El PRC, la guerra y la república democrática

por Mario Valdés Navia
José Martí junto a un grupo de presidente de Clubes revolucionarios en Cayo Hueso, 1892

I

El 10 de abril tiene un significado especial en nuestra historia. Es el Día de la República, la fecha gloriosa en que los representantes del pueblo de Cuba en armas, reunidos en Guáimaro, constituyeron la nación con sus instituciones representativas. Su significación solo cedía ante el 10 de octubre; por ello, Martí la escogió para proclamar, en 1892, al unísono en New York, Tampa y Cayo Hueso, su obra política cenital: el Partido Revolucionario Cubano.

Sería esta una organización político-militar de nuevo tipo diseñada para culminar exitosamente el proceso independentista con la creación de una república donde tuvieran cabida todos sus hijos en pie de igualdad. Como el único procedimiento para lograrlo era la lucha armada, Martí concibió un sujeto revolucionario colectivo capaz de prepararla republicanamente y superar así los tradicionales gritos de independencia de los caudillos: un partido con todos los patriotas anticolonialistas de Cuba y Puerto Rico, para hacer una revolución por el bien de todos.

El Grito de Oriente y la guerra de Martí

Leer las «Bases del Partido Revolucionario Cubano» permite dilucidar el carácter, misión histórica y límites temporales de la organización. Su artículo 2 precisa su razón de ser: «ordenar, de acuerdo con cuantos elementos vivos y honrados se le unan, una guerra generosa y breve, encaminada a asegurar en la paz y el trabajo la felicidad de los habitantes de la Isla».

El 3ero traza una línea de continuidad democrática entre PRC, Guerra Necesaria, república futura y repercusión en el mundo, al precisar que reunirá: «los elementos de revolución hoy existentes […] a fin de fundar en Cuba por una guerra de espíritu y métodos republicanos, una nación capaz de asegurar la dicha durable de sus hijos y de cumplir, en la vida histórica del continente, los deberes difíciles que su situación geográfica le señala».

El 4to cincela el compromiso con los trabajadores radicales de Tampa y Cayo Hueso de que sus intereses serían considerados en la revolución victoriosa. El 5to y el 6to lo reafirman al declarar que el partido: «no tiene por objeto llevar a Cuba una agrupación victoriosa que considere la Isla como su presa y dominio, sino preparar […] la guerra que se ha de hacer para el decoro y bien de todos los cubanos, y entregar a todo el país la patria libre». (t.1, pp.279-280).

«Prever es vencer»

Martí postulaba que el pueblo era el verdadero jefe de las revoluciones, en tanto los líderes solo eran tales mientras representaran los intereses de aquel. Esa razón explica por qué su cargo llevaba el nombre sencillo y honesto de Delegado, sin viso alguno de autoridad omnímoda.

El PRC se componía de asociaciones de base (clubes). Estos no se creaban en una campaña orientada verticalmente desde un organismo superior, sino por las propias asociaciones establecidas en las comunidades que aceptaran su programa.

Martí se congratulaba de que estas surgieran: «Libres y de sí mismas, sin sugestión ni convite de hombre alguno que haya probado con gloria las armas, ni de quien viva devorado del ansia de probarlas; libres y de sí mismas, sin causa alguna de entusiasmo pasajero que inflame en fuego de horas los corazones tornadizos». (t.1, p.387).

En lugar de la enorme burocracia partidista actual, los únicos cargos del Partido a nivel central eran los de Delegado y Tesorero, electos anualmente por las asociaciones. En cada localidad los presidentes de clubes integraban un Cuerpo de Consejo y elegían un presidente. Su labor era de coordinación, no mandaban al interior de los clubes.

Los métodos democráticos concebidos para el PRC no los ha tenido ninguna otra organización revolucionaria cubana: rendición de cuentas anual del Delegado sobre su gestión y empleo de los recursos; votación anual de los cargos principales; derechos de cada Cuerpo de Consejo de proponer a los demás, en cualquier momento, la deposición del Delegado y reformas a las Bases y Estatutos.

Esa simple y operacional estructura debía bastar para que cumpliera su misión:   organizar una guerra «de espíritu y métodos republicanos». Pero ello requería que los revolucionarios cubanos conjuraran sus propios demonios internos, frutos del devenir secular de una sociedad colonial, autoritaria y burocrática.

Martí y el Socialismo

II

Para Martí, la mayor amenaza al logro de la república soñada estaría en el empoderamiento desmedido de los jefes militares desde la propia guerra, lo cual crearía condiciones para la entronización futura de gobiernos castrenses. La democracia del PRC y la República de Cuba en Armas estaban llamadas a impedir, desde su génesis, que la futura nación se convirtiera en: «un nuevo modo de mantener sobre el pavés, a buena cama y mesa, a los perezosos y soberbios que, en la ruindad de su egoísmo, se creen carga natural y señores ineludibles de su pueblo inferior». (t. 2, p. 255).

Como uno de los ataques más sostenidos a la organización era tildarla de ser el «partido de Martí», supuesto «salvador de Cuba», este escribió «Persona y patria» donde sentenció:

La idea de la persona redentora es de otro mundo y edades, no de un pueblo crítico y complejo, que no se lanzará de nuevo al sacrificio sino por los métodos y con la fuerza que le den la probabilidad racional de conquistar los derechos de su persona, que le faltan con el extranjero, y el orden y firmeza de su bienestar, imposibles en la confusión y rebeldía que habrían de seguir, en un pueblo de alma moderna, al triunfo de una guerra personal, más funesta a la patria mientras más gloriosa (t.2, p. 280).

Muerto Martí, el funcionamiento del PRC quedó subsumido por la autoridad del Gobierno de la República en Armas, que nombró a Tomás Estrada Palma como su Delegado Plenipotenciario en el Exterior, especialmente agenciado ante el gobierno de los EEUU. En vísperas de las elecciones de abril de 1896, se consumó un sutil pero eficaz golpe de estado a la democracia partidista martiana: la eliminación del carácter electivo del Delegado, cargo que sería ocupado por quien ostentara el rango antes otorgado a Estrada.

José Martí y la dimensión de su todos

El partido de Martí y sus allegados radicales fenecía y cedía el puesto al de Estrada y sus acólitos moderados. Cuando este decretó su disolución, en diciembre de 1898, escasas fueron las voces que se levantaron en su defensa. Ninguna alternativa se concibió para preservarlo y mantener la unidad revolucionaria en torno al ideal de república democrática.

El actual Partido Comunista de Cuba se define a sí mismo como heredero y continuador del PRC y puede admitírsele solo en la pretensión de unir a los que acepten su programa y defender la soberanía nacional ante las pretensiones neocoloniales del imperialismo estadounidense y los anexionistas del patio; nada más. Aquel era un partido democrático para garantizar una república democrática; este es un partido burocrático para preservar un Estado burocrático. 

A ciento veintinueve años de su creación, permanece vigente la necesidad de una organización que vincule a los revolucionarios en la causa común de edificar una república donde quepan en libertad todos los cubanos y cubanas, sin que la unidad del pensamiento implique la servidumbre de la opinión. Sus enemigos principales: «el espíritu autoritario y la composición burocrática» intentan perpetuarse con nuevos signos. La culminación de la tarea del PRC sigue pospuesta.

11 comentarios

Orl 10 abril 2021 - 7:43 AM

Copio

“Los perezosos y soberbios que, en la ruindad de su egoísmo

Martí vió por un túnel del tiempo a esos gordos que están a punto de sufrir un ataque al miocardio por exceso de carne de puerco, langostas, cervezas y ron

tony antigua. 10 abril 2021 - 7:56 AM

Una de los “greatest hits” de las falacia ideológica en los ultimos tiempos es la aseveración de que Martí fundó un solo partido, como argumento y fundamentación del monopartidismo cubano, esforzandose por supuesto en aclarar que el único partido fundado por Martí tiene una continuidad temporal en el PCC.

Claro que Martí fundó un solo partido. No era un loco capaz de crear dos partidos a la vez, pero eso no quiere decir que no existieran otras tendencias políticas, integristas, autonomistas, anexionistas, cada una de ellas con sus propias organizaciones. Jamás Marti expresó que debieran suprimirse estas organizaciones.

Del caracter democrático del PRC que era mas bien una federación de clubes independentistas que democráticamente funcionaban, da excelente referencia este articulo.

cubanuestraeu 10 abril 2021 - 8:26 AM

Formado políticamente en las logias masónicas o por masones de la segunda mitad del siglo XIX, Martí estaba condenado a compartir las doctrinas de la república liberal, que era por entonces junto a la de la monarquía constitucional, el modo en que los masones se manifestaba, políticamente, de ahí la crítica de martí al socialismo en las diferentes variantes de su época, cuyas virtudes y defectos el mismo apóstol compartía en cuanto a su concepción militarista de la independencia. Salvo lo que afirmas algunos conspiranoicos, parece ser que la apertura de la masonería a comunista y socialistas fue cosa tardía, propia del siglo XX cuando ya Martí estaba muerto.
En cuanto al separatismo, del que también bebe Marti en las logias, este se promovía siempre y cuando dentro se tratará de fragmentar territorios españoles, como luego ocurrirá con los otomanos, pero nunca por ejemplo dentro del imperio británico, verdadero dueño y señor desde su nacimiento a nuestros días de esa presunta “fraternidad universal” que es la Masonería.

El PRC, la guerra y la república democrática — La Joven Cuba | Cuba Nuestra: Polémica 10 abril 2021 - 8:31 AM

[…] El PRC, la guerra y la república democrática — La Joven Cuba […]

Gladys Marel Garcia 10 abril 2021 - 11:14 AM

Valdes Navia analiza muy bien el proceso de la guerra de independencia del ’95 Siglo XX. El objetivo politico militar del PRC y el pensamiento de los patriotas que ploclamaron la Republica, no solo democratica tambien justiciera

Gladys Marel Garcia 10 abril 2021 - 11:40 AM

Añado un conentario al articulo de Valdes Navia:
El MR 26-7 asumio a mediados del siglo XX para re iniciar la Revolucion cubana, el proyecto martiano inconcluso y tambien del chibasismo la lucha contra la corrupcion politica administrativo y sobre la base de las fuerzas motrices del Partido Ortodoxo, o sea la Juventud y la Seccion Obrera y otras creo el apararo politico, civico militar del MR 26-7.
Aparato que jugo el papel de Partido pa ra la guerra; con su estructura en la Nacion , en los frentes de su Ejercito Reb.elde y las Milicias Urbanas y sus Sec.ciones en el Exilio
El 26 de Julio, junto con el DR 13 de Marzo, las organizaciones del movimiento autentico insurrecto y otras fuerzas sociales , liberaron a Cuba de la Dictadura batistiana y el imperualismo norteamericsno

pilin 10 abril 2021 - 10:19 PM

si Gladys el M26-7 fue tan revolucionario y tanto quiso liberar a cuba que la sumio en otra dictadura mucho peor que la anterior, un gobierno para el cual los nacionales son ciudadanos de segunda los cuales no tienen derechos frente a un gobierno despotico.

Ivette García 10 abril 2021 - 12:28 PM

Felicidades Mario, excelente texto y muy oportuno, ahora que estamos a las puertas de un nuevo congreso del PCC.
A la dirigencia política de Cuba le ocurrió en esto como con la constitución, invocaron metas grandes que sabían no podrían cumplir, pero serían al propósito político. Así están las consignas de la invocación del partido único como condición de unidad del pueblo, el PCC como continuador del PRC, el cambio de su definición de partido de vanguardia de la clase obrera y campesina por “partido de la nación cubana” y así otras consignas que millones de cubano hemos repetido por décadas.
Agradezco doblemente tu texto porque, como muchos, estoy convencida de que necesitamos volver a Martí, pero volver de verdad, no para inocularlo con las consignas, casi siempre derivadas de pensamientos recortados a conveniencia del poder político. Lo necesitamos para refundar la patria.

pilin 10 abril 2021 - 12:44 PM

ah pero marti no era comunista? ahora me entero porque en la isla me insisten en que la debacle que comenzo en 1959 no era mas que la “continuidad” de la lucha de los mambises y entonces yo pense “debe ser que los mambises eran tambien comunistas”, resulta ahora que no.

me voy a dormir hoy todo confundido, me casaron con la mentira y me obligaron a vivir con ella.

La sonrisa y las cavernas - La Joven Cuba 11 abril 2021 - 3:30 AM

[…] pelo largo de Martí quedó para la posteridad, pues poseía dinero del Partido Revolucionario Cubano, pero no lo empleó para cortarse el […]

nel 11 abril 2021 - 9:03 AM

Su publicación, interesante, esclarecedora, nos señala y aporta verdades históricas, documentadas e irrebatibles que, además, marcan reales distancias, diferencias y resultados de la luz larga del pensamiento martiano con el sombrío vivir de hoy. Entonces, dónde quedó la “autoría intelectual”.

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