Donaciones solidarias en Cuba

Getting your Trinity Audio player ready...

Desde niña, mi familia compartía recursos con otros hogares del barrio, personas asociadas a nosotros por trabajo y afinidad, e incluso completos desconocidos.

Era y sigue siendo una práctica popular, enraizada en las tradiciones de las clases más humildes, las que mediante una colaboración activa logran solucionar necesidades cotidianas que de otro modo podrían ser solventadas solo parcialmente o demorar su resolución.

Los intercambios, préstamos y donaciones se hacían por un poco de sal, alimentos, ropas, herramientas, medicinas. Lo que se tuviera y en dependencia de la necesidad, se daba o se prestaba, se intercambiaba por otros productos o servicios y a veces, muy raras veces, se vendía a precios simbólicos.

En el caso de los medicamentos el ejercicio del trueque o la donación se daba entre grupos afines, a veces dentro de la familia y la vecindad, dadas las responsabilidades en el acto de compartir un producto muy sensible, el cual, amén de ser escaso y específico, venía con requerimientos como prescripción médica y riesgo de efectos secundarios. Esto significa que no se entregaban a cualquiera: las medicinas se compartían con extrema precaución y solo a conocidos cercanos.

En el caso de los medicamentos el ejercicio del trueque o la donación se daba entre grupos afines, a veces dentro de la familia y la vecindad.

Mi abuela compartía regularmente sus medicamentos para la hipertensión con una vecina. Ambas tenían en común la condición médica y usaban la misma dosis, pero recibían su cuota por tarjetón en farmacias diferentes y a veces una se adelantaba. Entonces, la afortunada que había recogido la cuota, le prestaba a la otra uno o dos blísteres hasta que esta pudiera «devolver» la donación, cuando entrara la medicina a su farmacia.

Algunas personas, sobre todo de la tercera edad y cuidadoras, mantienen estos rituales de intercambio regular con carácter altruista. Basta que alguien declare la necesidad en el círculo cercano para que aparezca al menos un comprimido, un pomo de colirio, un tubo de ungüento aunque sea a medias, algo.

En tiempos de crisis estas interacciones no desaparecen, aunque pueden cambiar en frecuencia y alcance. Las familias suelen ser más cuidadosas con ciertos productos de difícil acceso; compartir se hace más limitado, pero la voluntad de ayuda persiste y aún sin nada que dar, se siguen intercambiando contactos y posibles vías de adquisición de uno u otro recurso.

Este es un fenómeno propio de comunidades sometidas a circunstancias adversas como epidemias, escasez, guerras, desastres climáticos y otros eventos que comprometen la supervivencia individual y colectiva. No significa que en todo momento surja ese espíritu de solidaridad. Las dinámicas comunitarias no están exentas de mezquindades, acaparamiento de recursos o gestos egoístas. Pero en general, cuando históricamente la educación familiar y social ha influido en la formación de una actitud solidaria, prevalece la cooperación.

Las dinámicas comunitarias no están exentas de mezquindades, acaparamiento de recursos o gestos egoístas.

La autorización gubernamental para el acceso a la internet por datos en Cuba, en diciembre del año 2018, cambió radicalmente esas dinámicas de compartir, y las redes de apoyo e intercambio ampliaron su alcance, transformándose las interacciones barriales, familiares y laborales, por acción de las RRSS y las aplicaciones de mensajería, en plataformas de canje y donación, de alcance provincial y nacional.

La prueba de fuego de esta red solidaria había comenzado unos meses antes de la autorización, con el accidente  del vuelo 737-201 acontecido el 18 de mayo. La convocatoria popular a donar sangre y recursos para las víctimas y sus familias se difundió rápidamente en redes y mensajes, consiguiéndose una movilización masiva. Esta convocatoria pública demostró que las redes de apoyo en Cuba, gracias a la conectividad, habían pasado a ese nivel en que el llamamiento público institucional ya no era el único motor movilizador de grandes sectores de la población.

Otra convocatoria igualmente masiva, que corrió a cargo de instituciones y de la población civil, tuvo lugar en el año siguiente, el 27 de enero, ante la ocurrencia de un tornado categoría F4 en la escala de Fujita que devastó algunos barrios habaneros . Fueron los ensayos del movimiento autorganizado de la sociedad civil que un año después, ante la emergencia sanitaria planteada por el aumento de contagios de la covid y el desabastecimiento de las farmacias, activó grupos y redes de donación que fueron, para muchas familias, un auxilio de gran valor.

tornado solidaridad
 Un grupo de voluntarios que se organizaron para atender a los damnificados del tornado que azotó La Habana el 27 de enero de 2019 / Foto: Jorge Luis Baños/IPS

Instituciones como el Centro Martin Luther King, centros de investigación y universidades, se activaron como puntos de recogida, clasificación y distribución de medicinas. Otros espacios como la Iglesia de la Comunidad Metropolitana en Matanzas, la Primera Iglesia Presbiteriana, en Centro Habana, la Primera Iglesia Evangélica Los Pinos Nuevos, la Gran de Cuba, la Logia habanera José de la Luz y Caballero y la Logia Libertad en Matanzas, la tienda Clandestina, el estudio taller La Marca y la tienda Bárbara’s Cuba, todos en La Habana Vieja.

Además, las sedes de Ludi Teatro, teatro El Portazo, El Mejunje y Teatro del Viento, se movilizaron en varias provincias como puntos y actores de censo de necesidades, recogida, entrega y clasificación de medicinas e insumos médicos durante la emergencia sanitaria provocada por la covid y sus picos de contagio en Matanzas y Sancti Spíritus.

Otros como los integrantes de Rutabike, la comunidad de ciclistas de La Habana, transportistas, porteadores privados y hasta personas anónimas que hacían viajes interprovinciales regulares aún durante la cuarentena, asistieron en la distribución de la ayuda por diferentes lugares del país.

Y como actores de esta movilización, se brindaron integrantes de los activismos LGBTIQ, feminista y antirracista, los miembros de congregaciones, parte de la ciudadanía de Cuba en el exterior e incluso extranjeros e instituciones de otros países, quienes se incorporaron a la red de donaciones en grupos organizados, jugando roles de receptores, clasificadores, importadores, donantes y distribuidores, con toda la carga de responsabilidad que implica adquirir, manipular, almacenar y entregar este tipo de producto.

Dignos de mención son los grupos de donaciones Solo el amor, Dar es dar, Donaciones por amor, la Red de Cuidados, Huellas, entre otros.

Algunos de estos grupos continúan activos, teniendo momentos de mayor movilización ante emergencias como la explosión del Hotel Saratoga en la Habana, el incendio de los supertanqueros en Matanzas, inclemencias meteorológicas con secuelas serias en la seguridad de la población y siniestros como derrumbes e incendios.

Este movimiento, sobre todo cuando no es institucional, es autogestionado, siempre resulta necesario contar con medios materiales y monetarios para adquirir e importar insumos médicos y medicamentos, y para efectuar recogidas y entregas en distintas zonas del país, algunas de difícil acceso. Por ello algunas de las vías han sido las campañas de GoFundMe y crowdfunding con el fin de recoger ayudas económicas que permitan sostener el pago de compras, envíos y otras acciones asociadas.

Este movimiento, sobre todo cuando no es institucional, es autogestionado, siempre resulta necesario contar con medios materiales y monetarios para adquirir e importar insumos médicos y medicamentos.

Los productos son recibidos principalmente en La Habana, vía aérea, ya sea por envíos de correo o traídos por viajeros. Estas importaciones se permiten gracias a la exención de impuestos  a la entrada de medicinas e insumos médicos con fines no comerciales, en vigor desde el año 2021, prorrogada en los años 2022 y 2023. Sin embargo, como expresó en Mesa Redonda, en su emisión del 19 de marzo del 2024, Nelsón Cordovés Reyes, jefe de la Aduana General de la República de Cuba, muchos ciudadanos han aprovechado este nicho de importación para introducir medicinas y alimentos en grandes cantidades para su comercialización. En este año fue prorrogada nuevamente la medida pero no por un año, sino solo hasta día 30 del mes de junio. Aún no se conoce si, luego de esa fecha, se reactivará lo establecido en la Resolución 132/1992 del Ministro de Salud Pública.

Dificultades para el trabajo de donantes y distribuidores

Algunos de los obstáculos que enfrenta este movimiento de donaciones solidarias son la falta de recursos para sostener un flujo permanente de donaciones, los inconvenientes para hacer censos confiables de necesidades y verificación de casos, la necesidad de sortear restricciones en la recogida de activos por plataformas como GoFundMe, la poca disponibilidad de espacios para almacenamiento, las dificultades crecientes para la distribución debido a los problemas de transporte, la constante vigilancia y cuestionamiento por los órganos de la Seguridad del Estado a algunos donantes por sus posturas políticas  y hasta los ataques de una parte de la diáspora cubana en el exterior que califican estas ayudas como «oxígeno al régimen» sin considerar que, de no existir el voluntariado de donaciones, muchas personas verían comprometida su calidad de vida o, incluso, su supervivencia. El éxodo de algunos de sus más activos colaboradores también ha dejado estos grupos en el punto de necesitar constantemente de nuevos voluntarios.

En un seguimiento realizado durante dos meses, por razones personales, a uno de los chats para donaciones en la aplicación Whatsapp, se observó la interacción entre donantes, personas que deseaban intercambiar y los gestores de donación. Según la explicación ofrecida por uno de los administradores, el grupo pertenece a una red nacional de intercambio de medicamentos con 12 casas almacenes de medicamentos e insumos donados, gestionadas por voluntarios. Se encadena con 22 grupos de WhatsApp divididos por municipios de La Habana, Artemisa, Holguín y Mayabeque. En los chats está prohibida la venta de medicamentos o insumos médicos, la solicitud de visas humanitarias y debatir sobre temas políticos o religiosos. Las personas deben hacer su petición directamente en uno de los chats habilitados al efecto.

Para garantizar cierto nivel de control, se insiste en que el solicitante sea el paciente o un familiar cercano de este y debe atenerse a la solicitud de medicamento u oferta de intercambio, vías de contacto y la causa por la que se requiere. Los gestores de la red verifican en ocasiones si se encuentra lo solicitado en alguna de las casas almacenes y, si es necesario trasladar el medicamento o el insumo hasta el lugar donde se necesita, apoyan el traslado. Para donación de medicamentos controlados como psicofármacos, se solicitan prescripciones médicas que avalen el tratamiento. También se ha observado que los miembros del chat alertan de la entrada de medicamentos en alguno de los establecimientos farmacéuticos, con el fin de que los solicitantes pidan la autorización en la farmacia de su área de salud para adquirir los productos en falta, en otra farmacia de la red de distribución nacional.

Para garantizar cierto nivel de control, se insiste en que el solicitante sea el paciente o un familiar cercano de este y debe atenerse a la solicitud de medicamento.

Las solicitudes de medicinas e intercambios corren mayoritariamente a cargo de mujeres, ya sean madres, abuelas, hijas, hermanas o esposas, evidenciándose que son ellas las que en su mayoría llevan la carga de la crianza y los cuidados a personas enfermas. Las solicitudes de medicamentos son principalmente de antipiréticos, hipertensivos, antibióticos, anticonvulsivos, antimocóticos, cremas tópicas para infecciones, dolores e inflamaciones. En los insumos médicos se observan sobre todo necesidades de sondas, tirillas para test de diabetes, jeringuillas, bolsas de colostomía y colchones antiescaras.

Muchas personas acuden a estos servicios de intercambio y donación cuando por la vía institucional no logran conseguir lo que necesitan y lo prefieren por lo reducido del costo y por la fiabilidad de las fuentes del recurso, reconociendo que, en ocasiones, los medicamentos e insumos comercializados en otros grupos creados a ese efecto, podrían ser placebos, no tener la dosificación adecuada o haber sido extraídos ilegalmente de la red de distribución con el fin de lucrar con ellos.

Muchas personas acuden a estos servicios de intercambio y donación cuando por la vía institucional no logran conseguir lo que necesitan.

Aunque las donaciones contribuyen a reducir las dificultades de acceso a medicamentos e insumos médicos, no son una solución definitiva. Este accionar altruista de comunidades, grupos e individuos tiene un costo elevado en tiempo, recursos y esfuerzo de los involucrados, y no puede ser la única vía de responder a la demanda. Si se deja en manos de la población la responsabilidad de resolver un problema que debería estar en manos de las instituciones de salud, el flujo de medicinas e insumos resulta inestable y exiguo para las necesidades crecientes de una población cada vez más envejecida, afectada, además, por otros factores asociados a la desnutrición, el estrés sostenido y la falta de recursos para los cuidados.

Por un lado, se evidencia la capacidad de organización, la solidaridad y la búsqueda de alternativas de los cubanos dentro y fuera de Cuba. Por otro, es un esfuerzo oneroso con impacto limitado en un escenario que empeora por días.

En el seguimiento a los grupos de intercambio de medicamentos se observa como aumenta la urgencia de los pedidos, las medicinas solicitadas son más específicas y difíciles de conseguir y cada vez es menos «cambio por…» y más «por favor, necesito urgentemente…».

A esos pedidos responde una ciudadanía consternada, que trata de consolar y acompañar si no puede responder con el recurso demandado, reafirmándose una vez más que debajo de la precariedad y el egoísmo del «sálvese quien pueda», aún persiste un tejido social que intenta reconfigurarse; que la tan traída, llevada y maltratada «resistencia» no es un eslogan, sino el tránsito de la libertad colectiva a través de la autorganización y la solidaridad.

Como todo acto de resistencia ante circunstancias que rebasan a los colectivos, no es suficiente para que sobrevivamos todos. No obstante, en este momento, en algún lugar del mundo, alguien está empaquetando medicinas que pronto viajarán a las manos de otro alguien que las necesita desesperadamente, y es muy posible que esas dos personas no se conozcan.

1 COMENTARIO

  1. Excelente artículo.

    Cierto, el pueblo cubano es portador de una tradición mutualista que recorre la historia de la nación cubana.

    Cuando el país se enfrentó a una situación límite como el «período especial» esa tradición se expresó de mil maneras, siendo ese el origen de la economía de remesas en esa etapa del proceso.

    Desde luego, las formas de manifestación de esa tradición sufren de la interferencia de la estrategias de sobrevivencia de una sociedad que se precariza.

    Entiendo que el desafío que se plantea es lograr institucionalizar este tipo de prácticas solidarias en nuestra sociedad más allá de las situaciones límites en que esa tradición se manifiesta.

    Celebró la cartografía que hace Yadira de esas prácticas y me parece muy oportuna las críticas a ese movimiento que sucede en silencio.

    Gracias amiga.

Deja una respuesta

Yadira Albet
Yadira Albet
Ex académica, ex profesora, escritora ocasional, podcaster y madre

Más de este autor

Descubre más desde La Joven Cuba

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo