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Género

Investigación social desde una perspectiva no androcéntrica y enfocada hacia la igualdad de género/entre los géneros

falda

El país de falda corta

por Consejo Editorial 17 agosto 2020
escrito por Consejo Editorial

Cuba es un país machista. No importa que tengamos trescientas, quinientas, mil mujeres en cargos de poder. Mientras sigamos discriminando por la identidad sexual, achacando el trabajo doméstico al sexo femenino y los congresos de la FMC hablen de producción agrícola y bloqueo pero no de asuntos que afectan particularmente a las mujeres, seguiremos siendo una nación donde el discurso y el enfoque de género caminan en pañales.

Cada vez somos más l@s cuban@s que nos acercamos al feminismo y al género desde una perspectiva crítica, por eso no son de extrañar las frecuentes polémicas ante manifestaciones que resultan misóginas. No nos engañemos, el machismo, como el dinosaurio de Monterroso, estaba ahí, no es nuevo, no llegó con las redes sociales, solo que no reparábamos en él. Ha pasado de una generación a otra, junto con la receta del lechón asado y la yuca con mojo. Lo hemos masticado, tragado y hasta saboreado.

El machismo en la isla es esencialmente cultural.

A mi entender ese es el más peligroso, porque la cultura es parte intrínseca de las personas, y las personas habitan las calles, las casas o la alta dirección de un país. Y aunque es cierto que tenemos políticas públicas progresistas en este sentido, la visión triunfalista nos hace aceptar, normalizar y hasta banalizar expresiones de maltrato.

El aborto, que en Cuba es legal desde 1965, se sigue viendo como “un pecado”, una opción vergonzosa de la cual nadie a nuestro alrededor se debe enterar. Las parejas gays, lésbicas, o las madres solteras, aun no pueden acceder a tratamientos de reproducción asistida, adopción, casarse o heredar bienes del otro en caso de muerte. La inserción de personas trans en espacios laborales, las operaciones de reasignación de sexo y el otorgamiento de una nueva identidad, llevan un andar demasiado lento. Y las leyes contra la violencia de género han quedado a la espera, mientras el acoso y los abusos se hacen cada vez más comunes. ¿No son estos, temas de los que aún deberíamos ocuparnos?

Creer que se ha logrado la igualdad entre mujeres y hombres, que se ha erradicado el racismo o que las personas homosexuales o trans tienen sus derechos garantizados, no es más que abono para la violencia. Con frecuencia vemos chistes y comentarios de mal gusto sobre personas obesas, negras, discapacitadas, homosexuales, con identidades diversas, sobre el acoso, el abuso sexual y l@s que no cumplen con los roles tradicionales de cada sexo.  Con el pretexto de que “vivimos en igualdad” asumimos como bromas o casos aislados algo que no tiene otro nombre que discriminación. Y algunos entienden como “libertad de expresión” la posibilidad de segregar a otros.

El ámbito político no escapa a esta realidad. A pesar de ser un gobierno de izquierda, se pueden apreciar posturas bastante conservadoras que alimentan la  falta de sensibilidad respecto a estos temas. Nuestro gobierno, que no aplica la pena de muerte y supuestamente protege a los ciudadanos homosexuales, bi o trans, se ha abstenido en reiteradas ocasiones ante propuestas de la ONU para la eliminación de la pena de muerte por orientación sexual. Y más recientemente ha aprobado una constitución que incluye al matrimonio igualitario, pero exige una votación popular que respalde dicha ley, como si fuéramos un país que somete todas las decisiones a consulta ciudadana.

Los derechos humanos no requieren plebiscito.

El parlamento, por otra parte, a pesar de tener una composición mayoritariamente femenina, no había aprobado antes de la reciente constitución, una ley que tuviera relación directa con las mujeres, desde las debatidas en el Código de Familia de 1975. Y no da muestras tampoco de que este porciento mayoritario en la representación del país, implique el tratamiento más recurrente de los temas que nos afectan.

Productos comunicativos que refuerzan cánones patriarcales, el hecho de que en pleno 2020 censuremos besos gays y “voces platinadas”, así como la falta de campañas de bien público con perspectiva antirracista y de género, solo nos dan la medida del largo trecho que debemos recorrer.

Trabajar, respetar y educar, son las claves fundamentales para lograr equidad. Necesitamos más sensibilidad y menos alarde de triunfos incompletos. Defender a los más vulnerables un día, y al siguiente abandonarlos a su suerte, no nos hace mejores, solo nos convierte, -como se diría en términos machistas- en una sociedad de moral distraída, de doble cara, de falda corta. Ese no es el país que merecemos.

17 agosto 2020 22 comentarios 707 vistas
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Una demanda para Danay Suárez

por Consejo Editorial 22 junio 2020
escrito por Consejo Editorial

Así como George Floyd fue el catalizador de las protestas contra el racismo en Estados Unidos, los comentarios homófobos de la cantante Danay Suárez en Cuba fueron la chispa que re-encendió el debate sobre los derechos de la comunidad LGBT+. Este descontento no comenzó con el debate constitucional de finales de 2018, sino mucho antes. Algunos consideran que el fenómeno Danay Suárez es el inicio de acciones de iglesias evangélicas para sabotear el derecho al matrimonio igualitario, a un año de comenzar el debate del nuevo Código de Familias.

En Cuba, es positivo que el propio presidente haya expresado su apoyo al matrimonio igualitario. Pero esto no es suficiente cuando la decisión recae en una sociedad que demuestra ser más conservadora de lo que se cree, y con un gobierno que dedica más mensajes de bien público a erradicar el caracol africano, que a concientizar sobre los derechos de la comunidad LGBT+. 

De casi 30 países que reconocen el matrimonio igualitario en el mundo, solo Irlanda llevó este derecho a plebiscito, por una razón. Hay un consenso, casi generalizado, de que este derecho debe ser legislado y no votado. Es extraño que en una isla donde los decretos leyes son la norma, el gobierno decida mantenerse al margen de este debate.

Es paradójico que hasta un estado religioso como Israel reconozca matrimonios del mismo sexo y un estado socialista laico en el Caribe se niegue. No hay bodas civiles en Israel y a nivel religioso no se acepta el matrimonio homosexual. Pero si te casas en el extranjero, al volver, el matrimonio y la adopción son reconocidos. En Cuba no se aplica el mismo precepto, aunque días atrás el blog Q de Cuir dio a conocer una alentadora noticia.

Después de un año de espera por una decisión, el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Ministerio de Justicia acordaron redactar una partida de nacimiento que incluyera a dos progenitoras, en lugar de una pareja de diferente sexo. El bebé nacido e inscrito en Estados Unidos con una madre cubana, fue reconocido con 2 madres ante la ley de Cuba. Pero, el matrimonio legal de las 2 mujeres no es reconocido en la isla. Sin dudas una decisión que se queda a medias.

Sectores de la sociedad civil cubana intentan avanzar una legalidad progresista.

El 15 de junio de 2020 la Corte Suprema de los Estados Unidos interpretó que la discriminación por motivos de sexo, también deberá ser entendida por orientación sexual o identidad de género. El Código de los Derechos Civiles de 1964 ahora protegerá a trabajadores de despidos arbitrarios por discriminación.

Un día después, el 16 de junio, el Movimiento 11M Cuba comenzó una recogida de firmas en la plataforma online change.org con el objetivo de sensibilizar, reflexionar y multiplicar la solidaridad con la comunidad LGBTQ+ en Cuba. La petición está dirigida a la Asamblea Nacional del Poder Popular, órgano que, en ausencia de un Tribunal Constitucional, deberá interpretar, a la vez que confeccionar, las leyes en el país. Hasta el momento han firmado aproximadamente 2000 personas, cifra nada despreciable si tenemos en cuenta que la plataforma online está bloqueada para Cuba y que los cubanos deben usar un VPN para suscribir la petición.

Al no existir un Tribunal Constitucional en Cuba, las decisiones que incluyen derechos básicos deben esperar por un cronograma legislativo donde existen otras prioridades, por lo que una idea que el Movimiento 11M Cuba destaca en su petición es que los derechos no van a referéndum y el matrimonio igualitario o unión civil debe ser una decisión en manos de la Asamblea Nacional.

El texto que Danay compartió un su perfil de Facebook, no solo lleva implícito una homofobia, sino además un desdeño al movimiento feminista y las personas en favor del derecho al aborto. Quizás por lo que está en juego en aproximadamente un año, es que la reacción popular ha centrado su repudio a la manifestación de homofobia, no de igual manera a su intento de unificar la pedofilia con el feminismo y el derecho al aborto.

No estoy segura que la publicación que compartió Danay Suárez sea un intento de algunas iglesias en Cuba por manipular la opinión pública y en última instancia los resultados del plebiscito de 2021 en relación con el Código de Familias. En caso de que esta teoría se verifique y el objetivo sea influir en un proceso legal como el plebiscito, debería indagarse en la legalidad de esta acción. El Estado cubano también debería expresarse al respecto.  

El 19 de junio, el médico y activista por los derechos LGBTIQ+, Alberto Roque Guerra publicó en su perfil de Facebook la demanda o querella criminal que inició contra la rapera Danay Suárez por motivos de difamación.

Existen muchas opiniones divergentes. Algunos argumentan que el demandante peca de extremista, lo mismo que Danay al relacionar la pedofilia o movimiento MAP (Minor Attracted Persons) con la comunidad LGBT+. Incluso podría considerarse que la demanda viola la libertad de expresión de la cantante.

Tampoco se tiene en cuenta que Danay compartió un post que no creó ella, y si seguimos la política que asumen muchos usuarios de Twitter, compartir no es lo mismo que suscribir (RT ≄ endorsement), no existe forma legal de vincular a Danay con las posturas argumentadas en el post.

Dicho esto, tenemos que volver a analizar las consecuencias de asumir posiciones homófobas en una sociedad como la socialista, donde, sobre todo, se busca la equidad de los seres humanos. Danay utiliza su posición pública para avanzar agendas que limitan los derechos de minorías sociales y justifica su postura con una fe cristiana que no puede ser predominante ni definitoria en una sociedad laica. 

Creo que las celebridades tienen derecho a defender valores y políticas determinadas, pero esto no puede traducirse en limitar derechos a otros. No es correcto permitir, por respeto a la libertad de expresión de otros, comentarios que laceran la integridad y reputación de movimientos que llevan décadas luchando por alcanzar derechos que otros damos por sentado.

La actitud de Danay Suárez fue, cuando menos, MUY irresponsable.

Y aunque ofreció disculpas públicas e intentó aclarar su punto contra la pedofilia, cometer difamación es un delito penado por la ley. En este caso, se podrían aplicar algunos instrumentos legales, aunque en última instancia todos dependerían de la interpretación de un juez. El artículo 295 del Código Penal vigente desde 1987, impone sanciones de seis meses a dos años a quien discrimine o incite a la discriminación, pero este no especifica si esto se aplica a discriminación por orientación sexual o género.

La postura de Danay también viola el artículo 42 de la Constitución de la República de Cuba referente a la igualdad de todas las personas ante la ley. Este artículo sí reconoce la discriminación por motivos de orientación sexual o identidad de género.

Si seguimos por el hilo de la Constitución, el Estado cubano debería asumir la responsabilidad de garantizar la igualdad a sus ciudadanos, en este caso legislando a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo. El artículo 44 de la Carta Magna dicta que: “El Estado hace efectivo el derecho a la igualdad con la implementación de políticas públicas y leyes para potenciar la inclusión social y la salvaguarda de los derechos de las personas cuya condición requieran”. Este artículo debería ser utilizado por la comunidad LGBT+ en Cuba para exigir una legislación sin tener que esperar por un Código de Familias y posterior plebiscito.

Para Roque Guerra, Danay Suárez también viola el artículo 45, que se refiere a la limitación de los derechos (en este caso de expresión y credo) al infringir en la violación de los derechos de otras personas con orientación sexual diferente de la heterosexual. Roque utiliza el marco legal contemplado en el artículo 99 de la Constitución vigente, que establece el derecho a reclamar ante los tribunales la restitución de los derechos y la consecuente reparación moral.

Por su parte, el Decreto 370 de 2018, en su artículo 68, inciso i, establece como penalización: “difundir, a través de las redes públicas de transmisión de datos, información contraria al interés social, la moral, las buenas costumbres y la integridad de las personas”. Sin embargo, no enuncia contravenciones asociadas a la discriminación o la incitación al odio, como suelen especificar las leyes que regulan la libertad de expresión.

Dicho esto, tampoco es prudente entregarse a la tentación de aplicar el Decreto 370. Danay se equivocó y luego intentó rectificar y ofrecer disculpas. Eso también tiene que ser tomado en cuenta. Esta demanda puede alejar a las personas de fe evangélica, en lugar de sensibilizarlas con la lucha de la comunidad LGBT+. Se podría crear una guerra interna entre evangélicos y el resto de la sociedad, lo que no favorece el clima para un venidero Código de Familias. Siempre que no enajenemos o radicalicemos más aún a grupos sociales dentro de una sociedad, el bien común estará más cerca de alcanzarse. 

Este es un fenómeno complejo y es necesario mencionar todas sus aristas. La chica, que además es una personalidad pública, se equivocó y ofreció disculpas. Estamos a las puertas de un debate que no será sencillo ni unánime, sobre el Código de Familias. La ambigüedad y utilización discrecional del Decreto Ley 370 amenaza derechos fundamentales como la libertad de expresión. ¿Vamos a justificar su aplicación ahora porque lacera la reputación de un movimiento legítimo como el de los derechos de la comunidad LGBT+ en Cuba? ¿Y luego, también justificaríamos su aplicación a posiciones críticas del gobierno cubano?

Regular las redes sociales es un debate que se está desarrollando en muchos países. Facebook y otras redes sociales deben ser reguladas para evitar la propagación de mensajes de odio y otras formas de violencia y discriminación. Ya conocemos cómo las redes sociales sirven para construir enemigos que luego se traducen en violencia real. Creo que Cuba debe estar al pendiente de lo que se regule en esta materia. Lo más importante es controlar a tiempo un problema que crece con rapidez en todo el mundo.

El caso Danay tiene que servir de alerta para el gobierno cubano. Cuando el fundamentalismo religioso se apodera y domina el debate en una sociedad que se identifica como laica, el estado debe entrar en juego y poner un freno.

El Estado cubano, tan sensible a la propaganda negativa que hace el gobierno de Estados Unidos sobre las libertades religiosas en Cuba, debería pronunciarse sobre este tema candente en la agenda pública nacional y que concierne a las libertades de sus ciudadanos. Más aún, en vísperas de un debate legislativo al respecto. En esta ocasión y por complicado que sea, debe tomar cartas en el asunto y mostrar su naturaleza revolucionaria.

* Fe de errata: la demanda a Danay Suárez no es por difamación, sino por injuria.

22 junio 2020 30 comentarios 842 vistas
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Una pandemia sin vacuna

por Consejo Editorial 25 abril 2020
escrito por Consejo Editorial

Desde hace unos meses el mundo modifica su forma de relacionarse. Como albañiles en apuros, desde que se declaró pandemia al COVID-19, los gobiernos ponen andamios de soporte para que no se desplome el mundo tal y como lo conocemos. Somos 4000 millones de personas en confinamiento. Junto al coronavirus, las mujeres también visualizamos con temor el aumento de otra pandemia: la violencia de género.

Y digo pandemia porque el saldo de muertes anuales en todo el mundo son considerables, al menos 3000 mujeres han sido víctima de femicidio en América Latina durante el 2019. Es por esta razón que el Secretario General de la ONU ha pedido a los gobiernos que la prevención al aumento de la misma sea considerada dentro de las estrategias durante el aislamiento.

pandemia

Campaña de la ONU “La pandemia en la sombra”

¿Qué sucede cuando la casa es el lugar donde se está en peligro?

En América Latina, en promedio 1 de cada 3 mujeres ha padecido violencia física o sexual en una relación íntima a lo largo de su vida y advierten que una de las principales estrategias de control de los perpetradores de violencia doméstica es la de aislar a la víctima. A pesar de las medidas tomadas, las denuncias a través de las líneas telefónicas y el funcionamiento de los refugios para contrarrestar la violencia doméstica tuvieron un incremento considerable.

Los femicidios lamentablemente también. Los países de la Unión Europea alertaron sobre este comportamiento al comenzar la pandemia y en América Latina sabíamos que debíamos tener especial cuidado por las características de la violencia de género en nuestra región. En Argentina, en un mes de cuarentena obligatoria se han cometido veintidós femicidios. Similares han sido los casos en México, Chile y Colombia.

Ante esta situación los gobiernos, ONG’s, organizaciones de masa e incluso la sociedad civil han tomado ciertas medidas. Se ampliaron el horario de las línea de atención a mujeres víctimas de violencia. Colombia (155), El Salvador (2510-4300), Chile (1455), Costa Rica (911), Argentina (144), Paraguay (137), Guatemala (1572), Perú (100), México (01 800 422 5256), Panamá (5006172), Bolivia (800 14 0348) y Brasil (180); además de Uruguay (0800 4141 o *4141 desde celular) y Ecuador (09 992 8032).

Se lanzaron campañas en conjunto con las farmacéuticas para que aquellas mujeres imposibilitadas de llamar sin ser escuchadas, pudiesen acercarse a la farmacia y pedir un barbijo específico como código de ayuda, activando de esta forma el protocolo de atención.

El aislamiento provoca tensiones y efectos psicológicos ante una situación de tensión como es la cuarentena obligatoria. Propicia el sometimiento, el maltrato físico y psicológico, así como la dificultad de pedir ayuda o denunciar debido al confinamiento. En Cuba, si bien no tenemos una línea gubernamental para la atención a víctimas de violencia, se han potenciado vías de ayuda ya vigentes: Se encuentran a disposición las 174 Casas de Atención a la Mujer y la Familia de la Federación de Mujeres Cubanas, que funcionan en todas las provincias.

La campaña Evoluciona, mantiene un llamado de atención sobre la sobrecarga de trabajo doméstico no remunerado en tiempos de confinamiento, agravante que sufren nuestras mujeres. Así como pone a disposición una consejería vía mail.

Foto: Evoluciona. Campaña Cubana por la NO Violencia hacia Mujeres

En estos momentos, se hacen vitales también las redes sociales que seamos capaces de generar para prevenir, orientar y socorrer de ser necesario a las mujeres que sufren de violencia. Desde la plataforma digital Yo si te creo en Cuba se difunde una línea telefónica para asesoramiento legal y psicológico, así como un protocolo de acompañamiento para saber cómo proceder si no tenemos acceso a estos medios.

Nuestra herramienta más potente será siempre la empatía y la sororidad. Quizás en estos momentos lo tomemos como una urgencia; sin embargo constituye un aprendizaje ante la necesidad de cambiar la forma en que vemos socialmente la violencia en nuestro país. La violencia doméstica es minimizada y legitimada cada vez que miramos a un costado cuando escuchamos que alguna vecina o conocida puede estar siendo violentada.

Contextualizarla como un hecho frecuente del que pocas veces somos conscientes y ante el cual nunca debemos ser cómplices por la escucha pasiva o la mirada evasiva, nos hará sentir más seguras y atentas. Tenemos una pandemia que no cesa con vacunas y donde nuestra única posibilidad es un cambio de paradigma.

25 abril 2020 6 comentarios 895 vistas
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mujeres

Mujeres por cuenta propia

por Gabriela Mejías Gispert 17 febrero 2020
escrito por Gabriela Mejías Gispert

“Por un mundo donde seamos socialmente iguales,

humanamente diferentes y totalmente libres”

Rosa Luxemburgo

El último año en Cuba se ha caracterizado por grandes cambios estructurales, en busca de dinamizar la sociedad y formalizar la economía en sus transformaciones. Conseguir mayor productividad, beneficiar el sector financiero, rentabilidad e independencia del sector cuentapropista; se han enlazado con la necesidad de contemplar jurídicamente aspectos tales como la seguridad social y derechos de trabajo de quienes incursionan en este sector.

Según encuestas realizadas existen cerca de 600 mil trabajadores por cuenta propia hasta finales del año pasado. Cifras oficiales del Ministerio de trabajo y Seguridad Social, afirman que un 32% son jóvenes y un 36% mujeres. He aquí un dato interesante, a pesar de que las mujeres cubanas llevamos cinco decenios participando activamente en el mercado laboral, la desigualdad de género y su construcción social en este ámbito, se han visibilizado más notoriamente durante los cambios económicos fundamentales en las últimas décadas.

Momentos de quiebre fueron las depresiones económicas que surgen a partir de 1989, donde se agudiza una pirámide invertida en la cual las mujeres se vieron profundamente afectadas; siendo estas quienes en mayor número dejaron el trabajo remunerado para ocupar espacios de cuidado de la casa y de personas dependientes. Otro punto contrastante, fue la reapertura en 2010 de los empleos por cuenta propia. Las féminas constituyen un porciento mínimo de las licencias solicitadas, no llegando a alcanzar siquiera el 40% del total de los empleos privados, incluso en las últimas estadísticas del 2019.

¿Serán menos emprendedoras las mujeres que los hombres?

Quizás la respuesta haya que buscarla en la relación entre la base estructural de la desigualdad de género y la construcción social de las relaciones individuales.

Sobre las bases de tres elementos fundamentales, se van permeando las relaciones interpersonales que iluminan muchos aspectos que componen las sociedades modernas tal como las percibimos: El Estado, La familia y El mercado. A través del Estado se regula la participación, la voz y los intercambios de poder a partir de la ciudadanía. La familia suele contemplar la vida emocional, la herencia, la reproducción y la identidad a partir del contrato conyugal. Mientras, el mercado regula los intercambios económicos y la valorización del capital humano.

A esta definición de Teresa Inchaústegui yo agregaría La Educación como otro pilar fundamental, más importante en el caso de Cuba, donde el sistema educativo llega a todas las personas con un plan de estudios unificado. Corremos con una ventaja hermosa, que debemos saber aprovechar.

Teniendo en cuenta la relación dialéctica de estos elementos y su importancia como formadores de sentido en la identidad ciudadana, intentaré encontrar respuesta a mi interrogante desde estas pautas.

Si hacemos un pequeño recorrido por las actividades aprobadas para el sector cuentapropista, vemos que en su gran mayoría están redactadas en masculino. Un pequeño detalle no menos significativo si hablamos de promover voces diversas en este sector. De igual forma se aprecia una falta importante de propuestas profesionales a desarrollar.

En este sentido entra en juego otro factor: los oficios como salida laboral poseen una carga machista dentro del imaginario social. Como en los juegos de la infancia, parecieran divididos en “cosas de niñas y cosas de niños”. Yo al menos no conozco carpinteras, plomeras, electricistas, aunque muchas saben hacerlo a la perfección.  ¿Por qué no formamos parte de ese sector tan bien pagado en Cuba?

Desde otra mirada de análisis, vemos cómo la mayoría de las tareas de menor rédito económico dentro de la paleta de empleos privados, son las que suelen emprender las féminas. Asociadas a roles de cuidado, atención al público o trabajos relacionados con las tareas domésticas.

Tomado de: Statista

Quizás muchas de las “normas” con las que crecimos nos han jugado una mala pasada: sabemos dirigir, somos mayoría de graduadas universitarias, pulpo a cuatro manos para cumplir una doble jornada; pero nos educaron fuera de la competencia laboral porque el hombre es quien siempre cumplía el rol de proveedor fundamental de la familia. No lo digo como un generalidad, si como una construcción patriarcal muy arraigada; al tal punto que a las madres solteras suelen decirles que han sido mamá y papá, como si necesitaran una existencia binaria que complemente.

Por otro lado, los proyectos de economía, no contemplan el trabajo no remunerado cubierto usualmente desde el hogar. Dentro de la jerarquía del mercado, las actividades que forman parte de la vida cotidiana poseen un reconocimiento menor, aunque a los efectos de bienestar social e incluso económico, suponen un valor cualitativo igual de necesario que el trabajo remunerado. Una tradición patriarcal liberal, de la cual Cuba no está exenta.

Según un análisis de la Encuesta sobre igualdad de género (ENIG,2016) existen diferencias significativas por sexo en el tiempo dedicado al trabajo no remunerado. Las mujeres emplean 14hs semanales en estas tareas, por encima de su contraparte masculina. Sin embargo, en cuanto al trabajo remunerado, ambos dedican similar cantidad de horas.

Esto constituye una doble jornada no reconocida, enmascarada de un lado tierno y de cuidado que supuestamente es inherente a la feminidad.  Donde ser “buena madre, esposa e incluso hija” implica resetear nuestro organismo luego de las 4 de la tarde; devolverlo a cero y enfrentar otra jornada. Capacidad biológica que supuestamente viene con nuestro sexo asignado al nacer.  Esta diferencia se duplica cuando vemos los resultados de la encuesta en personas que no se encuentran vinculadas laboralmente.

Por consiguiente, existe desigualdad en la carga laboral; condicionada por un conjunto de roles asignados, que a pesar de tantos logros siguen influyendo negativamente en la economía y la calidad de vida de las mujeres cubanas.

Pensemos qué sucede cuando una mujer decide dedicar más tiempo a actividades de desarrollo personal o recreativas. En primer lugar, gran parte de ellas puede alcanzarlo cuando les hijes ya crecieron; aunque esto nos las exenta de comentarios machistas sobre “estar desatendiendo el hogar” (comprendiendo hogar como familia, pareja, cuidado de la casa, adultos mayores, etc.)

En segundo lugar, quienes consiguen no emplear tiempo libre en estas tareas, suelen tener la posibilidad de que otra persona las realice: generalmente otra mujer. Basta con ver los anuncios de solicitud de trabajo de algunas páginas o revisar quién cuida al abuelo durante el día o limpia nuestra casa, si es que tenemos la posibilidad de pagarlo. Una cadena infinita, donde a través de generaciones se legitima la mano de obra femenina desde una mirada estigmatizada y menos valorizada en el mercado. Esta mirada se exacerba con la apertura del sector cuentapropista.

Respondiendo la pregunta inicial: Una doble jornada limita la disposición del tiempo para emprender un proyecto propio. La falta de una base monetaria, creada por esta misma dependencia económica, ya sea mayor o menor, lo asevera. Los estereotipos persistentes y la falta de versatilidad en las propuestas reducen las posibilidades: así si respondes a estos estereotipos de belleza, no tienes hijos, eres soltera y preferiblemente joven, quizás te contraten en buen empleo como adorno imprescindible.

Estamos sin dudas de acuerdo con Marx cuando señala el carácter económico de la producción doméstica como generador de valores de uso por medio de un trabajo. De una actividad humana transformadora. ¿Pero quién paga este trabajo? También cuando lo coloca en el foco de las relaciones de producción capitalistas, como sector explotado en detrimento del mercado.

Bien aplicamos sus tesis, al defender que la liberación de la mujer y su inserción en trabajos fuera del hogar, como elementos fundamentales dentro de la lucha de clases desde inicios de la revolución. Sin embargo, nuestro modelo nos ha demostrado que el patriarcado y sus formas de dominación, persisten aún sin el capitalismo. Es hora agrandar los postulados. Las relaciones de mercado cambiaron al abrir el juego y es necesario contemplar en las legislaciones futuras las garantías necesarias para que sea con todes y para el bien de todes.

17 febrero 2020 14 comentarios 617 vistas
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Prejuicios en el mundo de las putas

por José Leandro Garbey Castillo 10 febrero 2020
escrito por José Leandro Garbey Castillo

Habana. Playa. Hotel Copacabana. Sábado. Una de la mañana.

Dos hombres esperan ansiosos en la entrada del hotel la visita anunciada. Baja estatura, acento poco usual que los delata; gallegos, vascos, catalanes, pueden ser de cualquier región de España.

Esperan a una chica: María, supongo, pues no paran de repetir su nombre, eso y muchas historias de encuentros anteriores.

—Hostia tío, llegó, mirad afuera.

María al fin está al alcance de mis ojos. Supera en belleza cada imagen concebida durante los veinte minutos de espera en las afueras del hotel, llenos de halagos un tanto extraños por las circunstancias del encuentro.

—Cojone, está de pinga- pensé muchas veces.

Es hermosa la María. Rubia, alta, con su pelo minuciosamente tratado que parece no importarle el aire de la madrugada; largo, tan largo que sin esfuerzo tapa su trasero, tan grande como todo en su cuerpo construido minuciosamente a base de gimnasio, a base de cirugías.

Tiene treinta y tantos años que parecen menos. Es elegante toda. Viste zapatos italianos de marca famosa que le hacen parecer más alta, como si quisiera impresionar más, como si no bastara su porte de modelo de alta gamma o el vestido negro apretado que le bordea el cuerpo; imagen de la elegancia europea en estado puro, Europa toda atrapada en un swing tropical.

Lo tiene todo, todo de sobra, todo para todos, para todos con chequera que soporte sus gastos.

Los gustos son caros pero las caras de los hombres hablan solas, vale la pena, y ella sabe que puede lograr lo que quiera. Tiene la belleza, el glamour y la sensualidad necesarios para triunfar, para vivir sin contratiempos con sus lujos recurrentes.

Se hace llamar dama de compañía, mujer de momentos prestados, chica de citas; toda una experiencia diferente para quien le pague; nada de puta, eso no lo acepta, para ella esa palabrota no define quién es, que hace.

—Putas son las baratas, las que se regalan por dos kilos. Yo no soy de esas, soy de alta sociedad, soy cara; tengo una visión de lo que hago con objetivos de vida trazados, muy diferente a los de las putas. Antes, quizás, ahora, soy cualquier cosa menos puta.

Hombres o bestias, pasiones o sexo, instintos o ganas; algo increíble en sí, algo tan natural, algo tan nuestro: como con los años algunos hombres parecen niños. Y esa mirada conmovedora, el pequeño que recibe su primer regalo. Niños con canas. Viejos eufóricos que muestran a los presentes su regalo, hermoso en sí, aunque llegara a ellos tras varios dueños anteriores, de diversos orígenes, de diversos tipos. Todo el pasado obviado por los sentimientos más bestiales; puro éxtasis concentrado en caricias de alquiler.

Se saludan como quienes hace años comparten amistad. Un beso, dos, una cachetada en el trasero a la que María responde con una risa tan sensual; putería en estado puro.

Entramos al hotel. Distintas historias en el mismo lugar, al mismo momento. A ellos un miembro del personal los recibe. Sonrisa amplia. Elegancia al vestir. Saludo trabajado.

No tengo la misma suerte. Me acerco a la recepción. Hablo con la chica. Me presento.

—Soy periodista, estoy haciendo un reportaje de…..

Cambian las caras. Una palabra basta.  Todo es diferente. Silencio. Temor irracional. Pura burocracia. Coge el teléfono. Marca unos números y…

—Solo el gerente puede responderle sus preguntas. No estoy autorizada a dar información.

Calla. Hablo. Me mira. No habla. Sin respuesta. Abro la puerta. Insultado. Me marcho.

¿Horario, color, físico? ¿Casualidad fortuita? Parece que en el turismo lo sencillo te hace diferente, lo diferente se discrimina y lo discriminado es muy sencillo para ser turista. Pregunto del tema. Investigo. Descubro. No soy el único.

—

Varadero. Son casi las tres de la mañana. Ahí está Yami, una negra alta, sencilla, sin esas curvas exageradas por el bisturí. Tiene 21 años y estudia letras en la Universidad de La Habana. Vacaciona con amigos de estudio. Está en ese lugar de Cuba tan hermoso, tan popular, pero desconocido, tan caro. Parece que lo costoso compra lo bello. Buena forma de ver la vida, buena forma de vivirla.

Los chicos deciden salir a una discoteca. Yumi se arregla para la ocasión. Cambia. Parece a tiempos princesa africana. Brilla. Llega a una de esas discos donde pocos como ella van. Pobres. Cubanos.

Su color de piel llama la atención de los visitantes con tez casi transparente. Ella lo ignora. Se acomoda en la pista. Baila con los suyos. Se mueve al ritmo que solo los cubanos imprimen a la música.

Inevitable. Conoce a un chico. Blanco. Es extranjero. Veintitantos años. Le gusta. Bailan. Deciden continuar la noche fuera de pista. Comienza la fiesta para ambos, solos, juntos.

Yumi nunca ha estado con un extranjero. Nunca ha pensado estar con un extranjero para viajar. Nunca ha querido estar con un extranjero por dinero. Nunca. Solo que ahora está junto a uno. Quieren conocerse, quieren divertirse, quieren placer.

Ya es tarde en la noche. Van al hotel donde el chico italiano está hospedado. Los recibe una muchacha en la recepción. Gorda. Ojos Claros. Blanca. Mira todo el tiempo a Yumi. Mirada intensa, de sospecha. Le pide sus documentos, y con ello, aparecen las insinuaciones.

Yumi le responde no ser lo que está pensando, que no es puta, que estudia letras en la Universidad de La Habana, y que solo está con el chico porque le gusta, por placer.

—Yo no estoy pensando nada –dice la recepcionista— lo estoy haciendo por tu bien, para cuidarte. Si tú tienes algún problema allá afuera –en La Habana— eso se va a saber porque te vamos a tirar por la planta. Va a venir la policía y te va a sacar de acá.

“Yo no tengo ningún problema, puedes poner mis datos con confianza”, responde Yumi.

La chica del hotel desconfía. Sigue mirándola. El guardia de seguridad se acerca a la recepción. No quiere perderse la escena. Mira a la cuestionada Yumi mientras la recepcionista pasa a un cuarto. Chequea los datos. Tarda un rato. Sale. La mira. Le dice al huésped que tiene que pagar una noche para la chica. El accede para salir de la molesta situación.

—Son 192 euros para que ella esté hasta las doce del medio día.

Al chico no le alcanza el dinero en efectivo, le faltan unos pocos pesos. Da su tarjeta de crédito. No hay conexión en el hotel. La inquisidora recepcionista le indica donde hay otros cajeros para sacar los pocos euros que necesita. Lo intenta. No hay conexión en todo Varadero.

Desesperados por las trabas, ambos amantes parten para la playa del hotel deseosos de placer, llenos de ganas. Un guardia los detiene. Les explica que solo los huéspedes pueden estar ahí, que esa es la “playa del hotel”, que si los ven, le ocasionarían un problema y a ella la sacaría la policía.

Los chicos desisten. Tantas negativas solo puede ser un mal augurio.

—¿Cuánto quieres? –Pregunta aquel joven deshecho antes de irse, ebrio de tanta frustración.

“Yo no quiero nada de dinero. Estoy contigo porque me gustas, sólo por eso”, responde Yumi, lo besa y se marcha. No se verán más. Es Cuba, y otra vez ha ganado lo inexplicable.

10 febrero 2020 6 comentarios 825 vistas
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La hora de las gobernadoras

por Gretchen Sánchez Higuera 23 enero 2020
escrito por Gretchen Sánchez Higuera

A Cuba regresaron los gobernadores y vicegobernadores, pero el movimiento feminista aún no llega. A los nuevos gobernantes no los eligió el pueblo por voto directo y tampoco tenemos un #metoo cubano, pero el país ahora cuenta con un balance de género para asumir, durante 5 años, las riendas de sus 15 provincias.

Quizás se ha logrado una paridad de género, pero sigue pendiente alcanzar un equilibrio de poder. La mayoría de las mujeres seleccionadas son segundas en el cargo y subordinadas a un hombre. Esto no singifica que no sea un avance, pero es cuanto menos parcial.

Más del 70% de las provincias cuentan con un gobernador o vicegobernador del sexo masculino, excepto Camagüey que eligió a dos mujeres. Quizás la idea es que las féminas mantengan a raya los posibles abusos de poder de sus jefes. Pero, ¿es posible hacerlo desde una posición de subordinación? Lamentablemente, este modelo de equidad no fue imitado anteriormente a nivel nacional. Hoy no tenemos una Primera Ministra, pero se nota la voluntad política en materia de género.

Resulta interesante la metodología en las boletas. Los votantes tuvieron un candidato a gobernador y uno para vicegobernador a propuesta del Presidente, la decisión era fácil. No se trató de una votación, sino de una reafirmación, porque elegir se basa en tener al menos dos opciones.

Y si en la práctica el que eligió fue el Presidente, en la ley también los puede revocar: “corresponde al Presidente de la República: proponer a los delegados de las asambleas municipales del Poder Popular que correspondan, la elección o revocación de los gobernadores y vicegobernadores provinciales”. (Art 128, inciso g.)

Cada día son menos los cargos que se eligen por voto directo en Cuba. Ahora “los ciudadanos cubanos con capacidad legal para ello, tienen derecho a proponer y ser nominado como candidato a delegado a la Asamblea Municipal del Poder Popular” (Ley Electoral, Cap 1, Art 5, inciso b. y c.). El pueblo acudirá menos a las urnas, ya no cada 2 años y medio para elegir a los delegados de la AMPP, ahora cada 5 años. Veamos un resumen de cómo funciona.

Cargos Quién elige?
Delegados AMPP Ciudadanos
Intendentes Delegados AMPP
Presidente y vicepresidente AMPP Delegados AMPP
Gobernador y vicegobernador Delegados AMPP (propuesta del Presidente)
Diputados ANPP Delegados AMPP
Presidente, vicepresidente y secretario ANPP Diputados ANPP
Consejo de Estado Diputados ANPP
Presidente y vicepresidente de la República Diputados ANPP
Leyenda:

AMPP- Asamblea Municipal del Poder Popular

ANPP- Asamblea Nacional del Poder Popular

Corresponde a los ciudadanos votar solamente por sus representantes en la AMPP. En cambio, la AMPP elige a su presidente y vicepresidente, respeta la propuesta del Presidente de la República a la hora de elegir a su gobernador y vicegobernador, y también elige a los intendentes en un plazo de 3 meses posterior a esta elección. Después de que el pueblo pidió elegir directamente a sus líderes, se dejó un único ejercicio de democracia popular y directa, la elección municipal. En cambio, ¿qué poderes ostenta el Presidente de la República en estos momentos?

Qué corresponde al Presidente? Funciones (elección, designación, suspensión, revocación o sustitución)
Miembros del Consejo de Ministros Elige, designa, suspende, revoca o sustituye
Primer Ministro Elige, designa, suspende, revoca o sustituye
Presidente del Tribunal Supremo Electoral Elige, designa, suspende, revoca o sustituye
Fiscal General de la República Elige, designa, suspende, revoca o sustituye
Contralor General de la República Elige, designa, suspende, revoca o sustituye
Presidente del Consejo Nacional Electoral Elige, designa, suspende, revoca o sustituye
Gobernador y vicegobernador Elige, revoca

Es decir, el Presidente controla el poder ejecutivo y el judicial, mientras puede moldear a su voluntad la rama legislativa. En un país que aspira al socialismo en estado de acoso, la separación de poderes es importante, pero no imprescindible si existieran mecanismos de rendición de cuentas y control popular directo sobre el poder.

La antigua Constitución de 1976, otorgaba la más alta autoridad a las Asambleas Proviciales (AP) para el ejercicio de las funciones estatales. La nueva Carta Magna, en ausencia de las AP, otorga la autoridad en la provincia al gobernador. Pero, si el gobernador ostenta la más alta autoridad en las demarcaciones provinciales, ¿por qué los primeros secretarios del Partido son la “última palabra” en la práctica?

Hagamos un ejercicio sencillo, escuche esta noche el noticiero nacional y de seguro habrá algún reportaje donde aparece la figura del Primer Secretario de la provincia y el nuevo Gobernador. Si presta atención a los detalles se percatará de que el Primer Secretario es nombrado primero, no por casualidad.

Reconozco el esfuerzo e interés por colocar a las mujeres en posiciones de poder cada vez más altas. Aún así, algunos tienen la percepción de que este empeño es artificial para lograr cuotas de género (53.22%-46.78%) y obtener el reconocieminto del segundo parlamento en el mundo con más participación femenina. Sería necesario que en el futuro la política de promover féminas no se limitara a llenar cuotas, sino también darles posiciones de poder que les permita desarrollar sus capacidades limitadas por mucho tiempo.

Para ser un país que se presenta como progresista, Cuba no ha tenido una sola presidenta o primera ministra en su historia nacional. Lo opuesto a esta tradición patriarcal es Finlandia, donde gobierna una mujer, hija de padres gays y con menos de 35 años de edad. La isla ya tiene una vicegobernadora en cada provincia, pero no podemos esperar a que el movimiento feminista llegue por gravedad, hay que luchar por él. Para esto son importantes dos factores: participación ciudadana y voluntad política. Veremos si logran ir de la mano.

23 enero 2020 31 comentarios 436 vistas
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dispersa

La ley dispersa

por Gabriela Mejías Gispert 9 enero 2020
escrito por Gabriela Mejías Gispert

En el IV período de sesiones ordinarias de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba (ANPP) celebrados los días 20 y 21 de diciembre de 2019, se aprobó un cronograma legislativo ambicioso. Las expectativas generales ante los resultados de este debate eran altas. El deseo de diagramar una labor legislativa acorde a la nueva constitución y las crecientes transformaciones de la sociedad cubana, se convirtieron en una realidad.

En este marco, el 21 de noviembre del mismo año, 40 mujeres cubanas entregaron una Solicitud de Ley Integral contra la Violencia de Género a la ANPP. El objetivo era que dicho reclamo fuera tenido en cuenta en las sesiones ordinarias. Una propuesta con una fundamentación rigurosa: Detalla antecedentes legislativos en materia de políticas públicas y acuerdos internacionales, así como datos estadísticos de la reproducción de la violencia de género en nuestra sociedad; brindados por la Encuesta Nacional de Igualdad de Género (ENIG) realizada en 2016.

A día de hoy 900 personas han colocado su firma junto a las 40 iniciales, en apoyo a la solicitud. Sin embargo, no existe una respuesta formal a la iniciativa ciudadana; si una de facto: La ley no se encuentra dentro de las 107 previstas a aprobar en los próximos 8 años.

En el discurso de clausura de la Asamblea, el presidente de la república habló sobre la importancia de legislar sobre este tema, lo cual implica un reconocimiento de la dirigencia ante la problemática. Lleva entonces a preguntarnos qué criterios son los manejados para no tener en cuenta la solicitud presentada.

Una actualización del código de familia y del código penal vigente se encuentran dentro de las programadas en los próximos períodos asamblearios. Con esto podríamos suponer que dentro de ellas se encontrarán reformas para tratar el tema a nivel legislativo y jurídico.

Supongamos que se incluyan los términos correspondientes en el código penal y la tipificación del delito tantas veces solicitado, el cual debe ser abordado en toda su amplitud: la violencia de género y el crimen de odio afecta tanto a las mujeres, niñas, adolescentes, gays, trans y personas con identidades no binarias.

Supongamos también, que se contempla la violencia familiar dentro del nuevo código: es preciso diferenciarla de la violencia de género en tanto constituye solo uno de los ámbitos vulnerables en el entramado. Siendo más optimistas; supongamos que, dentro del conjunto de leyes propuestas, la mayoría abordarán el tema en algunos artículos medulares. Sin embargo:

¿Serán analizados los proyectos con una perspectiva de género?

El organismo designado como encargado de velar por los adelantos de la mujer en Cuba es la FMC. No ahondaré en el tema en esta ocasión, pero su carácter de ONG forma parte de las razones por las cuales seguimos sin tener una política transversal de género en Cuba.

Desde 1977, año en que se adoptó el Plan de Acción Regional sobre la Integración de la Mujer en el Desarrollo Económico y Social de América Latina, se ha reconocido la necesidad de leyes específicas para tratar este tipo de violencia. En disímiles encuentros –de los cuales Cuba ha sido partícipe— se ha destacado la necesidad de enfocar las políticas desde un lugar que permita la capacitación, el seguimiento de las políticas y resultados concretos. Entonces desconcierta cuando en un marco de reestructuración tan importante estos aspectos no son tenidos en cuenta.

Encarar políticas públicas que incidan de forma efectiva ante los mecanismos de reproducción de la violencia, comienza por comprender y abordar todas sus aristas. El código penal, constituye un conjunto de regulaciones que contienen las normas unificadas y sistematizadas de una nación. Uno de sus principios fundamentales es ser utilizado como último recurso al que una sociedad debería apelar.

Debe intervenir cuando sea estrictamente necesario en términos de preservar una integridad social general, pues su función reside en juzgar hechos acaecidos. Dado su carácter punitivo, el alcance del derecho penal queda en lo último de la cadena de violencia: su respuesta tiene límites. Sin instrumentos institucionales que lo apoyen, se convierte en un dispenser de penas que no tiene otro camino que esperar, con las manos atadas a que la situación llegue a su jurisdicción. Por ende, esta modificación no sería suficiente por sí misma.

Promover leyes que prevengan y sancionen la escalada es lo que pretende una ley integral. En esta díada radica la efectividad de una perspectiva más amplia para abordar la violencia de género, que de otro modo queda dispersa en muchas normas con agujeros legales difíciles de tapar.

Las organizaciones no gubernamentales y los esfuerzos de la ciudadanía no son suficientes. El Estado debe disponer de una institucionalidad que acompañe estos esfuerzos. Se necesita mayor número de consejerías y un funcionamiento adecuado de las casas de orientación: estas solo sirven de escucha pasiva sin un asesoramiento jurídico que acompañe el proceso. Además, se necesita un contacto directo que solucione el desamparo en los momentos de urgencia: una línea de apoyo las 24hs, casas de acogida a las víctimas de violencias, estadísticas reales y confiables, así como una transversalización de dichas políticas en todos los sectores.

En mi criterio, sin una ley específica hacia la violencia de género el tratamiento resulta reduccionista. Un paliativo a una problemática por largo tiempo invisibilizada y subestimada en la Isla. Una ley integral y transversal es lo exigido por razones evidentemente más exhaustivas, que no resolverán parches jurídicos.

¿Cuáles son los caminos para lograr incluir una perspectiva de género dentro de las leyes venideras?

El tipo de ley propuesta, se sustenta en cuatro pilares fundamentales: prevenir, sancionar, prestar asistencia a las víctimas y erradicar de violencia de género. Cada uno de ellos contiene un abanico extenso que abarca la economía, la salud, el mercado laboral, la esfera familiar, las formas de relacionarse, los medios, la integridad física y psicológica, entre otras cuestiones.

Cuba tiene un amplio recorrido en instrumentos encaminados a prevenir este tipo de violencia; pero al estar ausentes el resto de los elementos, los esfuerzos han sido insuficientes para un logro efectivo de su objetivo. Si no se tienen en cuenta, corremos el riesgo de que los mecanismos de reproducción de la violencia continúen transcribiéndose cotidianamente en la educación, la distribución del trabajo y en las relaciones interpersonales.

Las leyes regentes, deben poner en funcionamiento políticas con un mirada interseccional, con instrumentos transversales que permitan legislar hacia una sociedad más equitativa. La interseccionalidad dentro de una política pública; parte del reconocimiento de la coexistencia de distintos sistemas de dominación, que configuran estructuras históricamente situadas.

Pensar una ley con esta mirada, involucra reconocer la necesidad de intervenciones diferenciadas a través de acciones positivas. Para ello es necesario desterrar la visión homogeneizadora de la sociedad que por tanto tiempo ha regido la política de nuestro país. La preparación y la responsabilidad de cada uno de los organismos resultará fundamental para mirar una sociedad que ha cambiado y necesita legislaciones acordes.

La respuesta formal podría llegar en las próximas 72 horas, según una citación recibida esta semana por varias de las firmantes de la Solicitud de la Ley Integral contra la violencia de género. La reunión tendría lugar el 10 de enero de 2020, en la Oficina de Atención a la Población de la ANPP.

Hoy solo podemos afirmar que conocemos parte de ella, como diría una colega: “la ley se lleva el premio flaco” en este ejercicio sin precedentes. Si la respuesta fuera una mirada transversal en las leyes venideras, cabría cuestionarse de igual modo la necesidad de una ley que reglamentara, acompañara y controlara el proceso. Aún quedan muchas interrogantes por responder y varias transformaciones durante los próximos nueve años; en los cuales la participación activa de la sociedad tendrá un peso fundamental. Será nuestra tarea ubicar y hacer valer nuestro lugar en el “cronograma” de la Revolución.

Para contactar con la autora: gamgispert@gmail.com

Si quieres apoyar la Solicitud de Ley Integral contra la Violencia de Género en Cuba, envía un mensaje a cubaleyviolenciadegenero@gmail.com con tu nombre y apellidos.

9 enero 2020 23 comentarios 642 vistas
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The struggles for vindication

por Gabriela Mejías Gispert 1 diciembre 2019
escrito por Gabriela Mejías Gispert

Recently, a photo of Mon Laferte at the red carpet of the Latin Grammys seeking vindication for women circulated in the social networks. The artist and singer denounced the violence that’s been escalating in her country for several weeks now. Chilean singer Álex Anwandter also protested, by posing with a sign in front of the cameras. Two Chilean sportspeople from different disciplines used their time on the winners’ podium to make the same statement as they received their medals: they covered their eyes for the official photograph, asking for justice for the people who have lost them because of the bullets and the teargas. A similar gesture can be seen in images of different artists, who have used their personal accounts to spread a patent truth which the media manipulate.

‘They are killing, raping and torturing us’ were the words written by the singer, the same phrase visible in the flag held by the athletes and on Álex’s sign. However, the latter images I speak of are not known by many. Mon Laferte’s photo monopolized the headlines, and none of them made emphasis on the loudest words the artist uttered without moving her lips: they kill, they torture, they rape.

The choice of location was not random. ‘The plan, precisely, was to make a public condemnation in a place where it could receive a lot of attention’, she confessed to Europa Press. It wasn’t only the media that shifted the focus of attention. Laferte received all sorts of reactions on her social network profiles. Her protest garnered expressions of pride, admiration and a fair share of rejection. What’s true is that the double standard surrounding the singer’s denunciation raised many questions to be considered.

What’s upsetting in Mon Laferte’s statement? Is it her breasts or the violation of human rights in Chile?

Unintentionally, the singer put many truths on her body, which went beyond the words used. A woman’s body as merchandise is not offensive, see-through dresses and ‘sensual’ poses address no one. But words on the body of a woman who’s not used as an object of desire bring out opinions galore.

The length of the dress or the choice to become a mother are still in dispute. Chile doesn’t have legislation to guarantee legal and free abortions, let alone safe ones. The scarf around her neck is another claim of the Chilean women who have taken to the streets. It’s a scarf raised for all those who have died because of backstreet abortions or have served sentences for having refused to give birth. Is this not a violation of human rights?

The female body has been the ground of historical dispute, not only when we refer to the beauty canons that mean to shape it, but also in the coarsest, most grotesque situations. Violating the body of the wives of soldiers in the ancient wars was a way to assert power, intrusion, and domination.

In the words of Rita Segato, the female body is the frame or canvas on which the moral defeat of the enemy is written.

On the other hand, objectifying an opponent is the only subjective way of losing touch with the part of human condition that shuns violence. Language, in its role of mediator, becomes dehumanizing, and the one attacked is displayed as a threat to a truth one feels it’s within one’s right to safeguard.

In modern-day disputes, forced nakedness, lacerations and violations of women have an intention that goes beyond political conflict. Women bear a doubly meaningful load within the violence of a conflict, and their bodies constitute another ‘truth’ that feels threatened in the midst of political dispute.

Mon Laferte showed her bare torso as an analogy of several territories in dispute. Her Chilean, female body, adorned by nothing more than a green scarf and the words that both Chile and violated Chilean women cry out.

(Translated from the original)

1 diciembre 2019 0 comentario 562 vistas
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