Las palabras, las promesas y los hechos

por René Fidel González García
promesas

Ciertamente es imposible determinar en la actualidad los grados de homogeneidad, diversidad y solapamiento, el peso de las distintas ideas políticas, filosóficas, económicas y sociales que convergieron y definieron inicialmente los contenidos y alcances del anteproyecto constitucional, o interpretar en su totalidad, más allá de los documentos que se han hecho públicos, los factores e intereses políticos que direccionaron al Partido Comunista de Cuba (PCC) a redactar una nueva Constitución, o lo que suele ser históricamente más revelador, las ideas y motivaciones reales de muchos de los actores y participantes en el proceso.

Tampoco es posible evaluar de las informaciones de que se disponen, el papel que realmente jugaron en los cambios que con posterioridad al proceso de consulta popular sufrió el anteproyecto constitucional[1], o cómo fueron percibidas desde el Estado cubano y su aparato político:

1) las dinámicas de participación y de auto-organización que generó el proceso constitucional alrededor de la interpretación y discusión de los contenidos y los alcances de sus artículos;

2) la incertidumbre de cómo se expresarían las tendencias sociales en el referéndum y el peso del pragmatismo ante los objetivos a lograr en términos de índices de aprobación y de una legitimidad deseable para el texto constitucional;

3) la necesidad de sortear las resistencias que algunos de sus artículos generaron y la negociación interna de lo políticamente posible en las formas de presentar los contenidos constitucionales y concatenarlos sistémicamente;

4) la necesidad de manejar en un escenario post constitucional el abanico de aspiraciones, metas y exigencias democráticas provenientes de nuevos imaginarios y subjetividades ciudadanas surgidos como resultado de un proceso de cambio social en relación a las relaciones con el Estado y del funcionamiento de este y de la sociedad en su conjunto.

Sin embargo, es razonable asumir de los elementos de que se disponen, que la urgencia de acometer la modernización del Estado cubano y la creación de un imprescindible marco normativo e institucional preparado para absorber y canalizar un creciente número de disfuncionalidades, contradicciones y desafíos provenientes de las áreas social, política y económica, puede haber sido un elemento esencial de los presupuestos de un elaborado y pacientemente ejecutado proceso de transición de una generación política a otra.

Ello permitió la identificación y uso de lo constitucional y su posterior normatividad e institucionalización, como el eje de los plazos, ritmos y sobre todo del control de un proceso de transición hacia un nuevo régimen político y económico del Estado cubano, capaz de procurarle a este, y a las características esenciales de su sistema político, la estabilidad necesaria para la continuidad de su funcionamiento.

De hecho, la definición del tramo final del proceso de recambio generacional, cuyo punto de consolidación máxima puede ser ubicado dentro de aproximadamente una década, cuando concluyan los dos mandatos constitucionales del actual presidente cubano, puede demostrar hasta qué punto estamos ante un ejemplo de planificación política estratégica en el que lo constitucional no es un punto de arribo final, sino un espacio organizativo que secuencia el diseño general de un proceso político implementado a partir de objetivos, directrices, exigencias y límites muy específicos.

De todas formas, la introducción dentro del cuerpo de la Constitución del 2019 –por primera vez en sesenta años, junto al término de derechos humanos—  de la noción de Estado de Derecho como el elemento distintivo de la misma y de la configuración del Estado cubano[2], así como la ampliación del catálogo de derechos que en ella se hace, conjuntamente a la definición de mecanismos de garantía y defensa de los derechos, es de tal importancia, que rebaza y complejiza extraordinariamente su función organizativa inicial, para constituirse en la zona central de surgimiento de una dinámica de innovación, cambio y desarrollo para el Estado, pero también para la sociedad cubana.

El hecho mismo de que el discurso político gubernamental cobijase esa noción, por lo menos durante el proceso constituyente, fue por otra parte no solo fundamental en su abrupta introducción dentro del discurso político popular, sino también en la progresiva activación y manejo por muchos individuos de un conjunto de conocimientos, experiencias o referentes que provenían tanto del pasado histórico cubano y su fuerte tradición constitucionalista, del fracaso del modelo de Estado que resultó del ensayo del socialismo en el siglo XX, como de las influencias de los procesos políticos que generaron lo que se conoció en términos académicos como el nuevo constitucionalismo latinoamericano.

Como dijera Ariel, un entrevistado, “Ver a Chávez –Hugo Rafael Chávez Frías— por la televisión nacional, primero jurando sobre un Constitución moribunda, y luego teniendo e invocando un diminuto ejemplar de la Constitución venezolana en sus manos en cada discurso, nos dijo a los cubanos que una Revolución podía ser también constitucional. Verlo fue para nosotros una experiencia fascinante, aquí nunca nadie había hablado de la Constitución”.

La afirmación de este ex maestro de 47 años, puede ser ilustrativa de la data de difusión en la sociedad cubana de ideologías cargadas de nuevas ideas políticas y comprensiones del mundo que son disruptivas en buena medida de la experiencia estatal cubana y de las relaciones de los individuos con el entramado de base y medio del Estado cubano, pero también de la importancia y calado en la ideología popular de una tradición política estado centrista y su cultura, que subestimó y desechó la importancia del Derecho como instrumento de interacción en la vida cotidiana y de control de las actuaciones de los funcionarios.

Sin embargo, la evolución de la dinámica de innovación y cambio a que nos referimos, en el contexto de un conjunto de exigencias y demandas de modernización y eficacia social y política que espolean tanto al Estado como a la sociedad, puede expresarse en el predominio o equilibrio de dos tendencias que pueden darse en la implementación del Estado de Derecho en Cuba.

Una en la que este funcione como el soporte de la innovación-cambio-continuidad del sistema político que persigue el proceso desde la óptica gubernamental, que intenta ser, tanto una respuesta política viable a la incorporación, armonización y regulación de muchas de las exigencias que provienen del cambio social que se ha verificado en Cuba, como proporcionar un modelo funcional de sociedad organizada que no rete el orden político existente; la otra, en la que el Estado de Derecho proporcione en las libertades, derechos y garantías reconocidos en el texto constitucional, recursos a la creatividad política y social que pueden ser empleados por sectores, grupos e individuos en la sociedad cubana para la transformación de su realidad y la consecución de metas y aspiraciones, tanto como para evitar interferencias no deseadas, e infames, en el desarrollo de sus proyectos de vida.

Del equilibrio de dichas tendencias de desarrollo del Estado de Derecho pudiera resultar:

  1. la rezonificación y el reforzamiento de la legitimidad de la autoridad política en un ámbito constitucional.
  2. Desarrollo de un prototipo de estructura gubernamental –y de gobernanza— altamente centralizado, capaz de allanar y permitir concretar rápidamente la transformación económica deseada, al mismo tiempo que posibilita intervenir a través de políticas públicas para arbitrar y balancear contradicciones sociales previstas.
  3. el manejo factible de las contradicciones, desigualdades y la intensa conflictividad que se generen de la expansión de un nuevo modelo económico, reencausándolas y despolitizándolas a través de la posibilidad del establecimiento de demandas jurídicas individuales a tramitar y resolver por el sistema judicial.
  4. Dimensionamiento y desarrollo axiológico de la cultura constitucional como un elemento integrante de la cultura política.
  5. reforzamiento del sentido de la autonomía y la autodeterminación de los individuos como parte de la identidad y la cultura política ciudadana; de las iniciativas cívicas y su capacidad de auto organización, asociación y concertación como prácticas inherentes a la sociedad civil y derivadas de la participación y socialización de sujetos motivados a obtener un grado óptimo de satisfacción de sus intereses personales y de la colectividad, mediante la gestión de las libertades, derechos y garantías que reconoce la Constitución y su conversión en valores.
  6. Redimensionamiento de la esfera pública y legitimación del proceso de democratización de las relaciones individuo-Estado.
  7. Juridificación de las relaciones individuo-Estado, y fortalecimiento de las instituciones públicas dentro de un sistema comunicacional que permita la producción, transmisión y circulación de informaciones y acciones políticamente relevantes y necesarias para el funcionamiento político de la sociedad.

La existencia actual de un plan legislativo cuyo cronograma y cumplimiento parece perfectamente ajustado al papel asignado a la Constitución y sus leyes complementarias dentro del proceso de transición, subraya la importancia que le es concedida gubernamentalmente al manejo de los tiempos políticos dentro de esta, pero también el valor específico que tienen –y tendrán cada vez más— las expectativas que genera la realización del Estado de Derecho para individuos y grupos, y su creciente trascendencia para credibilidad del discurso político, y como matriz de evaluación ciudadana de las funciones estatales y de la responsabilidad de los funcionarios públicos.

En tal sentido, el desarrollo de una inédita estrategia comunicacional estatal sobre ese despliegue legislativo y la rearticulación y los cambios institucionales que son necesarios al funcionamiento del Estado de Derecho constituye un vigoroso estímulo de tales expectativas, que coexiste con la ampliación de la esfera pública cubana que ha significado la democratización del acceso a Internet y las redes sociales.

La capacidad de esta última para contener y facilitar debates y propuestas, críticas y sobre todo la interacción efectiva entre individuos, ha producido un significativo flujo migratorio de la participación política física al espacio virtual, empero ha proporcionado una plataforma de denuncia y socialización de situaciones, acciones u omisiones que vulneran los derechos de individuos, así como de interpelación a funcionarios e instituciones en condiciones de inmediatez y transparencia completamente nuevas.

Cuando estamos próximos a cumplir el primer año de la Constitución de 2019, esas expectativas, el arranque y puesta en funcionamiento del Estado de Derecho de los ciudadanos y su propia defensa, lidian con el valor cultural y las resistencias de un núcleo de creencias derivado de prácticas, trasiegos y reproducciones culturales realizados por individuos, o élites de función dentro del aparato gubernamental y político cubano, causante que en muchas ocasiones, decisiones administrativas, o judiciales, que atañen a cuestiones trascendentes a los derechos y los proyectos de vida de los ciudadanos, o de individuos, sean tomadas en función de instrucciones gubernamentales, o de políticas no acordadas públicamente que obedecen a circunstancias y coyunturas de diverso tipo, pero también a intereses personales de funcionarios que actúan, o se abstienen de actuar, teniendo en cuenta diversos factores extrajurídicos.

La supremacía de los principios, valores y normas establecidas por la Constitución, la correspondencia y subordinación a ella de todos los actos normativos y administrativos del Estado, de sus funcionarios y empleados, tanto como la garantía, defensa y restablecimiento de los derechos constitucionales de los ciudadanos mediante procedimientos legales preferentes, expeditos y concentrados que en la mayor brevedad y con plena prioridad a otros procedimientos pongan fin al quebrantamiento de derechos que se postulan en el texto constitucional, proponen ciertamente un orden distinto de las cosas, pero también la necesidad de una contracultura que en términos de desarrollo de la institucionalidad sustente además la existencia de un poder judicial capaz de ejercer su función sin interferencias estatales o políticas al conocer estos procedimientos y el apego a la norma constitucional de los jueces actuantes.

Obviamente la coexistencia temporal de estas dos tendencias del desarrollo del Estado de Derecho, su predominio o equilibrio, definen dos variables que pueden describir el curso de desarrollo de un nuevo arquetipo de Estado, su plasmación práctica y la confianza política que sea capaz de generar en sus ciudadanos, pero solo a partir de la real eficacia jurídica, social y política que alcance la Constitución del 2019.

Lograr esto último es el auténtico desafío. Como se sabe, las palabras y las promesas suelen ser una hermosa ilusión de la realidad, pero solo los hechos lo son. Es con ellos que dialogan nuestros sueños.

[1] De acuerdo a las informaciones oficiales en el proceso de consulta popular se realizaron 133 681 reuniones desglosadas en: 79 947 de la población, 45 452 de colectivos de trabajadores, 3 441 de campesinos, 1 585 de estudiantes universitarios, 3 256 de estudiantes de la enseñanza media. En ellas se realizaron 1 706 872 intervenciones, de ellas, 783 174 fueron propuestas, de las cuales se derivaron: 666 995 modificaciones, 32 149 adiciones, 45 548 eliminaciones, siendo planteadas 38 482 dudas, de acuerdo a tortuosa metodología de análisis seguida del Grupo de Trabajo que manejó y presentó las estadísticas del proceso. Significativamente el proceso estuvo abierto por primera vez en la historia constitucional revolucionaria a los cubanos residentes en el extranjero. Como resultado de ello fueron recibidas de 58 países, 1 150 modificaciones, 350 adiciones, 406 eliminaciones y 219 dudas sobre el texto propuesto. Ver en: http://www.granma.cu/cuba/2018-12-22/un-texto-enriquecido-con-el-aporte-del-pueblo-22-12-2018-01-12-24, (consultado agosto 2019).

[2] Indudablemente durante la vigencia de la Constitución de 1976 el Estado cubano puedo ser calificado, y en realidad fue durante mucho tiempo, un fuerte y eficiente proveedor de derechos socio económicos y culturales para la sociedad, sin embargo, jurídicamente, un balance crítico minimalista de esta etapa pudiera caracterizarla por 1) alto déficits de cultura jurídica, y específicamente constitucional, en la población cubana, 2) dispersión jurídica y existencia de una amplia urdimbre normativa administrativa asimétrica con las normas, los valores y principios constitucionales, 3) hipertrofia de las facultades administrativas discrecionales concedidas a los funcionarios dentro del Derecho Administrativo cubano, en detrimento de las facultades regladas, 4) subdesarrollo de las normas constitucionales y ausencia de mecanismos y de una jurisdicción constitucional que permitiese la garantía y defensa efectiva por los ciudadanos de los derechos consagrados por el texto constitucional.

14 comentarios

Riquelme 18 febrero 2020 - 7:29 AM

Cuba es un país raro. 😐
Parece que se mueve, que se moderniza y se hace más potable para la gente cuando en realidad está estancada o en retroceso.
Uno que no observe bien puede llegar a creer que la nueva constitución ha insuflado frescura y una mayor y mejor dinámica social, legal y económica. Pero todo es un espejismo.
La más pura verdad es que la burocracia, que ya era gigantesca, ha crecido aún más tras la incorporación de delegados, primeros ministros, alcaldes, gobernadores y sus vices, secretarios, intendentes….. todo un tsunami de nuevos cargos que van a terminar chocando unos con otros logrando, como es de esperar, que todo siga sin funcionar como siempre.
Las fuerzas productivas continúan atadas y las exiguas producciones que alguna vez tuvimos han caído en picada. El desabastecimiento campea por su respeto y la escasez es nuestra madre nutricia.
Cuba es un ejemplo de “mira que lindo” tan irreal que se evapora entre los dedos cuando vas a tocarlo.

Riquelme 18 febrero 2020 - 7:58 AM

Ayer el presidente Díaz – Canel, según el Granma, se reunió con jueces y fiscales. Hizo un enérgico llamado a combatir la corrupción, las drogas, a los revendedores, a los que ejercen el trabajo por cuenta propia sin autorización, la violencia “y otras ilegalidades”.
El año pasado la Fiscalía General de la República atendió 150 000 reclamaciones. Solo el 14% de los reclamantes obtuvo una solución favorable.
Y así vamos, compañeros.

Luis Enrique 18 febrero 2020 - 10:15 AM

Creo que el artículo hace muy buen análisis a pesar de la falta de información. Lástima que no contemos con los detalles que se reclaman al principio.
Parte de por qué el estado es taaan gigante y el gobierno tan impune y opaco, es porque la transparencia política y económica la reemplazamos por confianza en los líderes y la revolución. Creo entender plenamente los motivos y los contextos… Cómo también la manipulación… Por eso afirmo que esa confianza ha sido el principal error de nosotros los de a pie y la más grande victoria de eso que un grupo apoderado llama revolución.
Nuestro país funciona como una casa con un patriarca severo. Al principio, por respeto y porque parecía que sabía lo que hacía, no le alzamos la voz ni le replicamos ni criricamos. De hecho, machucamos a todo el que lo hiciera. El tiempo pasó y a los ojos de muchos, el respeto se transformó en lástima por incomprensión y la lástima y el respeto remanente se mezclaron en resignación pues se hizo evidente que el patriarca se había equivocado en muchísimas cosas, que los más cercanos a él y él mismo, vivían como el vecino al que tanto criticaban y que enfrentaban a diario. Qué la pelea del vecino era con él y no con los de casa, pero él nos vendió muy bien la idea de que nos odiaban a muerte a todos y eso tal vez era la justificación para no dejarnos salir solos. El patriarca murió en un estado mental muy alejado de sus días de gloria, pero aún respetado probablemente por sus glorias pasadas y avanzada edad, aunque nadie en su sano juicio dejaría de imaginar que hubiera pasado con nuestra casa si su hermano hubiera estado todos esos años en su lugar.
Hoy somos un país de mediocres. Nunca hemos dejado de ser parásitos de otros vecinos con recursos y dinero, porque en esa mediocridad práctica disfrazada de orgullo por sobrevivir carencias y agresiones, nuestro patriarca no nos enseñó ni dejó pescar. Él siempre nos daba pedacitos de pescado y nos convenció que así debía ser para que todos pudiéramos tener una parte, porque le parecía aberrante que unos tuvieran más pescado que otros (curioso porque él mismo y los cercanos a él, siempre tuvieron las porciones mayores ante nuestra vista cómplice) Su hermano quiso, intentó, demasiado tímidamente hacernos pescar, pero las trabas eran gigantes y la mayoría de nuestras mentes incluso hoy, no están preparadas para buscar peces por nuestra cuenta.
La constitución y su elaboración, opino que es un fiel reflejo de esa tradición partidista de escuchar la opinión general para elaborar un lenguaje y hacer ajustes que enmascaren o promedien su agenda política, que no es otra que mantenerse en la cúspide de la tomando decisiones. Pero al menos, y a pesar que se han añadido santos como guía ideológica y se reafirma al partido como el rector del país, se ha reconocido la necesidad de más formas de propiedad e incluso se habla constucionalmente de cooperación estado-privado en la planificación económica. Claro… Eso es al menso por ahora, no muy diferente de un poema. Las leyes e instituciones que establezcan garantías y el funcionamiento de esa dinámica, están por ver.
Seguramente se harán efectivas cuando familiares y amigos de los que están en el poder, tengan a su cargo las industrias más importantes y los sectores económicos de mayor peso.
Mientras nosotros, los de a pie, seguimos confiando en el futuro… Verdad que somos humanos…

Armando Perez 18 febrero 2020 - 2:39 PM

Estás muy claro…

Luis 18 febrero 2020 - 10:56 AM

“la otra, en la que el Estado de Derecho proporcione en las libertades, derechos y garantías reconocidos en el texto constitucional, recursos a la creatividad política y social que pueden ser empleados por sectores, grupos e individuos en la sociedad cubana para la transformación de su realidad y la consecución de metas y aspiraciones, tanto como para evitar interferencias no deseadas, e infames, en el desarrollo de sus proyectos de vida”

El texto constitucional no permite la formación de partidos políticos, solo tenemos al “Superior”. Entonces, cómo puede haber “recursos a la creatividad política” si sólo se pueden agrupar los comunistas?

Carlos 18 febrero 2020 - 11:58 AM

Luis, a esto podemos sumarle el dañino voto unánime que existe dentro de las filas del partido único, la falta de transparencia, debate real y critica interna hace que los dirigentes actuales, la asamblea, y gobierno en general queden en el pensamiento popular como “alejados de la realidad o “aquí nada va a cambiar.”

Por cada día que pase y el país no cambie, y de los pasos necesarios para mejorar, crece el descontento popular, la situación económica empeora, los jóvenes siguen con sus planes de emigrar y la tristeza gana un lugar mas grande en el corazón de los cubanos.

Saludos.

Luis 18 febrero 2020 - 5:51 PM

Seguro! De verdad me gustaría saber qué comentario tiene el autor (a quien respeto)al respecto.

René Fidel 18 febrero 2020 - 6:16 PM

Luis. Gracias por su comentario. Ciertamente el modelo cubano actual configura el unipartidismo como una característica del sistema político. Pero es obvio que la creatividad política se refiere a las múltiples formas de desarrollar acciones que transformen la realidad en cualquier contexto y no se reducen al reconocimiento o no que formalmente haga un sistema político, como lo político no se restringe a lo sistémico y transversaliza la sociedad y las acciones de las personas en sus ámbitos de desarrollo. De hecho, déficits de creatividad política son muy apreciables en muchos partidos políticos, retados no pocas veces por movimientos sociales sin mayor reconocimieto jurídico. La legitimidad, precede en sentido estricto a la legalidad. Saludos.

Luis 18 febrero 2020 - 7:57 PM

Pero acaso el modelo unipartidista no nos limita en esas “múltiples formas de desarrollar acciones que transformen la realidad”?

Sé que este blog no es para entrevistar a nadie(ni yo soy periodista), pero quisiera preguntarle si usted considera que ese escenario hipotético que se alcanzaría a partir de lo que usted plantea en el artículo, corresponde con lo que usted considera democrático.

Saludos

Carlos 20 febrero 2020 - 12:57 PM

Dicen aspirar a “un socialismo próspero y sostenible”, pero, apelan, con su palabrería hueca y sus burdos argumentos, a las mismas fórmulas que han fracasado una y otra vez. En vez de acabar de desatar las fuerzas productivas, imponen trabas y limitaciones y siguen apostando por las empresas estatales y la planificación centralizada. Idean movidas que se sabe nada resolverán, de no ser nutrir las filas de la parásita burocracia gubernamental, como eso de crear los cargos de primer ministro, gobernadores e intendentes. Van de un absurdo en otro, cual si no supieran que hace décadas perdieron la maña de engatusar y están jugando con fuego.

Ahora se quejan de que está en marcha “una plataforma de restauración del capitalismo” (¿?) y piden reforzar la vigilancia y el “trabajo ideológico”. Están muy molestos porque con el acceso de los cubanos a Internet, censurada y todo, se les acaba el monopolio de la información. Se sienten no solo constantemente cuestionados, sino también burlados, desafiados e insultados en las redes sociales. Y en ellas, con los gastos de los tuitazos pagados por el Estado –que dice no tener dinero para comprar medicinas y alimentos-, llaman los gobernantes sus peones a dar “la batalla por la revolución y el socialismo”.

Riquelme 18 febrero 2020 - 2:16 PM

Más claro no canta un gallo. Y lo más curioso es que la mayoría sigue sin verlo. Se ha bombardeado ideológicamente al ciudadano común para que llegue a creer que las soluciones solo pueden emanar de los mismos que le metieron en el hueco. 🤔

manuel 18 febrero 2020 - 12:22 PM

La contradicion principal sigue intacta…….mientras se trata de dar una vision de apertura economica interna y remodelacion politica con partido unico….se aplica a los cubanos ….lo politicamente correcto de la vision del circulo central decisor .
No importa lo que diga la Constitucion , ni lo avanzada que paresca con su antecesora ……es su aplicacion practica ……… el problema.
Estrusturas gubernamentales que se alargan sobre la misma base de politicas direccionales principales……. del siglo pasado .SOMOS CONTINUIDAD.
Muchas palabras bonitas y conceptos mediatizados …………pocos echos.
Dr Rene ….muchos de los que violaron o permitieron violaciones desde los ministerios de los derechos de los cubanos ……………….son actores principales de la nueva constitucion.
Acostumbrados a que su participacion en la Sierra , en la guerilla urbana , partidos afines a la Revolucion, generalatos , etc… les dio el derecho a direccion por vida …..han cogido la constitucion de papel sanitario.
La respetaran ahora …..donde varios estan en su ocaso biologico ?

Armando G. Munoz 19 febrero 2020 - 3:23 PM

“Yo quiero que la ley primera de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”.
Diría José Martí, mientras en nuestra carta magna no se dignifique al cubano de a pie, será letra muerta para el uso y beneficio de la nomenclatura.

raulito 24 febrero 2020 - 11:31 PM

Me siento contrariado al ver como hay personas capaces de elaborar párrafos y hojas completas de palabras que tratan de elaborar un pensamiento critico que percibo hueco, con el único objetivo de hacer creer que, en el mejor de los casos, todo esfuerzo en 60 años ha sido en vano, que millones de cubanos hemos dedicado nuestras vidas y otros miles las han entregado por algo totalmente frustrado. Personalmente estoy consciente de las imperfecciones de nuestra obra social, como lo es toda obra humana. Pero hay que ser , no solo ciego, sino malintencionado, para tratar de silenciar esa gran obra que es nuestra Revolución. No hablan de aspectos concretos de nuestra sociedad como la incorporación al trabajo, el derecho a la salud, la educación,a vivir en una sociedad segura, sin desaparecidos, sin ejecuciones extrajudiciales, sin violencia policial en las calles…. y un millón de cosas importantes que parecerían no existir. Tampoco se dice una sola palabra del gigante del norte y todos sus esfuerzos por asfixiarnos.
Lo que he leído me parece escrito por seres que miran nuestra sociedad desde mas allá de la Luna, que no valoran los esfuerzos diarios de nuestros compatriotas por obtener alimentos, mantener la salud, elevar la educación, mantenernos firmes frente a ese que Marti llamo El Gigante de las Siete Leguas. Me gustaría saber lo que piensan pueblos de nuestra América como Colombia, Chile, Bolivia, Perú,sobre este ejercicio de la subjetividad total, ante los tantos problemas reales que los agobian y amenazan directamente. Realmente, incluso en el campo del derecho se cometen omisiones importantes como cuando en un momento se trata de omitir la Constitución Socialista de 1976, que se materializo en su momento y no fue letra muerta como la de 1940. Claro,que mas de 40 años después era necesario actualizarla a la luz de los cambios ocurridos en el país y el mundo.Reto a que sin un lenguaje ambiguo, valoren la participación de los ciudadanos con sus opiniones, que, en apreciable grado fueron incluidas en el texto final. En fin, tengo confianza de que en nuestros ciudadanos haya pocos que se dejen confundir por ese mensaje vacío, ambiguo y engañoso. No serán esos textos los que fracturen la unidad de la poblacion en construir la sociedad que elegimos, a pesar de enemigos poderosos y sus mediocres satelites.

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