Uno de los acontecimientos más funestos y debatidos en la historia de Cuba fue la aceptación de la Enmienda Platt por los constituyentes de 1901, hace hoy 120 años. Para comprender lo sucedido entonces es preciso volver a los hechos históricos y despojarnos de etiquetas y estereotipos en torno a la actuación de aquellos hombres que, en su inmensa mayoría, habían dedicado sus vidas a la lucha por la independencia; de ahí que fueran electos por el pueblo para redactar la primera constitución de la república por la que se había inmolado la quinta parte de la población del país.
Al concluir la guerra Hispano-Cubanoamericana, con el armisticio entre España y EEUU el 16 de agosto de 1898, España renunció a la soberanía de Cuba y EEUU no la reclamó; pero la agonía final por alcanzar la república soñada apenas comenzaba. Las grandes interrogantes políticas del período que iniciaba eran: ¿de veras se irán los yanquis?, y su secuela lógica, conociendo el carácter norteño: ¿qué precio tendremos que pagar para que lo hagan de una vez?
Estas preocupaciones tenían como trasfondo económico la reconstrucción del país, tarea ardua para un pueblo carente de recursos materiales y financieros, diezmado en su población y fuentes de riqueza. No obstante, el trienio 1899-1901 fue testigo del primero de los milagros económicos del siglo XX: el cubano, generalmente olvidado dentro y fuera de la Isla.
En ese breve período, los trabajadores rurales y urbanos, mediante un despliegue intensísimo de trabajo vivo y el uso eficiente de los escasos capitales inyectados por un puñado de inversionistas, nativos y foráneos, lograron recuperar los altos niveles de producción de la economía anteriores a la guerra, y hasta superarlos en algunos sectores.

El Generalísimo Máximo Gómez abandonando la Asamblea del Cerro, marzo de 1899
Mientras los políticos cubanos se liaban en agrias discusiones entre el poder civil —Asamblea de Representantes de la Revolución Cubana instalada en el Cerro— y el militar —General en Jefe Máximo Gómez—, y los interventores continuaban enviando tropas de ocupación hasta casi triplicar los efectivos de la fuerza expedicionaria; la situación material del mambisado era terrible, pues sus vías de suministro logístico: expediciones, impuestos de guerra y expropiaciones violentas eran inoperantes en la paz. Los heroicos guerreros, que peleaban sin paga, no tenían dinero y vivían de la caridad pública.
De ahí la urgencia de Gómez por resolver la cuestión de los haberes del Ejército Libertador y su aceptación del donativo que «amablemente» le hiciera el presidente Mckinley para licenciar la masa de excombatientes. Entre tanto, la Asamblea del Cerro, que trataba de obtener el reconocimiento estadounidense mediante un empréstito de gobierno a gobierno, reaccionaba airadamente a la dádiva de Mckinley. La reacción popular ante el acto soberbio de querer destituir y juzgar al Generalísimo, obligó al órgano legislativo a auto-disolverse.
Negociar tal licenciamiento fue un craso error de los representantes del pueblo cubano, que se enfrascaron en la discusión de cómo debía hacerse, cuando en realidad de lo que se trataba era de no admitirlo.
En medio de la ocupación militar, Cuba quedaba desprovista de gobierno, ejército y Partido Revolucionario, deshecho previamente por Estrada Palma. Grande era la angustia popular, tan bien reflejada en el poema Mi bandera de Bonifacio Byrne. Mckinley y los gobernadores militares —J. Brooke, 1899 y L. Wood, 1900-1902— estimulaban el «olvido de lo pasado», mantenían en sus puestos a funcionarios coloniales, no mostraban interés por marcharse definitivamente, ni fijaban un límite temporal a la ocupación. Asimismo, crecía la falsa propaganda dirigida a la opinión pública norteña para convencerla de que la mayoría de los cubanos deseaba la anexión.
La política dilatoria de los ocupantes acrecentaba los ánimos patrióticos, que se manifestaron en 1900, cuando el independentismo arrolló en las elecciones municipales de todo el país. Mayor aún fue su triunfo al librarse la convocatoria a delegados a la Asamblea Constituyente para redactar y aprobar la Carta Magna y, como parte de ella, acordar con el gobierno de los Estados Unidos las relaciones que habrían de existir con el de Cuba. Como una victoria del indomable pueblo se decidió honrar el compromiso de la Joint Resolution y anunciar la salida de las tropas norteamericanas.
En noviembre se efectuó la apertura de la Constituyente en el teatro Irioja, bautizado Martí para la ocasión. Quince de los delegados eran civiles —casi todos antiguos laborantes y/o intelectuales patriotas— y el resto militares, entre ellos once generales. En toda la Isla se seguían al detalle las sesiones, la prensa reportaba diariamente lo ocurrido y divulgaba opiniones de políticos y lectores; el pueblo enviaba cartas y telegramas y numeroso público llenaba los palcos y juzgaba las intervenciones con gritos y aplausos.
Aprobado el texto constitucional en febrero, llegó el momento de discutir las relaciones bilaterales. La Asamblea designó una comisión de cinco miembros para que se encargara de proponer las bases que las sustentarían; pero de inmediato Wood les trasmitió instrucciones del secretario de Guerra, Elihu Root, sobre los puntos que se debían incluir.

Senador Orville Hitchcock Platt
Tales instrucciones, recibidas inicialmente por los constituyentes con burlas y exclamaciones airadas, procedían de la propuesta legislativa presentada al Senado de Estados Unidos por el presidente de la Comisión de Relaciones con Cuba, el senador Orville H. Platt. En la madrugada del 28 de febrero, con la oposición de algunos congresistas simpatizantes de la causa cubana, quedó aprobada como enmienda al proyecto de ley de Gastos del Ejército.
Paralelamente, la comisión cubana entregaba un informe contentivo de cinco declaraciones contrapuestas a las instrucciones impartidas por Wood, en especial a las relativas al reconocimiento del derecho de intervención y al establecimiento de estaciones navales en la Isla. La respuesta imperial argüía la imposibilidad del presidente de Estados Unidos de modificar el texto de la enmienda y de retirar el ejército de ocupación mientras esta no fuera aceptada como apéndice a la Constitución cubana. El chantaje quedaba planteado sin ambages.
Algunos miembros de la Constituyente sostuvieron la tesis de que no estaban facultados para aceptar una enmienda que limitaba la independencia y soberanía de la república naciente. Otros, como Manuel Sanguily, opinaron que la Asamblea debía disolverse antes de acordar medidas que ofendieran la dignidad y soberanía del pueblo cubano. Juan Gualberto Gómez redactó una ponencia en la que recomendaba rechazar, entre otras, la cláusula relativa al arriendo de estaciones navales o carboneras e impugnar el documento por contravenir los principios del Tratado de París y la Resolución Conjunta.
El país bullía de multitudinarias protestas anti-Enmienda y la prensa publicaba opiniones adversas de instituciones y personalidades públicas. El 2 de marzo, una nutrida manifestación se dirigió al teatro Martí para pronunciarse contra la Enmienda, y después marchó hacia el Palacio de los Capitanes Generales, residencia de Wood, para patentizar el total rechazo al documento.
Los comisionados de la asamblea enviados a Estados Unidos para gestionar con aquel gobierno las bases de un acuerdo bilateral, fueron recibidos por Root, quien tajantemente afirmó que imponer las discutidas cláusulas era un derecho de Estados Unidos al que no renunciarían. Reiteró que ninguna de las cláusulas de la Enmienda mermaba la soberanía de Cuba, sino que la preservaba, que únicamente se intervendría en caso de graves perturbaciones y con el solo objetivo de mantener el orden y la paz internos.
La comisión, con serias discrepancias entre sus miembros, dio a conocer un informe favorable. El 28 de mayo se sometió a discusión una ponencia en la que se aceptaba la Enmienda con algunas aclaraciones y ligada a la concertación de un tratado de reciprocidad comercial. Fue aprobada por quince votos contra catorce, pero el gobierno de Estados Unidos no la admitió y comunicó a la Asamblea un ultimátum: al ser la Enmienda Platt «un estatuto acordado por el Poder Legislativo de Estados Unidos, el Presidente está obligado a ejecutarlo tal como es. No puede cambiarlo ni modificarlo, añadirle o quitarle»; en caso contrario, las fuerzas militares yanquis no serían retiradas de Cuba.

Caricatura de la época
El 12 de junio de 1901, en sesión secreta de la Asamblea Constituyente, fue sometida a votación la incorporación de la Enmienda Platt como apéndice a la Constitución de la República. Ante el crucial dilema: «república con enmienda, o rebeldía con ocupación interminable», votaron a favor dieciséis delegados y once en contra.[1] Cuatro se ausentaron —Juan Rius, Miguel Gener, José L. Robau y Antonio Bravo— para no votar en tan humillantes condiciones.
De los que votaron favorablemente, muy pocos compartían el texto de la enmienda. Casi todos expresaron públicamente los motivos de su voto particular. Sanguily resumió el sentir de la mayoría: «[…] sobre todo, porque es una imposición de los Estados Unidos contra la cual toda resistencia sería definitivamente funesta para las aspiraciones de los cubanos».
Tras la aprobación, el propio Wood valoró el alcance de lo ocurrido:
Por supuesto, que a Cuba se le ha dejado poca o ninguna independencia con la Enmienda Platt […] es evidente que está en lo absoluto en nuestras manos y creo que no hay un gobierno europeo que la considere por un momento otra cosa sino lo que es, una verdadera dependencia de los Estados Unidos, y como tal es acreedora a nuestra consideración. Con el control que sin duda pronto se convertirá en posesión, en breve prácticamente controlaremos el comercio de azúcar en el mundo. Creo que es una adquisición muy deseable para los Estados Unidos. La isla se norteamericanizará gradualmente y, a su debido tiempo, contaremos con una de las más ricas y deseables posesiones que haya en el mundo.
A partir de entonces, los sectores subordinados a intereses imperialistas adoptarían una cultura plattista de abyecta sumisión, que alcanzará su clímax en 1906, cuando Estrada Palma abandonó la presidencia para forzar una segunda intervención norteamericana.
Al unísono, la lucha de la mayoría del país por la derogación de la Enmienda Platt y el temor a su aplicación, marcarían la vida política de la Primera República hasta su eliminación en 1934. El síndrome de la intervención norteamericana se convertiría con el tiempo en un fenómeno de larga duración en la política cubana y pendería, cual espada de Damocles, sobre la conducta de diferentes grupos, partidos y líderes políticos a lo largo de la historia.
***
[1] A favor: José M. Gómez, Manuel Sanguily, Pedro Betancourt, Pedro G. Llorente, Martín Morúa, José de Jesús Monteagudo, Gonzalo de Quesada, Leopoldo Berriel, Alejandro Rodríguez, Emilio Núñez, Tamayo, Joaquín Quílez, Eliseo Giberga, Enrique Villuendas, Domingo Méndez y José N. Ferrer. En contra: José B. Alemán, José Lacret, Rafael Portuondo, Luis Fortún, Juan G. Gómez, Rafael Manduley, Manuel Silva, José Fernández, Diego Tamayo, Alfredo Zayas y Salvador Cisneros.
13 comentarios
Uno de los acontecimientos más debatidos fue la Enmienda Platt
Exactamente y si fue derogada hace ya 84 años, y si hay cuestiones vitales para una nación que se está cayendo a pedazos
?por qué no pasan esa página? Eso me recuerda los temas que traía a colación el Imbatible Comandante en Jefe
Ya sé que yo no impongo la política editorial, pero es obvio que se está machacando sobre lo mismo para desviar la atención.
Cómo historia no está mal pues de vez en cuando debemos acudir a ella para adentrarnos en los vericuetos actuales.Pero estimo que la situación actual por la que atraviesa la patria de Martí es bastante engorrosa y necesita nuestra máxima atención.
Orlando, me alegra que tome conciencia de que no dicta usted la política editorial de LJC, siempre podría abrirse su propio espacio. No creo que debamos pasar la página sobre ningún aspecto del pasado, mucho menos sobre uno como este.
La alegría del pueblo con que le escondan la información es desbordante.
Yerismel dijo:
Si pero que explique cuanto se debe y porque y como será el pago de esa deuda todo como siempre inconcluso
Wilfredo dijo:
Como siempre muy escueta y sin detalles los análisis y las noticias
Gonzalo dijo:
Exactamente cuál es la deuda externa cubana? Cómo se contrajo y quienes son los acreedores?
Holos dijo:
Y cuáles fueron los nuevos acuerdos?
Adrian dijo:
Por eso se están recaudando dólares.
Edmundo Palma dijo:
Anjá y…. Cuál fue el acuerdo???
Ledif02 dijo:
Cuanto se debe? Por que se debe? Cuanto se ha pagado? Como se va a pagar?…. Publiquen la verdad completa!
Jose dijo:
La mayoría del pueblo estaría complacida si explicarán cómo se contrajo la deuda y que se va a hacer para saldarla,
Robín dijo:
No dice nada del tiempo dado ,ni ninguna información de cuánto se ha pagado aunque sea en %.
patri dijo:
Inconclusa la noticia. nada informa. Como si fuera algun secreto para el mundo. Siempre nos toca estar informados “a medias”
bueno,despues de transcurrido el tiempo y cambiado el contexto historico,solo queda como analisis,el fondo politico y la experiencia hstorica :con que transparencia se llevaron a cabo los procesos por los cuales cuba nacio con esa enmienda,Podemos analizar como reaccionaron los diferentes sectores y como actuaron los lideres,las circunstancia.Sin duda,la presencia norteamericana siempre ha estado presente el la politica cubana,para bien y para mal……..pero : en que circunstancias se llevo a efecto la entrega de Cuba a la URSS ?? Cuando se discutio,quienes la discutieron,quien estuvo a favor y quienes en contra ?? Se hubiera derogado alguna vez las ataduras economicas,politicas ,militares con la URSS ? Quienes autorizaron la ocupacion para usos militares de territorio nacional por una potencia extranjera,etc,etc,etc.
En este desenvolvimiento de ambas tragedias,en su transparencia,en su modo de negociar,de tener en cuenta la voluntad popular,la expresion de los diferentes modos de abordar los problemas…..ah reside el gran contrase entre la expresion de la soberania popular bajo la democracia liberal y el totaitarismo comunista.Lo otro es la Historia y su contexto ……
aparte de lo patriótico del tema,hablan de un país rico y deseable a pesar de una guerra, hoy 62 años después quien quiere cargar esta ruina que es ese país hoy?
Analisis parcial y por ende erroneo. Cualquier trabajo sobre este periodo, que pase por alto una lectura cuidadosa de la “Resolucion Conjunta” y la Enmienda Teller, siempre sera incompleto porque es ahi donde queda determinada la diferencia del caso Cuba con el de P. Rico o Filipinas. Es esa resolucion la que, por ley, garantiza la independencia aunque no garantizo la soberania tal y como despues demostro la adopcion de la E. Platt. La soberania solo quedaria reconocida con la derogacion, ratificada por ambos gobiernos, en 1934.
No se debe resumir los gobiernos de Brooke y Wood en un solo periodo homogeneo y sin fisuras, hubo marcadas diferencias en el estilo y las formas, el primero salio de Cuba disfrutando de la estima generalizada de los lideres independentistas, el segundo fue mas dado a la confrontacion y termino su carrera siendo objeto de investigacion por parte del Congreso en E.U.A. por su actuacion en Cuba y otros destinos.
La recuperacion economica de Cuba en el periodo de Ocupacion se debe, fundamentalmente, no a las inversiones nacionales y foraneas, estas ultimas prohibidas por ley para el capital norteamericano (lo que fue respetado) sino a la tremenda infusion de fondos del Tesoro de E. U. A. para la recuperacion, modernizacion y construccion de infrarstructura, el saneamiento del pais (para el final de la intervencion se habian virtualmente eliminado, malaria, colera y fiebre amarilla), creacion de la primera facultad de maestros normalistas y otras muchas obras.
Soy independentista por conviccion y por tradicion familiar pero las cosas como son, muy buena parte de nuestros males emanan de un victimismo infantil que nos impide aspirar a una “relacion adulta” con el vecino.
Gracias por los.comentarios. Alex, este texto es por aniversario 120 de la Enmienda, no podía enriquecer más lo.del contexto porque me interesaba hablar de la imposición. Lo hice porque sí creo importante que se tengan en cuenta las dramáticas circunstancias de entonces y no creer que los constituyentes eran unos meros lacayos. De lo.que me dices sólo aclarar que precisamente Mckinley prefirió traer a Wood por su afinidad en el tema de apoderarse de Cuba, cuestión que en la época le trajo el rechazo popular y de numerosas autoridades y personalidades cubanas.
Mario, primero darte las gracias por la atencion a mi comentario. Me concentrare en el final de tu respuesta. Me parece importantisimo para la salud de nuestra Republica el que aprendamos a valorar la relacion con los EUA, en todas sus facetas, en la medida justa. Si, McKinley y Wood eran partidarios, el segundo acerrimo, de la anexion,como Brooke y Teddy Roosevelt lo fueron de la independencia cubana. En Cuba, desgraciadamente, nos gusta regodearnos en personajes como los dos primeros y siempre se nos olvida mencionar que los partidarios estadounidenses, de anexionar Cuba, jamas han llegado ni a rozar la mayoria en el Congreso de ese pais para que una anexion o adicion de territotio pueda llevarse a cabo. Sin la aprobacion explicita del Congreso eso no es posible y esa aprobacion jamas ha sido dada.
La aprobacion de la Enmienda Platt fue la mayor victoria que obtuvieron los anexionistas norteamericanos pero, inclusive en ella, se dejaba claro que cualquier intervencion deberia tener caracter temporal y, a tenor con lo expresado en la Enmienda Teller, Cuba deberia seguir siendo independiente. En los dos periodos en que mas popular fue la idea de anexar Cuba en EUA, que fueron la primera mitad del s.XIX y las dos primeras decadas del XX, nunca sus partidarios lograron las mayorias necesarias en el Congreso y es a esa mayoria, que por diversas razones, siempre ha deseado que Cuba no sea parte de los EUA a la que los cubanos debemos mirar y buscar formas de colaborar con ella para avanzar nuestros intereses. Las minorias anexionistas, en ambos paises, fueron derrotadas de manera definitiva en 1934 con la derogacion, y la ratificacion de este acto por ambos gobiernos, de la E. Platt.
Otro detalle importante es que el cambio en el voto de algunos constituyentes ocurrio porque, bajo cuerda, Wood y otros, lanzaron amenazas veladas de mantener la ocupacion de manera indefinida (algo para lo que no tenian autorizacion del Congreso de su pais) y algunos patriotas prefirieron aceptar la dichosa Enmienda con tal de terminar la ocupacion de una buena vez. Sabiendo que volver a la manigua era casi imposible, ellos prefirieron tragar esa pildora amarga con la esperanza de deshacerse de ella por vias pacificas. En 1934 su calculo se vio reivindicado.
Otro episodio a destacar es el relacionado con las bases navales o carboneras y el status de Isla de Pinos. Wood y los anexionistas pedian muchas mas bases incluyendo una en la Habana y el que el status de Isla de Pinos se decidiera mas adelante. Don Tomas Estrada Palma viajo a los EUA y le dijo sin rodeos a McKinley y su equipo que Isla de Pinos seguiria siendo cubana (aunque, en efecto, esto fue ratificado mucho despues) y que la bandera americana no se izaria en una base militar en La Habana, que esos terminos no eran negociables o de lo contrario el se retiraba antes de ser Presidente, al final los norteamericanos redujeron sus demandas y solo quedaron Guantanamo y Bahia Honda en el acuerdo.
Saludos.
Gracias a ti por comentar Alex. En el.post expliqué como.fueron las presiones, no bajo cuerda sino públicas. La.opinion pública las.debatía en calles y casas. Ya Martí había dicho que la.guerra tenía que ser.corta para no dar tiempo a EEUU a intervenir porque “una vez en Cuba los EEUU quién los.saca de ella”. La anexión nunca han triunfado pero, y vuelvo a Martí,.”Es un factor permanente de la política cubana”. Ciertamente nunca ha sido la tendencia dominante en los politicos allá pero más importsnte es que nunca lo ha sido acá, ni.en los políticos.ni en el pueblo.
“Ciertamente nunca ha sido la tendencia dominante en los politicos allá pero más importsnte es que nunca lo ha sido acá, ni.en los políticos.ni en el pueblo.”
Y es por ello que muchos estamos cansados de ver como se agita constantemente el fantasma de la anexion.
Gracias sr. Alex García por su verídica aclaración, su verbo es el fruto de su
profundo conocimiento histórico.
Sofia, no creo merecer tanto elogio pero le agradezco igualmente. Saludos.
Los comentarios están cerrados.