El maíz de Troya

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Si se hace un recorrido por nuestra historia reciente, la alimentación siempre ha estado en el centro de la problemática nacional, es más, la cuestión del alimento siempre ha tenido visos de poema épico griego, con miles de versos y decenas de años de alabanzas y combates, pero en estos poemas al final se logra un cierre, y el caso está en que nuestra propia Ilíada parece no tener fin, porque no hay un caballo a la vista, ni un augur que recite una profecía con la misteriosa fórmula para entrar a Troya.

Tanto tiempo ha pasado en que el desabastecimiento es norma, que a veces incluso nuestra épica tiene matices de humor –o los tuviera si fuéramos observadores distantes- cuando algunos productos parecen incluso turnarse para desaparecer de los mercados y mantener el status quo de incompleto que rige la canasta alimenticia del cubano. Mientras, la muralla sigue ahí, indemne. ¿Es que no había una profecía en la que -después de todo- lograríamos tener soberanía alimentaria?

Temiendo al “después de todo”, porque la existencia es finita y el cansancio no, parece que el país ha optado por una solución internacional y controvertida. El CIGB (Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología), institución bien conocida por su actuales investigaciones en torno al virus causante de la Covid 19, y por otros increíbles aportes en materia de salud, ha obtenido, probado y ampliado la producción de semillas de maíz híbrido transgénico.

Se supone que estas semillas sean favorables para la producción de la gramínea. Lo cierto es que el uso de estas semillas es casi una generalidad en el mundo, también son bastante controvertidos sus efectos, al fin y al cabo, se trata de introducir en el genoma del maíz, genes exógenos –de otros organismos- para mejorar sus características.

Entre los argumentos que usan los detractores de estos productos están el desarrollo a largo plazo de ciertas enfermedades –alergias e intolerancias- por parte de los consumidores; el desarrollo de características completamente ajenas a su naturaleza, y que pueden resultar indeseables; el desplazamiento del resto de las especies al ser los organismos transgénicos más resistentes; y el desarrollo de resistencia por parte de las plagas.

Cuando pensamos en este tipo de alimentos, por supuesto, nos acordamos de corporaciones como DuPont, Bayer, y Monsanto, el ejemplo por antonomasia de la práctica irresponsable de la ingeniería genética,  lo cierto es que no hay un solo tipo de organismo transgénico ya que su diseño responde a los intereses de quien lo produzca y un buen diseño resultaría beneficioso al ofrecer un mayor volumen de producción, lo que hace posible asignarles menos tierra a estos cultivos.

Por otra parte el número y la cantidad de sus nutrientes pueden ser personalizados a conveniencia, favoreciendo a distintos grupos de consumidores. Además de ser producidos en mucho menos tiempo, se conservan por largos períodos sin descomponerse –si tenemos en cuenta la ineficiencia en nuestras redes de distribución, esta característica es invaluable-, sin hablar de la resistencia a las sequías y las plagas –cosa importante a la hora de sembrar en suelo nacional-.

Según Granma, Las semillas de maíz híbrido transgénico a las que se refirieron el Presidente y el Primer Ministro en un encuentro con científicos y productores del Programa de Soberanía Alimentaria, son resultado de tecnología nacional, por tanto además libera al país de cargas de importación, y pueden producir hasta nueve toneladas por hectárea.

Pero que a nadie se le haga la boca agua ante la idea de saborear las combinaciones genéticas de este maíz, los consumidores serán, por lo pronto, los animales de cría, el ganado, o sea, las prestaciones de esta semilla debieran verse relejadas en la producción de carne, el talón de Aquiles de nuestro poema épico por la comida.

¿Serán estas semillas el caballo de Troya que tanto hemos esperado? ¿Se cumplirá la profecía en lo transgénico? Lamentablemente no, tampoco podemos salivar pensando en la carne, las semillas del CIGB son sólo un pedazo de madera, muy pequeño, con el que empezar a armar el caballo.

No importa cuánta ciencia le pongamos arriba a la alimentación, nuestro problema es aún mayor e incluye formas de producción y distribución ineficientes que nada tienen que ver con las ciencias biológicas o el uso inteligente de la genética, grandes cadenas de intermediarios, abandono del campo, tierras yermas, la escasez como estrategia y modo de vida de algunos sectores e individuos.

Por eso además de los augures de la ciencia, necesitaríamos con urgencia que los augures de las legislaciones, la economía y la administración profeticen en torno al problema épico de la alimentación, para que al final también los precios y la abundancia, sean transgénicos.

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9 COMENTARIOS

  1. Brillante
    Mejor con las palabras de nuestro apóstol José Mártí

    En los pueblos que han de vivir de la agricultura, los Gobiernos tienen el deber de enseñar preferentemente el cultivo de los campos. Se está cometiendo en el sistema de educación en la América Latina un error gravísimo: en pueblos que viven casi por completo de los productos del campo, se educa exclusivamente a los hombres para la vida urbana, y no se les prepara para la vida campesina.

    Y como la vida urbana sólo existe a expensas y por virtud de la campestre, y de traficar en sus productos, resulta que con el actual sistema de educación se está creando un gran ejército de desocupados y desesperados; se está poniendo una cabeza de gigante a un cuerpo de hormiga. Y cada día, con la educación puramente literaria que viene dando en nuestros países, se añade a la cabeza, y se quita al cuerpo.

    Por todas esas razones decimos que, como cuanto se tiene aprendido se está ensayando en agricultura va a estar expuesto durante tiempo suficiente para estudiarlo en la Exhibición de New Orleans, nada sería más acertado que aprovechar esta ocasión para que vinieran a aumentar sus conocimientos los escasísimos maestros agrícolas a que en nuestras tierras se está dando empleo, y a prepararse o adiestrarse los cuerpos nuevos de profesores de agricultura que en todos nuestros países urge crear.

  2. La educación ha de ir a donde va la vida. Es insensato que la educación ocupe el único tiempo de preparación que tiene el hombre, en no prepararlo. La educación ha de dar los medios de resolver los problemas que la vida ha de presentar. Los grandes problemas humanos son: la conservación de la existencia, — y el logro de los medios de hacerla grata y pacífica.[1]

    Muy vigentes son sus palabras cuando se actualiza el modelo económico cubano:

    “A valerse de sí , y a emplearse de trabajos de que haya demanda, deben aprender, para su bien y el de su patria, los hombres todos; y lo demás es sabiduría de índice y nomenclatura que no levanta una paja del suelo, ni produce más que pedantes científicos, como la de antes produjo pedantes teólogos” (Martí J., 1890)[2]

    Y profundiza en la urgencia del cultivo de la tierra para la solución de los problemas de Cuba:

    “Ancha es la tierra en Cuba inculta, y clara es la justicia de abrirla a quien la emplee, y esquivarla de quien no la haya de usar; y con buen sistema de tierras, fácil en la iniciación de un país sobrante, Cuba tendrá casa para mucho hombre bueno, equilibrio para los problemas sociales, y raíz para una República que, por más que de disputas y de nombres, debe ser de empresa y de trabajo. ” (Martí J., 1983)

  3. Al final llevamos décadas comprando barcos llenos de maíz y soja transgénica, que tampoco alcanzan. Poder producirlo aquí siempre será mejor. Los productos agrícolas transgénicos no son ideales y uno de sus riesgos es influir en la reducción de la diversidad de variedades de maíz empleadas en la producción nacional. Aun así para una isla del tercer mundo, tener una industria biotecnológica que tribute a la soberanía alimentaria, no es poca cosa y esta alternativa si tiene la potencialidad de tributar a esa abundancia con la que soñamos.

  4. El uso de transgénicos en nuestra agricultura es una “actualización” similar a la que en su momento fue la autorización del profesionalismo en nuestro movimiento deportivo, en otro, del derecho de los emigrados a retornar al país y además sin perder sus derechos ciudadanos (al menos en 24 meses para ir empezando), como lo fue también el derecho de un ciudadano de poder vender o comprar una casa o un auto sin que eso implicara un delito . Es, (en todos los casos y quizas a empujones y porque no habia mas remedio), empezar a darse cuenta que estabamos en un galaxia ajena al mundo real, quizas enaltecedoramente justa y equitativa, pero absolutamente inviable y antihumana en el sentido de priorizar el colectivismo a la cañona por encima de lo individual.
    Para aterrizar mejor en el tema, todos recordamos que en Cuba los transgénicos eran sinónimos de crimen sanitario y ambiental del gran capital obcecado en obtener ganancias. Ahora parece ser la bendición para lograr la sostenibilidad y desarrollo de nuestra agricultura, asi, de buenas a primeras y sin un debate enriquecedor al respecto. Asombran los numerosos institutos de investigación implicados en la esfera de la alimentación, todos profusamente condecorados en sus largos años de ejercicio, todos atendidos por la(s) máxima(s) autoridad(es) del pais, todos con cualquier cantidad de logros (permanentemente divulgados por los medios de prensa oficiales) y sin embargo encontrarnos permanentemente con un magro resultado agropecuario en las ultimas decadas en todos los escenarios de mayor o menor disponibilidad de recursos. Que por supuesto no responde a la incapacidad de nuestros científicos e investigadores, también victimas de estar, como todos, en esta especie de laberinto manicomional en que casi nada funciona y todo es una maravilla, pero si preocupa que ahora todos muevan las colitas aprobando esta antagonica medida que poco tiene que ver con el respeto a lo natural y ecológico. O al menos que podamos asimilar y entender este cambio de palo pa’ rumba. Digo yo.

  5. Estoy convencido que si dolarizaran la agricultura, como parte del ordenamiento, GAESA asumiría no solo el negocio del maíz transgénico, sino toda la responsabilidad de la soberanía alimentaria del país. Y como no necesitan Banco de Fomento Agrícola (que ya sabemos esas funciones las asumiría el BANDEC) y ellos tienen su propio Banco, el BFI que es el banco menos desacreditado del país, muy pronto veríamos nuestros mercados agrícolas y placitas estatales abarrotadas de berenjenas, chayotes, jengibre, canisteles, nabos, rábanos y quimbomboes y a precios muy asequibles en CUP devaluados, con un margen comercial de 240 %, como es ya habitual en sus cadenas de tiendas, y recibiendo el contravalor en USD del presupuesto del Estado. Así sustituirían a Acopios como balancista, importarían los fertilizantes, pesticidas, herbicidas y semillas, maquinaria agrícola, monturas, espuelas, frenos y bocados, bastos, monturas, frontiles, bozales, narigones, yugos, coyundas, tiraderas, mecates, puyas, etc. Por supuesto esto si en MLC.

  6. En documental transmitido por la tv cubana a finales de agosto se expuso el plan que desarrolla las FAR en diferentes áreas del pais de siembra de maiz transgenico con semillas traidas desde viet nam con toda su tecnologia de riego y cosecha para garantizar la elaboracion de piensos y otros deribados y poder asumir la alimentacion de la masa ganadera mayor y menor incluyendo aves que abasteceran los nuevos hoteles que se estan construyendo. Se mostraron los sembradíos de granma, ciego de avila, y mayabeque y la calidad del grano la mazorca y las plantas, realmente impresionantes nada que ver con las imagenes mostradas de mazorcas raquiticas que acompañaron a las declaraciones del presidente. Si el sistema empresarial de las FAR puede por que otros no?…puede parecer tonta la pregunta pero recuerdo que el jefe de produccion del UAM dijo que lo tienen todo bien diseñado y si se producía algun exedente de maiz, piensos o carne entonces se valoraría su entrega al balance nacional…se valoraría es decir que no lo tienen consevido.

  7. Si no se acaban de resolver los problemas de la agricultura, «estandar» en nuestro país, ¿ cómo vamos a pensar q el cultivo transgénico lo resolverá??

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Alejandro Muñoz Mustelier
Alejandro Muñoz Mustelier
Escritor y profesor, Máster en Lingüística

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