Rescatando a Martí

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Al revisar la bibliografía sobre José Martí que se generó en los primeros años de la República, se aprecia que salvo el libro Contra el yanqui, de Julio Cesar Gandarilla, publicado en 1913, la faceta antimperialista del pensamiento martiano no tuvo marcada influencia. El criterio de publicación sobre el tema era más compilatorio que analítico.

Según José A. Fernández de Castro, en las primeras décadas republicanas no se conocía casi nada sobre la labor política de Martí en el exilio. Excepción eran algunos libros y folletos de valor informativo publicados por Ángel Peláez y Enrique Collazo. Solo habían trascendido algunas de sus cartas y los trabajos realizados por Gonzalo de Quesada, Roque Garrigó y Néstor Carbonell, que publicaron lo que poseían del Apóstol e investigaban sobre su vida.

En 1918 aparece Granos de Oro, pensamientos seleccionados de José Martí, por Rafael Argilaos. La revista Social lo reseñó de esta manera: “El señor Argilaos, con indudable acierto y buen gusto, ha ido entresacando de cada uno de los trece volúmenes de las obras de Martí publicados por Gonzalo de Quesada, los principales y más notables pensamientos en prosa y verso del apóstol incomparable de nuestras libertades”. En julio de 1919, Social anunciaba: Martí. Cuba Volumen I, una compilación póstuma de Gonzalo de Quesada; y un año después Cartas inéditas de Martí, anotadas por Joaquín Llaverías.

Tocaría a la generación del veinticinco la tarea de reivindicar la dimensión política más radical y antimperialista del pensamiento martiano. Esos jóvenes habían heredado una figura sacralizada que servía más a intereses caudillistas que al análisis de las verdaderas causas de los problemas de Cuba y de su dependencia a los Estados Unidos.

Lo habitual en el discurso político e intelectual de la época era la apelación a lograr, en nombre del Apóstol, la unidad de los cubanos por encima de diferencias socioclasistas. Pero esa percepción se modifica a mediados de la tercera década del pasado siglo, un período de crisis económica y gran efervescencia social. En consecuencia, emerge una nueva asunción de la obra y el legado martianos.

El 28 de enero de 1926 se celebró, por primera vez como fiesta nacional, el natalicio de Martí. A raíz de los homenajes, Juan Marinello afirmaba: “Debe pasarse del discurso emocionado, plebeyamente emocionado (…) a la plática fina y penetrante, que lleva su fuerza en su natural sencillez. Debe divulgarse ante todo, la virtud del cubano genial, y con ella, las normas directrices de sus concepciones políticas” (“El homenaje”, en Diario de la Marina, enero 28, 1926, p. 7).

La dependencia económica de la Isla se había agudizado tras la crisis económica de 1921, y se hizo crítica con el endurecimiento de las tarifas arancelarias por parte del gobierno de Estados Unidos ante la cercana bancarrota del 29. Esta situación explica el hecho de que la faceta antimperialista del pensamiento martiano se convirtiera en objeto de estudio para estos intelectuales.

La visión sobre Martí comenzó a enfocarse entonces en la penetración económica de los monopolios norteamericanos, de la que el genial cubano había sido crítico precoz. En 1928 se publicó en la revista Social “El Panamericanismo de José Martí”, de Emilio Roig (marzo de 1928, pp. 45- 79). Resaltaban en este ensayo los criterios martianos acerca de Estados Unidos y sobre la necesidad de la independencia económica de América Latina.

En ese período aparecieron libros, artículos y ensayos similares. Fue meritoria la labor de Félix Lizaso en el rescate del epistolario martiano, para lograrlo realizó gestiones en diversos países a través de amigos y colaboradores de Revista de Avance en medios diplomáticos y otros. Además, divulgó en Bimestre cubana el texto “Martí americanista”.

Diversas personas contribuyeron a la difusión internacional del pensamiento del Maestro, entre ellos, Alfonso Hernández Catá y Mariano Brull. Este último, desde la representación de Cuba ante el Instituto Panamericano de Cooperación Intelectual, logró que para la Biblioteca de Clásicos del Pensamiento Hispanoamericano, nuestro país estuviera simbolizado por una selección de Martí.

En 1928 se inauguró la Colección de Libros Cubanos, bajo la dirección de Fernando Ortiz, y lo primero en publicarse fueron las obras completas de José Martí. Ese mismo año Jorge Mañach dará a conocer la excelente biografía Martí. El Apóstol.

Se evidenciaba un cambio de actitud en la recepción de Martí por parte de la joven intelectualidad, en lo que influían varios elementos. Como se ha planteado, el viraje del pensamiento martiano hacia posiciones más radicales estuvo marcado, en lo fundamental entre otros factores, en el énfasis que hacía en la forma de propiedad de la tierra como razón de desequilibrio social. Esto se relacionaba con los estudios sobre el crecimiento acelerado de latifundios insulares en manos de compañías norteamericanas, que se denunciaba en esta etapa. De tal forma, se comienza a rescatar el ideario antimperialista que no había sido profundizado hasta el momento.

Esta nueva perspectiva fue planteada desde Revista de Avance: “(…) ya va siendo hora de que en Cuba fundamentemos las opiniones sobre los hechos, y no sobre un misticismo hecho de vagas ilusiones y escrúpulos de teórica dignidad. El patriotismo, si no tiene un sentido realista, se queda en obcecación suicida” (“Directrices”, 15 de julio de 1928, p. 171).

En una entrevista concedida a Julio César Guanche, Fernando Martínez Heredia aseveraba: “Todas las generaciones que han entrado en la vida cívica cubana durante el siglo XX han tenido que vérselas con Martí. Cada una, naturalmente, desde situaciones y condicionamientos diferentes, pero también enfrentando una acumulación cultural previa que incluye a Martí y las imágenes y lecturas que se han hecho de él, y reaccionando frente a ellas”. (La Revolución Cubana del 30. Ensayos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2007, p. 209).

Esta última frase es crucial, pues a Martí no solo hay que asumirlo, igual que hizo la generación del veinticinco también debe ser deconstruido. Es un imperativo cívico reaccionar contra las imágenes simbólicas que desde el poder se nos legan del Apóstol, solo de ese modo una generación encuentra cauce propio. Cada época trae consigo maneras particulares de interrogar, de interpretar a las fuentes y luego reescribir, rehacer la historia partiendo de sus intereses, de sus cuestionamientos, de sus capacidades o limitaciones.

En los años veinte fue de suma importancia rescatar el antimperialismo martiano, era lo que necesitaba la patria. Martí es fuente esencial para los cubanos, dejémoslo de ver como objeto de adoración, rechacemos al Martí de mármol o de bronce y analicemos su ideario político, su republicanismo. Hacer eso fue lo que confirió un carácter revolucionario a los jóvenes del veinticinco. Develemos al Martí que necesita la patria ahora.

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10 COMENTARIOS

  1. Un comentario algo ignaro. No confunda al pueblo con las políticas. Has borrado múltiples intervenciones a Nicaragua, Haití, Santo Domingo, Cuba, Guatemala, etc,etc, etc. Sino se extendieron más por las antillas fue por que eran colonias francesas, holandesas o inglesas. Por dios¡ estudiar no duele¡

    • La isla….la isla nació como república intervenida por los norteamericanos. Hablar de intervenciones para defender al imperialismo yahkee es absurdo. Ningún país emula la historia intervencionista de los EEUU en el siglo XX ni de cerca.

      Y aún no me queda claro si el comentarista tiene idea de lo que es el imperialismo. O el antimperialismo.

    • Cuáles? Te refieres a las que se efectuaron en el entorno de gobiernos que rompieron relaciones con Cuba y apoyaban políticas intervencioniistas? LAs casuas dde las revoluciones no se exportan, la pobreza, la miseria no las creo Cuba. De todas formas, estimado Raudelis, el tema no era ese. Te recomiendo estudiar un poco, realmente causa placer

  2. Comparto con Uds. un comentario que hice en Cubadebate hace un rato a un artículo de Ania Terrero.

    ¿Por qué Martí es el más universal de los cubanos?
    Martí nació a mediados del siglo XIX, en una sociedad habanera que estaba configurando su identidad. Se rodeó de maestros y amigos valiosos que pulieron y encaminaron su muy notable talento. Ese muchacho menudo, pudo haber tenido, sin lugar a la menor duda, el mejor bufete de abogados de La Habana o haber hecho una carrera meteórica como funcionario público en Cuba o en Madrid. Y de haberse dedicado a las letras de lleno -y fíjense que lo hizo a medias- habría eclipsado a figuras de la literatura latinoamericana de entonces.
    Pero era ante todo un hombre valiente, honesto y decente. De niño vio la gran vergüenza de la esclavitud en Cuba y vivió, en el seno de su familia, la desesperante situación de las capas bajas de la sociedad colonial.
    Por eso decidió hacer algo. Y luego lo hizo todo. O al menos hizo todo lo que podía hacer un hombre menudo, inteligente e intenso: poner sus servicios a disposición de una causa noble.
    Ahí es cuando se comienza a construir el Martí más universal. Viaja por varios países y deja su huella como funcionario consular, como literato. No hay un país, en esa convulsa Latinoamerica recién emancipada del colonialismo español que visitara donde no haya dejado una marca profunda en sus movimientos culturales de entonces. En algunos, al asumir funciones de cónsul, ayudó a tomar decisiones muy relevantes para su política exterior. Eso lo universalizó. Mistral, Neruda, Darío hablaban de Martí con la misma emoción con la que tal vez Pedro, Pablo y Juan hablaron de Jesús: como se habla de un Padre, de un Maestro y de un Mártir.
    Y es que Martí estaba entre su época y unas décadas más allá. Previó cosas aún muy lejanas en la mente de muchos cubanos, como el Imperialismo, la necesidad de la virtud, la importancia de la educación basada en las competencias…
    En la república desempolvamos sus escritos y vimos que apenas estábamos comenzando a entenderlo. Martí era, como dijo una vez un poeta, un «sol del mundo moral». Y lo seguimos construyendo y promoviendo. Y llevamos sus escritos a los libros de texto. Y los niños y las niñas recitaban sus poemas, reflexionaban y maduraban con lo que le escribiera en su momento a su hijo. Así que de alguna manera, muchos niños y las niñas de generaciones enteras de cubanos han deseado ser tutelado por alguien como Martí.
    Los políticos de los gobiernos corruptos de la naciente república se encargaron de cementar y enyesar a Martí en muchos monumentos, bustos, que es donde mejor pueden estar los hombres que lo desafían a uno.
    En el Centenerio de su Natalicio un grupo de jóvenes comenzó una gesta que sacó a Martí de los parques y los cuadros de las oficinas de los alcaldes y lo puso a dialogar con la realidad.
    Luego hemos vido altibajos, pero Martí ha seguido con nosotros. Es como una especie de «santo laico» que tenemos. Es como una especie de guía político. Sin querer especificar, ni por ello denigrar a nadie, conozco algo de la vida y obra de muchos próceres latinoamericanos y mundiales y Martí me parece infinitamente más inspirador, más coherente.
    Conozco a cubanos en medio mundo que han tenido un pensamiento para Martí. Conzoco a muchos que han delirado, en conversaciones que hemos tenido pasaditos de copas que me han dicho: ¿te imaginas a Martí de primer presidente de la República? Y cosas así…

    ¿Cuáles de sus esencias están más cerca de tu vida diaria y forma de pensar?
    Yo nací a finales del siglo XX cubano, y ya los matrimonios apenas querían tener más de un hijo. Vengo de una familia numerosa. Y he pasado trabajo para estudiar, para vestir, para las 36 cosas que por las que uno puede pasar trabajo si vienes de una familia humilde. Mis padres no han sido precisamente personas activas en los debates políticos -y no los puedo culpar-, porque han tenido que procurar el sustento, que no es poca cosa. Y he tenido unos maestros magníficos y unas ganas tremendas de cambiar mi país para mejor. He tenido que lidiar, gracias a mi trabajo, con gente que solo se mira el ombligo o que no logra ver más allá. Mil veces he tenido que invocar a la necesidad del bien común, de construir cosas con todos y para el bien de todos, aun en mi pequeño espacio en este país que es el sistema de ciencia. Y mil y una veces me he sentido como Pepe. Para bien y para mal.

    ¿Qué deudas tiene Cuba como nación y tú como individuo con Martí y su pensamiento?
    Desde que somos un país independiente siempre hemos tenido ese afán muy albañil y decorador de meter a Martí en un lugar y dejarlo tranquilo. Así, como para que no moleste. Los primeros gobiernos republicanos lo metieron en los bustos, luego lo hemos puesto en los carteles, ahora lo metemos en los pullovers y las redes sociales. La gran deuda de la nación es ponerlo a dialogar con todos. La gran deuda es que como mismo inspiró a jóvenes como Frank País, inspire a los Dayron, a las María Karlas de hoy día, que trabajan como dirigentes de las UJC, como profesores o como cuentapropistas. La gran deuda es que aprendamos de un Martí conciliador, que logró unir a en una causa común a viejos mambises disgustados. La gran deuda es que aprendamos a amar lo justo, lo bello y lo útil por igual, tal como nos enseño el Maestro.

  3. Ahora tenemos a la senora Alina como analista del Apostol y a su vez como revisora critica de lo que hoy se conoce de Marti gracias a la revolucion, marxista, martiana, fidelista y guevariana, esto es algo que ya pasa de castano oscuro en la senor Alina, tratar de llevar a Marti y sus concepciones politicas, ideologicas y sociales a la mera vera de un pensador, un poeta y si acaso un patriota que jugo su papel en su vida de luchador y creador de las condiciones para la guerra necesaria.

    Esta senora Alina ya esta, como intelectual, pisandole los talones a los revisores de la teoria martiana que en sus principales medios y comentarios de todo tipo, han dicho que Marti era hasta homosexual, les decir el irrespeto y la total falta de moral y prestigio para venir a este sitio con teorias, tesis e hipotesis que estan bien alejadas de la realidad martiana y su famosa frase — EN SILENCIO HA TENIDO QUE SER POR QUE HAY COSAS QUE PARA LOGRARSE HAN DE ANDAR OCULTAS…… todo en su carta postuma de despedida a Manuel Mercado al marchar hacia los campos de Cuba donde fue reconocido como el Jefe indiscutible de los mambises y sus mas grandes generals y combatientes.

    Cada dia me parece mas y mas inverosimil la posicion de la joven cuba de harold cardenas lema, y los articulos que en ellos se publican en total y franco apego a la mejor de la microfraccion, la desinformacion y la desestabilizacion del proceso revolucionario Cubano marxista, martiano, fidelistas y guevariano, como lo esta hacienda la NED entidad de inteligencia norteamericana dedicada a la destruccion de nuestro pais y pueblo, lo unico que nos falta es que esta senora se le ocurra publicar un articulo apoyando el golpe de estado descarado, criminal, terrorista y genocida de los Gobernantes norteamericanos contra Venezuela y su pueblo, espero que alguien en este sitio digital tome en cuenta lo que esta sucediendo y lo lleve a las razones y aspiraciones en que surgio, llevar las ideas de Antonio Guiteras, Mella, Abel Jose Antonio, el Che y Fidel hacia el intrercambio y la discusion amplia y honesta.

    En el parrafo final de su articulo reclama a Marti como elemento aglutinador para los jovenes de los anos 25, y no menciona en lo mas minimo el papel de Marti en los jovenes de los anos 50, jovenes que dieron sus vidas y sus mejores ideas y acciones por la libertad, la independencia y soberania de Cuba con un lider como Fidel Castro, es decir para esta senora estos jovenes del Centenario no existieron y la revolucion que hoy defendemos cayo del cierlo por obra y gracia de nuestro senor Jesucristo, cosa haz de vere Sancho y sobre todo en este sitio digital.

    • La señora Alina, igual que cualuier que sepa y se atreva a ecrribir y divulgar su ideas puede escribir sobre lo que entienda bien, hasta usted puede hacerlo¡ La diferencia es que la Señora Académica Dra Alina, lo hace muy bien, sígala leyendo, de seguro aprendera mucho, como lo hago yo

  4. Muy buen post. A Martí se le ha convertido con Fidel Castro de un demócrata republicano brillante en un cómplice de la dictadura estalinista totalitaria. Todos los valores democráticos y republicanos del apóstol se han convertido en sus contrarios.

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Alina Bárbara López Hernández
Alina Bárbara López Hernández
Profesora, ensayista e historiadora. Doctora en Ciencias Filosóficas

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