La Virgen de la Caridad del Cobre y la identidad cubana

por Maximiliano Trujillo Lemes
Virgen de la Caridad

Dicen no pocos estudiosos de la teoría de la cultura que los pueblos se dividen en dos grandes grupos, histórica y antropológicamente hablando: las agrupaciones humanas con culturas antiguas y los grupos humanos de culturas jóvenes.

Los primeros suelen ser detentadores de múltiples tradiciones, mitos y leyendas, y explican, desde esos relatos cuasi fantásticos, de dónde vienen y quiénes han sido y son; presupuestos que defienden con el orgullo de las corazas. Sin embargo, a los pueblos jóvenes les correspondería mutar, cambiar con más celeridad en hábitos, costumbres e identidades porque carecen de una sólida memoria histórico-cultural, son más dados a la permeabilidad, a la aceptación de lo otro, y muchas veces a su inclusión como síntesis en el cuerpo de lo que van siendo.

Los cubanos somos un pueblo joven, a duras penas tenemos 230 años de historia como nacionalidad en formación o ya formada; y mucho menos, no más de 119, como nación constituida, con no pocas volteretas en su devenir. Aunque existen historiadores que aseguran la existencia de la nación desde que se proclamara la primera constitución de la llamada República en Armas, en abril de 1869; es decir, argumentan que éramos nación antes de tener territorio propio, en tanto el nuestro perteneció formalmente a España hasta el 31 de diciembre de 1898.

Ello no significa que Cuba, como pueblo joven, no tenga en su haber múltiples mitos, leyendas o tradiciones. Estos se han venido formando y han contribuido no solo a la construcción de nuestra identidad, diferente a la de los troncos culturales que nos dieron origen, sino que además tributan a la unidad de valores, presupuestos religiosos, éticos, morales o de otra índole, que tipifican nuestra nacionalidad.

Virgen de la Caridad (1)

Entre esos mitos ocupa un lugar significativo el de la llamada Patrona de Cuba: la Virgen María de la Caridad del Cobre, tradición y símbolo de cohesión para muchos cubanos en cualquier lugar donde vivan o estén. No olvidemos que este país, según la UNESCO, es uno de los que tiene más del 20 % de sus nacionales viviendo en otros territorios.

El mito de la Virgen de la Caridad es una de las muchas advocaciones de la Virgen María en todas partes donde el catolicismo fue o es religión dominante, aunque de acuerdo al Dr. Enrique Sosa Rodríguez en su estudio comparado entre La Caridad y La Guadalupe, estas son las advocaciones marianas más significativas de la tradición latinoamericana; aserto que resulta paradójico, porque Cuba es quizás el país con catolicidad más extravía de todo el subcontinente.[1]

Por su parte, la acuciosa investigación de la Dra. Olga Portuondo Zúñiga, publicada en 1996 bajo el título: La Virgen de la Caridad del Cobre: símbolo de cubanía, demuestra encomiásticamente que la Patrona de Cuba es la devoción cristiana más extendida en la isla y, al mismo tiempo, el mejor y más evidente emblema de cubanía. Al respecto señala: «Cada vez que se quiere dar la imagen de lo cubano se expresa con la Virgen del Cobre y los tres Juanes. No por casualidad, ese notable ensayista cubano, José Juan Arrom, dejó dicho que los que iban en la barca representaban al pueblo de Cuba».[2] 

Breve historia del mito

«Ocurrió en los albores de siglo XVII […] En una pequeña canoa, tres obreros en busca de sal […] surcaban las aguas de la oriental y norteña Bahía de Nipe […] cuando vieron flotar, entre la espuma de las suaves olas, un pequeño bulto blanquecino que se les antojó ser un ave; el día comenzaba a clarear y remaron a su encuentro. Sus vestiduras estaban secas a pesar de navegar sobre una débil tablilla, en la cual unas grandes letras decían: YO SOY LA VIRGEN DE LA CARIDAD».[3]

Según documento localizado por el eminente intelectual cubano Leví Marrero —preservado en el Archivo de Indias (España) y registrado como de la Audiencia de Sto. Domingo, Legajo 363— este fue el testimonio de Juan Moreno, el niño negro que, junto con Juan y Rodrigo de Hoyos, encontró la imagen de la Virgen de la Caridad en la Bahía de Nipe:

En el lugar de las minas de Santiago del Prado, en primero día del mes de abril de mil seiscientos ochenta y siete años, el Señor Beneficiado Juan Ortiz Montejo de la Cámara, Cura Rector de la Parroquial de este dicho lugar, Juez comisario, por el señor Licenciado Don Roque de Castro Machado, Juez Oficial Provisor, y Vicario general de la Ciudad de Cuba y su Distrito, por su Señoría muy Venerables Señores Deán y Cabildo de la Santa Iglesia Catedral de dicha Ciudad, a cuyo cargo está el gobierno temporal y espiritual de este Obispado, sede vacante (signo ilegible) para que conste de la aparición y milagros de la Santísima Virgen María Madre de Dios y Señora Nuestra de la Caridad y Remedios, hizo parecer al Capitán Juan Moreno, del cual fue recibido juramento por Dios y una cruz, que hizo según forma de derecho, prometió decir la verdad de lo que supiere y le fuere preguntado.

Se le preguntó lo siguiente: Fuére preguntado cómo se llama, de dónde es natural, qué edad, estado y oficio tiene. Dijo: que se llama Juan Moreno, negro esclavo, natural de este dicho lugar, y que fue capitán de este dicho lugar, y que es de edad de ochenta y cinco años y casado. Y esto responde.

Preguntado declare lo que sabe en razón de la aparición de Nuestra Señora de la Caridad y Remedios. Dijo que sabe este declarante que siendo de diez años de edad fue por ranchero a la Bahía de Nipe, que es en la banda del norte de esta Isla de Cuba, en compañía de Rodrigo de Hoyos y Juan de Hoyos, que los dos eran hermanos y indios naturales, los cuales iban a coger sal y habiendo ranchado en Cayo Francés que está en medio de dicha Bahía de Nipe para con buen tiempo ir a la salina, estando una mañana la mar en calma salieron de dicho Cayo Francés antes de salir el sol los dichos, Juan y Rodrigo de Hoyos, y este declarante.

Embarcados en una canoa para la dicha salina y apartados de dicho Cayo Francés, vieron una cosa blanca sobre la espuma del agua que no distinguieron lo que podía ser, y acercándose más les pareció pájaro y ramos secos. Dijeron dichos indios, parece una Niña, y en estos discursos, llegados, reconocieron y vieron la imagen de Nuestra Señora la Virgen Santísima, con un Niño Jesús en los brazos, sobre una tablilla pequeña, y en dicha tablilla unas letras grandes las cuales leyó dicho Rodrigo de Hoyos y decían: “YO SOY LA VIRGEN DE LA CARIDAD” y siendo sus vestiduras de ropaje se admiraron que no estaban mojadas.

Y en esto llenos de gozo y alegría, cogiendo solo tres tercios de sal, se vinieron para el Hato de Barajagua donde estaba Miguel Galán, Mayoral de dicho Hato y le dijeron lo que pasaba, de haber hallado a Nuestra Señora de la Caridad. Y el dicho Mayoral muy contento y sin dilación envió luego a Antonio Angola con la noticia de dicha Señora al Capitán Don Francisco Sánchez de Moya, que administraba las minas de dicho lugar, para que dispusiese lo que había de hacer, y mientras llegaba la noticia pusieron en la casa de vivienda de dicho Hato un altar de tablas, y en él a la Virgen Santísima, con luz encendida, y con la referida noticia, el dicho Capitán, Don Francisco Sánchez de Moya, envió orden al dicho Mayoral Miguel Galán que viese una casa en dicho Hato, y que allí pusiese la imagen de Nuestra

Señora de la Caridad y que siempre la tuviese con luz.[4]

Virgen de la Caridad (2)

Santuario Nacional de la Virgen de la Caridad del Cobre.

Quizás por el color tendiente a lo mestizo de la imagen, y porque quienes presuntamente la encontraron eran antropológicamente personas con identidades típicas del criollo de la época; la efigie de la Virgen se fue convirtiendo paulatinamente, de un símbolo religioso del Oriente del archipiélago en el símbolo nacional. El mismo fue sustituyendo, desplazando o compartiéndose con las patronas regionales que los criollos habían asumido de España; casi todas advocaciones marianas marineras que eran, por razones obvias, las más populares entre los asentados en la isla.

Lo cierto es que la Caridad terminó por disponer de un Santuario Nacional, posiblemente la construcción religiosa más devocionada de Cuba y con una historia peculiar.    

El Santuario del Cobre

El santuario a la imagen de la Virgen terminó por erigirse en El Cobre, municipio de la oriental provincia actual de Santiago de Cuba, en el promontorio de Santiago del Prado. Su construcción soportó diversas vicisitudes: alrededor de 1637 se erige el primero, que fue destruido en 1776 a consecuencia de un terremoto. Entonces fue construido otro, de tres altares, que en 1906 se desplomó producto a otro terremoto y a explosiones y excavaciones en las minas.

La inauguración del santuario actual tuvo lugar el 8 de septiembre de 1927. El altar es de plata maciza y tiene otros objetos ornamentales de gran valor. Debajo del Camarín de la Virgen se encuentra la denominada Capilla de los Milagros, un pequeño recinto donde los creyentes depositan disímiles ofrendas: joyas de oro y piedras preciosas, muletas, entre otras. Unas quinientas personas acuden al lugar cada día. Los peregrinos se llevan consigo diminutas piedras de la mina, donde brillan las partículas de cobre.

Es importante destacar que en 1915 los veteranos de las Guerras de Independencia escribieron al papa Benedicto XV con la solicitud de que proclamara a la Caridad del Cobre como Patrona de Cuba, a lo que el Sumo Pontífice accedió el 10 de mayo de 1916. Dos décadas más tarde, el papa Pío XI autorizó la coronación canónica de la imagen, acto consumado el 20 de diciembre de 1936 por Monseñor Valentín Zubizarreta, entonces obispo de Santiago de Cuba.

Virgen de la Caridad (3)

Papa Benedicto XV

El santuario del Cobre se proclamó como basílica el 22 de diciembre de 1977, por mediación del papa Pablo VI.

Por su parte, la tradición religiosa cubana de origen africano sincretizó a la Virgen con Oshún, «(…) porque esta orisha es la dueña del cobre y tiene fama de caritativa y misericordiosa. La Iglesia católica utilizó la imagen en cintas de raso para proteger a las parturientas en los embarazos. Oshún es también protectora de las parturientas».[5]

Desde fines del siglo XIX el símbolo de la Caridad ha acompañado al pueblo de Cuba en epopeyas políticas, militares y culturales; además de ser un ícono de «protección y fe» para no pocas familias. Disímiles historiadores aseguran que fue estandarte de los mambises en las guerras de liberación contra España, tanto en 1868 como en 1895, a pesar de la cruzada de la Iglesia católica que oficiaba en la Isla contra estas contiendas cubanas. Debe recordarse que dicha Iglesia se proclamó aquí, en medio de las disputas bélicas, como iglesia de la hispanidad.

Fue la Caridad a su vez, uno de los íconos que preservó la base católica de la religiosidad popular de los cubanos ante la embestida del protestantismo, que se estimuló tras la intervención y la ocupación estadounidense, entre 1898 y 1902. También estuvo entre los revolucionarios de los años treinta, y bajó de las montañas en el pecho de muchos combatientes de la guerra insurreccional contra la dictadura de Batista en 1959.

La Virgen de la Caridad ha acompañado, silenciosa o visiblemente, a no pocos cubanos en las últimas décadas, para enfrentar vicisitudes y celebrar victorias. No la pudieron derrotar ni el ateísmo oficial que señoreó la vida de la Isla entre los años setenta y los ochenta del siglo pasado, ni otros dogmas que pretendían alumbrar caminos. Ella sigue ahí, impertérrita, incitando a los habitantes del país, cuando incluso pareciera que se cierran todos los caminos, a no perder la fe en el futuro. ¡Quizás por ello cada 8 de septiembre es también una silenciosa fecha patria!

***

[1] Cuba, considerada por su historia espiritual un país católico, no lo es en la dimensión exacta de este concepto; sobre todo si se analiza comparativamente con sus vecinos geográficos y culturales. Es cierto que ha repetido la dialéctica de la confluencia de cada uno de los elementos constitutivos del fenómeno, pero manifestándose en relación con las especificidades de su evolución histórica en la isla.

[2] Olga Portuondo: La Virgen de la Caridad del Cobre: símbolo de cubanía, Prefacio, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2014, p 6.

[3] Historia de la Virgen de la Caridad del Cobre

[4] Ídem.

[5] Ídem.

6 comentarios

Alfonso Rojas (@cerralallave) 8 septiembre 2021 - 7:52 AM

una de las más grandes derrotas de la dictadura de los Castro que hizo todo lo posible por desterrar la religión de ña isla siguiendo las órdenes de Moscu y fracasó.

Manuel Figueredo 8 septiembre 2021 - 9:34 AM

Venerada Santa,madre de nuestro Padre Celestial Virgen De La Caridad del Cobre, Patrona de Cuba te imploramos y pedimos de la manera más humilde que intercedas con nuestro señor Jesús Cristo para que elimines las dos plagas que están destruyendo a nuestro país el covid-19 y el estado-gobierno-
partido que desgobiernan a la nación Cubana.
También oramos para que les ofrezcas valor y fé a los presos políticos encarcelados injustamente por el régimen . Amén

Esteban 8 septiembre 2021 - 10:32 AM

Amén.

Ninita Rivero 8 septiembre 2021 - 12:02 PM

Amén

Rolopez 69 8 septiembre 2021 - 4:56 PM

Amén

Eva 8 septiembre 2021 - 7:57 PM

Que nuestra santa patrona nos colme de bendiciones
Amén

Los comentarios están cerrados.

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