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satira politica

Cosas

Cosas que mejorar

por Jorge Fernández Era 11 diciembre 2022
escrito por Jorge Fernández Era

―He comprado una flauta de pan. Doscientos pesos. En Hamelín no se hubiera oído más alto mi toque que cuando anuncié a mis chamas que tendrían desayuno.

―Con precio semejante, el alimento básico se convierte en «pan nuestro de cada mes».

―El conflicto ucraniano hace mella, no obstante la irreductible amistad con los hermanos rusos.

―Para su consumo, la única variante es comprarlo en la calle. «El cubano sabe lo que es comprar por fuera», ha afirmado Randy en la Mesa Redonda.

―Comprarlo afuera: ahí está la clave de la visita del presidente a Argelia. La cuota en el Sahara debe andar un tin más alta. En su juventud, Canel debe haber oído el estribillo de Valladares: «África lucha codo con codo para que el pan se reparta entre todos».

―Puerilidades de una época en que se soñaba en grande.

―Todavía se sueña. Mira las recetas del programa Chefarándula.

―Michel Torres Corona le ha ido con todo a ese espacio televisivo en un artículo de Cubadebate. «Frivolidad» habla de la ingenuidad de «competir con la oferta seudoartística que nos llega desde más allá del Malecón».

―Con lo crítico y mordaz que es ese tipo con la realidad cubana, intuyo que «más allá del Malecón» se refiera a Ana Hurtado. Esa chiquilla ha escrito, también para el «medio de información alternativa», un bodrio donde, entre otras trivialidades, ha dicho de La Pasionaria: «Dolores es Fidel. Fidel es Ernesto. Ernesto es Miguel Hernández. Miguel Hernández es Vilma. Vilma es Federico». Vaya, que en ese afán de congraciarse con los cubanos hubiera podido rematar: «Federico es Miguel Barnet».

―Lo leí. No pude seguir más allá del «Hubieron personas». Ella necesita urgente un posgrado en México con Fernando Buen Abad, a ver si este le explica el «marasmo semántico de los intereses individuales por encima de los problemas comunes», «la connivencia con la estulticia mediática burguesa», «la esclavitud semántica».

―Qué va. A la Hurtado le gusta más La Habana. Ahora mismo se hubiera sentido plena en el Pleno, en aras de «normalizar el aguante».

―Esa reunión del Comité Central promete analizar medidas para «enfrentar la situación del país en los ámbitos económico-social y político-ideológico» y consolidar el «socialismo criollo, que tiene esa mezcla fabulosa que viene dada por el ADN cubano», con núcleos partidistas cuyos ácidos nucleicos han derivado hacia una desconexión cada vez mayor con la macromolécula.

―Todavía están a tiempo de demostrar que somos un «pequeño Estado en desarrollo».

―El subdesarrollo no puede ser condición inerte.

―De hecho, se profundiza.

―Con las medidas trazadas por el Pleno retomaremos el punto ascendente de la espiral.

―Que lo digan si no los delegados internacionales al foro que organizó la FAO en Panamá sobre programas de seguridad alimentaria. Pudieron constatar lo que hace la mayor de las Antillas por la «innovación y tecnología en las políticas públicas, principalmente en la nutrición animal y humana».

―Me interesa más lo que saldrá del Pleno en estos días. La «nutrición animal» en el restaurante del Palacio de las Convenciones puede incentivar grandes aportes.

―Allí se ha convocado «a estar cada vez más cerca de lo que necesita el pueblo», es decir, de la comida. Ellos sí no se pierden los viernes el programa Chefarándula.

―Morales Ojeda subrayó que «tenemos las reservas suficientes para sortear los difíciles desafíos que nos acechan y obtener nuevos logros para el desarrollo del país».

―¿De qué reservas habla? Ya los almacenes no dan ni para abastecer las tiendas en moneda libremente convertible.

―Según él, la «agravada situación de carencias materiales», la «afectación directa en la calidad de vida del pueblo» son, entre otros factores, «desviaciones en la Tarea Ordenamiento».

―Desviaciones que no fueron capaces de prever ni de frenar las 36 reuniones con 158 temas y 221 acuerdos (167 cumplidos y 54 en proceso) que tomó el Buró Político desde mayo de 2021 hasta la fecha.

―Números que no aceptan quienes «pretenden arrebatar la tranquilidad ciudadana y hacer ver una situación de caos que sirva de caldo de cultivo para un golpe blando».

―Tendrán que convertir esos dígitos en algo tangible si no quieren que la cena de fin de año de los cubanos sea solo un caldo de cultivos varios.

―Está difícil. Torres Corona ha afirmado en Con Filo que «Cuba tiene cosas que mejorar».

―Manera blanda de decir que el país está jodido.

―Matices de la frivolidad.

11 diciembre 2022 7 comentarios 2,5K vistas
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Cien

Cien

por Jorge Fernández Era 4 diciembre 2022
escrito por Jorge Fernández Era

―¡Qué resultado! ¡Qué victoria!

―El Mundial te tiene entusiasmada.

―Hablo de la gira del presidente.

―No clasifica, aunque esté en el grupo de Argelia, Turquía, Rusia y China.

―¿Tú crees? Heredó del director técnico una condición imprescindible: la defensa. Solo falta que mejore… la producción.

―¡Pero si hasta para los discursos se auxilia de la pantalla!

―Está bien, no pone un gol, no lo busca, pero las asistencias aumentan. Mira la que logró de su contraparte: cien millones de dólares que «utilizaremos, por supuesto, en prioridades de nuestro pueblo».

―¿Y quién te garantiza que antes de partir de Beijing no le haya dicho a Xi que sí, que se quedara con ellos y los descontara de lo que se le debe?

―Los cien millones vienen, y de que vienen, vienen. «La firma de doce convenios y la concesión de donaciones evidenciaron el interés mutuo por fortalecer la cooperación en Cuba de la iniciativa china de la Franja y la Ruta de la Seda».

―¿Y eso te seda? Lo único que falta es que alguien retome la idea planteada en el Fórum Iberoamericano de Turismo de 1993 de importar no menos de diez parejas nativas del gigante asiático con miras a salvar al Barrio Chino de La Habana.

―Xi Jinping tenía congeladas varias inversiones, incluido el dique que llegó a Cuba en 2019 y lo único que ha logrado es el barqueo del personal de aquí para allá y de allá para acá.

―Dizque flotante.

―¿Qué me dices de las Yutong? En un obsoleto informe del Mitrans se señala que solo queda en la ciudad el treinta por ciento de los ómnibus que circulaban en la urbe hace una década. Plantea que el bloqueo norteamericano es el causante de que muy pronto se retomen las calesas.

―El primer ministro señala que «ahí está un pueblo esperando por nosotros». En las paradas.

―Comoquiera es un relanzamiento de las relaciones de nuestro país con los otrora «mandarines». Gil Fernández se ha referido, entre otras inversiones, al «programa de reconversión o modernización de la prensa, que también es un crédito importante de China que no se había concluido».

―A ver si lo emplean en mejorar los memes de Con Filo.

―Yo invertiría los cien millones en una campaña de Michel por mejorar la imagen del primer secretario. Me parte el alma que llega el último mes y no se cumple su promesa de «alejarnos lo más posible del apagón» y «antes de diciembre recuperar entre 700 y 900 megawatts». Cuando lanzó esa quimera exclamé: «¡¿Watt?!».

―Ya no hay respeto. Él y Marrero visitaron Tallapiedra, que, según un tuit del presidente, entregaría cuarenta y cinco megawatts. El primer ministro indagó cuántos días hacían falta para que llegara a generar sesenta. Parece que demasiados, pues de eso hace ya medio año, y la termoeléctrica, con medio siglo de existencia, no existe, nunca resucitó, su parálisis es perpetua.

―Un monumento a la continuidad.

―¿Sabes algo del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030?

―El ministro de Economía y Planificación recordó que «constituye un instrumento valioso para el desarrollo de la economía, en tanto es, además, una herramienta de gestión con mayor rigor científico e integralidad, que potencia la transversalidad, la complementariedad de análisis y criterios y la toma de decisiones más consensuadas sobre los principales desequilibrios y problemáticas que limitan el crecimiento y desarrollo». El tipo sabe.

―Va haciendo falta una inteligencia artificial como la creada por el Instituto Alan Turing, el centro de investigación operado por las universidades más prestigiosas del Reino Unido. Ha predicho qué país tiene más probabilidades de ganar la Copa del Mundo. Y lo ha hecho «tras cien mil simulaciones».

―Simuladores los nuestros. Mira la plataforma web Ticket, «eliminará las colas presenciales para la compra de Moneda Libremente Convertible (MLC) en Cadeca».

―A finales de 2021, Miguel sentenció que entre las prioridades para el 2022 estaba la de «construir el país de abajo hacia arriba».

―Lo cumplió: hemos llegado tan abajo que ni siquiera podremos adelantar los cimientos. Ahora se aparece con que «el 2023 tiene que ser un mejor año».

―Pide tregua. Ya no habla de comienzos del mes. Alega que «se han buscado financiamientos…

―De ahí el aguinaldo de los cien millones.

―…que permitan lograr reparaciones y mantenimientos y concluir el mes de diciembre en una mejor situación». Insiste en «lograr la estabilidad del sistema».

―¿El social?

―El electroenergético. Ha dicho de sus trabajadores que no se rinden, que están «al pie del cañón».

―Disparando el breaker.

4 diciembre 2022 7 comentarios 1,8K vistas
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longplaycracia

Longplaycracia

por Jorge Fernández Era 27 noviembre 2022
escrito por Jorge Fernández Era

―Agradezco la oportunidad que se nos brinda de realizar un debate previo a las elecciones del domingo. Es un honor contender con esta compañera, militante del Partido por demás. En ella se cumple aquello de que «la figura del delegado tiene un diseño democráticamente encomiable, del cual podemos incluso presumir».

―Si de honor vamos a hablar, para mí es un orgullo tener al camarada de contrincante. Por esas casualidades de la vida, él también pertenece al Partido, pocas veces he visto una trayectoria más límpida.

―Cualquier vecino pensará que quieres echarme el muerto encima.

―Vaya modestia. Fíjense si su familia es virtuosa, que la nieta obtuvo premio en el Concurso Amigos de las FAR. En el diario provincial la calificaron como «amiga del arte uniformado». Con «mentalidad de una joven centrada» le expuso al periodista: «Mi familia está orgullosa de mí, por mis pensamientos revolucionarios». Ni Rosa Luxemburgo despuntó tanto cuando hizo la secundaria.

―Así somos.

―La condición de delegado no entraña privilegios personales ni beneficios económicos.

―La de dirigente tampoco.

―Están ahí para tomar las grandes decisiones.

―Y las pequeñas. Nosotros nos encargamos de justificarlas. «Urna» cosa lleva a la otra.

―La gente se impacienta por nimiedades. Los delegados existen para que el pueblo entienda que cualquier calamidad se explica por sí sola.

―Me has hecho recordar que un grupo de consumidores ha puesto el grito en el cielo porque su cuota mensual de arroz se les distribuyó en dos envíos, no se sabe si de Brasil y de Sumatra.

―Marrero lo habrá argumentado al intervenir en el foro chino «La asistencia del arroz híbrido y la seguridad alimentaria del mundo». Días después, en una reunión acá, ha señalado que «no habrá espacio para discursos, promesas y resultados en números que el pueblo no los vea en la mesa».

―Con funcionarios así, el futuro está garantizado.

―«En el diseño constitucional del sistema político cubano, la organización estatal se construye de forma piramidal, desde la base».

―Como hacían los faraones.

―Las elecciones demuestran que pasamos de «democracia».

―El prefijo «demo» empequeñece. Lo nuestro es una «longplaycracia».

―Longplaycracia que no necesita de «escandalosas campañas electorales donde candidatos de un sinnúmero de partidos les hacían a los electores muchas promesas que después que lograban su objetivo pasaban al olvido».

―El sistema social cubano avala que del dicho al hecho haya un solo trecho… aunque subsistan dificultades para su asfaltado. A pocos días de diciembre, es ostensible que llegaremos, como prometió el presidente, con las afectaciones eléctricas resueltas.

―Hay que «contar con cierta capacidad instalada o interés y potencialidad para alcanzarla en breve tiempo».

―Para eso se hizo una revolución energética.

―Cubadebate no se refiere con esa frase a nuestras termoeléctricas, sino a una de las tantas cualidades del delegado, aplicable al primer secretario del Partido. No sería justo que a un hombre «que lleva ya casi cuatro años dejando la piel y el alma en esfuerzos sin pausa por resolver los problemas de toda la nación» lo pongan a competir en una boleta con otra persona que no sea él mismo, mucho menos ahora, que se ha revelado feliz.

―«¿Por qué está feliz Díaz-Canel?», se pregunta una periodista. «Cuando un hombre como él se declara feliz, hay que anotar el dato para leerlo a fondo, contrastando ese ánimo nuevo con el de otros días, meses y años en que la pregunta no cabía».

―Ahora cabe.

―Parece, «si siente que este viaje está valiendo la pena», en busca de buenos acuerdos que lleguen «en forma de productos a la casa y a la mesa, a nuestra cotidianidad, a nuestro proyecto de vida, para aliviarnos de apagones y desabastecimientos».

―No digo yo si vale la pena visitar tres continentes en dos semanas.

―En un avión que no es tuyo. «La economía cubana se dinamiza».

―No podemos ser la nación que va de cigüeña entregando vida al mundo.

―Mejor de pedigüeña intentando salir de este presente inmundo.

―Y en el ir y venir, del avión y de la economía, se cometen errores en los «procesos decisionales».

―«En cualquier caso, son oportunidades para crecer, para no volver a fallar, para ser mejores», fantasea el Granma. En nueve párrafos se menciona veintisiete veces la palabra error… ni que en Cuba se cometieran tantos.

―Los que lo cometen están a expensas de ser revocados.

―A expensas de que se les joda la despensa.

―Y eso nunca ha sucedido.

―No sucederá contigo. Votaré por ti para delegada.

―Y yo por ti.

―Por mí…

27 noviembre 2022 7 comentarios 1,5K vistas
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Método

Método

por Jorge Fernández Era 20 noviembre 2022
escrito por Jorge Fernández Era

—Ay, doctor, aquí le traigo a mi marido a ver si averigua lo que tiene. No hace más que mirar a un punto fijo que se pierde en los confines del horizonte, dice él que en el futuro.

—Es un padecimiento común. Comienzan por creerse lo del futuro luminoso. Luego llegan los apagones, el desencanto, la desesperanza.

—Mucho antes de cumplir los sesenta, comenzó a ver la Mesa Redonda, más tarde le entró a los noticieros, y terminó por leerse todos los diarios de circulación nacional. La circulación como que empezó a tupírsele.

—Esperó demasiado para traerlo. Los anales de la medicina no reportan caso semejante. ¿Desde cuándo está así?

—Hace unos días prendió la televisión…

—Si la cosa viene de jornadas atrás, no es difícil entenderlo. Yo mismo caí en un profundo estado de meditación cuando vi que el presidente se iba a una gira de once días por cuatro países. Nunca soñé que fuera a extrañarlo. De pensar que en su ausencia lo sustituiría el vice, y que este dejaría descabezado el país para viajar a Artemisa…

—Pobre presidente cuando se entere. Bastante tiene con la preocupación de que su esposa, con ese velo verde que le cubre la cabeza, se ha convertido al islamismo de tendencia ecológica.

—Turbados deben estar los habitantes del Magreb. En los acuerdos conjuntos firmados con el presidente Abdelmadjid se habla de que Cuba apoyará a Argelia en la próxima zafra.

—Dígalo bajito, doctor. Si mi marido oye eso, capaz de que le baje el azúcar.

—¿Él leyó u oyó algo que haya desencadenado ese estado, digamos, vegetativo?

—Vegetativo de qué, si oyó que, tras veinticinco años de ser «pionera en la apuesta por la agricultura ecológica», «la mayor de las Antillas es referente en este campo», y que por ello ganamos el honor de organizar un congreso internacional de agroecología… Horas antes había comprado un mazo de lechuga en cien pesos.

—La agroecología se fundamenta en la agricultura tradicional y la tracción con bueyes. Y a falta de abonos químicos, adquiere valor la mierda.

—Sobre todo la que se habla.

—A pasos acelerados vamos de regreso al conuco. Tomará importancia saber si nuestros genes provienen de los guanajatabeyes o de los ciguayos. Y con el precio al que han subido los rones, nos veremos impelidos a fermentar yuca y tomar cusubí. Puedo darle la receta.

—Mire cómo se babea cuando oye hablar de soberanía alimentaria… Le di un artículo de Fernando Buen Abad para que me tradujera qué quiso decir ese con «ambigüedad salivosa», «campos semánticos», «nichos de obsecuencia» y «vahos de intransigencia individualista». El remedio fue peor que la enfermedad. Comenzó a convulsionar cuando leyó, a propósito de nuestros enemigos, que «eso que les queda como agenda político-económica será dirimido a tirones de egolatrías lenguaraces domesticadas para fabricar eufemismos que camuflan, de mil maneras, el odio de clase burgués».

—Ambigüedad salivosa, sí. Cualquier glándula muta hacia un coma lacrimoso.

—¿Cree que haya algún remedio, doctor?

—¿Para su marido?

—No, para Cuba.

—Paciencia, mujer. «Muchas de las transformaciones que nuestro país realiza como parte de la actualización de su modelo económico y social son precisamente para ir recuperando de modo progresivo esa relación lógica tan dañada que debe existir entre el trabajo, su valor real y remuneración, el aporte individual y colectivo, y la magnitud y certeza de poder alcanzar nuestros sueños, sean materiales o no». Lo ha dicho Trabajadores.

—Cosa linda.

—Queda poco además para que el primer secretario regrese de su gira. La situación del pan de la libreta presupone algún acuerdo con Rusia para que compense la harina que perdemos con Ucrania. Es de esperar que el curso de la Ñico López sobre el legado transformador de Xi Jinping se lo adelanten a Canel, este vuelva de China con alguna que otra idea, aproveche las veinte horas de vuelo en pensar como país, mire por la ventanilla y ponga la cara que ahora mismo tiene…

—¿El país?

—Su marido. De nada vale que le llene un método con antidepresivos cuya ausencia lo deprima. Convendría lo alegrara con una buena noticia, como la entrada triunfal de una nueva central flotante para la generación eléctrica.

—Ay, doctor. Capaz de que me diga que nos están metiendo otra turca.

20 noviembre 2022 10 comentarios 1,8K vistas
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Homilía

Homilía

por Jorge Fernández Era 18 septiembre 2022
escrito por Jorge Fernández Era

―El país avanza, la filosofía también.

―De lo primero ya sabía, pero ¿podrías argumentar lo segundo?

―Que Marx, Engels y Lenin ya nos van quedando chiquitos. El socialismo cubano sigue dando que hablar.

―Por hablar no hay quién nos gane. El blablablá se ha convertido en alma y sustento de la nación.

―Olvidas que el tránsito hacia una sociedad más justa es un proceso traumático en el que es necesario despojarse de muchos lastres.

―Hay que ver una libreta de abastecimiento de los años setenta para constatar la cantidad de lastres que ya no llegan a la bodega. Vaya, que el que dio en el clavo con la Cuba que vendría después fue Lenin con aquello de «Un paso adelante, dos pasos atrás».

―El principio de distribución socialista ha sido superado.

―Más bien fuimos superados por él. A nadie se le paga según su trabajo, no hay condiciones para que pueda rendirse según la capacidad. «Más das, más te quito», parece decir la filosofía criolla. Aumentaron los salarios, a una pila de gente comenzaron a pagarle a destajo, pero aumentaron los precios y de inmediato el dinero se redujo de un tajo.

―Ni el marxismo, ni el sistema presupuestado de los sesenta, ni el proceso de rectificación de errores y tendencias negativas, ni la actualización económica son nada cuando se les compara con las ideas que leí recientemente. Un mesías, no puedo sino llamarle así, ha dicho que «nuestra perenne preocupación por la repartición de lo que se tiene, que ya sabemos no es óptima, y muchas veces ni siquiera es buena, deja fuera en la mayoría de las ocasiones el paso previo: el de la creación de esa riqueza».

―¿Qué riqueza?

―Se refiere etimológicamente a cosa suntuosa o de gran valor, no importa si desaparecida. Escucha lo que sigue: «Podríamos hasta parafrasear ese principio, para recrear otro tan o más necesario: a cada cual, su trabajo». Lo bautiza como «principio de producción socialista».

―Es como decir «a cada cual la vida», para después encontrarnos con que esto no es vida ni nada que se le parezca.

―Tu blasfemia la responde alegando que «en no pocas oportunidades es más fácil exigir lo que deseamos de las instituciones o del resto de las personas, que ubicarnos en lo que a cada quien le toca hacer».

―Es al revés: a las instituciones y a quienes las dirigen les es más fácil exigirnos cada vez más que abrir oportunidades para que a cada cual le toque lo que debía tocarle.

―«Pensemos en qué mejor de los mundos viviríamos, cuánto beneficio recibiríamos si cada individuo hiciera lo que le corresponde en función de los demás», continúa.

―Muy lindo. Marx se hubiera partido de la risa. Meterse años escribiendo tomos y más tomos de pura teoría revolucionaria para que venga otro a decir que si me das la mano y danzamos se acaban los conflictos de clase. Otro que quizás no fue a la clase.

―Dice también que «Ello no quita que hay responsabilidades administrativas y políticas en las personas y estructuras que deben propiciar condiciones favorables para que todas y todos podamos cumplir con nuestras tareas. Pero ya sabemos que repartir culpas y reiterar lamentos no produce prácticamente nada, salvo irritación y descontento».

―Eso es hablar de allá para acá y no a la inversa. No somos precisamente nosotros los que nos la pasamos repartiendo culpas, creando irritación y descontento. Desde arriba indican que «hay que producir azúcar, es lo que el país necesita», «buscar cada día cómo enfrentar los problemas con pasión revolucionaria, pensando y actuando con creatividad e ingenio», como si los trabajadores fueran responsables de que los centrales casi desaparecieran cuando Trump preparaba su reality show El Aprendiz hace ya dos décadas.

Pareciera que Fernando Buen Abad cita a los verdaderos culpables cuando señala en Cubadebate que «en muchas obras la ignorancia se vuelve procaz y hace de las suyas para convencer a los autores de que el público es igual, o peor, de ignorante, y que cualquier cosa puede deslizarse como obra cumbre del genio o del ingenio bajado de los cielos por obra de las musas o del iluminismo extraterrestre».

―Eso: ¿no te parece iluminista desafiar a Marx?

―Carlitos expresó que «el valor de la fuerza de trabajo se determina por el valor de los artículos de primera necesidad imprescindibles para producir, desarrollar, mantener y perpetuar la fuerza de trabajo». 

―Difamas de quienes son fieles a la filosofía de avanzar sobre cualquier dificultad, con firmeza ideológica, en la búsqueda de ideas compartidas con el pueblo, para hacer posible que el país alcance sus metas en todos los frentes.

―No creo estés hablando de Francisco, el de Roma. En una de sus homilías ha expresado que «dejándonos llevar por las emociones, nos ponemos en las manos de quien con destreza y astucia sabe manejar esa situación, aprovechando los miedos de la sociedad y prometiéndonos ser el “salvador” que resolverá los problemas, mientras en realidad lo que quiere es que su aceptación y su poder aumenten, su imagen, su capacidad de tener las cosas bajo control». Dios, agrega, «no instrumentaliza nuestras necesidades, no usa nunca nuestras debilidades para engrandecerse a sí mismo, no quiere seducirnos con el engaño, no quiere distribuir alegrías baratas ni le interesan las mareas humanas».

―Me refiero a Francisco, sí, pero el del periódico Trabajadores.

18 septiembre 2022 10 comentarios 1,7K vistas
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Credenciales

Credenciales

por Jorge Fernández Era 4 septiembre 2022
escrito por Jorge Fernández Era

―Voy a perder el vuelo. ¡Cómo vas a llamarme a tu oficina tres horas antes!

―Por priorizar el contenido de las maletas, seguro no has leído Cubadebate.

―Si algo hubiera pasado, ya mi mujer lo sabría. No paraba de exigirme que si la camisa esta o aquella, que no me olvidara de comprar en Barajas las vitaminas para la niña.

―Economía de subsistencia. ¿Será posible que los cuadros estén pendientes de bagatelas y no ausculten que el futuro de la nación está en la superestructura?

―Ya eso lo vimos ayer. Mi principal tarea luego de presentar mis cartas credenciales como embajador ante la Unión Europea es pedir créditos de donde sea, no importa si de amigos o enemigos. Como si es de Ucrania, vaya.

―Pues no, hay cambio de estrategia: Europa acaba de llegar al capitalismo de escasez.

―¿Y las vitaminas para mi hija?

―Hablo de una situación de hace solo tres días, imposible hayan instaurado el tarjetón. Pensemos como país. Cuando se te pidió ser proactivo con cuanto empresario, financista  o suministrador de donaciones te encontraras, no creíamos que la situación del viejo continente fuera a llegar a esos límites.

―«Capitalismo de escasez», mira tú. En Cuba tuvimos escasez de capitalismo… hemos ido rectificando.

―No es achacable a territorios, sino a estructuras sociopolíticas. Quién iba a decir que «el sistema-mundo capitalista está en una fase crítica de cambio y cronificación de la crisis económica», «hacia un modelo de regulación capitalista donde la escasez y el racionamiento sean la norma social».

―¿Entonces? ¿Aplazarán mi viaje hasta que regrese el socialismo a Europa?

―Más despacio. El hecho de que «la actual crisis inflacionaria y bélica demuestra que los derroteros de la gobernanza capitalista apuntan hacia un modelo de escasez marcado por la pobreza y proletarización crecientes» y de que se vive «un periodo de transición hacia algo nuevo», no significa que vayan a instaurar la libreta. Ahí entra a jugar nuestra experiencia, ¿entiendes? ¿Imaginas lo feo de que un país como Cuba, que hace rato pasó por eso, vaya a pedirle ayuda a países que están en una situación más dramática?

―Entiendo. Es hora de que conversemos con ellos mirándolos desde arriba.

―Ahora mismo, en Reino Unido, el kilo de mantequilla llega a las diez libras esterlinas, horrible grado de indefensión para una isla tan isla como la nuestra, a la deriva en un continente inestable…

―¿La mantequilla hace que se deslice?

―Fue una alegoría. Hablo de una situación sin paralelo en las últimas décadas. Fíjate que la calefacción representará el pago de hasta 3244 al año. La contingencia energética se hace más grave según pasan los días.

―¿De qué bloque hablas?

―Del Reino Unido y Europa, por supuesto. «El capitalismo se acerca a lo que podemos llamar sus límites biofísicos», «es el momento de exigir respuestas a los políticos», se dice en Cubadebate.

―¡Ya! Llego yo y aconsejo a la Unión Europea que lo más factible para mantener a la gente sin preguntas es que los políticos no tengan que ofrecer respuestas.

―Por ahí va la cosa. Aprovechas también para introducir una comparación elemental: mientras los ciudadanos europeos emplean una cuarta parte de sus ingresos en pagar la electricidad, en Cuba, en los últimos tres meses, ese monto ha disminuido casi a la mitad de lo que se cobraba antes. Y saltas para otro tema, no vaya a ser que te pidan explicaciones.

―Podría hablarles de las 243 medidas que aplicó la administración Trump desde el segundo semestre de 2019, y de otras tantas dictadas por nosotros para atenuarlas.

―De las nuestras ni hables, hay que ver que han pasado dos campañas de primavera y ni siquiera el verano hace producir viandas y vegetales con las 63 de la agricultura implementadas en abril de 2021. ¡Caballero, que la mayoría de la frutas, verduras y carnes que consumen los rusos provienen de Argentina, Brasil y Uruguay, con lo bien que nos estamos llevando con los puñeteros soviéticos!

―Intentaré que las frutas, verduras y carnes que no compra Rusia en los países que la sancionan se desvíen del viejo continente hacia acá.

―La inflación en la Unión Europea ha alcanzado el 9,4 % y se teme que llegue al 12 %, se sentirán muy estimulados a vender sus producciones a un país que superó el 600 % de alza en los precios. Podremos negociar desde la hegemonía. Eso sí: revisa los párrafos cuatro al diez de tu informe, en todas las exportaciones se habla de compra de leche para los niños.

―Los inversores europeos compartirán «ideas timbradas por el cariño y el deseo de hacer buenas cosas en el país caribeño». Cariño rima con niño.

―No hay que exagerar, pensarán que por la sangre de los chamas corre lactosa… Y cambia ese título de «Interés y posibilidades para la inversión extranjera» por otro dirigido al Reino Unido. Los escachaos son ellos.

―¿Qué te parece «Creative resistance»?

4 septiembre 2022 7 comentarios 1,7K vistas
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Contenido

Contenido

por Jorge Fernández Era 24 abril 2022
escrito por Jorge Fernández Era

―¿Viene a hacer una crítica dice?

―Sí. En la Unión de Escritores y Artistas de Cuba…

―¿A qué asociación pertenece?

―A la de combatientes. Peleé…

―Me refiero a si escribe, compone o canta, si es actor o pinta algo.

―Todos pintamos algo en esta nueva sociedad ya no tan nueva.

―¿Viene a darme lecciones? La gente dice que si sesenta años, que si la construcción del socialismo está aplazada por falta de materiales… Nadie reflexiona en que seis décadas, comparadas con lo que vive el ser humano, constituyen un periodo largo, pero si las tiras contra la historia de la humanidad son un tiempo irrisorio. ¿Sabe cuánto más le hace falta al socialismo para afianzarse?

―Mejor ni me diga. Solo quería denunciar que en la Uneac…

―Por esa manera desenfadada con que habla, debo inferir que escribe.

―Algún talento tengo. En cuarto grado redacté una composición que ganó premio en el concurso municipal «Los niños y el problema fundamental de la filosofía».

―La filosofía no sabe nada de problemas. Cuando me designaron coordinador político del barrio, se me dijo que venía a resolver una enorme contradicción de debate que hemos tenido en el Partido durante años para organizar el trabajo, orientarlo, trazar la política sin suplantar al Gobierno ni al Poder Popular ni al Consejo de la Administración… para que no me suplanten. Por eso mi deber es fijar bien los preceptos sobre los cuales puede recepcionarse o no un señalamiento. ¿El suyo es individual o colectivo?

―Colectivo. No soy el primero que se fija en que…

―A tenor de una reciente declaración del Secretariado la Uneac y de la Presidencia de la Asociación Hermanos Saíz, usted y los que se manifiestan forman parte de un «pequeño grupo de distinta procedencia».

―Quizás no tan pequeño.

―¿Residentes en Cuba?

―No hay que vivir aquí para darse cuenta de que en esa institución…

―Residir en la Isla es requisito sine qua non para formular una crítica. Los que están del otro lado piensan que por enviar remesas, sostener las tiendas en moneda libremente convertible y con ello lo poco que queda de la economía tienen derecho a brindar opiniones sobre el acontecer de la nación. No son capaces de lanzar el S.O.S. que Canel propuso para la sociedad norteamericana, quieren cogernos de bobos recetando terapias. Ni que tuvieran currículo para ello.

―En cualquier grupo humano, imagino que también en la Uneac y la AHS, hay disímiles resultados profesionales.

―Menos en el PCC, que es la inteligencia, el honor y la conciencia de nuestra época, la fuerza superior de la sociedad. Tuvo razón aquella delegada a la Asamblea Provincial del Partido en Santiago cuando afirmó que nosotros somos la razón de ser del pueblo. Encaminamos a Cuba hacia la prosperidad.

―Hacia una tremenda pobreza… perdón, proeza.

―Estamos perfeccionándolo todo.

―Hasta el desabastecimiento.

―Ahora mismo hay varios expertos estudiando cómo es posible que en las tiendas en pesos cubanos se oferten aún culeros desechables. Algo está fallando.

―Defecar se ha vuelto un tanto complicado, buena parte de los componentes son de importación.

―Los niños crecen con la resistencia creativa en las venas.

―Y en las tripas.

―Llegarán a la adolescencia más fortalecidos que nosotros. Ya lo apuntó el presidente: «A los jóvenes no hay que verlos con una mirada paternalista, hay que estar con ellos y darles la posibilidad y los espacios para que participen, para que creen, para que aporten».

―Para que crean que aportan.

―Se trata de articular emociones e inteligencia con acciones revolucionarias, como esa suya de venir a esbozar una crítica.

―Verdad que sí, ya olvidaba exponerle que en la Uneac…

―¡Un momento! No me ha dicho qué obra posee para ganarse ese derecho.

―Comencé, con licencia y todo, un cuartico con baño hace nueve años, y no he podido pasar de veinte bloques. Lo que me mantiene con ánimo para levantarlo es oír que lo fundamental de la obra que construimos son sus cimientos.

―La obra suya es escasa y no pasa de un premio infantil que ni clasifica para integrar La Colmenita. No debía otorgarle aval para que continúe con su diatriba, pero esa modestia, ese altruismo sostenible de continuar a ras del suelo, en los cimientos, como usted dice, me ha conmovido. Tome este papel y siga hacia Casa de las Américas. Allí trabaja el que autoriza a tener opiniones divergentes en el ámbito de las ideas. No recuerdo el nombre del funcionario, porque soy nuevo en esto, pero dicen que es un prieto pelú que no le gusta ni un poquito que a sus superiores les lleven la contraria.

―Mejor desisto. Son demasiadas vueltas para que alguien se fije en que a la entrada de la Uneac hay un contenedor de basura que debe ser cambiado… como todos ustedes.

24 abril 2022 6 comentarios 2,K vistas
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autoincineración

Autoincineración

por Jorge Fernández Era 10 abril 2022
escrito por Jorge Fernández Era

Mi lugar de nacimiento es un dato confuso: en algunas inscripciones aparezco pinareño, en otras habanero, y en la última resulta que soy devoto de la diosa Artemisa. Los pocos miembros de mi familia que quedan en Guanajay me prefieren capitalino, y no me perdonan haberles quemado accidentalmente, niño aún, un rancho repleto del mejor tabaco del mundo. Una fumada espectacular.

Lo más relevante de mi enseñanza primaria fue un mural que diseñé en ocasión de una visita del presidente de la república para inaugurar una carretera. Busqué una foto de Carlos Prío y la rodeé de flores y tres o cuatro frases altisonantes. Al retirar la tela que lo cubría, el presidente se puso pálido y por poco me manda a fusilar (es conocido el carácter que se mandaba Batista).

Hoy, en el Museo de Guanajay, se conserva una instantánea del momento de estupor que produjo mi mural, pero se le achaca la «protesta cívica» a mi entonces maestra. Algún día reivindicaré aquella burrada, aunque solo me sirva de prueba la libreta de Historia que aún conservo con las clases que nos impartió la susodicha.

Al triunfo de la Revolución me encontraba preso en el Castillo del Príncipe. La injusticia quiso se me acusara del asesinato de un senador acribillado por las balas segundos antes de salir yo por la chimenea de su residencia con un botín a cuestas. Qué puede esperar un joven de veinticuatro años condenado a uno más de cárcel (veinticinco) que no sea podrirse entre rejas.

Los barbudos me devolvieron la vida. Y tuve que devolver al tesoro público un diamante valorado en veinticinco mil pesos (a mil el año hubiera salido la cosa). Me dejé crecer la barba y estuve treinta y dos meses con grados de subteniente al frente de la galera número tres del Príncipe, la misma en que figuraba como reo el verdadero asesino del senador del diamante. Este (el criminal) falleció calcinado en un incendio que causó la colilla de un habano una semana antes de que me trasladaran a la Escuela de Artillería de Managua (siempre me he sentido sospechoso de provocar tal incendio).

Allí, limpiando una escopeta, se me escapó un tiro y herí de muerte, o maté de heridas, al cocinero del regimiento. Salvé la honra porque en la investigación salieron a relucir relaciones un tanto estrechas del occiso con un homosexual bailarín de Tropicana que voló al norte. Ignoro cuál de los vuelos cerró el caso, pero quedé como el tipo que por poco mata dos pájaros de un tiro.

Como medida disciplinaria me mandaron esta vez a los cafetales de Maisí, donde pasé los mejores años de mi juventud desvelado por las atenciones al aromático grano y por las cantidades industriales que bebí de la estimulante infusión. De aquella época data un artículo que envié al periódico provincial y que el director, con solo ver el encabezamiento, me publicó sin chistar. «El título le levanta el patriotismo a cualquiera», había comentado él. «La heroína de la Sierra» era un análisis sobre el consumo de estupefacientes en la zona de Puriales de Caujerí.

Muchos años después, al fundamentar la separación definitiva de mi puesto de administrador de la granja pecuaria El Cuartón de Tula por colocar a su entrada una valla con la foto de Ubre Blanca y el texto «Comandante en Jefe, ordeñe», se citaba, como antecedente de mi conducta, la ambigüedad del mencionado título.

Al surgir el Cordón de La Habana nos hicimos célebres (el antiguo director del periódico provincial y yo) por la cantidad de posturas enviadas a occidente para sembrar cafetales en las colinas de la capital; aprovechábamos las trincheras cavadas en plena Crisis de Octubre. Fue el fin de la pujante finca, porque el café nunca retoñó en La Habana, y la historia demostró que dichas tierras —las de la capital y las de Maisí— eran más productivas para el cultivo del marabú.

Los últimos años de la década del sesenta los pasé como jefe de lote en los campos villareños, sembrando la caña que se molió en la Zafra de los Diez Millones. Al finalizar esta, se le achacó la culpa de su fracaso a mi entusiasmo por el sistema australiano de quema de la caña de azúcar. A mi favor debo decir que nadie advirtió que de la quema estaban exentos los viveros destinados a semillas.

Diez años estuve en Cayo Veitía como guardafrontera, comido por los jejenes o engulléndolos. Conservaba el desvelo de los tiempos gloriosos de los cafetales de Maisí: en mi zona no hubo infiltración enemiga. En otros puestos fronterizos los centinelas se dormían, recibían una lluvia de tiros, y luego eran ascendidos por repeler la agresión. Yo, que en mi sonambulismo solo repelía mosquitos y prendía hogueras para el café de medianoche, quedé en soldado raso, pues por mi posta nunca hubo penetración enemiga, ni siquiera ideológica.

Cuando la emigración por el Mariel, y dada la abundancia de plazas vacantes, me situaron —uniforme incluido— en el Banco Nacional de Cuba a incinerar billetes viejos o en mal estado. Me fue bien, tanto que estuve hasta 1992, pero un día no cumplí mi cometido y por poco me apropio, si no me hubieran descubierto, de un pequeño maletín con varios miles de pesos.

Como a todo desmovilizado del Ministerio del Interior, se me dio la oportunidad de trabajar en una firma extranjera, en este caso española: la sucursal de los autos Seat en Cuba. Mi puesto de asesor de márquetin del área comercial justificó propusiera el siguiente slogan: «Donde Seat, como Seat y para lo que Seat».

La sanción consistió en ocupar el puesto de fregador de platos y otros enseres en este, el entonces centro turístico El Salado. La experiencia de otrora consolidó mi prestigio con la cafetera y el director confió en mí para la colada del mediodía. La conversión en motel para el turismo internacional me sorprendió afianzado en la plaza de maletero y como ayudante del bar, donde inventé varios cocteles con crema de café premiados en competencias provinciales de gastronomía.

Tras la dolarización de la economía, con un título de Licenciado en Bioquímica obtenido quemándome las pestañas, he ganado en propinas, mensualmente, diez veces la suma de mis salarios como subteniente, jefe de granja y de lote, guardafrontera, empleado del Banco Nacional y asesor de márquetin.

Ahora, por mi condición de vanguardia —ya hablé de los premios, pero agrego mis donaciones de divisas a la Sala de Quemados del hospital Calixto García— me recomiendan para un puesto en el Partido municipal. La Comisión de Idoneidad pidió redactara esta autobiografía. Espero haber sido lo suficientemente honesto para que, lectura concluida, desistan del empeño y me sugieran incinerarla.

10 abril 2022 8 comentarios 2,1K vistas
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