Los cubanos somos defensores del centralismo democrático como forma socialista para superar la democracia burguesa. Sin embargo, en su devenir puede denigrarse y convertirse en algo peor: el centralismo burocrático.
Durante mucho tiempo la tradición socialista en el poder, iniciada con la revolución de 1917, abogó y promulgó que el principio de su democracia era el del centralismo democrático. Esta debía conjugar la garantía de que el poder se mantuviera en las manos de esa vanguardia inicialmente revolucionaria, con la promesa de entregar “todo el poder para los soviets”.
Tal forma parece ser, en el imaginario de los revolucionarios -aun cargados del romanticismo que heredamos de un convulso siglo XIX-, el modelo necesario e incluso salvable. Lo cierto es que tal esquema solo funciona cuando se cumple una condición: los intereses de las masas y la vanguardia son los mismos. Las vías a través de las cuales ocurra el centralismo, señalarán su contenido.
Por su propia dinámica, la centralización hace aparecer -como señaló Weber- la burocracia. Esta consiste en un grupo de personas que sirven a los intereses del Estado, en este caso al llamado estado socialista. Ya en la Crítica de la filosofía del Estado de Hegel, Marx advertía sobre la cuestión de la burocracia, y esto debía haber sido una variable tomada en cuenta en la conceptualización de proyectos socialistas.
Han sido pocos los que como Gramsci han atendido el tema, aportando poderosas herramientas de análisis; sin embargo estas ideas no han sido difundidas en la formación filosófica-política básica de las universidades o en las escuelas políticas del partido.
El autor de Los cuadernos de la Cárcel advierte cómo el centralismo democrático se degenera en centralismo burocrático. Este último -señaló- direcciona el programa revolucionario hacia el burocratismo, su casta, y destruye los nexos con la clase trabajadora.
“El estado mayor”- equivalente a un comité central- y las masas, se van relacionando a través de un grupo intermedio: “los cabos”, verdaderos burócratas por los que pasa la relación base-cúspide y cúspide-base. Ellos trasmiten la información de los de abajo a los de arriba y viceversa, monopolizando la relación entre los extremos sociales, convirtiéndose en el centro de gravedad del proyecto social al filtrar la información que estos se envían. Producto de esta misma condición, la burocracia termina por tomar cuerpo propio y debilitar el ejercicio del centralismo democrático.
La misma, necesitada de la estabilidad de los extremos para su preservación, llega a convertirse en la fuerza más conservadora y rutinaria de la sociedad, creando una desconexión entre las masas y el partido. Este último puede llegar a sentirse superior e independiente de la sociedad, y puede llegar al anacronismo.
La transformación de democrático a burocrático se acelera si la función de mando se asume autoritaria y dogmáticamente, de manera personal, unida a una visión carismática del jefe, considerado portador de la verdad. Esto es la vía directa y el punto final para que, mecánica y definitivamente, el centralismo adquiera un nuevo contenido, y se desplace a una nueva forma, cuya existencia y auto-conservación no es esencialmente mediante el ejercicio democrático.
Tales teorías gramscianas, cuyo contenido viene cargado de carácter profético, deberían tenerse en cuenta al caracterizar nuestro sistema político actual, en el que cierta burocracia ha adquirido un mayor peso y ciertas similitudes pueden advertirse a simple vista. Debemos revisar con ojo crítico, no sea que hayamos perdido, o estemos a punto de hacerlo, el centralismo democrático.
17 comentarios
A veces me parece mejor utilizar el termino centralismo “bobocrático” porque hay cada disposiciones que se toman en nombre del pueblo que francamente lejos de facilitarle las cosas solo le trae mas complejidades al dia día.
Centralismo burocrático en Cuba? hasta en los deportes estan “hundidos hasta el fondo” como el Titanic, en ese centralismo que los mata, por que un Gran Maestro de Ajedrez, resida en el exterior hay que sacarlo de la preselección nacional? El gran maestro de ajedrez Lázaro Bruzón ha sido expulsado de la preselección nacional cubana, ahora tenemos un ajedrecista menos, en realidad desde los tiempos de José Raúl Capablanca y Graupera, Alexander Alekhine, etc la gran mayoría de los ajedrecistas famosos, siempre han residido en países que no son necesariamente su lugar de origen, pero no por eso perdían su posición de representar su pais, eso solo se debería aplicar si la persona decide representar el pais de su residencia y no el de origen, debería ser una decisión personal del implicado y no una directiva burocrática y politica de un organismo centralizado y burocrático. 😉 Saludos 🙂 🙂 🙂
http://www.cubadebate.cu/noticias/2018/09/12/ajedrecista-lazaro-bruzon-causa-baja-de-la-preseleccion-nacional-de-cuba/#.W5pSMfZFycx
La gente que además de pensar en su conveniencia personal, su desarrollo profesional, etc piensa en el país, sencillamente no sale.
El España hay un refrán: ¡ quien va a Sevilla, pierde su silla¡
La versión culta es un poco distinta..
https://sevilla.abc.es/sevilla/20131001/sevi-refranes-sevilla-silla-201309301350.html
Con la llegada al poder de los partidos comunistas siempre se aplica el centralismo -que no es democrático y siempre es burocrático- porque es la “herramienta” que permite atornillar a los maximos dirigentes al poder y crea esa desvinculación que obliga a que SIEMPRE se ejerza el poder de arriba hacia abajo y que NUNCA se cumpla la promesa de entregar “todo el poder para los soviets”.
Esa “férrea disciplina” como la llaman los que de ella se benefician y aprovechan, provocan sobre todo entre los jóvenes un rechazo, que se traduce en el caso de Cuba, en el desinterés y negación de la inmensa mayoría de la juventud a militar en una organización donde sus criterios y aspiraciones poco importan, ya que su única función es la de “cumplir órdenes de los organismos superiores” o de lo contrario son acusados de “revisionistas” o “desviados” ideologicos. De lo anterior ejemplos sobran, entre ellos las campañas contra LJC y el “centrismo” y todo lo que a los “guardianes” le huela a cuestionar o modificar las ordenes superiores en lo economico, político o la ideología.
+1000
Queridos jóvenes:
Precisamente es la mal llamada izquierda la que niega la conjugación del centralismo con la democracia y es, precisamente, por “el burgués que llevan dentro”, como criticaba Mao Zedong y la práctica lo ha corroborado.
NO PUEDE EXISTIR EL CENTRALISMO DEMOCRÁTICO MIENTRAS NO SEAN OBJETIVAMENTE LOS TRABAJADORES LOS DUEÑOS DE SUS CENTROS DE TRABAJO.
Porque la Historia Universal ha demostrado que la propiedad de los medios de producción es la que determina la política de la sociedad en todas sus etapas… ¡¡¡EN TODAS!!!
Queridos jóvenes:
Continúan desapareciendo mis opiniones.
Ya se acaba el día… y cierro el kiosko tras dejar en LPI un breve comentario que no gustará supongo…
Pero antes de apagar el bicho, pienso que en España, que no funciona en muchos aspectos, yo diría que hoy apenas hay burocracia de esa que se debería ir a su casa… La habido hasta hace poco relativamente, y viene desde lejos…por ejemplo, el ¡vuelva usted mañana de Mariano José de Larra… Sin embargo, no es muy complicado reconducir ese aparato burocrático si se desea una función pública correcta. Hasta aquí la burocracia en la Administración.
Si resulta que hay burocracia en el aparato político, un ejército de “intermediarios”, ya no sé qué decir porque no conozco el tema cubano.
El centralismo democrático surgió en los sindicatos obreros, cuando sus afiliados se reunían para decidir si iban o no a huelga. Lo que decidiera la mayoría debía ser aceptado y apoyado por la minoría en desacuerdo. Era una manera de mantener la unidad. Ahora, no veo la relación entre centralismo democrático y centralismo burocrático.
En fin, con el centralismo democrático sucede lo mismo que con dictadura del proletariado. No se sabe qué cosa es con exactitud pero como tienen palabras que se pueden pervertir.
@itsvan:
El llamado “centralismo democrático” tiene entre sus postulados, además de “la subordinación de la minoría a lo acordado por la mayoría sobre un asunto a debate” como usted señala, otro aspecto, que es que: “Las decisiones de los órganos políticos superiores son de obligatorio cumplimiento para los órganos inferiores”.
Eso último es precisamente lo que se convierte en la practica en un ejercicio burocrático, en que la maxima dirección (Secretario General o Buro Político) ordena y el resto de los organismos y militantes obligatoriamente tienen que cumplir o serán sancionados; por lo que se sustituye en muchos casos la actuación por convencimiento por la actuación por miedo y hace que los “maximos dirigentes” se perpetúan en la dirección por ser en la practica imposible se debatan sus malas decisiones.
Ej: La llamada “Ofensiva Revolucionaria” que en 1968 “nacionalizó” todo tipo de propiedad privada, (hasta los vendedores de maní), fue uno de los errores garrafales de la dirección del PCC en los que no se admitió criterios en contra y hubo que esperar casi medio siglo para que por la misma máxima dirección del PCC se creara el llamado “cuentapropismo” que legaliza lo que antes prohibieron.
“Las decisiones de los órganos políticos superiores son de obligatorio cumplimiento para los órganos inferiores”.
Y en dónde no sucede así?
A los cubanos de aquél entonces no les pareció un error garrafal la ofensiva revolucionaria, porque la aceptaron sin más.
@istvan:
¿Y a los alemanes no le pareció mal los campos de concentración porque lo aceptaron sin más?
Por lo menos los cientos de miles que fueron afectados al perder la forma en que se ganaban la vida y sus familiares no creo que “lo aceptaron sin mas”.
El problema está en que las decisiones que afectan a millones y/o niegan derechos recogidos en la propia Constitución se han tomado durante décadas por un grupo muy reducido de personas o un líder del PCC sin consulta ni derecho a replica (sin sanción) ni mecanismos legales para ello, aun dentro del PCC y menos por parte de la población, aunque se hayan violado sus derechos constitucionales. No poder alojarse en Hoteles, no poder mudarse de Oriente a La Habana y otras, por ejemplo.
Saludos
Miguel Alejandro: Hasta donde yo sé, Lenin concibió el centralismo democrático como el metodo de organizacion del partido de nuevo tipo, pero presuponía la mayor democracia dentro del Partido y sólo se acudiría al centralismo en aquellas cuestiones que lo exigieran y como excepción, siendo las decisiones de los órganos superiores del partido, de obligatorio cumplimiento por los órganos inferiores y organizaciones de base, pero nunca “matar” la democracia interna.
La concentración de la propiedad en manos del Estado en el que a su vez, el Partido es la fuerza dirigente superior de esa sociedad, propició y exigió el aplastamiento de la democracia interna, instaurandose el burocratismo como alternativa cómoda a la democracia interna y el partido fue perdiendo la credibilidad en la militancia como vanguardia de la sociedad.
Jajaja ya la primera oración es una falacia. Ni todos, ni siquiera una mayoría consciente, los cubanos defienden eso. Y, sobre todo, no ha existido nunca un centralismo democrático.
Eso es una abstracción a la que se ha llegado, ni de lejos.
Ojo con lo que señala el historiador Harari (yuval noah harari):
El centralismo (soviético, nazi, fascista) maneja la informacion centralmente; las “democracias” liberales manejan la informacion periféricamente. De aqui la famosa historia “nadie esfá al mando en la distribución del pan en Londres:
relato (probablemente apócrifo, como la mayoría de los buenos relatos) según el cual cuando Mijaíl Gorbachov intentó resucitar la moribunda economía soviética, envió a uno de sus principales ayudantes a Londres para que averiguara de qué iba el thatcherismo y cómo funcionaba en verdad un sistema capitalista. Los anfitriones llevaron a su visitante soviético a dar una vuelta por la City, a la Bolsa y a la London School of Economics, donde departió largo y tendido con banqueros, empresarios y profesores. Pasadas unas horas, el experto soviético explotó: «Un momento, por favor. Olviden todas esas teorías complicadas económicas. Hemos estado recorriendo Londres todo el día y hay algo que no consigo entender. En Moscú, nuestras mejores mentes están trabajando en el sistema de suministro de pan, y sin embargo se forman larguísimas colas en todas las panaderías y tiendas de comestibles. Aquí, en Londres, viven millones de personas, y hemos pasado ante muchas tiendas y supermercados, pero no he visto ni una sola cola para comprar pan. Por favor, preséntenme a la persona encargada de suministrar pan a Londres. Tengo que conocer su secreto». Los anfitriones se rascaron la cabeza, pensaron un momento y dijeron: «No hay nadie encargado de suministrar pan a Londres».
Este es el secreto capitalista del éxito. No hay una unidad central de procesamiento que monopolice todos los datos en el sistema de suministro de pan a Londres. La información fluye libremente entre millones de consumidores y productores, panaderos y magnates, agricultores y científicos. Las fuerzas del mercado determinan el precio del pan, el número de hogazas que se hornearán cada día, y las prioridades de investigación y desarrollo. Si las fuerzas del mercado toman la decisión equivocada, pronto se corregirán, o así lo creen los capitalistas. Para nuestro propósito actual, no importa si la teoría es correcta. Lo que es crucial es que la teoría entienda la economía en términos de procesamiento de datos.
¿ADÓNDE HA IDO A PARAR TODO EL PODER?
Los científicos políticos también interpretan cada vez más las estructuras políticas humanas como sistemas de procesamiento de datos. Al igual que el capitalismo y el comunismo, las democracias y las dictaduras son en esencia mecanismos que compiten para conseguir y analizar información. Las dictaduras emplean métodos de procesamiento centralizado, mientras que las democracias prefieren el procesamiento distribuido. En las últimas décadas, la democracia ha salido vencedora porque en las condiciones únicas de finales del siglo XX el procesamiento distribuido funcionaba mejor. En otras condiciones (las predominantes en el antiguo Imperio romano, por ejemplo), el procesamiento centralizado tenía ventaja, razón por la que la República romana cayó y el poder pasó del Senado y las asambleas populares a las manos de un único emperador autócrata.
Esto implica que, a medida que las condiciones de procesamiento de datos vuelvan a cambiar en el siglo XXI, la democracia podría decaer e incluso desaparecer. Puesto que tanto el volumen como la velocidad de los datos están aumentando, instituciones venerables tales como las elecciones, los partidos políticos y los parlamentos podrían quedar obsoletas, y no porque sean poco éticas, sino porque no procesan los datos con la suficiente eficiencia. Dichas instituciones evolucionaron en una época en la que la política se movía más deprisa que la tecnología. En los siglos XIX y XX, la revolución industrial se desarrolló con la suficiente lentitud para que políticos y votantes se mantuvieran un paso por delante y regularan y manipularan su trayectoria. Pero mientras que el ritmo de la política no ha cambiado.
…
Esto no significa que vayamos a volver a dictaduras similares a las del pasado siglo. Los regímenes autoritarios parecen igualmente abrumados por el ritmo del desarrollo tecnológico y la velocidad y el volumen del flujo de datos. En el siglo XX, los dictadores tenían grandes visiones de futuro. Tanto comunistas como fascistas pretendían destruir completamente el viejo mundo y construir en su lugar un mundo nuevo. Se opine lo que se opine de Lenin, Hitler o Mao, no se los puede acusar de haber carecido de visión. En la actualidad parece que los líderes tienen la posibilidad de buscar visiones todavía más grandiosas. Mientras que comunistas y nazis intentaron crear una nueva sociedad y un nuevo humano con la ayuda de las máquinas de vapor y las máquinas de escribir, los profetas actuales podrían basarse en la biotecnología y los superordenadores.
El centralismo (soviético, nazi, fascista) maneja la informacion centralmente; las “democracias” liberales manejan la informacion periféricamente. De aqui la famosa historia “nadie esfá al mando en la distribución del pan en Londres:
relato (probablemente apócrifo, como la mayoría de los buenos relatos) según el cual cuando Mijaíl Gorbachov intentó resucitar la moribunda economía soviética, envió a uno de sus principales ayudantes a Londres para que averiguara de qué iba el thatcherismo y cómo funcionaba en verdad un sistema capitalista. Los anfitriones llevaron a su visitante soviético a dar una vuelta por la City, a la Bolsa y a la London School of Economics, donde departió largo y tendido con banqueros, empresarios y profesores. Pasadas unas horas, el experto soviético explotó: «Un momento, por favor. Olviden todas esas teorías complicadas económicas. Hemos estado recorriendo Londres todo el día y hay algo que no consigo entender. En Moscú, nuestras mejores mentes están trabajando en el sistema de suministro de pan, y sin embargo se forman larguísimas colas en todas las panaderías y tiendas de comestibles. Aquí, en Londres, viven millones de personas, y hemos pasado ante muchas tiendas y supermercados, pero no he visto ni una sola cola para comprar pan. Por favor, preséntenme a la persona encargada de suministrar pan a Londres. Tengo que conocer su secreto». Los anfitriones se rascaron la cabeza, pensaron un momento y dijeron: «No hay nadie encargado de suministrar pan a Londres».
Este es el secreto capitalista del éxito. No hay una unidad central de procesamiento que monopolice todos los datos en el sistema de suministro de pan a Londres. La información fluye libremente entre millones de consumidores y productores, panaderos y magnates, agricultores y científicos. Las fuerzas del mercado determinan el precio del pan, el número de hogazas que se hornearán cada día, y las prioridades de investigación y desarrollo. Si las fuerzas del mercado toman la decisión equivocada, pronto se corregirán, o así lo creen los capitalistas. Para nuestro propósito actual, no importa si la teoría es correcta. Lo que es crucial es que la teoría entienda la economía en términos de procesamiento de datos.
Yuval Noah Harari
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Según el autor: “Los cubanos somos defensores del centralismo democrático como forma socialista para superar la democracia burguesa.” Existe alguna encuesta o sondeo que confirme tal afirmación? Será cierto que la mayoría de los cubanos tienen noción de lo que es el centralismo democrático?
Hay evidencias que demuestren la defensa de [la mayoría] los cubanos a tal forma de tomar decisiones que impactan a toda la colectividad.
El autor se dice y contradice. Si la historia ha demostrado fehacientamente que el “centralismo burocrático” se torna “centralismo burocrático” qué es entonces lo que aquí se defiende? La idea original nunca concretizada o lo que realmente se dio y se da en Cuba?
Qué es lo que hay un Cuba al final: a) centralismo democrático; b) centralismo burocrático?
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