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Huelga de la moneda

La huelga de la moneda 2.0

por Mario Valdés Navia 31 mayo 2021
escrito por Mario Valdés Navia

Entre febrero y julio de 1907, durante la segunda intervención de Estados Unidos en Cuba, los tabaqueros de La Habana, secundados por los de Matanzas y Las Villas, protagonizaron la primera huelga victoriosa del proletariado cubano: la Huelga de la Moneda. El reclamo que hacían era recibir sus jornales, con las mismas tarifas existentes, en la moneda más fuerte que circulaba en el país: el dólar estadounidense, en lugar de pesos españoles, o luises franceses; lo cual aumentaría automáticamente sus salarios en un diez por ciento.

La resistencia de los patronos del trust tabacalero norteamericano/inglés, e industriales cubanos y españoles independientes, no logró contener la decisión de los huelguistas, que fueron apoyados solidariamente por otras organizaciones obreras de la Isla y por los tabaqueros cubanos de Cayo Hueso, Tampa y Nueva York. Hasta una firma comercial habanera les adelantó víveres que pagarían después de obtenido el triunfo. Los cinematógrafos, por su parte, ofrecieron funciones recaudatorias a favor del movimiento.

So pretexto de que la huelga ocurría ordenadamente, el gobernador Charles Magoon —interesado en promover el uso de la moneda yanqui en Cuba—, se negó a usar el aparato represivo del Estado para terminarla, o a presionar desde el gobierno a los trabajadores. Con ello terminó toda resistencia patronal y los obreros pudieron celebrar su victoria por todo lo alto. Inspirados en los tabaqueros, los obreros de la construcción, ferrocarrileros y otros sectores, repitieron el procedimiento y lograron similares conquistas.

Huelga de la moneda 2

Charles Magoon

La creación del peso cubano por el economista espirituano Leopoldo Cancio Luna, y su circulación como moneda nacional desde abril de 1915, dotó a Cuba durante ocho décadas de una moneda fuerte, con valor similar al USD, que resistió todas las crisis hasta que la debacle del Período Especial la depreciara tanto que llegó a cotizarse a 160 x 1 USD.

Tras la autorización que permitió el regreso del USD al mercado cubano (1993) —sustituido en el 2004 por su avatar criollo: el CUC— la ciudadanía tuvo la necesidad/posibilidad de cambiar, a través de las Casas de Cambio (CADECAS), sus depreciados pesos por la divisa dominante y acceder con ella a mercados más nutridos que los de moneda nacional (MN).

En diciembre de 2020, con el inicio de la Tarea Ordenamiento se esperaba que el peso cubano retornara a su puesto; no obstante, apenas cinco meses después, observamos con angustia que se depaupera a marchas forzadas. Si bien en julio del pasado año fuera anunciada una amplia estrategia económica, lo único de ella que se aplicó de manera relampagueante en el segundo semestre fue la conversión de tiendas en CUC a MLC. En aquel contexto escribí:

Su carácter transitorio ya ni se menciona, por el contrario, se enfatiza en su exitoso rol como aspiradora de remesas por la vía de un mercado cautivo. Lo que más me importuna de esta salida mercantilista son tres cuestiones: fundamentación soberbia y obsoleta, extensión indiscriminada y negación del lugar que corresponde al uso del peso cubano como derecho ciudadano.

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Colas en las tiendas que venden mediante tarjetas MLC, bienes de primera necesidad, muchos de producción nacional (Foto: EPA/BBC)

Al constatar la espiral inflacionaria en que ha caído nuestra añorada MN, dadas la contracción de su mercado y el apetito desbocado de los demandantes por USD, hallo que fui muy comedido en mi valoración de entonces.

Ante el cierre del mercado formal para cambiar pesos por divisas, ya el USD es pagado por la izquierda a 60 pesos y subiendo. Poseerlo es un imperativo para acudir a las tumultuosas e imprescindibles colas en las tiendas que expenden, tarjetas MLC mediante, bienes de primera necesidad, muchos de producción nacional.

Aunque decir que están mejor abastecidas es válido únicamente en el sentido de que los mercados en MN permanecen casi vacíos, esta forma de comercialización en una moneda extranjera ha hecho trizas el objetivo declarado de la Tarea Ordenamiento de que el salario vuelva a convertirse en el estímulo principal para el trabajo. Como afirmara en el referido artículo:

El derecho de los trabajadores a recibir por su trabajo una moneda con capacidad ilimitada para cubrir sus deudas en el territorio nacional es un derecho humano fundamental, pilar de la libre contratación en todo el mundo. Las estrategias económicas que se adopten han de reconocer y respetar ese derecho, de una vez y por todas. Nunca habrá un solo camino ante un escenario confuso, siempre habrá otras decisiones mejores que adoptar y soluciones que buscar.

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Tiendas mayoristas en MLC (Foto: Cubatel)

Enrumbar hasta límites peligrosos por un camino que retoma la primacía del mercado en la divisa foránea, podrá estimular, de no revertirse, la ocurrencia de estallidos sociales ante la caída incesante del poder adquisitivo del salario. La creciente cadena de comercios mayoristas y servicios productivos en MLC para el sector no estatal, solo contribuye a incrementar a su vez la oferta de productos y servicios en esa moneda en el mercado minorista, tanto formal como informal.

La vida nos ha enseñado que la apuesta por medidas drásticas anti-económicas, como el fomento de inoperantes latifundios socialistas, mantenimiento del acopio estatizado, desmantelamiento de la agroindustria azucarera, demora en crear las mpymes e insistencia en dolarizar el mercado interno; no han traído consigo resultados positivos ni siquiera en mejores momentos.

Félix Varela alertaba que el verdadero error no está en cometer errores, sino en insistir en ellos. La irreflexiva política económica actual está creando las condiciones para una nueva huelga de la moneda 2.0. Esta ya no sería porque nos paguen en USD, sino para abandonar definitivamente la dolarización plástica exclusiva de unos pocos. 

31 mayo 2021 25 comentarios 4.146 vistas
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unificacion monetaria

La unificación monetaria y cambiaria en Cuba: normas, efectos, obstáculos y perspectivas

por Carmelo Mesa Lago 6 febrero 2021
escrito por Carmelo Mesa Lago

Obstáculos a la unificación

El proceso de unificación se enfrenta a cuatro graves obstáculos. El primero, su diseño, la suspensión o posposición de elementos claves en la unificación monetaria y cambiaria: continuación de subsidios a las empresas con pérdidas al menos por un año; determinación central de precios e imposición de topes a la mayoría de precios mayoristas y minoristas, lo cual mantiene las distorsiones e impide que el mercado envíe señales adecuadas a los productores; establecimiento del cambio fijo y postergación del cambio móvil hasta que existan las condiciones necesarias; crecimiento del desempleo oculto porque las empresas con pérdidas no cerrarán al menos por un año (el desempleo declarado “no es una opción”); expansión insuficiente del sector no estatal para absorber el excedente de mano de obra estatal porque, a pesar de algunas medidas positivas, no se ha promulgado la ley de empresas que lo legalice y ofrezca garantías, ni se le permite exportar e importar directamente; ausencia de reformas profundas paralelas a la unificación, fundamentales para eliminar las distorsiones estructurales, como la transformación de la agricultura; incremento en 24 veces de los precios de las importaciones, pero su limitación a 12 veces en los precios nacionales; postergación del mercado paralelo oficial o permitido del dólar; retraso en la eliminación de gratuidades y reemplazo del subsidio a las empresas por el subsidio a las personas vulnerables; y rechazo como no factible de la mejor opción para controlar la inflación, que es el incremento de la producción.

El segundo obstáculo es político. Los retrasos mencionados pueden deberse a la oposición de los dirigentes más ortodoxos o “duros” de la vieja guardia (José Ramón Machado Ventura, de 90 años, segundo secretario del Partido y ex primer vicepresidente, y Ramiro Valdés, de 89 años, vicepresidente del Consejo de Estado). Cuando Raúl Castro reemplazó a su hermano en 2007, carecía del control total sobre las decisiones políticas y tuvo que compartir el poder con los “duros”. Esto fue una razón del fracaso de sus reformas estructurales, obstruidas por restricciones, desincentivos, altos impuestos y otras “trabas”. Miguel Díaz-Canel ha proclamado el “continuismo” junto con la necesidad de “destrabar” la economía. Obviamente, Díaz-Canel tiene menos poder que Raúl, que tenía el apoyo de las fuerzas armadas y la mayoría del PCC. Es posible que la posposición por casi una década de la unificación monetaria se deba a esta oposición (y a la resistencia de los beneficiarios del sistema de planificación central, incluyendo a las empresas “perdedoras” con la unificación). El período de transición de un año que pospone el cierre de empresas estatales y la terminación de los subsidios estatales pudiera haber sido una condición impuesta a la unificación por los ortodoxos.

El tercer obstáculo es la peor crisis económica desde la década de 1990. El PIB, que había disminuido un 0,2% en 2019 (en vez del 0,5% positivo estimado por la CEPAL), cayó un 11% en 2020, más que los pronósticos iniciales (del -8% al -10%). El promedio anual del período 2016-2020 fue del -1,3% y con un crecimiento adecuado tomará al menos tres años recuperar el quinquenio perdido (véase la Figura 10). Frente a este pobre desempeño, Cuba necesita una tasa de crecimiento sostenida del PIB del 6% al 7% anual. La caída del 11% en 2020 es mayor que la del -3% en 1990 y del -10,7% en 1991, el primer y segundo año de la crisis de los 90. Gil (2020b) proyecta un crecimiento de entre el 6% y el 7% en 2021, algo difícil (Triana, 220), y habrá que esperar a fines de este año para comprobarlo.

El déficit fiscal en 2021 aumentará al 23,3%, el mayor desde los años 90. La liquidez monetaria en manos de la población superaba al valor del PIB en 2019. El índice de producción industrial, que se recuperó parcialmente desde 2013, descendió en 2019 y estaba 39 puntos porcentuales por debajo de 1989. Entre 22 productos claves en agricultura, ganadería, pesca/mariscos, minería y manufactura en 2019, 19 descendieron respecto a 2018, 10 estaban bajo el nivel de 1989 y 11 eran inferiores a cimas de producción previas. El valor de las exportaciones en 2019 era un 62% menor que en 1989, mientras las importaciones eran un 22% mayor y el déficit en la balanza comercial de bienes creció un 187%. En 2020 hubo una caída del 30% en las exportaciones y del 40% en las importaciones, y disminuyó algo el déficit en la balanza de bienes. El excedente en la balanza de bienes y servicios menguó de 3.719 millones en 2014 a US$994 millones en 2019. Es un 73% menos, debido a que el valor de los servicios profesionales (primer ingreso en divisas) pasó del 13,8% al 7,2% del PIB entre 2012 y 2019 (mayormente por la crisis de Venezuela y el recorte de su compra de servicios a Cuba, así como por la salida de médicos de Brasil, Bolivia, Ecuador y El Salvador). Las remesas del exterior (segundo ingreso en divisas) en 2020 estaban un 35% por debajo de 2019. El ingreso bruto por turismo (tercero en divisas) en 2020 cayó un 80% respecto a 2017 (la proyección oficial en 2021 es menos del 68% respecto a 2017) y la ocupación de camas hoteleras era sólo un 48% en 2019 (debido a la pandemia y las sanciones de Trump).

Cuba no pagó su deuda renegociada con el Club de París en octubre de 2019 y este le ha impuesto una sanción del 9% sobre su saldo. También incumplió el pago de la deuda renegociada con Rusia, que suspendió sus proyectos de inversiones (Triana, 2020). La inversión extranjera directa virtualmente se paralizó debido al recrudecimiento del embargo y la implementación del Título III de la Ley Helms-Burton (que autoriza reclamaciones judiciales contra compañías extranjeras que han “traficado” con propiedades confiscadas por el gobierno cubano). La tasa de participación laboral mermó del 76,1% al 65,2% entre 2011 y 2019. El salario real era el 47% del valor de 1989 mientras que la pensión real era del 64%, y la asistencia social disminuyó entre 2005 y 2019 de 5,3 a 1,5 beneficiarios por 1.000 habitantes y del 2,3% al 0,4% del PIB (Figuras 1, 2 y 3; Mesa-Lago y Svejnar, 2020; Gil, 2020b; Bolaños, 2020; y Frank, 2020).

El cuarto obstáculo es que Cuba no tiene un ahorro interno sustancial y que su formación bruta de capital pasó del 25% del PIB al 12% entre 1989 y 2018 (Figura 1). Sus reservas internacionales, aunque no se publican, deben estar a muy bajo nivel o virtualmente exhaustas debido a la crisis económica. Esto significa que no hay recursos para afrontar el aumento de los costes de importación, los subsidios, etc., y limita el espacio de las políticas fiscales. Por último, carece de un prestamista de último recurso que pudiese ayudarla financieramente en la unificación, al no pertenecer al FMI, ni al Banco Mundial, ni al BID (“Redacción OnCuba”, 2016; y Cuba Standard, 2020).

¿Por qué ahora?

En septiembre de 2020 un artículo de la Agencia Reuters anunció que el fin de la doble moneda ocurriría antes del fin del año, probablemente el 1 de octubre. Esto provocó una avalancha de cubanos buscando cambiar sus CUC por CUP, con seria escasez de CUP en las casas de cambio oficiales CADECA (Tribuna de La Habana, 9/IX/2020). El anuncio fue desmentido por el BCC como “no verídico” y su presidenta declaró que cuando se tomase la decisión se anunciaría al pueblo. La principal agencia de noticias oficial recorrió los bancos de La Habana y reportó largas colas de cambistas, un colapso de los servicios, cajeros vacíos y falta de personal (Cubadebate, 14/IX/ 2020). En una Mesa Redonda televisada, Marino Murillo y Alejandro Gil dieron información detallada sobre la unificación, llamada “Ordenamiento Monetario”. Según Murillo (2020), la unificación y la modificación de la tasa de cambio ocurrirían simultáneamente antes de fin de 2020, en un primero de mes, porque las empresas estatales deben cerrar sus estados financieros al final de cada mes, pero esto no ocurrió. El 10 de diciembre, Díaz-Canel (2020b), flanqueado por Raúl Castro que se mantuvo en silencio, anunció la unificación y advirtió que “no constituye por sí misma la solución mágica a todos los problemas de nuestra economía”. Estos antecedentes plantean tres interrogantes: ¿por qué ahora la unificación en medio de la crisis económica más grave desde los años 90?, ¿por qué no se hizo cuando Cuba gozaba una situación mejor? y ¿cuáles han sido las causas de su postergación?

El momento ideal para hacer la unificación y reducir, o al menos controlar mejor sus efectos adversos, hubiese sido entre 2012 y 2016, cuando la situación económica era más boyante. La relación con Venezuela estaba en máximos y equivalía al 22% del PIB cubano; la venta de servicios profesionales sobrepasó los US$8.000 millones anuales (el primer ingreso en divisas), las remesas externas fueron de US$3.445 millones anuales[1] (el segundo), el proceso de normalización con EEUU bajo la presidencia de Obama indujo un aumento considerable del turismo estadounidense y el ingreso bruto del turismo fue de US$3.185 millones (el tercero). En 2015 el PIB creció un 4,4%, el mejor desempeño desde 2007. Hubo una deflación del -2,9% y Cuba conducía exitosamente la negociación con el Club de París, que le condonó 42.000 millones en deuda y extendió el pago restante hasta 2033 (Figuras 1 y 2). Pérez (2019) identificó el período entre 2014 y 2017 como el “mejor contexto”.

Una disyuntiva recurrente en el debate académico sobre la unificación fue la urgencia de hacerla sin tener listas las condiciones previas. La posición más convincente fue que estas podrían no darse y que la unificación facilitaría otras medidas (Pérez, 2020; y Pérez Villanueva, 2020b). Monreal (2019a) especuló con que la dirigencia demoró su inicio porque priorizó los efectos político-sociales: “Si predominase la percepción de un elevado costo social y un potencial impacto de erosión política, sencillamente no habrá devaluación…, por mucho que los economistas insistamos en su [necesidad]”. En este escenario, “los duros” hubieran presionado para demorarla. Es posible, además, que el gobierno cubano –como el resto del mundo– esperara que Hilary Clinton ganara en 2016, garantizando la continuidad de las políticas de apertura de Obama y la bonanza económica en Cuba, lo que podría aliviar el shock derivado de la unificación. Frente a la razón de Monreal, la espera ha agravado los costes político-sociales, mientras que la esperanza de la victoria de Clinton no explica por qué se desaprovechó tamaña oportunidad anterior. Murillo da pistas de por qué comenzó la unificación en diciembre: “La unificación no va a resolver todos los problemas de la economía que… tiene problemas estructurales en los que habrá que continuar trabajando… Tenemos un entorno en el que es muy difícil que la economía funcione de manera natural, tanto por dicho entorno como por las deformaciones estructurales… No es posible avanzar en temas más profundos en el modelo económico si no se ordena monetariamente el país… creemos que no podemos seguir esperando” (Falcón et al., 2020a). Sin embargo, esa razón era válida en el período previo.

Perspectivas

El gobierno cubano ha iniciado la necesaria unificación monetaria y cambiaria, pero ha pospuesto varios de elementos clave al menos por un año. Esto postergará sus efectos positivos a largo plazo, pero no impedirá impactos a corto, como la inflación. Queda por ver si el incremento de los salarios, pensiones y prestaciones sociales compensará la subida de precios, pero en caso contrario se agravarán las tensiones sociales. Afrontar este difícil proceso en medio de la peor crisis desde la de los años 90, lo hace aún más traumático. Por último, existe la posibilidad de que después del año de transición se mantengan los subsidios fiscales a las ineficientes empresas estatales que sufren pérdidas.

Los dirigentes cubanos apuestan a que Biden regrese a las políticas de Obama, lo que les daría un respiro esencial para la unificación. De hecho, dijo que lo haría en un discurso en Florida, que probablemente le costó la elección en ese estado, por el voto de los exiliados cubanos y venezolanos, seducidos por Trump. El nuevo presidente podría, por resolución presidencial, restaurar varias de las medidas de Obama revertidas por Trump. Además, consiguió empatar los votos en el Senado al ganar el Partido Demócrata la elección decisiva de dos senadores en Georgia (la vicepresidenta tiene el derecho de votar en favor de los Demócratas, dándoles la mayoría). El tema cubano es poco prioritario en la agenda de Biden, con múltiples problemas severos y urgentes, como la pandemia, la recesión, el cambio climático, la extensión del acuerdo nuclear con Rusia, la renegociación del tratado nuclear con Irán, el creciente poder económico y político mundial de China, la necesidad de restaurar sus lazos con la UE y la reversión de las políticas sociales de Trump. Biden también se enfrentará a la férrea oposición de los trumpistas-Republicanos, y del senador Demócrata cubano-americano Bob Menéndez, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado. Además, el gobierno cubano debería hacer las concesiones que le negó a Obama, para que las medidas de Biden sean aceptables políticamente en el Congreso.

El VIII Congreso del PCC debió celebrarse en abril de 2020, pero se pospuso, en parte, por la pandemia y por la crisis económica. Es probable que los dirigentes del gobierno y del partido quisiesen esperar al resultado de las elecciones presidenciales estadounidenses antes de emprender las políticas económicas más difíciles del proceso de unificación. La convocatoria para el VIII Congreso, del 16 al 19 de abril de 2021 es parca y poco concreta en sus objetivos, recalca las metas repetidas en la última década: evaluación de la implementación de los Lineamientos (VI Congreso, 2011) y actualización de la conceptualización del modelo económico (VII Congreso, 2016), así como sus resultados; aumento de la producción de alimentos, respuesta de la industria a la demanda interna, ahorro de recursos, incremento de las exportaciones, sustitución de importaciones y participación de la inversión directa extranjera. Este Documento de Trabajo ha demostrado con estadísticas oficiales que ninguna de esas metas se ha cumplido. La Convocatoria reitera que la empresa estatal juega “el papel principal” en la economía, aunque “los vínculos entre el sector no estatal y el no estatal… han de seguir desarrollándose” pero de “forma complementaria” sin el dinamismo que tiene en China y Vietnam[2]. Por último, la convocatoria afirma que en el VIII Congreso se presentarán “definiciones precisas y concretas” (Comité Central del PCC, 2020). Es factible que las decisiones fundamentales sobre el modo de implementar la unificación, así como las reformas fundamentales paralelas, no se conocerán hasta que se publiquen los acuerdos del Congreso.

Los resultados reales de la unificación monetaria y cambiaria se conocerán de forma gradual, a corto, medio y largo plazo. En los primeros meses de 2021 posiblemente habrá indicaciones de: (a) si en el mercado negro la tasa de cambio fija de 24 sigue depreciándose (superando 43 a fines de diciembre); (b) si frente a eso, el gobierno da señales de que devaluará más el CUP, aumentando la tasa de cambio fija o permitiendo una tasa de mercado paralelo; (c) si el gobierno emprende (no basta que anuncie) algunas reformas estructurales paralelas esenciales, como la promulgación de la Ley de Empresas, la reforma profunda de la agricultura, la eliminación de trabas al sector no estatal, etc.; y (d) si el aumento del salario y pensiones se queda por debajo del crecimiento de los precios.

A mediados de 2021 o comienzos del otoño, el gobierno sabrá: (a) si han crecido las exportaciones de bienes y servicios en volumen (no sólo en precios internacionales) y se han reducido las importaciones con una mejoría en la balanza; (b) si hay un retorno del turismo extranjero y un incremento en las remesas externas que ayudarán en la unificación; y (c) si hay señales positivas del gobierno Biden aliviando las medidas de Trump. Un tercer grupo de efectos no se podrá evaluar hasta comienzos de 2022, después del año de transición, algo sobre lo que falta información, pues todos los ministros han guardado silencio: (a) si el gobierno deja de pagar subsidios a las empresas estatales que continúan con pérdidas; (b) si hay despidos de los trabajadores en las empresas cerradas, sin que el gobierno siga pagándoles todo o parte de sus salarios, por lo que el desempleo declarado crecerá más allá del actual 1,6%; y (c) si hay una expansión sustancial del sector no estatal, especialmente del cuentapropismo, y si este está absorbiendo el desempleo generado en el sector estatal.

Hago votos por que el proceso de unificación avance sin más cortapisas para bien del país y de su pueblo.

[1] Las cifras son estimaciones gruesas pues no hay series estadísticas verificables.

[2] En el VII Congreso se afirmó que la gestión por formas de propiedad no estatal no implica “la privatización o enajenación” de aquellas.

Tomado de: Real Instituto Elcano (con autorización del autor)

6 febrero 2021 16 comentarios 3.748 vistas
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unificación

¿Es este el mejor momento para la unificación?

por Carmelo Mesa Lago 22 diciembre 2020
escrito por Carmelo Mesa Lago

Por una década, las autoridades y académicos economistas cubanos han estado debatiendo sobre la unificación monetaria y cambiaria. Incluso hace varios años se publicó en la Gaceta Oficial, las reglas generales para el llamado «Día Cero» en que comenzaría ese proceso, y el expresidente Raúl Castro prometió que acaecería en 2018.

El pasado septiembre, un artículo de la Agencia de Noticias Reuters anunció que el fin de la doble moneda ocurriría antes de terminar el año 2020, probablemente el 1ro de octubre, lo cual provocó una avalancha de cubanos que trataron de cambiar sus CUC por CUP, lo que creó una seria escasez de CUP en las casas de cambio oficiales, llamadas CADECA.

El anuncio fue desmentido por el Banco Central de Cuba como «no verídico» y la ministra-presidente de esa institución declaró que cuando se tomara la decisión, se anunciaría al pueblo. El medio oficial con más alcance de la Isla hizo un recorrido por los bancos de La Habana y reportó que había largas colas de cambistas, un colapso de los servicios, cajeros vacíos y falta de personal.

Una Mesa Redonda transmitida por la TV, con la participación de Marino Murillo, jefe de la Comisión de Implementación de los Lineamientos, y Alejandro Gil, ministro de Economía y Planificación, dieron información detallada sobre la unificación, llamada «Ordenamiento Monetario». Según Murillo, la unificación monetaria y la modificación de la tasa de cambio ocurrirían simultáneamente antes de que terminara 2020 y sería un primero de mes porque las empresas estatales deben cerrar sus estados financieros.

Aunque esto no ocurrió, el 10 de diciembre se decretó la unificación. Estos antecedentes plantean interrogantes: ¿por qué después de diez años se hace ahora la unificación en medio de la crisis económica más grave desde el decenio de los 90?, ¿por qué no se hizo antes cuando Cuba gozaba una situación mejor?, ¿cuáles han sido las causas de la postergación de esta medida?

El momento ideal para hacer la unificación y reducir, o al menos controlar mejor sus efectos adversos, hubiese sido entre los años 2012 y 2016, cuando la situación económica de la Isla era mucho más boyante (Mesa-Lago y Svejnar, 2020):

  • La relación económica con Venezuela estaba en su cima, equivalente al 22% del PIB cubano.
  • La venta de servicios profesionales sobrepasó los 8 mil millones de dólares –el primer ingreso en divisas–.
  • Las remesas externas fueron de 3 mil 445 millones –el segundo ingreso en divisas–.
  • El proceso de normalización con los EE.UU bajo la presidencia de Barack Obama resultó en un aumento considerable del turismo estadounidense y el ingreso bruto de turismo fue de 3 mil 185 millones de dólares –el tercer ingreso en divisas–.
  • En 2015, el PIB creció 4.4%, su mejor desempeño desde 2007.
  • Hubo una deflación de -2.9% y Cuba estaba conduciendo de manera exitosa sus negociaciones con el Club de París, que eventualmente le condonó 42 mil 000 millones en deuda y extendió el pago de la deuda restante hasta 2033.

Por lo contrario, el fin del año 2020 demostró que Cuba estaba sufriendo su peor crisis desde el decenio de los noventa.

  • El PIB que había disminuido 0.2% en 2019 –en vez del estimado de la CEPAL de 0.5% positivo–, cayó 11% en 2020, más que los pronósticos de entre -8% y -10% que habían hecho la CEPAL, The Economist Research Unit y otros expertos. El promedio anual del PIB en el período 2016-2020 fue de -1.3% y tomará dos años —asumiendo un crecimiento adecuado— para recuperar el quinquenio perdido.
  • El déficit fiscal en 2021 aumentará a 23.3%, el mayor desde el decenio de los 90, debido al incremento de salarios, pensiones y prestaciones de asistencia social, así como de los subsidios de precios y a las empresas estatales con pérdidas.
  • La liquidez monetaria en manos de la población (M-2) superaba al valor del PIB en 2019 y la cima alcanzada en 1993, el peor año de la crisis de los 90, y será mayor en 2021.
  • El índice de producción industrial que se había recuperado parcialmente desde 2013, descendió en 2019 y estaba 39 puntos porcentuales por debajo del nivel de 1989.
  • De entre 22 productos claves en la agricultura, la ganadería, la pesca/mariscos, la minería y la manufactura en 2019, 19 de ellos descendieron en su producción respecto a 2018, diez estaban bajo el nivel de 1989 y once eran inferiores a cimas de producción previas.
  • El valor de las exportaciones en 2019 era 62% menor que en 1989, mientras que el valor de las importaciones era 22% mayor y el déficit en la balanza comercial de bienes creció 187%. En 2020 hubo una caída de 30% en las exportaciones y 40% en las importaciones, con lo cual disminuyó el déficit en la balanza de bienes.
  • El excedente en la balanza global disminuyó de 3 mil 719 millones en 2014 a solo 994 millones en 2019 –73% menos– debido a que el valor de los servicios profesionales –primer ingreso en divisas– mermó de 13.8% al 7.2% del PIB entre 2012 y 2019 –mayormente por la crisis en Venezuela y el recorte de sus compras de servicios a Cuba, así como la salida de médicos de Brasil, Bolivia, Ecuador y El Salvador–.
  • Las remesas del exterior (segundo ingreso en divisas) en 2020 estaban 35% por debajo de 2019.
  • El ingreso bruto por turismo (tercero en divisas) en 2020 cayó 80% respecto a 2017 (la proyección oficial en 2021 es una merma de 68% respecto a 2017) y la ocupación de camas hoteleras era sólo 48% en 2019 (debido a la pandemia y las sanciones trumpistas).
  • Cuba no pagó su deuda renegociada con el Club de París en octubre de 2019 y este le ha impuesto una sanción de 9% sobre el saldo de dicha deuda.
  • La inversión extranjera directa virtualmente se paralizó debido al recrudecimiento del embargo de EEUU y la implementación por Trump del Título III de la ley Helms Burton, que autoriza reclamaciones judiciales contra compañías extranjeras que han «traficado» con propiedades confiscadas por el gobierno cubano.
  • La tasa de participación laboral mermó de 76.1% a 65.2% entre 2011 y 2019, una indicación de un desempleo oculto del 11%.
  • El salario real –ajustado a la inflación oficial– era el 53% del valor de 1989, mientras que la pensión real era el 38%, y la asistencia social disminuyó entre 2005 y 2019 de 5.3 a 1.5 beneficiarios por mil habitantes y de 2.3% a 0.4% del PIB (Gil, 2020; ONEI, 2020; Mesa-Lago y Svejnar, 2020; Mesa-Lago, 2021).

Es probable que la falta de unidad en la dirigencia contribuyera a posponer la decisión. Además, el gobierno cubano —como el resto del mundo— esperaba que Hillary Clinton ganase la presidencia en 2016, garantizando la continuidad de las políticas de apertura de Obama y la bonanza económica en Cuba, lo que podría evitar el shock derivado de la unificación. Pero esa oportunidad dorada se desaprovechó.

Murillo explicó por qué se inició el proceso el pasado diciembre: «La unificación no va a resolver todos los problemas de la economía que tiene problemas estructurales en los que habrá que continuar trabajando. Tenemos un entorno en el que es muy difícil que la economía funcione de manera natural, tanto por dicho entorno como por las deformaciones estructurales. No es posible avanzar en temas más profundos en el modelo económico si no se ordena monetariamente el país. Creemos que no podemos seguir esperando».

Sin embargo, salvo algunas medidas positivas pero insuficientes, Cuba todavía no ha llevado a cabo las reformas profundas necesarias para eliminar las «deformaciones estructurales», algo que hay que hacer paralelo a la unificación.

Los dirigentes cubanos ahora están apostando que, con la elección de Joseph Biden como presidente de EEUU, este regrese a las políticas de Obama. De hecho, Biden dijo que lo haría en un discurso que pronunció en Florida y que probablemente le costó perder la elección en ese estado, por el voto contrario de los exiliados cubanos y venezolanos seducidos por las acciones y promesas de Trump. El nuevo presidente podría, por resolución presidencial, restaurar varias de las medidas de Obama que fueron revertidas por Trump, pero necesita una mayoría en el Senado para avanzar más y eso no se sabrá hasta el 5 de enero cuando se haga la elección de dos senadores clave en el estado de Georgia.

Además, el tema cubano tiene muy baja prioridad en la agenda del nuevo presidente que confronta problemas severos y urgentes como la pandemia, la recesión, el cambio climático y la reversión de las políticas derechistas de Trump. Biden también enfrentará la férrea oposición de los Trumpistas-Republicanos, así como del senador demócrata cubano-americano Bob Menéndez, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado. Por último, el gobierno cubano tendría que hacer algunas concesiones a las que se negó bajo Obama, para que las potenciales medidas de Biden sean aceptables políticamente en el Congreso.

Referencias

Gil, Alejandro (2020b), “Economía cubana cae 11% este año, Informe al Sexto Período Ordinario de la Sesiones de la ANPP”, Cubadebate, La Habana, 17 diciembre.

Mesa-Lago, Carmelo (2021), La Unificación Monetaria y Cambiaria en Cuba: Normas, Efectos, Obstáculos y Perspectivas, Madrid, Documento de Trabajo, Instituto Elcano de Estudios Internacionales, enero.

Mesa-Lago, Carmelo y Jan Svejnar, The Cuban Economic Crisis: Its Causes and Possible Policies for a Transition, Miami, Vaclav Havel Program for Human Rights and Diplomacy, Florida International University, octubre.

Oficina Nacional de Estadísticas e Información—ONEI (2020), Anuario Estadístico de 2019, Edición de 2020, La Habana, consultado el 20 de diciembre.

22 diciembre 2020 36 comentarios 2.311 vistas
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dia cero

Día cero: el momento bisagra de Cuba

por Mario Valdés Navia 25 noviembre 2020
escrito por Mario Valdés Navia

Después de largos años de hacer oídos sordos a los que abogamos por la reunificación monetaria y cambiaria, o posponer una y otra vez la decisión de hacerla, parece que ahora es inminente el Día Cero. Para la economía cubana se trata de lo que los ecologistas llaman un «momento bisagra» en el devenir, tanto del planeta todo, como de países, familias, o personas. Ese en que la línea de desarrollo que se venía siguiendo –para bien o mal− tuerce el rumbo y queda abocada a escenarios radicalmente distintos.

Como bien se ha señalado por altos funcionarios y expertos, la apuesta fundamental es a que, tras ese momento, no se desate una espiral inflacionaria descontrolada que desarticule el aparato productivo y comercial del país y dificulte aún más el consumo social y familiar. La mayor amenaza es que se combinen cuatro jinetes del Apocalipsis –palabra griega que significa develamiento, no destrucción ni extinción, como se suele interpretar– capaces de sumir a Cuba en una verdadera tormenta perfecta: devaluación del peso, incapacidad del sector productivo para abastecer la demanda interna, disminución de los ingresos en MLC y mengua de las importaciones.

La devaluación del peso ha sido declarada como el objetivo de la reunificación, sin precisar si se trata solo del estatal, que se cambia 1×1 con el CUC, o también incluye el de las personas naturales que lo hace a 25×1. La tasa que se apruebe el día cero debe estar entre esas dos, pero aún no se conoce. Luego habría que ver a cuanto llegará a colocarse el peso respecto al USD, pues de ahí dependerán los precios del mercado libre y del negro –ignorado oficialmente y poco estudiado–.

La entrada de USD con el reinicio de remesas, vuelos y turismo es necesaria para compensar tal desequilibrio, de lo contrario podríamos rebasar los topes de 150-180 pesos por dólar de los años 1993-1994.

Los déficits en la producción para el mercado interno constituyen la variable dependiente sobre la que más se puede influir a partir del día cero. El problema es que las medidas previas que podrían blindarnos ante esta amenaza latente no se acaban de tomar. Mejor dicho, de aplicar, porque casi todas están previstas en los documentos aprobados por el gobierno/Partido/Estado, las publicaciones de los especialistas y la opinión popular, expresada en múltiples asambleas desde hace más de una década, como mínimo.

Entre ellas sobresale la aprobación de una Ley de empresas, que incluya una mayor autonomía y poder de decisión para los colectivos obreros, ampliación del TCP y la creación de las mpymes, tantas veces reconocida de palabra y nunca aceptada −ni de hecho ni de derecho–. Solo poniendo a competir en el mercado a los diferentes sectores económicos en igualdad de condiciones, podrá funcionar una economía mixta nacional.

En eso nadie puede influir desde fuera, pero los intereses egoístas creados dentro han ganado hasta ahora la apuesta por prohibirlo.

La disminución de los ingresos en MLC y, con ello, de la capacidad importadora del país es más difícil de resolver. Cuando era niño, a inicios de los 70, recuerdo que el tropel de mercancías de todo tipo que fluyó del campo socialista llenó súbitamente almacenes, mostradores y vidrieras que llevaban años en la inopia. Esto contribuyó decisivamente a equilibrar la oferta-demanda y pronto los precios bajaron a niveles asequibles a la mayoría y se estabilizaron. Ahora, sin países que otorguen créditos blandos y precios preferenciales, es un escenario inconcebible.

No obstante, al menos dos cosas se podrían hacer de inmediato: conceder patentes de importación a las guerrillas comerciales que han demostrado su eficacia para abastecer el mercado interno. No prohibir, sino legalizar a los buhoneros cubanos —que por algo recibieron hasta una licencia del presidente de Panamá para viajar libremente a hacer sus compras en la Zona Libre del Canal–.

Lo otro sería otorgar franquicias para operar en el mercado interno cubano a firmas comerciales de países que son grandes mercaderes mundiales, como China, Rusia, Irán, España, etc.

Crear tiendas en MLC como solución al déficit de ingresos frescos del Estado ha sido una burla a la prometida reunificación monetaria y a la mayoría de los consumidores, que solo reciben ingresos en pesos. La divisa cubana es una sola, y la búsqueda y obtención de las internacionales debe hacerse en el sector externo, o con la exportación en fronteras. Hacerlo en el mercado interno es seguir opacando nuestra moneda y violando los derechos económicos más elementales de los trabajadores cubanos.

Con la contracción de la exportación de servicios médicos y turismo, y la consiguiente falta de liquidez del país en MLC, se deben emplear otros métodos. Si no se aplicaron las reformas necesarias durante el auge de los gobiernos populares en América Latina –la llamada Década Ganada−, ni durante el deshielo del gobierno de Obama, ahora hay que buscar y encontrar nuevos derroteros para salir adelante en la postnormalidad.

Lo otro sería hacer más de lo mismo y rezar para que la administración Biden nos quiera bien y decida ampliar el comercio y las visitas a cambio de nada. Como no creo en ninguna de las dos opciones, sostengo que hay que aprovechar el actual momento bisagra y el día cero para enderezar el rumbo sobre bases propias, aunque se lastimen los intereses de los que consideran que así todo marcha a pedir de boca y que es preferible continuar esperando por las calendas griegas.

25 noviembre 2020 16 comentarios 633 vistas
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Manifestaciones fantasmas y confituras lacrimógenas

por Resumen Semanal 1 noviembre 2020
escrito por Resumen Semanal

¡Muy buenas! Para este sábado, 31 de octubre, había sido llamada una manifestación que, como de costumbre, no sucedió. Convocada supuestamente por el sector cuentapropista, sus reclamos al gobierno se enfocaban en la escasez de productos generalizada. La protesta ha pasado prácticamente desapercibida, más allá de varias denuncias realizadas por grupos opositores donde aseguraron que algunos de sus miembros habían sido detenidos para impedir su participación.

También, esta semana se ha viralizado en redes sociales un texto publicado el pasado 18 de septiembre por el periódico Venceremos, órgano oficial del Comité Provincial del Partido Comunista en Guantánamo. El escrito formaba parte de la sección Instantáneas, dedicada a compartir las quejas de la población, y se refería a una petición para cambiar de lugar las confituras exhibidas en la vidriera de una tienda de productos en MLC.

Somos La Joven Cuba y este es nuestro resumen semanal de la agenda pública del país.

***

Como es casi costumbre, las protestas convocadas por sectores de la oposición al gobierno no logran participación popular. Para este 31 de octubre habían llamado a una manifestación pacífica de carácter nacional, bajo el lema “Queremos libertades económicas NO + MISERIA”.

Dicha convocatoria aseguraba textualmente que, “producto de la ineficiencia y lentitud del gobierno cubano en sus gestiones y en realizar los cambios que la realidad y el pueblo demandan, muchos cubanos protestaremos el día sábado 31 de octubre en toda Cuba”. Seguidamente aclaraban que “los manifestantes deben usar nasobuco y respetar la distancia física de 1,5 metros.

El documento de la convocatoria, divulgado a través de redes sociales, exigía al gobierno cubano los siguientes 5 puntos:

1- Que el gobierno de Cuba autorice y facilite la entrega a nosotros, el pueblo, de las donaciones humanitarias llegadas desde el extranjero, independientemente de quién sea el donante.

2- Que el gobierno entregue a los emprendedores la libertad de importar directamente del extranjero, mercancía sin límite de cantidad ni tipo, sin que medien las empresas estatales. (Excepto drogas, armas y explosivos).

3- Que el gobierno autorice a los campesinos cubanos a importar suministros y equipos, vender sus productos tanto a la población como para exportación con total libertad, sin imponerle límites de cantidad de productos ni de precios.

4- Que el gobierno autorice mediante licencia de trabajo, la compra-venta de productos. El comercio es legal en el mundo entero y por tanto los revendedores deben ser legalizados.

5- Eliminar el límite de propiedades y bienes que los cubanos podamos comprar así como eliminar el límite de activos que los cubanos podemos poseer para producir bienes o servicios.

Para la protesta sugerían diferentes puntos de las ciudades capitales de provincia, aunque aseguraban que cada cubano podía hacerlo desde donde estimara conveniente. Sin embargo, durante la jornada de este sábado no se registró ninguna actividad fuera de lo normal en los puntos donde supuestamente se reunirían “muchos cubanos”.

Los grupos opositores y medios de prensa que divulgaron la convocatoria a la manifestación apenas se han referido al tema, más allá de algunas denuncias de supuestas detenciones arbitrarias para impedir que periodistas independientes y activistas políticos asistieran al inexistente evento.

Por ellos, en las últimas horas se informó desde varios medios radicados en Miami sobre la presunta detención a Camila Acosta, periodista de CubaNet, mientras que José Daniel Ferrer, líder de UNPACU, alertó sobre agresiones policiales a miembros de su organización.

***

La sección Instantáneas, del periódico guantanamero Venceremos, publicaba el 18 de septiembre pasado un texto donde se solicitaba que fueran cambiadas de lugar las confituras exhibidas a través de la vidriera de la tienda de productos en MLC ubicada en las calles Los Maceos esquina a Prado.

Fragmento de la sección Instantáneas, del periódico guantanamero Venceremos.

Siga este link si desea descargar la versión en PDF del periódico de ese día: http://www.venceremos.cu/venceremos-edicion-impresa/category/48-viernes-18-de-septiembre

Según el texto, varias personas sugirieron a la gerencia de la tienda cambiar de lugar el expositor de dulces, de forma tal que los niños no lo vieran desde la calle, porque para los padres sería “complejo explicarles la imposibilidad de comprarlos por no tener acceso a esa moneda”.

Más de un mes después de publicado, la queja se viralizó en redes sociales, provocando una ola de críticas de diversos sectores que, en su mayoría, atacaban la existencia de las tiendas en MLC, un tema recurrente en cualquier debate nacional. Recientemente, el propio periódico anunciaba que el gerente general de la Sucursal Cimex Guantánamo respondió que habían escuchado las sugerencias de la población y las confituras fueron trasladadas de lugar. Problema solucionado.

Respuesta de la gerencia de Cimex para “solucionar” el problema de las confituras demasiado visibles.

Una breve para finalizar:

Desde hoy, 1 de noviembre, en todo el país se atrasó una hora a las manecillas del reloj y se restableció el horario normal. Con esta medida, Cuba vuelve a coincidir con el resto de países del hemisferio norte. Sin embargo, el nuevo horario implica mayor demanda de electricidad debido a que oscurece más temprano.

Desde la Oficina Nacional para el Control del Uso Racional de la Energía (ONURE) se hizo un llamado al ahorro en hogares y centros de trabajo.

Para cualquier feedback, queja o sugerencia, recuerde que puede interactuar con nosotros en nuestro canal de Telegram: ➡️ https://t.me/lajovencuba

Somos @LaJovenCuba

1 noviembre 2020 9 comentarios 935 vistas
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unificación

La unificación del gato por liebre

por Héctor Núñez Mantilla 26 septiembre 2020
escrito por Héctor Núñez Mantilla

Debido a la repentina aparición en los medios sobre el tema de la unificación monetaria, con explicaciones sobre la razón por la que fue necesario la introducción de una segunda moneda en el país, sus pro y sus contra, y el por qué de la vuelta a una sola moneda, se han producido múltiples comentarios a favor y en contra. Me ha sido económicamente imposible acceder a todos, pero tengo la impresión de que hay una arista que no se ha tenido en cuenta y que el Banco Nacional (BN) no ha aclarado. Me refiero a cuál será la tasa de cambio CUC-PESOS, cuando finalmente decida sacar de circulación al primero.

He conversado con varias personas al respecto y todas me han dado la misma respuesta: 24 Pesos por cada CUC. Debo aclarar que aunque tengo un Diplomado en temas económicos, no es ese mi perfil de trabajo, ruego a los economistas que entiendan mis próximas palabras como las de un aficionado.

La tasa de cambio 24×1 es la que ha regido a manera de transacción económica, entre el BN y los interesados en cambiar monedas. Hasta donde conozco, en todos los lugares del mundo el banco cobra por ofrecer un SERVICIO, y he puesto servicio en mayúsculas, porque considero que ahí es donde está la trampa mental. Si los CUC los tenemos en nuestros bolsillos, y acudimos al banco a cambiarlos, la institución tiene todo el derecho, de cobrar por ofrecernos el servicio, otra cosa es para los CUC que están depositados en cuentas, las que dice el BN respetará.

La decisión de crear y desaparecer la segunda moneda, no fue de la población, fue del BN, por lo tanto no puede aducir que nos estará prestando un SERVICIO cuando decida sacar de circulación al CUC, y tenga que llevar a una cuenta en pesos el equivalente a la existente en CUC, o entregarlos físicamente a los dueños de las cuentas actuales.

Es un hecho, hoy no es posible fijar cuantitativamente, cuál debe ser el valor justo, pero sí podemos fijarlo cualitativamente.

El valor de cualquier moneda, se expresa por la capacidad de compra que posee. Para explicarlo mejor, voy a hacer lo mismo, que ha hecho en otras ocasiones el periódico Granma. Supongamos que hoy es el día que dejará de circular el CUC, y usted tiene una cuenta en el banco por valor de 100 CUC, deberán entregarle entonces, el equivalente al valor de compra según los precios actuales, de esos 100 CUC, (100 x 25) o sea, 2500 pesos, en lugar de los 2400, que muchos piensan al creer, que le estarán vendiendo sus CUC al BN, por lo que éste, tendría el derecho de cobrar una comisión.

Tiendas en USD, medias verdades.

Hace casi un año, el gobierno decidió crear una red de tiendas, para vender directamente en USD, con el objetivo de enfrentar la difícil situación económica del país y traer divisas frescas, para impulsar la producción de la industria nacional. Poco ha sido el apoyo en las redes, pero llama la atención que esas tiendas tampoco escapan de las grandes colas y aglomeraciones.

La cola de mi barrio

A simple vista, podríamos decir que hemos vuelto al inicio, cuando en los años ’90, surgieron las TRD y tiendas similares, en aquella época, pocos eran los que podían acudir a comprar, en relación al total de la población. Aun así, no puede negarse que ayudó a reactivar la economía nacional y por momentos nos ha parecido haber dejado atrás al Período Especial. Cierto que no se aprovechó adecuadamente el beneficio, por lo que hoy se repite la historia.

Como me gusta ser realista, no me opongo per se a la medida, pero si me refiero a ella es porque odio las mentiras. Cuando se refirieron al tema de los precios a los que se venderían los productos, dijeron que se tomaría como referencia los precios en el área, algo que se puede considerar justo. No obstante, ayer pude visitar una de esas tiendas, y vi que los precios de los productos eran los mismos que antes estaban en CUC, sólo cambiaron el nombre de la moneda.

Nunca cuestioné cuando explicaron el motivo, de los altos precios cuando surgieron las TRD, y demás comercios en divisas, pero la situación no es la misma, han quitado muchas de las razones de entonces, y lo peor de todo, mienten cuando intentan negar los irracionales impuestos, que forman parte de los precios actuales. Vuélvase a explicar a la población las razones, pero no mientan, pues entonces hacen pensar que ocultan culpas o razones deshonestas.

El bloqueo se puede burlar.

En este mundo tan globalizado, es irracional no mirar alrededor y aplicar el benchmarking. Está demostrado que si lo sabemos aplicar mejoraremos aquello que decidimos comparar. En nuestra área geográfica, un país está enfrentando un bloqueo y presiones como pocas veces, o posiblemente nunca, hemos tenido que hacer frente nosotros. Recientemente me llamó mucho la atención una noticia: “Empresas Iraníes abrieron mercados en Venezuela”. Esto fue producto de un acuerdo entre los gobiernos de Irán y Venezuela para combatir el desabastecimiento en ese país hermano.

Un poco en broma, pensé cobrar un par de Petros al presidente Nicolás Maduro por haberme robado la idea, pero recordé que no la había publicado. Porque sí, en el verano del año pasado, a raíz de unas palabras del Presidente Díaz-Canel, reflexioné sobre qué podría hacer Cuba para zafarse de la persecución económica del bloqueo. Tras pocos minutos y recordando haber leído y escuchado varias veces que anualmente al país entran, según medios oficiales, entre mil y tres mil millones de dólares en concepto de remesas, noté que esa es una cantidad apreciable y cercana de lo que los economistas dicen debe invertirse si deseamos emprender la ruta del desarrollo.

Foto: @drummer4uva72894 via Twenty20

También me vino a la mente que China es el país que ofrece mejores precios y créditos. Pues entonces, por qué no negociar con China u otro(s) país(es) una vía para utilizar ese potencial de la mejor manera. Seguro de abrirse en el país mercados abastecidos y administrados por extranjeros, los productos estarían accesibles para más personas. La costumbre en otros países es vender todo lo posible como vía para maximizar ganancias, en lugar de nuestra práctica de maximizar ganancias vendiendo lo menos posible.

Se podría además, negociar que los comerciantes compren a los productores cubanos de primera opción, pagando los productos a precios internacionales según su calidad y en divisas, lo que incentivará a productores nacionales elevar la calidad de sus ofertas. Para los que pregunten cómo se beneficiaría el Estado, la respuesta es simple: como cualquier otro negocio, ofreciendo los servicios básicos incluida la mano de obra, pero además, puede poner como condición que se invierta en el país un porcentaje de las ganancias. Cada vez que escuchemos culpar al bloqueo de nuestros problemas, no nos mienten, pero si hay maneras para romperlo que no se tienen en cuenta.

26 septiembre 2020 21 comentarios 622 vistas
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subsidios

Los subsidios en el contrato social cubano

por Mario Valdés Navia 11 septiembre 2020
escrito por Mario Valdés Navia

Parece que la eliminación de gran parte de los subsidios en la economía y la sociedad se hará realidad con la reunificación de la moneda cubana.[1] La práctica de los subsidios generalizados por parte del Estado propietario/empleador/comerciante no fue un invento del socialismo cubano, sino un pilar del modelo de socialismo estatizado burocrático que imperó desde 1917 hasta 1991 en el socialismo real y que, en lo fundamental, aún se mantiene en Cuba.

¿Por qué el Estado cubano tiene que subsidiar a la mayoría de la población si en el resto del mundo es al revés? ¿Es que el trabajo de los cubanos no produce valor y sí lo hace el Estado de manera inexplicada? ¿De dónde saca el Estado los fondos para subsidiar a tantas empresas y ciudadanos? Para aclarar esto analicemos brevemente el papel de los subsidios en las economías mercantiles y cómo llegamos a la situación actual de la economía cubana.

Si un individuo, o país, necesita costear producciones y/o servicios sin esperanzas de cobrar el equivalente, lo hace mediante un subsidio. Para eso el subsidiador tiene que disponer de fondos creados en la esfera productiva, o apelar a diferentes modalidades del crédito. Ningún individuo, organización o Estado puede subsidiar si no tiene con qué. El mecanismo principal para la obtención de fondos por un Estado son los impuestos que le pagan los ciudadanos, empresas y otras entidades a partir de sus ingresos.

Cuando no se presenta así en la superficie social, solo basta con escarbar un poco para que la oreja peluda del cobrador de impuestos salga a relucir. Aún si se trata de un Estado propietario solo puede formar su presupuesto con los impuestos. Al menos, así debe ser. Creo que a nadie se le ocurriría usar los fondos de amortización, salariales, o de acumulación de las empresas para pagar subsidios… ¿O sí?

Tras consolidarse el poder revolucionario (1959-1960) se inició la etapa del llamado socialismo cubano (1961-1971)[2]  en que la forma capitalista tradicional de distribución del nuevo valor creado (renta, ganancia, salario) desapareció como tal. Pronto se inició un experimento social a gran escala donde se abandonaron paulatinamente las lógicas del mercado en pos de una centralización casi absoluta de los ingresos en manos del Gobierno Revolucionario (GR). Estos fondos servirían para cubrir las crecientes necesidades de la defensa, solucionar los graves problemas sociales históricamente preteridos y nivelar las grandes diferencias sociales en un país que contaba con una de las economías más productivas de la región.

Igualitarismo en la distribución y el consumo, reparto directo de bienes y servicios, realce cotidiano del ascetismo y la uniformidad −en contraste con el consumismo de la sociedad anterior−, sirvieron de base al nuevo pacto social entre las clases populares y su GR, de forma tal que el Estado acrecentó su imagen de benefactor de la sociedad. En este nuevo contrato social, impregnado de una estoica resiliencia, los impuestos individuales perdieron su papel de instrumento principal de formación del presupuesto porque el Estado se apropiaba de la parte mayor de los nuevos ingresos de manera directa.

Tal situación era aceptada por la mayoría ya que una porción significativa de los valores le era devuelta a través de cuantiosos y eficaces fondos sociales de consumo (educación, salud, seguridad social, recreación, etc.) —las famosas gratuidades de hoy—. Y también porque los bajos precios de los artículos de primera necesidad, vendidos en el mercado normado de alimentos y productos industriales, hacían posible la satisfacción de las necesidades básicas de las familias a través de los ingresos salariales, garantizando una homogeneidad social del consumo que servía de base a la unanimidad política.

Cuando el idealismo que acompañaba al proyecto en esa etapa inicial entró en crisis con el fracaso de la Zafra de los Diez Millones, el país hubo de someterse a los dictados provenientes de la URSS y su campo socialista. A seguidas, en la etapa del socialismo real cubano (1971-1991), el nuevo pacto social que se impondría —especie de copia cubanizada del modelo soviético— aceptó la estimulación material de los trabajadores, tanto por la vía salarial como por premios y otros fondos colectivos empresariales y generalizó el arbitrario impuesto de circulación aplicado en la URSS.

Asimismo, el fomento de un amplio mercado complementario (paralelo) permitía la realización sistemática de los ingresos adicionales de los trabajadores de forma más o menos amplia. La realización de los proyectos de vida de la mayoría de los ciudadanos partía de su superación personal en los ámbitos del estudio y el trabajo y el consiguiente aumento de su salario.

No obstante, el generoso subsidio otorgado a la economía cubana por la URSS −estimado en un promedio de 6000 millones de $ anuales− convertía toda esta bonanza en un ensueño que pronto se convertiría en pesadilla con el advenimiento del Período Especial (1991−actualidad). La súbita debacle económica cayó sobre las espaldas de los sectores populares en forma de escasez generalizada e inflación reprimida.

El viejo consenso social establecido en los años setenta y ochenta (amplios fondos sociales de consumo, bajos precios y salarios, simbiosis entre el mercado básico normado y otro libre complementario) se fue para no volver. Apareció  así la llamada crisis de valores, reflejo en la conciencia social de la descomposición del retrógrado modelo centralizado de gestión burocrática con sus innumerables factores de freno a las fuerzas productivas.

Para elevar sus ingresos el Estado comerciante subió repetidamente los precios de los bienes y servicios que ofertaba en su mercado cautivo. Al unísono, como Estado patrono, demoró  durante años el incremento equivalente del salario de sus trabajadores, traspasándole los efectos negativos de la crisis a sus bolsillos. ¡El prodigio de la supervivencia de las familias que no han tenido ingresos extra-salariales sobrepasa cualquier otro milagro económico ocurrido en el mundo!

Durante tres décadas, se ha tratado de prorrogar la agonía del sistema empresarial estatal y la magra subsistencia de los sectores populares mediante subsidios estatales a las empresas irrentables y los precios del mercado normado. Las fuentes para hacerlo no fueron los tradicionales impuestos a la actividad económica,  sino los abusivos precios minoristas en las TRD y servicios prestados a la población tenedora de MLC y su representante cubano, el CUC.  Esas lluvias trajeron estos lodos.

Solo la aplicación de las reformas debatidas y consensuadas durante años creará las premisas para que impuestos y subsidios ocupen el lugar que les corresponde en el nuevo contrato social cubano. Entre otras: adopción del peso como verdadera divisa cubana; mayor libertad para los colectivos empresariales, sector no estatal y territorios; creación de condiciones similares para el acceso de los diferentes sectores económicos al crédito, ofertas mayoristas y mercados exteriores; pago de salarios según el valor de la fuerza de trabajo; sistema único de impuestos para todos los individuos y sujetos económicos.

Subsidiar a las personas, no a los productos; solo a las empresas necesarias socialmente, sean estatales, o no. Que el Estado/Partido/Gobierno se perciba como un servidor público, digno de ser mantenido por los trabajadores mediante impuestos racionales; no un ente por encima del pueblo, supuesto benefactor y proveedor de lo que nunca ha sido suyo.

[1] Me niego a llamar unificación monetaria a la prevista eliminación del CUC, porque la nueva dolarización parcial del mercado augura que se mantendrá la circulación del $, junto al peso cubano, por un tiempo ignoto.

[2] Fernando Martínez, en su libro Desafíos del socialismo cubano, periodizó el proceso revolucionario en tres etapas que asumo: 1959-1970; 1971-1991; 1992…

11 septiembre 2020 21 comentarios 487 vistas
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unificacion

¿Unificación monetaria y cambiaria en condiciones de re-dolarización?

por Mauricio De Miranda Parrondo 8 septiembre 2020
escrito por Mauricio De Miranda Parrondo

Desde hace varios días en diversos medios de prensa cubanos han comenzado a aparecer argumentos sobre la necesidad de proceder a la unificación monetaria y cambiaria, haciendo énfasis en las consecuencias negativas del establecimiento de una dualidad monetaria en los años 90 del siglo XX.

A esto se suman rumores, no confirmados, que indicarían la posibilidad de que en poco tiempo se suprima la circulación del peso convertible y la unificación de precios en pesos cubanos de los bienes y servicios que se ofrecen en las redes comerciales estatales, así como una nueva tasa de cambio única que devaluaría considerablemente el tipo de cambio oficial actual de 1 USD = 1 CUP que solo funciona para las empresas del Estado, pero que, al parecer, revaluaría la actual tasa de mercado, también oficial, de 1 USD = 24 y 25 CUP (según se trate si es tipo de cambio de compra o venta de moneda extranjera).

A estos rumores se suma la existencia de una supuesta nueva escala salarial que funcionaría para el sector estatal y que multiplicaría en varias veces todos los niveles salariales actuales (sin que se diga nada de las pensiones de jubilación antiguas).

Lo curioso es que todo esto ocurra unos meses después que el gobierno cubano decidiera abrir tiendas minoristas en las que se venderían una serie de artículos, considerados de “alta gama”, pero que después se ampliaron a bienes de primera necesidad, usando tarjetas magnéticas, respaldadas por depósitos en dólares u otras monedas libremente convertibles (MLC). Esto ha significado, en la práctica, una nueva segmentación del mercado en productos que se venden en divisas extranjeras y productos que se venden en las monedas nacionales y que, eventualmente, se venderían en una sola, como resultado de la “unificación”.

Así las cosas, vale la pena aclarar que toda vez que circulen diversas monedas en un mercado, así sea a partir de la existencia de depósitos a la vista, no estamos en presencia de una real unificación monetaria.

Uno de los problemas de la dualidad monetaria existente ha sido la multiplicidad de tipos de cambio, pero sobre todo la persistencia, durante 60 años, de un tipo de cambio fijo, artificialmente sobrevaluado, del peso cubano respecto al dólar estadounidense, que no refleja las condiciones económicas reales de la economía nacional en relación con la economía internacional y que ha distorsionado seriamente la competitividad del sistema empresarial cubano.

Se puede establecer una nueva tasa de cambio, se pueden modificar los precios y se pueden reformar los salarios y jubilaciones, pero con ello solo se pondrá un orden momentáneo a las relaciones monetarias y a los sistemas de precio y de salarios en el país, pero no necesariamente se pondrá fin a las distorsiones del sistema económico cubano ni del sistema monetario en particular.

La existencia de un mercado, por limitado que pueda resultar, en el que el peso cubano no cumple sus funciones como dinero va a generar una demanda adicional de las divisas extranjeras en el mercado informal, generando opciones de beneficios extraordinarios para quienes operen este mercado informal. Si, como es usual, se persigue a estos actores económicos con medidas punitivas solo se conseguirá aumentar la brecha entre los tipos de cambio entre los mercados formales e informales. Por tanto, sería prudente adelantarse a este tipo de escenarios con la adopción de medidas económicas adecuadas.

¿Cuáles deberían ser este tipo de medidas?

  1. Será necesario definir qué tipo de sistema cambiario va a establecerse. ¿Una caja de conversión como la que determinó la paridad del peso cubano con el dólar antes del 59 o como la que produjo el establecimiento del llamado CUC? Esto significaría un anclaje nominal del peso con el dólar, en la cantidad que se defina, y la variación del tipo de cambio con las demás divisas, siguiendo el curso del dólar. Esta medida, no evitaría que el país afronte una crisis cambiaria cuando se produzca una nueva crisis de balanza de pagos, lo cual puede ser algo previsible en el caso cubano, si no se solucionan los problemas estructurales, no se alcanza un mayor ritmo de crecimiento económico y no se logra una mejor inserción internacional de la economía. ¿Un tipo de cambio flexible? Podría resultar lo más lógico para que el tipo de cambio fuera el que absorbiera los choques externos y la política macroeconómica no quedara supeditada al sostenimiento de una determinada paridad cambiaria. Sin embargo, en este escenario habría que estar preparados para una depreciación sostenida del peso cubano en la medida en la que no mejoren las condiciones de producción de bienes y de servicios y con las consecuentes presiones inflacionarias.
  2. La realidad indica que tanto el peso cubano como el peso convertible están sobrevalorados, tanto en el tipo de cambio del primero como del segundo, lo cual significa que ambos valen más de lo que deberían valer. El tipo de cambio oficial con el que funcionan las empresas es absurdo y no guarda relación alguna con la realidad. El tipo de cambio de las CADECA, que durante mucho tiempo se ha mantenido estable, parece mostrar signos de sobrevaloración ante la reaparición de un mercado informal con valores que en estos momentos han estado oscilando entre 1,30 y 1,80 CUC por dólar. Esto es consecuencia de dos fenómenos concretos: a) la ruptura de la “caja de conversión” que sustentaba la condición de convertibilidad del CUC a una paridad de 1 USD = 1 CUC y según la cual solo se emitirían CUC como USD existieran para respaldarlos y b) la reaparición de un mercado en el que solo se opera en MLC, por lo que la demanda por las divisas foráneas aumenta considerablemente. La sobrevaloración de una moneda nacional desestimula las exportaciones porque las encarece y estimula las importaciones porque las abarata relativamente. Si se adopta un tipo de cambio de partida, de forma administrativa, que no refleje las condiciones reales de la economía, se reproducirán las distorsiones actuales, porque el tipo de cambio es el precio relativo que permite conectar la economía de cualquier país con la economía internacional. Por esa razón, en lugar de adoptar medidas administrativas sería mucho mejor tener en cuenta las señales que ofrece el mercado. Así las cosas, el CUP podría cambiarse a 25 por CUC actuales para efectos internos, pero el tipo de cambio del USD con el CUP que se establezca como nivel de partida, debería considerar esas señales del mercado y, por tanto, devaluarse en lugar de revaluarse.
  3. Para que el peso cubano (CUP) sea realmente convertible debe asegurar su plena convertibilidad interna, garantizando el funcionamiento adecuado del mercado cambiario y permitiendo que la moneda nacional opere de manera plena con fuerza liberatoria ilimitada y curso forzoso en todo el territorio nacional, lo cual cuestiona el funcionamiento de las nuevas tiendas en MLC, fuertemente criticadas por la población por justas razones.
  4. Nada de esto tiene sentido si no se adoptan las medidas económicas necesarias para impulsar la producción de bienes y de servicios. Si no se adoptan las medidas para aumentar la oferta de bienes y de servicios, se corre el riesgo de una espiral inflacionaria, que si se pretende impedir de forma artificial, con los racionamientos o con topes de precio, se manifestará en la forma ya conocida de “inflación reprimida”, que no es otra cosa que la escasez y las colas y la dinamización del mercado subterráneo. Así las cosas, lo más adecuado sería eliminar todas las cortapisas que han impedido el desarrollo de la producción de bienes y de servicios por parte de productores privados y cooperativos, junto a la autonomía operativa y financiera de las empresas estatales. En tal sentido, es imprescindible adoptar la secuencia adecuada y ello significa que lo primero sería eliminar las restricciones actuales al funcionamiento de las pequeñas y medianas empresas (PyMES) privadas y cooperativas, las cuales, en un clima adecuado podrían absorber la fuerza de trabajo que actualmente resulta excesiva en el sector estatal y podría producir bienes y servicios que el sector estatal se ha mostrado incapaz de producir. Para ello es necesario crear el clima institucional adecuado para promover el ahorro interno y la inversión tanto foránea como doméstica, sin restricciones de tipo de propiedad. Esto debería ir acompañado de la modificación de las normas adoptadas recientemente para regular la participación del sector privado y cooperativo en el comercio exterior que son, a todas luces, inadecuadas.

El costo económico y político de continuar despreciando las leyes económicas puede ser muy grave para el país. La política económica debería orientarse a la adopción de las medidas que permitan salir de la crisis y conducir a una ruta de crecimiento sostenido que tenga un efecto positivo en el mejoramiento del nivel de desarrollo económico y social, superando las barreras ideológicas derivadas de concepciones dogmáticas.

8 septiembre 2020 26 comentarios 812 vistas
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