de las reservas petrolíferas más grandes del mundo; por esa razón los que acabaron con Irak, Libia y Siria van ahora a por ella. Para colmo los venezolanos se han atrevido a hacer tratos comerciales con China y con Rusia, cosa que evidentemente pone muy nervioso al tiburón.

Yo soy crítico con la realidad cubana porque la conozco, pero me cuido de opinar sobre lo ajeno, más cuando los círculos de poder despliegan tanta propaganda y hay tantos intereses confundiendo. Es obvio que Venezuela está dividida, pero creo que son los venezolanos quienes deben conversar sus diferencias y resolverlas, sin ningún tipo de presión. Creo que las presiones indignan, y en vez de conducir a la solución de los problemas, avivan las tensiones. No es sólo la paz de Venezuela lo que está en peligro. Qué pena que algunos no se den cuenta del incendio terrible que está en juego.

Qué vivan siempre las sardinas, Rubén. Muy buena suerte en todo.

Silvio.

(Con información de Segunda Cita y Rubén Blades)

20 febrero 2019 12 comentarios 392 vistas
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Útiles remembranzas

por Alina Bárbara López Hernández 18 febrero 2019
escrito por Alina Bárbara López Hernández

“Guárdeme el Dios de lo políticamente correcto de formar parte de su club…”

Paco Ignacio Taibo II

Corría el primer lustro de la década del veinte del pasado siglo en Cuba. El gobierno de Alfredo Zayas, corrupto y subordinado a los EE.UU., había propiciado sin embargo una apertura democrática sin precedentes. Ese contexto favorable atrajo a un grupo de exiliados políticos, jóvenes peruanos y venezolanos que huían de la represión de las dictaduras de Augusto Leguía y Juan Vicente Gómez respectivamente. Ellos fundaron la revista Venezuela Libre, que se manifestó “Contra las tiranías de América. Contra el imperialismo yanqui. Por la libertad de los pueblos”. La mala suerte los perseguía. Muy pronto ganará las elecciones aquí Gerardo Machado, el último de los mambises en detentar el poder constitucional y el primer dictador de nuestra historia republicana.

 El nuevo presidente prohibió que los extranjeros manifestaran su activismo político, encarceló a algunos de ellos e incluso asesinó al venezolano Francisco Laguado Jaime. Solidarios con esa causa, desde mayo de 1925 un grupo de intelectuales cubanos asumió la publicación de la revista. Su director fue Rubén Martínez Villena, y entre los redactores se contaron: Agustín Acosta, Alejo Carpentier, José A. Fernández de Castro, Juan Marinello, Julio A. Mella, Emilio Roig de Leuchsering y Alberto Lamar Schweyer.

Su objetivo inmediato era “combatir a Juan V. Gómez”, y los mediatos: “encauzar la protesta contra el panamericanismo, arma solapada del imperialismo yanqui, y cooperar en toda obra que tienda a robustecer la unión de los pueblos de América, de procedencia latina”. (Venezuela Libre, no. 10, año IV, Habana, mayo 1ro. de 1925).

Los cubanos aprovecharon además para enunciar la aspiración de luchar contra la Enmienda Platt.

Desde 1927 el nombre de la publicación cambió por América Libre, lo que respondía a la creciente conciencia antimperialista de la intelectualidad de la región en una época en que la expansión norteña, apoyada en la política del gran garrote, se identificaba por intervenciones armadas de los marines en países del Caribe.

  A inicios de 1928 se celebró la Sexta Conferencia Panamericana. Los jefes de Estado de veinte naciones del área, incluido el presidente norteamericano Coolidge, se reunieron en La Habana. Revista de Avance alertaba respecto a las intenciones estadounidenses: “Sobre tres postulados apriorísticos e inconmovibles desea la nación de Coolidge que se afinquen los debates: intangibilidad de la doctrina de Monroe —semilla de imperialismo—  supervisión militar —norteamericana desde luego— en la zona del Canal de Panamá y oposición a toda liga continental”.

De aquella reunión nos quedó como recuerdo un plantío de árboles, que aún existe en el Parque Central, y la vergüenza de que Orestes Ferrara, nuestro embajador en el Norte, defendiera el principio de intervención. Por suerte no se llegó a un acuerdo en tal sentido.

Mientras esto ocurría, Juan Vicente Gómez continuó reformando la constitución venezolana siempre que lo deseó, para perpetuarse en el poder y dar visos de legalidad a su dictadura. Acalló a la oposición. Suprimió las libertades de expresión y de prensa. Suspendió las garantías judiciales e ilegalizó a los partidos políticos.

En los propios EE.UU. radicó una de las figuras más destacadas de la resistencia venezolana en el exilio, el intelectual y periodista Carlos López Bustamante. Este editaba desde Nueva York la revista Venezuela Futura, con la cual colaboraron articulistas que habían logrado escapar de las cárceles de Gómez y denunciaban sus horrores.

Veintisiete años estuvo el caudillo sudamericano en el poder, hasta su muerte, acaecida en 1935. A pesar de tan largo gobierno, no hubo por parte de las administraciones norteamericanas una evidente hostilidad hacia él, lo que puede explicarse por la actitud siempre benevolente del dictador ante las inversiones extranjeras. Conociendo el potencial petrolero de Venezuela, el régimen gomecista definió un marco legal por medio del cual entregó gran parte del territorio nacional en concesiones, de acuerdo a los intereses de los consorcios petroleros internacionales.

Ochenta y cuatro años después, el gobierno norteamericano de Donald Trump amenaza peligrosamente con intervenir en Venezuela, cuyo gobierno cataloga de dictatorial. Los que sean tan incautos como para olvidar la historia de nuestro Continente que crean entonces en sus propósitos de democratizar al pueblo venezolano y en su denuncia de la dictadura de Maduro.

Nadie que conozca y valore el pasado puede apoyar una política de intervención.

Dicha política solo reforzaría la hegemonía del Norte y desestabilizaría nuestras naciones, ocasionando mayores pérdidas de vidas y destrucción. Rechazar la injerencia militar de EE.UU., u otro país, en Venezuela o en cualquier estado, es una actitud ética, decente, digna. Y ello no tiene que vincularse necesariamente con una postura acrítica hacia el gobierno venezolano, tan cara a una izquierda que no es capaz de mirarse con sentido calificador y que por eso recibe un golpe tras otro sin asimilar las lecciones.

Se asevera que los pueblos que no aprenden de su historia están obligados a repetirla. No olvidemos entonces lo vivido. En tiempos procelosos es útil la memoria.

18 febrero 2019 22 comentarios 1.860 vistas
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Diez mentiras sobre Venezuela

por Consejo Editorial 7 febrero 2019
escrito por Consejo Editorial

Transcripción de la intervención de Juan Carlos Monedero en el programa En la Frontera

“Juro asumir formalmente las competencias del ejecutivo nacional como Presidente encargado de Venezuela”
Juan Guaidó, Presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela.

Dicen que “cuando llega la guerra, la primera víctima es la verdad”; esta frase la atribuyen al senador estadounidense Hiram Johnson, y fue pronunciada por vez primera en 1917 durante la Primera Guerra Mundial. ¿Acaso no se puso en marcha la Guerra de Irak con la mentira de las armas de destrucción masiva?

Un siglo después [de 1917] sobre Venezuela se cierne la sombra de la guerra y la mentira, y la promueven los mismos que montaron la Guerra de Irak. Desde hace mucho tiempo se vienen arrojando muchas falsedades sobre el gobierno legítimo de ese país, guste más o guste menos lo que hace el presidente Maduro. Hoy trataremos de desmontar en diez sencillos puntos o verdades eso que se quiere presentar como ilegítimo.

“No levantaras falsos testimonios ni mentirás”

Éxodo 20:16

Mentira 1. Claro que hubo elecciones presidenciales, por supuesto: se realizaron el 20 de mayo de 2018; es decir: antes del 10 de enero de 2019, momento en el que de acuerdo con los artículos 230 y 231 de la Constitución venezolana se vence el período presidencial 2013-2019. Precisamente se hubiera violado la Constitución si las elecciones se hubiesen realizado después del 10 de enero de 2019 o, peor aún, si no se hubiesen realizado.

Mentira 2. Fue la propia oposición venezolana la que solicitó el adelanto de las elecciones. Se realizaron en mayo, y no en diciembre como tradicionalmente se hacía porque fue la oposición la que lo solicitó en el marco del diálogo en República Dominicana. Ojo: y además fue la propia Asamblea Nacional Constituyente la convocó el adelanto de la elección presidencial para así dar el marco legal. Y hay que recordar que la Asamblea Constituyente es la legítima porque la otra Asamblea nunca aceptó que había tres diputados elegidos fraudulentamente y nunca aceptó a su Presidente constitucional. Tampoco conviene olvidar que por aquel entonces el terrorismo de la lucha callejera —lo que allí se llaman “las guarimbas”— costó 114 muertos, muchos de ellos quemados vivos por una oposición llena de odio que intentó quemar guarderías, quemó centros médicos, transportes públicos, etc.

Mentira 3. En Venezuela el voto es un derecho, no un deber. Quienes, de manera libre, aunque influenciados por algunas organizaciones políticas no democráticas, decidieron no participar estaban en su pleno derecho. Pero esa abstención en lo absoluto invalida el proceso electoral; eso implicaría faltar el respeto a los más de nueve millones de venezolanos que sí votaron. Claro: cuando sabes que vas a perder, dices entonces que no te presentas, y quieres invalidar todo el proceso. Eso se llama, señores de la oposición, “hacer trampas”.

Mentira 4. En aquellas elecciones participaron 16 partidos políticos. En Venezuela no es obligatorio que los partidos políticos participen en los procesos electorales. Que tres partidos decidan libremente no participar no ilegitima el proceso electoral, aunque tengan detrás a mucha gente.

Mentira 5. Fueron seis los candidatos que se presentaron: Nicolás Maduro, Henry Falcón, Javier Bertucci, Reinaldo Quijada, Francisco Visconti Osorio y Luis Alejandro Ratti.

Mentira 6. Maduro ganó con un amplio margen: obtuvo más de seis millones de votos: 6 248 864 votos, para ser exactos. La diferencia entre Maduro y Henry Falcón que quedó segundo fue de casi un 47% de votos. Parece que algunos querrían eliminar físicamente a seis millones de venezolanos, igual que antes eran invisibles los pobres de los cerros.

“Y aquí, salvo que me corrija el Gobierno, salvo a la OEA, se ha invitado a todo el mundo a vivir el proceso electoral. O sea: ¿no tiene expertos la Unión Europea, hoy con los medios que hay, y Naciones Unidas, y todo el resto de organizaciones para saber si unas elecciones se producen correctamente? Claro que los hay.”

José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente de España.

Mentira 7. Quien no estuvo fue porque no quiso. Acompañaron aquel proceso electoral unas 150 personas; entre ellas 14 comisiones electorales de ocho países, 2 misiones técnicas electorales, 18 periodistas de distintas partes del mundo, un europarlamentario y una delegación técnico-electoral de la Central Electoral de Rusia. Claro que sería genial que hubiera habido más gente; pero lo que no puede ser es que no participes, para intentar ilegitimar un proceso, y luego decir que, claro, que como no había observadores de tu país, aquello no ha sido justo.

Mentira 8. Las elecciones se realizaron con el mismo sistema electoral que fue empleado en las elecciones parlamentarias de diciembre 2015, en las cuales resultó ganadora la oposición venezolana. A ver si el sistema vale cuando gana la oposición y no vale cuando pierde; un sistema que es automatizado, que es sometido a auditorías antes, durante y después de los comicios; un sistema que garantiza el principio de un hombre o una mujer, un voto, porque solo con la huella dactilar se desbloquea la máquina de votación. Luego Estados Unidos y Canadá amenazaron a esa empresa diciendo que nunca la iban a contratar para que se desdijera a sí misma: ¡claro! es el mercado, amigos.

Mentira 9. Se realizaron 18 auditorías al sistema automatizado. Los representantes del candidato Henry Falcón participaron en las 18 y suscribieron las actas en las que manifestaban su conformidad con el sistema electoral. Para los más escépticos, las auditorías son públicas, televisadas en vivo por el canal del Consejo Nacional Electoral, y una vez realizadas las auditorías el sistema se bloquea y la única manera de acceder nuevamente es con la introducción simultánea de códigos secretos que tiene cada organización política. Por tanto, es imposible manipular ese resultado.

Mentira 10. Ninguno de los candidatos que participó en el proceso electoral, impugnó los resultados. Las elecciones presidenciales del 20 de mayo de 2018 fueron libres, transparentes, confiables, seguras y ajustadas a la Constitución. Mucho más que las norteamericanas donde hay millones de votantes, casi todos negros, a los cuales no se les permite ni siquiera acceder al voto. Y recordemos lo que pasó en Florida. Son otros los que pretenden en Venezuela ahora usurpar el cargo de Presidente de la República con el argumento de un supuesto vacío de poder, ¿nombrados en una manifestación? ¿vacío de poder? Es decir: que ellos llaman a la rebelión, a la lucha callejera, y en mitad del fragor ocupado por los medios de comunicación que quieren tumbar al gobierno de Venezuela, dicen que hay un vacío de poder; pero hemos visto todos que el Presidente Maduro sigue en el Palacio de Miraflores.
(…)

(Juan Carlos Monedero, intelectual y profesor español)

(Transcripción realizada por La Trinchera)

7 febrero 2019 57 comentarios 245 vistas
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Los modelos de socialismo

por Mario Valdés Navia 21 enero 2019
escrito por Mario Valdés Navia

La reciente conmemoración del 40 aniversario del inicio de las reformas en la República Popular China que dieron lugar al llamado socialismo con características chinas, puso nuevamente en el orden del día el tema de los modelos de socialismo. La discusión es tan vieja como la aparición del ideal socialista y ya José Martí, quien incluía en ese concepto a todo el pensamiento defensor de los intereses de la clase obrera y el establecimiento de una nueva sociedad, advertía: “Socialismo.- Lo primero que hay que saber es de qué clase de socialismo se trata”.[1]

Cuando los bolcheviques tomaron el poder en Rusia no implantaron el socialismo al que aspiraban, sino el que pudieron, marcado por las condiciones de vida o muerte que les imponían la guerra civil, la invasión de 17 ejércitos extranjeros y el bloqueo total de los estados burgueses. Fue llamado Comunismo de Guerra (1918-1921) y desde entonces se discute si fue un modelo para construir la nueva sociedad, o un conjunto de medidas desesperadas para defender el poder obrero ante sus numerosos enemigos internos y externos.

Lograda la victoria y ante la necesidad de resanar las heridas dejadas por el gigantesco esfuerzo de guerra, se instauró la Nueva Política Económica (NEP), modelo que reabrió cauces a la existencia de la producción mercantil, el interés material, la propiedad privada y las inversiones extranjeras en la URSS. Con claridad meridiana, Lenin la llamaba capitalismo de Estado y consideraba que ideológicamente era un retroceso necesario y transitorio hacia un Estado de economía mixta.

Luego de la muerte de Lenin, y consolidada la hegemonía burocrática con la conquista por Stalin del poder absoluto (1928), este decidió sustituir la NEP por la industrialización acelerada y la colectivización forzosa. Surgió así el modelo del socialismo estatizado al que los estalinistas, para defenderse de sus críticos internos y externos, denominaron triunfalistamente socialismo real. El espíritu del nombre era similar al del estribillo de aquel hit del Médico de la Salsa que proclamaba: “somos lo que hay, somos lo máximo”; es decir: lo tomas o lo dejas, me copias o no tienes derecho a existir como socialismo.

Tras la victoria en la guerra mundial, el modelo fue injertado a los países ocupados por el Ejército Rojo y luego asumido por las revoluciones china, vietnamita y cubana, con más o menos reticencia. De ahí que haya sido verdaderamente histórico el paso dado por los comunistas chinos en 1978, cuando decidieron abandonar aquel patrón y establecer una forma radical de socialismo de mercado que los ha llevado a alcanzar indiscutibles éxitos.

Pocos años después, en 1986, los gobiernos comunistas de Vietnam y Laos decidieron adoptar sus respectivos proyectos de socialismo de mercado. El primero lo inició cuando el VI Congreso del Partido Comunista de Vietnam abandonó el modelo estatista y adoptó reformas conocidas como Doi Moi (Renovación). Con ellas se promovió la propiedad privada en el campo y la industria, se abrieron las puertas a la inversión extranjera directa, al tiempo que el monopolio político del PC se mantenía incólume. El resultado ha sido tan exitoso que hoy la economía vietnamita es la de más rápido crecimiento en el mundo.

Los comunistas laosianos del Pathet Lao aplicaron un “nuevo mecanismo económico” con el fin de introducir reformas destinadas a estimular el sector privado, la regulación mercantil y la descentralización de las empresas. No obstante, el atraso de sus fuerzas productivas no les ha permitido despegar y la agricultura de subsistencia sigue siendo la rama principal de su economía que solo ha logrado acelerar su crecimiento en el nuevo milenio.

En el ínterin, todos los países de la otrora poderosa comunidad socialista europea renunciaron al socialismo y retornaron al capitalismo en procesos más o menos traumáticos. Hoy por hoy, solo dos países: la República Popular Democrática de Corea -con su Idea Zuche, de vieja raíz estalinista- y Cuba, conservan vigente el modelo de socialismo estatizado y centralmente planificado. Hasta el momento Cuba no ha roto los cabos que la atan a ese modelo históricamente descartado, ni con el Proceso de Actualización, los Lineamientos, el Plan 2030 y la nueva constitución del 2019.

De los modelos de socialismo, mi favorito es el cuasi ideal autogestionario y participativo, basado en la economía social. Su único antecedente histórico fue la República Federal Socialista de Yugoslavia (1946-1991), creada por Yosif Broz Tito, quien fuera baluarte de la resistencia socialista ante el pretendido hegemonismo de Stalin. Este modelo, donde los colectivos laborales asumieron la administración de sus respectivas empresas, se concretó en un estado descentralizado territorialmente, fundador del no alineamiento a la geopolítica bipolar de entonces.

Cuando se autodestruyó el bloque socialista europeo, la orgullosa Yugoslavia socialista se tornó inadmisible para el capitalismo unipolar, que propició su cruel desmembramiento mediante la exacerbación de los nacionalismos internos que condujeron a las sangrientas guerras yugoslavas (1991-2001), las cuales asolaron la rica y vigorosa federación y la fracturaron en siete países independientes.

Hoy, los preceptos de la autogestión socialista están latentes de alguna manera en procesos del llamado Socialismo del siglo XXI (Venezuela, Bolivia) donde la economía mixta, el fomento de las propiedades cooperativa y comunal y las formas de participación política directa otorgan un contenido más democrático y libertario a las relaciones socialistas.

En la Cuba actual crece lentamente la tendencia a luchar por arrimar nuestro proyecto socialista a este modelo, más afín al régimen de “productores libres” al que aspiraron Marx, Engels y casi todos los verdaderos socialistas que en el mundo han sido. En esta hora de reformas vitales al proyecto cubano habrá que bregar incesantemente por introducir estos elementos en nuestro modelo como parte del proceso de creación heroica del socialismo latinoamericano.

[1]“Cuaderno de Apuntes” No 18. OC. T21, p. 386.

21 enero 2019 9 comentarios 534 vistas
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Los nueve objetivos temáticos de la ANC en Venezuela

por Consejo Editorial 13 agosto 2017
escrito por Consejo Editorial

13 agosto 2017 27 comentarios 207 vistas
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Gana la democracia en Venezuela

por Consejo Editorial 31 julio 2017
escrito por Consejo Editorial

Por: Alfredo Serrano Mancilla

Yo no comparto las reglas de la representación electoral en España y, sin embargo, ejerzo mi derecho a votar. De ninguna manera se me habría ocurrido hablar de fraude ni de dictadura a pesar de que la proporcionalidad electoral no exista. Cada voto en España, según el lugar donde votes, vale diferente. Pero esto no quiere decir que España tenga un régimen totalitario. La democracia está vigente desde hace décadas,  aunque podamos cuestionar la matemática electoral.

Con la Asamblea Nacional Constituyente, se cumple la cita electoral número 21 de Venezuela en 18 años. El promedio es superior a más de una elección por año. El chavismo ha vencido en 19 de ellas. En las dos derrotas, se reconocieron los resultados. La democracia en Venezuela en el plano electoral siempre ha sido un rasgo característico de este proceso revolucionario y jamás ha sido puesto en tela de juicio por el propio gobierno. En el próximo diciembre habrá elecciones a gobernaciones regionales. También se votará para refrendar el texto constitucional resultante y luego, como corresponde, se llevará a cabo la cita electoral presidencial.

Toda discusión sobre las normas para la elección de la Constituyente es bienvenida. Cabe todo en este debate, siempre y cuando sea por la vía pacífica y política. Estar en desacuerdo es tan legítimo como apoyar esta cita electoral. La democracia es eso: confrontar propuestas incluso en la fórmula para elegir a los representantes de la ciudadanía. Lo que está absolutamente tirado de los pelos son esos titulares que hablan de “jaque a la democracia”, “dictadura” o “régimen totalitario” para caracterizar un proceso electoral que lo que hace es invitar a la gente a votar.

Y finalmente lo que pasó es que el pueblo venezolano salió a votar sin miedo; 8.089.320 venezolanos dieron su visto bueno a la Constituyente (41,53%), muy cerca del record histórico (que obtuvo Chávez en 2012). Muchos lo hicieron porque son fieles chavistas y están dispuestos a dar su voto en cualquier circunstancia. Ahí estarán seguramente los más de 5 millones y medio que ya lo hicieron en las elecciones parlamentarias del 2015 a pesar de las dificultades económicas. Pero además habrán acudido a votar todos aquellos que tuvieron algunas críticas al chavismo, o que tenían cierto descontento, pero que ahora están absolutamente hartos de la violencia de esa minoría opositora que ha impedido que exista vida cotidiana. Este es un bloque importante que la oposición no ha sabido seducir en este tiempo desde las últimas legislativas, sino más bien todo lo contrario: los ha ahuyentado para que nuevamente vuelvan al lugar en el que antes estuvieron, con el chavismo. Indudablemente, esta elección demuestra algo que la oposición, nacional e internacional, no quiere aceptar: el chavismo como identidad política sigue estando muy presente en el país.

La realidad es que las elecciones en Venezuela no se ganan con tanta mentira desde afuera ni con exceso de violencia adentro. El pueblo venezolano hace muchos años que se siente plenamente emancipado y no vota por lo que diga la prensa hegemónica internacional. Menos mal. Y esto es lo que no logran entender desde los centros tradicionales de poder. La gente vota según confíen en unos u otros más allá de lo que diga la CNN, El País, el FMI, Trump, Peña Nieto o Santos.

Una vez más ganó la democracia en Venezuela. Sí, la democracia. Un país en el que vota la gente, según los cánones liberales, es que vive en democracia. En Venezuela, la democracia representativa se aplica al pie de la letra. La cita electoral a la Constituyente es una muestra más de ello. Y se pone así el foco en lo que viene por delante con el objetivo de seguir construyendo un país que nada a contracorriente y que tiene múltiples desafíos que atender. La Constituyente tendrá que dar nuevas respuestas a las nuevas demandas que el pueblo venezolano tiene.

La política en Venezuela abre de nuevo sus puertas para que los conflictos se resuelvan por esta vía y no por otra. Los votos seguirán siendo los que determinen el futuro del país a pesar que otros prefieran las balas. Así no, gracias.

Tomado de: https://actualidad.rt.com/opinion/alfredo-serrano-mancilla/245757-gana-democracia-venezuela

31 julio 2017 203 comentarios 550 vistas
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Solidaridad y lágrimas

por Harold Cardenas Lema 13 abril 2017
escrito por Harold Cardenas Lema

Los cubanos hemos sacrificado mucho en aras de la solidaridad y un poco de prosperidad. La exportación de servicios profesionales ha sido el primer renglón económico por mucho tiempo pero en algunos la distancia provoca el desarraigo, la emigración, matrimonios destruidos e infidelidades ocultas. Como diría el personaje de Memorias del Subdesarrollo: es una dignidad muy cara, pero también puede sacar lo mejor de nosotros. Afuera se valora todo aquello que damos por sentado; la familia que nos espera, la seguridad pública, el valor de la salud, la educación, el tener un problema y contar con un vecino o un amigo. Todo lo que para nosotros es “normal” y no lo es. Lástima que debamos descubrir fuera que este país con un salario decente y un consumo básico, es un buen lugar para vivir.

En las “misiones” la mayoría trabajan varios años y vuelven a Cuba. También están los que no regresan, cruzando fronteras y arriesgando sus vidas para cumplir sueños materiales. Porque sí, ser es más importante que tener, pero cerrar los ojos a las urgencias materiales es un ejercicio antimarxista. Hay una diferencia entre quien se marcha del lugar donde es necesario, incluso con recursos que no les pertenecen, y quien al terminar su misión desea hacer una vida nueva allí o en otra parte. Conozco ambos casos, quizás el discurso político pueda llamarles traidores a los dos, pero el derecho a vivir donde queramos sigue siendo inalienable y decoroso cuando la salida es honrada.

Todavía se califica de “desertor” a quien después de varios años en un país pobre, el día antes de regresar a Cuba decide irse a otra parte. Los valores formados no desaparecen de un día para otro, ni es una cuestión ideológica, por lo general emigra quien tiene una peor circunstancia a su regreso. Su sacrificio no es menos que el de los demás y los años que estuvo trabajando no dejan de ser solidarios. Se acabó el tiempo donde los conceptos eran dentro o fuera, conmigo o contra mí. ¿Cuántos emigrados cubanos no son socialistas, revolucionarios o sencillamente patriotas? ¿Cuántos no quisieran ayudar a su país y no les hemos creado la manera de hacerlo?

Es absurdo construir enemigos innecesariamente y nada hace más daño que convertir esto en política de Estado. El día que nuestro discurso político sea más maduro, entenderemos que nuestros mayores aliados en el mundo no son los otros gobiernos ni grupos de solidaridad, sino la gente nuestra que vive allí. Con los que hemos fallado históricamente en conectar positivamente, pero eso es tema para otro escrito. Cuba sigue hoy sembrando semillas de solidaridad en los países que ayuda. Recientemente una amiga salió de misión, el viaje no permitía ahorrar un centavo sino que era un riesgo total por la situación que vive ese país, otros lo evitaron pero ella fue. La generación de mis padres llama a eso “satisfacción del deber cumplido”, para nosotros es un concepto olvidado.

Hace poco mi primo salió en una misión médica a Venezuela. Pasa antes por mi casa, cena en familia y antes de irse llama un momento a Santa Clara. Se sienta con la cabeza gacha y le escucho decir en voz baja: “no, no lo pongas al teléfono…” Se le quiebra la voz y rompe a llorar con el auricular en la mano. Mi primo tiene el tamaño y los músculos que a mí me faltan, no recuerdo haberlo visto llorar antes. Ponerle su hijo al teléfono fue demasiado para él. Mientras nos despedimos pienso cómo le espera más sacrificio que prosperidad, pienso en la solidaridad de este país y las lágrimas que eso cuesta. Siento tremendo orgullo, pero es una dignidad muy cara.

13 abril 2017 309 comentarios 329 vistas
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Incertidumbre energética

por Harold Cardenas Lema 10 agosto 2016
escrito por Harold Cardenas Lema

No existe una combinación de palabras que provoque tanta zozobra en los cubanos como “Período Especial”. Cuando comenzó el rumor de que habría una nueva crisis energética, corrió como pólvora porque son pocos los adultos en Cuba que no sepan lo que significa vivir entre apagones. Pero, ¿cuánto hay de real en esto? ¿Cuánto hay de ánimo desestabilizador? ¿Regresaremos a un Período Especial?

La alusión más honesta a la crisis vino del propio presidente Raúl Castro, que al referirse al tema no negó la encrucijada actual y garantizó que no ocurriría un segundo Período Especial, estamos más preparados que a inicios de los noventa. En realidad quien debería explicar esta situación es el Ministro de Energía o el presidente de la Unión Eléctrica, pero en Cuba los funcionarios públicos todavía no rinden cuentas a la opinión pública, no sienten la necesidad de hacerlo ni tienen la costumbre, esperemos esto cambie pronto.

Fue el Director del Despacho Nacional de Carga quien dijo al periódico Granma que “ni existen apagones ni están previstos”, algo que contradice las frecuentes ausencias de energía eléctrica, principalmente al interior del país, en lugares donde los hechos no trascienden tanto como en la Habana. O existe un grave problema de roturas y mantenimiento que no ha sido informado, o es algo peor. La prensa cubana suele edulcorar sus noticias pero no tiene vocación hacia la mentira burda. ¿Qué pasa entonces?

Quizás lo que estemos viendo es la reacción estatal a una campaña de incertidumbre generada desde fuera y acrecentada por la propia idiosincrasia del cubano. Existen medios sobre Cuba que se alimentan del morbo nacional, lucran publicando videos de un accidente o una marcha de la contrarrevolución, e igual publicarían una reflexión de Fidel si esto les generara mayor audiencia. Lo que la mayoría de su público no sabe es que su objetivo es cuantitativo, más visitas significa más dinero, más incertidumbre significa más audiencia.

Desde estos creció la zozobra, llegó a la sociedad desinformada que la hizo suya y luego se extendió por la pobre comunicación y transparencia que han tenido las autoridades competentes en el tema. ¿Tendremos otro Período Especial? Creo que no. Se avecinan momentos duros porque ahora estamos pagando deudas internacionales que antes no cumplíamos, pero no estaremos cerca de ese momento ya pasado.

Ciertamente, se ven apagones que no parecen ser parte de mantenimiento alguno, sino planificados. La Unión Eléctrica debería pronunciarse al respecto con más transparencia y frecuencia, no solo cuando quiere tranquilizar a la opinión pública por preocupación o indicación del Partido. Nosotros y el Estado, más que estar en función de rumores, propagando o desmintiendo, deberíamos estar consensuando la forma de enfrentar la nueva situación económica.

Ir a la raíz del problema, que es la deformación y falta de productividad de nuestra economía. Terminar la manía controladora del Estado que no permite liberar aquellas fuerzas productivas que no amenazan el Socialismo, cuya prosperidad ayudaría en cambio a sostenerlo. Abandonar la incertidumbre energética y pensar más en los cubanos que no les preocupa regrese el Período Especial, porque nunca salieron de él.

10 agosto 2016 42 comentarios 267 vistas
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