Patronos, obreros y sindicatos: ayer y hoy

por Mario Valdés Navia
Patronos, obreros, sindicatos

El estalinismo, y los vaivenes políticos de los comunistas en todo el mundo, hicieron que los obreros no estuvieran pensando mucho en hacer revoluciones. Tras la cubana, ninguna otra socialista triunfó a nivel internacional, y su acelerada transformación en Estado burocrático/militarizado/totalitario la sumó al conservador campo socialista, alineado con la URSS.

Desde antes, el debate en torno al papel de la clase obrera en la transformación del capitalismo había dividido a las organizaciones obreras. Socialistas y anarquistas, bolcheviques y socialdemócratas, estalinistas y trotskistas, llevaban años disputándose la dirección del movimiento obrero cuando triunfó la Revolución Cubana.

En los inicios del proceso, este no fue definido desde una perspectiva clasista. Según Fidel, era una Revolución: «(…) de los humildes, por los humildes y para los humildes», sin distinguir entre clases sociales. Su ideología era la del nacionalismo radical y sus conceptos: patria/nación, pueblo, héroes y mártires, antimperialismo.

Con el proceso de institucionalización (1974-1978), el aparato categorial del marxismo-leninismo soviético se adueñó del discurso político-ideológico. Órganos del Poder Popular, centralismo democrático, diversionismo ideológico, Estado de todo el pueblo, entre otros subterfugios semánticos, vinieron a sustituir el lenguaje claro y directo de los proletarios. La combativa historia del movimiento obrero se diluía en la estructura burocrática estatizada, que incluía a los sindicatos entre sus piezas clave.

¿Cuál fue el devenir del proletariado cubano y sus organizaciones durante la República y la Revolución? ¿Cómo fue integrado el apreciable movimiento sindical en la estructura totalitaria del Gobierno/Partido/Estado? ¿Qué lugar corresponde a los sindicatos ante la sobreexplotación actual de los obreros por patronos nacionales, extranjeros, asociaciones de capitalismo de Estado y el propio Estado-propietario?

Patronos, obreros, sindicatos

(Obra: La lucha, de Marcelo Pogolotti)

-I-

Al concluir el período colonial, la clase obrera cubana era incipiente. Sus principales núcleos no eran industriales, sino manufactureros y agrícolas. Torcedores, escogedoras y despalilladoras en el tabaco; jornaleros en fincas y colonias de caña; albañiles y peones en la construcción; estibadores y transportistas en ferrocarriles y puertos. Solo en los centrales y en algunos talleres de maquinado los obreros hacían labores industriales.

Como tendencia, sus demandas no eran políticas sino económicas. En 1902, triunfó en la industria del tabaco la llamada huelga de  los aprendices, para que se admitieran aprendices nativos, sin distinción de razas, en las fábricas de tabaco colmadas de españoles. El gobierno de Estrada Palma se comprometió a incluirlo en un reglamento de aprendices que nunca elaboró.

Los gobiernos de los generales/presidentes, José Miguel Gómez (1909-1913) y Mario García Menocal (1913-1921), aprobaron leyes avanzadas a favor de la clase trabajadora. Por ejemplo: cierre obligatorio a las seis de la tarde en los establecimientos de comercio y talleres urbanos; jornal mínimo de 1.25 pesos diarios a los obreros del Estado, la provincia y el municipio; creación del primer barrio obrero: Pogolotti o Redención, en Marianao; jornada laboral de diez horas y «seguro obligatorio de los obreros contra la enfermedad, invalidez, ancianidad y accidentes de trabajo».

Eran conquistas obtenidas por presiones obreras, a pesar de intereses oligárquicos, que resultaban difíciles de generalizar ya que los dueños trataban de burlarlas de múltiples formas. En 1920 se celebró el Primer Congreso Obrero, liderado por Alfredo López y los anarquistas, donde se propuso la creación de una central sindical de todos los asalariados. Como resultado, se fundó la Federación Obrera de La Habana (1921) y los congresos nacionales obreros de Cienfuegos y Camagüey (1925), donde nacería la Confederación Nacional Obrera de Cuba (CNOC).

El crecimiento sostenido de la agroindustria azucarera fortaleció al movimiento obrero del sector. Su fruto principal fue la creación, por Jesús Menéndez, del Sindicato Nacional de Obreros de la Industria Azucarera (1932), que desempeñó un destacado rol en el enfrentamiento a la tiranía machadista.

En pleno ascenso del levantamiento popular contra Machado, el Partido Comunista cometió su famoso error de agosto (1933), cuando aceptó las propuestas gubernamentales y orientó finalizar la huelga general. Como respuesta al vergonzoso acto, la Federación de Anarquistas sacó a la luz un manifiesto en el que acusaba a los comunistas de traición a los trabajadores y apoyo al tirano.

Tras la caída de Machado y el creciente descontento social, los trotskistas formaron el Partido Bolchevique Leninista, que apoyó al Gobierno de los Cien Días, el más progresista de la República. La oposición sectaria que hicieron los comunistas al referido régimen provisional, se manifestaría en la creación de soviets en algunos centrales de la provincia de  Oriente. Tras el fracaso de aquel gobierno y la instauración del Mendieta-Caffery-Batista (1934), el ejército fue utilizado para reprimir los soviets obreros. Eran los primeros servicios del nuevo hombre fuerte, el sargento/coronel Fulgencio Batista, a los intereses estadounidenses.

El descalabro del movimiento obrero azucarero empezó a resolverse en 1939, con la creación de la Federación Nacional de Obreros Azucareros (FNOA), dirigida por Jesús Menéndez, que en 1945 cambiaría su nombre a Federación Nacional de Trabajadores Azucareros (FNTA). Su principal conquista fue el pago a los obreros del diferencial azucarero, parte del superávit de la industria por los altos precios del dulce. La lucha por el cumplimiento de ese acuerdo fue importante bandera de los azucareros y sus familias.

Patronos, obreros, sindicatos

(Obra: Paisaje cubano, de Marcelo Pogolotti)

En 1939 fue fundada la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC), presidida por el líder comunista Lázaro Peña. Con la aprobación de la avanzada Constitución del 40 y la llegada al poder de la Coalición Socialista Democrática (CSD), encabezada por Batista, la CTC llegaría a su apogeo.

En 1942 tenía ya más de 220 000 miembros, 790 organizaciones de todo el país y publicaba regularmente una revista. Aprovechando el compromiso del gobierno con Washington, encaminado a mantener la paz social durante la Segunda Guerra Mundial, logró importantes beneficios para los obreros: aumentos salariales por 464 millones de pesos, elevación del salario mínimo y semana laboral de 44 horas, con el pago de 48.

La alianza de Batista con los estalinistas de Unión Revolucionaria Comunista perjudicó a sus rivales trotskistas del Partido Obrero Revolucionario, que les disputaban el control del movimiento sindical. Perseguidos y encarcelados, fueron casi extinguidos, y asesinados sus dirigentes principales: el orador negro Sandalio Junco —miembro de La Joven Cuba—, masacrado el 8 de mayo de 1942 en la ciudad de Sancti Spiritus por un comando estalinista mientras hablaba en un mitin en conmemoración a la caída de Guiteras; y Rogelio Benache, muerto en 1944 por las torturas sufridas en prisión.

Otro de los dirigentes trotskistas defenestrados fue Pablo Díaz, quien sería uno de los pilotos del yate Granma. Varios sobrevivientes de esa organización obrera —Ricardo e Idalberto Ferrera, Juan Medina, Luciano García y Guarina Ramírez— participaron en la lucha insurreccional desde las filas del M-26-7.

Con el advenimiento de la Guerra Fría y la llegada al poder del Partido Revolucionario Cubano (Auténtico), inició la persecución de los comunistas y la escisión de la CTC, al ser impuestos dirigentes anticomunistas como Eusebio Mujal y Manuel Cofiño. En 1948 fueron asesinados tres de los más importantes líderes sindicales: Jesús Menéndez (azucarero), Aracelio Iglesias (portuario) y Sabino Pupo (campesino).

Luego del golpe de Estado de Batista y la creación del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), gran parte de los obreros se afilió a sus organizaciones obreras. Al caer la dictadura existían tres tendencias bien marcadas en el movimiento obrero: mujalistas batistianos, ortodoxos y comunistas.

-II-

En noviembre de 1959, en un contexto de unificación de las fuerzas revolucionarias, se inauguró el X Congreso de la CTC, o I de la CTC Revolucionaria. Fidel se dirigió a los delegados —cerca de 3000 del M-26-7, ortodoxos y auténticos; y 265 de los comunistas y aliados— y les recordó que habían sido: «designados por los trabajadores, que expresaban la opinión libre de éstos y tomarán libremente sus acuerdos [y que] Fue la huelga general la que le dio todo el poder a la Revolución».

Cuando se procedió a elegir la nueva dirección obrera, en medio de grandes discusiones, la correlación entre las fuerzas democráticas y el Partido Socialista Popular (comunistas), era de once a uno. A pesar de ello, entre los trece candidatos al nuevo Comité Ejecutivo fueron incluidos tres comunistas. Entonces Fidel intervino nuevamente, atacó las polémicas desatadas y planteó que cualquier división o pugna en el congreso beneficiaría a los enemigos de la Revolución.

Patronos, obreros, sindicatos

(Obra: El Alba, de Marcelo Pogolotti)

Remarcó que la clase trabajadora quería constituirse en ejército para defender la Revolución y este no podría admitir facciones. Finalmente se impuso el criterio de una candidatura unitaria de seis miembros, tres por cada tendencia. David Salvador, miembro del Movimiento 26/7, ratificado como Secretario General, sería el que decidiría con su voto. Los comunistas conquistaron las estratégicas secretarías de organización y relaciones internacionales, lo que les permitió apoderarse de los sindicatos locales y manejar los nexos con el movimiento sindical mundial.

La purga de los dirigentes no comunistas comenzó a principios de 1960, con el pretexto del llamado proceso de erradicación del mujalismo. David Salvador, cansado de quejarse ante el gobierno, renunció. La creación de sindicatos ramales únicos, con integración «voluntaria», acabaría por consolidar la nueva CTC, que a pesar de mantener las siglas originales, sería ahora una Central y no una Confederación sindical, según decisión del XI Congreso un año después.

La otrora poderosa y combativa federación sindical quedó convertida así en una correa de trasmisión de las decisiones del Gobierno/Partido/Estado a los trabajadores. Su influencia sobre la vida política del país fue anulada, y el derecho más importante de los obreros: el de huelga, quedó prohibido como «actividad contrarrevolucionaria».

Aunque no podía expresarse libremente, la respuesta proletaria fue inmediata: ausentismo, disminución de la productividad, falta de iniciativa. En 1962 el Che reconocía: «Nos hemos quedado muy atrás en lo que toca a la implicación efectiva de la clase trabajadora en sus nuevas tareas de dirección. Evidentemente la culpa no es suya, es nuestra, del ministerio y de los dirigentes obreros […] Nos hemos transformado en perfectos burócratas en ambas funciones».

Como parte del modelo socialista estatizado, los principios de pleno empleo,  garantía salarial, bajos precios y amplios fondos sociales de consumo fueron aplicados como compensación por la pérdida de la independencia sindical. La crisis del Período Especial haría tabla rasa de ellos, al tiempo que la CTC seguiría ajena a las demandas obreras y plegada absolutamente a la política gubernamental, cualquiera que fuera.  

La apelación esporádica a la opinión de los trabajadores sobre políticas que los afectan directamente —Democratización laboral (1970), Parlamentos obreros (1994), debates en núcleos obreros de documentos del VII Congreso del PCC (2016)— solo tiene carácter consultivo, no vinculante. Medidas tan antipopulares como la doble moneda (1994-…), desmantelamiento de la agroindustria azucarera (2002),  cierre de los comedores obreros (2009), o incremento de la edad de jubilación (2014), nunca fueron objetadas por la CTC, que las defendió abierta y dócilmente.

Patronos, obreros, sindicatos

(Obra: Paisaje social, de Marcelo Pogolotti)

Peor aún es lo que ocurre con los explotados, ya no por el Estado patrón, sino por los nuevos capitalistas presentes en la economía cubana. Los trabajadores de las empresas del supramonopolio GAESA tienen que aceptar sin chistar la sobreexplotación por estar sometidos a una disciplina cuartelaria debido al origen militar del consorcio.

Los empleados de asociaciones con capital extranjero no tienen cómo defenderse de la expoliación conjunta de su doble patrón extranjero/Estado cubano, quien se apropia de la mayor parte de sus salarios a través de las empleadoras. Peor aún se encuentran los ocupados en el naciente sector privado.

El Reglamento del Código Laboral considera cuentapropistas —y pagan impuestos por ello— a todos los vinculados al TCP, sean trabajadores autónomos (patronos) o contratados (asalariados). Hasta el momento, ni siquiera se han equiparado los derechos y obligaciones de los obreros y empleados del sector privado a los del estatal.

Los proletarios contratados por TCP, mpymes y cooperativas, son acosados para que paguen el sindicato ramal, a sabiendas de que el mismo no defenderá sus intereses, dada la impunidad con que actúan los capitalistas en contubernio con el Gobierno/Partido/Estado.

Solo una refundación del movimiento sindical autónomo, defensor de los genuinos intereses de los trabajadores, hará posible conquistar derechos enajenados durante tantos años. La recuperación de un movimiento sindical poderoso y combativo es parte integral de la reforma al obsoleto modelo de socialismo estatizado y burocrático y tarea imprescindible como valladar ante los desmanes de los patronos, tanto privados como del propio capitalismo de Estado.

11 comentarios

cubano de antes 18 noviembre 2022 - 7:47 AM

Brillante exposición y síntesis de una rápida ojeada a cronología e historia sindical cubana….en otras palabras quiero apuntar el hecho indiscutible que perneos el sindicalismo cubano en formar consciente o inconscientemente parte de la @gran película” que fue la llamada GUERRA FRÍA….la recién(1917) Revolución Rusa trasformada en revolución comunista apenas instalada en el poder gracias a maquinaciones e intrigas e incapacidad de sus dirigentes más democráticos y la minoritaria(siempre) y eficiente quita columna bolchevique-leninista(siempre) que efectivamente tomó el poder absoluto, ilimitado y permanente hasta finales del siglo XX tenía entre sus objetivos la “revolución mundial” como solución impuesta a las injusticias prevalentes tanto el lo militar, en lo político, laboral, cultural, cívico en otras palabras demoler como de hecho hizo las bases del imperio zarista e imponerlo como ideología universal: la nueva religión….La clase obrera era parte fundamental por haber sido sometida durante decenios a la explotación y abusos de las hegemonías industriales de todo el planeta…. La recién ignaurada repblca cubana y sus incipientes organizaciones obrero-políticas fue casi escogida como parte integral junto con Mexico del plan mundial de infiltración y dominio de la nueva religión redentora….Es imposible separar las verdaderas intenciones de los primeros dirigentes políticos y laborales-campesinos criollos de no ser usados o astutamente dejarse usar con mira a la consolidación de influencias para las carreras individuales desde la protección, financiación e influencias de poderes internacionales enfrascados en luchas a muerte por imponerse unos a otros…. marxismo. leninismo, trokismo, estalinismo, fascismo, socialismo, capitalismo, imperialismo, etc,etc…….y Cuba terreno virgen, rica, fértil, despreocupada, desprovista de ideologías definidas producto de sus primeros pasos como nación independiente era, el campo propicio para estrenar lo nuevo que ofrecía la vieja Europa….cuán separados están los ideales de Mella, los generales de la Independencia, Batista, Grau , Chinas, Prio hasta llegar al INFIDEL resumen de todas las ambiciones, buenos deseos, bellaquerías, crímenes y virtudes y pecados puestos al servicio de sus propios intereses o de los intereses foráneos para propio beneficio? El movimiento obrero campesino cubano también formó parte de ese conflicto de intereses comunes, contratantes y opuestos a veces que firmaron, forman y formarán el pasado, presente y futuro….el resto SÓLO somos tramoya, relleno, seres prescindibles usados y repudiados, enterrados y resucitados…..”CE’T. LA VIE”

Observador 2022 18 noviembre 2022 - 8:23 AM

Cuando me decian en mi trabajo para “liquidar el sindicato” siempre respondia afirmativamente con muchisimo entusiasmo. La decepción venia de inmediato cuando me aclaraban que era la cuota del mes, o del semestre, o del año. Eran continuos episodios de ejercitar la picaresca y el doble sentido que duraron toda mi vida laboral. Para lo único que me sirvió el sindicato, muy eficaz para buscar compromisos para ir a la marcha de turno (que siempre gozaba en negar) y muy incapaz de exigir un derecho.

Manuel Figueredo 18 noviembre 2022 - 9:57 AM

Hoy en día los Sindicatos para lo único que sirven es para cobrar la cuota y defender los intereses de los que están
desgobernando a la nación Cubana.
Lo que proyectan es pura pantomima y sus dirigentes lo único que hacen es seguir las directivas del pcc. En el sistema que tienen implantado es
sencillamente el ordeno y mando de
tipo militar. Por lo demás todo sabemos quién en realidad corta el
” bacalao “

juanaBacalao 18 noviembre 2022 - 11:11 AM

hoy en dia?

eso ha sido desde el 1ro de enero de 1959.

Esteban 18 noviembre 2022 - 10:01 AM

Hay un texto de Memorias del subdesarrollo (Tomás Gutiérrez Alea, 1968) que predice con exactitud la Cuba actual. Lo dice Pablo, mientras transita junto a Sergio por La Habana: “Esta gente dice están haciendo la primera revolución socialista de América. ¿Y qué? Van a regresar a la barbarie, van a pasar un hambre… como los haitianos”.
Luego, en otra escena de la película, Sergio afirma que “todo el talento del cubano se gasta en adaptarse al momento”. Eso es lo único que ha hecho en los últimos 63 años. Ninguna iniciativa de la dictadura de Cuba fue sostenible en el tiempo. Por eso tuvo que exigir a la gente una exagerada capacidad de readaptación.
Ningún plan del mesiánico dictador sobrevive hoy. Sus quimeras solo fueron posibles mientras pudo canjear soberanía nacional por subsidios soviéticos. Luego, intercambió con Venezuela medios represivos por petróleo. Porque en lo único que sí fue eficaz el régimen desde su instauración fue en su capacidad represiva.
Nunca sabremos los cubanos que murieron por falta de una ambulancia durante la pandemia del Covid-19. Después, empezaron a caer como moscas por la incapacidad del país de producir oxígeno. Sin embargo, jamás faltó un carro patrullero en ese asfixiante territorio para amedrentar, hostigar y perseguir.
Es indignante ver las largas filas de vehículos destinados a reprimir en un país paralizado y frente a un pueblo hambriento. La historia de Cuba, sobre todo desde 1959 hasta hoy, habrá que rescribirla por completo. Pero toda narrativa debe de empezar por el día de ayer.
Por esa isla que ya no se distingue de noche. Por ese país totalmente apagado y por esos cubanos que ya solo les queda su propio cuerpo para defenderse de la aplastante obstinación de la dictadura. Anoten la fecha. De aquí en adelante y hasta el desplome total del sistema, solo resta la barbarie.
Porque por perder, los cubanos han perdido ya hasta la capacidad de adaptarse al momento. Es importante subrayar que, poco a poco, también se les está agotando el miedo.
Camilo Venegas Yero

Sanson 18 noviembre 2022 - 3:53 PM

El Sindicato o la Union como se llama aqui es un aliado del trabajador porque para eso se crea y por eso la gente se afilia y paga la membresia.
Con “Amigos” como la CTC para que hacen falta los enemigos.
Continua……..

Maritza 18 noviembre 2022 - 5:59 PM

En su artículo he conocido cosas del movimiento obrero cubano que no sabía, específicamente en la década del 30,de los sindicatos con la Revolución ni hablar son una farza, sólo sirven para cobrar la cuota y las MTT, han sido un instrumento más de los tantos utilizados para controlar al pueblo, el Sindicato Solidaridad en Polonia fue fundamental para acabar con el comunismo y ellos lo saben, nunca permitirán una verdadera organización obrera

Aramis Aguiar Alemán 18 noviembre 2022 - 8:21 PM

Una huelga del sindicato de la harina, secundada por chóferes y conductores de guaguas, inició la huelga que derrocó a Machafo, quien decía a mi no me tumban con papelitos, refiriéndose a la propaganda de la resistencia. Esa lección de la historia al parecer se tiene presente xq bien adocenados que son nuestros sindicatos en contraste a los numerosos mártires del movimiento obrero cubano. Dirigentes hoy que en vez de arriesgar su vida en interés de los trabajadores, ponen en peligro su salud por los males que acarrean la obesidad.

Lili 18 noviembre 2022 - 10:00 PM

En la Cuba en Revolución lo peor son los sindicatos, como dignos herederos de Mujal responden íntegramente a los gobernantes y son los primeros que le roban a los trabajadores que adolecen de quien defienda sus intereses, es una vergüenza, solo el sindicato azucarero hasta los anos 80,’ mantuvo el espíritu de Jesús Menendez, realmente son una verguenza para la historia de la lucha obrera , por eso somos tan explotados y maltratados.

Alejandro 1 18 noviembre 2022 - 11:45 PM

Lili, no son solamente los sindicatos, son muchos otros, por donde quiera que lo querramos ver. YO he repetido en algunas ocasiones una frase que traía siempre a colación un gran amigo que aún vive en Cuba: Los pueblos tienen lo que se merecen.

Cuba: Patronos, obreros y sindicatos: ayer y hoy - 1resisto 19 noviembre 2022 - 11:50 PM

[…]  Tomado de La Joven Cuba […]

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