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Vuelven los temidos precios
Finalmente, el aumento del precio del combustible y la electricidad, fue noticia esta semana.
Las nuevas tarifas quedaron establecidas este 1ero de marzo, después que fueran aplazadas a finales de enero por causa de «un incidente de ciberseguridad» que las autoridades nunca aclararon.
En una conferencia de prensa en la que comparecieron los ministros de Energía y Minas, Economía y Planificación, Finanzas y Precios, además de la vicepresidenta económica de Cimex, se insistió en que los antiguos precios estaban desactualizados y representaban una carga insoportable para el presupuesto estatal.
Vladimir Regueiro, titular de Finanzas y Precios, admitió que esta medida vendrá acompañada por «un impacto inflacionario». No obstante, puntualizó que el incremento de los precios no afectará a los transportistas privados porque los precios mayoristas se mantendrán subsidiados.
La prensa oficial insistió que estas medidas buscan promover el ahorro y eliminar el subsidio al combustible para turistas y extranjeros. Con respecto al gas licuado, el gobierno decidió mantener aplazado el anunciado aumento.
Esto significa que la escasez crónica de combustible ha entrado, finalmente, en una nueva fase en la que este producto estará todavía menos disponible, con todas las dificultades que eso traerá para el funcionamiento general del país.
Si bien las autoridades han recalcado que se mantiene el subsidio a los trasportistas privados, y por tanto no se debe incrementar el precio del pasaje, lo más probable es que —como ocurrió en la pasada ocasión, con solo anunciarlo— esto sea inevitable.
Debe tenerse en cuenta que, con una drástica reducción de los ómnibus urbanos e interprovinciales en circulación, el transporte privado —en sus distintas variantes que van desde motos a camiones— juega un papel fundamental en el traslado de las personas hacia sus trabajos y otros destinos.
Opinamos que la subida del precio tiene sentido, sobre todo en el caso de los turistas, que estaban beneficiando de un subsidio inmerecido. Sin embargo, como mismo han reconocido las autoridades, los efectos inflacionarios serán inminentes.
Estamos en el prólogo de una reactivación del mercado negro de combustible. No existe ninguna garantía, a pesar de las buenas intenciones, de que la oferta en CUP sea estable.
La cuota de combustible que el gobierno vende a los transportistas privados muchas veces no alcanza para realizar todos los viajes a los que están habituados. Muchos de estos medios de locomoción tienen varias décadas, por lo cual su eficiencia energética es muy baja. Por tanto, los choferes casi siempre se ven necesitados de comprar combustible adicional a precio de mercado, y esto se reflejará directamente en los precios del pasaje.
«Si el transporte que contrata un negocio como una dulcería para mover la harina aumenta, esa dulcería compensara ese monto aumentando el precio de los dulces» afirmaba el economista Omar Everleny en un texto publicado en este sitio.
Asimismo, si el costo del transporte para llegar al trabajo es más alto que el propio salario, puede que muchas más personas desistan de trabajar, al menos en el sector estatal presupuestado.
Los efectos colaterales de esta medida aún están por verse, pero a simple vista no parecen nada alentadores.
Con leche, pero sin pan

Fue noticia que la leche en polvo que se distribuirá en el actual mes de marzo y en el próximo mes de abril, está garantizada, según dijo el ministro de la Industria Alimentaria, Alberto López Díaz, en una conferencia de prensa.
Por otro lado, también fue noticia que, Zaily Pérez Hernández, directora comercial de la Empresa Cubana de Molinería explicó a la prensa estatal que «se enfrentarán severas afectaciones en la producción de pan en cada territorio».
Si bien la situación no es uniforme en todo el país varios medios locales informaron sobre los reajustes en la distribución del pan diario normado, estos incluyeron la entrega en días alternos o su garantía solo a la población menor de 14 años.
La escasez de leche en polvo, en particular de la asignada a los menores de seis años de edad, obligó al gobierno a pedir ayuda por primera vez al Programa Mundial de Alimentos (PMA) a fines de febrero. El organismo internacional reveló que, por el momento, está aportando 144 toneladas métricas de leche que beneficiarán a niños en La Habana y Pinar del Río.
En su reciente conferencia de prensa, el ministro López Díaz informó que también disponen de 375 toneladas que llegaron desde Brasil y que se esperan más arribos. Sin embargo, según el propio funcionario, Cuba necesita cerca de 2 mil toneladas mensuales para cumplir con el compromiso de leche en polvo para los menores de edad, dietas médicas y embarazadas.
Esto significa un alarmante empeoramiento en el acceso a productos básicos.
Nuestra opinión es que estas soluciones temporales son bienvenidas, pero se necesita una estrategia a largo plazo para poder garantizar los suministros.
Dicha estrategia deberá estimular a los productores —en el sector estatal y privado— para resucitar la producción cubana, tanto de pan como de leche en polvo. De lo contrario, esta situación se hará crónica. Y no se trata de un problema menor, sino de uno que afecta directamente la calidad de vida de las familias.
La corrupción, un mal crónico

La corrupción administrativa a gran escala también fue noticia esta semana a partir de una auditoría forense realizada a varias empresas en el sector del comercio y la gastronomía.
Más de 200 personas fueron sancionados a prisión, con penas que en algunos casos llegan hasta los 22 años, por falsificar documentos, sobornar y malversar, entre otros delitos. Asimismo, se aplicaron 383 medidas disciplinarias hacia otros trabajadores con menor responsabilidad en lo acontecido.
Según el artículo del periódico Granma que dio conocerlos hechos, estos generaron «falta de liquidez en las empresas de Comercio y Gastronomía», afectaron el «cumplimento de los programas y servicios a la población previstos en los municipios», crearon «desabastecimiento en las ofertas al consumidor y enriquecimiento indebido», además de ocasionar «pérdidas millonarias al país».
Básicamente, los sancionados falsificaban constancias de pago para justificar el robo de una parte de lo recaudado en las ventas de los establecimientos que tenían a su cargo.
Casos parecidos se han reportado en las últimas semanas, como la sustracción de 133 toneladas de pollo en una empresa estatal de La Habana.
Esto significa que los delitos administrativos crecen en proporción con la crisis y no bastarán las medidas punitivas para frenarlos, por más «ejemplarizantes» que sean las sanciones impuestas por los tribunales.
Opinamos que el descontrol con el que han operado históricamente los establecimientos estatales, donde son comunes los desvíos de recursos y el tráfico de influencias, no va a ser eliminado con sanciones.
Una política de transparencia total y un perfeccionamiento de los mecanismos que tiene la ciudadanía para ejercer el control popular sobre las empresas e instituciones estatales podría contribuir a aminorar en cierta medida este mal tan extendido, no solo en la Isla, sino en la mayoría de los países subdesarrollados.
No obstante —al menos en el caso cubano—, se trata de un problema estructural que, además de a la crisis de valores éticos, responde a la incapacidad del salario medio de cubrir los gatos elementales para sostener la vida, sumado a la imposibilidad del mercado formal para abastecer de productos imprescindibles.
Tanto compradores como vendedores se benefician día a día de estas dinámicas torcidas. Los tribunales no van a cambiar eso, ni siquiera aplicando condenas excesivas.
Apagones de vuelta

Fue noticia esta semana, además, el empeoramiento de los cortes eléctricos por causa de «una intervención necesaria» en la mayor central generadora del país, según informó Granma.
El mantenimiento durará 17 días, detalló Rubén Campos Olmo, director general de la termoléctrica Antonio Guiteras. El funcionario añadió que después de esta reparación, podrán aumentar la generación en 45 megawatts y mejorar, en general, los indicadores de eficiencia.
La nota menciona también «la indisponibilidad de combustible» como una constante que el sistema de generación no logra estabilizar.
Cuba había cerrado 2023 con un panorama electroenergético mucho más alentador que el de 2022. La Unión Eléctrica declaró a comienzos de este año que habían aumentado la generación en un 10.1% y que los apagones por déficit habían disminuido en el 69% con respecto al año anterior.
Esto significa que la crisis del sistema de generación no ha terminado, a pesar de las informaciones alentadoras de los últimos meses.
Nuestra opinión es que, sin una renovación industrial a gran escala que también pase por una diversificación de las fuentes de energía, las envejecidas termoeléctricas y el resto de los generadores no lograrán mantener el servicio a tiempo completo.
El país no puede enfrentar ese desafío sin una gran inversión que, al menos por ahora, el Estado no puede asumir.
Los apagones son, por lo tanto, otro problema que se ha hecho crónico. No hay ningún indicio de que las afectaciones programadas vayan a desaparecer en el corto plazo, aunque sí es probable que tengamos periodos de relativo equilibrio que alternarán con momentos críticos como el actual.
Menos nacimientos que nunca

Por último fue noticia que el gobierno admitió tener una gran preocupación por la crisis demográfica, agudizada en los últimos años.
El primer ministro Manuel Marrero Cruz, en una reunión gubernamental de alto nivel, dijo que «la comprensión, atención y control de la situación demográfica requiere de un cambio de mentalidad».
Cuba registró en 2023 sólo 90.300 nacimientos. Se trata de la cifra más baja de los últimos 60 años.
Marrero se refirió a la urgencia de implementar la Política para la Atención a la Dinámica Demográfica que, por el momento, no está cumpliéndose cabalmente.
Mildrey Granadillo, viceministra de Economía y Planificación, también presente en la reunión, señaló que para 2024 impulsarán el trabajo de las casas de abuelos y hogares de ancianos, además de aumentar el alcance de los círculos infantiles.
Marrero responsabilizó a la crisis económica con las dificultades que ha enfrentado el gobierno para ejecutar su política sobre el problema demográfico. Insistió en que se trata de una prioridad para el desarrollo económico y social.
Esto significa que el gobierno no tiene, por ahora, una respuesta coherente para la contracción de la natalidad y el incremento de la población adulta mayor, más allá de comprender «la prioridad» del problema.
Opinamos que, sin una política efectiva para incentivar los nacimientos, el decrecimiento de la natalidad —aparejado a un decrecimiento poblacional— seguirá cuesta abajo y sin frenos.
En la nota publicada por los medios oficiales no se menciona el otro factor decisivo que está agravando esta crisis demográfica: la migración masiva. Es una variable decisiva en el problema, no solo porque quienes más emigran son los jóvenes en edad reproductiva, sino porque las personas con capacidad de gestar tienden a aplazar los embarazos si tienen en los planes emigrar próximamente.
Por lo pronto, lo que puede hacer el gobierno es bien poco mientras el país siga descapitalizado. Las razones para tener pocos hijos o ninguno no son las mismas que en décadas anteriores, cuando esa decisión estaba más relacionada con los proyectos profesionales de las mujeres, el uso extendido de métodos anticonceptivos, entre otras dinámicas sociales propias de sociedades con alto Índice de Desarrollo Humano.
Sin círculos infantiles estatales en buenas condiciones y accesibles hacia todas las familias, con cuidos privados que cobran más del salario medio estatal, viviendas sobrehabitadas, y altísimos precios a la canastilla y los alimentos que necesita un bebé, el problema de la natalidad, por más prioritario que sea, no se resolverá solamente «cambiando la mentalidad».


Cuba, cada dia mas triste.
Rosario de calamidades y cosas negativas, y la respuesta gubernamental desde hace años es cambio de mentalidad, que en la práctica significa no cambiar nada y seguir en la continuidad en el hacer, lo mismo. No acaban de sonar las alarmas para un cambio profundo y real, mientras ya todo está en juego, hasta la existencia propia de nuestra nación y los nacionales, porque somos un país sin relevo, los hijos, los nietos se van, no se reproducen esperando irse, o lo hacen ya en otros lares donde ya sus frutos no aportarán a nuestra nación. Triste realidad, y más triste aún la reacción demorada y pasiva de los que deciden y se han reservado por designación o asignación de ellos mismos todo el poder para cambiar, las cosas, donde al parecer importan más sus puestos y privilegios, que el futuro del país que los vio nacer. Dios ponga su mano, y salve a Cuba.
La caída de la natalidad es global. Pero en los países desarrollados se compensa con la inmigración.
El final terminará afectando a todos porque llegará un momento en que el Tercer Mundo dejará de enviar migrantes.
Eso producirá una crisis económica global muy importante. Las empresas dejarán de invertir al ver sus ventas bajando por falta de clientes.
Estuvimos en Cuba 10 días hace dos meses. Pregunté a mi esposa e hijas. Vieron alguna embarazada ? Solo una contestó mi hija mayor. No busquen el
Ahogado río arriba. Con esa pobreza y desesperanza es casi imposible criar un hijo.
Con 90.300 nacimientos por año y una esperanza de vida de 80 años, la población cubana se estabilizaría en 7.224.000 habitantes.
Pero eso no va a suceder porque cada vez hay menos mujeres en edad fértil y los jóvenes en edad fértil emigran.
No creo que el tema tenga remedio en Cuba, teniendo en cuenta que no se vislumbra una mejora económica.
La única solución a largo plazo pasa por un cambio de régimen en Cuba que lleve a un cambio de sistema económico que propicie un crecimiento económico importante. Pero eso es incierto e impredecible.
Mientras, a los jóvenes cubanos les recomiendo que emigren, porque solo se vive una vez y no vale la pena sacrificar la vida por un ideal inalcanzable.