Durante todos estos días, anteriores al comienzo del curso escolar, se han estado realizando comparecencias de los Ministros y funcionarios de ambos ministerios de Educación, evaluando la situación del país, con vistas al nuevo periodo lectivo.
Si me preguntaran, diría que la educación y el desarrollo científico alcanzado por nuestro país, son las obras más importantes de la Revolución Cubana. Nada de lo hecho hasta ahora les sobrepasa en meritos y resultados.
Pero, lamentablemente, en ninguna de las intervenciones, ni de los documentos circulados por la prensa nacional, ha salido a relucir un tema que consideramos de fundamental su tratamiento: la cuestión del “color” en la educación cubana.
Nuestra sociedad cubana es un cuerpo social multicolor; pero ese asunto está totalmente ausente de los currículos educacionales, tanto en la educación general, es decir, desde la primaria, hasta el preuniversitario, como en la educación superior. No tratándose solo de una carencia en las clases y conferencias que recibe el estudiantado, sino de una preocupante ausencia en nuestros libros de historia nacional y de texto en general. Así como del claustro para abordar algunos temas en los que presentamos un déficit importante: Africa, Asia y Medio Oriente. Muy interconectados con los estudios dentro de la temática racial cubana.