El viernes 5 de mayo hubo sol bueno, y un mar de gente salió a desfilar por las calles de Cuba.
La tormenta no pronosticada la llevaba yo debajo del pulóver rojo, que me puse expresamente para insertarme entre la multitud, como uno más del sindicato.
El mal tiempo era un susto. Como también lo era en el pecho el gesto de sacar la cámara. Que preguntaran ¿para qué?, ¿para quién?, o ¿qué, cuándo y dónde…?
Pero la conga sonaba rico y los trabajadores bailaban tan gozosos, que me contagié de esa alegría carnavalesca lo suficiente como para encontrar un buen motivo y hacer la primera foto de la multitud, de la muchedumbre, del gentío, de la masa (¿sin cantera?) de trabajadores que avanzaba indetenible y heroica hacia la tribuna, bañada por el agradable sol de la mañana, con sus carteles y banderas sacudidos sobre las cabezas mientras eran batidos por el aire.
Azul. Rojo. Blancos. Los colores de la patria, uníos. Rostros serios pero no tristes, interpreté en ese momento. Risas y hasta carcajadas. Baile, choteo, consignas pre-hechas y consignas improvisadas gritadas a todo pulmón:
¡Unidad, compromiso y victoria!
¡A la Patria, manos y corazón!
Capté además con mi lente aquella foto kordiana del Che con el cartel más moderno detrás como de los años ’80, con un estilo vintage, como se dice ahora, del miliciano optimista: “En defensa de la patria, por un futuro mejor”.
De casualidad o no, la voz engolada y omnipresente del animador anunciaba por los altavoces de la tribuna el paso de los trabajadores de la empresa Bellotex y estos a su vez respondían, a punto de explotarles las venas del cuello:
“¡Eeeh, la textilera aquí! ¡Eeeh, la textilera aquí!”, mientras los pitos plásticos de toda la vida, esos que soplábamos en los cumpleaños infantiles, sonaban y sonaban como diciendo fañosamente: Cuba sí es una fiesta, Ernest Hemingway, donde quiera que estés. París ni París. Nosotros sí somos trabajadores felices.
No sé si es la felicidad lo que los mueve, o el compromiso o la inercia o el miedo o la confianza en el porvenir… O los tambores y la trompeta de la conga, que suena más fuerte según avanza la tarima. Sí, porque de pronto siento que levantamos los pies y los brazos, pero en el mismo lugar, y es la tribuna la que se nos viene encima, aplastante. Que los jefes y directivos y políticos desde la cumbre han visto lo mismo que yo, la pancarta enorme que reza, que vocifera: “Todos somos Copextel”.
Mas la pesadilla del regaño no se cumple: nosotros vamos y la tarima permanece, como si nada. Así andan los tiempos. De todos ser Fidel, a todos ser Copextel. Lo que se impone es la mentalidad empresarial, parece evidente. Aunque no veo carteles que anuncien la presencia de ninguna Mipyme, con tantas que ya han creado a lo largo y ancho del país. Quizás iban a la vanguardia y yo llegué tarde con mi pulóver rojo. El que sí hace zafra es el cuentapropista vendedor de pitos y globos, como buen inflador que es. Y el de las rositas, inflador también de granos de maíz. “Estamos demostrándole al mundo que Cuba no está sola, que Cuba vive y trabaja”, dice por los altoparlantes la voz engolada.
Lo que sigue después es regresar pronto a casa, caminando también, o sumarse a la fiesta otra. La que se hace en la plazoleta con cerveza dispensada o de lata y ron Cajío, el más barato que hay. Va a tocar la orquesta de DJ, GD, DG… no me acuerdo. El hijo de alguien importante, dicen.
Llego a casa con una pregunta en la cabeza, un susto distinto del anterior: el de ser parcial en la respuesta, de que primen los sentimientos sobre la razón y la verdad. Por eso me quito el pulóver y ya frente al ventilador logro conectarme con Chat GPT-4. Le pido que liste los posibles motivos de por qué los cubanos acuden en masa al desfile.
La Inteligencia Artificial responde:
- Celebrar el Día Internacional de los Trabajadores.
- Demostrar su apoyo al gobierno y al Partido Comunista de Cuba.
- Recordar la Revolucion Cubana y la lucha por la independencia.
- Unirse a otros trabajadores para exigir mejores condiciones laborales y salarios más altos.
- Mostrar su solidaridad con otros países y movimientos socialistas.
En algún momento de mi interacción, sale un cartelito aclaratorio: ChatGPT puede producir información inexacta sobre personas, lugares o hechos.
El viernes 5 de mayo hubo sol bueno, igualito al del lunes primero de mayo.