En los últimos días se ha observado una reducción del tipo de cambio de las divisas en el mercado informal cubano, que es por el momento el de referencia, ya que la venta de divisas en las CADECA, a un valor fijo adoptado por el Banco Central —cinco veces mayor que el precio oficial del dólar estadounidense—, no es capaz de asegurar la demanda de adquisición de moneda extranjera por parte de la población.
En el gráfico se observa también que el precio del dólar en efectivo supera el de los depósitos para su uso en tiendas en moneda libremente convertible (MLC), y mientras en el mercado mundial un euro (EUR) se cotiza a 1,08 dólares estadounidenses (USD) aproximadamente, en el mercado insular la proporción entre los precios de ambas monedas en pesos cubanos (CUP) es solo 1,018, lo que explica una preferencia por la moneda del país vecino.

Tipos de cambio del mercado informal. (Fuente: El Toque)
Desde el 1ro de enero, tanto el EUR como el USD han perdido ocho CUP, mientras que el MLC ha perdido diez. El desabastecimiento que se verifica en las tiendas en MLC podría ser un factor que explique esta tendencia reciente, mientras que la disponibilidad de efectivo asegura una liquidez inmediata para viajar o acudir al mercado informal de bienes y servicios.
La reciente caída en la cotización de las divisas puede explicarse —entre otras razones— por el anuncio de las autoridades estadounidenses que ofrece treinta mil visas mensuales a cubanos, venezolanos, nicaragüenses y haitianos; al tiempo que se anuncia la deportación de personas que opten por entrar ilegalmente por la frontera norteamericana. El año pasado se produjo la mayor entrada de cubanos en Estados Unidos en los últimos cuarenta años, que superó ampliamente a la ocurrida en 1980 a través del puerto de Mariel.
Como he escrito en otras oportunidades, la crisis de la economía es estructural y requiere de soluciones estructurales. Una de ellas es, precisamente, la creación de un mercado de divisas transparente, con un tipo de cambio único y flexible, establecido por ese mercado y al que accedan libremente tanto las personas jurídicas como naturales.
El mantenimiento de tipos de cambio múltiples, con un tipo oficial sobrevaluado y sin fundamento económico y otro para transacciones de las personas naturales en CADECA, cinco veces más alto que el oficial pero con insuficiente oferta de divisas, lleva al mantenimiento del mercado informal de divisas, que es el único que funciona plenamente con arreglo a las condiciones de oferta y la demanda.
La actual situación genera severas distorsiones a la economía cubana. La dolarización parcial continúa segmentando los mercados, mientras que la existencia de tipos de cambio oficial y del mercado estatal que no reflejan las condiciones del mercado, están impidiendo a las empresas disponer de las señales que envía el sistema de precios relativos.
En tales condiciones no es posible adoptar las decisiones necesarias para mejorar la competividad, y tampoco se logra fomentar la producción nacional que sustituya importaciones si los tipos de cambio en que opera el comercio exterior son irreales y además sobrevaluados.
La dirigencia cubana ha priorizado históricamente mantener el control respecto a la economía y la sociedad, sobre las medidas para estimular el crecimiento y en consecuencia el bienestar de la sociedad, si estas últimas conducen al debilitamiento o pérdida de ese control. La persistencia en la utilización de mecanismos como la administración centralizada de recursos, la centralización de decisiones y los frenos sistemáticos al emprendimiento privado, lejos de favorecer al desarrollo económico lo han obstaculizado.
La economía cubana es abierta, lo que indica que depende en gran medida de sus relaciones económicas internacionales, debido a que con lo que produce no satisface las necesidades materiales de la sociedad. Sin embargo, en las últimas décadas esa dependencia se ha incrementado notablemente, toda vez que su industria está prácticamente paralizada, su sector agropecuario no satisface las necesidades alimenticias de la población ni de materias primas para el sector productivo, y depende de importaciones de combustible para responder a las necesidades energéticas de los hogares, las empresas y demás instituciones.
Cuando un sistema productivo resulta insuficiente para satisfacer las necesidades de la sociedad debe ser complementado con importaciones, pero para poder importar es necesario disponer de divisas, y para ello se necesita exportar. Si no se exporta lo suficiente para importar, resulta necesario buscar recursos externos que pueden provenir de la inversión extranjera directa o del endeudamiento externo. De lo contrario, sería necesario acudir a las reservas internacionales, en caso de que existan, para compensar los déficits externos.
Lamentablemente, los economistas no contamos con la posibilidad de analizar a profundidad la situación externa del país, debido a que la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), no publica los datos completos y actualizados de la Balanza de Pagos Internacionales. De hacerlo, podríamos obtener cifras oficiales no solo del comercio exterior de bienes y servicios, sino de las inversiones foráneas, los pagos por el rendimiento de los capitales invertidos o prestados, los movimientos del endeudamiento, así como los cambios en las reservas monetarias internacionales.
Tal opacidad suele indicar severos problemas en las finanzas externas, lo que desalienta el interés de potenciales inversionistas y estimula el de los llamados «fondos buitres», que buscan ganancias extraordinarias en el alto riesgo que pueden representar los deudores.
📌 Nota informativa de la Superintendencia del Banco Central de Cuba
👇👇👇https://t.co/R3voJm5ayr@marta_wilson@mayobrebcc@aquinbeta@RosaCantillo8@GarridoYaisel pic.twitter.com/yB7ceePkIW— Banco Central de Cuba (@BancoCentralCub) January 13, 2023
La teoría económica en general reconoce la importancia que tiene la inversión en el crecimiento económico. Para mencionar apenas dos ejemplos: Marx decía que la acumulación de capital es la fuente de reproducción ampliada del capital; Keynes, por su parte, esbozó una teoría sobre el efecto multiplicador de las inversiones en la renta. Pero, como enseña la macroeconomía moderna, la fuente de la inversión es el ahorro, y en una economía cerrada solo es posible invertir aquello que se ha ahorrado, por lo que ambas magnitudes deberían ser idénticas.
No obstante, en realidad todas las economías del mundo son abiertas —aunque unas lo sean más que otras— porque ninguna es completamente autárquica y todas se ven expuestas a las relaciones económicas internacionales, por lo que no existe tal identidad entre el ahorro y la inversión.
Los países cuyo nivel de ahorro bruto es superior a sus necesidades de inversión —como China—, exportan ahorro al mundo en forma de inversiones o préstamos. Los países cuyo nivel de ahorro es inferior a sus necesidades de inversión —como Cuba—, importan ahorro externo, es decir, necesitan de la inversión extranjera o de los préstamos externos.
En los últimos años, la situación económica de Cuba podría resumirse en las siguientes características:
- Una economía en crisis, que entre 2017 y 2022 muestra una variación promedio anual del PIB de -0,7%, que es como si cada uno de esos años decreciera el PIB en esa magnitud, aunque en realidad solo decreció en los años 2019 y 2020, pero los crecimientos de los otros tres han sido exiguos.
- El sector productivo doméstico está colapsado. Sus más importantes ámbitos —agricultura, ganadería y silvicultura; pesca; minería; industria azucarera; industrias manufactureras no azucareras; y el suministro de electricidad, gas y agua— muestran cifras negativas en la variación del producto sectorial en la mayor parte de los años 2017-2021.
- Notable deterioro de la infraestructura, y subdesarrollo y escasa cobertura de los sistemas de transporte y comunicaciones.
- Las últimas cifras de comercio exterior de bienes y servicios disponibles (años 2020 y 2021) muestran un balance negativo, porque las importaciones superan las exportaciones y ambas decrecen. A falta de otras alternativas para disponer de divisas, las exportaciones de bienes y servicios se convierten en un límite para las importaciones, y si estas son imprescindibles para asegurar necesidades de inversión, de gasto público o de consumo, se convierten en una limitación para el crecimiento económico.
- Insuficiente capacidad de ahorro interno bruto, que requiere de la importación de ahorro externo. Sin embargo, la afluencia de capitales por vía de la inversión extranjera directa, e incluso por endeudamiento, está limitada por las sanciones económicas estadounidenses y por la baja puntuación que las calificadoras de riesgo otorgan a Cuba. La incapacidad del país para cumplir sus obligaciones externas, lleva a que cada vez resulte más difícil y costoso recibir recursos financieros del exterior, sin los cuales la economía difícilmente recupere una senda de crecimiento.
- La excesiva centralización de las decisiones y el excesivo control sobre las actividades no estatales asfixian el emprendimiento empresarial, que debería ser la fuente del crecimiento económico.
- Los errores de política económica han sido responsables en gran medida de la gravísima situación del país, que impacta negativamente sobre el nivel de vida de la población.
- La crisis económica ha afectado notablemente a la educación y la salud, que habían sido históricamente los pilares de la política social.
Informamos a la población que, en el transcurso de este mes enero, en el Hospital Ginecobstétrico Diez de Octubre, de la provincia de La Habana, lamentablemente han fallecido ocho recién nacidos con bajo peso al nacer y prematuridad.
👉https://t.co/QoLRY9uNN6 pic.twitter.com/aXVzO1BYFN
— Ministerio de Salud Pública de Cuba (@MINSAPCuba) January 17, 2023
Dicho esto, pareciera que desde el punto de vista estrictamente cambiario, y sin hacer referencia en este momento a todos los aspectos de la política económica y a los necesarios cambios institucionales y políticos a los que en otras oportunidades me he referido, resulta imprescindible —en mi opinión— adoptar las siguientes medidas de urgencia.
- Abandonar el monopolio estatal del comercio exterior y permitir el libre acceso de todos los actores económicos —con independencia del tipo de propiedad— al mercado internacional de bienes y servicios.
- Eliminar las tiendas en moneda libremente convertible y otorgarle al peso cubano la soberanía plena en las transacciones económicas y financieras dentro del territorio nacional.
- Eliminar el tipo de cambio oficial fijo, que no guarda relación alguna con la realidad económica del país; abandonar los tipos de cambio múltiples y adoptar un régimen cambiario flexible, en el que el Banco Central tenga capacidad de intervención para frenar las presiones especulativas.
- Crear un mercado cambiario legal y transparente, permitiendo su funcionamiento en bancos, instituciones financieras, casas de cambio estatales, así como la actividad cambiaria privada y cooperativa en forma de micros, pequeñas y medianas empresas. Al hacer transparente la actividad cambiaria, el mercado informal pierde su razón de existir y el mercado legal marcaría la evolución de los tipos de cambio y permitiría al banco central calcular una tasa representativa del mercado de referencia para los diversos actores económicos y la población en general.
Lo más probable es que con el funcionamiento de un mercado cambiario legal transparente, los tipos de cambio se muevan hacia valores cercanos al actualmente informal, lo que beneficiaría a los exportadores porque haría sus bienes o servicios competitivos internacionalmente en términos de precios o permitiría un incremento notable de sus ingresos en moneda nacional.
Al mismo tiempo resulta imprescindible que se elimine la mayor parte de las restricciones que limitan el emprendimiento, y se permita el funcionamiento de empresas privadas y cooperativas en muchas actividades en las que actualmente se prohíbe, de forma tal que el crecimiento de la actividad productiva conduzca al aumento de la oferta, lo que permitiría un descenso de los precios y un mejoramiento de la capacidad adquisitiva de la población.
En la medida en que aumente la producción doméstica y el peso cubano alcance la soberanía monetaria interna y su convertibilidad plena, sería muy probable una paulatina apreciación de la moneda nacional y, en consecuencia, un mejoramiento de la capacidad adquisitiva de la población.
Esto no es suficiente, sin embargo, para solucionar la crisis de la economía insular, que tiene en el sector externo uno de sus mayores obstáculos. Cuba debe incrementar sus ingresos por exportaciones, sustituir importaciones con producción doméstica y revertir la tendencia de deterioro de la balanza de pagos y de las reservas monetarias internacionales. Pero nada de eso se logra por decreto o mediante consignas políticas.
Con independencia de las posibilidades de incrementar los ingresos por turismo, que aún no repunta suficientemente, es imprescindible reconstruir los sectores productivos nacionales y la infraestructura. Como quiera que las fuentes domésticas de acumulación son insuficientes, resulta necesario facilitar el acceso al capital procedente del exterior por la vía de inversión directa. La legislación en tal sentido se ha flexibilizado recientemente, permitiendo incluso asociaciones de capital extranjero con empresas no estatales, sin embargo, ello no es suficiente.
No existen razones de peso desde el lado de los inversionistas foráneos para invertir en Cuba. Entre las limitaciones principales podrían mencionarse: escasa dimensión del mercado doméstico; subdesarrollo de la infraestructura de vías, medios de transporte y sistemas de comunicación; ausencia de independencia del sistema judicial cubano en caso de un litigio con las autoridades; mantenimiento de mecanismos de exclusión de derechos de la población cubana residente en el exterior, que en un nuevo contexto político distendido, y solucionado el tema de las garantías, podría invertir en el país; así como persistencia de las sanciones económicas de Estados Unidos.
Hace unos días, el profesor, investigador y ex ministro de Economía y Planificación, José Luis Rodríguez, publicó en Cubadebate un artículo en tres partes en el que analiza los problemas de la inserción internacional de Cuba a través de los años. En la segunda de ellas mencionó que Cuba había renegociado favorablemente préstamos por 54.200 millones de dólares y había obtenido un 82% de condonación, pero a renglón seguido reconoció que después, desde 2016, no había sido posible sostener el pago de la deuda restante.
Como es sabido, esto ha llevado al Estado cubano —entre otras dificultades— a un litigio internacional relacionado con el impago de deudas adquiridas por fondos de inversión de alto riesgo en el mercado secundario. Esta situación, unida a la crisis económica y a la ausencia de datos sobre la situación de las finanzas internacionales, resultan factores que deterioran la calificación del riesgo-país y, por tanto, dificultan y endurecen las condiciones de acceso a recursos financieros frescos que son imprescindibles.
Finalmente, no parece viable que mejore la situación externa de Cuba sin que pueda acceder a organismos financieros internacionales multilaterales y regionales, como el Fondo Monetario Internacional, el Grupo del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. Ello no será posible mientras se mantenga el veto de los Estados Unidos, por lo que resulta imprescindible el desarrollo de una diplomacia activa, que permita reencauzar el restablecimiento de relaciones diplomáticas y económicas normales entre ambos países y el desmonte de las sanciones económicas actuales como resultado de un proceso de negociación.
Para ello se necesitan pasos desde ambas orillas, y para comenzar, no porque Estados Unidos lo exija, sino porque lo requiere la necesidad de reconstruir la nación cubana, actualmente afectada por una fractura profunda.
El gobierno cubano debería abandonar la utilización de prácticas lesivas a los derechos humanos, como el encarcelamiento de quienes han realizado protestas; el hostigamiento o la imposición del exilio forzado a disidentes y críticos del sistema político; indultar a quienes se encuentran presos por motivos políticos y permitir el regreso al país de personas a las que se les ha impedido.
Asimismo, habilitar —mediante legislación complementaria— el ejercicio y no la restricción de los derechos que están contenidos en la Constitución; eliminar las restricciones de permanencia de ciudadanos cubanos en el exterior para conservar sus derechos y propiedades; y restablecer todos los derechos de los cubanos residentes fuera de la Isla en pie de igualdad con quienes residen en ella, incluidos el voto y la capacidad de participar activa y libremente en la vida política y económica nacional y contribuir al desarrollo del país.
No veo otra forma de reconstruir la maltrecha economía cubana, recuperar el crecimiento económico y mejorar el bienestar social que no sea en un sistema profundamente democrático, que admita el desarrollo de libertades cívicas y permita llevar a la realidad la máxima martiana de alcanzar la «dignidad plena del hombre». El camino puede ser largo y lleno de obstáculos, pero vale la pena trabajar porque se construya de forma pacífica, civilizada e incluyente.