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Futuro

Los olvidados, los que se quedan

por Consejo Editorial 4 febrero 2016
escrito por Consejo Editorial
Jóvenes de segundo año de medicina estudian en el pasillo del Instituto de Ciencias Básicas y Preclínicas "Victoria de Girón". Jueves 11 de Octubre de 2007, Playa, Ciudad Habana, Cuba. Foto: Calixto N. Llanes/Juventud Rebelde

Foto: Calixto N. Llanes/Juventud Rebelde

Por: Harold Cárdenas Lema

 Son tiempos de fetichismo con el socialismo tropical cubano. Hay preguntas que hacen eco en todas las esquinas de esta isla y confieso que me tienen cansado. ¿Por qué se van los jóvenes cubanos? ¿Piensas irte también? ¿Qué pasará en un país sin juventud? Las respuestas son obvias: emigrar es su derecho, hay muchos que aspiran a hacerlo pero también otros que se quedan a conciencia. Aun así, molesta bastante que el protagonista hoy en día sea el emigrante y no quienes se quedan a construir el futuro de Cuba.

Lo olvidados entonces somos los enraizados, los que quedamos aquí en este país cargado de contradicciones. Eso tiene que ver con otras actitudes, como aquella amiga de antaño que regresó el otro día y quería enseñarnos a utilizar Facebook porque “este país es un atraso”. O los que piensan que en Cuba quedan los que no tienen oportunidad de marcharse, reduciéndonos a una suerte de perdedores. Esos y otros mitos circulan todos los días, dando una visión simplificada de este país según la cual todos nos queremos marchar. Y no es así.

Conozco muchos jóvenes que les iría bien en otras tierras pero se quedan en Cuba porque los mueven fuerzas mayores. Muchos desconocidos que hacen bien anónimamente, muchísimos que trabajan cada día por un salario simbólico y son los héroes olvidados de este país. De esos no escribe casi nadie, es más fácil visibilizar a supuestos “ganadores” o preocuparse por el desangramiento migratorio y no por la solución para terminarlo.

¿Por qué se van los jóvenes? Muchas razones, entre ellas la ausencia de un paradigma del éxito que sí tuvieron nuestros padres y nosotros carecemos, que toca construir. Quizás la respuesta para esto sea precisamente visibilizar, ¿a quiénes? A los que se quedan.

Por otra parte, el éxodo del 2016 no es el mismo que la crisis de los balseros en 1994. Aquello fue una respuesta ante la escasez más cruda que hoy en día ya no es tan así. ¿Qué pasa entonces? Por alguna razón en los momentos más duros del Período Especial el consenso nacional soportó embates que hoy no podemos superar. ¿Por qué? Quizás porque el proyecto de nación estaba más claro en ese entonces, porque existía el liderazgo carismático de Fidel Castro como mecanismo de unidad o sencillamente porque creíamos que era posible un regreso a la estabilidad de los años 80.

El día que aceptamos que no había un regreso posible, desaparecieron los paradigmas y las certezas. Nuestra incapacidad de generar un consenso y enviar señales claras sobre el rumbo del país o sobre cuál es el plan gubernamental para nuestro futuro, provoca el desaliento y la mirada hacia alternativas foráneas. Parte de la emigración cubana es también responsabilidad nuestra entonces como proyecto de país incapaz de generar un mayor consenso.

En el extranjero tengo a todos mis amigos de la infancia menos uno, que quizás se marche pronto también. Allá están mis compañeros de aula, mis novias y si quisiera hacer una reunión de clase, sería más fácil hacerlo en Miami que en mi ciudad natal. La empatía con el emigrado es inevitable porque con solo un par de giros en el destino cualquier de nosotros pudo haber sido uno de ellos. Aun con su participación y apoyo, el futuro de esta isla tienen que decidirlo los que viven dentro. Irónico entonces que esos sean los grandes olvidados en esta historia, los que se quedan.

Para contactar con el autor: haroldcardenaslema@gmail.com

4 febrero 2016 143 comentarios 494 vistas
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Americanos

por Consejo Editorial 20 julio 2015
escrito por Consejo Editorial

yanquiPor: Harold Cárdenas Lema (haroldcardenaslema@gmail.com)

Todo lo que aprendí de política cuando niño me lo enseñaron mis abuelos. A los ocho años ya estaba seguro de dos cosas: primero que matar las hormigas del patio es un favor a la humanidad y segundo, que los americanos son vecinos peligrosos. A mis veintitantos he cambiado de opinión: las hormigas son inocentes.

Y me cuesta decir “los americanos” porque esa es una calificación compartida por todos los nacidos en este continente pero nací en el centro de Cuba y así les decían todos allí. Resulta que en la universidad conozco par de ellos que resultan ser bárbaros en el mejor sentido. Y “el enemigo” (ese eufemismo gastado y cierto) entonces se vuelve más claro, gubernamentalmente al norte o polarizado en un grupo de Miami, en diciembre aún más.

Mientras Obama y Raúl buscan construir una relación lo más cercana posible, algunos extremistas en cada orilla respiran paranoia exagerada. Otros se aferran a mentalidades pasadas, que no implican malicia siempre que no sean por oportunismo. Mi abuelo Ramón es un excombatiente típico, no tiene boina (creo) porque era demasiado honesto para quedarse con algún ropaje del ejército, es un estereotipo de televisión. A veces no estamos de acuerdo y discutimos pero siempre desde el respeto porque su voz es la de una generación bautizada con fuego.

Ramón apoya pero es muy escéptico en esta nueva relación con los Estados Unidos. Ver el presidente de los Estados Unidos anunciar la apertura de embajadas puede ser un evento traumático para algunos en las dos orillas. Quienes se formaron y vivieron la Guerra Fría no entienden qué hace Barack Obama reconociendo la legitimidad del Estado cubano y por qué Raúl Castro califica de honesto a su homólogo. De repente los americanos se acercan en una magnitud que queríamos pero en la que no habíamos pensado realmente.

El abuelo Ramón me daba clases de política en una edad en la que solo podía mirar el reloj esperando que se acabara esa tortura gratuita. Creo que si buscamos bien, algún derecho me habrá violado al someterme a cuanto noticiero radial o televisivo estaban transmitiendo. Al final funcionó y se lo agradezco porque años después, necesito estar informado constantemente. Quizás con la diferencia de que ahora se me hace imprescindible contrastar fuentes, él ni siquiera sabe qué es eso.

Ahora tenemos un presidente “honesto” en la Casa Blanca que sostiene llamadas de media hora y apretones de mano con el nuestro. Si fuera Nostradamus y se lo hubiera contado a la maestra de niño, seguro que me ganaba un cocotazo de la profe y la burla del aula. La confrontación venía en nuestro ADN, más razón aun para apoyar y reconocer la capacidad de los que están pasando página en ambas orillas.

Veo el discurso de Obama. El hombre empieza diciendo: “Good morning everybody…”, así anuncia la apertura de embajadas y lo hace respetando las pausas necesarias para que se entienda lo que dice. Repite con entonación las palabras claves y no necesita leer en absoluto. Horas antes estaba con un grupo de niños en el patio de la Casa Blanca y ahora está dando un discurso que sabes tendrá lugar, porque su agenda del día es (aparentemente) pública para consultar en Internet.

¿Cómo no temer al país más poderoso del mundo que lleva medio siglo en nuestra contra? ¿Cómo no estar precavidos con los americanos? ¿Cómo no preocuparse ante un discurso tan perfectamente ejecutado cuando sabes que ya estamos lejos de lograr la comunicación política que existía hace años? Cuando Obama repite la palabra “change” un montón de veces, pienso en Ramón una vez más, porque quizás el cambio que quiere el americano no es como los cambios que queremos nosotros.

Cuando pasaron los años mi abuelo me confesó que me ponía a matar hormigas para tenerme entretenido, no estuviera por la casa molestando y preguntando todo. Así murió la primera certeza de mi niñez pero la segunda sigue viva, los americanos sigue siendo los mismos vecinos peligrosos. Solo que ahora tienen embajada en la Habana. ¿Será todo más fácil? No lo creo.

20 julio 2015 52 comentarios 649 vistas
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Comunismo y capitalismo: mitos, realidad y futuro

por Consejo Editorial 16 julio 2015
escrito por Consejo Editorial

El debate entre el comunismo y el capitalismo es una batalla entre dos teorías socioeconómicas extremas, teorías que representan dos maneras inherentemente opuestas del pensamiento. Una de ellas es sumamente individualista (el capitalismo), mientras que la otra (el comunismo) antepone a la sociedad. Para explorar estas dos ideologías, el portal Buzzle compara uno por uno sus principales diferencias.

Propiedad de los medios de producción

La principal diferencia entre el capitalismo y el comunismo tiene que ver con la propiedad de los medios de producción o los recursos en general.

El comunismo rechaza a la propiedad privada/individual de la tierra o de los recursos vitales. En cambio, todos los medios de producción, como la tierra, deben ser propiedad del Estado, pero en el sentido de toda la comunidad de personas. Todas las tierras y los recursos que faciliten la producción de bienes y servicios son propiedad de todos y cada uno, todo es compartido, y todas las decisiones sobre la producción son tomadas por toda la comunidad por vía democrática. Además, hay un salario igual para todos, y todas las decisiones se deben tomar de acuerdo a lo que sea bueno para todos.

Por otra parte, el capitalismo se basa en la propiedad privada de la tierra y los medios de producción. Cada persona tiene que ganarse lo suyo, y una parte importante de los beneficios obtenidos por un negocio va al bolsillo de la persona que posee los medios de producción, mientras que los trabajadores que se encargan de dirigir el negocio tienen una pequeña participación. Cada persona recibe su salario conforme a su mérito y, naturalmente, las personas que posean los medios de producción tendrán la última palabra a la hora de adoptar las decisiones.

Como vemos, la propiedad de medios de producción es una de las principales manzanas de la discordia entre las dos ideologías, cada una de las cuales se basa en una idea extrema al respecto y, por lo tanto, comporta riesgos y debilidades.

Mientras el comunismo puede acabar con la idea de la iniciativa individual, que ha dado lugar a la mayoría de las innovaciones tecnológicas que tenemos hoy en día, el capitalismo contiene la semilla de la explotación, donde demasiada riqueza, y por lo tanto el poder, se concentra en las manos de unas pocas personas.

Libertad individual

El antagonismo entre el comunismo y el capitalismo se refleja también en sus puntos de vista dispares sobre la libertad individual. El comunismo pide anteponer la sociedad al individuo, mientras que el capitalismo pone la libertad individual por delante de la sociedad.

Por lo tanto, la polaridad entre las dos ideologías se podría describir como “el individualismo contra el bienestar social”. El capitalismo le da más importancia a las aspiraciones individuales y apela a la naturaleza egoísta inherente de los seres humanos, que a menudo es el resultado del instinto de autoconservación.

Mientras tanto, el comunismo apela a nuestro lado más santo, en que pensamos en los demás, antes que en nosotros mismos, reza el artículo.

De nuevo se trata de dos puntos de vista extremos, que tienen sus ventajas y desventajas. Así, algunos de los mayores avances en la historia de la humanidad han ocurrido gracias a la creatividad y a la iniciativa individual y en gran parte han sido frutos del egoísmo humano, aunque, en última instancia, beneficiaron a toda la sociedad.

El comunismo puede afectar a esta iniciativa individual, así como a la creatividad y el pensamiento original, haciendo que una persona haga lo que le digan.

El capitalismo, a su vez, alimenta deseos egoístas, lo cual amenaza con la aparición de autócratas capitalistas que puedan obtener el control de la vida y la muerte de miles de personas.

Sociedad

El comunismo defiende una sociedad igualitaria, sin diferencias de clases, razas, religiones o incluso nacionalidades, y donde todos los hombres y las mujeres estén en las mismas condiciones. De esta manera, no hay nada por lo que las personas puedan disputar.

Esto es bueno como una idea, pero tratar de ponerla en práctica es difícil, sostiene el portal. Además, agrega, es injusto pedir a las personas que renuncien a todas las cosas que las hacen diferentes.

El capitalismo promueve la distinción entre clases, creando una brecha entre ricos y los pobres, ya que en el capitalismo puro los ricos se hacen más ricos y los pobres, más pobres; la clase rica controla los medios de producción y ejerce el poder, imponiendo a la sociedad su propia distinción de clases y sus caprichos.

Anatomía del poder

Comunismo apela al ideal más elevado del altruismo, mientras que el capitalismo promueve el egoísmo.

En el capitalismo, la riqueza y el poder se concentran en las manos de las personas que poseen los medios de producción. Es decir, se crea una élite que controla el dinero, los recursos y el poder.

El comunismo, en teoría, se basa en la naturaleza santa, altruista y desinteresada de toda la humanidad, y, por lo tanto, en la distribución igual del poder. Todas las decisiones se toman por medios democráticos y no debe haber leyes injustas que favorezcan solo a algunos.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que la gente es inherentemente egoísta y el poder puede corromper la mente de una persona, fallando a la ideología y creando una sociedad injusta, reza el artículo.

“En última instancia, lo que necesitamos es un enfoque equilibrado, una combinación de buenos puntos de las dos ideologías. Una economía mixta donde el Estado tenga el control de los recursos vitales de una nación, garantice el bienestar para los más necesitados, a la vez que promueva el espíritu empresarial libre”, concluye.

El debate entre los dos sistemas ha dado lugar a numerosos mitos que hoy en día, muchas personas siguen creyendo. Estas son las siete ideas falsas más comunes sobre el comunismo y el capitalismo.

La lista fue elaborada por el bloguero Jesse Myerson, quien afirma en su artículo publicado en el portal Salon.com que la mayor parte de lo que los estadounidenses piensan sobre el capitalismo y el comunismo es una “una tontería redomada”.

“Esto no es sorprendente, dada la historia de los Temores rojos de nuestro país, diseñados para crear la impresión de que el anti-capitalismo es equivalente a traición”, escribe Myerson.

1. Las economías comunistas se basan en la violencia de Estado

Es comúnmente aceptado que la regulación estatal de la economía en la URSS o en China constituye un instrumento represivo que solo es utilizado por un Estado que intenta penetrar en todas las áreas de la sociedad para dominarla. No obstante, el poder estatal es una condición indispensable para la protección de la propiedad, piedra angular del capitalismo. La única diferencia entre estos dos sistemas antagónicos consiste en que los comunistas insisten en que la propiedad, es decir, los medios de producción (como fábricas) o las acciones y bonos, debe ser distribuida universalmente entre toda la sociedad.

2. Las economías capitalistas se basan en el libre intercambio

La bucólica imagen de un mercado abundante, donde cada persona libremente puede satisfacer sus necesidades también es un mito bastante común. La realidad es que la naturaleza del mercado y su origen están marcados por las expropiaciones, como la privación a los campesinos de su acceso a las tierras, y la falta de libertades. La situación no ha cambiado mucho hoy en día en que la gran mayoría de la población se ve privada del acceso a los recursos necesarios pese a su aparente abundancia. Además, cabe recordar que para su desarrollo el capitalismo estadounidense requirió exterminar a pueblos indígenas y esclavizar a los africanos.

3. Los Gobiernos capitalistas no atentan contra los derechos humanos

Sería poco creíble que un sistema que aplaude al rápido enriquecimiento en medio de una competencia despiadada no produjera graves actos de violencia y privaciones, pero curiosamente sus defensores mantienen que estos ‘excesos’ son una manifestación de la justicia y la libertad. Los que no estén convencidos de la tesis anterior podrían recordar que uno de los derechos fundamentales, el derecho a la vida, se viola diariamente cuando miles de personas mueren de desnutrición debido a que el libre mercado es incapaz de resolver este problema global.

4. Los regímenes comunistas son responsables de millones de muertes

Quienes se animan enumerando los crímenes (tanto supuestos como reales) cometidos por regímenes comunistas prefieren no recordar que el triste balance de víctimas nunca estará a favor del capitalismo. Los defensores del capitalismo, en este caso, tendrán que buscar alguna excusa convincente tanto para el comercio de esclavos y el exterminio indígena como para las masacres realizadas por EE.UU. y sus aliados en sus intentos de derrocar gobiernos procomunistas. A esta cuenta hay que añadir el número de muertes a causa de las transiciones de países del bloque socialista al capitalismo. Los anticomunistas más virulentos tienen una manera muy astuta para desmentir estos casos de exterminio: simplemente niegan que hayan sucedido.

5. El comunismo promueve la uniformidad

Mientras qen el inconsciente colectivo prevalece la imagen de una sociedad homogénea e altamente ideologizada que no deja espacio a la creación, este mito ya se ha hecho realidad en la mayoría de las sociedades capitalistas, donde crece la tendencia al consumismo descontrolado incitado por necesidades ficticias. Al contrario, la ideología marxista postulaba que uno de los objetivos del comunismo consiste en la liberación del tiempo para el desarrollo personal. De esa manera, el comunismo se basa en todo lo contrario a la uniformidad.

6. El capitalismo promueve el individualismo

En una sociedad de masas, donde millones y millones de personas están produciendo y consumiendo las mismas cosas a gran escala, el individualismo parece casi un milagro o al menos una excepción de la regla. A veces basta con echar un vistazo a los barrios residenciales de las grandes ciudades con sus casas o supermercados uniformados para concluir que es el producto de una sociedad completamente opuesta a lo individual.

En 1867, en su libro ‘El Capital’ Karl Marx hizo su famosa predicción de la ‘muerte’ inminente del capitalismo. Pasados casi 150 años, el sistema está vivo y el debate sobre su futuro continúa con mayor o menor intensidad. La crisis que durante los últimos años sufren varios países desarrollados hace que cada vez más los expertos hablen de grandes cambios que pronto tendrán lugar en el actual sistema social y económico a nivel mundial.

Tras la desintegración de la Unión Soviética, gran parte de la población creyó que el capitalismo había triunfado por completo. Sin embargo, en los últimos años el sistema económico afronta numerosas conmociones económicas y sociales. En Occidente se reduce la clase media, aumenta de forma alarmante el paro y el ‘estado del bienestar’, considerado como el mayor logro del capitalismo de postguerra, cada vez más es una realidad del pasado. Por otra parte, en Oriente la explotación de trabajadores adquirió los niveles del cruel siglo XIX.

infografia

En el nuevo libro ‘¿Tiene futuro el capitalismo?’, obra conjunta de varios economistas y sociólogos reconocidos a nivel internacional, los expertos coinciden en que el mundo está a punto de entrar en una crisis estructural del sistema capitalista, revela la revista ‘Expert’. De este modo, el sociólogo estadounidense Immanuel Wallerstein escribe que el crecimiento del capitalismo alcanzó su tope en los años 70, mientras que todas las décadas siguientes el sistema solo superó las numerosas crisis, sin resolver ningún problema.

“Desde hace más de un siglo, la humanidad viene acercándose y parece ya estar cerca de un pico desconocido y sin precedentes de su evolución”
Georgi Derluguián, profesor de ciencias sociales y políticas en la Universidad de Nueva York en Abu Dhabi

“El sistema mundial moderno no puede seguir de la misma manera, ya que el capitalismo no puede acumular ganancias sin parar”, concluye el experto. Por su parte, el doctor Randall Collins destaca que el fin del capitalismo se producirá en 2040, año en que según él, más de un 50% de la población activa perderá su trabajo por los procesos de sustitución tecnológica.

El mayor interrogante para Collins es qué sistema ocupará su lugar: ¿una dictadura fascista o un sistema democrático no capitalista? Pero lo más probable según el experto es que “en los próximos siglos tendrá lugar un constante cambio entre dos sistemas: del capitalismo al socialismo, y a lo mejor, otra vez al capitalismo”.

A su vez, para el sociólogo Craig Calhoun, el capitalismo se salvará solo en caso de superar tres amenazas pendientes: el desequilibrio del sector financiero en relación a otros ámbitos de la economía que provocan enormes deudas y especulaciones irresponsables; los problemas sociales y ecológicos creados por las políticas neoliberales, y por último, las posibles guerras y cambios climáticos.

“El fantasma del comunismo ha vuelto, y ahora no solo recorre Europa”. A esta conclusión llega un reciente artículo de la revista ‘Russki Reporter‘, que sostiene que tras la crisis de 2008, se habla cada vez más de un inevitable colapso del capitalismo.

En cuanto a Europa, el artículo hace hincapié en la “socialista y antiglobalista” Syriza en Grecia, y en la creciente fuerza de Podemos en España, mientras que el movimiento ‘Occupy’ en EE.UU. y las victorias de la izquierda en América Latina “hacen pensar en el renacimiento del movimiento de izquierda en el Nuevo Mundo”.

¿Cómo son los nuevos izquierdistas?

“¿Qué clase de futuro es el que nos están preparando los nuevos izquierdistas? ¿Qué es lo que nos espera: la realización de una nueva utopía social o una distopía sombría?”, se preguntan los autores del artículo.

Los nuevos izquierdistas son muy diferentes entre sí: “desde los intelectuales académicos hasta los revolucionarios del pueblo que lideran la lucha por la liberación nacional en el Tercer Mundo”, detalla la publicación, agregando que en la sociedad europea o incluso en la estadounidense, el izquierdismo moderado se va convirtiendo en la norma, “aunque no siempre se trata del verdadero marxismo, sea cual sea el significado de este término”.

Los nuevos izquierdistas leen a Marx, pero son mucho más apasionados acerca de las últimas ideas progresistas. Se caracterizan por su interés hacia la democracia directa electrónica, la economía de red y el ‘anticopyright’; la oposición a la globalización jerárquica en beneficio de las empresas transnacionales y el apoyo a la idea de una renta básica incondicional para todos como un medio para evitar desempleo y concentrarse en un trabajo creativo libre en una era de la robótica.

Asimismo, después de la crisis de 2008, comenzó a crecer rápidamente  el número de partidarios de un mayor control sobre los bancos y las corporaciones, la subida de impuestos a los ricos, y la lucha por preservar los logros sociales.

“Durante un siglo y medio de su existencia, el marxismo ha cambiado el mapa del mundo y de la vida humana en nuestro planeta, mucho más que el cristianismo durante 2.000 años, y sigue cambiándola”
Alekséi Tsvetkov, escritor y activista izquierdista

“Los izquierdistas apuestan por el desarrollo de las nuevas tecnologías”, explica el escritor y activista ruso Alekséi Tsvetkov, poniendo como un ejemplo típico de las nuevas relaciones postcapitalistas, que no caben en el sistema capitalista, todo lo que está relacionado con el ‘anticopyright’.

“Para nosotros es difícil imaginar cómo será el futuro postcapitalista, pero nos estamos acercando a él gracias al desarrollo de la tecnología, al crecimiento de la educación de las personas, a la aparición de nuevos grupos sociales. La ideología de la expansión del acceso público a las cosas es lo que une a todos los izquierdistas”, explica el escritor.

En este sentido, prosigue, “los piratas informáticos también son izquierdistas, a un nuevo nivel tecnológico”, ya que actúan de acuerdo con la lógica comunista: “Si tienes algo que compartir sin perderlo, tienes que compartirlo”.

En opinión del escritor, “el derecho burgués, que defiende los derechos de autor, por ejemplo, en el caso de una película, parte del hecho de que se trata, en primer lugar, de una mercancía, y en el segundo, de una película para el público”, mientras que los izquierdistas parten del hecho de que la película es una película, y verla como una mercancía distorsiona el significado de las cosas.

No obstante, Tsvetkov admite que en el sistema capitalista, la idea general de acceso libre a las cosas, a menudo conduce a un efecto contrario, y que no es lo mismo “un código abierto, que producen muchos y que utilizan todos, y la falta de recursos para hacer una nueva película si no pagan por ella”.

“El libre acceso a la música, las películas, los artículos enriquece a las grandes corporaciones de Internet, mientras que los creativos y los equipos están en una crisis constante de recursos”, lamenta el activista.

¿Estamos ante una nueva revolución?

En las ciencias sociales y la filosofía política, la mayoría de las nuevas ideas pertenecen a la izquierda, simplemente porque hablan de la transformación del mundo. Los conservadores buscan preservar las formas de vida y los valores existentes, el neoliberalismo cree en las leyes naturales del mercado y no en los proyectos sociales. “El progreso social necesita a los izquierdistas”, destaca ‘Russki Reporter’.

“Desde hace más de un siglo, la humanidad viene acercándose y parece ya estar cerca de un pico desconocido y sin precedentes de su evolución”, comenta Georgi Derluguián, profesor de ciencias sociales y políticas en la Universidad de Nueva York en Abu Dhabi.

“A finales del siglo XX, el capitalismo se deshizo de los antiguos temores de la izquierda, obtuvo acceso a las gigantescas masas trabajadoras de China y el flujo de recursos de las exrepúblicas soviéticas. Pero, ¿significa esto que el capitalismo como sistema histórico es eterno?”, se pregunta Derluguián. “Ningún sistema complejo es eterno. Se le acumulan costos y contradicciones”, remata.

El capitalismo tiene cerca de cinco siglos. Hasta mediados del siglo XX los grupos capitalistas de Occidente dominaron el mundo de las colonias y el mundo agrario y campesino con altas tasas de natalidad y bajas expectativas de beneficios sociales. “Hoy en día está claro que todo esto ya no es así”, concluye el analista.

“En realidad, aquí no se trata de simpatías personales, sino de lógica histórica”, señala a su vez Alexéi Tsvetkov. “Para la derecha, la lógica del progreso simplemente no existe, existe solo la lógica de las normas tradicionales y las desviaciones de la misma. Para los liberales, la lógica del progreso existe hasta cierto punto, y luego la historia termina con el triunfo del libre mercado. Para los marxistas, la sociedad moderna no existe en la historia, sino en la prehistoria, hasta que se eliminen todas estas barreras”, explica.

Tsvetkov está convencido de que la verdadera historia de la sociedad humana “empezará con la revolución comunista, porque finalmente todo volverá a la normalidad y el mundo al revés será reemplazado por uno adecuado”.

“La mayoría de los izquierdistas, aunque no crean en la revolución comunista, mantienen este ideal en mente como un horizonte, como una forma de evaluar lo que está sucediendo”, afirma.

Por otra parte, algunos expertos consideran que no ocurrirá un cambio radical sino que el capitalismo tendrá que realizar una serie de reformas para poder responder a los nuevos desafíos. “Se establecerá a nivel mundial un capitalismo reformado con mayor igualdad y derechos sociales para todos. No será el fin del capitalismo, sino la aparición de un capitalismo mejor”, asegura el profesor de la Universidad de California, EE.UU., Michael Mann.

Si la historia de la relación entre el comunismo y el capitalismo ya por sí misma es tan complicada y ha dado lugar a tantos mitos e ideas falsas, el futuro de los dos sistemas es aún más incierto y difícil de predecir.

Volviendo al libro ‘¿Tiene futuro el capitalismo?, la conclusión conjunta de los expertos consiste en que la gran crisis de este sistema, “sea cual sea el escenario, no significa el fin del mundo”, ya que “el fin del capitalismo inspira la esperanza” de su transformación en formas nuevas “más humanas” o su transición en el renovado socialismo democrático. Y usted, ¿qué opina al respecto?

En la elaboración de este artículo se han utilizado los archivos multimedia de RT, RIA Novosti, Reuters,  arbrenoir
Preparado por María Lekant, Iván Sérbinov
16 julio 2015 84 comentarios 900 vistas
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A solas con “el enemigo”

por Consejo Editorial 23 febrero 2015
escrito por Consejo Editorial

FOTO: GRANMA / CUBA-LA HABANA-CONFERENCIA DE PRENSA DE NANCY PELOSI LIDER DE LAPor: Harold Cárdenas Lema 

Desde que nací quedó claro quién era el enemigo. Los que apoyaron la dictadura batistiana contra la que luchó mi abuelo, los que pagaron la mina de la UNITA que mató a mi padre en Angola y los que desde la otra orilla han provocado las circunstancias anormales en que vive mi país. Esa confrontación ha marcado la vida de la mayor parte de los cubanos y creó un escenario de hostilidad con poco margen al diálogo, hasta el 17 de diciembre.

Desde entonces la estrategia ha cambiado y se comienza a jugar un ajedrez político distinto, con mucha más interacción. Como las relaciones entre ambos países son tan sensibles, algunos ven con malos ojos que existan ciudadanos que puedan estropear esto pero la política implica un forcejeo de intereses cotidiano en el que Cuba ha perdido terreno demasiado tiempo por depositar esa responsabilidad solo en manos institucionales. Es por eso que cuando te invitan a conocer el enemigo del que has escuchado hablar desde niño y tienes chance de sentarte con él. Aceptas.

La primera pregunta es ¿por qué tú? Si hay muchos más preparados, más informados y con más que decir…solo puedes suponerlo pero dejar pasar la oportunidad de participar en un proceso de diálogo del que generalmente solo puedes opinar, sería imperdonable. Al fin y al cabo, ¿te hiciste un blog para contar la realidad o para transformarla?

Lo segundo es verificar la compañía. Si en este marco estrecho están los sospechosos habituales que generalmente se presentan como “sociedad civil” pero acostumbran dibujarnos como el infierno en la tierra, no gracias. Las diferencias ideológicas son respetables pero puedes arrojarte el derecho de no compartir mesa con personas que han apoyado históricamente la política de bloqueo a la Isla, sin importar los cambios de opinión a última hora.

Lo tercero es prepararte para el día después de mañana. Habrá quienes crean que por compartir un almuerzo y hablar en inglés una hora, han logrado un nuevo adepto, incluso pueden tratar de usarte para sus fines. Otros pensarán que el contacto con el enemigo te hace más vulnerable, susceptible a la penetración y sospechoso desde entonces, habrás perdido la pureza ideológica necesaria.

Cuando llega el mediodía haces lo imposible por llegar puntual a ese lugar que queda en el confín del mundo. Donde supongo ni siquiera existe paradas de ómnibus o libreta de racionamiento porque es una Cuba desconocida, de grandes residencias, donde viven la gente de alcurnia y los diplomáticos. Te sientes un bicho a punto de chocar contra el parabrisas del almendrón que te cobra par de CUC por llegar ahí, mientras con complejo de culpa imaginas que estará pensando de ti el chofer que al despedirse te mira y dice: “suerte socio”. Hará falta.

Los cubanos que asisten en esta ocasión no son “disidentes” en absoluto, incluso muchos trabajan en instituciones estatales. Realmente el diapasón de sociedad civil, tan convenientemente estrecho para los estadounidenses, parece estarse ampliando desde diciembre aunque todavía le falte un poco más para que represente todo el diapasón de pensamiento que existe en el país.

Los puntuales son los cubanos, irónicamente los congresistas llegan tarde por tener una agenda comprensiblemente cargada. El almuerzo empieza y te ves sentado junto al enemigo, pero este viene en forma de una congresista simpática que te comienza a hablar y no puedes parar de pensar que en algunas cosas se parece a tu madre. Mal comienzo, están jugando la carta de la empatía y ya van ganando.

Te habías preparado previamente para explicarle lo injusto de tener a Cuba en una lista de países que apoyan el terrorismo y cuando lo mencionas coincide totalmente contigo, ella también se ha opuesto siempre a esto y a lo que llama eufemísticamente embargo. “¿Y por qué debieron esperar tanto para terminarlo?” – “El presidente no estaba de nuestro lado, ahora sí.” Seguimos hablando y comienzas a notar que existen profundas diferencias culturales, asuntos que serán irreconciliables pero con los que toca lidiar. No discutes sino que acuerdas desacordar y sigues adelante, respetando las mutuas diferencias, toca encontrar cuáles son los puntos comunes y trabajar desde ahí.

El enemigo comienza a hablar de Internet y las ventajas que ello significa para Cuba, pregunta tu opinión al respecto y llega entonces el momento que estabas esperando para sentirte mambí, le dices: “el asunto radica en que los cubanos tenemos razones para creer que su país todavía no ha renunciado a la estrategia de cambio de régimen y preocupa que utilicen la Internet para ello”. La congresista te mira y pregunta: “¿cómo podemos demostrar que nuestra voluntad ha cambiado?”

Es tu oportunidad para dar ideas y le sueltas: “faciliten las herramientas tecnológicas necesarias para ser un país conectado y moderno pero sin condicionarnos, permitan que nosotros hagamos con ello lo que acá consideremos pertinente. Los cubanos somos muy celosos de nuestro libre albedrío”. Ella sonríe, estrecha tu mano, se marcha a la conferencia de prensa mientras tú buscas un aventón para asistir también.

Una hora después en Miramar y frente a las cámaras, los sospechosos habituales preguntarán algo vinculado a la Internet esperando una respuesta que permita el titular sensacionalista de turno. La congresista responde utilizando palabras muy de su país, argumenta que la juventud cubana está deseosa de conectarse pero cuando pone un ejemplo, no menciona un medio “independiente” sino La Joven Cuba, un blog de provincia hecho mayormente por profesores universitarios que no ven la vida en negro o blanco.

Y durante todo este tiempo el enemigo ha hablado a través de una señora tan amable que para encontrar alguna naturaleza malvada habría que practicarle un exorcismo. Está movida por un aprendizaje cultural e intereses diferentes, que no necesariamente son irreconciliables con los nuestros. Resulta que la vida es más rica que los esquemas con los que tratamos de etiquetar a las personas y el discurso de confrontación debe irse eliminando en la medida que del otro lado den muestras reales de distensión.

Cuando nací estaba claro quién era el enemigo pero ahora el tema se complejiza, incluso las fuerzas en Estados Unidos no son homogéneas, hay acercamientos genuinos y otros marcados por segundas intenciones. Es muy difícil descifrar la agenda real de una delegación congresional de alto nivel pero su discurso y proyección se notan más inclusivos. Poco puedes influir o hacer en un almuerzo pero por un breve período sientes que estás acompañando un proceso vital para tu país y que mantener una postura patriótica en ese momento es el Moncada con el que te irás a dormir hoy en la noche.

Esta es una historia por terminar todavía porque quisiera ver evidencias concretas de que Estados Unidos ha renunciado a su política de cambio de régimen y decide finalmente acompañar a Cuba sin condicionamientos o subordinaciones (¿es eso posible?). Quizás entonces ya pueda dejar de ser el enemigo en el argot político cubano y se convierta en vecino, sería lo más práctico y necesario. Ojalá esta vez, el sentido común resulte el más común de los sentidos. Mientras piensas todo esto, caminas hacia la parada más cercana y regresas a tu edificio soviético, preocupado por el otro vecino que hoy en la mañana olvidó poner la turbina y te ha dejado sin agua.

23 febrero 2015 75 comentarios 414 vistas
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Entrevista a Arturo López Levy III

por Consejo Editorial 17 octubre 2014
escrito por Consejo Editorial

entrevista-arturo 3

Por : La Joven Cuba

Concentrarse en el futuro

1. Según sus propias palabras: “Como aclaró Deng a Margaret Thatcher, cuando esta quiso dar lecciones de ideología en China: el mercado no es ni socialista ni capitalista, sino una herramienta de desarrollo. En este sentido, el Proyecto de Lineamientos al VI Congreso del PCC da en la diana al destacar el papel del Estado en la economía. Sin embargo, falta una reflexión sobre la relación óptima de ese Estado con el mercado”. ¿Cómo cree que debe ser esa relación y qué cree que estamos haciendo mal en ese sentido?

La relación entre Estado y mercado debe ser de integración a partir de un modelo que no idealice ninguna estructura económica y se focalice en alcanzar un desarrollo integral para el país en todos sus sectores. En este caso es importante identificar que el sector público es parte central como regulador, empresario y distribuidor de riqueza, pero no es equivalente al país todo. Central a la ideología desarrollista es maximizar la riqueza en manos de la sociedad, no del partido comunista o del estado controlado por este.

Aun después del histórico VI Congreso del PCC y los llamados del presidente Raúl Castro a no estigmatizar el cuentapropismo hay un fuerte sesgo de economía de comando que impide pensar la conveniencia de privatizaciones y prefiere estructuras monopólicas como las TRD a la competencia del mercado. Al centro de la ideología oficial sigue estando la economía y el monopolio estatal bajo control del PCC, no un proyecto nacionalista desarrollista de integración mercado-estado. Esa inercia ideológica anti-mercado explica la persistencia en el error estructural que es dictar las actividades permitidas para tener licencia y no fomentar cualquier actividad económica que no esté expresamente prohibida.

La idea de que se está “actualizando” la economía de comando ya ha probado ser inviable. Esa experiencia contrasta con la idea de economía de mercado con regulación e intervención estatal, socialista en el caso de China y Vietnam, y sin tal denominación en Taiwán, Corea del Sur, y Malasia. Es importante tener un enfoque desprejuiciado hacia los problemas buscando soluciones óptimas que pueden ser desde un sector privado, desde el público, desde una combinación de los mismos, que puede ser local, provincial o nacional. Las mejores experiencias de desarrollo de las últimas décadas en los países del Este de Asia demuestran que el gobierno intervino no para reemplazar el mercado sino para incentivar la competencia, resolver las fallas del mismo, ponerlo al servicio de la sociedad.

Es vital procurar formas empresariales amistosas a la competencia de mercado y cooperación entre los sectores estatal y no estatal. En este sentido la metáfora mecánica del estado como motor del desarrollo- que se respira en los lineamientos del VI congreso- debe superarse. El estado debe ser el catalizador de iniciativas y el estabilizador de los mercados. La política fiscal debe concentrarse en funciones típicas de mercado como la regulación contra cíclica o el manejo de diferencias regionales y sociales, no en limitar la expansión de los actores privados. El otorgamiento de licencias debe ser un instrumento de facilitación y regulación de la inversión, no de control administrativo y político.

2. Recientemente el millonario azucarero Fanjul visitó la isla y se interesó por invertir en Cuba, esto significa una ruptura con la política de aislamiento que data desde el mismo inicio de la Revolución. ¿Es esto un caso aislado o una nueva tendencia respecto a Cuba? ¿Qué medida pudiera tomar el Estado cubano para que personas así que perdieron propiedades en el pasado se interesen por regresar a invertir en el país?

R/ La declaración de Fanjul fue timorata. Ilustra la mentalidad de la clase empresarial cubana en EE.UU que sigue sin romper con la política anticubana pero ahora no quiere perder la oportunidad de participar en la reforma económica si esta se profundiza. Creo importante que el estado cubano de la oportunidad a todo emigrado que respete sus leyes para invertir en Cuba en la capacidad que cada cual desee, como extranjero o nacional. A la vez, como en el Este de Asia, la prioridad, ventajas y protecciones de industria infante deben ser para los inversionistas que acepten el reto de hacerlo como industria nacional, desde un mayor compromiso de reinversión del capital.

Aquí lo importante es concentrarse en el futuro. Deberían importar más muchas inversiones pequeñas que la mentalidad totalitaria de querer resolver todo con grandes capitales. La atracción a capitales emigrados se debe a expectativas sobre un futuro viable no a la solución de reclamaciones por nacionalizaciones pasadas. En China y Vietnam no se resolvió ninguna de esas reclamaciones pero se estableció el marco legal y las garantías apropiadas de que el gobierno no iba a imponer impuestos predatorios ni a revertir sus aperturas. La creación de un estado de derecho es un tema de gradaciones pero para generar los incentivos necesarios se necesita una masa crítica. Eso es coherente con la teoría económica sobre expectativas racionales: los actores anticipan futuros en base a toda la información disponible, toman el pasado en cuenta pero es un error asumir que simplemente reaccionan ante este.

Una apertura hacia las inversiones de emigrados en Cuba debe tener en cuenta el poder de tal política para socavar la política de embargo estadounidense y acoso externo. Las posibles oportunidades de inversión y comercio con Cuba abrirían las apetencias empresariales de muchos cubanos en el mundo. Según eso ocurra, las comunidades de emigrados, particularmente sus inversionistas, pueden convertirse en apoyo político para los acercamientos culturales, sociales y políticos. El ejemplo del cabildeo a favor de un acercamiento con China de los inversionistas taiwaneses en el continente es ilustrativo.

A la vez, una apertura sin las debidas mediaciones institucionales puede crear tensiones a nivel de la economía, la sociedad y la política del país. La comunidad cubana en el exterior es mucho más blanca, procedente de las ciudades, particularmente de la Habana, y más a la derecha en su visión política que la población de la isla. Para cerrar esa brecha en términos ventajosos a la estabilidad del país y un desarrollo con equidad, de nuevo es importante propiciar asociaciones entre los actores estatales, cooperativo y cuentapropista con base en la isla y los potenciales inversionistas desde la emigración. También podrían darse incentivos fiscales para inversiones emigradas en las zonas rurales y en las regiones más deprimidas económicamente del sureste oriental.

3. Si el día de mañana el gobierno de los Estados unidos levantara el bloqueo a Cuba: ¿Qué cree usted que ocurriría en la isla?

Una fiesta. Para Cuba seria como si Sísifo sube la piedra a la cumbre. Derrotado el plattismo, una corriente histórica que insistió en otorgarle a EE.UU funciones que son de exclusiva soberanía de Cuba, habría que reformar el marco constitucional cubano desde una perspectiva de mayor normalidad y menos emergencia. La soberanía no es un fin en sí misma, es un medio para alcanzar el desarrollo y la plenitud de los derechos humanos.

A continuación le hacemos el acostumbrado cuestionario que elaborara Bernard Pívot, a ver si nos muestra algo más sobre quién es Arturo López Levy.

¿Cuál es tu palabra favorita? Paz

¿Cuál es la palabra que menos te gusta? Resentimiento.

¿Qué es lo que te enciende (espiritualmente-creativamente-emocionalmente)?

Una mujer. Me encantan los cuadros con temas bíblicos como “la visión después del sermón” de Gauguin o “La Tempestad” de Giorgione.

¿Qué es lo que te desanima? La falta de compromiso.

¿Cuál es el sonido o ruido que más placer te produce? El del agua. Me gusta escuchar las cascadas y el mar.

¿Cuál es el sonido o ruido que aborreces escuchar? La demagogia. Suena falsa.

¿Cuál es tu grosería favorita? Ninguna. Las groserías dejan de serlo cuando son apropiadas a la situación.

¿Qué profesión nunca ejercerías? Censor.

Si el Cielo existe…y te encontraras a Dios en la puerta ¿Qué te gustaría que Dios te dijera al llegar?  “¿Alguna pregunta?”

Muchas gracias

17 octubre 2014 159 comentarios 744 vistas
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¡Cuba va!… ¿pa dónde?

por Consejo Editorial 16 septiembre 2014
escrito por Consejo Editorial

cuba-futuroPor: Roberto G. Peralo (roberto.peralo@umcc.cu) (@RobertoPeralo)

Todo proceso de cambios implica grandes riesgos… y extraviar el camino constituye uno de ellos. La Revolución cubana se encuentra en proceso de renovar su modelo económico. Grandes peligros acechan a su alrededor, uno de ellos sería retornar al sistema de relaciones de producción capitalistas pero en esta ocasión al estilo más neoliberal, sin tan siquiera darnos cuenta.

Cuando hacemos una interpretación políticamente desprejuiciada de las medidas económicas implementadas, se observa que estas van encaminadas hacia una economía de mercado, donde el enfoque economicista se encuentra en equilibrio con salvaguardar las conquistas sociales. La situación es compleja para los decisores que tratan de no quebrantar ese equilibrio, mientras buscan soluciones a las deformaciones económicas.

Pero esa armonía se puede romper a favor de los intereses del Capital. Lo único que se necesita es buscarnos asesores con ideas neoliberales y que introduzcan esas corrientes de pensamiento en los círculos decisores de nuestro país.

El profesor Finn Kydland, premio Nobel de economía en 2004, será el encargado de asesorar y determinar las directrices de un proyecto entre España y  Cuba. El proyecto consiste en la planificación de un modelo macroeconómico de sectores estratégicos de Cuba, en colaboración con científicos e investigadores de la Universidad de la Habana.

Las declaraciones hechas por el profesor, el mismo día en que se firma el convenio, dejan bien clara cuales son las intenciones de dicho proyecto. Kydland criticó el sistema autárquico de Cuba y ha asegurado que la gente se beneficiará si el país avanza hacia una economía de mercado, lo que supondrá “una revolución en el modelo económico”. No hay que ser adivino para predecir cuales van a ser  las medidas que va a sugerir el nuevo asesor de la economía cubana, ferviente defensor de las políticas neoliberales.

Junto a esta noticia conozco a través de la entrevista al sociólogo cubano Juan Valdéz Paz de la existencia de una comisión de estudio, que de forma secreta, se encuentra diseñando el nuevo modelo económico cubano. Rápidamente recordé las palabras en la Asamblea Nacional de un funcionario del Comité Central donde le explicaba a un diputado que el Estado no va a interferir en los precios del mercado: “la Ley de oferta y demanda es la que establecerá los precios”.

Debemos tener mucho cuidado, no vaya a ser que perdamos el camino, aunque en el discurso político, se le asegura al pueblo que al capitalismo no se va a retornar, no es suficiente. Solo espero que el rumbo que se tome sea sobre la base de un consenso nacional y no decisión de un pequeño grupo de políticos y burócratas que aprovechando las circunstancias y utilizando un lenguaje tecnicista, nos quieran vender pollo por pescado.

16 septiembre 2014 156 comentarios 341 vistas
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Las posibles alternativas de Cuba

por Consejo Editorial 18 agosto 2014
escrito por Consejo Editorial

alternativa-cubaPor: Harold Cárdenas Lema (haroldcardenaslema@gmail.com)

La incertidumbre es la palabra del momento en mi país. Ya no son los tiempos de antaño en que la lucha contra la colonia, gobiernos corruptos y enemigos foráneos, dibujaban la clásica lucha entre el bien y el mal. Mi generación heredará los matices de un laberinto lleno de disfuncionalidades, donde las esencias a salvar parecen perderse entre las necesidades materiales y muchos prefieren marcharse por no encontrar posibilidades para un futuro, una alternativa viable.

¿Abrazarían los cubanos nuevamente la alternativa capitalista? Definitivamente. El día que la inercia social y el descontento sean lo suficientemente altos, con tal de que cambie algo, no dudo que un segmento amplio de la población apoye algún camino que nos separe de la Revolución. Triste desenlace para más de cinco décadas de resistencia nacional pero las medidas de los últimos tiempos, buscando sacar adelante nuestra maltrecha economía, podrían terminar saboteando por entero el sistema político imperante y creando condiciones para un futuro capitalista. Tampoco hace gracia entregarle de esta forma las riendas de la nación a una caricatura de oposición nacional que carece de programa político serio salvo la subordinación a intereses foráneos.

Otra alternativa sería entregarle el país a un segmento de la burocracia nacional que apoya el actual proceso de cambios, pero puede estar interesado en cambiarlo todo precisamente para que no cambie nada, ese segmento preciso que puede convertirse en la nueva clase. Triste haber enfrentado medio siglo de gobiernos corruptos en la República para terminar en manos de algo semejante disfrazado con ropajes de izquierda. Lo peor de todo es que en este grupo podría mezclarse con los ingenuos conservadores de izquierda, que manteniendo el estado de las cosas inmóvil creen que están salvando la Revolución, mientras la condenan a la inercia.

Una tercera alternativa podría preservar las esencias del proyecto político cubano y romper con las medias tintas. Asumir que cualquier actualización del modelo cubano, no solo puede ser económica sino política también. Visibilizar la gestión de los dirigentes del país en busca de un mayor consenso y protección contra casos de corrupción o simple incapacidad. Mejorar la comunicación entre el Estado y el pueblo, que no se trata solo de representar los intereses populares sino también rendir cuenta ante este sistemáticamente. Y podría seguir enumerando una lista interminable de mecanismos y métodos de dirección que son más participativos, más democráticos y por ende más socialistas.

Estas son algunas de nuestras alternativas posibles El primer escenario peca de aspirar a la destrucción de todo lo construido por la Revolución Cubana, de entregar el presente y futuro del país a segmentos que han luchado poco por él y no ofrece garantías de mejoría alguna que no sea la del cambio. El segundo representa lo peor logrado por lo modelos socialistas del siglo XX, sus enfermedades infantiles que aún no superamos con el paso del tiempo. Mi opción personal sería el tercer camino, que no rompe con el actual proceso de cambios que ocurre en Cuba sino que sería más bien su mejor resultado, no obstante para que se logre es necesario un nivel de reconocimiento de los problemas actuales y de voluntad política que no estoy seguro tengamos aún.

El país debe cambiar si quiere encontrar una alternativa que lo saque de su crisis permanente, si no ocurre esto pronto, quien más sufrirá será el sueño de crear un proyecto socialista viable. Una de las mayores tragedias del siglo XX ha sido el constante asedio que han sufrido los proyectos de izquierda, a los que se les reclama su ineficiencia luego de ser saboteados. Dicho esto, el bloqueo externo (y real) que sufre el país, debe dejar de ser pretexto para justificar la mala administración y la pobre planificación de nuestros pocos recursos.

Lamentablemente en Cuba las formas de hacer política no maduraron con el tiempo, se quedaron varias décadas atrás mientras el mundo y el país cambiaron constantemente. Es como dice una canción cubana: “las nostalgias no valen para hacer hechizos”. Ya el tiempo va tocando a nuestra puerta dejando claro que si no encontramos el camino rápido que nos saque de la incertidumbre, se va todo al diablo y nos toca hacer tabula rasa con una economía de mercado.

Ahora: ¿cuál es el papel del ciudadano en apoyo a la mejor alternativa? A través de la reflexión y el pensamiento crítico, tenemos que sacar a la sociedad civil de la marginación y el recelo al que la hemos condenado para convertirla en arma al servicio del proyecto nacional, al servicio de la opinión pública. Si se logra fortalecer una participación popular que rompa la apatía y la ignorancia política predominantes, podremos influir activamente en la gestión estatal y regularla. No temo a la socialización de la información y la toma de decisiones, la inteligencia colectiva siempre será superior a la de unos pocos. Este debe ser el camino a seguir, porque alternativas, no tenemos muchas.

Publicado en: El Toque

18 agosto 2014 114 comentarios 322 vistas
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Teleología del cambio

por Consejo Editorial 27 enero 2014
escrito por Consejo Editorial

cambio-cubaPor: Harold Cárdenas Lema (harold.cardenas@umcc.cu)

Cuba es ahora el país de lo posible, en los últimos años nos hemos transformado más que en varias décadas de historia, sin embargo las incertidumbres persisten. ¿Cuál es el objetivo final de ese cambio? ¿A dónde vamos? ¿Existe algún plan respecto al futuro del país? ¿Cuál es el papel de los ciudadanos? Estas son algunas de las preguntas que existen en torno a un país que cambia.

Los cubanos nos sentimos mucho más identificados con una nación que cambia que una estática, es por eso que nos interesa tanto conocer cuál es la dirección que tomamos, y cuál es el objetivo final. Si no conocemos esto, ¿cómo podremos medir cuánto hemos avanzado? ¿Cómo puede existir consenso social respecto a un modelo de país al que aspiramos pero todavía sigue siendo vago en detalles? No se trata de encontrar certezas en una obra que se construye paso a paso, pero sí deberíamos buscar garantías de algún tipo.

 Algunos dicen que existe un Plan Maestro, otros creen que en nuestro rumbo predomina la incertidumbre, otros ven en los Lineamientos una dirección definida, el caso es que el asunto no está claro para muchos. Conocer el rumbo es muy importante, la Revolución del 59 triunfó porque existía un plan definido y el Programa del Moncada dejaba claras las metas, los Lineamientos palidecen junto a la obra que escribió Fidel encarcelado y cuyas metas ya están mayormente cumplidas. Leyendo los Lineamientos podemos saber más cuál es el país que no queremos que el que estamos buscando, resulta necesario para corregir el rumbo y salvar las finanzas del país pero el economicismo tecnocrático no aúna voluntades ni nos dice cuál es el puerto al que nos dirigimos.

Por otra parte, el cambio es esperanzador pero este no significa que sea automáticamente para bien porque el rumbo se lo dan los

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27 enero 2014 217 comentarios 347 vistas
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