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cuba

Incendio en Matanzas

De salación y otros petróleos

por Alejandro Muñoz Mustelier 9 agosto 2022
escrito por Alejandro Muñoz Mustelier

Es un mineral tan preciado, que la mismísima palabra definitoria de nuestro tímido acercamiento a la subsistencia se deriva de esta: salario, con su origen allá en el vastísimo imperio romano, que pagaba a sus soldados con lo más valioso que había, el MLC de la época clásica: la sal.

Pero el mineral no sólo está presente en palabras tan solemnes y perseguidas, también se usa con registro coloquial para para expresar estilo y picardía: «tiene sal»; con el verbo ser para decir de alguien dichoso: «es un sala′o», y con el verbo estar para todo lo contrario: «estamos sala′os», frase muy socorrida —y socorrista— en Cuba.

La producción de sal en nuestro país no debería ser un problema: donde haya mar, hay sal. El problema es que para hacer funcionar cualquiera de las múltiples salinas con las que contamos, son necesarias ingentes cantidades de energía, obtenida con combustible fósil, no sé, digamos petróleo. Por cierto, el petróleo también es un mineral pero no se usa para comer, en cambio es inflamable, susceptible al roce, a los impactos, al calor y a las descargas eléctricas.

Sin irnos del tema, una descarga eléctrica impactó el tanque 52 de almacenamiento de crudo de la Base de Supertanqueros de Matanzas sobre las 7 de la tarde del viernes. El incendio fue considerable y amenazaba con expandirse a los tanques aledaños, lo que finalmente ocurrió. Este tipo de incendio cuenta con toda la materia prima necesaria para ser un verdadero dolor de cabezas, no importa la capacidad y recursos de los cuerpos de bomberos, porque el fuego aprovecha lo mejor de sus dos estados generales: deflagraciones y detonaciones.

Incendio en Matanzas

El fuego avanza implacable en la base de supertanqueros de Matanzas. (Foto: Cubadebate)

En las primeras, la velocidad con que avanza el frente de las llamas es inferior a la velocidad del sonido, duran solo entre 100 y 200 milisegundos. La detonación, por su parte, supera la velocidad del sonido, por lo que son más devastadoras —ya se han visto en los videos que hay en las redes. El fuego se propaga por el combustible, incluso en contra de la corriente de este, y a mayor velocidad que dicha corriente en una deflagración constante. Si existen las variables adecuadas —y existen—entre ellas, el combustible, se produce la detonación.

Después de la consternación al conocer que hubo víctimas, el daño que esto puede ocasionar a la ya anémica economía nacional, fue la preocupación de muchos. De muchos de los que todavía cuentan con electricidad regularmente; el resto, los resilientes apagados, supongo piensen que ahora ni la luz les va a dar —esto literalmente.

Pero más allá de las terribles e inevitables consecuencias económico-lumínicas ante otro titular mitológico —este texto está lleno de referencias clásicas— donde un rayo cae como justicia divina empeñada en aleccionar, no sé por qué, a nuestro sistema energético; la gran mayoría se dio a la especulación: ¿otra vez un rayo? se pregunta la gente con gesto de incredulidad. Las opiniones son diversas: eso nunca pasa, esos tanques tienen medidas de seguridad, están escondiendo algo, y así. Lo cierto es que parece durísimo de tragar que otro rayo haya caído en una instalación relativa a la generación de energía.

La nube de humo se extiende sobre la ciudad de Matanzas. (Foto: Néster Núñez)

La opinión general de las personas aledañas invoca el sabotaje. Hay ejemplos claros y recientes en Venezuela, casi un modus operandi. Por otra parte, aquella foto en medios nacionales hace tres meses, que mostraba la Central Termoeléctrica Antonio Guiteras con chimeneas de enfriamiento nuclear —será la más grande de Cuba, pero no es para tanto—, siendo alcanzada por un rayo, deja mucho a la imaginación. Otros niegan que fuera obra de algún escuadrón de operaciones especiales, y afirman que la cosa está en poder justificar el déficit energético y el vacío en los tanques subterráneos de las gasolineras; no obstante, coinciden con los primeros en que Júpiter no existe, no hay rayos.

Realmente la hipótesis de los rayos —llamémosle clásica—, que han ofrecido los medios nacionales, y la hipótesis del sabotaje —llamémosle barroca, ¿por qué no?—, tienen elementos de donde beber a la hora de exponer su razón. Los barrocos argumentan que ante la extrema situación económica que vive el país, las reacciones populares se han extremado, llegando a las protestas grupales —multitudinarias en algunos casos—, a proferir palabras soeces contra los funcionarios y dirigentes, a apedrear tiendas y más recientemente a incendiar establecimientos estatales, tan despreocupadamente que las mismas autoridades han reconocido que es obra personas y no de deidades mitológicas. Por demás, un sabotaje a instalaciones industriales no tendría necesariamente que quedar fuera de consideración.

A los promotores de la hipótesis clásica —los medios oficiales—, los respaldan datos científicos, porque a pesar de que no parezca, es más común de lo pensado que Júpiter, en defensa del planeta, en ejercicio de sus facultades divinas, o porque a veces Juno lo saca de quicio, acribille a rayos tanques de combustible a lo largo y ancho del planeta. En 1924, un rayo impactó un tanque de petróleo en Monterrey, Estados Unidos, provocando un incendio; en 2012 otro rayo impactó un tanque de crudo en Puerto Cabello; en 2014 fue en Zulia, Venezuela; en el 2020, estalló por esta misma causa un tanque de la petrolera Repsol, en Puertollano, España; en 2021 pasó en Brinhton, Inglaterra, y así hasta el cansancio. De hecho, un tercio de los más de 480 fuegos en estas instalaciones son atribuidos a rayos, que alcanza la cifra de veinte incendios por año.

Y es cierto que los tanques deben tener protección contra descargas atmosféricas: pararrayos, disipadores; incluso, se consideran por su composición bajantes naturales de rayos si cumplen con dos o tres requisitos: espesor de techo de cinco milímetros, placas atornilladas o soldadas para que haya continuidad eléctrica y tuberías conectadas a esta continuidad. Aunque también puede suponerse que alguno de estos requisitos no estaba presente en el tanque 52, y aunque la hipótesis clásica sea factible —y lo es— queda el asunto de la preservación y seguridad del dichoso tanque.

Teniendo en cuenta todos estos datos, es probable que Júpiter haya mandado el rayo y las negligencias romanas lo hayan dejado entrar. Si fuera así, dado el monto de sucesos divinos que se han ido acumulando desde aquel fatídico accidente aéreo y el tornado, pasando por un inofensivo pero premonitorio meteorito, incendios, la pandemia, los recientes y tristes sucesos del Saratoga, y un muy largo etcétera, para volver al tema de la sal, que es el que nos ocupa hoy; parece que estamos realmente salaos (Díaz-Canel, 2022).

No obstante, si el discurso presidencial asume la salación como una variable, habrá que crear el Ministerio de Asuntos Esotéricos —si total, ya tenemos economía vudú— para que analice a cuántas deidades estamos ofendiendo y desagravie cualquier desplante. Sería bueno que este ministerio tomara al pueblo de Cuba como una deidad a desagraviar con urgencia. Mientras los bomberos se afanan en apagar un incendio, los dirigentes intentan igualmente, apagar, apagar. Sin embargo, este es uno difícil de sofocar, porque le están echando agua, mucha agua, pero al ser agua de mar, también está salá.

9 agosto 2022 16 comentarios 1k vistas
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Congreso de Estados Unidos niega facilitar venta de alimentos a Cuba

por Redacción 21 julio 2022
escrito por Redacción

Con 163 votos a favor, 260 en contra y 13 abstenciones, el Congreso de Estados Unidos rechazó una enmienda que permitiría a los agricultores estadounidenses exportar a crédito alimentos a Cuba. El apoyo a la medida correspondió en mayoría casi absoluta a los demócratas, quienes aportaron 162 boletas a favor, frente a un único voto positivo por parte de los republicanos.

Las sanciones económicas de Estados Unidos contra Cuba impiden que la Isla compre productos agrícolas estadounidenses a crédito, mecanismo más viable para la adquisición de alimentos importados.

La votación de este miércoles se produjo en un contexto marcado por una profunda escasez de alimentos en Cuba. A la crisis interna se han sumado otros agravantes como la pandemia de Covid-19 o el éxodo migratorio. Muchos miembros del Congreso han sido firmes defensores de una relación más humana entre Estados Unidos y Cuba a lo largo de los años. Sin embargo, la Cámara no ha realizado un solo voto encaminado a mejorar la política hacia la Isla.

Al aproximarse las elecciones intermedias, la votación fue un momento propicio para que el Congreso introdujera el tema Cuba en la agenda y demostrara la oposición mayoritaria de los demócratas a la política de Trump hacia el país.

La necesidad de aunar criterios entre demócratas y republicanos en lo que a Cuba concierne no estuvo clara esta vez, evidenciado a partir de la abrumadora negativa de los segundos. Queda mucho trabajo por parte de los funcionarios y activistas cubano-americanos que aspiran a una normalización de relaciones entre ambos países.

La no aprobación de una medida de carácter humanitario contradice la retórica de la Casa Blanca sobre su preocupación respecto al bienestar del pueblo cubano y es un ejemplo más de cómo la administración Biden se ha desmarcado poco de su antecesor.

21 julio 2022 22 comentarios 1k vistas
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Desigualdad

Las promesas rotas de Biden

por Consejo Editorial 22 diciembre 2021
escrito por Consejo Editorial

Durante la campaña presidencial estadounidense de 2020, todos y cada uno de los candidatos demócratas prometieron un cambio de política hacia Cuba. Un año después de la victoria electoral de Joe Biden, la relación bilateral es aún peor y la retórica de los demócratas en el poder parece emular a las administraciones republicanas. Nuevamente los intereses electorales pesan más que los valores que presume la Casa Blanca en su relación con la Isla.

Millones de cubanos sufren una crisis económica y humanitaria comparable con las secuelas del derrumbe soviético a inicios de los noventa. A pesar del alto volumen de propaganda política, narrativas simplistas y desinformación, la evidencia apunta a una crisis creada por tres actores principales: la pandemia global, el gobierno cubano y las administraciones Trump-Biden.

Esta situación de responsabilidades compartidas pocas veces se analiza en su complejidad en la esfera pública cubana, cada día más partidista y polarizada. Mucho menos se reconoce así en la retórica de ambos gobiernos, siempre gustosos de culpar al otro de todos los males en la Isla.

Durante la primera mitad de este año, la Casa Blanca se sintió cómoda al seguir provocando miseria económica a los cubanos. Con esa actitud evadía enojar a los cubanoamericanos que apoyaron las políticas trumpistas y reinstauraba la dinámica de confrontación que el presidente Obama había condenado. Se utilizaron las consecuencias socioeconómicas de la pandemia en su política de cambio de régimen hacia la Isla y no hubo un ofrecimiento incondicional de ayuda humanitaria. Fue una oportunidad perdida y un fallo de empatía de enormes proporciones.

El estallido del 11 de julio fue el grito desesperado de los cubanos a una crisis nacional en la que la política de Estados Unidos también tiene responsabilidad. Las declaraciones posteriores del Departamento de Estado y las sanciones que han aplicado desde entonces dejan claro que sí hay tiempo para Cuba en su lista de prioridades, pero que prefieren regodearse en la retórica hostil y aplicar sanciones simbólicas que tienen cero efecto en los gobernantes cubanos, con tal de emocionar al electorado de la Florida. Es el mismo manual que escribió el trumpismo para Cuba, salvo que sus sanciones no solo eran simbólicas sino muy reales y hoy siguen vigentes con la complicidad demócrata.

Poner en pausa la revisión de las políticas del trumpismo, en la práctica significa contribuir a la miseria de este pueblo. Joe Biden puede priorizar los intereses de la comunidad radical de la Florida, siempre deseosa de sacrificar a sus coterráneos, o mostrar empatía con millones de cubanos en la Isla; pero no puede hacer ambas cosas a la vez.

Joseph Robinette Biden Jr., 46 presidente de Estados Unidos. (Imagen: Left Voice)

Si algo han demostrado los últimos siete años, es que hay un sector de emigrados que se acomodan a la política oficial de Estados Unidos hacia Cuba, más cuando perciben que esta provoca cambios en la inercia bilateral. Que la Casa Blanca renuncie a dictar los términos de su relación con la isla y la entregue al antojo de congresistas y senadores cubanoamericanos, indica falta de iniciativa propia.

Varias encuestas realizadas en Cuba develan consenso en la condena a las sanciones estadounidenses. Algunos medios y actores radicales intentan ocultar esta realidad a través de acciones de agitación política y propaganda que influyan en la Casa Blanca, al parecer con éxito.

La Joven Cuba dirigió una carta abierta al presidente Biden en febrero de este año que insiste en el carácter contraproducente de las sanciones. Entre los firmantes hay varios líderes opositores. En vísperas de las protestas anunciadas para el pasado 15 de noviembre, en entrevista con el líder del grupo Archipiélago Yunior García, este recalcó que las sanciones «afectan a la familia cubana, a los emprendedores y al pueblo en general». Las autoridades estadounidenses hicieron caso omiso a esas declaraciones, seleccionando los reclamos de su interés y silenciando los que son críticos con su política exterior.

Existe poca evidencia que sustente un compromiso real de Estados Unidos con la democracia en Cuba. En su lugar ha prevalecido el empoderamiento de sectores afines a los intereses de Washington en la Isla, los cubanos favoritos, como si el resto no lo fueran. Este comportamiento selectivo es similar al que aplica el gobierno cubano, siempre visibilizando los intereses de sus seguidores y silenciando al resto.

El respeto a la democracia, la voluntad de la mayoría y las decisiones por consenso, se ven constantemente socavados por ambos gobiernos y sus políticas poseen efecto polarizador en la sociedad insular. Cuba no necesita padrinazgos y el estadounidense es el menos apropiado después de una historia de intervenciones de todo tipo en nuestro país. Si buscáramos modelos democráticos tampoco sería el estadounidense, defectuoso como han demostrado los últimos años de su política doméstica. No necesitamos que guíen a nuestra sociedad civil, que cada día se organiza más para, en nuestros términos, lograr cambios democráticos. Lo que necesitamos es que dejen de convertir a nuestro pueblo en el daño colateral de una pelea entre gobiernos.

Esta administración demócrata ha escogido priorizar sus intereses por encima de sus valores; nuestro pueblo ya la juzga en consecuencia. No es tarde para emprender un nuevo camino, como hizo Obama. Hasta ahora nuestro diagnóstico del primer año de gobierno de Biden es sencillo: mucho oportunismo político, poco coraje moral y falta de empatía con millones de compatriotas en la Isla.

22 diciembre 2021 23 comentarios 2k vistas
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Cuba-EEUU

Relaciones Cuba-EEUU desde un nuevo enfoque

por Carlos Alzugaray Treto 11 marzo 2021
escrito por Carlos Alzugaray Treto

El pasado 16 de febrero el Cuba Study Group hizo su aporte al creciente debate sobre la política que el presidente Joe Biden puede seguir hacia Cuba. Lo hizo a través de un detallado documento de 37 páginas de recomendaciones que su Director Ejecutivo, Ricardo Herrero, presentó a la prensa de Miami el 16 de febrero. El documento tiene un título quizás demasiado largo: «Relaciones entre Estados Unidos y Cuba en la Era Biden: Un argumento para lograr la resiliencia en la política de acercamiento como medio de brindar apoyo a largo plazo al pueblo cubano». Pero si largo es el título, amplias son las recomendaciones

Fundado en el 2000, el Cuba Study Group es una organización de cabildeo político con sedes en Miami y Washington que con los años ha incrementado su relevancia. Su fundador y animador principal es Carlos Saladrigas, nacido en Cuba en 1949 y residente en Estados Unidos desde 1961. Graduado de la Escuela de Negocios de Harvard en 1975, Saladrigas tuvo una exitosa carrera en el mundo empresarial y con el tiempo se convirtió en una influyente personalidad dentro de la clase cubanoamericana dedicada a los negocios en Miami.

Desde fines de 1990, dentro de algunos sectores de esa emigración post revolucionaria, surgió la apreciación de que la política de «cambio de régimen por coerción» hacia Cuba, que en su momento apoyaron, había fracasado. Gradualmente, Saladrigas y otros se convencieron de que debía ser transformada por otra que pusiera el énfasis en el acercamiento sin variar el objetivo. De cierta manera dos hechos catalizaron esta evolución: la exitosa visita del Papa Juan Pablo II a Cuba, en enero de 1998, y la evidente derrota del «exilio histórico» en el caso Elián González, en abril del 2000.

A partir de esos acontecimientos, estos emigrados comenzaron a considerar la aplicación de una nueva política que se podría tipificar como «cambio de régimen por atracción». En el sitio web del grupo, por ejemplo, todavía se argumenta que incluso respetando la soberanía de la Isla y promoviendo una política de acercamiento entre ambas naciones y entre Cuba y su diáspora, lo que el país necesita es un conjunto de cambios que lleven a una «transición y transformación» hacia un «orden político y económico diferente».

Estados Unidos y el financiamiento a grupos políticos en Cuba

Ello no debe sorprender ni provocar rechazo. Es lo que el grupo cree y es lógico que así sea dada su composición socio-clasista. Después de todo, como se dice en la sección de Misión, Valores y Enfoque de su sitio web, su Junta Ejecutiva está compuesta por «líderes de negocios y jóvenes profesionales cubano americanos que comparten una visión de una Cuba libre, soberana, inclusiva y próspera que provea oportunidades para que todos sus ciudadanos puedan lograr sus aspiraciones». Esa es la forma en que definen su patriotismo y su compromiso tanto con su país de origen como con el de acogida. No hay por qué cuestionarlo. Tienen ese derecho.

Dicho esto, hay que reconocer que el Cuba Study Group apoyó y acompañó decididamente la política de acercamiento y normalización de relaciones del presidente Barack Obama quien, como se sabe, basó su posición hacia Cuba en dos premisas centrales: el levantamiento incondicional del bloqueo y el reconocimiento de que Estados Unidos no tenía ni la intención ni la capacidad para imponerle cambios a Cuba. Así lo declaró en dos alocuciones históricas: su última intervención sobre el Estado de la Unión ante el Congreso de Estados Unidos en enero del 2016 y el discurso que pronunció en el Gran Teatro Alicia Alonso de La Habana, el 22 de marzo de ese mismo año.

Esta política de Obama evolucionó hacia lo que pudiéramos clasificar como de «normalización constructiva sin cambio de régimen». No es que el «cambio de régimen» en Cuba fuera indeseado o rechazado, pero dejaba de ser el objetivo principal y único de la política. Eso se debía a una redefinición de los intereses norteamericanos, a partir de una diversificación de los posicionamientos hacia la Isla dentro de su sociedad.

Cuba-EEUU

El entonces presidente de Cuba, Raúl Castro, y el de Estados Unidos, Barack Obama, durante una reunión en la sede de las Naciones Unidas. (Foto: Reuters/Kevin Lamarque)

Coherentemente con esa posición de apoyo a la normalización pactada por Obama con Raúl Castro, el Cuba Study Group criticó la política de sanciones de la administración que lo sucedió entre 2017 y 2021 y fue de las primeras organizaciones que condenó y se opuso en los términos más firmes a la inclusión de Cuba en la lista de estados promotores del terrorismo el pasado 11 de enero.

Estados Unidos

No es posible en este espacio hacer un análisis pormenorizado de todas las propuestas contenidas en este documento. Sin embargo, conviene apuntar algunos de sus elementos centrales (Ver el Resumen Ejecutivo en las páginas 3-6[1]).

El primero y más importante es que, aunque el Cuba Study Group hace recomendaciones a ambos gobiernos, las más pormenorizadas y específicas van dirigidas a Washington.

Se destaca el criterio de que la iniciativa para volver al camino de la normalización de las relaciones corresponde al gobierno norteamericano y se recomienda «priorizar medidas tempranas» (4). También se plantean pasos tanto en el plano diplomático como en el plano económico-comercial. Se resumen a continuación:

  • Le sugiere al presidente Biden «devolver las relaciones bilaterales de inmediato a una ruta más constructiva, recuperar el control del discurso, e incentivar más reformas en Cuba». (3)
  • «Revertir políticas que han perjudicado indebidamente al pueblo cubano». (4) Aquí se detallan las más nocivas entre las 240 medidas que la anterior administración adoptó. Se puede comparar lo propuesto por el Cuba Study Group con el compendio elaborado por el MINREX en su sitio web.
  • «Restaurar el apoyo al sector privado cubano como política prioritaria». (4)
  • «Reanudar y reforzar la cooperación en salud pública con Cuba para combatir la pandemia de Covid-19». (4)
  • «Restaurar y fortalecer las relaciones diplomáticas a nivel de trabajo mediante el nombramiento de un embajador para liderar la Embajada de Estados Unidos en La Habana (o un encargado de negocios con rango de embajador, si fuera poco probable que el Senado confirme un nombramiento de embajador); la iniciación de conversaciones bilaterales para volver a dotar de personal a las embajadas de Estados Unidos y Cuba, con garantías de seguridad; y la reanudación de la cooperación bilateral en temas de seguridad nacional». (4)
  • «(…) ordenar una revisión apolítica inmediata de la redesignación de Cuba como Estado Patrocinador del Terrorismo, actualizar y restaurar la Directiva de Política Presidencial de 2016 “Normalización Estados Unidos-Cuba” y una vez más renunciar al Título III de la Ley Helms-Burton». (4) No se oculta que el propósito de ello es incrementar la influencia estadounidense en Cuba.
  • Adoptar acciones de acercamiento a la comunidad de emigrantes y de ciudadanos de origen cubano en la Florida para involucrarlos en esta política.
  • «Designar a un Representante Especial para Cuba o a otro funcionario gubernamental de alto nivel para negociar acuerdos de cooperación, arreglos económicos entre los sectores privados de ambos países y hojas de ruta para resolver disputas de larga data entre Estados Unidos y Cuba, con el objetivo de profundizar los lazos socioeconómicos». (5)

Esta última, combinada con las recomendaciones de carácter económico que se hacen al gobierno cubano son la clave de lo que propone el grupo. Su lógica, difícilmente cuestionable, es que el establecimiento de lazos económicos entre La Habana y Miami sería un elemento clave para garantizar la resiliencia de este proceso de acercamiento que se defiende y evitar su reversión de sobrevenir un cambio de partido en el poder en Washington en el 2025.

Estas recomendaciones generales están detalladas en las páginas 21-28. Ahí vale destacar las siguientes:

  • Reautorizar amplios intercambios académicos, científicos y culturales.
  • Autorizar las ventas estadounidenses de suministros, equipos y otros equipamientos médicos de emergencia a Cuba mediante una licencia general y flexibilizar los requisitos de verificación de uso final.
  • Solicitar una revisión de la «Lista de Entidades Cubanas Restringidas» del Departamento de Estado.
  • Ordenar al Departamento de Estado que lleve a cabo una revisión y auditoría completa de los programas existentes de promoción de la democracia en Cuba para abordar cualquier conflicto de intereses o incentivo inapropiado.
  • Potenciar las investigaciones sobre los incidentes de salud en la Embajada de Estados Unidos en La Habana y un incidente de tiroteo más reciente en abril de 2020 en la Embajada de Cuba en Washington.
  • Designar un funcionario de alto nivel que comience a revisar con la parte cubana algunos temas estructurales que deben ser negociados como la eliminación de las Leyes Helms Burton y Torricelli, la eliminación de Radio y TV Martí, o el futuro de la Base Naval de Guantánamo.

Sin duda, es la primera vez que una organización de cabildeo no vinculada a las de solidaridad con Cuba con sede en Miami levanta y acepta como lícitos algunos de los temas aquí enumerados y, por añadidura, subraya que el diálogo con el gobierno cubano es la única forma de abordar sus propósitos.

Cuba-Guantánamo

La ocupación del enclave de la Base Naval de Guantánamo es uno de los temas cuya pronta solución se recomienda. (Foto: AFP 2021 / MLADEN ANTONOV)

La agenda de medidas propuesta por el Cuba Study Group es amplia, abarcadora, y ambiciosa. De adoptarse de inmediato, como se recomienda, se volvería al camino de la normalización abandonado por la administración anterior. Ello coloca al grupo en una posición de abierto enfrentamiento al sector más retrógrado de la emigración cubana en Estados Unidos, partidaria de seguir castigando al pueblo cubano so pretexto de «ayudarlo».

También los coloca en línea con el sentimiento que ha prevalecido de que el presidente Biden no debe posponer sine die una iniciativa con respecto a Cuba. El centro de su propuesta está en la siguiente formulación que es un abierto desafío a la tendencia que ha sido mayoritaria en Miami en los últimos cuatro años:

«Las estridentes denuncias de los fracasos del comunismo y la imposición de condiciones absolutistas para el alivio de sanciones son débiles sustitutos para una diplomacia sólida y una política que equilibre el idealismo con la realpolitik, muestre a Estados Unidos como magnánimos y empodere cada vez más al pueblo cubano para que construya su propio destino». (8)

Las recomendaciones al gobierno cubano no tienen el carácter de precondiciones. El Cuba Study Group subraya que las sugiere respetuosamente como «medidas paralelas». Ello significa una importante transformación de la filosofía del grupo y de su liderazgo. Si nos atenemos a una tipología que he sugerido como hipótesis para clasificar los posicionamientos hacia Cuba de distintos grupos de cabildeo en Estados Unidos, el Cuba Study Group puede estar transitando de una posición de «cambio de régimen por atracción» a una de «normalización constructiva sin cambio de régimen».

Carta Abierta al presidente Joseph R. Biden, Jr.

Esta terminología es provisional, pero la tomo de una investigación en marcha en la que se maneja la hipótesis de que hay cuatro tipos de posicionamientos hacia Cuba dentro del sistema político norteamericano, ateniendo a sus propósitos y medios: «cambio de régimen por coerción», «cambio de régimen por atracción o subversión», «normalización constructiva sin cambio de régimen», y «normalización constructiva con cooperación acentuada»[2].

Estos tipos o modelos no son compartimientos estancos inamovibles, sino que son una propuesta analítica para poder clasificar mejor las distintas tendencias que se mueven en el terreno político norteamericano. Debe reconocerse que puede haber migraciones de uno a otro según se perciban las circunstancias.

Cuba

En el documento el Cuba Study Group identifica 10 recomendaciones específicas al gobierno cubano, alertando sin embargo que no se deben limitar a ellas. Por su tono se trata de opiniones que pueden ser objeto de diálogo entre ambas partes. Los interesados pueden leerlas en las páginas 32 y 33 del documento. Cinco de las mismas son económicas y no se diferencian mucho de las que algunos economistas cubanos han sugerido. Tómese, por ejemplo, las que adelantó el profesor de economía de la Universidad de La Habana, Oscar Fernández, en su artículo «Diez puntos para avanzar mejor», publicado en el medio cubano-americano OnCuba News.

De las tres de carácter político doméstico, dos (mayores derechos para ciudadanos y emigrantes cubanos y mayor espacio para la libertad de expresión con garantías jurídicas que se correspondan con el régimen de derecho establecido por la Constitución del 2019) son razonables, pero abordables sólo en un clima de confianza mutua que resultaría si el Cuba Study Group logra que la administración Biden actúe como recomienda. La tercera (marco legal para el funcionamiento de medios no estatales), no importa cuánta legitimidad tenga, implica una modificación de preceptos de rango constitucional.

Las dos finales son de otro carácter. Una, el problema de las reclamaciones de propiedades de ciudadanos norteamericanos, ya fue objeto de negociaciones entre ambas partes durante 2015-2017. Esas negociaciones, que son sumamente complejas y estaban en sus inicios cuando las descontinuó la anterior administración, también incluyen las reclamaciones cubanas por daños causados por políticas norteamericanas hacia Cuba. Por tanto, ambas partes y no sólo el gobierno cubano, tienen que buscar soluciones creativas.

La otra tiene que ver con Venezuela. Por un conjunto de razones es muy difícil, sino imposible, que la parte cubana acepte participar en cualquier proceso negociador que desconozca la legitimidad del gobierno del presidente Nicolás Maduro y persista en la ficción, ya fracasada, de tratar de imponer a Juan Guaidó como Jefe de Estado. Esa es una invención de la anterior administración y de la oposición venezolana que cada vez está más desacreditada.

Firmas por los cubanos

Si la administración Biden quiere avanzar en el tema, tendrá que revisar toda la política de sanciones contra Venezuela y de paso, contra Cuba. Si Washington sigue empeñado en apoyar las ilusiones sin fundamentos de la oposición venezolana, sin tener en cuenta la realidad, es muy poco lo que Cuba puede aportar.

En resumen, el Cuba Study Group ha dado un paso importante para entrar al debate y para alcanzar un rol de interlocutor constructivo. A tales efectos es muy significativa su clara posición en favor de la normalización: «La política de acercamiento con Cuba sigue siendo el enfoque de política a largo plazo más práctico y ético hacia la Isla. También es el que mejor promueve los intereses de Estados Unidos». (18)

Antes formular conclusiones, el Cuba Study Group dedica un acápite a las relaciones de ambos gobiernos con la emigración cubana en el sur de la Florida y lo titula: «El camino hacia el logro de unas relaciones resilientes pasa a través, no alrededor, de Miami». Esa es una realidad que parece cada vez más evidente para los distintos actores sociales en Cuba, incluido el gobierno. Pero hay otra realidad también evidente que el grupo asume con este documento: «El camino hacia el logro de unas relaciones resilientes pasa a través y no alrededor, del gobierno cubano».

***

[1] Se hará referencia a las páginas del documento que se puede encontrar en su versión en español en la página web siguiente: http://cubastudygroup.org/wp-content/uploads/2021/02/2021-02-16_CubaStudyGroup_PolicyPaper_2021_SPANISH.pdf

[2] Ya lo hice anteriormente en la revista Temas en el 2009; en el espacio Dialogar Dialogar, de la Asociación Hermanos Saiz, en el 2013; y más recientemente, el 25 de febrero, en el blog Segunda Cita, fundado y moderado por Silvio Rodríguez.

11 marzo 2021 36 comentarios 6k vistas
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Cubano

Firmas por los cubanos

por Consejo Editorial 9 marzo 2021
escrito por Consejo Editorial

El pasado 9 de febrero publicamos una Carta Abierta al presidente Joseph R. Biden en la que solicitábamos a su administración el levantamiento del sistema de sanciones que pesan sobre el pueblo cubano. Desde ese día, hace hoy justamente un mes, se han adherido a esa carta ochocientas personas de diversa formación profesional, nacionalidad y tendencia política. La misiva fue enviada a representantes de la nueva administración en la Habana y tenemos confirmación de que llegó al Capitolio de los Estados Unidos. De ella se hicieron eco importantes medios internacionales y cubanos.

El Consejo Editorial de La Joven Cuba es consciente de que solo los cubanos podemos resolver los problemas de la Isla, pero eso sería más fácil si no existiera el lastre de las restricciones económicas asociadas al bloqueo/embargo. La búsqueda de un sistema económico eficiente, transparente y sostenible, así como de un sistema político democrático e inclusivo es competencia de los ciudadanos de esta República que podrán exigir con menores tensiones internas si no existieran presiones externas de un vecino tan cercano y poderoso.

Cubanos en el mapa

(Foto: Shutterstock)

En el espíritu de esa misiva no hay un ruego hacia un mandatario extranjero, sino la solicitud del levantamiento de sanciones que existen para someter al pueblo cubano por hambre y carencias. Tampoco hay un desconocimiento de las responsabilidades de nuestro propio gobierno en las deficiencias económicas y democráticas que sufrimos los cubanos. Es una solicitud que pretende aliviar la vida de quienes sufren ante la anormalidad de las relaciones entre dos países vecinos, unidos entre sí por lazos de diversa índole harto conocidos.

Hemos recibido la firma de médicos, artistas, amas de casa, obreros, profesores. A continuación algunas de las figuras públicas que han rubricado la carta:

    1. Ailynn Torres Santana – Académica y militante feminista
    2. Alan Gross – Contratista estadounidense, Retirado
    3. Alberto Navarro – European External Action Service, La Habana
    4. Alina Dueñas Hernández – Directora de televisión, Cuba
    5. Antón Arrufat – Dramaturgo, novelista y poeta cubano
    6. Armando Vilaseca – Exsecretario de Educación de Vermont, presidente de Cuban American Friendship Society
    7. Arturo López Levy – Profesor de Relaciones Internacionales y Política, Holy Names University
    8. Carlos Alfonso – Músico, compositor y director del grupo cubano Síntesis
    9. Carlos Alzugaray Treto – Profesor y diplomático cubano
    10. Carlos Lazo – Profesor cubanoamericano y organizador de Puentes de Amor
    11. Carolina de la Torre – Investigadora y psicóloga cubana
    12. Collin Laverty – Presidente de Cuba Educational Travel
    13. Eduardo del Llano – Escritor, cineasta y guionista cubano
    14. Ele Valdés – Cantante líder en grupo musical Síntesis
    15. Elena Freyre – Fundación por la Normalización de las Relaciones Estados Unidos/Cuba (FORNORM)
    16. Esteban Insausti – Director de cine, Guionista y Fotógrafo cubano
    17. Esteban Miguel Morales Domínguez – Doctor en Ciencias y miembro titular de la Academia de Ciencias de Cuba
    18. Fernando Pérez – Director de cine y guionista cubano
    19. Fernando Ravsberg – Periodista y profesor uruguayo residente en Cuba
    20. Haydée Milanés – Cantautora cubana
    21. Hilario Peña – Actor cubano
    22. Humberto Pérez González – Doctor en Ciencias Económicas, Ex-ministro de Economía y ex-Vicepresidente del Consejo de Ministros de Cuba
    23. Inti Herrera Núñez – Director y Productor de Cine
    24. Irma Shelton Tasé – Periodista del Sistema Informativo de la Televisión Cubana
    25. Jorge Perugorría – Actor, artista plástico y director de cine cubano
    26. José María Vitier García-Marruz – Músico cubano
    27. Joseph Ros – Realizador audiovisual e ilustrador cubano
    28. Juan Vilar – Realizador audiovisual cubano
    29. Julio Antonio Fernández Estrada – Profesor y jurista cubano
    30. Julio César Guanche – Profesor, jurista e investigador cubano
    31. Luis Alberto García – Actor, director y productor de cine cubano
    32. Lynn Cruz – Actriz cubana (censurada)
    33. María Santucho – Productora cultural y Coordinadora del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau de La Habana
    34. Mauricio de Miranda Parrondo – Economista, profesor de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali
    35. Miguel Alejandro Figueras – Doctor en Ciencias Económicas, Premio Nacional de Economía en Cuba
    36. Milena Recio – Periodista y editora cubana
    37. Omar Everleny Pérez Villanueva – Economista y profesor cubano
    38. Pavel Vidal – Economista y profesor cubano de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali
    39. Pedro Franco – Director de Teatro El Portazo
    40. Rafael Grillo – Escritor y periodista cubano
    41. Rafael Hernández – Investigador cubano, analista político y fundador de Revista Temas
    42. Ricardo Torres – Economista cubano y profesor del Centro de Estudios de la Economía Cubana
    43. Rita García Morris – Directora del Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo, Cuba
    44. Samuel Farber – Profesor Emérito de Ciencias Políticas, Brooklyn College of CUNY, cubano en el exterior
    45. Silvio Rodríguez Domínguez – Trovador cubano
    46. Teresa Díaz Canals – Ensayista y profesora cubana
    47. Ulises Aquino Guerra – Barítono cubano, Director General de la Compañía Opera de la Calle
    48. X Alfonso – Cantautor, productor, arreglista y compositor cubano
    49. Yasmín Portales Machado – Investigadora literaria y activista LGBTIQ cubana
    50. Yunior García Aguilera – Dramaturgo cubano, fundador de Trébol Teatro en Cuba

Carta Abierta al presidente Joseph R. Biden, Jr.

9 marzo 2021 22 comentarios 4k vistas
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creer

Jugando a creer

por Ely Justiniani Pérez 18 septiembre 2020
escrito por Ely Justiniani Pérez

Me llamo Elianys de la Caridad. Esa mención a la Virgen fue el punto de entendimiento entre mi madre católica y mi padre dirigente: “si no la vamos a bautizar, por lo menos que lleve ese nombre”- acordaron.

Ambos eran militantes del Partido, y para que nadie se atreviera a señalar algún “desvío ideológico” en ellos, llegaron a una especie de pacto que implicaba reservar la religión para puertas adentro de casa. Es así como crecí alejada de la Iglesia, pero no de la Fe, combinando discursos de Fidel con oraciones a San Luis Beltrán que mi madre leía al pie de mi cama cada vez que me enfermaba.

Con el tiempo, mis padres han admitido que la causa de esa decisión no fue una prohibición, sino el miedo.

Ya en 1995 -cuando nací- apenas se hablaba de gente expulsada del trabajo debido a sus creencias, y no existían ya los campamentos de las UMAP, donde décadas antes llevaban -entre otros grupos- a los religiosos para ser “reeducados”. Sin embargo, todavía en el último quinquenio del siglo XX, se percibía el tufillo de esa discriminación; el temor a aquella avalancha que se precipitó sobre los creyentes en los 60, cuando un crucifijo en el pecho, podía representar una pesada cruz a cuestas.

No hablaré de esos años. Creo que de ellos ya hemos tenido bastantes testimonios y no es mi intención ahondar en esa herida. Prefiero celebrar que esas tensiones se hayan relajado hace mucho y que cada día se ejerza con mayor libertad la religión en Cuba, donde coexisten con bastante respeto los protestantes, católicos,  yorubas, abakuás y minorías como los judíos, budistas y musulmanes.

Sin embargo, el perdón no significa olvido.

Aunque se haya llegado a la comprensión de que un toque de santos o un culto evangélico no tienen por qué estar divorciados de la fiesta del CDR, me rehuso a aceptar las crecientes incoherencias de quienes aún no han pedido disculpas por daños cometidos, y hoy se presentan como hijos devotos de “las once mil vírgenes” en el intento de reescribir una historia que aún duele.

Felicitar a los fieles en el día de sus santos, apoyar y elogiar las festividades, o resaltar a la Virgen de la Caridad como patrona de Cuba, e incluso mostrarse como sus seguidores, es un acto generoso, y políticamente inteligente. Pero simular que de repente el chip fue reseteado, y creerse con la facultad de enunciar de quién aceptará ofrendas o no una santa, no es solo bastante risible: es la segunda parte de una mala película que tiende a rozar el ridículo.

Que el Estado busque en la religión una tribuna para su discurso, muestra que no está tan alejado de esos a los que llama enemigos.

La diferencia radica más bien en el tacto detrás de la comunicación política: mientras unos convocan a colgarse un girasol en la solapa, los otros, con su sutileza de corral, intentan excluir a “mercenarios” y “vendepatrias” de una Fe que admite a todos. Lejos de interesarse por quiénes son aceptados en cada dogma, el gobierno cubano debería resolver asuntos pendientes para asegurar que el ya alcanzado ejercicio abierto de la religión, no interfiera con los derechos de la ciudadanía en general, ya sean creyentes o no.

Pudiéramos comenzar por exigir que nuestras avenidas y espacios públicos no se conviertan en repositorios de ofrendas y sacrificios animales, y que se reserven estas actividades para lugares apartados; o por garantizar que los protestantes construyan sus templos en sitios despejados, donde puedan cantar y alabar con su alegría de costumbre, sin que el ruido o la aglomeración diaria de personas, moleste a la comunidad.

Un Estado que garantice derechos de todo tipo.

Sería coherente con los principios de un Estado laico, el evitar que la presión religiosa respecto a algunos asuntos, medie en las decisiones tomadas por país, y hasta ahora hemos mostrado algunos puntos flacos en este sentido, como la propuesta de llevar a plebiscito el matrimonio igualitario, a sabiendas de que algunos grupos, por sus creencias, podrían tronchar a otros este derecho.

Creo que si en algo coincide una gran parte del pueblo, ateos o creyentes, es en la necesidad de tener dirigentes comprometidos con los derechos de todos y todas, que unan y no separen, que dejen de interpretar papeles absurdos, y asuman posturas lúcidas e inteligentes para favorecer al país. El tiempo pasa… para qué perderlo jugando a creer cuando aún hay tanto por arreglar.

18 septiembre 2020 33 comentarios 694 vistas
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libro

El libro de Alina

por Harold Cardenas Lema 19 agosto 2020
escrito por Harold Cardenas Lema

(Prólogo al libro En Tiempos de Blogosfera, de Alina Bárbara López Hernández)

Desde que Shakespeare escribió que el pasado es prólogo, muchos libros comienzan mirando atrás para explicar el presente. En Tiempos de Blogosfera no es la excepción, estos textos forman parte de la breve y tumultuosa historia del debate público digital en Cuba. Su contexto es el de un país que muchos lectores conocen a fondo, con las dosis de lucha nacional y viejos dogmas que nos trajeron aquí. Quien busque una lectura aburrida y complaciente, que abandone toda esperanza.

Las bitácoras personales llegaron a este país con el nuevo siglo, sus padres fundadores fueron estudiantes y periodistas precoces en internet. La diversidad de temas y tonos era (y es) visible en estas plataformas nacionales, pero su segmento político, al que nos referimos aquí, pronto acaparó la atención de muchos.

Al terminar la primera década del siglo XXI ya existía una amplia brecha entre blogs opositores alentados por actores externos y blogs promovidos por el Partido Comunista para «multiplicar la verdad de Cuba». La polarización era centrífuga, a menudo sus protagonistas sacrificaban matices y objetividad con tal de garantizar una victoria a sus preferencias ideológicas.

El blog La Joven Cuba surgió a comienzos del 2010 junto a otras voces que no eran producto de una intención política sino de un fenómeno ciudadano espontáneo. Tres jóvenes profesores de la Universidad de Matanzas creamos este espacio para ponerle colores a una realidad que hasta entonces era mayormente descrita en blanco y negro.

Así, abogamos por un socialismo autóctono que no sucumbiera a las enfermedades de sus homólogos europeos del siglo XX, pero terminamos visibilizando el espectro político de la izquierda cubana y sus distintas líneas de pensamiento.

Como podrán imaginar, tal práctica tuvo defensores y detractores desde un inicio. Mientras Raúl Castro promovía un cambio de mentalidad, nosotros vivíamos su necesidad. Gracias a la confianza de algunos funcionarios e intelectuales, sobrevivimos intentos de censura, acoso y demonización. Así llegamos a cinco millones de lecturas en nuestra web, siempre dependiendo de que la confianza de nuestros dirigentes fuera mayor que sus miedos.

Tomó años convencer a Alina López para que escribiera un texto en internet. Una de las tragedias nacionales ha sido contar con un sector profesional e intelectual sólido y que parte de este haya permanecido al margen del debate público en las redes. Las carencias tecnológicas y la subestimación del medio también hicieron lo suyo; pero en el momento más necesario se sentó a escribir su primer post.

Era septiembre de 2017 y la blogosfera vivía su momento más oscuro. La respuesta de algunos actores del Estado cubano a los efectos de la normalización de relaciones con Estados Unidos fue organizar, entre la primavera y el verano de 2017, una campaña contra lo que llamaron «centrismo».

En lugar de convertirla en una lucha contra la ambigüedad política o los sectores que sin definirse como opositores eran cómplices de la política de cambio de régimen aplicada al país, utilizaron el calificativo a discreción, basados más en la obediencia a las estructuras de gobierno que en el compromiso político.

La Joven Cuba fue incluida en la refriega. Cuando Silvio Rodríguez, Israel Rojas, Aurelio Alonso y otros miembros de la sociedad civil reclamaron, tuvo lugar quizás el mayor debate político doméstico desde la Guerra de los Correos. Mientras Donald Trump comenzaba a arreciar, la prioridad veraniega parecía ser la nueva purga. La presión pública y las lluvias del huracán Irma apagaron la campaña, no sin dejar secuelas.

Alina es una intelectual excepcional que cualquier medio de opinión se enorgullecería de incluir. Mi insistencia de años para que se incorporara al debate digital era porque sabía necesaria su voz. Creo que accedió a escribir para un blog en internet con reticencia, como quien hace concesiones a su profesión, pedirle que redujera sus textos era como exigir que escogiera entre sus hijas.

Compartí su alegría cuando comenzó a recibir reacciones de los lectores y a construir el público que hoy espera leerla cada semana. No recibirá un premio internacional porque entiende las circunstancias del gobierno cubano, ni el reconocimiento de autoridades políticas nacionales que la hallarán demasiado crítica. Alina no escribe lo que otros quieren leer.

Los textos que encontrarán en este libro problematizan nuestra realidad sin concesiones. Se refieren a eventos históricos de los que hemos aprendido poco o nada. Abordan el peligroso desfase entre una parte del discurso político y la práctica cotidiana, sin temor a polemizar con otros autores.

Algunos lectores podrán preguntarse sobre el objetivo de esta crítica, o requerirán que se mencione con más frecuencia los aciertos del proceso revolucionario, pero la autora tiene razones para tal énfasis. Su análisis debe compensar los silencios que han prevalecido en el discurso político y las limitaciones de un ecosistema de medios impedido de ejercer su función social. Alina está dispuesta a asumir esa carga, aunque la acusen de hipercrítica.

Sus artículos abordan las contradicciones de un país en revolución y los efectos de una mentalidad de trinchera. Señala con acierto la vieja práctica de silenciar nuestros errores hasta que existan condiciones propicias para hacerlo, que nunca llegan. En La Cultura del Terrorismo, Noam Chomsky hace algo parecido al describir cómo el horror de los disciplinados intelectuales soviéticos respecto a los crímenes de Estados Unidos, contrastaba con su mirada benevolente a las culpas domésticas.

Este libro es un golpe a la maldita circunstancia de tener tantos intelectuales al margen del debate público digital, porque se equivocan en subestimarlo, no tienen cómo llegar a él o están movidos por un errado concepto de la disciplina política que les hace guardar silencio. Es también un testimonio al talento de la autora y a la madurez de las instituciones que reconocen su valor.

Esta es la prueba de que Alina López decidió acompañar un blog de jóvenes sin formación periodística, que asumió temáticas ignoradas por los medios tradicionales, con limitada capacidad tecnológica y bajo la fuerza centrífuga de tendencias políticas que exigen obediencia o condenan al ostracismo y el descrédito.

La suya es una contribución honesta al diálogo cotidiano que tiene lugar en la esfera pública digital, refleja los anhelos de un pueblo que merece más de lo que tiene y cuyos intelectuales comienzan a mirar al futuro. El pasado será prólogo, pero el futuro lo hacen aquellos que, como ella, siguen el consejo del poeta: a mano y sin permiso.

Aquí puede descargar el libro En Tiempos de Blogosfera

19 agosto 2020 29 comentarios 1k vistas
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Valiente caudillo

por Consejo Editorial 11 julio 2020
escrito por Consejo Editorial

Por: Arturo DeGracia Delgado (Panamá)

Literato, combatiente

Y de Cuba, libertador,

Dio su vida si, con honor 

Por su patria, por su gente…

Hombre de casta valiente 

Y, tras un sueño percibí, 

Pues aunque no, lo conocí 

He leído bien su historia,

Dedicaré a la memoria 

Mi gran verso a, José Martí.

Fuiste valiente caudillo 

Doblemente desterrado, 

Por tu sangre y tu legado 

Te han forjado en un altillo…

Flama eterna, que su brillo 

Cual sombra alada de un cují 

Nos envuelve aún, más por ti

ciertamente, por tu gloria, 

Dedicaré a la memoria

Mi gran verso a, José Martí.

Más, por tu lucha en realidad 

Hoy tus obras me enajenan, 

Sus pasajes me condenan 

Si, en buscar mi libertad…

Ésta América, la verdad, 

Humilde tierra en que nací

Por tus recuerdos, hoy sentí 

Recorrer tu trayectoria, 

Dedicaré a la memoria 

Mi gran verso a, José Martí.

Fue tu ideal ese aliciente 

Bien planeado que lo hiciste, 

Al final lo conseguiste 

¡Oh! Caudillo muy valiente…

Tu pueblo, lleva en la frente 

Hoy, su bandera ondeante sí, 

De blanco y rojo, azul vestí 

En señal de tu victoria, 

Dedicando a la memoria

Mi gran verso a, José Martí.

11 julio 2020 14 comentarios 679 vistas
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