La Joven Cuba reproduce el prólogo al libro Cuba 11J. Perspectivas contrahegemónicas de las protestas sociales, coordinado por Alexander Hall Lujardo.
Es un gran honor que me hayan pedido que escriba el prólogo de esta potente colección de textos. Este libro da testimonio de la riqueza y diversidad de la izquierda crítica en Cuba. Es impresionante ver la amplitud de las colaboraciones, desde un veterano socialista independiente como Sam Farber hasta jóvenes activistas en el meollo de las luchas actuales.
El 11 de julio de 2021 marcó el punto en el que las contradicciones constitutivas de la sociedad cubana se hicieron visibles: al tomar la forma política en protestas callejeras ese día, en la respuesta represiva del régimen y en las polémicas que siguieron, no solo en Cuba, sino a escala mundial. Los artículos reconstruyen minuciosamente la crisis económica, social y política por las que estallaron las protestas. También exploran cuidadosamente algunas de las complejidades involucradas, por ejemplo, el papel que juega la «raza» y el sexo/género en alienar a grandes sectores de la población cubana.
Los artículos también subrayan que participar en la izquierda crítica en Cuba hoy requiere aprender a vivir con las contradicciones. Estas surgen fundamentalmente de la naturaleza de la Revolución Cubana. Por un lado, estamos hablando de una de las grandes experiencias revolucionarias del siglo XX, que trajo una mejora material en la vida de la mayoría de las personas y que tuvo un impacto global, no solo simbólicamente a través del heroico ejemplo del Che, sino en, por ejemplo, el papel que jugaron Fidel Castro y las fuerzas armadas cubanas en la derrota del ejército del apartheid de Sudáfrica en Angola (algo que sigue siendo muy importante para mí como persona procedente del sur de África). Todo lo anterior ha llevado a Cuba a padecer los esfuerzos por derrocar al régimen revolucionario y al bloqueo económico montado desde Washington desde 1960.
Por otro lado, una combinación de estas presiones externas y las decisiones políticas tomadas por la dirección de la Revolución llevó al desarrollo de un régimen similar al que existió en los Estados del llamado «socialismo realmente existente» (la URSS, Europa central-oriental y China), en el que el Partido Comunista de Cuba adquirió el monopolio del poder político, económico e ideológico. Este proceso no fue un fin en sí mismo, sino un medio de adaptación al entorno capitalista hostil. El resultado fue lo que Tony Cliff llamó «capitalismo de Estado burocrático», una forma social en la que la clase trabajadora está efectivamente excluida del control de los medios de producción y la burocracia política central del PCC dirige el proceso de acumulación de capital.
Es un tributo a los logros de la Revolución Cubana que este régimen haya podido sobrevivir al colapso de la URSS, que había sido una fuente de ayuda tanto militar como económica. Pero ahora, como estos artículos muestran muy bien, el sistema actual se está desmoronando bajo una combinación de presiones internas y externas. El régimen de Díaz-Canel está tratando de negociar un cambio de orientación —una mayor integración en la economía global y la promoción del capitalismo privado—, todo ello preservando el dominio del PCC. Este es un proceso difícil, lleno de riesgos e incertidumbres, pero una cosa está clara: la factura la están pagando las y los trabajadores de a pie. De ahí la explosión del 11 de julio.
Por supuesto, hay todo tipo de desacuerdos dentro de la izquierda crítica sobre cómo interpretar tanto la Revolución Cubana como la situación actual. Pero parece posible, sobre la base de estos artículos, llegar a un acuerdo en los siguientes puntos:
- La defensa de los derechos democráticos básicos que permitan a las y los trabajadores hablar de su situación, identificar sus opciones, organizar sindicatos, partidos políticos y afirmarse colectivamente, en huelgas, manifestaciones y otras acciones; incluso contra su propio Gobierno, no simplemente respecto a quejas económicas, sino también para hacer frente a las diferentes formas de opresión, por ejemplo, las que surgen de la «raza» y el género.
- La independencia de la izquierda crítica, tanto de la derecha local y sus poderosos aliados internacionales como del Estado; oposición al imperialismo estadounidense y a su bloqueo, pero también oposición a todos los imperialismos, en un momento histórico en el que Cuba corre el riesgo de verse envuelta en otro conflicto interimperialista, esta vez entre Estados Unidos y China.
- La oposición al capitalismo en todas sus formas: la alternativa a este sistema sigue siendo el socialismo como lo entendía Marx, la autoemancipación de la clase trabajadora, un proyecto necesariamente democrático y liberador.
Tal es la calidad y amplitud de las colaboraciones en este libro que marcan un salto importante en el desarrollo de una izquierda crítica basada en estos principios en Cuba. Todos podemos aprender de sus análisis y de los debates que provocarán.
Alex Callinicos, 15 junio 2023
5 comentarios
Vamos, que lo que dieron era de otros, y lo que por un lado te daban, por otro te quitaban, y en ese juego perdieron hasta los más pobres – aquéllos que creían no tener nada que perder. El Che fue un aventurero como tantos han habido.
Qué prólogo tan gracioso: la izquierda crítica, anti bloqueo, anti capitalista y antimperialista, que vive de las remesas de la ultra derecha exiliada.
Cuba no sobrevivió al llamado “desmerengamiento” de la URSS gracias a ninguno de sus supuestos logros, sino gracias al salvavidas de Hugo Chávez.
Cuba no está envuelta en el conflicto USA China, sino en el más lejano Europa Rusia, donde el gobierno cubano, sin contar con el pueblo, tomó partido por el agresor y ahora le toca enfrentar las consecuencias.
La Revolución hace mucho que dejó de ser revolucionaria, el marxismo es sólo una asignatura obligatoria en la escuela y el Partido no tiene nada de comunista, pero en vez de limar asperezas con Estados Unidos donde reside el más numeroso exilio isleño (único poder económico interesado en levantar la economía cubana), el Raúl-Canelato ha preferido plegarse a la oligarquía rusa, cediendo a Boris Titov la soberanía económica. Como si a los cubanos nos interesara que las decisiones se tomen en Moscú, en Miami o en Plaza de la Revolución. Lo que nos interesa es comida en la mesa, cerveza en la nevera y fiesta en la esquina. Lo demás es para una pequeña élite. Así hemos sido desde que somos nación, no hay que buscarle la quinta pata al gato.
He hablado de este Prólogo en otros medios y lo he calificado de anticuado y falaz. Creo que es una vergüenza su publicación para introducir trabajos de algunos importantes representantes del movimiento opositor cubano. Hablar a estas alturas de logros de la Revolución cubana es más que cuestionable. Si a ello se agrega la ciega exaltación de figuras controvertidas como la del Che Guevara, la errónea comprensión de las causas de la supervivencia del régimen cubano y alguna que otra perla más, la poca objetividad de lo escrito puede opacar alguna que otra idea necesaria expuesta en el libro.
S
Ese libro está plagado de un seudomarxismo, cuyas opiniones sobre la realidad cubana no se ajustan a la realidad, mezclando, para desvirtuarla, de una Tiranía Totalitaria Estalinista y contrarrevolucionaria con el Capitalismo Monopolista de Estado como modo de producción, que es todo lo opuesto al Socialismo Marxista y desviando la atención hacia conflictos de Raza y de Género inexistentes y condenando al “imperialismo yanqui” como enemigo de nuestro pueblo, cuando, en la práctica, es el único que puede ayudar a recuperar nuestra libertad, como ya lo hizo para conquistar nuestra independencia en 1898.
Pienso que, en efecto, los llamados conflictos de raza en Cuba se han magnificado para convertirse en asidero de una pretendida desigualdad. Es en las minorías donde estas izquierdas buscan el sustento que la realidad les escatima. Inventar conflictos, aupar minorías y buscar apoyo en el descontento de algunos(que siempre los habrá) resulta táctica conocida y ya arcaica.
S
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