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Trump como candidato por tercera vez: lo viejo, lo nuevo y lo feo

por Carlos Alzugaray Treto 25 mayo 2023
escrito por Carlos Alzugaray Treto

(Este texto forma parte de la columna «Más allá del Malecón», que abordará temas de política y relaciones internacionales)

La campaña presidencial norteamericana hacia el año próximo ha comenzado y ya, un poco menos de 18 meses antes, se puede avizorar quiénes muy probablemente serán los candidatos de sus respectivos partidos. A pesar de que año y medio es una eternidad en los procesos políticos de ese país, y cualquier cosa pudiera suceder desde ahora hasta el martes 5 de noviembre de 2024, tal y como están las cosas en este momento, es muy probable que tengamos una repetición del 2020, Joe Biden vs. Donald Trump.

Claro, para confirmarse ambos, tendrán que pasar por el prolongado proceso de primarias y Convención Nacional (la republicana en Milwaukee, Wisconsin, del 15 al 18 de julio, y la demócrata en Chicago, Illinois, del 19 al 22 de agosto). Quizás sea un signo de los tiempos que los dos partidos hayan elegido dos ciudades del Medio Oeste para sus respectivos cónclaves cuatrienales. Es posible que prevean que en esos estados se va a decidir la elección.

Donald Trump fue el primero en lanzarse al ruedo el 16 de noviembre del 2022. Las encuestas lo favorecen por amplio margen para ganar la nominación de su partido, incluso frente a una figura que la mayoría de los analistas consideran como su contrincante más fuerte, el gobernador de la Florida, Ron DeSantis.

Lenguaje

(Foto: Redradiove)

Pero Joe Biden no se ha quedado muy atrás y lo anunció el 25 de abril, acallando así a los que pensaban que su avanzada edad y estado de salud podría ser una impedimenta para aspirar seriamente a la reelección.

Lo viejo. La contienda del 2020 entre Biden y Trump casi seguro se repetirá

Una apreciación importante puede sacarse ya de estos dos hechos: ambas aspiraciones se ceban mutuamente. Para los demócratas, imbuidos del espíritu de «Never Again Trump» (Más nunca Trump) puede ser irrebatible el argumento de que Biden ya derrotó al ex mandatario en una elección general, por lo que habría que ir al seguro. Por otro lado, para una significativa mayoría de la base social del republicano, Biden es un presidente incompetente, que se pliega a las demandas de sus correligionarios progresistas. Además, su presencia en la Casa Blanca es resultado de un fraude que resulta necesario revertir.

round

(Foto: Sky News UK)

En la situación política actual, Biden parece no tener ningún adversario que ponga seriamente en peligro su nominación. Sólo dos contendientes han anunciado: Marianne Williamson, una activista de justicia social, que ya se presentó en el 2020 pero tuvo que abandonar después del segundo debate entre los candidatos demócratas; y Robert F. Kennedy Jr., hijo del difunto Senador y Secretario de Justicia asesinado en 1968 cuando buscaba la nominación de su partido, cuyas radicales posturas ambientalistas y antivacunas han sido sumamente cuestionadas por los grandes medios norteamericanos.

Las posiciones de ambos se apartan demasiado de lo convencionalmente aceptado por lo que se puede concluir que sus candidaturas son prácticamente imposibles frente a un presidente en funciones. Si no sucede algo importante antes, Joe Biden debe navegar sin problemas hacia la nominación en la convención de Chicago en agosto del 2024.

Aunque un nuevo enfrentamiento Trump vs. Biden casi seguro se repita en el 2024, va a haber una diferencia importante. Se revierten los roles. El primero será el retador; y el segundo el incumbente. En estos casos, el candidato que ocupa la Casa Blanca se ve por lo general favorecido.

Lo nuevo I. Posibles candidatos republicanos: Trump, De Santis y los demás

La probable nominación de Trump tiene dos obstáculos a superar. En primer lugar, un número sustancial de candidatos. Ya han anunciado o están a punto de anunciar: la ex embajadora en la ONU y ex gobernadora de Carolina del Norte, Nikki Haley; el gobernador floridano Ron DeSantis; el ex presidente Mike Pence; el emprendedor indo-americano Vivek Ramaswamy; el ex gobernador de Alabama, ex representante y ex miembro del gabinete de George Bush, Asa Hutchinson, quien ganó notoriedad en la década de 1990 por ser uno de los fiscales designados por la Cámara para incriminar a Bill Clinton cuando el Monicagate; el emprendedor Perry Johnson; y Tim Scott, único Senador negro republicano y el candidato, de quien se dice que cuenta con el fondo de campaña más sustancial.

Pero a esos candidatos seguros o casi seguros se podría unir la ex representante Liz Cheney, hija del ex vicepresidente Dick Cheney y muy respetada en el partido hasta que rompió con Trump a raíz de sus enjuiciamientos siendo presidente; el gobernador de Virginia Glenn Youngkin; el emprendedor Larry Elder; y cuatro gobernadores o ex gobernadores: Greg Abbott de Texas; Kristi Noem de Dakota del Sur; Chris Christie de New Jersey; y Chris Sununu de New Hampshire.

De Santis

Ron DeSantis (Foto: RTVE)

Sea el caso que sea, simple y sencillamente es un roster muy amplio de posibles rivales hacia los cuales se pueden mover los republicanos que se cuestionan la conveniencia de seguir con Trump. Pero, por supuesto, tendrían que probar que pueden emular el atractivo que tiene la figura del ex presidente para los simpatizantes de base del GOP (Great Old Party), algo que hasta ahora nadie en el partido ha logrado.

Algunos asesores del ex mandatario consideran que, mientras más amplio sea el cuadro de candidatos, mejor para para Trump que, al final, es el que lleva mayor ventaja en las encuestas, y ello hace de forma inevitable áspero el enfrentamiento entre los retadores. Esto es particularmente perjudicial para DeSantis cuyo status de contrincante principal lo pone en la mirilla de los demás.

Recuérdese que en el 2016, Trump enfrentó un desafío similar y logró imponerse al final para asombro de muchos. Sin duda lo ayudó que su candidatura “sorprendió” a todo el funcionariado del partido, quienes subestimaron su popularidad y resiliencia. Eso no sucederá esta vez. Ya todos conocen las fortalezas y debilidades de Trump. Pero nuevamente, el control que ha adquirido Trump sobre el partido republicano hace muy difícil que cualquier candidato lo pueda derrotar.

Lo nuevo II: Los problemas legales de Donald Trump de ahora al 2024

Esta es la tercera vez que Donald Trump aspira a la presidencia de Estados Unidos. De las dos veces anteriores ganó en una ocasión (2016) y perdió en la otra (2020). A pesar de toda su indiscutible aceptación por parte del sector conservador republicano del electorado estadounidense, debe recordarse que en ninguna de las dos ocasiones anteriores ganó el voto popular. Si bien este hombre de negocios y «celebridad» televisiva ha logrado manipular muy hábilmente a un sector importante de la ciudadanía norteamericana —apelando sobre todo a sus aprensiones y recelos—, su trayectoria está plagada de escándalos que hubieran arruinado cualquier aspiración presidenciable.

Es repudiado no sólo por los votantes demócratas sino también por buena parte del electorado independiente y es en este terreno donde el segundo gran obstáculo puede perjudicarlo, no en la obtención de la nominación republicana, que algunos observadores dan como un hecho consumado, sino en el enfrentamiento con Biden en noviembre del 2024.

Contexto

(Foto: Kevin Lamarque / Reuters)

Ya desde antes de su anuncio, se sabía que Donald Trump estaba enfrentando varios problemas legales. Enfrenta investigaciones federales y estaduales por actos aparentemente delictivos y hasta criminales y al menos una demanda civil por algo que se le acusa a menudo: abuso de género. Debe reconocerse que esto no es nuevo, el expresidente ha sido objeto de múltiples acusaciones e incluso de dos juicios políticos siendo primer mandatario.

En resumen, cuáles son esos problemas legales y en qué situación se encuentran:

La fiscalía general del estado de Nueva York ha venido investigando las actividades financieras de Donald Trump, sus familiares y sus empresas. Hasta ahora hay un caso que ya se materializó en un encausamiento delictivo por manipulación de declaraciones financieras relacionadas con el ocultamiento del soborno de la actriz porno Stormy Daniels, a quién el abogado Michael Cohen, hombre de confianza del exmandatario, pagó US$ 130,000 dólares durante la campaña electoral del 2016, supuestamente para que mantuviera silencio sobre una relación sexual que ambos (Daniels y Trump) mantuvieron en el 2006. Una corte del estado de Nueva York ha proyectado celebrar el juicio público en febrero o marzo del 2024, en plena campaña electoral.

También la fiscalía del estado de Nueva York viene investigando las actividades de Donald Trump y sus hijos en relación con la compañía de la que son accionistas: la Organización Trump. Estas investigaciones se encaminan en dos direcciones: una acusación por delitos cometidos por la familia en el manejo de las finanzas de la corporación y un juicio civil por fraude. Ya el Chief Financial Officer de la empresa, Allen Weisselberg, ha sido condenado a un año de prisión por fraude. Ambas investigaciones pueden conducir a un enjuiciamiento que podría tener lugar en octubre del presente año.

Asimismo, en el estado de Nueva York tuvo ya lugar el juicio civil en el cual la escritora E. Jeanne Carroll logró un veredicto a su favor en contra de Donald Trump por la acusación de acoso sexual y violación. Aunque el jurado no encontró evidencias de esto último, sí consideró que el expresidente había abusado de la escritora y lo sancionó a pagarle US$ 5 millones por daños y perjuicios. Aunque está apelando, es la primera vez que Trump pierde públicamente un juicio y algunos observadores llaman la atención que puede sentar un precedente para otros jurados. En cualquier circunstancia, el caso seguirá resonando en los medios de comunicación durante todo este año.

En Georgia se espera que este verano la Fiscal Fani Willis, del condado de Fulton, anuncie el resultado de su investigación sobre alegatos de que Donald Trump instó al secretario de Estado, el republicano Brad Raffensperger, a cometer un fraude electoral en una llamada telefónica en que le pidió que consiguiera los votos necesarios para superar a Biden en ese estado. Hay también evidencias de su intento por que falsos compromisarios votaran por él en el Colegio Electoral, a pesar de que el conteo había arrojado el triunfo de Biden. Muchos expertos consideran que este proceso es el que tiene más posibilidades de prosperar.

El Departamento de Justicia está investigando la actuación del ex presidente durante el asalto de sus seguidores al Capitolio el 6 de enero del 2021, a instancias de un comité de la Cámara de Representantes que ya examinó el asunto. Este es un tema muy politizado, pero hay razones para sospechar que el ex presidente instigó ese asalto.

trumpismo

(Foto: AP Photo/Evan Vucci)

El Departamento de Justicia está también investigando el caso de los documentos altamente clasificados que aparecieron en la casa de Donald Trump en Mar-a-Lago.

Para Trump nunca ha sido un problema estar en las noticias, aunque se trate de informaciones en su detrimento. Hasta ahora ninguno de estos casos parece haber afectado el nivel de simpatías que ya posee con su base social. Por el contrario, pudieran favorecerlo entre una parte importante de los republicanos, para quienes existe la sospecha que las elites liberales están tratando de encausar injustamente al expresidente. Sin embargo, otras pueden ser las consecuencias entre los votantes independientes, quienes decidirán las elecciones del 24.

Lo feo: Y para los cubanos, ¿qué significa esto?

El pronóstico que se puede hacer a partir de estos elementos, aunque está lejos de ser definitivo, es que nuevamente se enfrentarán Biden y Trump y que la elección será cerrada una vez más.

Donald Trump fue uno de los presidentes que más utilizó las medidas coercitivas unilaterales contra Cuba y los cubanos. No lo hizo a partir de una posición ideológica específica, sino de su concepción patrimonial del gobierno de Estados Unidos. Entre 2017 y 2021 fue «su» gobierno e hizo todo lo que lo beneficiaba personalmente. A partir de esto, percibió que sería muy favorable para sus aspiraciones políticas aplicar medidas como el cierre de los servicios consulares de la Embajada en La Habana; la suspensión de las remesas; el restablecimiento de Cuba en la lista de Estados colaboradores con el terrorismo —a pesar de no haber evidencias—; o la aplicación del título III de la Ley Helms-Burton. Revertió todas las licencias emitidas por el expresidente Barack Obama que tanto favorecieron al sector privado cubano.

Obama (2)

(Foto: Lynne Sladky / AP)

Por su parte Joe Biden, lejos de repudiar las medidas de su antecesor y ser fiel a la política de Obama —como prometió durante la campaña electoral del 2020— continuó con varias de ellas. Es difícil que, en este complejo panorama, el presidente tome ninguna medida nueva con Cuba desde ahora hasta el 2024, y mucho menos que revierta la designación de Cuba como estado promotor del terrorismo.

En cuanto a Donald Trump no tiene mucho sentido adoptar hacia Cuba una posición electoral distinta a la que ya adoptó cuando fue presidente. Probablemente, la Florida no esté en juego. Ya no es el estado pendular que una vez fue.

Nadie recuerda ya que Barack Obama ganó la Florida en dos ocasiones, en el 2008 y el 2012, a pesar de haber sido siempre partidario de abandonar una política hacia Cuba que había fracasado. Pero ni Biden, ni el liderazgo establecido del partido demócrata hasta el momento parecen interesados en proyectarse como una vez lo hizo este presidente que alegó querer poner fin a la Guerra Fría con Cuba e impulsó un proceso de normalización de las relaciones.

25 mayo 2023 10 comentarios 1,1K vistas
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DC Díaz-Canel

DC visto desde D.C.

por Luis Carlos Battista 18 mayo 2023
escrito por Luis Carlos Battista

En los últimos cinco años, la presidencia de Miguel Díaz-Canel ha enfrentado numerosos desafíos. Su mandato comenzó en 2018 con la incidencia de una política exterior de la administración Trump caracterizada por la agresividad y la irracionalidad, imbuida en una mentalidad de suma cero. A principios de 2020, la pandemia de la Covid-19 empeoró la situación económica a nivel global, y Cuba, un país dependiente de las remesas y el turismo, no quedó inmune a los efectos de esta crisis. Recientemente, la invasión de Rusia a Ucrania ha debilitado en los planos político y económico a uno de los principales aliados del gobierno. Venezuela, el otro gran socio, también sufre una crisis política y económica, que parece ser reversible a largo plazo.

Si bien no es posible controlar el contexto internacional, sí lo es moderar la respuesta a estas condiciones. Cuando asumió la jefatura del Estado en 2018, Díaz-Canel apostó por considerarse abanderado del continuismo estático tras los aires refrescantes del 2016. Como era predecible, esa decisión (¿o imposición?) afectó negativamente la psicología social, y disminuyó la esperanza de progreso en la Isla. Si bien es humano errar, es irresponsable a estas alturas no rectificar el discurso inmovilista, en especial luego de los sucesos del 11 de julio de 2021.

Cinco años después de asumir la presidencia, Díaz-Canel aún no ha logrado trasladar a los ciudadanos una idea clara de progreso. Las manifestaciones de insatisfacción y disenso son cada vez más reprimidas por el Ministerio del Interior, bombero de los pirómanos ortodoxos del Partido Comunista.

La respuesta al inmovilismo no se hizo esperar: el 11 de julio de 2021, el mandatario recibió su primer llamado de atención. A partir de ahí, y ante la represión desatada, muchos cubanos han optado por emigrar. Da lo mismo si es a Miami, a Madrid, a México o a Montevideo. Basta confirmar que, desde octubre de 2020, más de 413.000 cubanos han arribado de manera irregular solo a los Estados Unidos (aproximadamente un 5 % del censo electoral de 2023). Un país que ve a sus mejores hijos marcharse, no deja de sospechar de aquellos que le dirigen.

Incertidumbre

(Foto: Reuters)

En un sistema cerrado a las críticas y que vive en una situación de autocomplacencia, el gobierno sigue apostando por la censura, el falso triunfalismo, la improvisación y el reconocimiento superficial de errores, sin estrategias constructivas a largo plazo. El país aún mantiene un elevado índice de economía informal y existe desconfianza generalizada hacia la política bancaria y fiscal en la nación, justificada ante la escasa preparación de sus «mandamases».

Además, con un espacio de acción muy reducido y números insuficientes, las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPymes) han quedado relegadas, salvo raras excepciones, a ser actores secundarios en una economía precaria.

La incertidumbre continuará. Los indicadores económicos son alarmantes, con números rojos que se acumulan. Los niveles de recuperación del turismo languidecen comparados con los otros mercados de la región (apenas el 15 % de ocupación habitacional), y de esta forma se ve comprometida la principal fuente de ingresos del país. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ubica a la Isla entre los países con más baja inversión extranjera de América Latina. La población se torna cada vez más envejecida, con las consecuentes implicaciones socioeconómicas.

Envejecemos

(Foto: Diario de las Américas)

Para colmo, el gobierno se mantiene leal a una política exterior revisionista y controvertida de la mano de Venezuela, Nicaragua, Rusia y Bielorrusia, Estados con una tensa relación con las organizaciones internacionales y buena parte de los países occidentales. La relación, pagada a conveniencia con petróleo más barato, es cuestionable ante la crisis energética actual. Incluso empeorará con un parque termoeléctrico cada vez más obsoleto y deficiente, sin perspectivas de inversión.

Con una economía empobrecida y un gobierno ideológicamente aislado, es notable la disminución de la influencia de Cuba en la región. En este contexto, la única esperanza de la élite política cubana parece ser la asunción de un papel de satélite chino en una eventual guerra fría entre China y Occidente.

18 mayo 2023 9 comentarios 1,4K vistas
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Confrontación convivencia cuba

Confrontación y convivencia política, retos y desafíos para una agenda de diálogo

por Observatorio sobre el Extremismo Político 6 abril 2023
escrito por Observatorio sobre el Extremismo Político

De forma recurrente se visualizan escenarios de violencia entre las distintas esferas de la sociedad cubana actual. Si bien la Isla no es la excepción en el mundo, en ella este fenómeno adquiere particularidades especiales. Ningún sistema, partido o grupo político está exento de detractores, por lo tanto, la confrontación resulta parte indivisible de la política contemporánea, pero ¿es la violencia política algo inherente a esta? ¿Existe algún camino para la convivencia?

El Diccionario Electoral de Estudios Políticos (INEP), define la confrontación política como actos de protesta que enfrentan a la autoridad como plantones, bloqueos de avenidas, tomas de edificios, marchas o acciones similares con el objetivo de hallar el apoyo tanto mediático como ciudadano. Sin embargo, el INEP no contempla la confrontación en el escenario del debate cívico y por tanto, en el plano de las prácticas discursivas.

Confrontación

(Foto: Fundación Sistema)

Al respecto, el catedrático español José Félix Tezanos argumenta que los climas de confrontación civil se valen del lenguaje oral para arremeter contra los otros con discursos de odio, empleando palabras y descalificaciones hirientes, dando lugar a escenarios de crispación que devienen posturas extremistas, en ocasiones sin ser conscientes de ello. Semejante clima, generado en un primer nivel por los actores que intervienen en la confrontación política, suele encontrar un segundo nivel de enunciación en los medios de comunicación y tarde o temprano cala también en el plano de la ciudadanía.

Cuba entre la confrontación y la crispación política

Desde 1959, la Isla vive un conflicto que traspasa los límites de la territorialidad. Las inconformidades con el nuevo poder instaurado, llevaron a varios cubanos a emigrar hacia Estados Unidos y constituirse como comunidades políticas opositoras al nuevo sistema imperante en la Isla.

A partir de entonces, tanto la política del gobierno, como la de muchas de estas organizaciones de la oposición se ha constituido desde la negación del otro como actor legítimo para el diálogo o la negociación.

Dictadura extremismo cubaDicho proceso de confrontación política se entrecruza con el histórico diferendo existente entre los Estados de ambas naciones, el cual ha sido sostenido por las múltiples administraciones norteamericanas que, con diferentes estrategias, han reproducido un clima de hostilidad hacia el Estado cubano y una política de promover el cambio de régimen con carácter extraterritorial.

Durante la presidencia de Barack Obama en el país norteamericano, y principalmente durante su visita a la Isla en 2016, ocurrieron importantes diálogos entre ambos gobiernos que abrieron una esperanza a una convivencia respetuosa. La llegada de Donald Trump al poder retomó el clima de agresiones, aumentando las medidas unilaterales coercitivas y reproduciendo un discurso de hostilidades. Con la actual administración demócrata, si bien se mantienen las tensiones y buena parte de las sanciones, se han dado conversaciones puntuales en temas de interés para ambas naciones.

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Cinco momentos en que Washington y La Habana lograron entenderse

Como se mencionó antes, el Estado cubano ha logrado materializar espacios de diálogo con su enemigo histórico, sin embargo, esto no ha ocurrido de la misma forma con la oposición interna o en el exilio. En este contexto, el gobierno descalifica a los miembros de estos grupos empleando calificativos como «odiadores», «gusanos» «mercenarios», «provocadores», «instigadores a delinquir»… mientras, la mayor parte de la oposición organizada maneja términos como «dictadura», «represor», «castro-comunismo» o «asesino» para desconocer la legitimidad del gobierno de la Isla. En ambos casos, sobresale la no intención de diálogo, sino la guerra de sentidos en la que, necesariamente, para existir uno tiene que desaparecer el otro.

La referida situación de crispación, que ha durado ya más de seis décadas ha tenido su correlato mediático. Durante los primeros años estas controversias se daban en periódicos tradicionales como podían ser el Granma o el Miami Herald, que han reproducido la ideología de uno u otro sector, no obstante, en los últimos tiempos ha adquirido nuevas complejidades a partir del surgimiento y masificación en la Isla de las redes sociales y medios digitales no estatales.

Mientras espacios como la televisión cubana y los diarios oficiales emplean lexicalizaciones similares a las del discurso gubernamental, lo mismo sucede en medios independientes al Estado cubano como Cibercuba o Cubanos por el Mundo, con la apropiación y reproducción del discurso opositor.

Por otra parte, los niveles de crispación a raíz de las confrontaciones, trascienden el plano lingüístico y se expresan en el físico. Son un ejemplo de ello los hechos conocidos como mítines o actos de repudio a quienes emigraron en la Isla en los años ’70 y tomaron fuerza en la siguiente década tras los sucesos de la Embajada del Perú en La Habana y el éxodo por el puerto del Mariel.

En la última década, dichos actos se han realizado de manera aislada contra miembros de la oposición. Además de esto, han ocurrido otros casos de violencia física como el golpe propinado por el ministro de Cultura, Alpidio Alonso, a un periodista de un medio no estatal en 2021, cuando este lo intentaba filmar con su celular. 

Del lado opositor, la violencia extrema como estrategia de lucha primó durante los primeros años, materializada en actos terroristas como el ocurrido con el Avión proveniente de Barbados que transportaba deportistas cubanos. Si bien estas acciones han dejado de ocurrir en los últimos años, se han producido otros altercados como los acontecidos entre la delegación cubana y el vocero gubernamental Humberto López y activistas opositores durante el juicio en la corte británica por la demanda contra el Banco Nacional de Cuba y el Estado cubano, que interpuso el fondo de capital de riesgo CRF I Limited.

La contraposición de distintos proyectos de país que se tornan mutuamente excluyentes tiene su máxima expresión durante los disturbios del 11J, en los cuales, distintos sujetos, en la mayoría de los casos provenientes de las capas más desfavorecidas de la sociedad, se enfrentaron, no solo a las fuerzas policiales y militares, sino a otros ciudadanos que defendían al gobierno cubano. En este contexto, tanto el gobierno como la oposición organizada llamaron a la violencia como solución al conflicto.

Lección

(Foto: Reuters)

Otro de los resultados que ha traído la proliferación de las redes sociales, ha sido la trascendencia de contradicciones y confrontaciones internas, tanto en las comunidades políticas progobierno, como en las opositoras, evidenciando, más allá de la diversidad inherente a cualquier grupo humano, la falta de una cultura democrática para dialogar respetuosamente, incluso con quien posee ideas similares.

Confrontación y convivencia, rutas para un diálogo

El conflicto y la reconciliación son las dos partes constitutivas de la convivencia política. Las bases para una confrontación respetuosa pueden encontrarse en la modernización y actualización de las vías para llegar al consenso. Para esto, comunidades políticas tanto a favor del gobierno como la oposición deben ser capaces de encontrar puntos coincidentes, y en los que no coincidan, confrontarse desde el respeto como principio rector. Superar los constantes —y hasta el momento fallidos — intentos de destruirse mutuamente es esencial para construir un proyecto de país más inclusivo y próspero.

A partir de la revisión bibliográfica de organizaciones especializadas en la mediación política como el Instituto Catalán Internacional para la Paz se proponen los siguientes aspectos esenciales como principios de herramientas que puedan ayudar a revertir las dinámicas polarizadoras de la confrontación y su consecuente crispación, en aras de construir a una hoja de ruta encaminada al diálogo:

  • Potenciar climas empáticos para esforzarse por comprender los fundamentos y las razones del grupo contrario, reconociendo su derecho a enunciar demandas y debatirlas en el terreno político.
  • Desarrollar la capacidad de autocrítica para reconocer los errores y extremismos que han ocasionado daños en los otros (como pueden ser la convocatoria a mítines de repudio o la realización de actos terroristas).
  • Reconocer como legítima la pluralidad de opiniones existentes
  • Crear nuevos espacios de participación, como foros, asambleas o consultas públicas donde sean analizados y debatidos temas que tienden a generar opiniones polarizadas como la reconciliación entre cubanos, la situación de derechos humanos en la Isla, el papel de las medidas unilaterales coercitivas de Estados Unidos, la construcción del proyecto de nación o la esencia del patriotismo
  • Evitar discursos de odio y descalificaciones personales en el debate político, principalmente en los entornos digitales que son muy propensos a ello.
  • Identificar las mediaciones que pueden estar influyendo en la polarización y el extremismo político, así como los principales actores que reproducen esta dinámica, y buscar soluciones para contrarrestarlos.
  • Fortalecer las instituciones de la sociedad civil, de modo que, más allá de fidelidades partidistas, respondan a dinámicas sociopolíticas encaminadas a la inclusión y la búsqueda de consenso.
  • Implementar mecanismos transparentes para diagnosticar la diversidad de opiniones políticas existentes en la sociedad civil y debatir proyectos de país en torno a ellas.

La confrontación política en torno al tema Cuba, aunque es de difícil solución, tampoco es imposible. Si la política exterior de Cuba en muchas ocasiones se ha caracterizado por el apoyo a los procesos de diálogo entre naciones para resolver conflictos, constituye un reto mirar al interior de la sociedad cubana para garantizar una óptima convivencia política dentro de la pluralidad de criterios que coexisten entre los cubanos, tanto dentro como como fuera de la Isla.

6 abril 2023 17 comentarios 940 vistas
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Biden anuncio migratorio

El anuncio migratorio de Biden

por Redacción 6 enero 2023
escrito por Redacción

Dos acontecimientos importantes en materia de crisis migratoria y relaciones Cuba-Estados Unidos han tenido lugar esta semana. Como se había anunciado desde el segundo semestre del pasado año, Washington retomaría los servicios consulares en La Habana para atender las solicitudes de visas de inmigrantes, lo que aconteció este miércoles 5 de enero.

Apenas un día después, se conoció la noticia de que para paliar la crisis migratoria que ha enfrentado Estados Unidos en los últimos años, y con efecto inmediato, el país norteño solo recibiría hasta 30 mil inmigrantes por mes procedentes de Cuba, Nicaragua, Haití y Venezuela, siempre que solicitaran un permiso de entrada especial mediante una aplicación online y cumplieran con requisitos como un garante en Estados Unidos, esquemas de vacunación anti-Covid-19 y una investigación de antecedentes. También se advirtió que quienes intenten ingresar de manera ilegal serán deportados y vetados de manera definitiva.

Ambos hechos se insertan en lo que parece ser un panorama de tímida distensión entre los dos gobiernos, si bien no existen anuncios oficiales al respecto. Para comprender mejor el impacto de estas medidas y posibles claves del diálogo futuro por parte de ambas administraciones, La Joven Cuba conversó con el exdiplomático y académico Carlos Alzugaray.

EE.UU.

Carlos Alzugaray (Foto: Mabel Torres/LJC)

A pesar de la reanudación de los servicios consulares y la tramitación de visados, aún no se incluyen visas de no migrantes. ¿Qué obstaculiza la normalización de los servicios consulares y qué podemos esperar en ese sentido durante el presente año?

Hay razones técnicas y razones políticas. Comencemos por estas últimas. Normalizar los trámites consulares es echar abajo una política que estableció Trump en el 2017. Biden debe evitar que triunfe la campaña que lo señala como un presidente débil que le hace concesiones al gobierno cubano. Por eso va haciendo las cosas en cámara lenta. Por cierto, sin pedirle disculpas al pueblo cubano por los sufrimientos que ha causado sobre presupuestos falsos, como el mal llamado “síndrome de la Habana”.

Lo técnico: el procesamiento de visas por parte la administración estadunidense es bastante complejo y conlleva consultar al menos siete instituciones vinculadas a la seguridad nacional. Esto es especialmente así con los visitantes temporales.

La inclusión de Cuba en la lista de estados promotores del terrorismo implica regulaciones aún más estrictas. De igual manera, establecer el andamiaje tecnológico necesario para que el Consulado pueda procesar los casos lleva bastante trabajo de especialistas en el procesamiento de información digital. Estoy convencido de que se restablecerá en los próximos meses, pero primero es necesario echar a andar el procesamiento de las visas de emigrantes y estabilizarlo, por demás con una gran acumulación de casos pendientes.

Embajada de Estados Unidos en la Habana. Foto: NBC News

¿Cómo cree que influya la reanudación de los trámites en la crisis migratoria actual que vive Cuba?

Con este paso se elimina un factor que agudiza el panorama, pero no vamos a ver una disminución radical inmediata, aunque con la medida anunciada ayer por Biden es obvio que la señal para los posibles emigrantes es que eviten llegar ilegalmente a suelo estadounidense. Esto es bueno en el largo plazo, aunque en el futuro inmediato puede causar numerosos sufrimientos a quienes ya están en camino.

Por cierto, la medida desbanca la falsa idea de que la política hacia Cuba se hace en Miami y que los emigrantes son el factor decisivo. No, la política hacia Cuba se hace en Washington y se tiene en cuenta, ante todo, los intereses nacionales de este país.

Remesas (5)

Ambos gobiernos están conversando y concuerdan en que hay que disminuir la gravedad del problema. Por lógica, el gobierno cubano le tiene que haber dicho al norteamericano que las sanciones le atan las manos y complejizan su accionar en la Isla por la repercusión que tienen en lo económico. Y ahí la pelota se va al lado norteamericano. Aunque eso lo sabe perfectamente la administración y, si no lo saben, Ben Rhodes se encargó de recordárselos recientemente

A partir del anuncio realizado este jueves por la administración estadounidense que se ha interpretado como “el cierre de la frontera sur”, surgen algunas interrogantes acerca de las opciones de los cubanos de burlar los controles fronterizos, esconderse un año y luego acogerse a la Ley de Ajuste. ¿Será esto posible?

En efecto, La Ley de Ajuste permanece vigente, aunque existen presiones para abolirla. Así que la respuesta corta es que sí podrían intentar acogerse, pero habrá que ver qué pasa. Hay que tener en cuenta que entre los privilegios de que gozan los cubanos, a diferencia de los mexicanos, por ejemplo, es que la Migra no los persigue activamente. Sin embargo, a partir de ahora sí se arriesgan a la deportación si las autoridades los descubren entrando o permaneciendo en territorio ilegalmente.

Año

Los migrantes de otros países buscan trabajo generalmente en la agricultura o en factorías (eso sucede mucho en California y Texas), por lo que detectarlos es relativamente fácil para las autoridades. Pero los cubanos por lo general se “disuelven” en Miami. Al año y un día se presentan ante las oficinas de la ICE y solicitan acogerse a la Ley de Ajuste. La nueva regulación que Biden anunció ayer ofrece una vía para arreglar este proceder. Pero siempre será complicado.

Los pasos dados por el gobierno de Biden parecen apuntar a un nuevo acercamiento, si bien ni Washington ni La Habana han hecho anuncio oficial al respecto. ¿Estaremos cerca de retomar la normalización?

A título de hipótesis, pudiera decirse que ambos gobiernos están acercándose aunque sea solamente para ver cómo resolver la crisis migratoria. Para Biden es importante hacerlo porque ya se encuentra en la segunda mitad de su mandato y debe demostrar que su política migratoria es efectiva.

Pero lo afectan otros temas de política exterior. En la guerra de Ucrania enfrenta una etapa crítica con factores agudizantes que pueden ser favorables a Rusia: invierno, crisis energética en Europa y enormes gastos militares en ascenso. En América Latina y el Caribe tiene que manejar el problema migratorio, el avance de China y el resurgimiento de la izquierda.

A ello se suma puntualmente el fall out del fracaso de la operación Guaidó, que lamentablemente Biden abrazó aunque era una iniciativa de Trump, evidentemente fallida cuando el actual mandatario asumió. La elección de Lula y su próximo viaje a Washington fortalecerá la demanda ya presentada por el gobierno de Petro en Colombia de que hay que retirar a Cuba de la lista de estados promotores del terrorismo. Todos estos factores externos lo obligan a ver el tema de La Habana de otra manera.

Se espera que Biden anuncie en breve nuevas medidas hacia la Isla y que se tengan en cuenta estos planteamientos del gobierno cubano que, además, le ha servido la mesa con el discurso del vicecanciller De Cossío y la no oposición del gobierno cubano a medidas que favorezcan en desarrollo de las MIPYMES. Por otro lado, Biden ha nombrado a Chris Dodd, un partidario del levantamiento del bloqueo, como su representante para América Latina y el Caribe.

En algún momento van a tener que pedirle a Obama que suba al ring para defender al candidato demócrata, sea el propio Biden u otro cualquiera. La apertura a Cuba fue el gran logro de su mandato. Y quizás algunas mentes pragmáticas le están diciendo a Biden: “con respecto a Cuba, lo menos riesgoso en este contexto es volver a la política de la normalización”.

Raúl Castro y Barack Obama. Foto: Granma

El gobierno cubano podría aprovechar la oportunidad y poner en libertad a los presos del 11J. Hay algo que los oficiales de inteligencia y especialistas norteamericanos en política exterior aprecian mucho y es la capacidad de cualquier gobierno, amigo o enemigo, de demostrar fortaleza y mantener el control. La liberación de algunos presos puede dar esa imagen. En el caso cubano esto es más importante por la vecindad, y más allá de cualquier crítica, Cuba ha demostrado, desde el 11J para acá, que puede mantener el control. Tampoco hay una oposición creíble.

Existen muchas razones para volver paulatinamente a la era de Obama. Lo que impide u obstaculiza avanzar más es la adopción por parte del gobierno de Biden de la lógica del “cambio de régimen” en Cuba a través de presiones económicas (medidas coercitivas unilaterales) y políticas (fomento de la subversión con abundantes fondos canalizados a través de organizaciones contrarias al gobierno cubano en Cuba y en Miami).

Por ejemplo, un elemento importante podría ser un cambio en la retórica agresiva contra el gobierno cubano que se expresa constantemente por el Departamento de Estado y los principales voceros de la administración. Recuerdo que eso fue lo primero que hizo Obama incluso antes del 2014. Desde el 2009 el gobierno norteamericano bajó el nivel de la retórica anticubana. Sin embargo, Biden no da ninguna muestra de querer comenzar por ahí.

Dicho esto, hay que reconocer que, al haber retomado conversaciones en varios temas, entre ellos el de la emigración ilegal que las medidas de Trump provocaron, es una señal cautelosamente positiva.

No obstante, el camino para un acercamiento diplomático sólido, permanente y estable es largo y hay que avanzar con más decisión. El gobierno cubano ha manifestado varias veces que esa es su posición. Su homólogo estadounidense no lo ha hecho. Se ha limitado a reaccionar ante los acontecimientos y todo parece indicar que con gran reticencia cuando es un asunto que requiere negociar con el gobierno cubano de igual a igual.

Y, finalmente, contra toda lógica, ha mantenido una retórica anticubana, lo que nunca ayuda cuando se necesita la colaboración de otro país para resolver un problema.

Urge que Washington dé señales claras de buena voluntad. Una de ellas pudiera ser bajar el tono de la retórica contra el gobierno cubano.

6 enero 2023 22 comentarios 1,9K vistas
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Cuba Estados Unidos 17D

Otro 17 de diciembre y la promesa incumplida de Biden

por Redacción 17 diciembre 2022
escrito por Redacción

A ocho años del histórico 17 de diciembre de 2014, fecha en la que los gobiernos de Cuba y Estados Unidos anunciaron el restablecimiento de relaciones diplomáticas tras décadas de hostilidad política; resurgen las expectativas de un nuevo acercamiento entre La Habana y Washington.

Desde su fundación, La Joven Cuba ha mantenido una agenda crítica con respecto a las sanciones y la tradicional política de aislamiento de la nación norteña hacia los cubanos. Por ello acompañamos y respaldamos el proceso de normalización iniciado a finales de 2014, a la par que desde nuestras páginas hemos identificado los cambios económicos y políticos que Cuba necesita. Ambos factores representan la hoja de ruta para la construcción del país moderno y soberano que aspiramos ser.

El recrudecimiento del llamado bloqueo, durante los años de mandato del presidente estadounidense Donald Trump, ha tenido un impacto negativo sobre la ciudadanía cubana, que enfrenta una economía en abrupto descenso, con la correspondiente escasez de productos y servicios de primera necesidad, y que por demás, debe sufrir los efectos de un cerco financiero y comercial de la mayor potencia económica del planeta.

Durante la época conocida como “deshielo”, que se extendió hasta el final del tiempo que Obama ocupara la Casa Blanca, ambos estados avanzaron en temas relacionados con el comercio, la migración, el enfrentamiento al narcotráfico, la lucha contra el cambio climático y el intercambio cultural.

Raúl Castro y Barack Obama. (Foto: Granma)

El acercamiento entre los dos gobiernos tuvo un impacto positivo en el sector privado de la Isla, beneficiado a partir de la visita de turistas estadounidenses. Asimismo, hay que mencionar las ventajas en los ámbitos académico y científico, en tanto fueron meses de gran intercambio y visitas en ambos sentidos.

No obstante, en aproximadamente el año que duró el proceso de normalización, los principales reclamos de Cuba —entendidos como la derogación de las sanciones económicas, en especial aquellas respaldadas por leyes y que por ende solo el Congreso podría eliminar, unido a la devolución de la Base Naval de Guantánamo— no fructificaron para la Isla.

Con la llegada de Donald Trump a la presidencia, las conversaciones y el intercambio bilateral sufrió grandes retrocesos. Entre los principales reveses figuran la retirada de gran parte del personal diplomático de la embajada en La Habana, el congelamiento de la entrega de visas, la restricción de vuelos y los obstáculos para el envío de remesas.

Lenguaje

(Foto: Redradiove)

Aun cuando el panorama actual da señales de avances en materia diplomática, de ahí que recientemente funcionarios y congresistas estadounidenses hayan visitado Cuba, se retomara el Programa de Reunificación Familiar y se restablecieron los servicios consulares; el mandato de Biden no ha representado cambios significativos a nivel político.

La Joven Cuba insta a la administración Biden a cumplir su promesa electoral de normalizar relaciones con Cuba y poner los intereses de ambos pueblos por encima de las diferencias ideológicas. También exhortamos al gobierno de la Isla a generar incentivos que hagan posible esta mejoría en las relaciones. La normalización no solo es acto de justicia con el pueblo cubano y la comunidad internacional, también generaría dinámicas de apertura económica y política para el país que son de interés nacional.

17 diciembre 2022 25 comentarios 1,2K vistas
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Elecciones

Seis notas sobre las elecciones de medio término en los Estados Unidos

por Domingo Amuchastegui 2 diciembre 2022
escrito por Domingo Amuchastegui

1. Estas eleccionesestuvieron precedidas de un consenso muy extendido, entre fuentes de todos los colores y matices, respecto a que se produciría una avalancha favorable a los republicanos (GOP) como resultado de los problemas económicos y reveses en ese campo que ha experimentado el equipo Biden. La gran sorpresa fue que no se produjo tal avalancha, según unánimes criterios debido a:

Por una parte, los temas económicos no dominaron las tendencias de los electores. Un peso mayor se le reconoce a temas como aborto, inmigración y pésimas cualidades de no pocos candidatos republicanos (unos treinta) que no resultaron electos; pero la causa predominante para muchos analistas fue la presencia e injerencia recurrente de la figura y discursos de Donald Trump, explicación que hoy esgrimen no pocos republicanos con motivo de la precandidatura lanzada por el expresidente en días posteriores a los resultados electorales.

Entre tanto, el magnate sigue arguyendo que este revés se debió mayormente al papel desempeñado por aquellos que se le oponen. Al mismo tiempo, con motivo de dicho anuncio, presentó un discurso programático (digno de cuidadoso estudio), que en esencia asegura que, en caso de ganar, virará este país de cabeza respecto a su funcionamiento político actual. La conmoción que produjo dentro de la maquinaria política del GOP y en Wall Street ha sido enorme, y debe ser analizada en cuanto a lo que finalmente hagan en contra o a favor del controvertido personaje.

Trump argumentó, además, en contra de quienes lo culpan, que solo veintidós candidatos de los casi 250 que él expresamente apoyó fueron derrotados (lo cual es cierto), quedando pendiente el caso de los que se disputan una senaduría en Georgia (a definirse en diciembre, lo que podría ampliar la ventaja demócrata o acercar el empate entre estos y los republicanos en el Senado). Actualmente, algunas encuestas sugieren que Trump ha perdido una decena de puntos, en tanto el gobernador DeSantis ha aumentado algunos; Trump se mantiene muy cerca del 50% y DeSantis todavía no alcanza el 30%).

2. Contrariamente a lo esperado, el GOP alcanzó una apretada mayoría en la Cámara y no logró la mayoría en el Senado (cosa que todo el mundo esperaba). Tales resultados reducen la capacidad del GOP para organizar una parálisis total del funcionamiento de Biden en sus dos últimos años. 

Elecciones

3. Los demócratas ganaron en varios Estados que se consideraban victoria segura para los republicanos, como Massachussets, Pensylvania, Nevada, Arizona y otros.

4. El más sonado triunfo de los republicanos fue en la Florida, donde arrasaron, y con ello DeSantis consigue un mayor realce como posible contendiente fuerte si decide oponerse a Trump, aunque la diferencia en puntaje a favor del segundo continúa siendo mayoritaria.

5. No obstante, según mi interpretación de las tendencias actuales,Trump permanece en estos momentos como la figura rectora del GOP que mejor interpreta la polarización ultraderechista en amplísimos sectores de la sociedad norteamericana. Su personalidad y promesas conquistan más a los mismos, además de ser una figura más atrayente que DeSantis y Biden.

Su plataforma MAGA (Make America Great Again) ejerce una gran influencia, que ni siquiera han podido erosionar hasta ahora los grandes medios de comunicación. ¿Se mantendrá así para el 2024? Me inclino a pensar que sí, pues ni Biden ni nadie dentro del Partido Demócrata aparecen como fuertes oponentes de Trump. Biden, con su figura mediocre, apagada, un discurso nada atractivo, apagones mentales y otros defectos a dos años de distancia hasta el 2024 ̶no ofrece muchas posibilidades como candidato ganador.

6. ¿Qué puede representar todo esto para Cuba? El peor de los escenarios sin dudas, desde la Florida hasta Washington. No considero que la presencia de Chris Dodd y otros de corte similar en el actual equipo de Biden, puedan de ninguna manera propiciar o favorecer una reevaluación de la política hacia la Isla. Y si Trump gana, es bastante obvio lo que podemos esperar… ¡Amén!

2 diciembre 2022 20 comentarios 1,1K vistas
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Lenguaje

La degradación del lenguaje político

por Observatorio sobre el Extremismo Político 9 noviembre 2022
escrito por Observatorio sobre el Extremismo Político

La vulgaridad y la normalización de la violencia como elementos distintivos del discurso mediático y político se han extendido y popularizado en los últimos tiempos. Con el auge de Internet y las redes sociales, proliferan no solo la naturalización del uso de palabras o frases obscenas, sino el sexismo, el insulto o el ataque al adversario apelando a preceptos discriminatorios prevalecientes en ciertos sectores de la sociedad.

En el presente texto se aborda la carga violenta y sexista del discurso confrontativo y alejado del diálogo entre el gobierno y la oposición cubana, el cual involucra organizaciones mediáticas y grupos en redes sociales.  

Antecedentes y contexto internacional

Uno de los primeros políticos a inicios del siglo XXI que adoptó un lenguaje vulgar y misógino, fue el magnate italiano Silvio Berlusconi, al referirse a sus órganos sexuales como símbolos de poder o a la cantidad de mujeres con las que había mantenido relaciones sexuales como forma de resaltar su “hombría” y, por tanto, su capacidad de liderazgo.

Si bien esta manera de “hacer política” ha estado presente y se ha agravado en los últimos veinte años, uno de los ejemplos cercanos más visibles es  el expresidente estadounidense Donald Trump, cuyas campaña y mandato se caracterizaron por el uso de un discurso ofensivo y “políticamente incorrecto”, no como acciones fortuitas, sino como estrategia permanente.  

Con Trump ese lenguaje se transformó en metodología del actuar político, que fue imitada luego en Latinoamérica por el mandatario brasileño Jair Bolsorano. Sin embargo, aunque pueda parecerlo no se trata de casos aislados, sino de una de las consecuencias del desgaste del discurso y la proyección política de  la democracia liberal en Occidente, frente a comunidades que no se ven representadas en los partidos y figuras políticas tradicionales, asociadas a la  corrección y el civismo.

Dichos grupos generalmente rechazan el respeto al otro como medio de convivencia y apoyan el discurso centrado en el bullying o la legitimación de valores retrógrados. Reafirman, en cambio,  la exposición en espacios formales de prejuicios vinculados al género, la orientación sexual, la forma de los cuerpos o el color de la piel, como armas de lucha política.

Sigao vs Pingú, la degradación del lenguaje político en Cuba

Las comunidades cubanas en el sur de la Florida y sus contrapartes en la Isla no han estado exentas de esta dinámica. Cuando el diálogo y la reconciliación nacional no han constituido parte importante de la estrategia ni del gobierno ni de la mayoría de la oposición, los espacios digitales reflejan esa lógica de enfrentamiento que valida el uso del lenguaje ofensivo y violento para desacreditar al adversario y legitimar al aliado. No escatiman en el empleo de recursos éticamente cuestionables, incluso sin importar que estos ofendan a grupos históricamente vulnerados o legitimen valores racistas, sexistas u homo/trasfóbicos.

Desde hace más de un año se ha visto el crecimiento de la etiqueta #DiazCanelSingao. La frase proviene de una canción del grupo de rap Los Aldeanos, pero su popularización tiene origen en un enfrentamiento policial entre el rapero y activista opositor cubano conocido como Maykel Osorbo, quien se encuentra actualmente en prisión.

El diccionario de americanismos define singao / singado como “persona de baja condición moral”. Etimológicamente es un participio en función adjetiva derivado del verbo singar (realizar el acto sexual), por tanto, singao es la persona sobre la cual recae la acción de singar, y quien la realiza sería “singador”.

El significado de las palabras no se puede desconectar de su contexto sociohistórico. Que singao se utilice como ofensa está directamente vinculado a un estigma sexista que presupone un juicio de valor sobre la persona singada, o sea, la que asume una posición receptiva durante el acto sexual. Esta carga peyorativa no existe para la palabra “singador”, referida a quien adopta una posición activa o dominante en el sexo, que pudiera considerarse un elogio.

En una entrevista ofrecida para el medio YucaBite, el artista visual líder del Movimiento San Isidro, Luis Manuel Otero Alcántara, defendió el uso de un lenguaje vulgar como arma de lucha de personas en situación de vulnerabilidad social. Sin embargo, la consigna trascendió  las redes sociales y se convirtió en estandarte de un grupo de perfiles y medios opositores al gobierno cubano.

Por su parte, la respuesta “Díaz-Canel Pingú” tiene su origen en un reto convocado en las redes sociales por la Unión de Jóvenes Comunistas, que solicitaba a los internautas subir una foto con un pulóver relacionado con la defensa de la Revolución. En ese contexto, Gerardo Hernández Nordelo, coordinador general de los Comités de Defensa de la Revolución y Héroe de la República de Cuba, publicó un retrato  en el  que portaba dicha prenda de vestir con la frase arriba mencionada, acompañada de la bandera nacional.

Lenguaje

Tanto la consigna “Diaz-Canel Singao” como “Diaz-Canel Pingú” fueron amplificadas por medios de comunicación.

El mensaje pronto fue viralizado por activistas a favor del gobierno y llegó a compartirse en perfiles oficiales de medios públicos y organizaciones gubernamentales, además de ser utilizado por artistas.

Pingudo/pingúo/pingú es adjetivación del sustantivo “pinga”. Entendiendo “pinga”, en su primer significado, como órgano sexual masculino (pene), y el sufijo “udo” como “abundancia, gran tamaño o intensidad”; un pingú es, literalmente, una persona con un pene de grandes dimensiones.

En Cuba el adjetivo se emplea frecuentemente en el lenguaje vulgar como sinónimo de valiente, atrevido o fuerte. Tal asociación entre el tamaño del pene y el arrojo o las actitudes irreverentes tampoco están exentas de prejuicios sexistas, en tanto asocian el falo —y su tamaño—a la fortaleza y la gallardía .

De sexismos e indignaciones selectivas

Si bien ambas consignas reproducen —más allá de la vulgaridad— el sexismo y la legitimación de la violencia en el lenguaje como arma válida de lucha, las indignaciones y respuestas guardaban relación con las tendencias políticas  de quienes reaccionaron.

Medios opositores como CiberCuba tildaron la frase de Hernández Nordelo  de “soez y chabacana, con tintes machistas y misóginos”; sin embargo, calificaron la expresión acuñada por Osorbo como “uno de los emblemas de la lucha por la libertad en la nación caribeña”. Se mostraron complacientes con su uso en eventos públicos, cuestionaron a las autoridades norteamericanas por retirarla del espacio urbano y celebraron como una victoria que la televisión cubana la hubiera tenido que captar durante un partido de béisbol Cuba-Venezuela en The Ballpark of The Palm Beaches.

En cuanto al  periodismo estatal, si bien el Sistema Informativo de la Televisión Cubana ha sido recurrente en su condena a actitudes vulgares y ofensivas de  la oposición, resultó acrítico frente a este tipo de contenido cuando provino de una figura aliada al gobierno, e incluso, respaldó en su perfil oficial una acción que pudiera entrar en contradicción con la Ley de Símbolos Nacionales, cuya letra expresa: “Los símbolos nacionales cuando se usen en prendas de vestir, objetos, obras de arte y escritos, se utilizan con el mayor respeto y decoro”.

Redes sociales, violencia política y crisis de gobernabilidad

Las redes sociales han potenciado y visibilizado el fenómeno de la violencia política en el lenguaje cubano. En el presente caso, aunque las consigas de “singao” y “pingú” fueron originadas por iniciativa personal, ambas obtuvieron respaldo de organizaciones mediáticas establecidas, pero su mayor impacto ocurrió en las redes sociales con sus correspondientes comunidades de usuarios. En efecto, actualmente en Facebook se pueden encontrar grupos que se nombran de alguna de las dos formas y comparten contenido no siempre —“políticamente correcto”— de apoyo u oposición al gobierno cubano.

Lenguaje

Las redes sociales tuvieron un impacto directo en la “viralización” de las consignas llegando incluso a constituirse grupos con ellas.

El académico Silvio Waisbord analiza el impacto de las redes sociales en la polarización y la agresividad del discurso a partir de los fenómenos conceptualizados como Burbuja de Filtro y Cámara de Eco, que explican la segregación de los usuarios en comunidades de intereses cerradas y excluyentes, y su organización para amplificar los criterios de su comunidad.

Si bien los mencionados procesos de interacción socio-reticular están mediados por los algoritmos digitales, no en todos los territorios funcionan de la misma manera. El contexto sociohistórico es fundamental para entender por qué en sociedades con índices de conectividad similar, la polarización y el extremismo se manifiestan de formas distintas.

Que ambas consignas se hayan posicionado en comunidades de cubanos a favor u opuestos al sistema político en la Isla es solo un síntoma de cómo dichos grupos están gestionando su estrategia política desde la confrontación violenta y no desde el disenso respetuoso.

No solo la democracia liberal occidental parece entrar en crisis; el autoritarismo del modelo político cubano da cada vez más signos de agotamiento. Ello se evidencia, por ejemplo, en el uso recurrente de la protesta callejera, ejercida por sectores populares ante la no solución de los problemas por las vías institucionales, la gran oleada migratoria, el creciente abstencionismo manifestado durante el referendo sobre el Código de las Familias o el cambio radical de discurso en figuras anteriormente aliadas al sistema político vigente.

Una gobernabilidad efectiva debe ser capaz de integrar todos los grupos o al menos establecer pautas de diálogo con estos. Mientras líderes y activistas políticos estén más preocupados por insultar al adversario y defender a cualquier precio a los aliados que por debatir programas, alternativas y soluciones, se reducen las posibilidades de una salida no violenta a los problemas cubanos, que, además, garantice la sostenibilidad del desarrollo democrático en la nación.

9 noviembre 2022 35 comentarios 1,5K vistas
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Ben Rhodes critica a Biden por su política hacia Cuba

por Redacción 16 septiembre 2022
escrito por Redacción

El ex consejero adjunto de Seguridad Nacional durante el gobierno de Barack Obama y quien resultara una figura clave en el proceso de normalización con Cuba, Ben Rhodes, expresó su descontento con la gestión del presidente Joe Biden en relación a la Isla.

En palabras de Rodhes: “La decepción no comienza a rascar la superficie” de lo que siente por la política de Biden hacia Cuba. Así lo afirmó en una entrevista para el podcast “Conspiracyland” de Yahoo News, espacio en el que criticó duramente la postura del mandatario estadounidense, quien se desempeñó como vicepresidente de Obama.

Rhodes calificó el accionar de Biden como un engaño y cuestionó el hecho de que durante su mandato haya mantenido e incluso ampliado las medidas dictadas por su antecesor. “Tuvimos a Trump, de la manera más grotesca e insensible, politizando esto. Pero luego, tener una administración demócrata que legitime lo que hizo Trump al continuarlo, es engañar al pueblo cubano”, afirmó.

El proceso de normalización de relaciones entre Cuba y Estados Unidos iniciado en 2014 tuvo a Rhodes como uno de los principales impulsores, pero con la llegada al poder del republicano Donald Trump, el deshielo sufrió un retroceso casi total. De ahí que una de las promesas de campaña de Biden, integrante de la administración Obama, fuera retomar el acercamiento con su vecino del Caribe.

Remesas (5)

Sin embargo, el presidente demócrata poco o casi nada ha hecho para cumplir su palabra, sino más bien parece avivar la tensión con La Habana. Pasos recientes como la exclusión de la Isla de la Cumbre de las Américas y la prórroga de la Ley de comercio con el enemigo lo confirman.

Al ser cuestionado este martes sobre las declaraciones de Rhodes, Ned Price, vocero del Departamento de Estado, afirmó que el objetivo de la política estadounidense se basa en las aspiraciones de libertad y democracia del pueblo cubano. En ese sentido, mencionó la reapertura del Programa de Reunificación Familiar Cubano, el aumento del personal diplomático en La Habana o el restablecimiento de los vuelos comerciales hacia otras ciudades cubanas, además de la capital.

“El régimen cubano en cierto modo se ha vuelto más represivo. Vimos un claro recordatorio de eso hace más de un año en julio de 2021, cuando las protestas pacíficas que expresaban aspiraciones por un futuro mejor se encontraron con represiones, arrestos y encarcelamientos en toda la Isla. Esto es solo un ejemplo de la represión que hemos seguido viendo por parte del régimen cubano”, dijo Price este miércoles.

Las declaraciones de Rhodes representan las críticas más duras a Biden que cualquier funcionario de Obama ha realizado hasta la fecha. Por otro lado, el discurso de la Casa Blanca contrasta con los anuncios realizados en el primer semestre de 2022 y que aún no parecen materializarse, dígase el envío de remesas, así como las facilidades para la importación y exportación de mercancías desde y hacia Estados Unidos por parte del sector privado en Cuba. A ello se añade la inacción del país norteño en torno a la Isla durante la pandemia de Covid-19 o los daños económicos causados por las sanciones, cuya principal víctima ha sido el pueblo de Cuba.

16 septiembre 2022 14 comentarios 1,3K vistas
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