Contiene la paradójica dualidad de ser valorado como el protagonista de la historia, el “verdadero jefe de las revoluciones” y, al mismo tiempo, el culpable de los errores que llevan a la decadencia de las mismas. El pueblo es un concepto impreciso pues define a un conjunto de clases, sectores y grupos sociales. Aquel por quien todos hablan. El que toma el poder en nombre de las revoluciones burguesas y de las socialistas, y que luego, aunque por motivos diferentes, ve limitada su participación en la toma real de decisiones.
En épocas de crisis existe la tendencia a juzgarlo por insuficiencias y faltas de las que rara vez es responsable. En medio de la inestabilidad política republicana de 1917, Enrique José Varona, político y filósofo cubano, concebía a la “masa social” como inerte, y recomendaba “gravitar sobre ella con todas las fuerzas posibles para ir poco a poco venciendo su poderosa resistencia”. Sin embargo, no era optimista: “No hay que forjarse ilusiones. El pueblo, en toda su generalidad, es, ha sido y será siempre reaccionario”.[1]
Algunos intelectuales de la generación del veinticinco manejaron ese criterio. Juan Marinello, en carta a José Antonio Ramos de 1925, confiesa: “Yo soy un decepcionado a priori; es decir, que nada me extraña de mi pueblo porque siempre espero lo peor”.[2]
Esa perspectiva variará tras la revolución del treinta, el mismo Marinello es un ejemplo de cambio. La participación popular en la lucha contra la dictadura de Machado primero y de Batista después, contribuyó a eliminar, o al menos mitigar, la opinión peyorativa sobre el pueblo de algunos políticos e intelectuales. El socialismo reivindicó un enfoque trascendental y heroico del pueblo al declararse una revolución nacida de sus entrañas.
La comunión pareció absoluta hasta que la profunda crisis de los noventa hizo brotar el viejo expediente de culpabilidad.
En octubre de 2009, el periodista Lázaro Barredo publicó el artículo “Él es paternalista, tú eres paternalista, yo soy paternalista…”,[3] que suscitó merecidas réplicas. Allí se quejaba de que “La Revolución fue desde sus inicios un torrente de justicia, que no siempre ha sido correspondido”, y adjudicaba a la sociedad cubana una serie de “vicios o costumbres” que impedían “que nuestro proyecto socialista salga adelante”, uno de ellos era:
El síndrome del pichón: andamos con la boca abierta porque buena parte de los mecanismos que hemos diseñado están concebidos para que nos lo den todo. Usted no va a la bodega a comprar, va a que le den lo que le toca; usted no repara su casa o su apartamento en el edificio, porque además de que no tiene cómo adquirir los materiales, las cosas están concebidas para que le den las facilidades de esa reparación y así es en la mayoría de los asuntos de nuestra vida cotidiana.
En el 2012, poco antes de morir, el cineasta Alfredo Guevara, por muchos años director del ICAIC, sostuvo un par de entrevistas con Abel Sierra Madero y Nora Gámez Torres. En ellas manifestó:
[…] soy portador de una visión casi mística de mi país y de mi pueblo, pueblo en el que no creo, no creo que mi pueblo valga la pena. Creo en sus potencialidades pero no en su calidad. A nosotros siempre nos han querido meter en el molde de la Unión Soviética. Conversando con un intelectual francés sobre las particularidades de Cuba en una ocasión, yo lo quería convencer de que éramos muy diferentes y ese día lo convencí, porque le dije: «Sal a la calle. ¿Tú crees que con esos culos y con esas licras alguien puede entender Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana? ¿Tú crees que es posible eso?» Acto seguido se rió y me entendió. Hay que tomar en cuenta el trópico, dios mío. En el trópico no se pueden aplicar ni siquiera las fórmulas más puras de Carlos Marx.
En julio de 2013, el anterior Presidente del Consejo de Estado y de Ministros, dedicó casi la mitad de su intervención ante el parlamento a mostrar que “se ha abusado de la nobleza de la Revolución, de no acudir al uso de la fuerza de la ley, por justificado que fuera” y, en consecuencia, se lamentaba de que: “Hemos percibido con dolor, a lo largo de los más de 20 años de período especial, el acrecentado deterioro de valores morales y cívicos, como la honestidad, la decencia, la vergüenza, el decoro, la honradez y la sensibilidad ante los problemas de los demás”.[4]
En honor a la verdad, tales enjuiciamientos se moderaron durante un largo período en las declaraciones de los líderes políticos; aun cuando en sus constantes apelaciones y consignas se transmite la impresión de que es el pueblo quien no logra realizar las acciones cuasi épicas que parece demandar de él la dirigencia.
Las demandas gubernamentales son: cambiar de mentalidad, rescatar valores, ahorrar, ser eficiente y productivo, combatir ilegalidades.
La etapa de consulta popular para aprobar la nueva Constitución pareció ser de luna de miel en las declaraciones de nuestros dirigentes acerca del pueblo: todos éramos Cuba. Pero… en cuanto la crisis evidenció, como ha hecho en los últimos días, que viene con fuerzas renovadas, aparecen los punteros dirigidos no ya hacia el pueblo, sino a la población, que es la manera peyorativa que tiene la burocracia de referirse al pueblo, como explicara con mucha razón Mario Valdés en un post publicado en este mismo blog.
Precisamente acabo de ver en la televisión una reunión donde se dirimían asuntos relacionados con el Ministerio de Energía y Minas, en la cual Ramiro Valdés dedicó varios minutos a valorar el tema de la pérdida de valores entre la población como un factor de gran importancia en las ilegalidades.
Fue duro escuchar que “mientras haya quien compre un bistec robado habrá desvío de recursos” y “que es la demanda de la gente la que crea las ilegalidades”. Parece que no quieren ver qué hay detrás de las ilegalidades ni entender por qué personas que siempre fueron honestas tienen que comprar un bistec robado como único modo de alimentar a sus hijos, o a sus padres.
Si las nuevas dificultades de los próximos meses van a ser encaradas así, culpando al pueblo y no haciendo enjuiciamientos profundos y autocríticos, eso puede acarrear consecuencias costosas en la credibilidad del gobierno. No intento establecer una antítesis entre pueblo y dirigencia, pero considero que en las condiciones de la Cuba actual, es en manos de esta y no de aquel -que solo es consultado-, donde existen las posibilidades de transformación que requerimos para que “la culpa, la maldita culpa”, ya no sea de nadie.
[1]Revista de los Estudiantes de Derecho, febrero de 1917, p. 1.
[2]Ana Suárez Díaz: “Cada tiempo trae una faena…” (Selección de correspondencia de Juan Marinello Vidaurreta 1923-1940), Editorial José Martí, La Habana, 2004,p. 57.
[3]Granma, viernes 9 de octubre de 2009.
[4]Intervención de Raúl Castro en la Primera Sesión Ordinaria de la VIII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el 7 de julio de 2013. (Versiones Taquigráficas-Consejo de Estado).
31 comentarios
La culpa de tener un gobierno ineficiente la tiene el pueblo,eso quedara demostrado una vez mas el primero de Mayo,muchos desfilaran,pero no veremos un solo cartel pidiendo mejoras salariales o laborales.
Alina, no puedo estar más de acuerdo con usted un saludo
Descomunalmente real su análisis, Liborio tiene siempre la culpa y además no tiene ya un líder que mueva esa masa acostumbrada a las arengas y explicaciones que paso en otros tiempos horas atentos y en momentos eufóricos, con un sueño que se presentaba idílico y próspero. En una ocasión lo comenté aquí y casi fuí reprimido, si no liberan todas las fuerzas productivas y creativas de este pueblo, con el recrudecimiento de la crisis económica que se avecina, este mismo que hoy está adormecido y casi desorientado, barrerá para debajo de la alfombra lo hecho hasta ahora y se pondrá del lado que una mayoría creciente quiere, y no tendrán la culpa.
Genial, como siempre. Ramiro no tiene que preocuparse por el bistec que se come él ni su familia. Por eso habla así. Sé que algunos dirán que él se lo ganó porque fue a la loma, pero sus nietos, tataranietos, “amiguitas” tambien se lo comen. Robar está mal siempre, pero no se puede juzgar al que roba cuando tienes el frío lleno y no tienes callos en las manos. Gracias, Alina.
Pepito ….el comandante Ramiro tiene mente corta…….ya olvido que lo tronaron en su momento por el despifarro y descontrol que tenia en su ministerio .
Si el resultado es positivo es gracias a la rev y sus lideres, si el resultado es negativo el culpable es el pueblo…
Muy común en nuestra patria, triste pero real.
Saludos.
Dicho en otros términos, los éxitos se privatizan (en la burocracia) y los fracasos se socializan (en el pueblo)
Tal parece que loa dirigentes en nuestro país viven en una Cuba paralela no en la de la mayoría de nosotros,quienes pueden comprar un pedazo de carne en la tienda??
Ramiro y col. alguna vez habrán pasado tan sólo un mes con la “canasta básica” de la población?
Habrán sufrido problemas de vivienda, transporte? Ellos y sus familiares se atenderán en los mismos hospitales de la población?
Los comentarios aquí se concentran en despotricar contra el liderazgo cubano y personalizar las culpas, en lugar de ser propositivos respecto a cómo crear una relación saludable entre la dirigencia y el pueblo, o cómo fomentar niveles de rendición de cuenta mayores a los actuales.
Nadie lo ha mencionado aún pero el actual presidente fue explícito en que esto último era prioridad en su mandato y está intentando instaurar una cultura al respecto, aún tímida. Será muy difícil porque choca con la tradición de décadas amparados cómodamente en el secretismo con el pretexto del acoso externo.
Es muy cómodo liderar sin restricciones domésticas pero no tiene nada que ver con el Socialismo que tanto se menciona. Los métodos y los objetivos deberían estar en sincronía.
La culpa de eso es de todos, de la dirección del país que asumió un modelo de vanguardia que no ha cambiado mucho en medio siglo (y siempre es peligroso dada nuestra tradición caudillista) y de los sectores populares que creyeron que hacer una revolución era garantía de algo y no era necesario mantener a raya a la clase política del país.
H
Hoy discrepo con usted, la culpa no es de todos, no creo sea justo llevar al mismo plano de culpabilidad gobierno y gobernados, personalmente creo que la culpa como siempre tiene nombres y apellidos, y fíjese que lo pongo en plural, pero creo que con los diez dedos de las manos me sobran para nombrar personas con la real capacidad por los pasados 60 años de participar en todas las tomas de decisiones que han conformado a la Cuba que hoy se vive. Esa “dictadura del proletariado” que hoy muestra tan claramente la real ausencia de “proletarios en el poder” es lo que ha embarcado esa nación, una nueva revolución ha de abrirse camino antes de que sea demasiado tarde porque ya el pastel esta medio cortado y al pueblo le seguirá tocando el cartón del fondo.
Quizás más de uno nos han llevado a la situación actual de descapitalización de las esferas productivas, eterna dependencia de lo importado, y sobre todo precariedad de respuesta ante los retos que la propia dinámica de una crisis nunca sobrepasada ha conformado esa cuba de hoy, claramente todo este repunte de problemas les pasara inexorablemente la cuanta a esa clase dirigencia. Porque culpar a los gobernados, esos que como siempre sucede les tocara vivir nuevamente lo más feo de la historia del fracaso.
Jamás la culpa en las decisiones políticas y económicas que han llevado a la revolución Cubana a la fragilidad actual son del pueblo, la única culpa que pudiésemos tener todos, y en ello me incluyo, es haber permitido ese cheque en blanco con que ha contado la dirección de la revolución Cubana inclusive viviendo los continuos fracasos y promesas incumplidas a que nos tienen acostumbrado, que como siempre sucede en épocas de crisis.
Disfrute estos días festivos y la primavera que se va abriendo camino.
Livio mantengo mi opinión de que es una culpa compartida por todos, nunca especifiqué quién tuviera más o menos de esta. Como usted mismo reconoce, el contrato social que se estableció incluía un cheque en blanco que no hubiera sido posible sin la popularidad de la revolución en el momento que esto ocurrió. El problema es no haber actualizado esta relación pueblo-gobernantes a lo largo del tiempo y que aún persisten los imperativos de emergencia en Cuba que limitan una existencia más democrática.
H
Harold, recuerda que la mayoría de los comentarios aquí, diría yo que mas del 98 por ciento son de cubanos exiliados. Nosotros de cierta manera hemos sido obligados a tomar una decisión, personal, pero no muy agradable, es decir tener que emigrar. La opción era, quedarse en Cuba y pasar las mismas penurias que nuestros padres y abuelos, o salir a buscar lo que nuestro país no nos provee. Por duro que sea, nuestro sacrificio ayuda a la familia, y aporta grandemente a la economía del país.
El liderazgo cubano, en las ultimas seis décadas le ha fallado grandemente al pueblo cubano. Recordemos que esa histórica dirigencia ha tomados la gran mayoría de las decisiones sin contar con el pueblo.
¿Como tu propones mantener a raya a la clase política del país? Pregunto pues cuando se sabe claramente que el modelo cubano no pone el poder en la clase humilde, dígase el pueblo, al contrario, una élite pequeña a regido la política y economía del país por 60 años. Digo este pues todos sabemos que la vida que llevan los comandantes y sus cercanos, hijos, amigos, y los “otros” es muy diferente a la población, mejor dicho al pueblo.
Saludos.
Carlos la mayoría de los comentarios en LJC es de migrantes cubanos pero no la mayoría de los lectores, que son en Cuba. La decisión de abandonar el país, que por mucho tiempo tuvo una importancia trascendental porque significaba algo casi irreversible, hoy no es tanto así y los conceptos “dentro” y “fuera” se desdibujan por el flujo constante.
Esa decisión de marcharse es totalmente respetable y está amparada por el derecho internacional. Dicho esto, la existencia de fondos para cambio de régimen desde los años sesenta crearon una industria y dinámica de confrontación al gobierno cubano desde el exterior, canalizado a través de muchos migrantes. No creo que fuera un fenómeno muy espontáneo.
Entiendo sus preferencias políticas pero no comparto ese resentimiento hacia el gobierno de la isla que lo lleva a decir algunas afirmaciones bien categóricas harto repetidas en la prensa opositora.
¿Cómo mantener a raya a la clase política? Lo primero es hacer luz en su desempeño y características, lea los posts de LJC esta semana y dígame si no lo estamos haciendo.
Saludos,
H
Harold, gracias por comentar y permitirme comentar en su espacio.
Sin duda he notado que la linea de LJC ha cambiado en las ultimas semanas, mejores artículos, menos marxismo y mas tema actual, el real no el ficticio que se trata de imponer desde la prensa oficial.
Mi resentimiento es normal Harold, y es el mismo que tienen cientos de miles de cubanos que viven fuera de Cuba, para no decir millones. Tu no lo entiendes pues no eres un emigrado, y vez las cosas desde tu situación actual, es decir, la de estudiante de transito. Dicho esto, no hay nada de malo que yo no sea comunista, o que no me sienta bien con el actual régimen que impera en nuestra patria. Mi malestar radica en el mal trato que los emigrados reciben por parte de los que gobiernan. No es necesario repetir lo que muchos de nosotros hemos dicho, pero mientras las actuales políticas impidan/limiten los derechos que tenemos por haber nacido en Cuba el resentimiento continuara.
La mejor manera de mantener a raya a la clase política en Cuba es limitar sus poderes y hacerlos contables por sus acciones. Cosa que no es posible actualmente.
Saludos.
Y qué mecanismos reales existen en nuestra Cuba de hoy para mantener a raya a la clase política del país???
Harold pierdes el tiempo…….ellos , los dirigentes …..no quieren rendicion de cuentas mayores.
Hemos borrado un comentario de la persona que se identifica como “Magdiel” y escribe desde Cuba. La intolerancia, la descalificación y la falta de respeto no tienen lugar en LJC, mucho menos hacia los autores de los textos que publicamos.
Yo puse al tal Magdiel como spam, puedo tolerar los puntos de vista contrarios, pero con su pésima ortografía no puedo…
Alina, muy buen articulo, como siempre. Si tuviéramos dos o tres periodistas como tu en los medios de comunicación cubanos, sin dudas otro gallo cantaría. Pero sabemos como son las cosas en Cuba cuando se dice la verdad, puede costar caro.
Sobre Ramiro Valdes, hablando de perdida de valores. Bueno solo decir que mi abuelo siempre decía que era extraño que antes de 1959 se perdiera algo en la finca, me refiero a un animal o cultivos, pero que al pasar los años del periodo revolucionario y llegada la década de los años 80 …… el robo emergió y llego para quedarse. Lo vimos en el documental ‘Cuba and the Cameraman’, los pobres ancianos tenían que meter a los animales dentro de la casa, y aun así …… se quedaron sin bueyes. La perdida de valores …. hasta en los que liban las mieles del poder día a día, se puede notar que no tiene valores, y desde hace décadas que los perdieron.
Saludos.
Entregar el destino de un pueblo a una sola persona error histórico imperdonable cuyas consecuencias durará décadas para borrar. Nadie por muy inteligente y carismático que sea debe gobernar sin contrapartidas. Donde quiera que ha sucedido ha terminado en desastre sea del signo ideológico que sea. Ahora estamos metidos en un fanguero que no termina con una nación destruida material y moralmente con unos gobernantes que dirigen el país como su finca particular y no les importa el sufrimiento ni lo que el pueblo piense. Sólo una nueva revolución nos salvará.
Asi es mi estimado
Mis congratulaciones a Alina por este artículo tan atinado y oportuno, sobre todo en las actuales circunstancias.
Decir la verdad, criticar las deficiencias y apuntar a los principales responsables de los internos , todo como mucho respeto y justicia, no es despotricar de la dirigencia del país. La afirmación del comandante Ramiro Valdés parece indicar cierta desconexión entre el poder y la realidad de la gente de pueblo. O sea, Cuba es el único lugar del mundo y de la historia de humanidad, en que la proliferación del mercado negro no se debe a la escasez, sino a los valores morales de la gente? Hoy más que nunca se hace evidente la necesidad urgente de una renovación en la clase política cubana. 60 años es demasiado, casi inaudito.
Sobre el pacto social y el cheque en blanco, este fue renovado el 24 de febrero último sin que hasta hoy existan instituciones y procedimientos legales por medio de los cuales, la sociedad civil exija a los agentes del Estado que rindan cuentas de su gestión? Tampoco tenemos una prensa que no esté bajo la tutela del Partido para poder describir la realidad del país con todos sus matices, fiscalizar la actividad del gobierno, alertar a la sociedad del peligro que significa un Estado todopoderoso y sin límites claramente definidos? Puede acudirse a la protesta pública cuando sabemos que esta se encuentra criminalizada y que un simple texto crítico en una revista no estatal te puede costar, como mínimo, la expulsión de tu centro de trabajo y ser condenado al obstracismo?
No tratemos el régimen político cubano como lo que no es. No hay que hacer gala de grandes conocimientos de ciencia política e historia para entender que dadas las características postotalitarias del régimen político cubano, el ciudadano no tiene muchas opciones.
El hecho de encontrar dos excelentes juristas (Julito y René Fidel) sentadois en su casa y sin posibilidades de regresar a las aulas universitarias, demuestra de un lado, que en Cuba si hay gente honesta que dice lo que piensa, crítica y propone. Y del otro, que la respuesta oficial a todos y cada uno de los que intenten hacer lo mismo que ellos, serán castigados. No todo el mundo tiene madera de mártir, no todo el mundo cree que vale la pena echar una guerra para no ganarla, no todo el mundo está dispuesto a empujar el carro solo, ante la pasividad, la desidia, la apatía y el desinterés de sus conciudadanos.
Cuánto siento tener que usar mis datos en esto, pero creo que vale la pena.
No sé puede ser injusto con la historia y los hombres que han dedicado su vida a un ideal, que en su momento fue guía e inspiración de las masas desposeídas. Lo que sucedió después tiene mucho que ver con la aptitud que tomaron los dirigentes norteamericanos con relación a Cuba y la idea de tomar por asalto la recuperación de sus beneficios presisamente en abril de 1961, apoyados en los supuestos perjudicados cubanos (mercenarios) en playa Girón.
A partir de ese momento y la aplicación del bloqueo (embargo) militar, económico y político, más todas las formas aberrantes de lucha por destruir el proceso, incluyendo la guerra bacteriológica y de sabotaje bárbaro, el pueblo se entregó a la dirigencia que con valor demostrado, denunció en todos los foros del mundo el interés norteamericano de apoderarse de Cuba y mientras siga siendo así, la gran mayoría estaría dispuesta a mantener su apoyo al sistema socialista imperante, y será ésta mayoría la que decida el cambio si la dirección actual o por venir no da gran salto que necesita Cuba.
VietNam si sufrió. Allí hubo una guerra a todo dar contra USA por años, con cientos de miles de muertos y una destrucción del país que aun afecta, sin embargo, ahí están, mas desarrollados que Cuba y en buenas relaciones con USA. Y no son para nada democráticos, siguen siendo unipartidistas. Los dirigentes allí tomaron las decisiones correctas para lograr el desarrollo económico, por encima del orgullo y las heridas del pasado. En cambio en Cuba, cuando Obama le tendió la mano, se la mordieron, a pesar de la clara simpatía del pueblo hacia el gesto.
Los dirigentes son los responsables, mas que el embargo, de al situación económica del país y de la falta de vías para que el pueblo exprese y o imponga sus deseos.
La clave no está en encontrar culpables sino soluciones.
Es imposible siquiera pensar en soluciones sin identificar las causas de los problemas y sus responsables.
A estas alturas las “soluciones” pasan por un regreso al capitalismo, en su peor versión de capitalismo de estado con partido único, que ha sido la variante asiática (China, Vietnam) para que los mismos se mantengan en el poder.
Por eso aboga un exfuncionario ideológico cubano, pero parece no le hacen mucho caso:
https://moncadalectores.blogspot.com/2019/04/bajar-del-tigre-sin-ser-devorado.html?m=1
Muy buen post porque aterriza en la realidad y buen debate, el problema principal está en que no existen vías ni medios que permitan en legalidad y democracia que los responsables vivos (menos de 10) respondan por sus malas políticas y den paso a un cambio radical en la forma de gobernar que se hace ya evidente e imprescindible.
Los que han estado cobrando el cheque en blanco durante ya 60 años no están en disposición de cambiar y la esperanza de muchos, aunque no lo digan, están en el cambio por la vía de lo que inevitablemente hará la naturaleza. Mientras tanto esperan y mansamente protestan mientras llega el definitivo final de una utopía que se quedó en promesas incumplidas y sacrificios vanos.
Mi comentario aparece en el#23, pero es el último, pués el areá de e comentario me aparece desfasado de su lugar original. Gracias.
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