Cubano-americanos en la Casa Blanca, diálogos y desacuerdos con Europa, y más noticias

Día cubano-americano en la Casa Blanca / Diálogos con la Unión Europea y confrontación con el Parlamento Europeo / Informe norteamericano sobre derechos humanos / Reunión de altos funcionarios de la seguridad del Estado ruso con el ministro del Interior cubano

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¿Cuánto por el voto cubano-americano?

La noticia es que la administración de Joe Biden organizó un día cubano-americano en la Casa Blanca para «reconocer las contribuciones de la comunidad cubano-americana en Estados Unidos», pero delegó la tarea en funcionarios latinos de su gabinete.

El programa incluía un discurso del secretario de la Marina y también cubano-americano, Carlos del Toro, y como figura principal, las palabras de Alejandro Mayorkas, Secretario de Seguridad Nacional, también cubano-americano, que acaba de salir airoso de un intento de juicio político por su gestión de la frontera sur.

Durante 45 minutos las decenas de asistentes escucharon un panel a puerta cerrada sobre la Política de Estados Unidos hacia Cuba y el manejo de los temas migratorios. Eric Jacobstein, Subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, fue uno de los ponentes.

El encuentro estuvo amenizado por el pianista Chucho Valdés que interpretó el Manicero y luego declaró a la prensa local que tocar en la Casa Blanca «era un sueño cumplido».

Entre los rostros conocidos en la foto grupal están Joe García, ex congresista y activo en la promoción del vínculo entre la comunidad y Cuba usando como puente al sector privado de ambas orillas, el periodista cubano residente en Estados Unidos José Jasán Nieves, editor jefe de la plataforma El Toque, y el influencer político Guena Rod presentador en la plataforma 23yflager, con una postura abiertamente confrontativa hacia el gobierno cubano, pero también muy crítica de las «sanciones» comerciales y financieras que afectan a los cubanos en la Isla.

cubano americanos casa
Foto tomada en el encuentro / Foto: cuenta en X de Joe García

El evento no estuvo exento de polémica: medios de comunicación en la Florida y activistas políticos de la oposición radical exiliada cuestionaron la poca presencia de republicanos y lo que llamaron «conservadores» en la cita. Por su parte, el canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, reaccionó en X al decir que «el mejor Día de Cuba en EEUU será aquel en que la Casa Blanca escuche el llamado de ambos pueblos, de la mayoría de los cubanos residentes en el exterior y la comunidad internacional y se ponga fin al bloqueo y todas las medidas de cerco y abuso contra el pueblo cubano».

Una vocera de la Casa Blanca afirmó a la prensa asistente que la idea era «seguir abriendo la Casa Blanca a todas las comunidades», no obstante, el presidente Biden no se tomó el trabajo de ir al evento en su propia casa, un encuentro cuyo propósito real es atraer el voto cubano-americano ante la posible futura contienda con el candidato Donald Trump que goza de no pocas simpatías en esta comunidad.

La noticia significa que a pesar de que los políticos, activistas y líderes de la comunidad cubana que más ruido hacen son los que apuestan por la política de máxima presión y cero diálogos con el Estado cubano —y por tanto apuestan por el Partido Republicano—, la Casa Blanca todavía intenta aglutinar a algunos líderes de la comunidad con un discurso más moderado o diferente, que podrían impulsar a un segmento silenciado a votar por la actual administración.

Este día cubano-americano sucede pocos días después de que el gobierno estadounidense mantuviese las reuniones que sesionan por acuerdo mutuo con el gobierno cubano en temas migratorios.

Nuestra opinión es que la administración quiere mantener el contacto con personas influyentes, líderes, periodistas y artistas de la comunidad que no pertenezcan al ala más dura del partido republicano, no obstante, por el «perfil medio-bajo» que se le dio a la actividad, parece un esfuerzo a medias.

La Florida ha sido ya declarada como un territorio que tiene grandes posibilidades de votar republicana, perdiendo así su cualidad de estado péndulo, lo que pudiera explicar que la administración demócrata no emplee significativos recursos en un lugar que da por perdido.

Por otro lado, muchos cubanos y sus descendientes que durante la administración de Obama apoyaron el acercamiento con Cuba, escucharon con ansias las promesas de Joe Biden sobre su cambio de política hacia Cuba, que, cuatro años después, sigue siendo una tarea pendiente.

Dos Europas para Cuba

La noticia es que Cuba y la Unión Europea sostuvieron su cuarto diálogo sobre el impacto de las medidas coercitivas unilaterales, intercambios pautados en el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación (PDCA por sus siglas en inglés), vigente desde el 2017 pero que está bajo constante amenaza de algunos miembros del bloque.

El director general de Asuntos Multilaterales y Derecho Internacional de la Cancillería Cubana, Rodolfo Benítez, dirigió la parte cubana y llamó la atención en la red social X sobre las coincidencias con respecto a que «el bloqueo viola Derecho Internacional y sus efectos extraterritoriales afectan a ambas partes».

El diplomático cubano también se reunió con Pelayo Castro, director general adjunto de las Américas del Servicio Europeo de Acción Externa, quien dirigió la delegación europea al encuentro.

En la segunda jornada la delegación cubana dialogó con autoridades del bloque sobre desarrollo sostenible. Según informó el Ministerio de Relaciones Exteriores, las delegaciones «intercambiarán sobre las prioridades compartidas» en el ámbito del desarrollo sostenible, así como «los logros y desafíos en la consecución de la Agenda 2030 aprobada por las Naciones Unidas».

Las conversaciones respetuosas e intercambio sobre prioridades comunes parecen marcar las jornadas de trabajo de la delegación cubana en Bruselas. No obstante, la otra cara de la moneda se vio en el Parlamento Europeo.

Esa institución confirma su posición confrontacional con La Habana. Independientemente de que algunos parlamentarios tienen una relación amistosa con Cuba, el parlamento aprobó el pasado 26 de febrero una resolución sobre lo que ellos titularon como «la crítica situación de Cuba» con 285 votos a favor, 172 en contra y 46 abstenciones

El documento lista una serie de críticas al gobierno de La Habana y específicamente al parlamento cubano. Incluye asimismo cuestionamientos hacia lo que llaman la negación sistemática de entrada a Cuba de delegaciones y de algunos grupos políticos del parlamento europeo. En adición, califican como «dramático» el incremento de presos políticos en Cuba y las limitaciones a la sociedad civil.

El documento menciona que en noviembre de 2023, a miembros del parlamento cubano, incluido su secretario Homero Acosta, se les ofreció un trato respetuoso y fue recibido calurosamente en el parlamento europeo, mientras que el parlamento europeo está excluido de entrar a Cuba, lo cual, dicen, es una inaceptable violación del Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación (PDCA).

De esa manera los signatarios de la moción solicitan que se les restrinja el acceso a los predios del parlamento europeo a cualquier representante de la Asamblea Nacional o del gobierno cubano. Si bien está escrito como petición, esto no ha sucedido aún, al menos de manera pública.

No obstante, varios voceros de la comunidad cubana en Miami y la ONG Prisoners Defender, anunciaron esta restricción como una realidad consumada, cuando aún no se ha dado la situación de que parlamentarios cubanos intenten acceder a esos predios.

Esta noticia significa que una mayoría de parlamentarios siguen un camino de presión mientras que la Acción Exterior continúa la aplicación de un Acuerdo que ha supuesto un puente entre Bruselas y La Habana y un nuevo capítulo desde el final de la posición común.

No obstante, el parlamento tiene en sus manos pocas acciones concretas que ejecutar, aunque sí puede hacer uso de declaraciones políticas y gestionar la entrada de su propio edificio.

Nuestra opinión es que el PDCA ha permitido un acceso del bloque europeo a la realidad cubana a partir de una activa acción diplomática que también presupone una influencia de la Delegación de la Unión Europea en La Habana, que ejecuta sus intereses y mantiene un acceso y una posibilidad de diálogo con las instituciones del gobierno cubano.

Un cierre de este vínculo sería perjudicial para ambas partes. El gobierno cubano perdería el acceso a varios fondos que potencian el desarrollo de sectores clave en el país y la Unión Europea quedaría desprovista de la capacidad de influenciar a los actores políticos en la Isla, tanto dentro como fuera del gobierno.

La principal perjudicada en esto sería la sociedad civil cubana —incluyendo al sector privado— que ha sido beneficiaria de los programas que tiene esta organización. Afortunadamente, hasta el momento, no hay nada concreto que demuestre la posibilidad de ruptura que vaticina la oposición radical cubana.

Washington sobre los derechos humanos: el palco del juicio ajeno

La noticia es que el secretario de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken, presentó el informe anual que evalúa la situación de los derechos humanos en 200 países del mundo. Este documento se elabora desde 1977 por el Departamento de Estado como guía del país norteamericano para «ofrecer su ayuda» al mundo en materia de Derechos Humanos.

Blinken afirmó que a todos los países evaluados se les aplica el mismo criterio, sin importar su nivel de desarrollo, sin son «aliados o competidores», no obstante, el discurso de presentación se concentró en países que Washington ha puesto en la lista de adversarios: Nicaragua, Venezuela y Cuba. Por otro lado, también México se llevó 58 páginas y una larga lista de supuestas violaciones que merecieron el rechazo inmediato del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Según Blinken, «Los gobiernos siguen encerrando a ciudadanos que desafían a quienes están en el poder y piden un futuro mejor, desde Bielorrusia hasta Venezuela. Muchos son jóvenes. De los aproximadamente 1.000 presos políticos que hay en Cuba, la edad promedio es de solo 32 años». A lo que el canciller cubano respondió en X de la siguiente forma: «Al secretario de Estado de EEUU no le preocupan los DDHH ni los del pueblo de Cuba, que viola con medidas de asfixia y bloqueo extremo, ni los del masacrado pueblo palestino».

El reporte ha recibido críticas debido a la cantidad de violaciones de derechos humanos reportadas diariamente en Estados Unidos, y al significativo número de políticas que impulsa ese país y redundan en violaciones masivas a los derechos humanos en terceros países.

Coincidentemente esta publicación llega en un momento en el cual el presidente del Congreso ha sugerido el uso de la Guardia Nacional para reprimir a los universitarios que protestan contra la violencia en Gaza, e incluso se han reportado agresiones policiales y detenciones a estudiantes y profesores. También sale a la luz la misma semana en la que las matanzas perpetradas por su aliado más cercano, Israel, continúan en Palestina. En los últimos días, varios niños muertos por un solo ataque en Rafah.

Esta noticia significa que Washington mantiene su juicio arbitrario sobre países que supuestamente violan los derechos humanos, y un sistema diseñado para visibilizar más ciertos fenómenos, y otros ni mencionarlos.

Con Cuba no hay grandes sorpresas, porque es un informe que vienen realizando desde hace más de 40 años con un enfoque muy similar hacia la Isla.

También confirma el oído sordo de la administración estadounidense sobre las consecuencias de sus políticas en la práctica, para los derechos humanos en el mundo. De hecho, varias organizaciones internacionales han señalado más de una vez que las medidas unilaterales coercitivas de Estados Unidos hacia Cuba tienen un impacto directo sobre el disfrute de derechos humanos de los cubanos, pues propician el incremento de los precios para las importaciones de medicinas, implementos médicos, alimentos y otros productos de primera necesidad.

Nuestra opinión es que si bien Cuba tiene muchos pendientes en el frente de los derechos humanos, y que tiene que abrir la posibilidad de discutir los desafíos y limitaciones que persisten en este sentido, la valoración de Estados Unidos habla más de su sistema de etiquetar al mundo que de la realidad de esas sociedades.

La sociedad norteamericana se encuentra en franco retroceso en el ejercicio de los derechos humanos. Así lo demuestra, no solo las últimas acciones violentas contra los manifestantes, sino las limitaciones al acceso al aborto, la censura de libros en las escuelas públicas de varios estados, y el apoyo determinante que mantiene a Israel en una guerra desigual que ha ocasionado la muerte de decenas de miles de civiles palestinos mediante armas norteamericanas.

Desde esa lamentable posición, sería difícil creer en la calificación que ofrece ese país sobre otros. Por ello no es de sorprenderse que este detallado documento dedique páginas al adversario político más cercano para señalar sus deudas, silenciar el peso de las sanciones, y ofrecer una prioridad absoluta o máxima a los derechos políticos por encima de todos los demás derechos.

Es una lectura del mundo desde el lente político de Washington empañado por una visión única de democracia que acepta pocas variaciones, y sobre todo, incapaz de reconocer el derecho de los Estados soberanos a no someterse a sus designios.

Rusia y Cuba: la luna de miel se torna verde olivo

Fueron noticia esta semana la reunión de altos funcionarios de la seguridad del Estado ruso con el ministro del Interior cubano, Lázaro Alberto Álvarez Casas.

La primera reunión fue con Nikolai Patrushev, ex oficial del Comité para la Seguridad del Estado (KGB) en la era soviética, exjefe del Servicio Federal de Seguridad (FSB) —agencia que sustituyó a la KGB luego de la caída del sistema socialista— y actual secretario del Consejo de Seguridad de la Federación de Rusia. Conocido por sus posturas confrontativas con Occidente, varios analistas especularon que podría ser el sucesor de Vladimir Putin cuando la salud del mandatario se vio comprometida en 2022.

Patrushev se reunió en Moscú con altos funcionarios vinculados a la seguridad del Estado en Cuba, Bolivia, Brasil y Sudán. En el caso cubano, el objetivo fue debatir con Álvarez Casas sobre «cuestiones de cooperación ruso-cubana entre los cuerpos de seguridad y los órganos de justicia», según el comunicado oficial ruso.

Este sería el segundo encuentro conocido en el año entre el secretario del Consejo de Seguridad de la Federación de Rusia y dirigentes cubanos. El primero tuvo lugar en La Habana con el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez y el ministro del Interior de la Isla, y también incluyó una cita con el General de Ejército Raúl Castro Ruz.

La otra reunión se llevó a cabo también en Moscú con Vladimir Kolokoltsev, quien fuera detective policial en la época soviética, en 1997 comenzó a trabajar en el Ministerio del Interior de la Federación de Rusia para luego ser nombrado Comisario de Policía de Moscú. En 2012 fue ministro del Interior en el gabinete de Dmitry Medvedev, cargo que ocupa actualmente con el presidente Putin.

El encuentro culminó con la firma de un plan de cooperación entre los Ministerios del Interior ruso y cubano, encaminado a «trabajar por fortalecer la lucha contra la delincuencia, el intercambio de experiencias y la formación del personal», según informó la agencia cubana Prensa Latina.

Esto significa que las relaciones entre Moscú y La Habana cada vez trascienden más lo económico para adentrarse en asuntos mucho más comprometedores como la seguridad de Estado y el sistema de justicia. En el pasado boletín informamos sobre la visita del fiscal general de la Federación de Rusia, Ígor Krasnov, con el objetivo principal ampliar la colaboración entre la las fiscalías generales de ambos países.

La nota de Prensa Latina agrega que Vladimir Kolokoltsev dijo que ambos países están «obligados por la vida misma a trabajar en contacto muy estrecho, por todas las estructuras que interactúan, porque Occidente nunca se ha calmado y nunca se calmará en su deseo de limitar de algún modo el desarrollo de nuestros estados».

Nuestra opinión es que Cuba está encontrando cada vez más en Rusia un protector y aliado ante la sostenida hostilidad del Estado norteamericano. La historia parece repetirse, pero esta vez con un Estado ruso, que si bien mantiene su enemistad con Occidente, está bien alejado de la aspiración comunista que lo enlazaba a la Isla mientras ambos territorios pertenecían al campo socialista.

Asimismo, aunque el diferendo entre Cuba y Estados Unidos sigue vigente, actualmente las relaciones internacionales de la Isla con el resto de Occidente son mucho más cálidas que en las primeras décadas de la Revolución. Los múltiples convenios de cooperación mutua firmados en La Habana con la Unión Europea y Reino Unido, así como la participación junto a Noruega en los procesos de paz en Colombia son solo ejemplos de alianzas entre el gobierno cubano y potencias occidentales.

Habrá que ver cómo conviven los vínculos entre la Isla y Occidente —con quien comparte, no solo relaciones diplomáticas, sino múltiples valores culturales— y el sentimiento antioccidental que se hace cada vez más presente en la Rusia de Putin, sobre todo a partir de la guerra con Ucrania.

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