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MLC. Ofertas a la desigualdad

por Arturo Mesa 16 agosto 2021
escrito por Arturo Mesa

El siguiente análisis debió comenzar con cifras sobre el porciento de personas que recibe remesas en Cuba desde algún país. Teniendo en cuenta que tales números  no existen —o no resultan publicables por institución alguna— asumiré las cifras que el destacado profesor William LeoGrande, experto en América Latina, plantea en el sitio Responsible StateCraft con fecha 21 de julio del 2021:  «Cincuenta y seis (56) % de las familias cubanas recibían remesas antes de las sanciones de Trump». El autor tampoco especifica su fuente.

Sea o no exacta esa cifra, es claro que actualmente existe un porcentaje alto de la población que, al carecer de remesas, va quedando en total indefensión ante la decisión de empoderar en la economía a una moneda extranjera e, incluso, impalpable.

La intención del presente análisis ni siquiera es advertir la vulnerabilidad en que se encuentra ese porciento elevado de personas, sino mostrar la cadena de reacciones que de ahí surge; es decir, el incremento de los eslabones de indefensión que se manifiestan a partir de la carencia inicial, lo que se traduce en el menoscabo de la justicia social, o pérdida del camino correcto en un sistema que se dice socialista. Para ello dividiré a la población en dos grupos:

Los divisa-carentes

Determinar las consecuencias de tal escenario para ese sector no resulta difícil ni innovador. Mucho se ha hablado sobre el tema, y aunque el Estado acepta que la situación no es justa ni de su agrado, tampoco el discurso se mueve en dirección opuesta.   

Por un lado, estos «desprotegidos» son quienes debieron beneficiarse más con la «Tarea Ordenamiento», ya que la intención declarada era el aumento de su poder adquisitivo con el fin de promover el empleo en la esfera empresarial o estatal, cuestión de vital importancia para sortear la crisis. Sin embargo, ante la inflación creciente, su poder de compra se redujo, una vez más, a un mínimo de prioridades, por lo que para ellos volvió a quedar trunco el sueño de ahorros, esperanzas y proyectos de vida.

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«Este es el grupo que, al no poder costear esos precios, debe hacer largas colas con la consecuente pérdida de tiempo en sus vidas y/o contribuciones laborales». (Foto: AFP)

 Según la hipótesis de partida del Reordenamiento, un salario mínimo de 2500 pesos equivaldría a unos 100 USD, al cambio de uno por veinticinco. En las condiciones actuales —luego de un enorme desembolso en materia salarial— ese mismo monto, lejos de mejorar la salud social, equivale a unos 40 USD. Y todo en un contexto económico que ha visto dispararse los precios al antojo del mercado. 

Por tanto, el incentivo de retornar a la empresa estatal volvió a quedar ensombrecido, pues esos mismos 40 USD eran el valor del salario anterior en medio de una economía más dócil.  El propio jefe de la Comisión de Implementación, Marino Murillo, calculó en unos 1500 pesos la canasta de productos básicos y pagos, y estimó por tanto que el salario disponible para acceder a los mercados oscilaría entre 1000 y 3000 pesos. En estos momentos la libra de carne de cerdo se encuentra a ciento quince pesos, una botella de aceite a doscientos y a doscientos cincuenta un cartón de huevos en el mercado informal.   

Este es el grupo que, al no poder costear esos precios, debe hacer largas colas con la consecuente pérdida de tiempo en sus vidas y/o contribuciones laborales. Además, son personas estresadas, desencantadas, que sufren a diario fuertes experiencias de violencia física o verbal y dificultades, lo cual va acumulando tensiones. Con solo visitar los alrededores de la reducida cadena de tiendas en moneda nacional, podemos comprobar esta situación.

Los proyectos de este grupo pasan por mantener un empleo mínimo, mayoritariamente estatal, que les garantice un nivel fijo de entradas y tiempo para gestionar su subsistencia. O sencillamente viven de la reventa de lo que puedan agenciarse. Imagínese lo que significa tener un trabajo de ocho horas y a su vez hacer colas en horario laboral para comprar víveres. Entre sus aspiraciones también podemos señalar la emigración de alguno de sus miembros (en edad laboral o intelectual) de forma que puedan garantizar futuras remesas al resto.  

Los divisa-tenientes

Es en este grupo en el que quiero enfatizar. Sus integrantes viven hoy con un menor nivel de estrés —aunque lo siguen teniendo— pues cuentan con ciertas garantías que no tiene el grupo anterior.  

En primer lugar, pueden decidir no trabajar para el estado, o no contribuir con el desarrollo social en las áreas de mayor urgencia hoy. Cuentan con ciertos fondos para montar un negocio particular o familiar que los involucre y salve a todos. Tener tal negocio hoy en Cuba con fondos estables, especialmente en esferas de la gastronomía, crea un alto nivel de ganancias debido a lo precario del mercado de alimentos. Cuando el país retorne a la normalidad social (con turismo incluido), se incrementará mucho más ese horizonte de ganancias tras la llegada de visitantes de alto nivel adquisitivo. Entonces aumentará la diferencia entre un grupo y otro.   

Lejos estoy de enjuiciar críticamente a este segmento de la población. El emprendimiento es de los cambios más positivos y esperados que hemos tenido en los últimos años. Ser capaces de generar ganancias propias ha sido un fuerte reclamo de la sociedad y un alivio para muchas familias. Esto tiene, entre otras ventajas, la creación de empleos, la diversidad de la oferta, la descentralización de las opciones, etc. Pero cuando ese nivel de ganancias se dispara y se distancia  de la media nacional, el poder de compra de los divisa-carentes disminuye aceleradamente, como en una reacción en cadena.

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«(…) como dueño de un restaurante o cafetería, puedo comprar cualquier cantidad de carne de cerdo a ciento quince pesos la libra, ya que mis productos y platos serán adquiridos. En consecuencia, el precio no va a bajar» (Foto: demosnoticia)

Veamos un ejemplo sencillo. Yo, como dueño de un restaurante o cafetería, puedo comprar cualquier cantidad de carne de cerdo a ciento quince pesos la libra, ya que mis productos y platos serán adquiridos. En consecuencia, el precio no va a bajar; y lo que es peor, usted, como divisa-carente, no va a encontrar carne de cerdo fresca porque los divisa-tenientes la obtienen al por mayor en las condiciones actuales. 

Por otro lado, el productor no tiene preocupaciones pues siempre tendrá asegurado a ese comprador. Como resultado los precios no bajan, situación que presenciamos a diario en nuestras placitas y mercados. Además, al ser los productos adquiridos directamente por los grandes consumidores, ni siquiera llegan a los lugares de venta por la sencilla razón de que los divisa-tenientes cuentan con fondos «externos» para comprarlos de primera mano.

¿Crítica al cuentapropismo? No. La objeción es a la imposibilidad de que quienes no tienen esa moneda logren competir, «con la moneda propia», con los que poseen la ventaja de un motor impulsor «no hecho en Cuba», prerrogativa creada tras la apertura de cadenas de tiendas en MLC y el cierre —o desabastecimiento— de la inmensa mayoría de tiendas en moneda nacional.  

La triste realidad es que no estamos hablando de una competencia para adquirir ropa o efectos electrodomésticos, sino del camino a productos alimenticios vitales a los que no pueden acceder los divisa-carentes que no cuentan con MLC, cuyas opciones se reducen a las colas o al excedente de mercancías. Ergo: tensión, agresividad, pérdida de tiempo, desespero, pésimas dietas, etc.   

En otras épocas en que igualmente existían remesas, este grupo tenía la posibilidad de acudir al banco y comprar las divisas necesarias, opción que no tienen hoy. De ese modo continúa extendiéndose la cadena de insatisfacciones y con ella la aparición de una gran injusticia social que ha sido tildada, paradójicamente, como necesaria.

Siguiendo el razonamiento anterior, los divisa-tenientes pueden igualmente adquirir boletos hacia destinos de compras y revender luego sus lotes a los precios que dicte un mercado en total desplome ante la ausencia generalizada de ofertas estatales, o ante las ventas de estos artículos en moneda libremente convertible.

De esta forma, la grieta social ya vigente puede tornarse insondable ante la aparición de una clase de divisa-tenientes en una realidad económica donde muchos no cuentan con esa moneda, y en la que se posterga indefinidamente la promesa de justicia colectiva.

Llegados acá, sería pertinente recordar la intervención del anterior Primer Secretario del Comité Central y general de Ejército Raúl Castro, cuando en el Informe Central al 8vo Congreso afirmara: «No resulta ocioso reiterar que las decisiones en la economía en ningún caso pueden generar una ruptura con los ideales de justicia e igualdad de la Revolución».

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«No resulta ocioso reiterar que las decisiones en la economía en ningún caso pueden generar una ruptura con los ideales de justicia e igualdad de la Revolución». (Foto: Juvenal Balán/ Granma)

La solución a estos problemas se extiende en el tiempo y no se vislumbra una salida en el país, ni en la contribución, ni en el sacrificio, ni en el ingenio domésticos; la solución aflora en la emigración —para quienes puedan—, ante la falta de indicios en el discurso oficial que apunten al fin de los mencionados establecimientos. Los que sí proliferan son testimonios de empresas estatales que están apostando a la divisa con sus producciones nacionales, porque también necesitan adquirir materias primas e insumos de importación.

Si a esto le sumamos que los productores nacionales de alimentos igualmente requieren de divisas, resulta comprensible que comiencen a ubicar parte de sus producciones allende a los mares, tras lo cual la posible recuperación del sector se tornará más lenta. De nuevo viene a la mente otra frase de Raúl cuando en esa misma alocución dijera: «Es necesario lograr que las demandas insatisfechas de nuestra población constituyan un incentivo para los productores nacionales (…)».

Si la demora del cierre de estos establecimientos preocupa, es porque de continuar su implementación se solidificará una sociedad tan impalpable e injusta como la misma MLC. ¿Y quién querría transitar por una nueva comisión que, tras otros diez años, presente un nuevo plan? Mientras tanto, el reloj sigue contando y la historia demuestra con creces que la desesperanza no es la mejor de las consejeras.

16 agosto 2021 25 comentarios 4,4K vistas
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Granlac (1)

Granlac: cuando la esperanza se evapora

por Arturo Mesa 2 agosto 2021
escrito por Arturo Mesa

De muy desalentadoras pudieran considerarse las declaraciones de Luis Rafael Virelles, director de la Empresa de Productos Lácteos Granlac, fechadas el 28 de julio. Ellas versan sobre la situación y las estrategias desarrolladas por el coloso industrial lácteo de la provincia de Granma, encargado de producir una inmensa gama de derivados de la leche que hoy constituyen productos deficitarios en el país.

«Estamos negociando un préstamo con el Banco —asegura el director— para hacer productos solo para expender en MLC». Y ya la acotación dispara las alarmas. En épocas en que el retorno de los quesos, las cremas untables,  los yogures,  las leches y mantequillas parecen distantes, el comentario resulta desestimulante dirigido a aquellos hogares que no cuentan con recursos que les permitan acceder a tales derivados de primera necesidad. Pareciera que la moneda libremente convertible llegó no solo para quedarse, sino para señorear en la economía doméstica y desplazar al peso cubano.

La frase indica la carencia de recursos propios de la empresa y, además, detalla la falta de una estrategia coherente encaminada al retorno de la moneda de curso natural con la cual todos los nacidos en la Isla pudiéramos tener un acceso más justo a las producciones de la industria doméstica.

Pero ahí no quedan las declaraciones, ni las implicaciones: «Esa leche que compremos en divisa —añade el directivo— debemos multiplicar su ingreso para pagar el crédito y para que nos quede algo para seguir desarrollándonos porque hasta la hoja de papel tiene un componente en divisas». 

Y aquí las implicaciones ya sobrepasan la dimensión de estrategia comercial del Grupo y se adentran en proyectos de macro-desarrollo de la industria que competen a entidades superiores, y a la postre, a la estrategia de país. 

Si se sobrecarga al productor con todo tipo de gastos de inversión que, en buen manejo financiero, deberían ir al presupuesto estatal o de la industria; lógicamente la empresa tendría que refugiarse en las mencionadas negociaciones de préstamos con el banco orientadas a adquirir insumos imprescindibles para desarrollar su objeto social. Es un asunto de visión integral.

Granlac (2)

Línea de producción de la Empresa de Productos Lácteos Granlac (Foto: Luis Carlos Palacios Leyva/La Demajagua)

De imponerse esa línea de pensamiento, muy pronto nuestras empresas tendrán que sufragar todos sus insumos a partir de una ganancia mínima con la que se quedarían luego de cumplir sus compromisos estatales, lo cual las pondría en amplia desventaja en el mercado de las producciones, incluso tratándose de emporios gigantescos como Granlac. 

La implicación derivada de todo esto, es que trabajar en desventaja significa desaprovechar potencialidades que a la postre van a parar —o para ser más exactos, no van a parar— a la mesa del consumidor. Tampoco a las vidrieras de las desabastecidas tiendas de venta en moneda nacional.    

Si el interés estatal es potenciar y desarrollar al máximo las industrias vinculadas con la alimentación, y en especial aquellas que se encuentran en crisis como es el caso de la láctea, —con un desplome del treinta por ciento teniendo como comparación el año 2016, según el Anuario Estadístico 2020—, entonces esas empresas deberían enfocar sus inversiones en lo que más les compete como productoras que son, y que el presupuesto estatal sea el que se encargue de las inversiones propias de su existencia física, así como de su funcionamiento.  

Si hacemos una comparación sencilla con un productor independiente que decidiera aventurarse en el sector de los lácteos, encontraríamos que, si bien de su bolsillo debe salir  todo lo que corresponda al montaje, producción y funcionamiento de su planta; no es menos cierto que el monto de casi toda la ganancia regresaría a su bolsillo, y no solamente un porciento de esos ingresos para que le quede algo para seguir desarrollándose, como sucede con la industria estatal, que remesa sus ganancias, salvo un pequeño monto, al estado.

Si a esto le sumamos que de ese pequeño monto la empresa debe extraer cuantías para inversiones en desarrollo, producción y funcionamiento, muy pronto sus decisiones oscilarán entre comprar lubricantes para el transporte o saborizantes para los yogures.

 Nadie piense que las declaraciones —o las desilusiones—  terminan ahí:

«Va a llegar un momento que, excepto las materias primas de la canasta básica, todo lo demás tendrá un componente en divisas», asegura el empresario. Para reafirmar su posición añade también que: «en junio vendimos 94 mil dólares…de aquí compramos neumáticos y baterías para camiones porque teníamos 60 % de los autos paralizados». 

Y la pregunta retorna. ¿No deberían ir esos neumáticos y baterías a las asignaciones del presupuesto estatal, de modo que los dividendos obtenidos por la misma empresa se pudiesen reinvertir en la adquisición de materia prima, se evitaran así las negociaciones de préstamos con el banco y, por ende, las deudas?

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Cabría preguntarse qué pasó con el supuesto compromiso de «paulatinamente ir aumentando las ventas en moneda nacional» (Foto: Noticias360)

Tratándose de una empresa del estado y, aun más, de una cuya producción es de vital importancia; lo que le corresponde a la misma es centrarse en el impulso a la elaboración y calidad de sus derivados. En tanto, esos asuntos de existencia y funcionamiento tendrían que ser preocupación y ocupación del presupuesto del estado que, al final, se forma tras los ingresos de tales entidades.

La noticia igualmente resulta desalentadora cuando se afirma que, por un motivo u otro, Granlac no llega ni a la mitad del acopio de leche de los años ochenta e incluso, se asegura que en el presente año el déficit es aún de dos millones de litros. ¡Dos millones de litros!

En este punto, es justo reconocer las presiones que se ejercen en los diversos sectores de la industria para entorpecer el acceso a productos y mercados indispensables. Sin embargo, si no se acopia la leche y no se llega a las cantidades esperadas, sea cual fuere la ineficiencia aducida, es la opinión de este comentarista que resulta verdaderamente panfletario culpar de estos males al bloqueo —como confirma el director— si antes de salir al mercado ni siquiera tenemos la leche que luego se va a convertir en queso o mantequilla. 

Asimismo el directivo anuncia su estrategia de comercialización, que como jarro de agua fría cae sobre sus lectores: «Hoy la realidad es que la industria láctea tiene más mercado que ofertas, pues a la espera de sus excelentes productos están el Polo productivo de Moa, la zona de Desarrollo Mariel, las Tiendas Cimex y Caribe del país, Palmares y las instalaciones de Turismo…». Queda, como última opción, una muy tenue mención al mercado en moneda nacional. 

Sin ser más o menos oficialistas, cabría preguntarse qué pasó con el supuesto compromiso de «paulatinamente ir aumentando las ventas en moneda nacional». O dónde quedó la intención de «con las recaudaciones de las tiendas de divisas ir reabasteciendo la oferta nacional»; esa a la que todos los cubanos, legítima y despreocupadamente, podemos acceder para garantizar nuestros merecidos, y hoy precarios, desayunos.

2 agosto 2021 43 comentarios 3,5K vistas
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Privado

Al privado

por Giordan Rodríguez Milanés 25 junio 2021
escrito por Giordan Rodríguez Milanés

«Nunca fue tan usada la frase al privado. La gente vende todo lo que puede», me comenta Ignacio Riverón, un instructor de música que, a falta de contenido de trabajo, labora voluntario en un centro de aislamiento de pacientes sospechosos de padecer Covid-19.

Cuando en nuestros tiempos de estudiantes nos decían: al privado [salón de profesores] te preparabas para un regaño y sabías que era la antesala de un análisis con el director de la escuela. A  mi compañera Yaquelín, de Secundaria Básica, la llevaron al privado por vender cremitas de leche durante el receso, a veinticinco centavos cada una. «Ahora esa misma vale diez pesos», sonríe Ignacio sobre una bicicleta con las gomas llenas de remiendos.

«Estas gomas son de la tienda de Carlos III en la capital», me escribe en el chat una vendedora desde Bayamo. A pesar de que los viajes interprovinciales están restringidos por la pandemia, de algún modo se las arreglan los emprendedores de la precariedad para traer los neumáticos a 800 Km del lugar donde los compraron y proponérmelos a mí, que los necesito, a 3 mil doscientos CUP. Ignoro el precio «oficial» en MLC de las gomas. Estoy dispuesto a pagarlas gracias a la contribución de varios amigos, pero no están hechas a la medida de mis llantas.

«El país no está hecho a la medida  de nadie, asere», me espeta Alejandro, un profesor recién graduado, con quien hace unos meses tuve un contencioso acerca de las tiendas en MLC. Me parecía una alternativa loable para la economía del país que las personas con acceso a divisas no tuvieran que ir a Panamá o a Rusia a realizar sus compras, que la moneda dura se quedara en casa con la venta de artículos de gama media o alta.

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Las filas para entrar a la tienda Carlos III, en La Habana, en el año 2019 (Foto: @lennierlopez)

Alejandro decía que eso «es una trampa, al final van a dolarizar la economía real y nos vamos a convertir en ciudadanos de tercera. De primera los que tienen la decisión o la información de en qué lugar van a sacar esto o lo otro y obtengan provecho de eso; de segunda los que tienen acceso a la divisa de modo lícito o no tan lícito, y de tercera, nosotros, los comemierdas que nos fuimos a la Universidad y trabajamos por un salario».

«Esta es la cola de los cien, y aquella es la cola de los mil», me dice un destacado  entrenador deportivo que, por la situación sanitaria, está reubicado como cuidador de colas. «Giordan, es lo que soy, y si no estoy de acuerdo pues, ya sabes, la ojeriza».

No entiendo:  ¿Los de a cien y los de a mil?.  «Sí, hay colas tácitas, la de los cien, o sea, la de los que te sobornan con cien pesos para que les consigas un turno; y la de los que te sobornan con mil pesos por lo mismo. Los de a mil compran motorinas, aires acondicionados, refrigeradores, los electrodomésticos que antes vendían en las TRD por los difuntos CUC». ¿Y los de a cien? «Esos compran otros artículos de higiene, comestibles, lencería y esas cosas». ¿Y los terceros?  «Los terceros, Giordan, son los que no tienen plata para sobornar, o no quieren hacerlo, y pueden pasarse tres días cuidando la cola para poder comprar lo que necesiten».

«Aquí todo el mundo revende, no sólo nosotros, los coleros profesionales», me dice Maritza. «Oye, tú no vas a mencionar mi nombre ¿verdad?, fíjate que lo mío es al privado». Tranquila, sólo me interesa conocer más o menos cómo funciona todo. «¿Funciona? En este país no funciona nada, mijito, tú mismo lo escribiste en Facebook, que me lo leyó el que me talló para que habláramos». Sonrío, porque no fue eso lo que dije exactamente, pero no me voy a poner a discutir con una fuente tan bien ubicada.

«Mira, mijo, te decía que aquí todo el mundo revende porque al que le ponen en la tarjeta un dinerito, y le dicen ahí adentro que le tocan, por ejemplo, cinco de cada cosa, pues compra las cinco y vende tres, o dos, y le saca el costo».

«¡Qué nadie se me haga el santico que pueblo chiquito, infierno grande!, y aquí veo a médicos, enfermeras, directores de escuela, ingenieros, funcionarias, o sus hijos; tú ves al chamaquito bien vestidito que se baja con la novia de porcelana de la motorina, y hace su colita en ETECSA para comprar un par de teléfonos en MLC, es el hijo del doctor tal y va a revender la mitad de su compra. Esos, y los que nos compran a nosotros, los coleros profesionales, son los que tú ves en los grupos de WhatsApp y Revolico poniendo que al privado».

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«Aquí todo el mundo revende» (Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate)

Pero habrá quienes deseen vender algo que les sobre o que no les sirva, y también lo comercialicen en los grupos de WhatsApp, me parece. «Sí, mijito, claro, pero para qué van a decir al privado, esos te dan el número y ya». Tiene lógica, sí. Bueno, por lo menos no me mencionaste a dirigentes conocidos del municipio o la provincia. «Na′, esos jamás vienen por aquí cuando hay colas. Seguro les llevan las cosas a la casa. Oye, tú no me vayas a sacar por ahí, que ya se olvidaron del Tras las Huellas TV pero en cualquier momento se vuelven a acordar, por tu madre».

Este reportaje lo escribo sobre la mesa de comer de nuestra casa. Hace tiempo que estoy por comprar un buró pequeño. Ahora vale lo menos cuatro mil CUP. Me lo dice al privado alguien que contacté desde uno de los tantos grupos de WhatsApp en los que me colé para tener una idea acerca de lo que sucede con el comercio en Cuba en tiempos de Covid-19.

«¿El comercio en Cuba?, un desastre» —me ha dicho un rato antes el ex profesor de economía y ex interventor Pedro Rodríguez Figueiras—, «pero un desastre que no comenzó con la necesaria Tarea Ordenamiento, que no han provocado nuestro coterráneo Murillo, ni la Covid-19, ni GAESA, ni siquiera Trump, ni el período especial de los noventa, ni la desaparición de la URSS»  ¿Y entonces, compay? «Esta película comenzó hace ya más de medio siglo, aquel verano de la Ofensiva Revolucionaria del 68».

Viejo —pregunto a mi padre— ¿tú te acuerdas de la llamada Ofensiva Revolucionaria del 68? «Claro, mijo, si los mecánicos de los talleres particulares tuvimos que entregarle al Estado hasta las herramientas con las que trabajábamos, que las habíamos comprado con nuestro dinero, porque pasaron a ser propiedad de todo el pueblo. Tanto fue así, que al año ya todas estaban rotas o se las habían robado de los pañoles».

Entonces me cuenta y descubro que he perdido el tiempo. Este no es el reportaje que debo escribir.

25 junio 2021 18 comentarios 3,4K vistas
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Moneda

El error de la moneda y el punto de no retorno

por Arturo Mesa 19 junio 2021
escrito por Arturo Mesa

Al respeto casi nunca se llega por un hecho puntual, sino por una trayectoria de aciertos. Respetamos la prosa del Apóstol, las actuaciones del Ballet Nacional, la música de Frank Fernández. La admiración por un deportista, escritor, médico o comunicador no está dada porque un buen día sobrepasó una meta o escribió «La Novela de su Vida», sino por el conjunto de sus aciertos a lo largo de actuaciones y desempeños.

Sucede lo mismo con un profesor. Serlo no genera en sí mismo el respeto, tampoco lo hace una demostración magistral única; sino que se construye después de acertar repetidamente en las explicaciones claras y las respuestas convincentes, también con el ejemplo.

La gestión del gobierno en la economía nacional tiene similitudes con esto. Antes de que comenzara a agudizarse la crisis durante el segundo semestre de 2019 –como efecto, entre otros elementos, de las medidas impuestas por la Administración Trump, que llegaron a las 243–, la opinión pública interna, que para ese entonces ya tenía en las redes sociales un foro para manifestarse, se mantenía medianamente cohesionada en torno a una relativa prosperidad del turismo, los pequeños emprendimientos, los viajes de placer o negocios. Tenía además grandes esperanzas en las aperturas y ampliaciones del sector privado. Sin embargo, en un momento el profesor erró en su respuesta.

En julio del 2020 tomó la decisión de que en las tiendas en moneda libremente convertible (MLC) también se venderían alimentos y otros productos de primera necesidad. Eso puso en duda todos los elementos de la ecuación, no solo económicos, sino sociales y políticos. ¿Cómo un Estado que pretendía eliminar una dualidad monetaria causante de injusticias e inequidades, puede inventarse otra moneda sobre la que no tiene control y que es generadora de muchas más injusticias?

Eso sembró la duda. Para justificarla, muy pronto fueron cerradas las oficinas de la Western Unión, por donde entraba el monto de las remesas al país, entregadas a la población en CUC desde hacía algún tiempo. Con ese cierre quedaba expuesto el error estratégico de depositar confianza en la moneda sobre la que no se tiene control alguno.

Moneda

El cierre de las oficinas de la Western Unión limitó la entrada de remesas a Cuba

Al principio solo se vendían en MLC productos de gama alta, en un intento de satisfacer la demanda cubierta hasta ese momento por quienes se aventuraban en viajes a Panamá y otros países de la región en busca de ganancias tras revender sus productos. No obstante, meses después se inició también la venta de alimentos de primerísima necesidad en esa moneda extraña, enemiga, ajena, en pleno proceso de sobrevaloración ante el nuevo diseño comercial.

Se volvió entonces imperiosa la necesidad de poseerla, pues sin ella no podían adquirirse productos alimenticios vitales que tradicionalmente han complementado la canasta básica con la cual se sustentan los cubanos.

Con ello se tensaron más aún las ya muy tensas condiciones de vida de la inmensa mayoría de la población, pues además, ningún banco o casa de cambio realiza la venta de divisas, como solía suceder en otro momento y es práctica común en cualquier lugar del mundo. Por esa causa, el acceso solo es posible mediante remesas o en el volátil mercado informal de un país que desconoce las leyes de la especulación monetaria, lo que ha triplicado el valor del dólar, en contraste con la intención nominal del Estado de elevar el poder adquisitivo de la población tras la aprobación de un aumento salarial considerable.

Para empeorar, los precios de muchos productos deficitarios empiezan a manejarse en la divisa extranjera. De no darse una pronta intervención en la economía, el poder adquisitivo de los trabajadores se deprimirá hasta niveles insospechados, muy por debajo de lo esperado con la Tarea Ordenamiento.

Depositar su confianza en una moneda foránea ha sido uno de los errores más graves que ha cometido recientemente el profesor, pensando que en sus manos tenía la respuesta. ¿Cómo creer que nos iba a salvar una divisa que nos divide al ser asequible para unos pocos e inalcanzable para la gran mayoría?

El Banco Central suspende temporalmente aceptación de depósitos en efectivo de dólares de los EEUU como consecuencia de la brutal persecución financiera del bloqueo. He ahí, otra vez, la causa principal de nuestros mayores problemas. #EliminaElBloqueohttps://t.co/UkN3m8mYTO

— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) June 11, 2021

¿Cómo motivar a los emprendedores nacionales si no ingresan MLC a sus negocios?  ¿Qué hacer para que los «afortunados» –esos que reciben remesas– aporten y participen de la misma forma que lo hacen quienes no tienen acceso a esa moneda? ¿De qué manera evitar la especulación? ¿Cómo asegurar que los precios de los alimentos tengan valores correlativos con los ingresos de los trabajadores? ¿Cómo conseguir que nuestra moneda comience a respirar por sí sola? ¿Cuál es la fórmula para lograr la justicia social perdida? ¿Cuándo los ciudadanos de este país podrán concentrarse en sus profesiones y no en la siguiente cola? ¿Por qué debemos obtener divisas para comprar en las tiendas de nuestro país, si recibimos salarios en pesos cubanos?  

Nuestra preocupación no puede ser la generación de una divisa extranjera, para eso existe un Ministerio. También elegimos y depositamos confianza en grupos de entendidos –se hace desde las polis griegas y romanas– que deben representarnos de manera concreta y no formal.  Con tales medidas las molestias, al igual que las divisas, se disparan; las opiniones de quienes tradicionalmente han defendido la justeza del sistema se quedan sin argumentos, mientras el día a día se vuelve más difícil.

Ahí fue donde nuevamente perdió respeto el profesor. Los alumnos han comenzado a cuestionarse las respuestas, las analizan como con lupa, al acecho del más mínimo desliz en la línea de razonamiento, como cuando se llega a un punto de no retorno. En medio de esa duda llegó el reordenamiento y las desordenadas medidas. Para ese entonces todos estaban preparados –lupa mediante– y muy pronto se constató lo errado del enfoque del profesor, quien no siempre tiene la respuesta acertada y consecuente.  Ya no volverá a ser igual.

19 junio 2021 47 comentarios 4,7K vistas
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Encuesta

Encuesta

por Jorge Fernández Era 13 junio 2021
escrito por Jorge Fernández Era

Estimado presidente:

Fiel a su llamado a ser más proactivos, el Centro de Estudios de Gobernabilidad, Algoritmos y Teorías del Ordenamiento (CEGATO) tuvo a bien realizar la encuesta que nos solicitó sobre la noticia de interés especial dada a conocer a nuestra población en el espacio de la Mesa Redonda el pasado 10 de junio. Sepa usted que es una estrategia genial el mantener en vilo a la gente cada seis meses exactos, como si no tuvieran nada que hacer: fíjese que el rating es similar al logrado por el programa que el 10 de diciembre anunció lo que ya se veía venir y toda Cuba sabía.

Hemos dividido las opiniones recogidas según el momento en que se hicieron: antes o después de la Mesa Redonda. Por supuesto que las primeras (responden a la pregunta «¿Cuál será la noticia?») aran en el terreno de lo incógnito, y las segundas en el fango de la resingación, perdón, resignación. A continuación, un resumen de las primeras, aquellas vertidas entre la una de la tarde y las siete de la noche, en esas seis horas que estremecieron al mundo:

-Yo creo que anunciarán que el IX Congreso del PCC, previsto para celebrarse en abril de 2026 en saludo al centenario de un huracán legendario, será adelantado para marzo del propio año, hay cosas que apuran.

-Pa mí que darán a conocer la causa del desabastecimiento en la Isla, que no es otra que la manía de llevárselo todo en carabelas para Europa y dejarnos a los nativos cual calaveras.

-El asunto es que Cuba declara neutralidad ante la disputa comercial de la Mercedes, la Toyota y la Ford por los derechos exclusivos de producción masiva de Palmiche.

-Descubren en laboratorios cubanos efecto nocivo de los antibióticos sobre la vida humana. Según estudios que se revelarán hoy, estos producen sonambulismo, síndrome del paciente impaciente y propensión al asesinato del que perdió la cola.

-En la segunda quincena de junio se realizará la Jornada Nacional de Tránsito del Socialismo hacia el Capitalismo.

-A mí me dijeron, no me crean, que como incentivo para el incremento del índice de natalidad, a las mujeres recién paridas se les permitirá vender la leche materna después que cumplan con la entrega a los hospitales.

-Van a explicar que la señal para el Ordenamiento se traspapeló: no era en el 2021, sino en algún quinquenio del siglo XXI. De ahí el silencio de Raúl aquel día…

-Se presentará el programa cederista «Siembra tu pececito». Aprovechando salideros, baches y furnias abiertas por los buldóceres de Comunales, se fomentará la cría de clarias y ciberclarias. Quedará prohibida la pesca con redes… sociales. Para explicarlo se exhibirá el documental «El dicgoritmo de la atadura».

Acá le van algunas opiniones que recolectamos concluida la Mesa Redonda:

-«El dólar ha perdido su valor de uso». Qué coraje. Solo falta que declaren que ha perdido también su valor de USA.

-¡La moneda norteamericana en cuarentena! Qué rápido nos hicieron entrar por la calleja del medio.

-«Los dólares que hay en los bancos están comprometidos». ¿Con quién se casarán, si el peso cubano vive divorciado de la realidad desde que el rublo lo dejó en esa?

Hasta aquí el resumen, compañero presidente. Si me pide mi opinión, se la doy a continuidad: Cuba debe aliarse económica y monetariamente a un país tranquilo y estable que se lleve bien con nosotros, con ciertas afinidades y una moneda fuerte, si es asiático mejor… No sé cuántos tugriks mongoles habrá ahora mismo en la calle.

13 junio 2021 20 comentarios 3,4K vistas
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Dólares

Las tribulaciones del dólar en Cuba

por Mauricio De Miranda Parrondo 11 junio 2021
escrito por Mauricio De Miranda Parrondo

El Banco Central de Cuba ha anunciado una nueva medida que enrarece el clima económico del país al decidir que a partir del próximo 21 de junio no se aceptarán dólares estadounidenses (USD) en efectivo en los bancos e instituciones financieras. Es un nuevo «bandazo» respecto al uso de divisas extranjeras en las transacciones domésticas que añade un elemento de incertidumbre sobre la seriedad y efectividad de las políticas económicas adoptadas por el gobierno.

Las sanciones económicas estadounidenses existen desde la década de los sesenta. De esa época data la prohibición de que Cuba use dólares en sus transacciones internacionales. Las medidas de Trump que arreciaron dichas sanciones fueron tomadas a lo largo de sus cuatro años de gobierno, aunque al final las agudizó con la inclusión de Cuba en la lista de países que promueven el terrorismo, de manera que todo esto eran datos para cuando se adoptó la llamada «Tarea Ordenamiento».

Es decir, los argumentos utilizados para asumir esta medida existen desde hace mucho tiempo, lo cual lleva a preguntar por qué se decide en este momento y por qué se afirma que el país tiene demasiados dólares y dificultades para canalizarlos internacionalmente, cuando hace apenas unos meses se anunciaba que como no había dólares suficientes, las CADECA dejarían de ofrecerlos, lo cual impulsó un potente mercado negro en el que el peso (CUP) ha venido depreciándose considerablemente.

La realidad es que el establecimiento de tiendas en moneda libremente convertibles (MLC) y la re-dolarización parcial de la economía, fue la salida del gobierno para estimular remesas que pudieran bancarizarse con fin de adquirir bienes de importación necesarios ante dificultades de liquidez en divisas, que existían desde mucho antes de la pandemia del Covid-19 pero que esta llevó a una situación insostenible. De hecho, en tales condiciones las remesas han debido ser la principal fuente de ingresos de divisas al país.

A fines de 2020, después de diez años de que las autoridades reconocieran la necesidad de producir una unificación monetaria y cambiaria y no se avanzara en esa dirección, se anunció la unificación cambiaria para ponerla en efecto a partir de 2021, sin que se produjera asimismo la unificación monetaria. Para colmo, se estableció una tasa de cambio de 24 CUP por dólar estadounidense, que ya resultaba sobrevalorada puesto que el banco central no tenía como responder a esa paridad, lo que condujo a la adopción de una tasa de cambio sobrevalorada con los efectos nocivos que ello tiene sobre la economía nacional.

El mercado informal cubre el espacio vacío del mercado formal

Ante la falta de la capacidad del Estado para ofrecer dólares estadounidenses a la tasa de cambio establecida, proliferó nuevamente un potente mercado subterráneo en el que la divisa estadounidense empezó cotizándose por encima del tipo oficial. A medida que ha resultado imprescindible disponer de divisas para satisfacer necesidades básicas, en esa misma medida se ha ido apreciando el dólar y depreciando el peso cubano, al punto de que al redactar estas líneas se compraban dólares entre 60-70 CUP, casi tres veces el valor oficial. ¿No era posible que las autoridades económicas del país previeran este comportamiento? Por supuesto que era posible y debieron hacerlo.

Sin duda alguna, los dólares estadounidenses constituyen la inmensa mayoría de las remesas formales e informales que se reciben en Cuba. Con la reducción del turismo a la mínima expresión se ha resentido también la oferta de euros, dólares canadienses y otras divisas; por tanto, es en dólares estadounidenses en que se denomina gran parte del efectivo de divisas en manos de la población, los cuales han ido ingresando al sistema bancario para compras de bienes ofrecidos en las tiendas en MLC. Sin embargo, al parecer esto resulta insuficiente para las necesidades en divisas de las actividades del Estado, muchas de las cuales no serían tales si se permitiera que las llevaran a cabo otros actores económicos.

Estos recursos no se han bancarizado porque a lo largo de los años el gobierno ha ido perdiendo credibilidad en la eficacia de sus políticas económicas, debido su inconsistencia, a sucesivos vaivenes, a excesiva lentitud en la adopción de las profundas reformas estructurales que requiere la economía y a la escasa audacia política para adoptar las medidas que conducirían a Cuba a superar un estancamiento de tres décadas. Por ello, gran parte del público ha tratado de mantener el efectivo en su poder e irlo depositando según sus necesidades inmediatas y eso, al parecer, no es lo que pretenden las autoridades.

Curiosamente, la medida conmina a los tenedores de dólares en efectivo a depositarlos en los bancos, so pena de que estos queden guardados sin disponer de liquidez en el mercado doméstico, sin embargo, su demanda se va a mantener para quienes los necesiten para viajes en el exterior o simplemente como depósito de valor.

La unificación cambiaria y la reforma de precios y salarios

Llama la atención que se argumente la imposibilidad de seguir aceptando dólares en efectivo porque no son recibidos en los bancos que se han plegado a las presiones estadounidenses. ¿Qué sucede entonces con los dólares estadounidenses que llegan como remesas por transferencias bancarias? ¿No se podrían utilizar bancos chinos, muchos de los cuales están entre los más poderosos del mundo, para canalizar los dólares en efectivo?

Esto podría entenderse si como resultado de las sanciones económicas, Cuba adoptara la decisión de no usar dólares estadounidenses en sus transacciones internacionales, sino euros, yuanes —que ya es una de las divisas que determina el tipo de cambio de los Derechos Especiales de Giro— o cualquier otra divisa internacional.

Así las cosas, pareciera que lo que está primando en la determinación es el imperativo de bancarizar esos dólares para que queden bajo el control del Estado. Se puede decir que las mismas necesidades las habría respecto a otras monedas, sin embargo, en el mercado informal, la proporción de divisas distintas al dólar es muy reducida, sobre todo al no existir ingresos turísticos regulares.

¿Por qué razón se anuncia esta medida como temporal y que su temporalidad depende de que cambien las condiciones que la han motivado, es decir el bloqueo? Creo que cualquier observador no experto sabe muy bien que eso no va a ocurrir en el corto plazo y mucho menos en las condiciones actuales.

Posibles consecuencias de corto plazo

Esta disposición incrementará la incertidumbre en el mercado cambiario informal y, ante la inseguridad, las expectativas indican que el peso cubano, debilitado por las medidas adoptadas por el gobierno así como por su escaso respaldo en la producción de bienes y de servicios, y al carecer de soberanía plena como moneda nacional, podría continuar un proceso de depreciación que se traducirá en la pérdida sistemática del poder adquisitivo de los salarios de los trabajadores y las pensiones de los jubilados.

Una parte de los dólares no bancarizados actualmente se depositará en las cuentas y ello reducirá aún más la oferta de esta divisa en el mercado informal, por lo que podría esperarse que continúe apreciándose como tendencia general. La tendencia de una moneda nacional cada vez más depreciada se reforzará en la medida que no pueda usarse para adquirir todos los bienes y servicios necesarios y en la medida en que la economía cubana no logre remontar su actual estancamiento.

En consecuencia, un escenario posible será el incremento de la inflación, que podría reflejar la dolarización del mercado no estatal.

El debate sobre el socialismo en Cuba: entre la realidad cambiante y sus supuestos límites

Eventualmente, en el futuro inmediato sería lógico el aumento de la demanda de euros, lo cual elevaría su precio en el mercado cubano informal, tanto en pesos como en dólares, y podría generarse un inusual mercado cambiario directo entre dólares y euros, marginando todavía más al peso cubano.

Cuando existía el gravamen al dólar era usual que los viajeros a Cuba no residentes en Estados Unidos llevaran euros u otras monedas, cuyos cambios no estaban penalizados. Muy probablemente la alternativa para recibir remesas no bancarizadas sea en euros, lo que elevará los costos de transacción de quienes emiten remesas y quienes las reciben, debido a los costos implícitos en las operaciones cambiarias. Así las cosas, esta medida está trasladando al público los costos de las operaciones cambiarias.

Impulsar la producción y fortalecer el peso cubano

La estabilidad económica no puede asegurarse si no se adoptan las medidas ineludibles para que la economía crezca sin las camisas de fuerza que están frenando el desarrollo del país. Solo si se asumen las decisiones económicas que conlleven a incrementar la producción de bienes y servicios y a promover nuevas fuentes de exportaciones, Cuba podrá establecer una senda de progreso.

Como se ha afirmado en varias ocasiones, es imprescindible que crezcan la producción industrial y agrícola, permitiendo la irrupción de otros actores económicos en dichos sectores; que sea estimulada la inversión privada extranjera y doméstica; que se fomente el desarrollo de cooperativas; sean eliminados los monopolios del comercio exterior, el comercio doméstico y el sector financiero, y se establezcan los mecanismos regulatorios necesarios para impedir estructuras monopólicas u oligopólicas, entre otras urgentes transformaciones. Es impostergable un replanteamiento estratégico de la política económica, de forma que actúe proactivamente y no reactivamente.

En ese proceso es necesaria una moneda nacional que cumpla plenamente con las funciones del dinero y para ello debe contar con curso forzoso y fuerza liberatoria ilimitada en el territorio nacional. Mientras exista un mercado en MLC en el que se comercializan bienes imprescindibles para la vida cotidiana, el peso cubano estará subordinado a la posición predominante de los activos en divisas extranjeras y ello se reflejará en una pérdida sistemática de su poder adquisitivo, con el consiguiente deterioro del nivel de vida de la población, ya demasiado deprimido.

11 junio 2021 30 comentarios 6,K vistas
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USD

USD: moneda non grata para los bancos cubanos

por Redacción 11 junio 2021
escrito por Redacción

Después de uno de los ya acostumbrados ejercicios de suspense comunicacional –que mantuvo a buena parte del pueblo de Cuba en vilo durante todo el día–, en el programa Mesa Redonda de ayer se informó que a partir del 21 de junio de 2021, las instituciones bancarias y financieras cubanas detendrán temporalmente la aceptación de depósitos en dólares estadounidenses (USD) en efectivo.

Según un comunicado del Banco Central de Cuba, esto se hace «ante los obstáculos que impone el bloqueo económico de Estados Unidos para que el sistema bancario nacional pueda depositar en el exterior el efectivo en dólares estadounidenses que se recauda en el país».

No obstante, las tiendas en MLC comenzaron a funcionar en septiembre de 2019 y desde ese entonces era posible realizar depósitos en USD usados después por el Estado cubano en sus intercambios. ¿Por qué ahora, veintiún meses después, los problemas para realizar operaciones en el extranjero hacen que las instituciones bancarias y financieras de la Isla dejen de recibir esa moneda si la Administración Biden no ha decretado nuevas medidas contra Cuba?

Durante su intervención en el programa, Carlos Fernández de Cossío, director general de Estados Unidos del Minrex, señaló que «debido a la combinación de una cantidad desproporcionada de efectivo con la imposibilidad de darle uso en el exterior porque no hay instituciones que reciban, procesen, cambien este efectivo, queda Cuba con una cantidad que pierde su valor de uso dentro de la economía cubana».

Sin embargo, el 19 de mayo pasado Cubadebate publicó una nota de CADECA en la que anunciaba que, «teniendo en cuenta la poca disponibilidad de divisas extranjeras en las Casas de Cambio nos vemos obligados a adoptar la decisión, a partir del 20 de mayo de 2021, de suspender el servicio de recanje de moneda libremente convertible (MLC), en las oficinas ubicadas en los aeropuertos internacionales».

Es obvia la incoherencia entre ambos anuncios.

Esta normativa pone los productos que ofertan las tiendas en MLC aún más lejos de los cubanos, dado que la inmensa mayoría de las ayudas que reciben las familias son en USD, puesto que es en Estados Unidos donde está la mayor parte de nuestra diáspora. Asimismo, acentúa el proceso de devaluación del CUP y aumenta exponencialmente el valor de otras divisas internacionales, como el euro y la libra esterlina, en el mercado informal, lo que reduce aún más la capacidad de adquisición de los salarios.

El comunicado del Banco Central de Cuba concluye diciendo que «la duración de esta medida dependerá de la eliminación de las restricciones que impiden el normal funcionamiento de los procedimientos de exportación de la moneda estadounidense». Tal afirmación hace pensar que detrás de su adopción existe el deseo de presionar al gobierno de los Estados Unidos para que levante las sanciones contra la Isla. Esas sanciones son tan inmorales como lo es usar las remesas de las familias cubanas para ejercer cualquier tipo de presión.

En medio de una situación tan precaria como la que vive hoy el pueblo de Cuba, el acceso a toda la información que permita una toma adecuada de decisiones en la planificación de la economía familiar y personal no es solo un deber de los funcionarios públicos, sino un acto de decencia y coherencia política.

11 junio 2021 42 comentarios 3,3K vistas
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Huelga de la moneda

La huelga de la moneda 2.0

por Mario Valdés Navia 31 mayo 2021
escrito por Mario Valdés Navia

Entre febrero y julio de 1907, durante la segunda intervención de Estados Unidos en Cuba, los tabaqueros de La Habana, secundados por los de Matanzas y Las Villas, protagonizaron la primera huelga victoriosa del proletariado cubano: la Huelga de la Moneda. El reclamo que hacían era recibir sus jornales, con las mismas tarifas existentes, en la moneda más fuerte que circulaba en el país: el dólar estadounidense, en lugar de pesos españoles, o luises franceses; lo cual aumentaría automáticamente sus salarios en un diez por ciento.

La resistencia de los patronos del trust tabacalero norteamericano/inglés, e industriales cubanos y españoles independientes, no logró contener la decisión de los huelguistas, que fueron apoyados solidariamente por otras organizaciones obreras de la Isla y por los tabaqueros cubanos de Cayo Hueso, Tampa y Nueva York. Hasta una firma comercial habanera les adelantó víveres que pagarían después de obtenido el triunfo. Los cinematógrafos, por su parte, ofrecieron funciones recaudatorias a favor del movimiento.

So pretexto de que la huelga ocurría ordenadamente, el gobernador Charles Magoon —interesado en promover el uso de la moneda yanqui en Cuba—, se negó a usar el aparato represivo del Estado para terminarla, o a presionar desde el gobierno a los trabajadores. Con ello terminó toda resistencia patronal y los obreros pudieron celebrar su victoria por todo lo alto. Inspirados en los tabaqueros, los obreros de la construcción, ferrocarrileros y otros sectores, repitieron el procedimiento y lograron similares conquistas.

Huelga de la moneda 2

Charles Magoon

La creación del peso cubano por el economista espirituano Leopoldo Cancio Luna, y su circulación como moneda nacional desde abril de 1915, dotó a Cuba durante ocho décadas de una moneda fuerte, con valor similar al USD, que resistió todas las crisis hasta que la debacle del Período Especial la depreciara tanto que llegó a cotizarse a 160 x 1 USD.

Tras la autorización que permitió el regreso del USD al mercado cubano (1993) —sustituido en el 2004 por su avatar criollo: el CUC— la ciudadanía tuvo la necesidad/posibilidad de cambiar, a través de las Casas de Cambio (CADECAS), sus depreciados pesos por la divisa dominante y acceder con ella a mercados más nutridos que los de moneda nacional (MN).

En diciembre de 2020, con el inicio de la Tarea Ordenamiento se esperaba que el peso cubano retornara a su puesto; no obstante, apenas cinco meses después, observamos con angustia que se depaupera a marchas forzadas. Si bien en julio del pasado año fuera anunciada una amplia estrategia económica, lo único de ella que se aplicó de manera relampagueante en el segundo semestre fue la conversión de tiendas en CUC a MLC. En aquel contexto escribí:

Su carácter transitorio ya ni se menciona, por el contrario, se enfatiza en su exitoso rol como aspiradora de remesas por la vía de un mercado cautivo. Lo que más me importuna de esta salida mercantilista son tres cuestiones: fundamentación soberbia y obsoleta, extensión indiscriminada y negación del lugar que corresponde al uso del peso cubano como derecho ciudadano.

Huelga de la moneda 4

Colas en las tiendas que venden mediante tarjetas MLC, bienes de primera necesidad, muchos de producción nacional (Foto: EPA/BBC)

Al constatar la espiral inflacionaria en que ha caído nuestra añorada MN, dadas la contracción de su mercado y el apetito desbocado de los demandantes por USD, hallo que fui muy comedido en mi valoración de entonces.

Ante el cierre del mercado formal para cambiar pesos por divisas, ya el USD es pagado por la izquierda a 60 pesos y subiendo. Poseerlo es un imperativo para acudir a las tumultuosas e imprescindibles colas en las tiendas que expenden, tarjetas MLC mediante, bienes de primera necesidad, muchos de producción nacional.

Aunque decir que están mejor abastecidas es válido únicamente en el sentido de que los mercados en MN permanecen casi vacíos, esta forma de comercialización en una moneda extranjera ha hecho trizas el objetivo declarado de la Tarea Ordenamiento de que el salario vuelva a convertirse en el estímulo principal para el trabajo. Como afirmara en el referido artículo:

El derecho de los trabajadores a recibir por su trabajo una moneda con capacidad ilimitada para cubrir sus deudas en el territorio nacional es un derecho humano fundamental, pilar de la libre contratación en todo el mundo. Las estrategias económicas que se adopten han de reconocer y respetar ese derecho, de una vez y por todas. Nunca habrá un solo camino ante un escenario confuso, siempre habrá otras decisiones mejores que adoptar y soluciones que buscar.

Huelga de la moneda 3

Tiendas mayoristas en MLC (Foto: Cubatel)

Enrumbar hasta límites peligrosos por un camino que retoma la primacía del mercado en la divisa foránea, podrá estimular, de no revertirse, la ocurrencia de estallidos sociales ante la caída incesante del poder adquisitivo del salario. La creciente cadena de comercios mayoristas y servicios productivos en MLC para el sector no estatal, solo contribuye a incrementar a su vez la oferta de productos y servicios en esa moneda en el mercado minorista, tanto formal como informal.

La vida nos ha enseñado que la apuesta por medidas drásticas anti-económicas, como el fomento de inoperantes latifundios socialistas, mantenimiento del acopio estatizado, desmantelamiento de la agroindustria azucarera, demora en crear las mpymes e insistencia en dolarizar el mercado interno; no han traído consigo resultados positivos ni siquiera en mejores momentos.

Félix Varela alertaba que el verdadero error no está en cometer errores, sino en insistir en ellos. La irreflexiva política económica actual está creando las condiciones para una nueva huelga de la moneda 2.0. Esta ya no sería porque nos paguen en USD, sino para abandonar definitivamente la dolarización plástica exclusiva de unos pocos. 

31 mayo 2021 25 comentarios 5,K vistas
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