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Pase lo que pase

por Consejo Editorial 18 abril 2018
escrito por Consejo Editorial

Hoy ocurrirá un cambio en la máxima dirección del país. Se dará entrada a una nueva figura en un proceso de transformaciones sociales muy complicadas. En medio de la preocupación no dejo de preguntarme ¿qué pasará?

Intento buscarle un orden, dirección y sentido a lo que ocurrirá. Algunos con exceso de optimismo me dirían que toda está bien claro en esos documentos llamados lineamientos. Si pudiera responder con un emoticono a quien me diga eso, le pondría la carita que parece decir -no te entiendo nada-.

Me gustaría creer eso, pero no es así. Es más, me aterra el hecho de tener fe en los lineamientos. Me gusta su espíritu, pero ¿y el cuerpo? Solo hay que leerlos para advertir ciertas faltas que no es necesario ser académico para notarlas.

Por solo mencionar, nuestros lineamientos no están jerarquizados, ni se plantean un grado de interdependencia entre ellos. Son un listado, que dan al socialismo tal y como no debe darse: de forma abstracta. Con tal estado de las cosas, no me tranquilizan mucho esos escritos.

Debo mirar qué está pasando, y desde ahí, quizá obtenga mejores predicciones sobre mi futuro (y el de mis compatriotas). No me interesa mucho el tema de las licencias y su estancamiento (que se anunció como temporal). De hecho, si abogara en un contexto así por un asunto como ese, no dudo que me acusen de alinearme con cierta derecha pro-capitalista (al estilo años 50).

Resulta que hay cambios recientes más concretos y preocupantes. Se aprobó ese nuevo y ya famoso mercado mayorista. Ante él, muchos anuncian la felicidad del negocio privado (mal llamado muchas veces “por cuenta propia”). Acúseme de lo que se me acuse: ¿se ha pensado en la implicación de esto?

Me gustaría recordar que hasta ahora (sin el mercado mayorista) las diferencias sociales en Cuba son importantes (si alguien tiene duda intente consultar el índice de desigualdad del país[1]).  Solo hay que pensar que si ya estas  diferencias son así, ¿cómo será cuando ese privado adquiera sus insumos en precios inferiores? Su rentabilidad aumentará mucho más. En pocas palabras: el ya rico lo será más.

No tengo nada en contra de ellos pero, ¿por qué aparece una política ahora que lo que hace es fomentar la desigualdad habiendo problemas más importantes? Estoy seguro que mis compañeros economistas estarán de acuerdo en que tal medida no traerá consigo una reducción del precio de los servicios que da el sector privado.

No sé si fue consciente o no pero el efecto se verá. ¿Habrá alguna mano detrás de eso? ¿Cómo es posible que la política estatal apunte a favorecer no precisamente a los que más les hace falta?

Con semejante cosa mi proyección del futuro puede tender a pensar en un escenario similar a Rusia pos-URSS. Es un fatalismo que no quiero ni pensar, pero que es una posibilidad.

Intentaré no pensar de esa forma, pero no acepto tampoco la confianza, sobre todo por cómo vivimos, en que ahora va todo a estar mejor. Ya se cuestionaba Mario Valdés Navia el triunfalismo que heredamos de los camaradas soviéticos, y que no nos suelta todavía.

Si casi no crece nuestra economía, si la industria sigue en el mismo lugar, si el Mariel no despega, si la producción de alimentos, el transporte y toda la infraestructura no florecen, ¿cómo esperar que repentinamente un cambio en el gobierno, un mero hecho formal, mejore la realidad?

Aún cuando ya hay cosas que no son buenas señales, siempre puedo, en el  mejor de los casos, esperar un alto grado de compromiso en el nuevo gobierno. Pero de todos modos no es solo el compromiso del cirujano lo que salva a su paciente, sino también la certeza con que hace su operación. Por eso, pase lo que pase, ante el nuevo período que se avecina solo puedo, al igual que muchos, intentar ser optimista y  tener el deseo y la ilusión  casi idealistas de que mejore la vida de los cubanos.

[1]El índice de desigualdad (Gini) de Cuba no es público.

18 abril 2018 51 comentarios 457 vistas
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2017

Resoluciones para el 2017

por Consejo Editorial 1 enero 2017
escrito por Consejo Editorial

Después de un año en que se comprimió nuestra economía y nos dejó Fidel. Un 2016 que nos privó de Leonard Cohen, Prince, George Michael, David Bowie y otros artistas. Que nos dejó a Donald Trump por cuatro años más confirmando la teoría de que un mundo peor también es posible… Queremos compartir con nuestros lectores estos deseos para el 2017. Deseamos lo mejor para cada uno de ustedes, sus familias y nuestro país… aquí la lista:

  • Que Donald Trump vaya a pelarse a la Habana Vieja como hizo Ban Ki Moon.
  • Que la Ley de Prensa recupere el ímpetu que tuvo inicialmente y luego perdió por culpa del bloqueo y el cambio climático.
  • Que el invierno acabe de llegar en Juego de Tronos.
  • Que las sesiones de la Asamblea Nacional se transmitan en vivo para que el pueblo vea a sus representantes directamente en acción.
  • Que alguien le diga en la cara a Marco Rubio que él es cubano de arroz con frijoles no cubano de Cuba, y deje tranquilos a los que vivimos aquí.
  • Si la Asamblea Nacional tiene la capacidad en diciembre de aprobar nuevas propuestas en semanas, este debe ser el año en que se apruebe un Código de Familia que ya empieza a ser adolescente.
  • Que aparezca el petróleo cubano en el Golfo antes que regresen las bicicletas.
  • Que le manden un correo a Hillary Clinton con el final de la novela a ver si nos enteramos todos.
  • Que el periódico Granma cambie de imagen y semejanza, alguien les explique que el miedo a perder las esencias no pueden ser freno para cambiar lo que debe ser cambiado.
  • Que un hacker ruso le formatee la computadora a los jodedores de la OFAC que persiguen las finanzas cubanas.
  • Que Ricardo Ronquillo dirija un medio de prensa en Cuba, preferentemente Prensa Latina, Bohemia y otros que necesitan regresar a su antigua gloria.
  • Que la película Santa y Andrés sea exhibida en función especial en el cine Yara. El pueblo que despidió a Fidel hace unas semanas es el mismo que entra a los cines y si realmente hay algo mal con el filme podemos confiar en la sabiduría popular, todo lo demás es paternalismo y viejos métodos.
  • Que alguien nos explique cómo Angela Merkel puede gobernar tanto tiempo en Alemania sin críticas y que un presidente latinoamericano no llegue al segundo mandato sin acusaciones relativas a la permanencia en el cargo.
  • Que Amaury Pérez no busque más y encuentre una persona especial que lo quiera.
  • Que nos expliquen por qué algunos hablan de falta de talento deportivo en Cuba y en cuanto un atleta emigra, antes de bajarse del avión elogian sus condiciones y le desean lo mejor en ese otro lugar al que se dirige. Que nos expliquen las propiedad mágicas de las aerolíneas.
  • Que Estados Unidos sea “great again” como prometió Trump, que de seguro en ese tiempo mítico no había un bloqueo a Cuba.
  • Que reemplacemos a todo aquel que no logró cambiar la mentalidad cuando convocó Raúl, bastante tiempo han tenido.
  • Que La Joven Cuba tenga un nuevo diseño y una web profesional lo antes posible. Que sigamos escribiendo y creciendo sin deberle nada a nadie más que nuestra conciencia.. y a quien no le guste, puede depositar su opinión en nuestro buzón de quejas y sugerencias:taza

Un saludo a todos

1 enero 2017 64 comentarios 405 vistas
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Un país es más que una bodega

por Consejo Editorial 23 noviembre 2016
escrito por Consejo Editorial

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Hace unos días alguien nos puso en Facebook la foto de una bodega cubana de antes de 1959. La idea era que viéramos la cantidad de productos que habían y lo bien que se vivía por esos años en este país. Agradecidos por ese detalle, colaboramos con otras fotos que demuestran cómo era la vida en Cuba o lo que es lo mismo, por qué se hizo la Revolución.

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20Lo defensores de la Cuba de antes de 1959 argumentan que en esa época todos los países del área tenían esos mismos problemas, pero lo que no dicen es que aún hoy, los que no tuvieron más opción que el capitalismo tercermundista poco han cambiado.

23 noviembre 2016 42 comentarios 1,4K vistas
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Conceptualizando el modelo cubano

por Consejo Editorial 4 agosto 2016
escrito por Consejo Editorial

El plan de gobierno para los próximos años ya es público, está en las calles para consulta y debate popular. Nunca sabremos si la idea inicial era esta o si fue producto de la inquietud que provocó el último congreso. Lo importante es que tenemos en nuestras manos una hoja de ruta concreta.

Muchos de los puntos expresados en el documento provocan nostalgia, expresan anhelos de construcciones inalcanzadas lejos de la realidad actual, pero es un horizonte posible. En ese sentido, la Conceptualización descrita es una aspiración tan cercana como el propio socialismo. En su contenido vemos reproducidos principios que son innegociables pero también algunos errores que amenazan perdurar. Como muchos de los tópicos expuestos en él son los que promovemos en este blog y nos preocupa el uso futuro de este documento, hace unos días hicimos llegar nuestra opinión al Consejo de Estado.

Reconforta tener esta Conceptualización, que llega con tardanza pero a tiempo de convertirse en herramienta. Su utilidad dependerá de nuestra capacidad para apoyar los sectores más revolucionarios en la estructura partidista y de gobierno. La supuesta homogeneidad de las fuerzas revolucionarias en Cuba fue necesaria para afrontar amenazas externas, pero también cortina de humo perfecta para enmascarar corruptos y demagogos. O lo que es peor, invisibilizar buenos dirigentes y gestiones exitosas.

Después de varios años impulsando un cambio de mentalidad en Cuba, en el 2016 ya sabemos quien cambió, quien nunca lo necesitó y quién nunca podrá hacerlo. Ya vamos discerniendo los revolucionarios de acción de los propagandistas de dogmas, con sumo cuidado, para no confundirnos con la contrarrevolución que gusta disfrazarse de izquierda. En manos de dirigentes que generen nuevos consensos y cuenten con respaldo popular, el documento ayuda a construir un socialismo superior.

Algunos amigos no reconocen sus potencialidades. Quizás porque las necesidades de la vida cotidiana no dan mucho espacio al pensamiento social o los matices. Quizás por la injusticia histórica que no ha premiado todavía a quienes se sacrificaron por el socialismo y sí a muchos que ya claudicaron dentro y fuera de Cuba. Quizás porque hemos tenido tantos planes en el pasado, perdidos en el tiempo sin saber a ciencia cierta el resultado, que algunos ya no creen, como una fábula de Esopo.

Entre las debilidades para la concreción de los puntos propuestos, está el inmovilismo de varias estructuras encargadas de ejecutarlo junto a la fragilidad de las instituciones para operar efectivamente. Generalmente por razones de escasez económica y la existencia de esa mentalidad obsoleta. El problema de esta línea de pensamiento arcaica, es que no se reconoce a sí misma sino que intenta convertirse en abanderada del cambio, secuestrando el discurso político como paladines de la transformación.

En realidad los cubanos todavía aspiramos a un mecanismo de participación política que implique una decisión más directa y tenga menos carácter consultivo. Esa búsqueda por encontrar formas cada vez más democráticas para construir consensos en el país, debe ser una constante. Violar este principio, incluso con las mejores intenciones, es un camino del que no se regresa.

Recuerdo cómo hace 5 años debatimos la propuesta de Lineamientos que definiría el futuro del país. Cuando me llegó el turno de opinar al respecto, expresé preocupación porque esos cambios necesarios venían sin un plan que mitigara su inevitable efecto de diferencia social, una brecha que hoy sigue ampliándose. Hace unos días un amigo me decía que el país no cuenta con recursos suficiente para dicha planificación, pero ni siquiera tenemos constancia de una voluntad política al respecto, algo que no pongo en duda pero solo podemos suponerlo al no recibir señales concretas al respecto. Una vez más, la credibilidad y el consenso se resienten ante la falta de comunicación política.

Esta Conceptualización se agradece porque constituye un plan de gobierno general, no limitado al accionar partidista. A propósito, aprovecho para remarcar que veo una idea entre líneas en este y otros documentos: el Partido como garante único de los principios que sustentan la Revolución. Si así fuera, un revolucionario sin carnet no podría ser tal. A ratos veo cómo el ansia por reforzar el liderazgo del Partido, nos hace olvidar que este es solo una herramienta para construir un proyecto mayor, quizás la más importante, pero no la única. Se puede ser revolucionario al margen del Partido, aunque no sea lo ideal. Yo siempre prefiero la militancia.

Hubiera sido bueno conocer los nombres de las personas implicadas en la redacción. Todo plan de gobierno debe nacer y transitar en un clima de la mayor transparencia posible. Las condiciones de agresión constante durante mucho tiempo han condicionado el comportamiento del Estado cubano, provocando una aureola de secretismo que en la actualidad hace más daño que bien. Provoca incertidumbre en la población y logra poca compartimentación real de la información. Seguramente la CIA conoce más detalles de su redacción que la totalidad del pueblo cubano.

La Conceptualización era una deuda desde hace mucho, pero es más una declaración política que una realidad. Necesitamos leyes reales que la implementen sin medias tintas ni funcionarios que jueguen al seguro. Necesitamos ser ágiles al respecto, el tiempo de los hombres es corto y tenemos varias generaciones que necesitan ver nuevas conquistas sociales.

La Revolución puede sobrevivir muchos años sin revolucionarse, pero el tiempo de salvar el proyecto socialista cubano, es corto. Y quien crea que no estamos ya en ese punto, está ciego o no quiere ver.

4 agosto 2016 21 comentarios 431 vistas
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La herejía de los sueños

por Consejo Editorial 19 abril 2016
escrito por Consejo Editorial

No hay nada superior a la terquedad de un hombre que cree en sus ideas                                                                                                                                                                                        Fidel Castro

Pablo ve el movimiento de tierra de la construcción cercana. Los camiones van y vienen llevando en sus metálicas espaldas toneladas de tierra, adentro su hijo adolescente juega con sus amigos en la computadora. Se levanta del asiento del balcón.

Les dice a su hijo y a sus amigos que le acompañen, que van a hacer un jardín. Ellos le siguen escépticos, también risueños. Aquí lo haremos, señala Pablo, en dirección al cascajo blanco que rodea todo el frente del edificio en que vive. El primer camionero abordado se niega a descargar las toneladas de tierra que transporta en el lugar escogido: no tiene autorización. No desisten. Le explican a otro camionero, que sonríe y accede. El próximo llegará pidiendo que le indiquen dónde depositar la tierra. Pablo, su hijo y sus amigos (marquito, josé, guillermito), alguno de ellos todavía niños, palearán durante tres días seguidos regando los montones de tierra. El hijo de Pablo le pregunta por los vecinos que les miran curiosos pero imperturbables desde la primera hora: ¿no bajarán? Ya lo harán.

Al tercer día no lo ha hecho ninguno aún. No importa, insiste Pablo, ya lo harán. Lo hacen al cuarto día. Primero son dos, Norberto y José, luego estará Guillermina. El primero es un chofer retirado, gruñón y resabioso, Guillermina y José forman un matrimonio y los dos sobrepasan los 65 años de edad, él aún trabaja. Tres meses después ya son muchos los que atienden su propia parcela. Bárbaro y Marlen, Daniel, Wilfredo, Yarima, Rosa, Zamirita, y otros. El jardín, cada plántula sembrada y amamantada con el agua que roban los vecinos de hasta lo más necesario, primero crece, luego florece.

Ni uno de estos protagonistas – porque eso son – conoce a Martica. Pero ella sueña con hacer un hogar para proteger perros vagabundos. No tiene el espacio ni el dinero para hacerlo. Graduada de Derecho ha ido a hacer el servicio social en el Registro de Defunciones. Casi no duerme al recordar cada jornada de trabajo, pero en las noches, a pesar de todo – el todo es un inmenso dédalo de fotos, edades y nombres que queman – sigue soñando con su hogar para perros. Aún lo hace.

Rebeca y Lorenzo no conocen a ninguno de ellos tampoco, aunque viven en el mismo país. En cambio intuyen que existen. Los dos son escritores. El hace novela negra y conoció al auténtico René el cojo. Ella hace casi de todo, o ciertamente todo, mientras anda también de musa de muchos. Los dos sueñan. Tienen una pequeña editorial: La Piedra Lunar y saben que pueden salvar a otros con libros: lo han hecho ya. Saben también que los sueños están hechos de muchas cosas, hasta de lo amargo, pero creen en las cosas pequeñas, tanto como aquel ángel santaclareño que se llamó Agustín de Rojas. Dicen nosotros al hablar. Los demás piensan que bromean, ellos saben que hablan en serio.

Yunier y Fermina no se han visto nunca. Pero sus sueños han cruzado caminos más de una vez sin ellos enterarse. Fermina no hace décimas como él en sus ratos de ocio, pero trata de hacer el bien sin brújula en el territorio de lo cotidiano que es su vida. Ese es su paraíso y su infierno. Ni siquiera sabe que es feliz. Sus hijos sí, le llaman la loca, porque aún cree en lo que cree, en lo que ha creído siempre.

En el siglo XVI Juan de Yepes Álvarez aleccionaba a otros, que como todos ellos, se empeñaban en hacer los sueños realidad: ¨Adviertan, pues, aquí los que son muy activos, que piensan ceñír al mundo con sus predicaciones y obras exteriores, que mucho más progreso harían […] dejando aparte el buen ejemplo que de sí darían, si gastasen siquiera la mitad de este tiempo en estarse con Dios en oración… Cierto entonces harían más y con menos trabajo con una hora que con mil, mereciéndolo su oración, y habiendo cobrado fuerzas espirituales con ella; porque de otra manera, todo es martillar y hacer poco más que nada, y a veces nada, y aun a veces daño¨

En cambio, Hannah Arendt, mucho tiempo después, hablaría de ese risueño coraje que es necesario para hacer los sueños en la realidad, sabiendo, que esa tozudez increíble, esa determinación, esa humilde grandeza, nace siempre de las ideas, nunca de las ventajas y el poder.

Las historias de la realidad pueden convertirse en metáforas y claves para entender los sueños que se resisten a dejar de ser. Lo que Pablo intentó enseñar a su hijo y a sus amigos en Cuba, lo que Lorenzo y Rebeca hacen cada día en un pedazo de piedra lunar, lo que Martica y Fermina y otros tantos intentan aquí, no acaba en los zapatos rotos de un anciano que husmea en un contenedor de basura de Cienfuegos, en la soledad de un invidente en una esquina de La Rampa a la hora pico, en el niño que pide en Camagüey un peso para comer paleta de chocolate, en la embarazada sin asiento de una guagua de Santiago de Cuba, en la impotencia y esperanza de un obrero de Las Tunas que escribe a un periódico. Tampoco en los que se preguntan qué hacen los demás por mí.

El país real que es la vida cotidiana de cada cubana y cubano necesita ser soñado y cambiado entre todos, o no será ni real, ni país. No se necesita hacer grandes cosas. ¿Reivindicar la alegría, la honestidad, la bondad, contra la ética del descreimiento y la incertidumbre? Quizás como aquel joven estudiante que escribió – el alegato de su porfiada certeza – hace unos días en el mural de su escuela: ¡mi país no está en crisis, otra mujer me ama!

Es cierto, una delgada línea separa a la realidad de los sueños. No hay remedio, hace falta cruzarla para que estos se vuelvan reales. A hacerlo, le han llamado siempre herejía y siempre cuesta. Será por eso que hace falta cierto risueño coraje cuando se escucha el sinsajo.

19 abril 2016 17 comentarios 572 vistas
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Mi generación

por Consejo Editorial 27 febrero 2015
escrito por Consejo Editorial

jovenes_cubanosPor Yasel Toledo Garnache (autor del blog Mira Joven)

La señora en el camión repetía “la juventud está perdida”. El hombre a su lado la apoyaba. Y otros pasajeros se sumaron con ejemplos de “lo malo” de quienes hemos vivido menos almanaques.

Mi amiga me tomó por el brazo, y me llevó hacia la parte de atrás. “Eso es lo que me molesta: Nos juzgan a todos por unos pocos”, me dijo alterada.

Más tarde, tres hombres criticaban, en un parque de Bayamo, a dos muchachos por sus peinados extravagantes y los aretes que, según ellos, les restaban masculinidad.

Muchos suelen ser blanco de críticas, por la forma de vestirse y comportamientos en lugares públicos, porque “ya no trabajan tanto como antes”, por “maleducados” o porque se mueven y hablan a ritmo de reguetón.

¿El fenómeno es tan simple? ¿Acaso “el mal” se transmite por osmosis, es por algo diferente en el aire? ¿Los de menos edad viven en una burbuja, aislados de contextos? ¿En verdad son tan distintos? ¿Cuáles constituyen las razones?
La revisión de frases y documentos escritos hace siglos revela que el asunto no es nuevo. Por ejemplo, el filósofo Sócrates (470 – 399 a C) expresó “nuestra juventud gusta del lujo y es maleducada; no hace caso a las autoridades (…) No se pone de pie cuando una persona anciana entra y le responde a sus padres”. Para Hesíodo (720 a C) también era “insoportable, desenfrenada y simplemente horrible”.

En un vaso de arcilla, descubierto en las ruinas de Babilonia y con más de 4 mil años de existencia, se puede leer “los jóvenes son malhechores y ociosos”.

El transcurso de tantos años barrió con edificaciones y hasta con imperios que campeaban a golpe de conquistas. Sin embargo, las expresiones gravitan invariables en su esencia.

Cada generación recibe críticas y, como desquite inconsciente, arremete luego contra la próxima.

Nuestro contexto es demasiado complejo como para sólo señalar con el dedo. El debilitamiento de valores en parte de la sociedad no se restringe a los de menos edad.

¿Cuánto logramos con decir “eres malo”, dar la espalda y marcharnos? ¿Acaso la educación no es responsabilidad de todos: familia, escuela, vecinos, compañeros de trabajo y hasta de la señora en el camión?

Quienes nos visten de irresponsables suelen adherirse a un idealismo sin consistencia práctica. “En mis tiempos eso no era sí”, repiten con decepción. Y, después, mencionan algo del desarrollo. Luego retocan la corbata inexistente.

Siento orgullo hacia muchachos con valores admirables en oficinas, campos y talleres, e incluso, sin trabajo. Algunos ocupan cargos de dirección.

La pluralidad en modos de conducirse ha existido siempre, al igual que la vanguardia responsable. Los piercings y pinchos antes fueron espendrús y pantalones al estilo Beatles. Por eso Andrés Vázquez Mestre, profesor con más de 30 años de experiencia, me dice “si yo tuviera 16 años quizás andaría con aretes, el pelo parao y hasta con tatuajes”.

La solución no es simple ni depende de manuales académicos y disquisiciones teóricas. Las comparaciones tampoco son favorables.

Confío en mi generación, con otros desafíos a los de las anteriores, pero seguidora de la esencia de este país y su historia.

Verdad que, a veces, protesta demasiado y cree sabérselas todas. Por eso la importancia de la experiencia de los más adultos, conscientes de que la carrera es de relevo y confianza. El resultado final será de todos.

27 febrero 2015 110 comentarios 631 vistas
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Imágenes de mi país. “Añoranza“

por Consejo Editorial 25 abril 2014
escrito por Consejo Editorial
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25 abril 2014 79 comentarios 654 vistas
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Chávez

por Consejo Editorial 5 marzo 2014
escrito por Consejo Editorial

chavez-cubaPor: René Camilo García Rivera (Especial para La Joven Cuba)

Cuando el emperador Octavio Augusto fenecía en su lecho, con una frase consoló el dolor espiritual que le causaba morir: “Encontré una Roma de ladrillos –dijo- y dejé una Roma de mármol”. Con esa breve, pero simbólica frase, el político ofreció una lección que ha predominado en el ideario Occidental durante casi dos milenios: en la trascendencia de las obras del hombre, más allá de su época y de sí mismo, se halla la verdadera grandeza de las personalidades.

Los jóvenes creemos entonces que el mayor culto, que el mayor homenaje a Hugo Chávez, radicaría en sostener y materializar el ideario del líder bolivariano. Pero para ello, primero habríamos de preguntarnos: ¿qué nos enseñó Hugo Chávez en su accionar político?; ¿dónde radicaban las  principales fortalezas de su teoría revolucionaria?; en el contexto cubano, ¿de qué ideas chavistas podríamos apropiarnos? La reflexión es harto extensa, pero pretendamos sintetizar en pocas líneas las directrices cardinales del mapa transformador que guiaba al revolucionario venezolano.

Recordemos, en primer lugar, cómo asumió el poder político de su país. Tras una fallida acción cívico-militar en 1992, se vio obligado a guardar prisión durante dos años; pero antes de entregarse a las autoridades, ofreció una alocución televisiva a todo el pueblo en la que se responsabilizaba de las acciones y anticipaba –con ese “por ahora” antológico- que la lucha recién comenzaba. La lectura dialéctica más certera sobre ese suceso, y en especial sobre esa declaración, versa sobre el criterio chavista de la voluntad popular como principal fuerza transformadora de la realidad.

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5 marzo 2014 181 comentarios 663 vistas
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