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Ciudadano

Entrevista a un ciudadano de a pie

por Marilola Castro 26 febrero 2022
escrito por Marilola Castro

Periodista: Disculpe, compañero, ¿me permite una pregunta?

Ciudadano: Usted dirá.

Periodista: Mire, somos periodistas de la televisión y estamos haciendo entrevistas para conocer el estado de opinión del pueblo sobre diversos temas.

Ciudadano: ¿Y lo que yo le diga lo van a transmitir en algún programa?

Periodista: Claro, ese es el objetivo.

Ciudadano: Pues, pregunte.

Periodista: Vamos a ver, en el caso hipotético de que se hicieran elecciones generales y usted fuera elegido presidente del país, ¿qué medidas inmediatas adoptaría en lo económico y en lo social?  

Ciudadano: Pues para serle sincero antes de tomar cualquier medida de ese tipo, yo adoptaría otras relativas a los dirigentes de todos estos años.

Periodista: ¿Impugnaría usted a nuestros dirigentes como ha ocurrido en otros países latinoamericanos? ¿Decidiría usted la privación de libertad a quienes con tanto esfuerzo nos han dirigido por más de sesenta años?

Ciudadano: ¡Nooo!  Puede estar seguro que yo no haría eso! Solo utilizaría medidas e-du-ca-ti-vas.

Periodista: ¿Qué quiere decir eso?

Ciudadano: Mire, empezaría por mudarlos de sus hermosas residencias para un apartamentico en un barrio cualquiera de la ciudad, sin servicio doméstico, sin carro ni chófer ni asistente. También haría que compren ellos mismos en la bodega con su libreta de abastecimientos, para que empiecen a conocer cómo vivimos los verdaderos revolucionarios, y aprendan el significado de esa exasperante palabrita que tanto les gusta: continuidad.  

Periodista: Bien, gracias, compañero, hasta la vista…

Ciudadano: ¡Espere, espere, no he terminado! A quienes estuvieran en edad de jubilación, que son bastantes, les asignaría una de las más altas pensiones para que constataran que en menos de una semana se les acabó el dinero sin haber podido garantizar ni la más frugal alimentación. Quizás alguno de los más sensibles pudiera llegar a preguntarse cómo han sido capaces de sobrevivir tantos años decenas de miles con una cuarta parte de esa mensualidad, o aun menos.

Por supuesto, no dispondrían de equipos de aire acondicionado, para que disfruten la calidez de nuestro clima en vivo y en directo y luego se cuestionen cómo la factura de la electricidad puede ser tan alta. Es cierto que han disminuido mucho los apagones, pero aun hay veces que en esas horas de la madrugada cuando no se puede mitigar el calor ni con un ventilador, se abanicarán exasperados sufriendo no por el ataque de los mosquitos sino por la preocupación de que se les pueda echar a perder el escaso alimento que han conseguido luchando.

Periodista: Gracias, compañero, con eso me basta…

Ciudadano: ¡No, no, yo no he terminado! ¡Usted preguntó, ahora me va a escuchar!

Otra experiencia imprescindible para la educación de nuestros ex-dirigentes seria la confrontación con la situación del agua. Es posible que en el mejor de los casos, como ocurre en mi barrio, les tocara recibirla un día sí y otro no, aunque hay municipios que la reciben cada tercer o cuarto día. Sería interesante observar cómo reaccionan estos experimentados revolucionarios cuando el día que les toque recibir el agua no haya electricidad para bombearla.

Periodista: Gracias, compañero, ya es suficiente.

Ciudadano: Pero mire, creo que hay otra experiencia muy revolucionaria para la que no estarían preparados: las colas. Las que ellos conocen son las de langosta. Estas serían una experiencia inolvidable pues requieren valor, estoicismo y una paciencia infinita. Muchas veces, al final, después de horas de espera, hay que regresar a casa con las manos vacías.

Periodista: Para mí ya es bastante, gracias por su cooperación.

Ciudadano: Oiga, periodista, estoy seguro de que nuestros dirigentes conocerán una emoción que no han sentido antes cuando no tengan otra opción que ver la televisión nacional. Entonces van a sufrir la impotencia mientras escuchan y ven cómo todo marcha de maravilla, cómo se trabaja con éxito para el sobrecumplimiento de los planes; y cómo en muy poco tiempo, gracias a nuestros denodados esfuerzos, se solucionan los problemas a pesar del brutal bloqueo económico, comercial y financiero al que nos tiene sometido el imperialismo. Quizás alguno comenzará a comprender lo contraproducente que resulta la machacona propaganda de su partido, que se repite y se repite hasta la saciedad por todas las vías posibles.

Periodista: Bueno, le reitero las gracias por su colaboración.

Ciudadano: Espere, hay otra experiencia que les resultará útil: enfermarse y verse precisados a ingresar en uno de nuestros hospitales. Sin dudas somos una potencia en lo que respecta la salud. El personal de esta rama es el verdadero héroe anónimo aunque no le cuelguen del pecho algunas de esas medallitas que se están repartiendo siempre a troche y moche en rimbombantes actos protocolares.

Hay no sé cuantos médicos por habitante, muchos más que en cualquier país del continente. Cientos no radiquen en Cuba: andan llevando salud por otras geografías y trayendo miles de millones de dólares a las arcas gubernamentales. Claro, la carnada, aunque pequeña, es tentadora para ellos porque les permite mejorar las condiciones de vida de su familia y traer del extranjero algún que otro equipo y medios que no se encuentran por acá, al tiempo que cumplen con el Juramento Hipocrático con los más necesitados. Por eso están dispuestos a que los envíen a los rincones más oscuros y lejanos del planeta, como afirmó que haría el máximo líder del país en un discurso.  

Pero no se me vaya… periodista… escuche. Pienso que cuando los ex-dirigentes revolucionarios participen de la atención en nuestros hospitales, se cuestionarán muchas cosas que nunca antes les habían pasado por la cabeza. Temas que no son imputables en absoluto al personal de la salud, pero que sufren junto a los pacientes: carencias de personal, medicamentos, accesorios, productos de limpieza, agua corriente y tantas y tantas cosas que nunca se les había ocurrido preguntarse a los ex-dirigentes en el transcurso de una vida donde todo era como debía haber sido para todos.

Periodista: Pues al menos usted debía reconocer todo el desarrollo científico que hemos alcanzado, gracias a la iniciativa de nuestro Comandante en Jefe.

Ciudadano: Si, tiene razón, a pesar de tantas dificultades hemos alcanzado desarrollo científico. Pero, ¿a usted no le llama la atención que cada vez que celebramos un aniversario de cualquier centro científico, industrial, cultural, deportivo, de investigación, de cualquier índole que sea, se resalte que se creó y se desarrolló por la inventiva y la gestión del Comandante en Jefe? ¿No existe nada en este país que no sea obra suya? Claro, me refiero a lo exitoso.

Es que ¿en  más de sesenta años no ha existido un solo cubano capaz de crear algo valioso? ¿Cómo fue que se agotó la extraordinaria creatividad tradicional del cubano? Esto nos pudiera inducir a pensar que entonces solo uno tenía la posibilidad de tomar decisiones y ejecutarlas. Nadie más podía.

Periodista: Mire, ciudadano, ya es suficiente…

Ciudadano: ¿Está usted de acuerdo conmigo en que el confinamiento en una prisión sería el paraíso comparado con estas medidas educativas?

Periodista: Disculpe, compañero, pero me equivoqué al seleccionarlo. Gracias por su tiempo.

Ciudadano: ¿Pero no quiere escuchar las medidas que adoptaría en lo económico y en lo social? Todavía no le he hablado de eso.

Periodista: No, no, gracias, ya tengo suficiente…

Ciudadano: ¿Y a usted no le dice nada que en la actualidad, el relevo de nuestro líder siga asumiendo sus mismas palabras y discursos de antaño, como si no hubiera transcurrido un tiempo urgido de cambios. No compren que esa continuidad en el discurso, en la acción propicia un inmovilismo que frena todo desarrollo. ¿Usted no está de acuerdo en que los líderes de hoy insisten en la vigencia de palabras dichas en circunstancias de una época totalmente diferente, sin percatarse del estancamiento que provocan? ¿Será ese precisamente el propósito?

Periodista: Por favor, suélteme, no puedo seguir perdiendo el tiempo con usted.

Ciudadano: Pues aunque a mí ya no me queda mucho tiempo por vivir, también me pregunto hasta cuándo debemos seguir viviendo para un futuro que nunca llega, mientras quienes ya viven en ese futuro soñado propugnan la continuidad. ¿Usted me puede decir hasta cuándo debemos seguir aceptando un presente que no es digno de la historia de esta nación?

Hasta cuándo! Oigaaa… periodistaaa… se le cayó una cámara…

26 febrero 2022 19 comentarios 1.915 vistas
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Guías de turismo independientes en Cuba. Pertinencia de un antiguo reclamo

por Arturo Mesa 12 enero 2022
escrito por Arturo Mesa

La respuesta de la ministra de Trabajo y Seguridad Social a una solicitud que le dirigiera un grupo de personas interesadas en la aprobación de la actividad de guías de turismo para el trabajo por cuenta propia, pudo sugerir que una competencia al empresariado turístico no era lo más aconsejable en estos momentos, al menos mientras dure la crisis. Tal réplica habría sido elegante, pero no fue la que recibimos.

Esa postura diplomática no se evidenció y, en su defecto, la sentencia dictaminó que las actividades asociadas a productos turísticos son desarrolladas y comercializadas solamente por las entidades del sistema empresarial del turismo en Cuba. Y adiós a las esperanzas. Para esa contestación demoraron casi un año, desde que empezaron a recibir cartas de varios guías oficiales del gremio que, ante la apertura económica, razonaban sobre el beneficio mutuo de ejercer la referida actividad como trabajadores por cuenta propia. Era una forma además de controlar quiénes y cómo lo ejercían, de ofrecer novedosos diseños y extraer dividendos de los nuevos actores potenciales. 

Me cuesta pensar que esa respuesta provenga del ordenador de la ministra. En primer lugar, los reclamantes no pedían autorización para constituir «agencias de viaje» ni ejercer como «operadores turísticos», como asegura la carta. Se trataba del reclamo concreto de eliminar la actividad de guía de turismo del listado de prohibiciones, a partir de ello analizar en conjunto su posible alcance y, solo entonces, comenzar a presentar proyectos concretos.

En segundo lugar, la carta está dirigida a un grupo de «promotores de guías de turismo» —cargo que, imagino, no esté autorizado tampoco— sin embargo, los promoventes de la solicitud somos guías oficiales y registrados de turismo. Súmese a eso que mi nombre viene adscrito a una tal agencia «Mintur», de la que nunca he sido parte. De hecho, no existe una agencia con ese nombre, cosa que la ministra o sus asesores deberían saber.

Por último, me asombra que la ministra cometa una falta léxica como confundir el término «pertinencia» con el de «pertenencia». Eso es inadmisible en una funcionaria de su nivel, que debe usar correctamente el idioma para comunicarse con la ciudadanía y a través de los medios.

Guías de turismo

En un encuentro acaecido en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, sobre el cual publiqué un texto con fecha 7 de octubre en este espacio, se adujo que las actividades relacionadas con el sector en cuestión no estaban permitidas al cuentapropismo. Sin embargo, allí se explicó que ya existía la excepción del alojamiento y el transportista, que en no pocos casos funge como guía de turismo sin serlo. En esa misma reunión se abordó la necesidad de detenerse a analizar los beneficios de esta función para ambas partes, algo que nunca ocurrió. Se aseguró además que se razonaría de conjunto cualquiera fuera la decisión al respecto.

Se nos solicitó en aquel momento la presentación de proyectos teniendo en cuenta que a partir del nuevo diseño para el trabajo por cuenta propia, lo que se aprueban son proyectos. Tal solicitud fue interpretada por algunos colegas como preámbulo a la aceptación. No todos lo vimos de igual manera.

Era inconcebible lanzarse a la presentación de un proyecto cuando un guía lo que hace es guiar, por ende, el plan que se diseñe tendría en su núcleo esa función, y mientras la misma no sea eliminada del grupo de prohibiciones nunca lo podrá hacer. Sin contar con que para poder guiar necesitaría promocionar su actividad, lo que tampoco resulta procedente con la actual normativa. 

En el texto para La Joven Cuba al que aludí al principio, expresaba que ante tal cuestionamiento cualquier profesional de este campo respondería que su proyecto incluiría guiar en alguna de las acepciones del término, sea para una agencia o no.   Igualmente cuestioné cuál podría ser el proyecto «de un intérprete que no sea interpretar o el de un chapista, que no sea chapistear».  

Lo cierto es que debimos esperar varios meses por la respuesta oficial, y ello demuestra que era tiempo lo que se requería para elevar la decisión a las instancias pertinentes. Mientras, los interesados se rompían la cabeza elucubrando proyectos en los que se pudiera legalmente hacer de guía, sin hacer de guía.           

Entonces ¿por qué llega ahora esta negativa tan demorada, escueta y fría?  En el mencionado encuentro, los funcionarios del Ministerio de Turismo explicaron que habían estado de viaje precisamente estudiando todos los posibles esquemas de funcionamiento del sector, que incluía a los actores más importantes ¿No habría sido más lógico retornar a un salón y explicar cómo se arribó a esta negativa, y esclarecer por qué los estudios de caso realizados en la región ratificaron que nuestra solicitud era inconveniente?

Guías de turismo (3)

Marta Elena Feito Cabrera (Foto: Twitter)

Se nos había asegurado además que no éramos vistos como competencia, e incluso, afirmaron que sabían que no todos se iban a arriesgar en un sector tan complejo e inestable abandonando el confort de trabajar para un operador estatal regular. 

De modo que solo resta imaginar que lo que se impuso finalmente aquí fue el dictamen de esferas superiores, de donde suelen bajar órdenes y no análisis, y que todo el tiempo de espera se debió a que el asunto tenía que aguardar por la respuesta de una mega esfera del poder donde no se está al tanto de que la Agencia Mintur no existe y que el cargo de promotor de Guía de Turismo tampoco. Lo que no logro comprender aún es cómo no se aprecia el potencial que tiene un guía conocedor de su historia y patrimonio para generar resultados que no tributen únicamente a su economía personal, sino también a las localidades y al país, e incluso, que puedan atraer nuevos emprendimientos y gestionar proyectos de inversiones a futuro. 

No entiendo que sean mantenidas las mentalidades de ordeno y mando que, lejos de robustecer el compromiso del ciudadano con su país y ponerlo en posición más cómoda para la obtención de ingresos limpios, pretendan mantener a toda costa el control sobre cada peso que entra a la Isla, aunque luego se gasten en salarios para el ejército de policías que hará falta contratar con el fin de evitar lo que de todas formas sucederá cuando retornemos a la normalidad y la gestión del turismo se amplíe. 

Algunos altos dirigentes en Cuba consideran que los reclamos para la ampliación del cuentapropismo profesional son propios de personas «codiciosas» con afán de obtener mayores ingresos y que pretenden un proceso de privatización que «barrería los cimientos y las esencias de la sociedad socialista construida a lo largo de más de seis décadas», como advirtió Raúl Castro en el Informe Central al 8vo Congreso del PCC. Solo que con tal valoración, además de ofender a muchos compatriotas, no se evita el éxodo de profesionales ni se aumenta el compromiso de los que hicimos estudios para ponerlos en función de los nuevos tiempos en suelo patrio.

12 enero 2022 20 comentarios 2.760 vistas
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mercado interno

La hora del mercado interno cubano

por Mario Valdés Navia 15 octubre 2020
escrito por Mario Valdés Navia

La mesa redonda (MR) del martes 13 tiene implicaciones para el mercado interno. Nos trajo la confirmación oficial de la inminente (re)unificación monetaria y cambiaria –ahora como parte del paquete de medidas llamado Tarea Ordenamiento−, por la que tanto hemos clamado desde hace años.  Las explicaciones del ministro Gil y del miembro del Buró Político Murillo establecieron la hoja de ruta del proceso concebido, despejaron las dudas principales de la población y aclararon varias de las ventajas y riesgos que encierra este paso trascendente e impostergable.

No obstante, algunas variables quedaron fuera de este primer análisis y por su importancia espero que sean abordadas en alguna de las comparecencias anunciadas. Entre ellas: ¿se establecerá la convertibilidad del peso a divisas internacionales, sea libre o limitada, para tenedores naturales y/o jurídicos? ¿Se tienen en cuenta los montos de las remesas en los cálculos de la demanda efectiva de la población para la adopción de los nuevos precios? ¿Cuál será el destino del actual mercado en tarjetas USD?

Me inquietan estas cuestiones porque se relacionan con lo que considero una de las principales consecuencias positivas que puede traer consigo el reordenamiento económico: la ampliación y revalorización del deprimido mercado interno cubano. Durante un largo período de casi tres decenios, a la escasez habitual de los países de socialismo estatizado y burocrático, se le añadió la existencia de una doble moneda que segmentaba el mercado en dos: uno preferencial en divisas (USD/CUC) y uno secundario en pesos cubanos, al punto de que los ofertantes solo vendían en el segundo lo que no tendría salida en el primero. Ni hablar de las diferencias de calidad entre ambos, sus establecimientos y la propia gestión y prestancia de sus empleados.

En 2008 visité Haití y conocí a su patriótico y sufrido pueblo, uno de los más pobres del mundo. Cual no sería mi sorpresa cuando al sacar dólares en un mercado de Puerto Príncipe para pagar una compra, los vendedores me miraron con hostilidad y rechazaron de plano la transacción si no les sufragaba en su moneda: el goudde. Ocurría que para ellos cambiar el dólar en el mercado formal o informal representaba una pérdida para el tenedor, a no ser que estafaran previamente al cliente, cosa que aquellos pobres pero honrados comerciantes no querían hacer conmigo.

Lo recuerdo ahora porque el rescate del peso cubano como medio de pago y circulación en nuestro mercado interno no solo traerá las ventajas que explicaron los panelistas, sino provocará también su revalorización entre los concurrentes, tanto vendedores como compradores. Con la desaparición de los ominosos letreros de: «Cafetería en moneda nacional», o «Se admiten CUP», que sufrimos por años, los consumidores ganarán en poder adquisitivo y en dignidad humana, y dejarán de sentirse ciudadanos de segunda. Al mismo tiempo, los vendedores comenzarán a apreciar más el valor del peso cuando tengan que hacer sus compras mayoristas y pagos de servicios en esta única moneda.

Considero importante que se despejen las interrogantes sobre el futuro del actual mercado en USD plásticos. ¿Volvió para quedarse el USD, en una especie de deja vú de 1994, o será algo fugaz hasta que se supere la crisis mundial por la covid-19 y se normalicen las relaciones comerciales? ¿Podrán los sencillos pesos criollos cambiarse por los globalizados USD en un mercado oficial de divisas? Si no se concibe admitirlo, vale recordar la verdad de Perogrullo de que ya esto ocurre en la economía informal a diario. El mercado interno puede jugar un rol en esto.

Por otra parte, como bien explicaron Gil y Murillo, el ordenamiento incentivará el interés de los empresarios por obtener pesos cubanos, en tanto sus costos de producción se expresarán fundamentalmente en esa moneda y de igual manera sus ganancias, obligaciones fiscales y crediticias. Esta «competencia por los pesos» –¡qué ganas tenía de poder decir algo así!− no puede menos que convenir a los consumidores, pues podrán esperar una mejoría notable en la calidad de los bienes y servicios que se oferten en el mercado, ahora sí nacional. Al mismo tiempo, debe estimular el interés por trabajar más y mejor entre los vendedores de fuerza de trabajo.

En esta hora de expectativas, confío en que el trabajo fino que se está haciendo en la determinación de las tasas de cambio, los nuevos índices de precios y salarios/jubilaciones/pensiones, se exprese en menor cantidad de distorsiones y presiones inflacionarias en una economía que sufre de una creciente escasez en la oferta de bienes y servicios. Igualmente deberá influir en un incremento de la producción, la intensidad y la productividad del trabajo. Solo así podremos revitalizar el mercado interno cubano sin tener que acudir al expediente de la inflación reprimida, con su corolario de colas y racionamiento generalizado. ¡Salud y larga vida al peso cubano y su reanimado mercado interno en este nuevo escenario!

15 octubre 2020 25 comentarios 375 vistas
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mucho ruido

Mucho ruido y algunas nueces

por Mauricio De Miranda Parrondo 13 octubre 2020
escrito por Mauricio De Miranda Parrondo

La Mesa Redonda con el ministro de Economía y Planificación de Cuba, Alejandro Gil, era un acontecimiento de mucho ruido altamente esperado por la importancia crucial de medidas económicas que buscan sacar a la economía cubana de su actual crisis. Sin embargo, el tema más polémico y sobre el que más se ha especulado, el del “ordenamiento monetario”, quedó para la segunda de una serie de comparecencias de funcionarios gubernamentales durante la presente semana.

El ministro destacó los cinco aspectos principales de la “estrategia” de recuperación de la economía, a saber: 1) producción y comercialización de alimentos; 2) incentivos a las exportaciones; 3) transformación del sistema empresarial; 4) “perfeccionamiento” del trabajo por cuenta propia; y 5) “ordenamiento” monetario.

Todas estas cuestiones son de gran importancia para la recuperación de la economía cubana pero no solo por el impacto del Covid, sino que eran imprescindibles desde hace muchos años, y algunas quedaron consignadas en los Lineamientos de política económica y social del 6º Congreso del Partido Comunista de Cuba de 2011 y ratificadas en el 7º Congreso de 2016, pero no habían sido abordados. ¿En algún momento el gobierno rendirá cuentas para explicar por qué razones no se habían adoptado y se abordan ahora ante los imperativos de una crisis devastadora?

En la intervención del ministro Gil hubo una serie de anuncios positivos:

1) la sustitución de la lista de actividades por cuenta propia permitidas por una lista en la que se defina cuáles se prohíben y que “todo aquello que no se prohíba se permita.

2) la autorización de contratación de fuerza de trabajo temporal para la actividad agropecuaria

3) creación de un banco de fomento agrícola, pero, al parecer, no se crearía una institución financiera especializada, sino que operaría dentro del Banco de  Crédito y Comercio, con apoyo del presupuesto del Estado.

4) transformación de la comercialización de productos agrícolas y, aunque no se dijo claramente, se infiere que se permitiría la actividad privada de comercialización de alimentos.

5) eliminación de la función “balancista” del Grupo Empresarial Acopio (aunque no se precisa cuál será su papel en una “nueva concepción” del mercado de productos agropecuarios).

6) en el reordenamiento del sistema empresarial se concibe la posibilidad de crear empresas mixtas entre el Estado y el sector privado, aunque se esperaría que existan los mecanismos para evitar que este tipo de organizaciones empresariales no sean un nuevo foco de corrupción.

7) reconocimiento explícito de que se producirá la unificación monetaria y cambiaria (sobre lo que se hablaría en la segunda Mesa Redonda).

Por las palabras del ministro se asume el mantenimiento de una vocación de control estatal que ha caracterizado a la política económica de Cuba desde hace ya más de seis décadas. Una cosa es que el Estado realice una labor de regulación, que puede resultar deseable ante determinadas “fallas del mercado” y otra muy distinta es el control y la intervención que pueden afectar la eficiencia del mercado. Aquí radica un peligro que podría lastrar toda esta “estrategia” y que se manifiesta, por ahora, en tres cuestiones fundamentales:

1) la organización empresarial del sector estatal concibe la posibilidad de que se establezcan filiales de las actuales empresas, pero no se plantea la eliminación de las Organizaciones Superiores de Dirección Empresarial (OSDE), que constituyen un nivel burocrático superior de la actividad de las empresas del Estado que limita su independencia operativa y financiera real, independencia que aun no es clara en las medidas de “perfeccionamiento” de las empresas estatales.

2) la decisión de que los productores privados y cooperativos accedan al comercio exterior sólo a través de empresas estatales de comercio exterior, que mantiene el monopolio del comercio exterior en manos del Estado.

3) la intención expresa de intervenir en los precios, porque, según el ministro, “el precio de oferta y demanda no siempre es justo, porque está a favor del vendedor”, lo cual es una afirmación lejana a la teoría económica demostrada por la práctica cotidiana.

Se anunció que la próxima Mesa Redonda abordará el tema de la unificación monetaria y cambiaria. Esta es una medida imprescindible que corrige un grave error que se adoptó en los años noventa, pero se va a producir en uno de los peores momentos posibles, debido a varios factores, entre los que podrían mencionarse la gran incertidumbre que persiste en la población, la gravísima situación económica y el hecho de que es sabido que existen criterios razonables para esperar una fuerte inflación que puede manifestarse tanto en una subida generalizada de precios como en una inmensa escasez de bienes y en una explosión del mercado negro.

En las condiciones actuales, el principal respaldo del sistema monetario de cualquier país radica en su producción de bienes y servicios, además de las reservas monetarias internacionales. Como no se dispone de cifras sobre estas últimas, se puede suponer que su magnitud está muy por debajo de lo que podría constituir un nivel sano. Si a esto le añadimos la evidente parálisis de la economía cubana, ¿cuál será el respaldo de la cantidad de pesos que será necesario emitir para responder a las necesidades de las transacciones impuestas por una reforma de precios, de salarios y una eventual devaluación de la moneda nacional?

Ninguno, si no se adoptan las medidas necesarias para que florezcan el emprendimiento empresarial y las actividades productivas, poniendo fin a todas las trabas que en la actualidad los frenan. Solo de esta forma, el crecimiento de la producción de bienes y servicios podría evitar que el exceso de dinero en circulación conduzca a una inflación galopante que podría conducir a una crisis de mayores proporciones. Ésta, además de una cuestión económica, es una cuestión política de primer orden.

13 octubre 2020 29 comentarios 652 vistas
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desmesuras

Desmesuras de pandemia

por José Manuel González Rubines 16 septiembre 2020
escrito por José Manuel González Rubines

Aunque no es práctica común a todos los municipios del país, hace poco pasó ante mí la caravana que en Los Palos recoge a los contactos de casos confirmados con la COVID-19. La modorra dominguera de ese pueblo sur-oriental de Mayabeque se quebró con el maullido de las sirenas de carros de policías. Tras una patrulla, medio pueblo congregado en sus portales vio pasar a un auto con médicos, seguido por dos guaguas y otro auto, también con sirena, que se atravesó en medio de la calle como en una película de gánsteres. Venían a recoger a un hombre, vinculado a un caso recientemente confirmado.

La escena era temible, por atípica y desmesurada. Y se volvía aún más dramática puesto que los contactos que iban en las guaguas, colectados en otros barrios, saludaban desde detrás de las ventanas con el rostro colorado y empapado de lágrimas, como si fueran rumbo a Auschwitz para ser gaseados. Terminado el desagradable desfile, una idea se materializó en grito colectivo y rompió el sobrecogimiento reinante entre los vecinos: ¡Qué espectáculo!

Ciertamente, qué espectáculo. Movidos en aquella caravana que consume el combustible faltante para tener siempre disponible alguna ambulancia –porque, vale recordarlo, a la gente aún le dan infartos, apendicitis, o derrames cerebrales- los contactos de los casos confirmados recorrieron el pueblo como los leprosos en el Medioevo. En este caso, las tablillas de San Lázaro que anunciaban su paso fueron aquellas chillonas sirenas.

Ambulancia cubana transporta casos de COVID19. Foto: Rodolfo Blanco Cué / Juventud Rebelde

Por alguna razón que desconozco, desde que aterrizó en nuestra tropical república, el coronavirus exacerbó esa propensión dañina y casi intrínseca en nosotros a los extremos, a lo surreal. Sobran ejemplos que son caricaturescos para ilustrar eso, mucho más que este, particular y localizado.

Imposible olvidar como después del tremendo esfuerzo bastante exitoso por controlar el virus, las autoridades relajaron las medidas ante la cercanía de los meses de vacaciones y eso trajo este rebrote, más terrible según los números que el brote inicial y que ha comprometido, entre otras muchas cosas, el inicio normal del curso escolar.

Ciertamente, la situación parecía más o menos controlada en aquel entonces y con el lenguaje épico ya conocido quisimos pregonar que habíamos “ganado la batalla”, en lugar de esperar antes de permitir que la gente fuera a celebrar a playas, piscinas y bares. Pero no esperamos y como el virus no entiende de épicas, volvió cariñosamente, gracias a la ligereza de los de arriba y a la imprudente indolencia de los de abajo.

Desmesurada como pocas cosas ha sido también la llamada lucha contra las ilegalidades, que junto a la novela cubana, se ha robado el show de las noches familiares. Ante la llegada de la COVID-19, como si de una esperada visita sorpresa se tratara, con más saña que nunca un ejército de oficiales, guiados por las denuncias de oficiosos, se ha lanzado contra acaparadores, coleros y revendedores.

Han multado y prendido a otros hombres y mujeres que, en muchos casos, llevaban años cometiendo la misma ilegalidad, en el mismo lugar y ante la misma gente. Pero parece ser que su tiempo de correrías se ha acabado y ahora, por antojos pandémicos, deben cumplir con la ley.

Y eso está bien, mejor tarde que nunca. Pero las ilegalidades son únicamente una consecuencia de la precariedad económica que campea desde hace muchísimo; las causas siguen inamovibles, como las rocas prehistóricas de Stonehenge, y la auténtica corrupción muchas veces se esconde tras informes, en oficinas, lejos de colas y sudores, entretenida en reuniones infértiles.

Algunos de esos casos –que han merecido un curioso spot televisivo con el simpático hashtag #NoMarquesMás y la correspondiente frase de Martí endilgada -hacen reparar en otras desmesuras. Un ejemplo es lo referido a los revendedores de divisas internacionales. Ciertamente, el Código Penal cubano establece sanciones para tal delito. Eso es incuestionable. Pero incuestionable es también la existencia de tiendas que operan en Moneda Libremente Convertible (MLC), que se adquiere a partir de divisas internacionales las cuales, irónicamente, resultan imposibles de adquirir de manera legal en Cuba.

Entonces, ¿solo pueden comprar en esas tiendas quienes tengan personas en el exterior que les manden el dinero? ¿No tienen derecho a ellas el resto de los cubanos, esos a los que no se les fue una tía cuando el éxodo del Mariel o un primo en la Crisis de los Balseros? Resulta que ahora a esos que se fueron, para reflotar nuestra economía socialista, sí los queremos, sí los necesitamos. ¿Qué hace quien no tenga manera de obtener las divisas, si muchos productos de extrema necesidad solo se consiguen en esas tiendas?

Otro de los casos paradigmáticos es el del productor ilegal de queso blanco. Sus niveles de productividad, la calidad de su oferta y la inexistencia de esta en el mercado estatal, lejos de despertar la solidaridad ante la detección de un delito, generó cuestionamientos en torno a la incapacidad del Estado de satisfacer muchas demandas y las reservas que existen en el sector no estatal de hacerlo, si no estuvieran estás coartadas por un sin número de trabas, inexplicables en su mayoría.

Tales prácticas empresariales, aun al margen de la ley, contienen la solución a algunos de nuestros problemas más acuciantes, por extrapolación del principio homeopático de que lo similar cura lo similar (similia similibus curentur).

Precisamente en el ramo de ese asunto se inscribe la infausta intervención en una reciente emisión de la Mesa Redonda del compañero Sobrino Martínez, quien dirige la Industria Alimentaria, una de las carteras más sensibles por su incidencia directa en el bienestar -o malestar, dado el caso- de la población. El carismático ministro ha puesto al descubierto la incapacidad de algunos actores políticos para liderar procesos fundamentales y ha llevado al extremo lo grotesco del discurso político, en tiempos tan sensibles como estos.

Conocemos qué hacer para combatir el virus y lo estamos haciendo.

También sabemos desde hace mucho qué hacer para mejorar la economía, al menos la parte que nos corresponde, pero por causas que escapan al entendimiento siguen sin materializarse y seguimos entregándonos a extremos que convierten nuestra existencia en un calvario invivible. Tras cada ensayo fallido, debajo de los experimentos y las medidas que no cuajan, estamos los cubanos.

Entre tripas, gallinas decrepitas y toneladas de croquetas imaginarias; sudando la vida en colas permanentes, huyéndole a un virus que se niega a dejarnos, esperando una unificación monetaria que es como un muelle de tira y encoge, sufriendo los últimos capítulos de El rostro de los días y vigilando que del arco de las Antillas Menores no venga un ciclón que nos dé el tiro de gracia, pasa la mayoría de este pueblo sus días de pandemia, soportando, aguantando, sobreviviendo. Hay que ver hasta cuándo.

16 septiembre 2020 19 comentarios 1.125 vistas
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La nación insultada

por Giordan Rodríguez Milanés 15 septiembre 2020
escrito por Giordan Rodríguez Milanés

Teresa Melo me insulta desde Cubadebate. Jamás yo la ofendería a ella. Y digo “me ofende” porque si, visto con honradez, me ajusto perfectamente al sujeto que describe en su nota Mi Humilde Gratitud, publicada el pasado 12 de septiembre. No tengo un trabajo estable en Cuba (podría explicar las causas pero no viene al caso), me sobra tiempo para criticar (y efectivamente critico) y no guardo ningún sentimiento de gratitud por dirigente alguno.

Soy un desagradecido, uno de esos parásitos “carente de sentimiento y sentido común y conocimiento”. También fui de los primeros en burlarme del ministro de la industria alimentaria. Tuve que escoger entre la burla y la indignación que me provocaron los disparates. Escogí la burla y la aritmética que, a pesar de mi condición de “figurín diletante y susurrador”, según Teresa, aprendí en mi lejano cuarto grado.

Pero nada justifica un agravio contra Teresa Melo ni otra persona agradecida de este país.

Nada lo justifica. Ni siquiera que no sea la primera vez (y estoy seguro no será la última) que a los críticos nos descalifiquen en un medio de prensa pagado por el pueblo. Eso lo hemos visto con Leopoldo Ávila escribiendo para Verde Olivo, con Miguel Barnet en Granma pidiendo que dejemos la política en su “cuartel general” y hasta con un profesor de física que usa a José Martí para conminarnos a que no estorbemos.

Condenaré siempre cualquier demonización, asesinato de la reputación o linchamiento mediático contra Teresa Melo, Mariela Castro o cualquier otra persona. Soy categórico: no acepto el abuso. Y no lo acepto aun cuando Mariela Castro, por ejemplo, comparta un post de Facebook donde Antonio Rodríguez Salvador considera a Harold Cárdenas “una personalidad victimista” que puede resultar paranoide, y otras lindezas. O que un montón de blogs (también financiados por el pueblo) le llamen despectivamente “el becario” a nuestro editor. O aunque Marcos Cristo dedique todo tipo de epítetos a la doctora Alina B. López y este servidor, sin tener el valor de mencionar nuestros nombres o discutir de frente nuestras diferencias, como le he pedido a él y a otros.

¿Quiere alguien insulto mayor y más irrespetuoso que llamarle mercenario a cualquiera, con absoluta ligereza y sin presentar evidencia alguna? ¿Quiere alguien insulto mayor que dejar sin trabajo a un profesor universitario, doctor en ciencias, por publicar en Rebelión y en este sitio? Ante esto, los memes y las burlas a un ministro parecen cosas de niños aunque no lo sean. En realidad son expresión del descontento de un segmento de nuestra sociedad en una proporción cada vez más creciente que, aunque algunos lo evadan, va a llegar el momento que ningún agradecimiento va a evitar la explosión social.

Hay que romper de una vez el círculo vicioso que legitima el escarnio.

Y no hay que hacerlo sólo por Teresa Melo, o por Paquita de Armas sobre quien un músico y sus seguidores han bombardeado vulgaridades y groserías sin tener en cuenta que esta señora es una persona mayor. Hay que rescatar la decencia perdida, aprender a disentir desde el respeto porque incluso la burla, la sátira y el sarcasmo, precisan un mínimo de dignidad para no convertirse en manifestación de lo peor de nosotros mismos.

Hay que romper ese círculo vicioso por Cuba, por la nación que somos todos nosotros: los agradecidos y los críticos, con sustento y sin sustento, los que dicen ser revolucionarios y viven como oligarcas y también por los que no dicen que sean revolucionarios y comparten con el proletario ese trozo de pan que el ministro asegura tiene más calidad que en muchos otros países. Porque a una nación que no se respeta a si misma, no la respeta nadie.

15 septiembre 2020 48 comentarios 515 vistas
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malagradecidos

Nosotros los malagradecidos

por Joany Rojas Rodríguez 14 septiembre 2020
escrito por Joany Rojas Rodríguez

A raíz de la mesa redonda en la que intervino el ministro de la industria alimentaria, se han desatado en el ámbito social cubano, y en las redes, críticas, comentarios, burlas, memes, en fin, lo habitual cuando una figura pública mete la pata hasta el fondo y su repercusión va más allá de su figura, ya que estos hechos suelen traer a la palestra otros que en circunstancias normales permanecen ocultos bajo la sombra feliz del silencio.

No voy a referirme a lo que dijo el ministro o cómo lo dijo, quizá lo haga más abajo. ¿Se acuerdan de los memes de Trump y el desinfectante? Muchos fuimos testigos o partícipes de las críticas, comentarios y cuestionamientos al presidente de la nación más poderosa del mundo por semejante disparate. Muchos nos reímos y disfrutamos con los memes sobre el tema que a diario salían en las redes.

Una de las cualidades que distinguen al ser humano es la risa, la burla a lo que consideran terriblemente estúpido o ridículo, y es, corríjanme si me equivoco, una válvula de escape en situaciones de estrés. Es lo que permitió, por ejemplo, que en lugar de dispararle en la cabeza o mandarle un misil teledirigido, el mundo entero riera a mandíbula batiente de la pifia del magnate.

Toda figura pública se expone al escrutinio público.

Los cubanos tenemos una idiosincrasia moldeada por las penurias y el carácter alegre que nos distingue. El choteo forma parte natural de nuestra cultura y nos ha ayudado a sobrevivir en los peores momentos, ya sea individual o colectivamente. Hasta en los velorios se hacen chistes. En las guaguas, cuando la gente, desesperada por tanta espera, trata de montar en medio de empujones y codazos, pasando unos por encima de otros, usted ve a muchos desternillados de la risa, como si estuvieran en pleno zafarrancho de cosquillas. Y es que el humor es consustancial a nuestro modo de ser. Y quien intente quitarnos eso tiene la batalla perdida.

Sin embargo, en estos días, luego de la transmisión de la susodicha mesa redonda y todo lo que desató, en algunos medios oficiales, se ha juzgado de ingratos, parásitos, malagradecidos, y hasta de pagados por el enemigo, a todos aquellos que en las redes se han reído de la aparente incapacidad y falta de preparación del compañero ministro, y digo aparente porque siempre hay que dar el beneficio de la duda. Desde siempre los cubanos hacemos chistes a costa de nuestros dirigentes, y nos hemos reído de sus inconstancias y desaciertos. La diferencia es que ahora podemos exteriorizarlo en las redes sociales, que para mal o para bien llegaron para quedarse.

Al parecer las instancias del gobierno y los medios oficiales no se han enterado de ello. Todos recordamos aquel infeliz artículo del periódico Granma, en el que se cuestionaba al equipo del popular programa Vivir del cuento por las paródicas representaciones de cuadros y dirigentes de distintos niveles. Ya sabemos lo que vino después. Es que nuestros funcionarios gubernamentales, tan serios y solemnes, tan impecables, tan impolutos y omnisapientes, tan perfectos, nunca se equivocan, no admiten errores, y por eso es injusto que los cuestionemos y hasta nos dé un ataque de risa cuando vemos que hablan como salidos de una película de ciencia ficción.

Pareciera que los cubanos vivimos llenos de comodidades y sin carencias, gracias al trabajo eficiente y sin fisuras de nuestros cuadros. Vaya, que seríamos unos ingratos si mostráramos descontento en forma de chistes y burlas. En fin, que la intervención del compañero ministro de la industria alimentaria merece un diluvio de aplausos, y montones de gestos y frases de agradecimiento por haber informado al pueblo con tanta coherencia, con explicaciones transparentes como el agua químicamente pura, y, sobre todo, por dejarnos el estómago lleno con el par de mil millones de toneladas de comida que se producen.

Tenemos todo el derecho del mundo a reírnos y burlarnos.

¿Acaso no basta con las penurias y miserias que estamos pasando? ¿También debemos rendirle culto a la mediocridad, la falta de lucidez, la mala gestión y la caduca verborrea de justificarlo todo con el asedio del bloqueo? ¿Debemos sentirnos agradecidos por eso? ¿Debemos sentirnos agradecidos porque nos quieran alimentar con tripas y croquetas? En los países desarrollados también se fabrican embutidos para perros y gatos. ¿Acaso nos toman por idiotas? Tripas de cerdos y vacas. ¿Y la carne, compañero ministro, quién se la come?

Si soy un ingrato, un malagradecido, un parásito que no aporta nada a la sociedad por reírme de los desaciertos de nuestros dirigentes, y plantearme estas interrogantes, entonces sí, lo soy. Si nuestros funcionarios no quieren ser objetos de risas y burlas entonces aterricen, acaben de poner los pies en la tierra, porque nuestro pueblo, que usa el humor y el choteo como válvula de escape, y que además goza de un alto nivel de instrucción, no tiene un pelo de tonto y va a seguir riéndose de todo y de todos cada vez que le dé la gana.

14 septiembre 2020 65 comentarios 521 vistas
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industria

Industria alimentaria: desvergüenzas y memes

por Alina Bárbara López Hernández 10 septiembre 2020
escrito por Alina Bárbara López Hernández

La ciencia no es emocional, es objetiva, me digo siempre. Hoy tengo que repetirlo cien veces antes de escribir este texto. Espero lograrlo. Es difícil, es un verdadero reto, porque vivimos en un país que desborda surrealismo.

El programa Mesa Redonda de ayer tuvo entre sus invitados al ministro de la industria alimentaria, que ofreció una de las intervenciones más desacertadas que he visto en un funcionario de su rango. Lo preocupante es que dirige un ministerio que constituye el corazón de la seguridad nacional en Cuba; más importante incluso que el MININT.

La falta de profesionalismo, poca capacidad comunicativa, evidente dificultad para leer cifras de varios dígitos, el mal uso del lenguaje y la nula sensibilidad, se unieron ayer para mostrarnos la importancia que se le confiere a un asunto de tal jerarquía. La frase: “a pesar del bloqueo” era una muletilla que el ministro repetía incesantemente, no sé si para convencernos a nosotros o a él.

Tampoco parece tener asesores competentes, porque el Power Point que utilizó tenía el mismo error en una cifra astronómica de millones de toneladas de alimentos que, según el ministro, se le garantiza a los cubanos. La descripción de la industria de la croqueta, que pasa a ser la base de todo de ahora en lo adelante, dejó asombrados a los televidentes, que se enteraron de que las gallinas decrépitas eran una especie; la biología estará de plácemes.

Como somos un país surreal, ya fue decidido que esa intervención nunca ocurrió, por eso la retiraron del muro de Facebook de la Mesa Redonda, en YouTube la editaron para eliminar el fragmento con las erróneas cifras y la explicación de las susodichas croquetas, y en Cubadebate eliminaron la palabra decrépitas, que no ofendía a las pobres gallinas sino a millones de personas.

Nosotros actuamos en tiempos digitales y los que deciden lo hacen en tiempo analógico. No son las gallinas lo único decrépito aquí. Esas estrategias de ocultamiento y negación son risibles. Ya compartimos la información en las redes, tenemos capturas de pantalla, varias publicaciones y, por supuesto, los siempre esperados memes, la adaptación de la caricatura política a épocas de internet.

La alimentación es un enorme problema en Cuba desde hace bastante, pero hoy es una cuestión crítica. Garantizar a las familias el desayuno, almuerzo y comida diarios es un drama cotidiano que implica tensiones cada vez mayores y un desgaste físico y psíquico. No se trata solo del incremento sostenido de los precios, ya inalcanzables para sectores vulnerables como los ancianos y las personas jubiladas, sino de la inexistencia de los productos más necesarios para una alimentación básica: leche, huevos, harina, carne, pescado, grasa, viandas y frutas.

La influencia de la pandemia es innegable, pero no es la única causa del desabastecimiento. Desde finales del pasado año, cuando se declaró una situación coyuntural, empezó la lucha por llevar comida a la mesa, algo que nunca ha sido fácil en este país. La imposibilidad de realizar un pago de 83 millones al Club de París, indicaba que las cajas del Estado estaban en gravísimas dificultades y que se recortaba también la importación de alimentos, cosa reconocida por el propio presidente.

La demora injustificada para concretar el proceso de reformas anunciado desde hace más de una década nos ha conducido a un callejón sin salida. La lucha contra la especulación, los coleros y otras consecuencias, jamás será un enfrentamiento a las verdaderas causas de la ruina que es hoy la economía nacional.

Los que están “por encima de la sociedad y del Estado”, que no han sido capaces de dirigirse a la ciudadanía desde que comenzó la pandemia,  deberían tener presente que la situación de las cubanas y cubanos es casi humanitaria. Cambien de una vez lo que deba ser cambiado —y no me refiero únicamente al ministro de la industria alimentaria—, que la paciencia se agota ante una mesa vacía.

Les propongo un ejercicio conjunto que podría potenciar en los que dirigen el deseo de trasformaciones rápidas: hagamos unidos las colas, luchemos codo con codo por un paquete de pollo o una botella de aceite, marquemos de madrugada para esperar que saquen algo, sudemos juntos tras las mascarillas. No vemos ya a los coleros, pero tampoco los vemos a ustedes, o a sus esposas, madres, hijos…

Necesitamos alimentar a nuestras familias, ello no es un lujo. Recuerdo un tiempo en que el primer secretario del Partido decía que los frijoles eran más importantes que los cañones. Eso no ha cambiado, pueden estar seguros.

10 septiembre 2020 130 comentarios 964 vistas
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