Si las diferencias entre el oriente y el occidente de Cuba fueran solo socioculturales y sus efectos se vieran apenas en la rivalidad histórica entre los equipos de pelota de La Habana y Santiago; en si son los habaneros o los orientales los que hablan cantando; o en si bailamos y reímos con los Van Van “La Habana no aguanta más” y con Adalberto Álvarez y su Son “Aquí cualquiera tiene un pariente en el campo”, no habría de qué preocuparse.
La problemática, sin embargo, es más compleja de lo que se cree. Su raíz está en los desequilibrios regionales, que también existen en la mayoría de los países latinoamericanos. En Cuba se constata sobre todo entre el oriente y el occidente.
El fenómeno persiste a pesar de que desde el triunfo de la Revolución se encaminaron políticas integrales para afrontarlos y procurar un territorio nacional más equilibrado. La matriz colonial determina que no se resuelva a corto plazo, en las condiciones de Cuba y junto a otras causas, ni siquiera a mediano.
Las manifestaciones han sido notorias a través del tiempo. Dificultades de acceso al mercado mundial, formación de regiones y localidades deprimidas, marginadas, procesos socioculturales diferenciados e imposiciones centralistas de las élites dominantes habaneras. Incluso las influencias de los poderes externos vinculados en cada época. Todo eso explica, por ejemplo, las recurrentes reivindicaciones federales para la República desde las guerras por la independencia (1868) y el histórico “Oriente Federal”, que llegó hasta inicios de los años 1960.
Así que los ejemplos del principio corresponden solo a la superficie. Propongo reflexionar sobre un fenómeno negativo asociado: la discriminación por el lugar de origen de las personas. En Cuba no se habla de ella, sin embargo la que sufren los del oriente de la Isla cuando se radican en La Habana debería preocupar. Sus expresiones son dolorosas, laceran la cohesión social interna del pueblo cubano y la nación.
Tengamos claro que discriminación es: a) un trato diferente hacia otra u otras personas, b) trato que es injustificado o arbitrario y c) que se basa en un rasgo (religión, color de la piel, género, procedencia, etc.) que la Constitución del país y las normas internacionales prohíben para dar un trato diferenciado.
Durante las últimas décadas se han incrementado en Cuba dos fenómenos conectados y de efectos negativos múltiples: 1) la migración interna hacia la capital y 2) la discriminación por la región de procedencia.
Migración interna hacia la capital.
A las históricas desigualdades regionales que como en otros países impulsaron a los cubanos a emigrar a la capital, se suman durante los últimos 30 años por lo menos, las crisis recurrentes, la falta de oportunidades en las provincias, las carencias y hasta los fenómenos naturales. Es en las orientales sobre todo donde se sienten primero las crisis y donde último comienza la recuperación.
El modelo social cubano descansa en una fuerte centralización y altos índices de control social, lo cual también dificulta la propia gestión de las crisis y la atención a los problemas regionales y migratorios. La centralización vs autonomía municipal obstaculiza el desarrollo local, limita el diseño e impacto de políticas públicas a todas las escalas y ahoga la iniciativa de los ciudadanos.
Lo anterior ha provocado, desde los años 90 al calor del Período Especial, el incremento sucesivo del flujo migratorio hacia la capital, a veces para continuar rumbo al exterior y otras para establecerse. Y se trata de una ciudad que ya tiene poco más de 2 millones de habitantes, donde se reúne el 41% del total de inmigrantes del país. Pero, salvo una parte de su casco histórico que ha tenido un programa de atención especial, la ciudad padece un deterioro acumulado y notorio.
Esa realidad depauperada que ofrece hoy el triste y peligroso panorama de derrumbes frecuentes, es la de una ciudad que a muchos se les sigue antojando mágica. Que siempre fue, a pesar del tamaño del país, una de las más importantes de América. La gestión en ella no ha sido efectiva ni sistemática, porque no se trata de una provincia más. Cada vez le resulta más difícil manejar su escenario natural, mucho más si se trata de ejercer sus funciones como capital de todos los cubanos.
Discriminación por la región de procedencia.
En Cuba, la discriminación por región de procedencia tiene un componente instrumental por cuenta de las regulaciones estatales y otro vinculado a la psicología colectiva. Esta última, ya no es solo la histórica rivalidad entre La Habana y Santiago, sino cierta animadversión entre los que llegan y los que residen en la ciudad, sean naturales o no. Y en consecuencia, muchas veces la antipatía se irradia hacia quienes permanecen en aquellas regiones.
No se trata de la migración en sí. En todos los tiempos las personas se han desplazado en busca de mejores opciones para realizar su proyecto de vida. En la actualidad la movilidad espacial es un fenómeno global, que en el ámbito nacional se da hacia las capitales, donde la gente encuentra más oportunidades. La cuestión está en cómo se gestiona ese proceso, considerando también que el migrante porta referentes culturales diversos expresos en una psicología específica, y que migrar es un acto difícil que presupone el desarraigo y adaptación a un nuevo contexto.
Para Cuba, importa que las políticas públicas no erosionen, sino que den sustento y fortalezcan la cohesión social como cubanos. Sin embargo, se ha ido más a la práctica prohibitiva y la limitación de derechos, que a la comprensión y tratamiento integral del asunto.
Dos importantes disposiciones jurídicas sirvieron para ordenar y sobre todo enfrentar la inmigración en la capital, una en 1997 y la otra en el 2011. En el plano oficial se partió de considerar esa migración como “indisciplina social”, “migración ilegal” y un fenómeno al servicio del “enemigo”. A quienes venían se les achacaba ser “delincuentes nómadas”, “marginales”, y responsables de que crecieran la “delincuencia”, “robos” y “delitos” en La Habana. Agregaba el Presidente Fidel Castro en su discurso del 4 de abril de 1997, que el traslado libre a la capital podría poner en peligro la seguridad de Cuba, por la falta de control estatal de las identidades de los residentes y huéspedes en la ciudad.
Días después, el 22 de abril, se aprobó el Decreto Ley No. 217: “Regulaciones migratorias internas para la Ciudad de La Habana y sus contravenciones”. Se fundamentó en que dicho desplazamiento incrementaba en la capital “el ya grave problema habitacional, las dificultades para asegurar el empleo estable, adecuado transporte urbano y el abastecimiento de agua, electricidad, combustible doméstico (…)”. Estableció limitaciones y requisitos para los traslados y asentamientos en la ciudad, en particular en los municipios Centro Habana, La Habana Vieja, Cerro y Diez de Octubre, que ya también quedaban limitados para los habitantes de la capital.
Asimismo, quedaron regulados los controles en base a carnet de identidad, registro de direcciones en cuadras y municipios, fijación por el Estado del espacio habitable adecuado para la persona y permiso del propietario o arrendatario. También, autorizo del organismo responsable si la vivienda es un medio básico, si está enclavada en una zona especial o en una de interés para el turismo. Todo eso, a través de una tramitación burocrática que involucra a varias instancias desde la Dirección de Viviendas hasta el Consejo de la Administración municipal.
Asimismo, el Decreto definió las contravenciones, multas y obligatoriedad del retorno al lugar de origen para quienes no cumplieran los requisitos y fueran declarados “ilegales”. Multas que también se aplican al propietario o arrendatario que tenga a alguien en su casa sin la autorización correspondiente. Igualmente dispuso que los Organismos de la Administración Central del Estado (OACEs) debían elaborar medidas para reducir al mínimo la estancia en la capital, de personas de otros territorios vinculadas a ellos, ya fuera como fuerza de trabajo o como estudiantes.
Catorce años después, el 29 de octubre de 2011 se aprueba un segundo Decreto, el 293. A pesar de que se habían liberalizado en el país la compra venta de viviendas y el trabajo por cuenta propia, se declara que se mantienen las causas y condiciones que determinaron la aprobación del 217. El cual quedó modificado para flexibilizar el proceso, si se tratara de: cónyuge, hijos, padres, abuelos, nietos y hermanos del titular de la vivienda, hijos menores de edad del cónyuge no titular, personas declaradas jurídicamente incapaces y el núcleo familiar de la persona a quien se le asigne un inmueble por interés estatal o social.
Desde entonces son miles las familias y ciudadanos individuales obligados a retornar a sus zonas de origen; sin embargo, el fenómeno se ha complejizado más. Han surgido numerosos asentamientos en la periferia de la ciudad. Al ser un movimiento irregular, no tienen condiciones para servicios básicos, razón por la cual recurren con frecuencia a soluciones por su cuenta para abastecerse. Y quien además no está legal, no puede trabajar, con todas las consecuencias que pueden presuponerse.
La discriminación no afecta a todo el que llega a La Habana, la vía de llegada y el origen los distingue. El origen más frecuente es el de la gran región oriental y sus cinco provincias. Siempre ha sido la más deprimida, por tanto de donde más emigran las personas, que igualmente son las más discriminadas. Dentro de la vía legal, están las que son traídas por algún organismo estatal o entidad gubernamental, para desempeñarse como funcionarios, especialistas, dirigentes. Muchos son profesionales, no tienen problemas y su inserción es más fácil.
El panorama más difícil está en la emigración espontánea, compuesta por familias y personas que vienen por su cuenta, y las temporales (no siempre espontáneas) que promueve y ejecuta el propio Estado. Estas últimas se han acometido para cubrir necesidades de la capital, casi siempre en la construcción y en la policía. De ambos grupos, algunos logran legalizarse a través de residentes habituales y otros viven en la ilegalidad.
Las consecuencias y las estrategias de inserción de esos ciudadanos son muy diversas. Algunas se parecen a las de quienes emigran del país. Incluso para quienes vinieron temporalmente por interés estatal y deciden no regresar, comienza el mismo vía crucis de los otros.Muchos tienen que esconderse, procurarse una dirección postal a como dé lugar, deambular por las calles sin poder trabajar, sufrir maltrato laboral al tener que trabajar “por la izquierda” y sobrevivir muchas veces sin condiciones básicas. Hoy constituyen un sector social muy vulnerable que incluye a miles de familias.
La discriminación que imponen las regulaciones también impacta la psicología colectiva.
Muchos creen que tales restricciones son normales e inevitables, cuando en realidad la carga segregacionista y el impacto en la psicología colectiva es perjudicial y notorio. Duele más porque es el propio país. El prejuicio está instalado y la orden dada. Ante los agentes de orden público, el color de la piel, los rasgos físicos de la persona y hasta la manera de hablar o vestir pueden ser sospechosos. Los que deambulan se sienten acosados por la policía, que puede ser su compatriota cumpliendo con la función de interceptarlo pidiéndole el carnet de identidad, lo que pudiera tener el triste desenlace de un retorno obligado a su lugar de origen. ¿Cómo entender el absurdo de estar ilegal en tu propio país?
Se suma que, el tratamiento al asunto y los mecanismos burocráticos allanan el camino a ilegalidades y verdaderas cadenas de corrupción administrativa. Y también el doble discurso oficial hace su parte, sembrando desconfianza y apatía. A veces son héroes, compatriotas, cuando se trata de las luchas revolucionarias o del llamado a resolver problemáticas de la capital. Pero otras se les criminaliza, asocia o responsabiliza de la indisciplina, el delito y la afectación incluso a la seguridad nacional. Se crea un estigma, un estereotipo que afecta a nivel individual y colectivo como entes biopsicosociales en plena facultad y derecho a mejores condiciones de vida.
Así, durante estos años se ha incrementado la animadversión hacia las personas del oriente. Al mismo tiempo quienes migran se resienten al no encontrar una capital que sea realmente de todos los cubanos. Se ha llegado al punto de denominarlos “palestinos”, un término que se usa en sentido peyorativo (ilegal, errante, sin tierra), que se ha extendido y casi se convive con él como algo normal. Contribuye a eso el hecho de que los oficios para los que vienen son de baja calificación y, en el caso de la policía, tiene la agravante de que es un órgano represivo cuyos miembros interactúan directamente con la población de la ciudad.
¿Qué hacer?
La cuestión regional no puede desconocerse en ningún escenario. Lo mismo para el proceso de cambios que vive el país, que para entender la complejidad de lo cubano y hasta el tratamiento de la pandemia del Covid, principal problema en este 2020. La Habana ha sido el epicentro con casi el 60% de los casos de contagios reportados, pero se ha confirmado la validez de un diseño de respuesta con arreglo a las particularidades locales.
Un análisis a fondo de las problemáticas descritas, supone pensar en al menos tres vías con varias acciones incluidas para encaminar soluciones.
1.- Priorizar la atención a la capital por su complejidad, condición patrimonial e importancia histórica. La Habana no admite improvisaciones y no se puede dirigir como una provincia. Es preciso generar capacidades para que se puedan gestionar con éxito las propias dinámicas internas y que al mismo tiempo pueda ser realmente “la capital de todos los cubanos”.
2.- Trabajar en la disminución de los desequilibrios regionales como parte de la estrategia del país, asumiendo como eje fundamental la descentralización, el estímulo a las inversiones y el desarrollo local. Es vital para que las personas encuentren espacios de realización en su zona originaria, lo que hasta hoy es un sueño. La centralización y el verticalismo de todos los procesos asfixian a los municipios, a pesar de la importancia que se les reconoce en el discurso oficial.
Esta problemática se identifica en la Estrategia Económico Social aprobada por el Consejo de Ministros el 16 de julio pasado. Asimismo, la Política para el Desarrollo Territorial derivada, aunque no logra desprenderse del enfoque centralista estatal que ha prevalecido hasta ahora, introduce novedades que permitirían avanzar hacia una real descentralización y destrabe de las fuerzas productivas. De momento solo están en el diseño.
3.- Atender el fenómeno de la discriminación por lugar de procedencia con políticas inclusivas, afirmativas y también coercitivas. Como proyección debe basarse en que tanto la Declaración Universal de Derechos Humanos como la Constitución del país la proscriben. La Declaración consagra en su artículo 13 el derecho a la libre circulación, lo que comprende tres elementos básicos: derecho a circular libremente y a elegir la residencia en el territorio de un Estado; a salir de cualquier país y a regresar al propio país. La Constitución, aunque no lo hace explícito en su Artículo 42 que describe los tipos de discriminación que se prohíben y sancionan, no la excluye al enunciar “(…) y cualquier otra lesiva a la dignidad humana.
La vertiente educativa es vital. Incluye en lo fundamental a la familia, primer ámbito en la transmisión de valores y la escuela, donde se pueden propiciar el conocimiento y la apreciación de los valores y problemáticas locales del país. También son muy importantes los medios de comunicación, que deben reconocer el fenómeno y darle tratamiento a través de los recursos necesarios y alcances en beneficio de la convivencia y la cohesión social. No debe excluirse la posibilidad de disponer de un marco jurídico específico que permita prevenir y eliminar la discriminación, incluyendo explícitamente esta.
No olvidemos nunca que los más grandes sacrificios que se hicieron por este país, tuvieron por escenario fundamental las montañas, las playas y los llanos orientales. Que casi ningún presidente de la República, desde la primera guerra por la independencia hasta hoy ha sido habanero, y que el reconocimiento internacional de Cuba en todas las artes y la política, tiene una larga lista de nombres de todas las regiones cubanas, aun cuando a muchos se les haya conocido en La Habana. Clara señal del “fatalismo geográfico”, pero también de que la capital ha sido siempre para todos los cubanos.
32 comentarios
Cómo entender el absurdo de estar ilegal en tu propio país?
No hay manera de entender dicha discriminación como no sea reconociendo que en Cuba no hay libertad de movimiento.
Y es curioso porque nuestros líderes critican con todas sus fuerzas, incluso en los organismos internacionales, que Estados Unidos, por ejemplo, esté construyendo un muro para evitar la emigración ilegal hacia su territorio. La doble moral en estado puro.
Igual que muchos cubanos han emigrado buscando mejores oportunidades hacia otros países, los habitantes de las zonas más subdesarrolladas de Cuba lo hacen hacia las zonas menos subdesarrolladas del país en busca de una vida menos difícil. Esa, como bien explica la articulista, ha sido siempre la razón más prominente de los movimientos migratorios a nivel global desde siempre, a lo que hay que sumar las guerras, epidemias, etc.
Otro punto es que los profesionales de otras provincias la tengan más fácil para emigrar a La Habana. ¿Robo de cerebros? No se le ha estado criticando eso al “imperialismo”, compañeros del PCC?
Cuba es un país roto, fracturado, un país que discrimina a los habitantes de regiones del país distintas de La Habana. Si bien siempre hubo chistes contra los orientales jamás se vio semejante discriminación en contra de nuestros hermanos de las regiones orientales o de cualquiera de las seis provincias en las que estuvo dividida el país.
Todo lo que narra este excelente artículo de Doña Ivette demuestra el fracaso de un proyecto que, comoLa Habana y parafraseando aquella canción de los Van Van, no aguanta más.
Gracias, Doña Ivette, se supera usted con cada entrega.
[…] La Cuba profunda y la capital de todos los cubanos — La Joven Cuba […]
Sin dudas este es uno de esos problemas que al igual que los feminicidios, la segregación de género, el racismo y mas se tratan como tabú en Cuba y no se les da demasiada publicidad. Para resolver un problema primero hay que reconocer que existe. En eso la prensa juega un papel muy importante. Gracias a la articulista (Ivette) por poner los puntos sobre las íes.
El punto 2 es fundamental, es el único además que tiene enfoque práctico. Se hace el 2 y los puntos 1 y 3 se desaparecen solitos, por carambola. Todo fenómeno discriminatorio tiene siempre un marcado componente de ventajismo(objetivo o subjetivo da igual). En este caso el ventajismo económico puesto que la gente va a la Habana a pasar trabajo vivir como en barcos negreros y arriesgarse a ser ilegal porque hay un incentivo económico. Si ese incentivo lo encontraran en sus lugares de origen, fueran muchísimo menos los “aventureros”.
Y esta situación pasa por el desbarajuste económico en el país. La ecuación es simple de leer: las personas siempre vana a ir a dónde haya creación y acceso a la actividad económica. POr tanto la única manera de modificar uuna condición X es valerse de ello. Hay dos opciones:
1. La que el Gobierno cubanos adoptó: prohibir o dificultar el acceso
2. La que la lógica indica: promover la creación y acceso en el resto del país
Cuba no era el 1er país del mundo ni latinoamericano q estableció normas para controlar la emigración a la capital, pero en Cuba como todo lo establecido y regulado su cumplimento es efimero. Desearía ver a la autora al frente del pais o la capital con todos los problemas objetivos de alimentos, viviendas, transporte y otros para ver si pensaria igual. No estoy de acuerdo con la discriminación por ninguna razón, pero existen leyes y regulaciones q hay q cumplir. Con la covid vemos provincias y municipios q trabajan, se organizan y mantiene mejor q la capital. Pero la capitales la la capital aunq sea para pasar trabajo. Muchos de los emigrantes plantean q en sus lugares de origen dejaron buenas casas, fincas pero la busqueda es muy difícil porq todo el.mundo se conoce y la policia tiene mucho control y aqui es donde la busqueda es mayor y esta el yuma. Se muestra q cuando vienen a la capital viene dispuestos a todo, violando leyes, regulaciones y creando condiciones de vida infrahumanas q después el gobierno de la capital TIENE QUE RESOLVER. El problema no es tan idílico como se plantéa en su artículo, también hay q analizar las condiciones económicas, sociales y los aseguramientos q puede btindar la capital. No es un problema de discriminación todos somos cubanos y se lucha por crear las mismas condiciones en todas las regiones (acciones q atentaron contra la atención y solucion a los problemas de la capital, abandonada por años). Piense si Ud fuera gobierno q haría.
Excelente artículo. La forma de abordar el fenómeno es lógica desde lo histórico, lo político y lo social. El vil acto de la discriminación está lejos de desaparecer precisamente porque los motivos de su origen son tan complejos como su solución. No obstante reconocer el problema y darle tratamiento en la agenda pública sería un buen comienzo. Aunque la descentralización de los procesos en materia económica y productiva aún están solo en el diseño, son muchos los precedentes negativos que alimentan el pesimismo y la desconfianza de la mayoría del pueblo. Las personas necesitan más hechos y obras en las cuales confiar y apoyarse, y menos promesas vacías que a la larga no se cumplen.
Mis respetos a la autora.
En Brasil, el principal flujo migratorio interno se da de la región Nordeste a la región Sudeste (São Paulo, Rio de Janeiro, Minas Gerais y Espírito Santo), considerada la más rica e industrializado. Persiste aquí la discriminación a los nordestinos que es mayor cuando la persona es mujer, negra, indígena o mestiza.
Excelente el artículo Ivette. Documentado, objetivo. En lo personal, no tengo esperanza alguna en la posibilidad de resolver a mediano plazo, ni a largo, los desequilibrios regionales en Cuba, por las razones que todos los cubanos conocemos muy bien.
La solución será emigrar, sea a La Habana o más allá. De lo contrario, conformarse, acostumbrarse y resignarse a lo que hay y habrá.
En su misma cuerda estoy, amigo Alexei. Creo que bajo el sistema/modelo actual los problemas de Cuba no tendrán solución NUNCA.
Cuando me di cabal cuenta del fracaso del proyecto socialista cubano decidí irme a por una vida más decente, con más libertad y sin tanto estrés.
Saludos.
En algunos aspectos estamos de acuerdo, pero tenga en cuenta q ya apenas hay cabida para los ciudadanos de la habana, por las mismas razones q se exponen, dígase de tipo gubernamental como de tipo social, si estadísticamente sacamos el % de la cantidad de personas del interior que habitan en la habana veríamos q no tenemos oportunidad los habaneros más q irnos al exterior, los centros de trabajo están abarrotados de orientales (ojo sin ánimo de ofender) las viviendas son más otorgadas a ciudadanos del oriente q a los propios habaneros, entonces creo q lo más justo sería como bien se publica en su exposición q se creen mas oportunidades en estas provincias para q cada cual pueda construirse un proyecto futuro en su lugar de origen..porq con todas esas virtudes q poseen las provincias orientales era para q la personas amaran estar allí,, tampoco se entiende porq se necesita trasladar cuadros a dirigir la habana cuando existen personas muy competentes y profesionales en esta provincia occidental, evitando con ello dar lugar al traslado de familias enteras a esta parte de la isla, ello conlleva al descontento de los habaneros porq en cierta medida nos sentimos desplazados y en la mayoría de los casos NO queremos emigrar al exterior, pero a fuerza de no quedar espacio para los habaneros tenemos q irnos… no es justo.. la mayoría de los contagios por covid en la habana han sido ciudadanos de oriente q tratan de emigrar a la habana y llevan una vida desordenada y sin condiciones como decimos bulgarmente tratando de establecerse a fuerzas..darle oportunidades a las provincias sería una muy buena estrategia ya q goza de tantas virtudes y nuestra historia se fomento desde allí.. gracias
Ya es bueno si en algunos aspectos estamos de acuerdo, Elsa María.
Creo que el problema es complejo, comienzo por reconocerlo, pero creo que debemos buscarle soluciones, que no pasen por la exclusión ni la discriminación.
Está claro que la verdadera solución pasa por crear oportunidades en las demás provincias, pero aun así existirá siempre el desplazamiento humano en busca de mejores oportunidades, es humano, legítimo, porque ciertamente el país es de todos. No puede ser estimulada y bien vista la emigración hacia La Habana solamente cuando está amparada por el Estado, como si este pudiera disponer del derecho de los ciudadanos a la libre circulación y elección de su residencia. Ese es un derecho humano universal. Por eso la clave también está en darle una atención especial a La Habana.
Me disculpa, pero no creo que los habaneros emigren al exterior porque los orientales ocupen sus espacios en la capital, como también sería muy cuestionable que se otorguen más viviendas a orientales que a los habaneros.
¿Sabemos cuántas familias humildes están en la periferia tratando de sobrevivir? Pongo un ejemplo, ¿por qué no se les ofrecen tierras en las modalidades más convenientes, de esas que están llenas de marabú, para que las pongan a producir y así asegurar mejores condiciones para la alimentación de la ciudad??
Las crisis no pueden llevarnos a discriminarnos entre nosotros, eso le hace daño a nuestra cultura, a nuestra identidad nacional, a la unidad que necesitamos los cubanos. Creo que debemos pensar como cubanos, que las crisis no nos lleguen al alma porque ahí sí estaremos perdidos.
Anoche mismo estaban circulando memes denominados “la Fábrica y el Producto! y unos cuantos eran referidos en sentido peyorativo a los orientales. Ya había entregado mi texto, de lo contrario lo habría incluido. ¿Es justo eso? ¿Cómo nos sentiríamos nosotros los habaneros si fuera al revés???? Yo solo invito a pensar. Gracias por su comentario.
Totalmente de acuerdo con la autora, un análisis profundo, serio que expone con claridad el problema y las soluciones. Luego, los criterios son una muestra del problema. Cómo oriental he sentido y observado manifestaciones efectivas de xenofobia, en el 2005 cuando cursaba el taller de técnicas narrativas fui testigo de una golpiza a un compañero porque se demoraba en un teléfono público, luego por motivos de trabajo he visitado la ciudad y en general he encontrado un trato normal y la más de las veces amable. En los medios sobran ejemplos sobre el tema recuerdo un infame animado del mediocre Pepe que por lo mismo nunca llegó a empatizar. Claro que este es un fenómeno de nuestro tiempo en todo el mundo, pero como dice la autora urgen políticas públicas al respecto.
Elsa María creo que es de esa xenofobia que muestra ud que habla este artículo. Uds tienden a culpar a los orientales de todo lo malo que ocurre en la Capital. Su “sin animo de ofender” me suena como mismo le suena el “…pero todas mis amistades son negros” a una persona de color cuando increpa a un racista. Jajaja!
Las viviendas son mas otorgadas a ciudadanos de Oriente que a los de la Habana? ¿Ud está segura de eso? ¿Donde están esas “estadísticas”?
Lo del traslado de “cuadros de dirección” hay que preguntárselo a los dirigentes de alto nivel, pero le doy un tip: “Creo que tiene que ver mas con la (idoneidad política) que con la capacidad de los mismos”.
Los trabajos en Cuba deberían ser para los mas capaces, no importan si es habanero, occidental o del centro, (si me dejaran a mi, no importaría si fuera del Polo Norte) con tal que favorezca mi empresa. ¿Ud cree que en Europa o EEUU cuando buscan un empleado capaz les importa su procedencia? En estos países incluso está legislado que las compañías tienen que demostrar que no han podido contratar mano de obra local (o regional en el caso de la Unión Europea) para poder contratar foráneos y no vea usted la de trucos y triquiñuelas que emplean los abogados para tener los mejores profesionales del lugar del mundo que sean, por encima de leyes de países, preferencias locales y demás. Se ve muchísimo en empresas de alta tecnología, donde llegas y el idioma base es el inglés y hay gente desde Korea hasta Argentina, con salarios que triplican los salarios de locales. A una compañía el no poder usar a los MEJORES en su ramo, le representa muchísimo dinero en el corto plazo. Lo mismo que pasa en Cuba. Entonces, hay que pararle a la tontera de “el trabajo para el local” (no importa si es en la Habana o Santiago). Debe ser “el trabajo para el mejor”.
Con todo creo que la eliminación de diferencias entre el campo y la ciudad pasa por crear oportinidades en el campo. Y esto a su vez pasa por darle LIBERTAD a la gente para producir. Cuando el nacional tenga libertad para crear su empresa, contratar fuerza de trabajo con salarios justos, exportar, importar, comercializar sin depender del estado, Cuba llegará a un punto tal en el cual tendrá que importar fuerza de trabajo, porque la actual está muy envejecida ya.Y va a peor. Para ese entonces ya no habría emigración por oportunidades a la Habana. El problema sería como trataremos a la fuerza de trabajo importada, si entre nosotros mismos nos tratamos tan mal.
“La matriz colonial determina que no se resuelva a corto plazo,”
¡Matriz colonial! pero si Cuba dejó de ser colonia hace más de un siglo.
Ah! Te refieres a la neo-colonia de los Estados Unidos. Pues ya va siendo hora de dejar de culpar a algo que pasó hace setenta años de los males de Cuba. Supongo que no estarás hablando de esos setenta años como un “corto plazo”
Esa expresión no es retórica, es una realidad Manuel. Ese problema no es solo de Cuba. Me refiero al período colonial si, porque fuimos colonia de España durante 400 años y todavía solo llevamos 118 independientes.
El proyecto colonial se basó esencialmente en la extracción de riquezas para la formación del capitalismo en Europa. Eso decidió que en este país se fomentaran las regiones y localidades de más fácl acceso al exterior y que tenían mejores condiciones de suelos, etc, de acuerdo con el patrón de progreso de cada época. Por eso nuestras primeras ciudades son costeras y durante casi 200 años hubo una escasa colonización del territorio. Por eso se fomentaron unas regiones y se abandonaron otras.
Todo eso generó los desequilibrios regionales a los que aludía, desequilibrios que constituyen a día de hoy uno de los principales problemas de los países latinoamericanos, a pesar de tener sistemas diferentes y que casi todos nos llevan de ventaja casi 85 años de independencia.
Esos elementos no se pueden desconocer porque están en la raíz de la cuestión.
Por eso insisto en que no es problema a resolver en plazos cortos, aunque si pueden y deben irse resolviendo, además de que no justifican, sino que explican en cierta medida la raíz del fenómeno de la migración interna de oriente a occidente y otros derivados.
Si no se impulsan oportunidades de negocios (y empleos decentes) en otras partes del pais (especialmente en el Oriente), mayores posibilidades de acceder a vivienda, etc el fenomeno de migracion interna no va a disminuir. Se han cometido errores y se cayo en el facilismo al importar mano de obra para empleos que no encontraban manera de cubrir con locales (policias, constructores, etc) pero ya es tarde para corregirlos.
Definitivamente si no se ponen coto a la migracion descontrolada, creceran cada dia mas los asentamientos informales, el hacinamiento y la informalidad muchas veces asociadas a personas orginarias de estas provincias. Lo siento, pero lo veo asi. Ya la Habana tenia problemas de vivienda, infraestructura, transporte, etc antes de 1990 y a estas alturas, esos problemas siguen sin resolverse, asi que una emigracion desordenada no ayuda en nada.
He sido tambien testigo presencial de su regionalismo y sus malos habitos, aunque esto ultimo no es exclusivo de los orientales solamente. Ni tampoco de todos. Pero es algo particularmente incomodo. Algo similar he observado en cubanos residentes en otros paises que se lamentan del pais que los acogio. Siempre hay otra opcion.
La Habana es la capital y punto, decir que es la capital de todos los cubanos es una grosera redundancia. Se imaginan que alguien tan “creativo” comience a decir en los medios que Varadero es el balneario de todos los cubanos?
Buen artículo y suscribo a Elsa María Infante.
Gracias.
Pues creo que no es exactamente lo mismo pero en relación de Varadero lo diría igual.
Varadero, como porción de nuestra tierra, también es de todos los cubanos, con la diferencia de que al ser turístico, su visita siempre dependerá de que usted pueda pagar los costos de visita u hospedaje, como existe en todas partes del mundo.
Lo que no debería ser es que usted no pueda ir a Varadero porque es cubano pero de otro lugar de Cuba, o que no pueda establecerse temporal o definitivamente en La Habana porque es cubano pero de otro sitio del país.
Ambos lugares son parte del territorio nacional.
Ivette, gracias por tu texto de hoy. Acabo de recordar que valdría la pena revisitar las razones que llevaron al flamante gobierno revolucionario a frenar el crecimiento urbano de la capital.
Es cierto que se hicieron inversiones en la región oriental del país para aliviar el habancentrismo, pero no fueron suficientes. Y después de 1990, el empobrecimiento de provincias como Granma, Guantánamo, Las Tunas y varios territorios de Santiago fue brutal. Vivo en Brasil y he visto las oleadas de migrantes haitianos, venezolanos, bolivianos y sirios llegando a este país. He visto los brasileros del Nordeste llegando a la región Sudeste. Si me indigina cualquier forma de discriminación contra ellos y contra mí mismo, imagina lo que siento cuando leo sobre la discriminación contra los orientales en Cuba.
Estamos de acuerdo Alexei. Refiriéndonos a los últimos 60 años, la emigración del oriente hacia La Habana existió desde los 60, no solo a La Habana, también hubo mucha migración inducida por el Estado hacia regiones deprimidas para potenciar el desarrollo de ellas buscando un territorio nacional más equilibrado. Algunos de los planes que recuerdo ahora mismo fueron los de Moa y la Isla de Pinos, hoy Isla de la Juventud, también con la ciénaga de zapata y otras. Eso fue positivo y no se puede desconocer.
Como en épocas anteriores de nuestra historia aunque con otras condicionantes, esa migración interna, aunque hoy existan otros problemas a atender en dichas regiones, contribuyó a la integración nacional. Lo que ocurre es que nos fuimos a los extremos, se desatendió a La Habana o no se le atendió de acuerdo con su realidad y funciones y desde los 70 pasó la euforia y se ralentizó todo ese ímpetu, aunque no desapareció del todo.
La migración problemática, no problemática por ella misma sino viendo la cuestión como país y a La Habana como capital, es un fenómeno de los 90 y las causas no hay ni que explicarlas, es sabido que fue nuestra peor etapa como país.
El desequilibrio hizo que la crisis en las provincias, sobre todo orientales, adquiriera unas proporciones que posiblemente muchos habaneros no calculan. Entonces fue una migración por desesperación hacia una capital que, como digo de otra forma en el texto, estaba en crisis tamibén y sin capacidad para enfrentar el problema.
Yo hasta entiendo que en situaciones extremas, algunas medidas también de ese cariz, restrictivas de algunos derechos, pueden explicarse, pero no pueden ser eternas y llevamos más de 20 años desde que se implantó la primera en 1997.
Casi 15 años después, la regulación estatal se ratifica en los mismos términos. Y hoy ¿qué tenemos? Ni se ha detenido esa migración, ni se han resuelto los problemas de la capital, las inversiones siguen presentándonos un oriente en desventaja y encima de todo, el fenómeno en sí, en vez de aportar a nuestra cohesión social como cubanos ha introducido fenómenos negativos en nuestra psicología como pueblo. Es decir, luego de más de 20 años tenemos más problemas en ese ámbito que cuando se implantaron las medidas restrictivas hacia los que emigran a la capital. ¿Por qué? Porque es más fácil prohibir o restringir, lamentablemente, que ir al fondo de los problemas. Y ese fondo tendríamos que entrar en el terreno de las políticas económicas de todos estos años, las causas de nuestro empantamiento o retroceso, no solo en lo económico y no solo por el bloqueo de EEUU.
Joyas los comentarios Elsa María y de Raúl. Así que los habaneros emigramos al exterior por la presión que ejercer los orientales sobre la distribución de viviviendas y empleos. Así que los orientales son los responsables del aumento del número de casos de Covid19 en La Habana, porque ellos, según Elsa María, llevan una vida desordenada y sin condiciones.
Recuerdan el comentario de la presidenta de la Comunidad de Madrid en relación a los inmigrantes que viven en la zona sur de la ciudad, y la digna respuesta que le dio un científico cubano naturalizado como español?
Santiagueros fueron los hermanos Mestres, dueños del Cirquito CMQ. Santiaguero era Félix Benjamin Cagnet. Santiaguera es Ana Fidelia. Santiaguera la familia Barcardí, dueños de la primera y única empresa transnacional fundada en Cuba. Bayameses el escritor Ambrosio Fornet y el cantautor Pablo Milanés. Guatanamera la periodista y presentadora Daysi Balmajó. Si sumamos más artistas, intelectuales, científicos, médicos, deportistas.
Elsa María y Raúl, nunca oí a ningún emigrado afirmar que se fue de Cuba porque los orientales llegaban a la capital a quitar oportunidades. Migración interna siempre hubo en Cuba. Quién dice que por nacer habanero debe tener prioridad para obtener un empleo. El empleo debe ser para el más capaz, no para el que sea nativa de la ciudad.
Alexei, usted no entendió mi comentario, no he dicho que la Habana sea solo de lo habaneros, lo que critico es un slogan disparatado como ” la Habana es la capital de todos los cubanos”
Tengo muchos amigos orientales a los que quiero como hermanos y cuando por ejemplo voy a un juego de pelota en el Guillermón, si no es contra Industriales, le voy a Santiago por solidaridad con mis anfitriones, eso no sucede con los orientales que viven en la Habana, que disfrutan ver perder a Industriales contra cualquier equipo, así lleven en la Habana viviendo toda la vida.
Gracias
Raúl, como usted suscribió lo planteado por Elsa, lo incluí en mi comentario
Raúl he tratado 4 veces de enviarle mi comentario a su planteamiento, pero no se registra o no sale……tal vez me ayudan los colegas de LJC
No sé casi nada de pelota, Raúl, pero si es como dice, en primer lugar lo felicito por su actuación en el Guillermón, pero eso sugiere que a usted lo tratan bien los orientales y a ellos los discriminan en La Habana. ¿O no? Seguro concuerda en que las reacciones no pueden ser las mismas.
He vivido muchísimas experiencias de trabajo fuera de La Habana y en las provincias se desviven por atendernos bien a los habaneros, a pesar de que tienen peores condiciones económicas. No puedo decir lo mismo de La Habana, con dolor porque soy habanera.
En muchísimas ocasiones sentí verguenza, desde los 90 al menos, cuando al organizar cualquier evento científico había que decir expesamente que quien venga de las provincias tiene que buscarse su propio hospedaje y lo demás, porque los organizadores no se ocuparían de eso. Otras veces procurando ayuda en organizaciones de masas que tienen instalaciones, no lo he logrado porque las cobran en CUC, por lo tanto, vedado el hospedaje para los nuestros no capitalinos que no tengan familia en la Habana. La diferencia se encuentra solamente cuando es de un alto interés oficial o, por ejemplo, de los escritores miembros de la UNEAC que tienen algunas poquísimas capacidades en moneda nacional, pero solo para miembros.
Ah! Por cierto, no soy especialmente amante de consignas, pero ya que insiste en llamar “grosera redundancia” y “slogan disparatado” a la expresión sobre La Habana como “capital de todos los cubanos”, lo invito a preguntarse, ¿por qué y cuando surgió esa frase? Tal vez comprenda el sentido que le doy en el texto y lo bien que se ajusta a lo que en este reivindico.
No entiendo cómo es posible que este país critique la política anti migrante de Trump. A La Habana por falta de recursos no la han rodeado de un muro perimetral este – oeste. Claro, el litoral libre, ahi si que entre todo el que quiera
Así mismo es Tere.
Basta leer algunos de los comentarios que reproducen arquetipos y otorgan valoración negativa a los cubanos procedentes del oriente, para entender la razón que asiste a Ivette en su artículo. Culpar a las personas de otras provincias por el abandono de décadas en política de vivienda, higiene de la ciudad y otras cuestiones en la capital, y en el resto del país, es injusto y enmascara las verdaderas causas de los problemas.
Y decir que los orientales le disputan recursos y empleos a los habaneros es xenofobia, sin más ni menos.
No hay peor palo que el de la misma astilla.., Refrán importante para comprender todo y además amiga Ivette decirle que en la Habana los que gobiernan y cogobiernan no son habaneros ni los que lo hacen a nivel nacional por tanto las políticas vienen desde quienes llegan a la habana desde el Oriente ,, porque le aseguró que de ser habaneros la cosa sería diferente porque como decía mi madre Matancera de pura cepa que los habaneros naturales de allí eran seres nobles y solidarios nada que ver con el estigma que han querido por años ponerles, como seres individualistas arrogantes y segregacionistas nada que ver con la realidad..lo que ocurre es que el que vive en la habana vive en una ciudad tan dinámica y bulliciosa que no queda casi tiempo para el café..; y da la impresión que el habanero vive solo para él..;
De verdad le digo que los que han llegado a la ciudad como dirigentes no la pueden querer y entender para cuidarla porque la vida ha dado la razón en este tiempo de pandemia han querido tratar a la habana en sus decisiones como pueblo alejado un municipio de otro.., no comprenden la dinámica de esa ciudad ni a sus habitantes..,.. Hermosa Habana de Martí.,
Muy de acuerdo conque el ser humano busque las mejores perspectivas para su vida, asumo que en buena parte el progreso de la humanidad guarda relación estrecha con el bienestar colectivo, aunque no es suma aritmética de personas aisladas, depende en gran medida del ambiente creado por el éxito individual, con independencia del lugar de nacimiento,
Considero que en los primeros años posteriores a 1959 se llevó a la práctica una política de desarrollo de regiones marginadas, obteniéndose ciertos resultados. No obstante, se apostó demasiado al fomento de industrias por todo el país descuidándose factores autóctonos que sustentaban la base económica de amplias regiones, constituyendo fuentes de trabajo muy atractivas para sus habitantes por generaciones.
Se ensayó una especie de gran salto adelante basado en la rápida industrialización mientras se aplicaron conceptos errados en factores como el sector agropecuario que había sostenido la economía del país por décadas, cierto que sobre bases bastante precarias pero rentables y efectivas. De haberse actuado entonces según el criterio de “sin prisa pero sin pausa” quizás se habría podido desarrollar una base industrial más pequeña pero más sólida, que de hecho existía en parte, y un sector agropecuario moderno, suficientemente productivo para sustentar una industria procesadora potente, fuente segura de empleos bien remunerados.
Debe reconocerse que el sector agropecuario recibió atención e inversiones, pero las relaciones de producción terminaron en el retroceso de los rendimientos y en el desestimulo de la fuera de trabajo que fue abandonando el sector.
Resultó igualmente letal la liquidación de la autonomía de los municipios y provincias en favor del centralismo desmesurado quizás muy necesario para una etapa, pero totalmente inapropiada para etapas posteriores, centralismo fatal para el añorado encadenamiento productivo como fenómeno natural de regiones cercanas. Fuente también de empleo local.
De tal modo que llegamos al colapso tanto de una industria generada sin base material y de un sector agropecuario de bajos rendimientos, insostenibles ambos económicamente.
El asunto termina en que al eterno flujo normal de migración originado por factores, digamos de inquietudes, fantasías y aspiraciones personales se suma una masa varias veces mayor de aquellos que lo hacen sencillamente para vivir. Saludos.
Gentuza, suburbanos, marginales. Chusma que hoy pulula en La Habana, dirigentes importados del oriente y que ni saben expresarse,
La migración interna en Cuba es una manifestación más del fallido sistema que impera en el país desde hace más de 60 años. Un sistema que en lugar de estimular el desarrollo libre de la iniciativa individual, el desarrollo libre de las fuerzas productivas, se inclina por mantenerlo dentro de la camisa de fuerza de regulaciones restrictivas que ralentizan cuando no frenan completamente la gestión del ciudadano. Por mi edad pude hablar con personas que vivieron la Cuba de antes del 59 en la cual no había trabas a la iniciativa individual, la inversiòn privada y el establecimiento de cualquier empresa, ya bien nacional o extranjera. En esos años la migración hacia la capital se producía, pero nunca en las magnitudes que se ven hoy porque en provincias existían posibilidades de avanzar, de prosperar. No en balde la migración interna se acrecienta a partir de 1990, precisamente cuando termina la relación con el campo socialista que, a fuerza de créditos blandos y otras d ádivas mantenía a Cuba disfrutando de una economía artificial sin una base real de desarrollo productivo o de servicios que la sustentara. Si los cubanos queremos que este fenómeno migratorio se reduzca y eventualmente termine, tenemos también que terminar con el actual sistema de gestión económica que impera en el país. Solo así los del “interior” se sentirán motivados a regresar a su terruño. Nadie emigra por placer, lo hace por necesidad.
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