Un conflicto, la fe y el Estado

por Alejandro Muñoz Mustelier
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Un conflicto, la fe y el Estado

Emula y muchas veces rebasa a las mitologías europeas en cuanto a complejidad, cantidad de rituales y concepciones del mundo. Teológicamente, dispone de tantas herramientas como las religiones monoteístas y –lo más curioso–, a diferencia de estas, nunca ha sido una fe de élites, por lo que le ha resultado difícil teologizar, optimizar y adornar su corpus de creencias y liturgias para crear imperios teológicos, económicos y políticos.

Por el contrario, la historia de quienes profesan esta fe ha pasado por la esclavitud y el sufrimiento la mayor parte del tiempo. Tiene más de veinte millones de seguidores en el mundo y se asume que el 70% de la población cubana está relacionada a ella de alguna forma.

Conocida popularmente como religión yoruba, la Regla Ocha-Ifá, vinculada por orígenes cercanos y parte de sus presupuestos religiosos compartidos a otros núcleos como la Regla Conga o Palo Monte y los Ñáñigos o Abakuá, es una de las creencias más populares e influyentes la Isla.

Por ello, el destino de esa religión y lo que en ella acontece es de interés para muchos no sólo aquí, pues los dictados de los sacerdotes de Cuba son asumidos por no pocos en el extranjero como guía y autoridad en la fe. Existe una línea criolla de creencias, resultado del sincretismo de la herencia cultural de los africanos traídos como esclavos a la otrora colonia española y con la fe católica de sus amos.

No obstante ese proceso, es Cuba uno de los países que más preservada tiene esa herencia religiosa. La contrapartida es la línea tradicional africana –a saber, nigeriana. Allí el entramado de tradiciones y prácticas puede ser más fiel a los orígenes, pero la condición continental y las características tribales de las sociedades del África Subsahariana, hacen notables ciertas diferencias rituales, interpretativas y litúrgicas entre los practicantes.

A ello debe sumarse que el legado religioso ha llegado a la actualidad de forma oral. La ausencia de un «libro sagrado» donde estén recogidos los fundamentos al modo del Corán, la Biblia o la Torá –algo que, por otro lado, no ha evitado cismas en estas religiones monoteístas–, dio como resultado una religión acéfala y, muchas veces, sin otra organización que no sea la propia fe. Entonces, carece de una autoridad universal que le otorgue verticalidad y uniformidad a cualquier cambio o reinterpretación de los dogmas.

Por tanto, en caso de desavenencia no hay quien pueda excomulgar o expulsar a creyentes y practicantes díscolos, propiciando la creación de una nueva rama.

El cisma en este caso quedaría en una suerte de limbo, porque a falta de una autoridad que represente a todos los creyentes, cualquiera de las facciones puede remitirse a las tradiciones y fundamentos ancestrales –orales por demás– para probar su punto. Dado lo diverso de opiniones y prácticas, sobre todo en la línea tradicional africana, sería el cisma de nunca acabar.

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Y como todo lo que puede pasar, inevitablemente pasará tarde o temprano, pues tan temprano como los primeros días de enero de este año, las Iyanifás cubanas consultaron al Oráculo de Ifá para hacer públicas las predicciones del año entrante, una práctica de la cual emana la popular Letra del Año y que la tradición ha reservado a los hombres durante siglos, sobre todo en la línea criolla y también en una parte de la tradicional africana.

Las Iyanifás son mujeres que se consagran en Ifá, se adentran en los conocimientos de Orunmilá, conocen los 256 Odù de Ifá –sistema oracular–, aprenden cómo recitarlos, realizan Ebo Riru –sacrificio sobre el tablero de Ifá– y pueden ser jefas consultantes. Aunque esto forma parte de las tradiciones de algunas comunidades nigerianas, tales facultades en la vertiente cubana están reservadas para los hombres, y la realización de esas actividades por parte de féminas constituye para ellos una aberración y la violación de muchos principios elementales.

Las Iyanifás y sus seguidores, que ya suman algunos miles –hombres incluidos– arguyen que no hay ningún fundamento religioso que les prohíba consagrarse en Ifá y que esas facultades en manos de mujeres son harto practicadas no sólo en África, sino en otras partes de América.

Entienden que conocer el sistema oracular y fungir como jefas consultantes es su derecho humano y divino. He ahí el cisma. ¿Qué representan las Iyanifás en Cuba para la religión yoruba? ¿Qué implica la apropiación y uso de posiciones usualmente reservadas a los hombres? ¿Son la facción de un cisma o son sencillamente una forma más de profesar la fe?

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Las reacciones de la comunidad yoruba ante este hecho han sido variadas tanto en contenido como en forma. Si bien se habla de reacciones, respuestas y contra-respuestas subidas de tono de ambas partes, existen muchas opiniones de entendidos que abordan el tema desde aristas muy interesantes.

Por ejemplo, para el sacerdote Ifá, Alain Ogbe Yono, es cierto que la mayoría de las tradiciones dan al hombre la exclusividad de la adivinación y la consagración en Ifá. Incluso recuerda que el notable sacerdote Miguel Febles Padrón aconsejaba para las mujeres un límite de solo dos Ikines –símbolos adivinatorios sagrados–, en lugar de los dieciséis que permiten la adivinación.

No obstante, explica que los orígenes de la religión yoruba son eminentemente tribales, y todavía hoy existen diferencias entre las distintas formas de practicar los rituales tanto en África como aquí. Además, el intercambio constante entre el continente y la Isla hace que distintos modos puedan surgir en cualquier lugar. Las Iyanifás son sencillamente una forma distinta de practicar la fe, que tiene antecedentes en otros sitios, por lo que no debe representar un problema.

Por su parte, el sacerdote Ifá y estudiante de teología, Awo Orunmila Irete Untelu, afirma que las Iyanifás no son totalmente independientes, ni siquiera son una facción. Explica que Olofin no reconoce la manipulación de Ifá sin el debido ceremonial asociado. Los secretos de estos ceremoniales se encuentran plasmados en el tradicionalismo y en la diáspora y que ambos rechazan esta profanación.

Destaca que las Iyanifás no son análogas al protestantismo en el caso del cristianismo, pues el protestantismo tiene un sustento teológico e histórico, mientras que las Iyanifás son un intento de feminismo anti-patrimonial. La validez de su Letra del Año es, por demás, nula. De hecho, Olofin castiga las profanaciones

Awo Orunmila se remite al Doctor Bascom William, en su investigación para la Universidad de Indiana, Ifa Divination: Comunication between Gods and Men in West Africa, quien afirmó nunca haber encontrado a una sola mujer sacerdotisa actuando como adivina en ninguno de sus amplios estudios de campo en diferentes momentos y ciudades africanas.

Tampoco, ninguno de sus informantes mencionó tal práctica. De hecho, fuentes de la ciudad nigeriana de Ede que se remontan a mediados del siglo XIX, dicen claramente que sólo los hombres pueden ser adivinos de Ifá.

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La Asociación Yoruba de Cuba, la organización más importante de esta fe en la Isla, ha redactado y publicado en su página oficial una Declaración Protesta donde se acusa a las Iyanifás de «profanar en su máxima expresión, nuestra Cultura Patrimonial, nuestra Religión y el Legado de nuestros Ancestros (…) cuando según ellas mismas manipularon las sagradas semillas de Olofin, pretendiendo obtener como resultado, una Letra del Año para Cuba y para el mundo, escudadas dizque bajo el derecho que les concede Olódùmarè y la Constitución de la República de Cuba. (…)

Estamos denunciando y protestando, porque durante mucho tiempo hemos advertido que todo esto podía suceder y amén de haber alertado a las autoridades y a las instituciones, a fin de evitar lo sucedido, hicieron oídos sordos y mutis, y con total indiferencia han permitido la profanación de nuestro legado afrocubano y mundial (…)».

En la Declaración Protesta, publicada el 10 de enero, la Asociación afirma haber solicitado el apoyo del Ministerio de Cultura, del Consejo Nacional de Patrimonio y de otras instituciones para que hicieran cumplir la Declaración de Patrimonio Inmaterial de la Unesco, según el expediente 10-2006/04-2010.

Asimismo, la Asociación expuso que han alertado en repetidas ocasiones que tras este fenómeno existen «objetivos turbios, manipulación y financiamiento desde el exterior como una forma de agresión, en este caso a la identidad cubana».  

La respuesta fue la Denuncia de las Iyanifás de Cuba, publicada en las páginas de sus miembros el 11 de enero, en la que hacen un llamado a sus seguidores y «a las autoridades competentes sobre las calumnias y amenazas constantes que nos acechan, las cuales, sabemos que son incitadas desde la Asociación Cultural Yoruba de Cuba».

En esta denuncia acusaron a la organización de machismo y corrupción, esto último además desde una cita bíblica, específicamente Juan 8:7: «El de vosotros que esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella». Argumentaron también que estaban amparadas por los artículos 42 y 55 de la Constitución de la República.

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La sociedad está en un proceso –lánguido, pero constante– de reconocimiento hacia la mujer. La religión, como parte de la estructura social, no está exenta de eso. Incluso el Papa Francisco, máximo representante de una religión bastante menos inclusiva para las mujeres que la yoruba, autorizó a que las féminas se desempeñaran como lectoras y acólitas, facultades que a cualquier Apetebi le parecerían anémicas si las comparara con las suyas, de gran importancia y trascendencia para los rituales y en el entramado de la religión misma.

El Papa Francisco y la reforma moral de la Iglesia

En cualquier caso, y bien establecida la discordia –sin soluciones a la vista– ambas partes vuelven sus miradas a la autoridad del Estado, pidiendo que tome cartas en el asunto. Lo curioso es que en ambos casos los argumentos parecen plausibles y es bien conocido que las disputas religiosas, si no se manejan con cuidado, pueden desembocar en verdaderas crisis, causantes –históricamente ha sido así– desde divisiones y polarización social irreparables, hasta guerras que nunca terminan.

Si bien en el caso cubano el alcance de las diferencias siquiera roza esos escenarios, una respuesta estatal inteligente sería fundamental. La Oficina de Atención a Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista, tiene la función primaria de velar por el cumplimiento de las políticas hacia la religión, las instituciones religiosas y los creyentes, tres categorías que en documentos oficiales y políticas gubernamentales se encuentran bien separados por lo distinto de su naturaleza.

El tratamiento hacia las religiones tiene sus bases no sólo en la Constitución de la república, sino además en los Congresos del Partido. Las sociedades religiosas conocen que a las instituciones estatales y políticas cubanas no les compete el funcionamiento interno de ellas. Estas instituciones sólo velan por las relaciones con el Estado.

Existe una línea de trabajo subversivo que describe al Partido y al Estado mismo como regente de las asociaciones religiosas, cuando realmente estas organizaciones son autónomas. Sin embargo, el Estado puede y debe recomendar y orientar en algunos asuntos, dejando a las organizaciones religiosas tomar las decisiones por su cuenta.

La posición estatal y partidista es a no inmiscuirse en asuntos de fe o litúrgicos, ya que el Estado cubano no es confesional, sino laico. En cuanto a las reclamaciones de las partes a las autoridades, la Asociación Yoruba ha transmitido la preocupación ante el tema de las Iyanifás, partiendo de estas no se encuentran legalmente registradas en el Ministerio de Justicia. Es obvio que la solución a la problemática se encuentra en los actores religiosos implicados y no en institución política o estatal alguna.

Esta discordia ha existido por algunos años y el Estado ha recomendado varias veces que el fenómeno sea estudiado teólogos, antropólogos, sociólogos y autoridades religiosas. El Estado se limita, por ejemplo, a velar porque no se usen las organizaciones religiosas con fines subversivos, se mantengan las tradiciones y el patrimonio religioso nacional, no existan ilegalidades, y se potencie la participación en la construcción de la sociedad.

Las denuncias en redes sociales de acoso a las Iyanifás por parte de la comunidad religiosa y el uso de violencia, a las autoridades sí les competen, ya que las diferencias deben ser tratadas dentro de la legalidad vigente. Las acusaciones han ido subiendo de tono, tanto por los creyentes que siguen la línea criolla como por los seguidores de las Iyanifás.

Las instituciones políticas y estatales conocen de la existencia de líneas bien establecidas de subversión que pasan por la religión, dado el poder coercitivo y la trascendencia cultural de ellas. Estas líneas han sido aplicadas históricamente con la Iglesia Católica y, más recientemente, con algunas denominaciones protestantes. La ausencia de una organización vertical en las religiones afrocubanas dificulta la penetración ideológica.

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Entonces, la situación es la de dos posiciones religiosas diferentes y un Estado laico que no tiene jurisdicción en temas de fe. Pero el conflicto no toca solamente las interpretaciones religiosas, ni las políticas nacionales para tratar o no estos temas. Hay otros aspectos a tener en cuenta.

El feminismo que ha ganado terreno en Cuba, asume esta problemática desde sus propios puntos de vista. Lo lamentable es que tales contradicciones no pueden ser analizadas desde una única aproximación, por justa y correcta que esta parezca, sino desde una perspectiva global y multidisciplinaria. Del mismo modo, analizarla desde un punto de vista exclusivamente religioso, deja fuera una serie de elementos éticos referentes a los derechos de la mujer.

La historia demuestra que cuando una religión se fractura en varias denominaciones, hay un debilitamiento de todas estas. Ha pasado en el islam y en el cristianismo, incluso dentro del protestantismo, desprendido de su raíz y dividida en innumerables confesiones.

No obstante, la historia religiosa cubana es de sincretismo. Las diferentes creencias de origen africano se rozan y tocan de alguna forma a la Iglesia Católica. Prácticamente se puede comulgar donde se quiera sin caer en contradicciones de conciencia. Ello demuestra que la religión debe ser un vehículo para la fe y no un freno para esta.

14 comentarios

Observador 2021 30 enero 2021 - 8:51 AM

“…y se asume que el 70% de la población cubana está relacionada con ella…” Suficiente como para dejar de leer el artículo. Demasiado pretencioso citar esa cifra, más irracional que los que asumen que más del 85% apoyan el sistema político del pais. Ya no son tiempos de ocultar esas prácticas y se asume el aumento de quienes para protegerse de ciertas acciones se adscriben a ellas, que también aumenta la plantilla por las limitadas restricciones de comportamiento y la mayor permisibilidad de las autoridades de esos ritos. Bueno, si el rechazo de amplios sectores de la población a esos ritos, desde ateos, protestantes y católicos entra en lo que se llama “relación” quizas hasta se quede corto esa cifra!

Alejandro Muñoz Mustelier 30 enero 2021 - 11:49 AM

Observador, son importantes, imprescindibles hoy en día, las habilidades lectoras y la destreza interpretativa, y sí, tiene razón, la falta de estas habilidades son suficientes para dejar e leer no este, sino cualquier texto; por ejemplo, la palabra “asumir” tiene connotaciones especulativas, he ahí que la haya utilizado en vez de aseverar confirmar, ratificar, probar, verificar, afirmar, asegurar, declarar o garantizar. Por otra parte la expresión “relacionada a ella de alguna forma” y hago hincapié en “…de alguna forma”, no se circunscribe únicamente a sus practicantes, evidentemente, desde la aceptación o no, el apoyo o la crítica a esta religión o conjunto de creencias,presupone una relación, lo cual le brinda connotación a la misma. En la página de datos estadísticos Datos Macro,se expone que ya en el año 2010, un 50% de la población tenía creencias sincréticas: esto, evidentemente incluye a todas las religiones afrocubanas; además se expone que el cristianismo ha retrocedido, y según la tendencia mostrada en los gráficos, lo ha ido haciendo en años recientes.
Por otra parte gran cantidad de los practicantes de otras religiones, catolicismo incluído, tienen vínculos -explícitos o implícitos con el sincretismo. Además, el flujo inter-religioso, o sea, cuando una persona cambia de religión, aumenta el número de personas relacionadas con la religión Yoruba y otras de origen análogo, sea por ingreso a estas, o por abandono. El 15% de la población cubana, aproximadamente, no está adscrita a ninguna religión, lo cual no compromete al hecho de que muchas de estas personas hayan asistido o tomado parte en alguna liturgia, o conozcan a alguien cercano que lo haya estado.

Alejandro Muñoz Mustelier 30 enero 2021 - 12:07 PM

Son importantes, imprescindibles hoy en día, las habilidades lectoras y la destreza interpretativa, y sí, tiene razón, la falta de estas habilidades son suficientes para dejar e leer no este, sino cualquier texto; por ejemplo, la palabra “asumir” tiene connotaciones especulativas, he ahí que la haya utilizado en vez de aseverar confirmar, ratificar, probar, verificar, afirmar, asegurar, declarar o garantizar. Por otra parte la expresión “relacionada a ella de alguna forma” y hago hincapié en “…de alguna forma”, no se circunscribe únicamente a sus practicantes, evidentemente, desde la aceptación o no, el apoyo o la crítica a esta religión o conjunto de creencias,presupone una relación, lo cual le brinda connotación a la misma. En la página de datos estadísticos Datos Macro,se expone que en el año 2010, un 50% de la población tenía creencias sincréticas: esto, evidentemente incluye a todas las religiones afrocubanas; además se expone que el cristianismo ha retrocedido, y según la tendencia mostrada en los gráficos, lo ha ido haciendo en años recientes.
Por otra parte gran cantidad de los practicantes de otras religiones, catolicismo incluído, tienen vínculos -explícitos o implícitos con el sincretismo. Además, el flujo inter-religioso, o sea, cuando una persona cambia de religión, aumenta el número de personas relacionadas con la religión Yoruba y otras de origen análogo, sea por ingreso a estas, o por abandono. El 15% de la población cubana, aproximadamente, no está adscrita a ninguna religión, lo cual no compromete al hecho de que muchas de estas personas hayan asistido o tomado parte en alguna liturgia.

Miko 30 enero 2021 - 9:54 AM

Yo deseo, por razones de trabajo, confirmar el dato concerniente a un 70% de la población cubana que, según el artículo, está de alguna manera relacionada con la Regla de Ifá-Osha. La razón de mi pregunta no es la crítica ácida. Hace muchos años que estoy tratando de explorar estadísticas sobre confesión religiosa en Cuba y los datos son muy brumosos. Agradecería que el autor del artículo me iluminara en mis objetivos.

Alejandro Muñoz Mustelier 30 enero 2021 - 12:04 PM

Por supuesto. Este dato es una aproximación, pero lo que creo que debe constar es que el término relación no implica militancia o práctica necesariamente. Yo mismo estoy relacionado con estas creencias por el sencillo hecho de haber escrito este trabajo; el dato es resultado de sitios estadísticos que sitúan a un 60% de la población dentro de las religiones sincréticas -puede buscar online cualquiera de estos sitios, datosmacro, por ejemplo, aunque hay decenas; y en análisis empírico, porque es imposible aplicarle estadística a un término tan amplio como “relación”, en entrevistas a funcionarios y autoridades religiosas, se arribó al 70%, cifra que creo, incluso, conservadora. No creo que pueda usar el dato para una investigación científica o similar, sí le puede servir para tener una idea del alcance de la influencia de estas creencias. No obstante si puedo ayudarle en alguna otra cosa, para mí será un placer.

Alejandro Muñoz Mustelier 30 enero 2021 - 12:37 PM

Esta es una fuente que puedes consultar, es una de las que expone las estadísticas a las que me refiero:
https://amp.rfi.fr/es/americas/20160302-viaje-al-ritmo-de-la-santeria-cubana

Asier Sardiñas 30 enero 2021 - 12:10 PM

Agradezco al autor, que informe la fuente, de la que tomó que en Cuba el 70% de la población cubana -es decir, 7,9 millones de personas- está relacionada a ella (a la Regla Ocha-Ifá) de alguna forma. Le anticipo las gracias por ello,

Alejandro Muñoz Mustelier 30 enero 2021 - 12:39 PM

Aquí le pongo una de las fuentes donde se manejan estos datos, sí bien, allí hace referencia a un núcleo religioso más cerrado, es una de las que tomé como referencia.

Alejandro Muñoz Mustelier 30 enero 2021 - 12:27 PM

De nada. Pero no es sólo la regla Ocha-Ifa, es todo el complejo de creencias que incluye otras religiones. Hago hincapié de que en este caso el texto no se refiere únicamente a practicantes o creyentes; en el comentario anterior lo explico.

Alejandro Muñoz Mustelier 30 enero 2021 - 12:40 PM
Alejandro Muñoz Mustelier 30 enero 2021 - 1:39 PM

Para abundar en las estadísticas, que parece ser -justa- preocupación en los lectores, además de lo antes expuesto en mis comentarios, adjunto fragmentos que arrojarán más luz al lector sobre las características de la religiosidad cubana, la cual es poco sensible a encuestas estadísticas meramente descriptivas, y necesitan de estudios más profundos:

Religión, cultura y sociedad en Cuba
Jorge Ramírez Calzadilla
Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS).
Departamento de Estudios Sociorreligiosos (DESR).
Calle B #352, esquina 15. Vedado. 10400 La Habana. Cuba
Fecha de recepción: noviembre de 1995

Tabla 4. Comportamiento de indicadores de religiosidad en los sujetos creyentes.
% de sujetos
Indicadores o grupos de indicadores
que los señalaron
— Considerar que el momento de la muerte
está predeterminado o es posible que lo esté.
74,36
— Indicadores de contenido práctico-mágicos
referidos a curaciones, acciones para tranquilidad
de los muertos, figuras milagrosas.
entre 65,26
— Indicadores sobre existencia de espíritus, aparecidos
y la comunicación con los muertos.
entre 40,06
— Considerar que es bueno y deben celebrarse bautizos,
fiestas de santos y la semana santa.
entre 17,55
– admitir la pertenencia a una agrupación religiosa. 2,29
(Fin de la cita)
Este interesante estudio, aunque tiene algunos años ya, merece ser leído en su totalidad por cualquier persona que desde el punto de vista social, demográfico o antropológico, desee mayores conocimientos sobre el tema.

Oscar Alvarez 30 enero 2021 - 2:43 PM

En cuanto al numero de Cubanos y cubanas que, de algun modo se relaciona con la Santeria recordar del famoso: Se acuerda de Santa Barbara cuando truena. Quien lo dude, que visite el santuario del Rincon cualquier miercoles de mes o la hermita de la caridad del cobre; Santo tomas, ver para creer.

Sebastian 30 enero 2021 - 4:25 PM

Yo, partiendo de mi experiencia personal, estoy a favor de ese 70% de relación con lo que yo llamaría “El Espiritismo”, que es denominador común en todas las creencias afrocubanas. He conocido a muchos que no creían en “ese atraso y falta de cultura”, pero que teniendo suficiente tiempo en mi compañía, los he convencido de que sus problemas se debían a brujerías que les fueron echadas, y a todos los he visto correr para el Santero, el Palero o el Babalawo: eso es relación, aunque ocurra una sola vez en la vida. El cubano no cree en nada, pero cree en todo. No creo que yo habría “convencido” a un sólo Musulmán de ir a un santero; me habría dicho que esos invocan genios, que quien resuelve, es Alah.

liborioxxl 30 enero 2021 - 9:36 PM

Como otros, creo que la cifra del 70% es un poco alta. por lo demás, no creo que sea de la incumbencia del estado intervenir en la disputa, a no ser que sea para garantizar el ejercicio de los derechos de ambas partes

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