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Revolucionario

Ser revolucionario en la Cuba de hoy

por Consejo Editorial 27 junio 2013
escrito por Consejo Editorial

revolucion-cubaPor: Harold Cárdenas Lema (harold.cardenas@umcc.cu)

(Palabras pronunciadas el 26/6/13 en el Pabellón Cuba en el espacio “Dialogar dialogar” que auspicia la AHS)

En cualquier momento de la historia los revolucionarios han sido los promotores del desarrollo social, los paladines de las revoluciones políticas/económicas/sociales/tecnológicas, los agentes del cambio. En la Cuba de hoy resulta indispensable trazar una línea que defina cuáles son las actitudes revolucionarias y cuáles no, la principal dificultad radica en quién puede definir esa línea y cómo. A mí me gustaría que la construyeran TODOS.

Creo que una persona no es revolucionaria por tener una militancia política determinada, es más bien una actitud ante la vida que se expresa cotidianamente. Me niego a que ser revolucionario se convierta en etiqueta cuando debería ser un adjetivo que elogie ciertas cualidades individuales. Me niego a que una persona que con una actitud sumamente conservadora ante la vida y la sociedad, se autocalifique como revolucionario solo por proclamar ciertos ideales políticos.

A la luz del siglo XXI Cuba necesita un nuevo modelo de revolucionario; más adaptable a los escenarios cambiantes de estos tiempos, abierto al cambio siempre que sea necesario. Ya estamos cansados de los estereotipos, lo que fue revolucionario en otros tiempos puede que ya no lo sea, es más, no lo puede ser por una razón cronológica básica.

Tenemos el extraño privilegio de estar entre los pocos que consideramos que ser revolucionario es un mérito, busquen en el Microsoft Word los sinónimos de la palabra “revolucionario”: sedicioso, agitador, turbulento, revoltoso, alborotador, provocador, etc. Aceptemos el hecho de que ser revolucionario no está de moda en la sociedad globalizada del siglo XXI, un hecho que no es casual ni irreversible, nos toca a nosotros transformar esto, revertir esta realidad.

Todavía está por ver cuánto daño puede habernos hecho el modelo del revolucionario soviético, paradigma y referente nuestro por mucho tiempo, cuánto daño nos hizo su herencia de intolerancia. Recordemos que en la primera mitad del siglo pasado mientras allá se fusilaba a los compañeros de Lenin, artistas, intelectuales y todo aquel que resultara incómodo, nosotros presentábamos a Stalin como paradigma de revolucionario. Cuánto daño nos ha hecho que muchos de nuestros funcionarios se formaran allá posteriormente, todavía está por ver a largo plazo el impacto de Moscú en el pasado, presente y futuro de la Revolución Cubana.

No me imagino a un revolucionario que no tenga una postura crítica ante su realidad, reconozco con dolor cómo muchas personas que comparten mis ideales, sin percibirlo asumen actitudes contrarrevolucionarias. Por otra parte, habría que estudiar hasta qué punto la juventud cubana es revolucionaria o hasta qué punto la realidad en la que se ha formado le ha permitido serlo.

¿Será que el discurso político nuestro ha establecido jerarquías generacionales sobre el tema? ¿Será que a los jóvenes actuales les ha llegado la percepción de que los revolucionarios son otros del pasado y a ellos les queda el menos glorioso papel de “preservar las conquistas de la Revolución”? ¿Nuestra generación no debe tener sus propios héroes y crear su propio modelo de revolucionario?

Julio Antonio Mella fue un revolucionario que durante su huelga de hambre contra el tirano Machado, se opuso al partido comunista que él mismo ayudara a crear y esto le costó su expulsión, recientemente Esteban Morales tuvo que enfrentarse a la maquinaria partidista por denunciar el fenómeno de la corrupción, ambos son ejemplos de que en ocasiones una actitud revolucionaria significa ir contra la corriente y violar las reglas establecidas cuando la situación lo requiere y se tiene la razón.

Coincido con Manuel Calviño cuando dice que: “un revolucionario es aquel que critica de frente y elogia de espaldas”, lamentablemente y con el transcurso de los años, mientras criticábamos la doble moral yanqui en plazas públicas, comenzamos a practicarla nosotros mismos y el elogio superó a la crítica durante mucho tiempo. En los últimos años nuestro presidente nos ha llamado a la crítica, algo impensable e increíble en la política tradicional, aprovechemos entonces la oportunidad.

Ser revolucionario en la Cuba de hoy es arriesgarlo todo sin miedo a las consecuencias. Pongo el ejemplo que me toca más de cerca, cuando la blogosfera se oscureció un tiempo atrás y la maquinaria administrativa se nos echó encima a los blogueros, confieso que temblamos en más de una ocasión, pero seguimos adelante. Recuerdo que en un momento decisivo para nosotros, antes de entrar a una reunión junto a mis compañeros, dijimos como los espartanos: “con el escudo o sobre el escudo”, por suerte vivo en un país que sigue siendo en esencia revolucionario y hoy estoy aquí para contarlo, con el escudo.

Luchar por algo en lo que se cree es un privilegio, los revolucionarios debemos estar conscientes en que seguiremos teniendo como posibles perspectivas la satisfacción del deber cumplido y la posible ingratitud de los hombres, eso no ha cambiado, pero el haber luchado, es algo que te llevas contigo para siempre, a todas partes.

27 junio 2013 58 comentarios 314 vistas
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Antonio Guiteras: el héroe verdadero

por Consejo Editorial 25 junio 2013
escrito por Consejo Editorial

200px-Antonio_Guiteras_Holmes Por: Harold Cárdenas Lema (harold.cardenas@umcc.cu)

El 8 de mayo de 1935 un venezolano le dice a un cubano en la costa de la bahía de Matanzas: “antes de rendirnos nos morimos…”, la respuesta del otro no se hizo esperar: “nos morimos”. Instantes después caían de un disparo al corazón y otro en la cabeza Antonio Guiteras Holmes y Carlos Aponte. Guiteras tenía 28 años en ese momento.

Otro revolucionario que compartió con Antonio Guiteras bastantes similitudes fue Julio Antonio Mella. Estas iban más allá del nombre que compartían, ambos de madre norteamericana con raíces irlandesas, hablaron primero el inglés que el español. El primero con un abuelo considerado héroe de la independencia en República Dominicana, el segundo con un tío fusilado por contrabandear armas a Cuba y un tío-abuelo irlandés de pasado heroico.

Resulta irónico que el pequeño Tony las primeras palabras que pronuncie sean “I want to go out”, él que en el futuro será calificado por la revista Time como “el más antinorteamericano y antimperialista”.

Su vida es increíble, financia la lucha contra Machado robando el Banco Mercantil de Holguín y asaltando la Audiencia Provincial de Oriente en busca de armas. Una especie de Robin Hood cubano incapaz de quedarse con un centavo, de hecho, esa sencillez será emblemática en su futuro como ministro.

Durante el Gobierno de los 100 Días dirigió tres ministerios a la vez: Guerra, Marina y Gobernación. Su papel fue clave para los avances populares que tuvieron lugar bajo el gobierno de Grau, fue mayormente incomprendido por parte de la izquierda y en especial por el movimiento comunista. Antonio Guiteras pasó su ministerio fumando constantemente, alimentándose de café con leche y durmiendo en el sofá de su oficina, evitando constantemente que le dijeran doctor.

Cuentan que en el momento más agudo de las relaciones Cuba-Estados Unidos, un sargento desde Guantánamo llama a Guiteras a su oficina y le pregunta qué hacen si los marines desembarcan por la Base Naval. Antonio le pregunta cuantos hombres tiene y él responde que 125 y dos ametralladoras, el ministro le responde claramente: “¿Y usted me pregunta semejante cosa? Al primer marine yanqui que desembarque ábrale fuego sin pensarlo mucho”. Nunca desembarcaron los yanquis.

El embajador Sumner Welles va al hospital de Columbia a ver a visitar heridos y allí coincide con Guiteras, de alguna forma amenazó con un desembarco norteamericano y el ministro le respondió que tenía 10 minutos para abandonar el cuartel o lo arrestaba inmediatamente. Welles, insultado, reclamó que era embajador y era imposible arrestarlo, Guiteras le respondió que como los Estados Unidos no habían reconocido el gobierno de Grau no podía ser embajador alguno, y por si le quedaba alguna duda: “ya han transcurrido tres minutos del plazo”.

Guiteras tenía fama de incorruptible, cuentan que en medio de una huelga de electricistas ante una empresa norteamericana, el yanqui administrador de la compañía va a su casa y le ofrece medio millón de pesos si le ayudaba, el joven le mira fijamente y le dice: “yo he conocido hombres valientes, pero usted es más que ninguno”, enseguida lo expulsó, bastante bien salió el individuo.

Entre enero y julio de 1934 Guiteras vivió oculto en la Habana, aunque no había orden legal en su contra, era obviamente el enemigo público número uno. En una ocasión que iba en automóvil, un policía lo detiene y va a inspeccionarlo, cuando se acerca encañona al gendarme y le dice: “¿a quién está buscando? ¿A mí?”, el policía pidió disculpas y retrocedió sin hacer mucha resistencia. En otra ocasión cuando la casa donde estaba fue rodeada por los soldados, salió caminando muy amoroso tomado de la mano de la novia.

Aunque tenía la convicción de no dejarse coger vivo nunca, como demostraría en el futuro, cuando delataron la casa en que se encontraba en el Vedado, la policía entró por la puerta y Guiteras comenzó a bajar del segundo piso usando una sábana que se rompió, se partió el tobillo en la caída. Trató de huir pero lo tomaron preso rápidamente, lo encarcelaron, su asesinato parecía inminente pero por falta de pruebas lo tuvieron que dejar ir y se volvió a esfumar.

Conoce en esos días a Carlos Aponte, un venezolano que tenía un pasado aventurero en las luchas contra-hegemónicas por América Latina, simpatizan de inmediato. El sudamericano; a decir de Pablo de la Torriente, “odió y amó con la turbulencia de una juventud frenética”, había acompañado a Mella cuando la huelga de hambre y fue padrino de su hija Natacha, marchó a Nicaragua y allí se convirtió en capitán y hombre de confianza de Sandino, viajó por toda América. Cuando llegó a Estados Unidos a ver a su madre, ella le preguntó cuánto dinero traía y él dijo: “los revolucionarios no traemos dinero”. Luego lamentaría: “esos malditos gringos me han cambiado a mi vieja”. Aponte regresa a Cuba y es entonces que ve al ex-ministro sentado en el piso conversando con sus amigos, escribirá de él: “con este gallo, compay, me voy a cualquier parte”. La vida los conduciría al Morrillo primero y luego a la inmortalidad.

Los aires cambiaron en el seno del partido comunista, si en septiembre arremetían contra Tony y le llamaban “el tipo más peligroso”, después de proclamada la táctica del frente popular en la Conferencia con los Partidos Comunistas de América Latina, los cubanos reciben indicaciones de acercarse a Guiteras y su organización Joven Cuba. Ya es demasiado tarde, la muerte le espera muy pronto.

Luego de su asesinato en el Morrillo, sus restos fueron robados del cementerio de Matanzas por El Viejo, un miembro de Joven Cuba. Tres décadas estuvieron en una pequeña caja en el sótano de la casa de El Viejo en Marianao, no importó que Batista le ofreciera 50 000 dólares, no los entregó y no es hasta 1970 que llegan a manos del entonces Ministro del Interior de Cuba.

El delator que provocó la muerte de Guiteras recibió por su acción 40 000 pesos y un ascenso a capitán de corbeta. Un año exactamente después de la muerte de Antonio, un grupo de Joven Cuba le hizo un atentado con bomba que le costaría la vida. La traición se pagaba caro.

Al comienzo de la revolución encabezada por Fidel, muchas de las ideas y los seguidores de Guiteras se unieron a la lucha, luego del triunfo fue muy confuso todo pues resultaba muy difícil justificar la actitud del movimiento comunista hacia el joven revolucionario, la madurez política de los años posteriores iría sanando lentamente esta herida.

Es paradójico que en el Museo de la Revolución se conserve el traje de Guiteras, para un hombre que tan poco respeto sentía por las prendas de vestir eso no significaría simbolismo alguno. Pablo de la Torriente dijo sobre Guiteras: “ningún héroe es verdadero si no es más grande en la muerte que en la vida”. Tenía razón, hoy es cada vez más grande.

25 junio 2013 50 comentarios 576 vistas
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El ejercicio de la crítica.

por Consejo Editorial 15 marzo 2013
escrito por Consejo Editorial

Para ser revolucionario hay que tener criterios propios. Tener criterios propios no puede ser visto como un defecto, tiene que ser considerado como una de las mayores virtudes.

(Lo dijo alguien en algún lugar o le leí en algún libro,  que ahora no recuerdo)

 

Por: Roberto G. Peralo

 

 

 

 

Algunas personas me han aconsejado que deje a un lado esa manía de criticar los procesos económicos – políticos – sociales que no cumplen mis expectativas. Creo que sus intenciones son las de evitar que me “meta en problemas”. Raúl en una de sus comparecencias le pidió a los revolucionarios que nos buscáramos problemas enfrentando lo mal hecho. Para esto conozco dos vías: una es implicándome en la solución del problema y la otra es denunciarlo en el momento oportuno y a la persona indicada.

Por lo que decir lo que pienso sobre un fenómeno, dar mi criterio ya sea positivo o negativo sobre nuestra realidad social tan compleja, se convierte en una necesidad y en un deber ciudadano pero, hay que saberlo hacer bien.

 

Según los diccionarios, por crítica se entiende el “examen y juicio acerca de algo” o “el juicio sobre el valor de las cosas, fundado en los principios de la ciencia o en las reglas del arte”. La raíz etimológica de la crítica (del griego κριτικός) significa “capaz de discernir”, esto supone que al criticar hacemos una valoración distinguiendo lo que es “bueno” y lo que no, separando los elementos, atendiendo a un criterio personal. También puede entenderse como un modo de ejercer ciudadanía, con la posibilidad de intervención pública, pero su método varía según cada punto de vista.

 

La crítica simplista sobre las acciones del hombre llega a ser muy fácil. Decir que algo está mal, sólo es pasar por encima de cualquier obra humana y emitir, sobre ese punto, algún irresponsable juicio discerniendo desde los inocultables y evidentes errores que siempre estarán presentes, creyéndose tener el poder de la implacable verdad que atribuye el denunciarlos. Me es fácil identificarlo porque lamentablemente lo he practicado.

 

El ejercicio de la crítica, debe de ser una actividad autónoma, un ejercicio del pensar del individuo, estar puesta siempre al servicio del cambio revolucionario, de la persona y la sociedad. Esto llevado a escala social debe de fomentar un debate enriquecedor entre diferentes posiciones y puntos de vistas, generando contradicciones naturales.

 

La base de un verdadero ejercicio de la crítica es plantearse sobre lo que yo haría si fuera el autor de la actividad, mostrando los puntos coincidentes y los antagónicos, dejando bien explícitos la raíz y motivos de estos. Teniendo como máxima la ética y la responsabilidad.

 

No me considero un crítico imparcial y objetivo. Mis opiniones son resultado de mi percepción de la realidad que tiene como base mis conocimientos y experiencia vivida, mis ideales y valores, mis sentimientos y pasiones. No son tiempos para dejar que otros decidan nuestro futuro por lo que el debate real entre los revolucionarios es una necesidad urgente. La crítica no puede considerarse un asunto de una élite política o un asunto académico, se trata de una necesidad vital, sin el cual no se puede construir el socialismo.

 

 

Hoy constituye una barrera para poder ejercer la crítica el pensamiento dogmático. Que ha demostrado ser capaz de sobrevivir a diferentes épocas y volverse importante como medio de control social, permitiéndole a un grupo de personas, poseer todas las preguntas permitidas y todas las respuestas irrefutables. Convirtiéndose en jueces y verdugos de cualquier pensamiento revolucionario. En nuestra sociedad aún existen personas que utilizan como herramienta para combatir una opinión, la humillación pública y las amenazas desde su posición de poder.

 

 

A estos dogmáticos las palabras de Raúl expresadas el 4 de abril del 2010  en la clausura del IX Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas “Fomentar la discusión franca y no ver en la discrepancia un problema, sino la fuente de las mejores soluciones. La unanimidad absoluta generalmente es ficticia y por tanto dañina. La contradicción, cuando no es antagónica como es nuestro caso, es motor del desarrollo. Debemos suprimir, con toda intencionalidad, cuanto alimente la simulación y el oportunismo. Aprender a colegiar las opiniones, estimular la unidad y fortalecer la dirección colectiva, son rasgos que deben caracterizar a los futuros dirigentes de la Revolución.”

 

 

Para salir adelante y proveer salidas socialistas al presente, será vital que cada vez más cubanos conozcan a fondo nuestras realidades y opciones, y participen en el planteo de los problemas principales y en las decisiones para enfrentarlo; convirtiendo el ejercicio de la crítica en un proceso enriquecedor que debe de asumirse como un deber ciudadano para que los pueblos se conviertan en verdaderos protagonistas de su destino. Tengo conciencia de lo difícil que resulta el entorno actual. La realidad cubana es muy compleja y nuestros políticos y dirigentes tienen un gran reto por delante, en el cambio de mentalidad, pero me siento optimista.

 

 

 

 

 

15 marzo 2013 30 comentarios 233 vistas
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Los embajadores de las mentiras.

por Consejo Editorial 26 febrero 2013
escrito por Consejo Editorial
Lázaro Fariñas

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Bueno, no hay que vivir en Cuba para desearle lo mejor a ese país y sus habitantes, menos aún, si allí naciste y te criaste, si allí fuiste a tu primer día de escuela, jugaste juegos inventados por la imaginación con tus primeros amigos, si en ese lugar del planeta comenzaste a querer a tus padres, todavía más, si en aquel país diste el primer beso a alguien que pensabas que ibas a amar para siempre. No hay que vivir en Cuba para quererla, para disfrutar recuerdos de ella, para sentir sus calores de verano y las brisas frescas de las noches. Definitivamente, no hay que vivir allí para querer a ese pueblo, para celebrar sus triunfos, para sufrir sus necesidades, para compartir sus alegrías y sus tristezas. No hay que estar en aquella amada tierra para sentir orgullo de haber nacido allí.

No hay que compartir la ideología de su gobierno revolucionario, no hay que estar de acuerdo con las políticas económicas que la Revolución implantó. Solamente hay que sentir como cubano y reconocer que las injusticias que allí imperaban hasta 1959 no fueron inventadas por los líderes de esa Revolución, que fueron realidades imperantes en aquella época de la historia de Cuba. Los guajiros, llevando a sus familiares enfermos desde sus bohíos hasta los poblados en sábanas agarradas a cujes, no son una invención de los que llegaron al poder en 1959. Fue una realidad que existió en nuestra Cuba en aquella época. El por ciento tan inmenso de personas que no sabían leer o escribir no es una consigna repetida por los comunistas cubanos, era un hecho real en la Cuba pre revolucionaria. Los grandes latifundios extendidos por todo el territorio nacional no eran cuentos de caminos. El desempleo o medio empleo entre zafra y zafra azucarera no era solo un tema para discursos de izquierda, era una verdad innegable. No hay que denigrar a la república que nació en 1902 y que duró hasta 1959 para afirmar lo anterior. Solamente hay que reconocer una realidad que existió. Dos estudios que se hicieron en la década de los cincuenta son testigos reales de la verdadera situación por la cual atravesaba el pueblo cubano en aquella época.

Esa Cuba casi perfecta, que idílicamente han pintado los ultraderechistas anticubanos de Miami, solo ha existido en la mente calenturienta y malvada de los que en esta ciudad han vivido del cuento del anticomunismo, en la mente de los que han hecho del tema de Cuba una forma de vida. Algunos de ellos llegaron aquí hace muchos años, otros llegaron hace muy poco tiempo, pero todos ellos coinciden en su odio visceral en contra del país que los vio nacer. En esta ciudad se afirma, una y otra vez, que en Cuba no hacía falta ninguna revolución. Si eso fuese cierto, habría que preguntarse el por qué el pueblo cubano aplaudió hasta el delirio el triunfo revolucionario de 1959 y además, el por qué después que Fidel Castro se proclamara marxista leninista una inmensa mayoría del pueblo de Cuba lo siguió apoyando.

Realmente, es lamentable que algunos cubanos hayan creado una anti Cuba fuera de la isla, pero más lamentable es que algunos cubanos hayan creado lo mismo dentro de la isla. ¿Por qué han vendido su alma al diablo? La única respuesta es por el dinero que le pagan por atacar a su país, país que los ha educado, que les ha cuidado su salud y que les ha dado toda una serie de gratuidades que no hubiesen podido ni soñar en ningún lugar del mundo.

Ahora que el gobierno cubano hizo una reforma migratoria en la que eliminó una serie de requisitos que se requerían para poder viajar al exterior, los primeros que la han aprovechado son esos mismos que hablan mal de su país dentro de sus fronteras y que ahora salen al exterior a hacer lo mismo en tribunas preparadas por los eternos enemigos de Cuba. ¿De dónde sacan el dinero estos personajes para salir a viajar por todo el mundo? Ninguno de ellos tiene trabajo formal, todos viven del dinero que les pagan desde el exterior para realizar su labor de desprestigiar la realidad cubana. Pues es muy sencillo. Los mismos que les pagan para que se den su buena vida dentro de Cuba, ahora les pagan los gastos para que se den la misma buena vida fuera de la isla. Son embajadores viajantes de la anti Cuba, que llevan el mensaje, alrededor del mundo, de que en la Cuba actual impera una dictadura comunista que les niega la libertad. ¿Les niega la libertad? ¿Cómo viven sin trabajar y ahora viajan como afortunados turistas? La realidad acaba con sus mentiras. Su discurso es el mismo que inventaron en Miami hace muchos años atrás sus paganos y los paganos de los paganos.

*Lázaro Fariñas periodista cubano residente en EE.UU.

26 febrero 2013 70 comentarios 342 vistas
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La muerte de Mella y el fracaso de la herejía

por Consejo Editorial 11 enero 2013
escrito por Consejo Editorial

Por: Harold Cárdenas Lema

Aunque normalmente se conmemore el día 10, no es hasta las dos de la madrugada del 11 de enero de 1929 que moría Mella en un hospital mexicano, el mismo en el que fallecería también su compañera Tina Modotti años más tarde. El revolucionario cubano dejaba atrás una obra sin precedentes para su corta edad y marcaba el rumbo para un marxismo autóctono, ajeno a los estrechos dogmas que lastraban al movimiento obrero internacional.

Quizás la mejor cualidad de Julio Antonio haya sido la herejía, primero contra el papel burgués que se esperaba de un joven de su clase, luego contra el mayor dictador que había sufrido Cuba hasta entonces y finalmente contra los esquemas que se autoimponía el propio movimiento comunista.

En su tiempo el movimiento obrero internacional respondía expresamente a las orientaciones procedentes de Moscú, por lo tanto la creación de un marxismo latinoamericano y cubano aunque imprescindible, contradecía directamente la política vertical de la Internacional Comunista. Mella fue testigo de esto.

Lejos del estereotipo de militante ortodoxo y disciplinado, nunca acató las normas que no consideró factibles y esto le conllevó numerosas dificultades, quizá el primer encontronazo fue su expulsión del partido comunista. En un caso de increíble falta de previsión política los cubanos expulsaron deshonrosamente a su miembro de más renombre, irónicamente la razón de su expulsión era a la misma vez la primera victoria que obtenía el pueblo cubano en su lucha contra el tirano: la huelga de hambre con la que Mella desafió a Machado.

El joven tuvo que marcharse a México para huir de la represión machadista, allá el partido azteca lo recibió con los brazos abiertos pese a las misivas que llegaban desde Cuba calificándolo como “perfecto y descarado saboteador de los ideales comunistas”, llegó incluso a sustituir temporalmente al secretario general en 1928.

Luego del VI Congreso Mundial de la Internacional Comunista comenzó una tendencia ultraizquierdista que no tardaría en llegar a América Latina, con esta el estalinismo terminaría por dominar todos los aspectos del movimiento comunista en el orbe. Mella no era muy ortodoxo en su proceder, en Moscú pudo tener contactos con la Oposición de Izquierda, en sus escritos calificó a Trotsky como “poderoso ejemplar de la raza humana” mientras omitía continuamente Stalin. Si tenemos en cuenta que la limpieza interna contra el “peligro de derecha” durante la década del treinta sería con sangre, no es vano especular que quizás el joven cubano no la hubiera sobrevivido.

El pensamiento de Mella integró la vertiente marxista clásica con el pensamiento antimperialista martiano, buscando al igual que su contemporáneo Mariátegui, una creación heroica con características propias. Los últimos días del joven cubano son muestra de la imposición de una corriente de pensamiento con tintes estalinistas sobre el marxismo autóctono que proclamaban Mella y Mariátegui.

Antes de morir se planteó la renuncia al partido comunista mexicano, optó por la lucha armada a contrapelo de que esta era mal vista por Moscú y para ello creó la ANERC, una organización con membresía supraclasista que también contradecía las indicaciones de la Internacional Comunista. Teniendo esto en cuenta no es muy difícil precisar el rumbo que tomaba el revolucionario cubano.

La herejía que simbolizaba Mella en Cuba, tanto como Mariátegui en el Perú, vio su declinar con la muerte de ambos. La fecha del 11 de enero de 1929 fue uno de los hitos que provocó que el marxismo “profesional” sustituyera al marxismo creador y comenzara la época de los apparatchik en América Latina. El epílogo lo veríamos a finales de siglo, cuando la línea ortodoxa del movimiento comunista terminaría fracasando y el camino del socialismo autóctono tendría que ser retomado. La herejía terminaría por demostrar su validez.

11 enero 2013 79 comentarios 409 vistas
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Camila Vallejo, Kim Jong Il y el duelo cubano

por Harold Cardenas Lema 27 diciembre 2011
escrito por Harold Cardenas Lema

Hace unos días la dirigente estudiantil chilena Camila Vallejo hacía declaraciones públicas criticando la actitud del Partido Comunista chileno (al cual pertenece) por una carta de condolencias que enviaran luego de la muerte del líder norcoreano. Hace unos días me enteré del luto oficial decretado en Cuba al conocerse la muerte del dirigente asiático, me pregunté entonces: ¿qué motivos tengo para sentir empatía por Kim Jong Il? ¿Cuánto conozco de él? ¿Debo sentirme en duelo por su muerte?

Lo cierto es que en Cuba se sabe poco y se habla menos de Corea del Norte, sabemos que es un autoproclamado modelo comunista (algo fácil de decir pero difícil de hacer) pero con una aureola no muy feliz. De hecho, lo único que conozco del país es su peculiar sistema electoral: por designación paternal.

El relativismo cultural existe por una razón, no podemos criticar un modelo social foráneo basándonos en nuestros propios códigos porque corremos el peligro del chovinismo y la prepotencia que los europeos han sufrido durante siglos y más recientemente los norteamericanos. Pero tampoco podemos renunciar a exigir valores universales que deben respetarse en cualquier lugar del mundo, una violación infantil es una violación a los derechos humanos en cualquier país del mundo, sin importar su cultura, hay cosas con las que simplemente no se juega.

Kim Jong Un, sucesor de su padre Kim Jong Il

¿De qué estamos hablando aquí? Sencillamente la discusión se refiere a si los norcoreanos viven en una dictadura o en un modelo legítimo y soberano, creo que en este caso la cuerda es muy fina, porque hay elementos de peso en ambas argumentaciones, la cultura asiática tiene una fuerte tendencia al personalismo político pero los norcoreanos tienen también algunas característica que son simplemente indefendibles. Me llama la atención cómo algunos cubanos que han tenido la oportunidad de visitar el país asiático, no se aventuran a defender ese sistema político y se sienten asfixiados en su atmósfera. Me parece lógico, el enemigo de mi enemigo, no necesariamente es mi amigo…

La prensa lo reflejó como el “Duelo Oficial por el fallecimiento del compañero KIM JONG IL”

Pues en Cuba la bandera se izó a media asta, se suspendieron las actividades festivas y se declaró duelo oficial. Yo no me sentí así en absoluto, nada que ver con los días en que murió Juan Almeida Bosque (muy querido en Cuba) y realmente los cubanos sentimos su ausencia, el norcoreano merecía la deferencia y respeto de toda persona que fallece, algo siempre lamentable, pero difícilmente declararía yo duelo oficial por Kim Jong Il.

La diplomacia tiene estas cosas y hay que respetarlas, claro que no asistí a fiestas ni violé en ningún momento el luto pero tampoco sería honesto si les dijera que me sentí particularmente mal por el fallecimiento, sólo tuve el pesar que se puede sentir por la muerte de quien te es ajeno completamente. Algo así como cuando vas cerca de una funeraria y ves a la familia del difunto sollozando, sientes empatía por ellos pero eso no significa que arrojes tú una lágrima.

Me cuestioné la pertinencia del duelo oficial en cuanto escuché la noticia, algo así le debe haber pasado a la chilena, con ella se armó buena polémica porque criticó públicamente la política de su partido, yo no soy militante partidista pero creo que es dicutible la desición del duelo nacional por la muerte del coreano. Los duelos oficiales son días de solemnidad y muestra de respeto y dolor de los cubanos por el fallecimiento de una figura, si bien puede haber sido una deferencia diplomática con los norcoreanos (que tanto podrían necesitar de nuestra solidaridad) no estoy muy seguro de que haya sido lo más correcto.

Para decirlo en palabras de Camila Vallejo y hacer una parábola entre su caso y el nuestro: “A mí me choca, creo que fue un error… no creo que haya sido oportuno, creo que no correspondía… ” Al final si hicimos bien en mantener duelo por el norcoreano ya es demasiado tarde para esa discusión porque los tres días ya pasaron, pero lo cierto es que sería interesante saber si este tipo de acciones no son regalos que se le hace a la derecha en el mundo entero, para que monten sus campañas mediáticas y traten de desacreditar así a los partidos comunistas.

Vallejo: “Me choca, y merece una autocrítica. Creo que fue un error y también lo están discutiendo como tal en el partido”

Por lo pronto, Camila Vallejo me demostró su carácter, que no tiene miedo de disentir con su partido cuando la situación lo requiere, algo que Mella nos enseñó a los cubanos y lo dejamos olvidado en algún libro de historia o enterrado bajo la falsa unanimidad. Me gusta la gente así, que tiene un pensamiento abierto, creador, que no teme decir lo que piensa aunque pueda resultar chocante… eso es ser revolucionario.

Ojalá no tengamos un duelo oficial en mucho tiempo, pero la próxima vez que que este ocurra, que sea en un caso más “sentido” para los cubanos.

27 diciembre 2011 93 comentarios 490 vistas
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Julio Antonio Mella: la lucha continúa

por Consejo Editorial 27 septiembre 2011
escrito por Consejo Editorial

Mella nos enseñó que la ortodoxia es uno de los mayores peligros de una Revolución, preferimos ser como él: poco ortodoxos.

Por: Harold Cárdenas Lema

Dicen que antes de morir ves pasar toda tu vida ante tus ojos, espero sea cierto, así tendríamos al menos algo de perspectiva sobre el mundo que vamos a abandonar y cuál ha sido nuestra huella en él. Tengo 25 años y 10 meses de vida, la misma edad que tenía Mella cuando murió asesinado en el DF mexicano. Un cuarto de siglo parece mucho pero en realidad es bastante poco tiempo en una vida. Si hiciera un balance de cuál sería mi legado a mi muerte quedaría muy insatisfecho, no es el caso de Julio Antonio Mella.

Mella vivió una vida multifacética, creó organizaciones y órganos de prensa revolucionarios por doquier, conoció a varias de las principales figuras del universo comunista de la época y de una u otra manera todos los que le conocieron tuvieron que tomar partido a su favor o en su contra. Con sólo 20 años hizo una huelga de hambre que movilizó el país a su favor (cosa rara en la época tratándose de un comunista) y obligó al tirano Machado a liberarlo y sufrir así una derrota pública, posiblemente la primera hasta entonces.

Si tuviera algo que criticarle, creo que sería precisamente lo que más admiro de él, su espíritu de sacrificio y total entrega a la causa revolucionaria, que por una parte lo convirtió en un adversario formidable y por otra lo llevó a descuidar a su familia y de manera indirecta su esposa e hija, quienes tendrían que sufrir las mismas penurias económicas que él. Mella tuvo que enterrar en un cementerio mexicano a un hijo que le nació muerto, tuvo que cavar la tumba él mismo y obviar cualquier tipo de funeral por carecer de fondos suficientes, todos sus bienes estaban  dedicados al Partido.

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27 septiembre 2011 129 comentarios 338 vistas
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Religión y su relación con el proceso revolucionario cubano

por Consejo Editorial 31 mayo 2011
escrito por Consejo Editorial

Por: Roberto G. Peralo

Leyendo los documentos publicados sobre el VI Congreso del PCC. Uno de los tantos temas que me llamó la atención fue la posición del Partido sobre el fenómeno de la Religión en Cuba. Me percato de lo poco que conozco sobre tales cuestiones y mi insaciable necesidad de conocimiento me impulsó a investigar sobre este asunto. El tema de las relaciones entre las instituciones religiosas y el gobierno cubano ha sido muy manipulado por los medios de comunicación. Los enemigos de la revolución utilizan este tema en ocasiones para deslegitimar el Sistema Político Cubano a partir de posiciones que en momentos históricos ha asumido el gobierno con estas instituciones. Usando como fuente una conferencia de Rafael Díaz Salazar y Julio Fernández Bulte además de algunos otros elementos sustraídos de otros materiales, abordo desde mi punto de vista esta problemática. No soy especialista en el tema pero con la ayuda de los lectores del Blog La Joven Cuba y el material que comparto con ustedes, podremos llegar lo más cercano posible a la verdad de este tema.

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31 mayo 2011 326 comentarios 702 vistas
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La Joven Cuba es un equipo de investigación y análisis político que trabaja por un país justo, democrático y sostenible. Con una plataforma digital y un equipo especializado en el análisis de la realidad cubana, aspiramos a ser punto de enlace entre la sociedad civil y los decisores, mediante la investigación y la generación de conocimiento sobre la aplicación de políticas públicas.

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