Magdalena, mi madre

por Consejo Editorial
magdalena

Cuando lo supo, a mi madre no le molestó llevar el nombre de una supuesta ramera, de una mujer de sombras, provocadora de controversias teológicas, censuras y dudas científicas. Hija de padre ateo-comunista y de creyente-laica, mi madre no se había acercado a las sagradas escrituras. Había vivido aferrada al marxismo-leninismo lo mismo que un monje medieval al dogma escolástico, hasta que la caída del supuesto campo socialista le sacudió sus pilotes ideológicos, y ciertos jefezuelos viviendo por encima de los humildes le revolvió la indignación.

Fue en esa época cuando leímos juntos La Biblia. Era yo un joven de 23 años y ella una señora de 48. Yo estaba entonces enamorado de una muchacha bautista cuyos padres me pusieron como condición la conversión al cristianismo para aceptar el noviazgo, y me regalaron una edición del Libro de Libros que pasó en casa de mano en mano, y provocó tertulias y discusiones filosóficas durante los meses en que, finalmente, aquel amor de juventud emigró a los Estados Unidos, y nunca más supe de la muchacha en una época en que aun no existía Facebook.

Cuando mi madre descubrió el nombre de Magdalena en uno de los libros del Nuevo Testamento, me ordenó le buscara información acerca de su legendaria tocaya, –y digo ordenó porque La Vieja solía ordenar. Como ya su corazón expiraba y le imposibilitaba trabajar, asumí aquello como un modo para que se entretuviera, y le propicié leer con voracidad las múltiples versiones de la mítica y supuesta –por algunas interpretaciones-, compañera de Jesucristo.

Un día me sorprendió con la aseveración de que María Magdalena, de haber existido, habría sido de las primeras feministas de la historia lo mismo que Jesús, el primer socialista no estalinista ni maomista ni Fidelista ni ningún otro ¨ista¨…

“¿Y ese disparate, Vieja?” le pregunté estupefacto.

“¿Te atreves a contradecirme? Acuérdate lo que te pasó con Jessica Lange, Meryl Streep y KRAMER CONTRA KRAMER”.

Me hizo recordar aquella discusión que habíamos tenido años antes en la que yo, flamante estudiante de Cine, Radio y Televisión del I.S.A., le aseguraba que la actriz contendiente de Dustin Hoffman en la memorable película no había sido Meryl Streep sino Jessica Lange, y Ramón Cabrera me sacó vergonzosamente de la equivocación.

Por eso, cuando mi madre se puso a darme los argumentos extraídos de los evangelios gnósticos de Tomás y de Felipe, -que ni idea tengo de donde los obtuvo en una época donde no teníamos Internet-, preferí sonreír y callar ante la certeza de que La Vieja, una vez más, celebraba su triunfo sobre mi ignorancia de intelectualito de vanguardia, como me solía calificar.

Una semana después, víspera de Navidades, ante la dubitación de un clínico en ciernes en el Cuerpo de Guardia del Hospital, mi madre me tomó una mano y me dijo tranquilamente: “Me voy a perder la adolescencia de La Caro. Dile a ese matasanos que es un infarto. El Infarto”.

La miré tal vez con la misma expresión de incredulidad ante sus anteriores argumentaciones sobre María Magdalena y Jesús, y ella debió de percatarse porque agregó con su última sonrisa: “Acuérdate de KRAMER CONTRA KRAMER y de que me llamo Magdalena”. Entonces habló brevemente del futuro. Murió con la esperanza de que dentro y afuera, en el país dónde viviría La Caro: gnósticos y agnósticos, ateos y creyentes, izquierdos y derechos, aprenderíamos a compartir y abrazarnos.

Al menos eso me pareció aquella tarde-noche de Navidades en que le conté a La Caro de cinco años y medio que su abuelita “había partido a un largo viaje hacia el cielo”, y la niña me miró seria replicándome: “Ah, pá, yo no creo todo lo que dicen en la televisión”. Y ante mi mirada perpleja, agregó: “Soy niña, no boba. Mi abuelita se murió”.

16 comentarios

Emelina 10 mayo 2020 - 7:28 AM

Giordan, muy emotivo tu artículo, me has sacado lágrimas.
Un gran abrazo y cuida de ti y tu familia!!!

Manolo 10 mayo 2020 - 7:53 AM

Muy hermoso relato. Gloria a la memoria de tu madre. Yo nunca olvido a la mia. Gloria a su memoria tambien.
Por desgracia, los anhelos de reconciliacion de Magdalena y de todas las madres cubanas estan lejos de hacerse realidad. En Cuba solo existe la armonia a nivel tribal.
Hoy vivimos en un peor pais, dentro y fuera.

Andrés Perdomo Guache 10 mayo 2020 - 9:18 AM

Giordan.
Amanecí leyendo tu conmovedor y al propio tiempo enriquecedor relato. Sabia tu querida madre. Debe reposar en un buen lugar.
Gracias por contarlo.

Ninita Rivero 11 mayo 2020 - 2:19 PM

Hoy temprano me sorprendió indignó y me llenó de profunda tristeza y desconcierto un artículo de Cubadebate en el que llama a Luis Almagro Secretario General de la OEA de ” hijo de mala madre ”
No me interesa que esa publicación oficial del gobierno o del Partido haga un artículo sobre Almagro pero de su Madre de su mamá yo no lo acepto lo considero repulsivo indecente vulgar abusivo lo peor del periodismo si es que eso es periodismo.
Ya los nivele de inducción al odio están en grado altamente peligrosos.
Giordan muy tierno me sacó lágrimas y no sé desde la mañana estoy sensible ayer fue el Día de las Madres ya no tengo la mía y hoy el cumpleaños de mi hija y estamos lejos una de otra, tengo la maternidad a full me hiere que hablen de la madres así festinadamente en un sitio que nunca debería hacerlo. Gracias

Azul 10 mayo 2020 - 9:28 AM

Giordan aparte de la belleza del escrito, ¡¡ Cómo aprendemos de nuestros viejos !! ¡¡ Cuánta enseñanza en pocas palabras de tu vieja !! No sé tú,pero ahora yo,con una hija de casi 21,cada tres minutos entiendo más a la mía cuando me decía ” deja que tengas hijos”. Gracias.

Lazaro Abraham 10 mayo 2020 - 12:23 PM

Bonito y triste trabajo, Giordan.

Luis Enrique 10 mayo 2020 - 12:43 PM

Muy bonito relato… Ojalá los deseos de doña Magdalena se hagan realidad antes de que Caro sea mamá; y la generación de los nietos de Giordan y todos nosotros, puedan disfrutar a diario de ese ejercicio de la crítica y la verdad.
¡Felicidades a todas las madres!¡Gracias por la paciencia, el amor, el apoyo, el sacrificio….! ¡Gracias por los chancletazos, los regaños, las reglas y el enojo!

Sandra 10 mayo 2020 - 1:14 PM

Giordan, quizás a tu vieja también le hubiese gustado la canción “La Magdalena” de Sabina. Además, es un nombre muy bonito. Que en gloria esté. Felicidades para la profesora Alina. Le deseo que tenga un día especial, de los buenos

Giordan Rodriguez Milanes 10 mayo 2020 - 2:04 PM

Sandra, le gustaba mucho. Habia que ponérsela todos los 22 de junio, que era su cumpleaños.

Alina Lopez 10 mayo 2020 - 2:57 PM

Lindo texto Giordan, gracias por él.

Cubana 100 X 100 10 mayo 2020 - 5:38 PM

Giordan, conmovedor relato homenaje a tu mamá. Muchas gracias por haberlo traído en un día tan especial. Nadie olvida las veces que discutió con su mamá y casi siempre al final ella tenía la razón.
Cariños,

manuel 10 mayo 2020 - 9:04 PM

Para mi …el dia de las madres es todos los dias pero como nosotros los humanos tenemos la rutina de particularisar en un dia las cosas generales , pues siguiendo la tradicion:
-FELICIDADES MAMAS ! BELLA JORNADA DEL DIA DE LAS MADRES !

jovencuba 11 mayo 2020 - 5:12 AM

Debo disculparme porque Manuel (creo que fue él) puso un comentario que como pasa a menudo fue directo a nuestra papelera. Cuando lo estaba sacando de allí apreté el botón equivocado y lo borré en lugar de publicarlo.
Su comentario era sobre que no existe evidencia histórica de que Magdalena era una ramera. Si lo vuelve a escribir con gusto lo publicamos. Disculpen.
Harold

Giordan Rodriguez Milanes 11 mayo 2020 - 12:53 PM

Sí, claro, Harold, por eso escribí “supuesta ramera” y hablé de controversias teológicas y científicas.
Hubiera sido interesante leer el comentario de Manuel.

Manuel* 11 mayo 2020 - 6:00 PM

Pues efectivamente. En ningún lugar de La Biblia se menciona que Magdalena fuese ramera. Por otra parte para los católicos, ortodoxos y anglicanos, Magdalena es una santa, Santa María Magdalena.

Eso de que fuese santa no contradice que antes de santa fuese ramera, tal como sugirieron algunos, incluyendo algún papa, bastante después de escrita La Biblia. Se hace, incluso hoy en día, con la intención de destacar las posibilidades de redención del ser humano y el infinito perdón de Dios.

En todo caso, lo de que Santa María Magdalena haya sido ramera antes de ser santa, es una tradición muy posterior a La Biblia.

otrocesar 11 mayo 2020 - 5:21 PM

Hermoso texto.
Gracias Giordan!

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