Criminalidad y percepción de inseguridad, las paradojas de Cuba

por Ernesto de Armas

En el último año ha sido cada vez más frecuente el debate sobre el incremento de la violencia en Cuba, y el consecuente aumento de la percepción de inseguridad en la población. Ya es usual ver en redes sociales y medios no estatales casos de delitos violentos, a menudo acompañados de detalles escabrosos que alarman a la ciudadanía. 

Cuba, a pesar de ser un país en crisis económica permanente, tiene índices de criminalidad que siempre han estado dentro de los más bajos de América Latina. La plataforma Numbeo, que se encarga de recoger, entre otros datos, los relacionados con la criminalidad percibida califica a Cuba como el país con más baja criminalidad de toda la región.

Por otro lado, el Banco Mundial, que recoge una amplia variedad de datos sobre todos los países, da a conocer que se produjeron en Cuba, en el año 2019, 4 homicidios intencionales por cada 100.000 habitantes, una de las cifras más bajas a nivel mundial.

Indice de criminalidad 2023

Índice de criminalidad 2023 / Tomada de Numbeo

Si bien las fuentes oficiales cubanas no revelan datos sensibles sobre hechos delictivos, recientemente el programa Hacemos Cuba afirmó que los hechos violentos ocurridos en 2023 solamente constituyen el 8,5% del total de delitos del año en curso, y que el 60% de los autores de estos actos ya están detenidos. No obstante, el espacio no especificó qué se entiende como «hechos violentos», ni cuál es el total de delitos.

Crisis socioeconómica y criminalidad

Se debe tener en consideración que, a causa del endurecimiento de las sanciones contra Cuba, el decrecimiento del turismo, un reordenamiento económico de dudosa efectividad y una crisis global post COVID-19, no solo ha aumentado la pobreza, sino que se han profundizado las desigualdades sociales. Mientras algunos han ido mejorando su nivel de vida —mediante la apertura de emprendimientos privados—, otros han sido empujados a la precariedad y al aumento de sus vulnerabilidades. Consabido entonces resulta el hecho de que en los sectores poblacionales empobrecidos muchos consideren como única vía de satisfacción de sus necesidades, actos, acciones y/o comportamientos que tipifican como delitos.

Pese a ello, y debido a que no hay datos o estadísticas disponibles para confirmarlo, es difícil asegurar categóricamente que hayan aumentado de modo significativo los delitos violentos, representando así un peligro para la vida de las personas, y, por tanto, para la seguridad pública.

Hasta el momento, el gobierno ha confirmado un incremento de delitos relacionados al sacrificio de ganado, algo esperable en las circunstancias de inseguridad alimentaria que enfrenta el país, y no es descabellado asumir, aunque no haya sido mencionado por ningún medio oficial, un aumento de hurtos y delitos menores.

Tomada de Tremenda Nota

Además, observatorios ciudadanos sobre violencia de género han alertado sobre el ascenso de feminicidios. Sin embargo, su relativa novedad impide determinar estadísticamente si la cifra registrada de dichos crímenes ha aumentado por el ascenso de la violencia de género a nivel nacional, o por una mayor sociabilización, concientización y participación ciudadana en su denuncia.

Aunque un grupo de organismos estatales recientemente publicó las cifras de este tipo de delitos, solo se contemplaron aquellos casos resueltos completamente en los tribunales.

Inseguridad ciudadana, medios de comunicación y redes sociales

La académica argentina Brenda Focas le atribuye a los medios de comunicación un rol clave en cómo la ciudadanía percibe su entorno de seguridad. La estudiosa apunta que el sensacionalismo es predominante en el tratamiento que tienden a dar los medios latinoamericanos a las noticias vinculadas a los crímenes, recurriendo «a la hipérbole como una apelación a la percepción, el conocimiento y la discusión del problema en términos “más anecdóticos que argumentativos”. A su vez, la noticia policial exacerba la función del azar, hecho que incide en la percepción de la inseguridad». Unido a esto, los propios algoritmos y dinámicas de las redes sociales digitales privilegian los contenidos morbosos que puedan causar respuestas emocionales y generar comentarios, reacciones y compartidos.

Aunque el impacto de las redes en la percepción ciudadana de inseguridad no es un fenómeno exclusivo de Cuba, en esta adquiere particularidades propias.

¿Cómo es posible que en un país donde los medios no reportan con regularidad hechos delictivos, haya una percepción de inseguridad tan generalizada? Sin ánimo de ser absoluto, en parte ocurre precisamente por la falta de transparencia de la prensa oficial respecto al tema, que se combina con el actuar de un sector de la prensa no estatal y otros actores políticos de la oposición.

Denuncian la falta de transparencia del estudio sobre el Covid persistente  del Estado español

Tomada de Arainfo

Desde la llegada masiva de internet a Cuba surgieron medios no oficiales que poco a poco se insertaron en el tejido informativo de la sociedad, impactando en las audiencias que antes solo se informaban con la prensa oficial. Dentro de ese ecosistema participan medios con una evidente proyección sensacionalista y amarillista, sumada a una intención política a favor de los intereses de las campañas norteamericanas para hacer lucir al Estado cubano como un Estado fallido.

Asimismo, la idea de vender una Cuba insegura siempre ha sido atractiva para un sector de la oposición. Teniendo en cuenta que el modelo económico de la Isla es altamente dependiente del turismo,  difundir una imagen de país basada en la violencia constituye una prioridad para los que lucran con el sufrimiento de los cubanos.

Casualmente muchos de los que dicen preocuparse hoy por la inseguridad pública son los mismos que de forma sistemática apoyan las medidas coercitivas contra Cuba, y cuanta sanción pueda ser implementada para afectar aún más la economía del país.

Medios muy leídos entre los cubanos como CiberCuba o DiarioDeCuba, bombardean a los internautas a través de sus perfiles en redes sociales con robos violentos y asesinatos, y alertan de una «escalada de inseguridad», mientras que «influencers» de la oposición más reaccionaria, como OtaOla, hacen exactamente lo mismo: todo esto, sin brindar datos,  abusando del «clickbait» y abordando lo expuesto desde la superficialidad.

Decía el político español Josep Ramoneda que el debate de la seguridad es simplificador, porque genera climas de opinión reactivos a través de pocas cifras y noticias. Si bien en Cuba no existe un debate abierto sobre el tema de la seguridad debido a la falta de datos públicos, sí se genera en las redes y en las calles cubanas, y hay sectores políticos que buscan capitalizarlo para su propio beneficio al exacerbar un sentimiento de desamparo y descontento en la población, e intentar perjudicar el turismo. Por tanto, conseguir el mismo efecto de las sanciones, pero por otras vías.

De igual manera tiene responsabilidad en esto la opacidad de las instituciones de justicia cubanas, que, al impedir el escrutinio público de datos y cifras, propicia que discursos sensacionalistas llenen ese vacío de información y ganen credibilidad. Tampoco hay un debate abierto en los medios e instituciones estatales sobre qué alternativas —más allá del punitivismo y el castigo a los comisores— se están tomando o deben tomarse para reducir el índice de criminalidad existente.

Por otro lado, los medios son también agentes que participan en la política y es peligroso acercarse a ellos como si fuesen fuentes neutrales de información. Debemos, como ciudadanos responsables, acercarnos con ojo crítico y cauto a la información que se nos presenta.

6 comentarios

Mirta 13 julio 2023 - 6:47 AM

En los últimos meses se ha hecho común este tipo de artículos con una letra tan pequeña que resulta imposible leer, para aquellos que como yo, utilizan el tiempo del traslado en bus para hacerlo en el celular. Por favor los editores revisen esto.

Nopin' 13 julio 2023 - 7:34 AM

Mire señor. Hay sensación de inseguridad porque hay inseguridad: Seis robos en un mismo edificio en menos de seis meses. Un intento de robo con fuerza perpetrado de día, aprovechando una ausencia de los moradores de la casa que duró menos de 45 minutos. Esto lo vivió mi familia de octubre a abril pasados. Dos meses después, hubo que auxiliar un muchacho que pedía auxilio a las 5am porque estaba siendo asaltado en la calle, a las 2am. No pedimos que se tire nadie a la calle, no practicamos el amarillismo y pensamos que la política EEUU-Cuba es un asco. Nuestras ópticas políticas pacíficas, nacionalistas, democráticas no son obstáculo para reconocer que hay violencia y que, como dicen los propios oficiales de la pnr, no estamos seguros ni en nuestras propias casas.

Jose 13 julio 2023 - 11:30 AM

Yo siempre le comento a mis amigos que la cantidad de feminicidios, que con tanto bombo y platillo publican, no me parece tan grande. En mi pueblo, municipio del interior de unos 40 000 habitantes en el área urbana, era normal que entre 1-3 mujeres anualmente fueran asesinadas por “ser mujer”. Si extrapolamos a los 10 MM que tendría Cuba a finales de los ´80, eso da 250-750 feminicidios/año. En fin, el incremento es en la divulgación.

Aldo 13 julio 2023 - 11:36 AM

Que interesante. En esencia: el problema no es el problema; sino la percepción del problema y la culpa la tiene como siempre el artífice de la guerra cognitiva y el golpe blando.¿Que mas? Estamos bien, no? Los feminicidios son una ilusión, y la violencia se esta normalizando, no son tantas las colas y el calor es subjetivo. Parece una canción de “buena fe” En mi pueblo le decían a eso la vieja y buena manipulación rosadita (sin siquiera acudir al genial diagramita de Noam Chomski) o como dice mi inteligentisima jebita: virar la tortilla con guantes de terciopelo. Gracias por el arte.
Cubano de Cuba viviendo en Cuba todos los dias y las noches.

Yoelito 13 julio 2023 - 2:32 PM

La función de la prensa privada es ganar dinero. Los límites los pone la ética, más nadie. Si son amarillistas, sensacionalistas, ultraizquierdistas o pro imperialistas, están haciendo su trabajo. Supuestamente, la contrapartida deben ser la prensa estatal y los canales oficiales del Gobierno (en lo cual nuestro Presidente tiene un Doctorado). De ese balance, cada cual debe sacar sus propias conclusiones. Pero parece que algunos no están haciendo lo que les toca. Qué podemos hacer con ellos?

artysmuse 13 julio 2023 - 5:06 PM

“un reordenamiento económico de dudosa efectividad !!??” Esta frase parece tomada del Granma

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