-I-
Hace unas semanas veía con mis estudiantes de la escuela de cine varios documentales y noticieros cubanos como parte de nuestro curso. ¿Qué le dirían a estos jóvenes del siglo XXI aquellas imágenes de los años sesenta? ¿Es el cine un espejo de nuestra realidad? En ellas hay una energía increíble, auténtica, rara; donde todos parecen abducidos por el proceso revolucionario que recién comienza. ¿Lograrán comprender esa dinámica participativa, tan distante de la que observan en el presente? Allí están sus abuelos ¿Pueden reconocerlos?
El pueblo va al trabajo voluntario, aprende a leer y escribir, levanta un hospital, asiste al estreno de un filme checo, baila en un carnaval, marcha en una plaza o defiende al país de una agresión. El ambiente es contagioso y todo sucede de forma vertiginosa. Las personas ríen y, a pesar de los sacrificios y de no pocos peligros, lucen felices. Muchas veces aparece un narrador en off, que en tono aleccionador marca las pautas al trazar una línea que divide la historia en un antes y un después del 59. No es solo cuestión de tono sino también del mensaje, y el cine era el medio ideal para eso, sino que le pregunten a Lenin, Stalin, Mussolini o al general Francisco Franco.
La banda sonora de aquellos años no se quedaba atrás: Aquí pensaban seguir /ganando el ciento por ciento/ con casas de apartamentos/ y echar el pueblo a sufrir/ y seguir de modo cruel/ contra el pueblo conspirando/ para seguirlo explotando/ y en eso llegó Fidel/se acabó la diversión/ llegó el Comandante / y mandó a parar.
El relato siempre se nos presenta desde una perspectiva de conjunto, en planos generales y tomas aéreas. La masa empujando la Historia. En un documental sobre la apertura de un centro para adolescentes con problemas de conducta, se expresa una epifanía: pronto y gracias a la Revolución estos sitios desaparecerán. Se entiende que la pasión ciega.
En otro material los niños de una olvidada comunidad rural conocen a Chaplin, y se hace realidad aquello de que una imagen vale más que mil palabras. Los atletas que asisten a un evento regional tienen que vivir y entrenar en la cubierta del barco que los traslada, porque los norteamericanos no los dejan instalarse en la villa. La política sí cabe en la azucarera. Cada obstáculo obtenía una respuesta… ¿revolucionaria?
El filósofo francés Jean Paul Sartre visita la Isla en 1960 y entusiasmado, escribe Huracán sobre el azúcar. Su pareja, la también filósofa Simone de Beauvoir, diría que por primera vez asistían a una «felicidad conquistada mediante la violencia». Agnes Vardá y Chris Marker también registran con sus cámaras esa vorágine. Aparece ¡Salut les cubains! y ¡Cuba sí!
Toda la vanguardia artística de entonces visita La Habana. Cada noticiero se compone de mil fragmentos, episodios múltiples de una época inolvidable. En medio de todo, son pocos los mencionados con su nombre: Dorticós, Che, Raúl y Fidel. Se escuchan himnos, ritmos trepidantes, consignas. En la pantalla aparecen pancartas donde leemos: «Dinos Fidel que otra cosa tenemos que hacer». ¡Y vaya si se hicieron cosas! Fantásticas, inspiradoras, precipitadas; y también tenebrosas.
-II-
El cineasta Nicolás Guillén Landrián no tenía muy claro lo que encontraría a 800 km al este de la capital, pero era joven y lleno de ideas. Para alejarse de toda aquella algarabía viajó a las montañas orientales en busca de su personaje. Allí la Revolución tenía otro tempo y se hacía visible bajo otras dinámicas. El artista levanta la cámara y registra. Hay una muchacha que va a la iglesia, pero, quiere ser joven comunista. He aquí una línea que resume un país.
Los campesinos van al pueblo los domingos para reunirse y ver peleas de gallos, pero ahora quedaron prohibidas y en la plaza, bajo un sol inclemente, se celebran actos políticos. Las miradas están perdidas. Una foto de Lenin cuelga en el estrado. ¿A quién pertenece? ¿Qué significa todo esto?
Han sido alfabetizados y saben que eso es bueno; pero, ¿qué pasará ahora con sus vidas, sus costumbres? ¿Para qué sirve el conocimiento? Un grupo de personas lleva un ataúd. El muerto es La ignorancia. Todo está cargado de simbolismo. Los campesinos bailan, a pesar de ello el acto se muestra en forma ralentizada; de pronto, el rostro de una mujer ocupa todo el cuadro. Su mirada es poderosa. ¿Qué habrá sido de ella? Es el mismo procedimiento que veremos al inicio de Memorias del subdesarrollo (Tomás G. Alea-1968), donde también tendremos un baile, una muerte, un rostro de mujer.
Aquí hay algo más. En sus documentales, Landrián rehúsa incluir voces didácticas. La gente habla desde el silencio. Una mirada es suficiente y los inter-títulos tienen tanta fuerza que una simple línea capta todo el drama de una nación. Cuando Landrián encontró a Ociel, cruzando con su barca el río Toa, sabía que nos legaba un personaje para la posteridad. No es Fidel, pero: ¿Ustedes han visto la muerte?
El perro andaluz, fue un extraño filme surrealista rodado por Luis Buñuel y Salvador Dalí a finales de los años veinte. En su primera escena, un ojo es rasgado por una navaja. La imagen ocupa todo el cuadro. No hay mejor analogía para describir el sentido del cine o del arte.

Ociel (Foto: Livio Delgado)
-III-
Poco tiempo después, siguiendo con nuestro curso, nos reencontramos con el Noticiero ICAIC. Estamos cerrando los ochenta y el sueño se había vuelto pesadilla. Ya pocos sonríen, apenas es voluntario el trabajo, ya no están el Che ni Dorticós. Ya no escuchamos tantas voces en off. Ahora tenemos el testimonio directo de la gente. Imágenes de barrios insalubres proliferan por doquier. Decenas de miles de personas se hacinan en albergues.
Mercados vacíos, largas colas para adquirir un producto de primera necesidad, fábricas paralizadas con equipos obsoletos, calles sucias, con baches y llenas de escombros, colapso del transporte público, ineficiencia, justificaciones, funcionarios que solo hablan de… factores. ¡Y lo peor estaría por llegar! Una interrogante surca la pantalla en varias ocasiones: ¿Quién es el responsable?
Realmente, ¿tendría sentido esa pregunta? Encontrar un culpable no es, ni ha sido nunca el camino. Remover a un ministro aquí, sancionar a un funcionario allá, son paliativos de ocasión; la mascarada que nos hace vivir de ilusiones. Se rectifica y parece que tenemos un nuevo comienzo… para volver a llegar al mismo punto. Es el cuento de la Buena pipa que ahora se llama… Continuidad. Ese ha sido el ritual del poder. ¿Si el mal trabajo de un dirigente fuera la causa, por qué treinta años después ni uno solo de aquellos problemas ha sido resuelto?
-IV-
La mayor parte de mis estudiantes nacieron en el siglo XXI y para ellos, tan marcados por el consumo de imágenes y una pragmática existencial, la vida se parece cada vez más al cine. Está claro que sus referentes, valores y sueños son diferentes; y una película puede hablarles más de un país que diez libros de historia juntos, sobre todo si en ellos encontramos cada vez más páginas en blanco.
La década de los ochenta fue singular y traumática. Se inició con el éxodo del Mariel y terminó con la desaparición del campo socialista. En ambos casos percibimos el desencanto. La primera generación nacida con la Revolución llegaba a las aulas universitarias. El hombre nuevo que construiría una nueva sociedad. ¡Un cubano viajaba por primera vez al cosmos! ¡Una vaca rompía un récord mundial de producción de leche! ¡Una central electronuclear se empezaba a construir en Cienfuegos! La ilusión socialista nunca fue tan real como en aquellos primeros años de la década. Pero en casa del pobre la felicidad dura poco. En abril del 85 Gorbachov llegó al Kremlin, y el martillo de la Perestroika rompería la campana de cristal.

(Imagen: Noticiero ICAIC Latinoamericano)
En Cuba, Fidel iniciaba el período de rectificación de errores para conjurar la corrupción y las tendencias negativas que, según se decía, frenaban el desarrollo del país. En ese contexto los cineastas del ICAIC hicieron su tarea. Juan Carlos Tabío nos mostraba en Plaff – 1988, que no se podía tener tanto miedo a la vida y que todo cambio debía empezar por uno mismo. Orlando Rojas diseccionaba las manipulaciones del poder y el choque de generaciones en Papeles secundarios – 1989.
Mario Crespo nos traía a Zoe – 1990, una joven artista en busca de su independencia; mientras, Ana Rodríguez nos mostraba las heridas de una nación a través de los recuerdos de Laura – 1990. Por su parte, Gerardo Chijona filmaba Adorables mentiras – 1991, donde hablaba del oportunismo y la doble moral. Las señales de aviso siempre han estado ahí, emitiéndose desde todas partes por infinidad de artistas, pero a los políticos les gusta el cine de Hollywood.
Al mismo tiempo, la Isla se sacudía su inocencia presenciando —como si de una novela por entregas se tratase—, los juicios a varios generales y héroes de nuestra historia acusados y condenados a muerte por alta traición. Todo un universo paralelo salió a la luz. Los procesos fueron televisados y la purga ejecutada, pero en una extraña carambola del destino, los villanos se convirtieron en mito y sus verdugos fueron despreciados.
Por cierto, algunos estudiantes desconocían estos acontecimientos. ¿Cómo era eso de que un héroe fuera fusilado? Se produce un intercambio en el aula. Eso es bueno. Hablamos de Cuba y ellos empiezan a reconocer un país. No es la primera vez que ocurre, porque las lagunas hacen ya un océano.
¿Qué historia es la que imparten en las escuelas? Noto muchas imprecisiones. Cada año es peor. ¿Pm? ¿Palabras a los intelectuales? ¿Polémicas culturales? ¿UMAP? ¿Padilla? ¿Primer Congreso de Educación y Cultura? ¿Visitas de la Comunidad? ¿Embajada del Perú? ¿Mariel? ¿Actos de repudio? ¿Granada? ¿Tortoló, el nuevo Antonio Maceo? ¿Maleconazo? Demasiado para procesar. Y eso solo es la punta del iceberg.
-V-
Como un país sin imágenes es un país que no existe, hay que volver al cine para redescubrir el país. Curiosamente cada año escuchamos, en congresos y reuniones, un llamado al rescate de nuestra Historia. Eso está muy bien, pero tiene que ser un viaje en múltiples direcciones, un concierto con la mayor diversidad de voces. Recordar es grandioso, nos conecta con nuestra identidad; pero confrontar es más útil, y sobre todo responsable de cara al futuro.
Por eso aprecio que algunos de los jóvenes que conforman el llamado cine independiente cubano, y que un día estuvieron sentados en mi clase, se vean motivados por hacer ese viaje hacia las zonas oscuras de nuestra memoria. Hay demasiadas piezas escondidas en ese rompecabezas que se llama Revolución. Para ellos será un descubrimiento que mezclará asombro, placer y dolor. Esa es la vida y no la que nos cuentan desde el Departamento Ideológico del Partido.
Nadie posee la última palabra porque la memoria siempre estará en construcción, pero para esos jóvenes lo esencial es que tengan una voz y la protejan con sus propios argumentos. Si pretendemos que sean solo epígonos de sus mayores, cumpliendo tareas y aplaudiendo sin cuestionar cada uno de sus discursos orientadores, no habremos entendido nada de la historia y el futuro del país quedará hipotecado.
Regreso al cine. Es un refugio que puede atesorar toda la luz del mundo. En la película Madagascar (Fernando Perez-1994), Laura es una profesora que entregó toda su vida a la profesión y al país, pero ahora vive frustrada en pleno Período Especial. No consigue dormir y ya no tiene sueños. Para colmo, su hija Laurita quiere irse a Madagascar. En una escena asistimos a esta discusión:
Laura: Todo tiene su proceso y para guiarte en ese proceso estoy yo, que soy tu madre, porque tú todavía no sabes ni lo que quieres
Laurita: Yo sé lo que yo no quiero
Laura: ¿Y se puede saber qué es lo que no quieres?
Laurita: Ser como tú.
20 comentarios
El pueblo va al trabajo voluntario, aprende a leer y escribir, levanta un hospital, asiste al estreno de un filme checo, baila en un carnaval, marcha en una plaza , defiende al país de una agresión o asiste a una gurdis de CDR. “En cada cuadra un Comiteee”
El pueblo va al trabajo voluntario, aprende a leer y escribir, levanta un hospital, asiste al estreno de un filme checo, baila en un carnaval, marcha en una plaza , defiende al país de una agresión o asiste a una gurdia de CDR. «En cada cuadra un Comiteee»
Muchas gracias maestro, por este excelente texto.Tenemos un país lleno de telones de fondo que con cada nueva obra, deja ver verdaderas máscaras. Es mi deseo que todos podamos tener un feliz día del amor y la amistad.
Todo ese entusiasmo que se desbordó con la aparición de Fidel como un líder estaba conectado a un pueblo que tenía una mejor idea de las cosas que podrían hacer mejor y más felices sus vidas, contando en sus mentes con los bienes materiales (del capitalismo) que estaban dispuestos y que se hacían visibles a sus ojos; bienes materiales que eran de la apreciación de todos y de los que tenían la esperanza de que mejoraran las condiciones de vida para que todos tuvieran un trabajo mejor renumerado les permitiera poder tener acceso a ellos.
Lo que sucedió casi inmediatamente fue que desaparecieron los productos de las tiendas y los precios de muchos de los que aún habían subieron vertiginosamente, mientras que los salarios no aumentaron sustancialmente; fue por ahí -pero especialmente a partir de 1968, cuando se prohibieron los negocios privados que aún le permitían cierta diversión a la vida- cuando se perdió el entusiasmo por el trabajo así como también por la revolución. Ya la gente no iba espontáneamente a las marchas o concentraciones revolucionarias sino que las llevaban (les decían que tenían que ir), conscientes de que cualquiera resistencia u objeción para no presentarse en ellas, sería tomado en cuenta en el centro de trabajo o de estudios en el que pertenecieran, de dónde serían despedidos o cuando menos bajarían de nivel o se quedarían sin ningún avance.
Con respecto a ese apasionamiento del inicio, yo siempre digo que si en esos primeros años, uno les contase a los que llenaban las plazas de corazon que en 60 años rodarian por las calles aun aquellos carros en que llegaron a esas plazas, que el transporte practicamente desapareceria, la electricidad fallaria todas las semanas, que el tasajo desapareceria, asi el pan con frita, y hasta los refrescos.. definitivamente se hubiesen lanzado contra la tribuna. Fue todo un engaño.
Cómo en las películas todo llegará a su final
y será recordado como :
EL FIN —–THE END.
En un mundo en el que habían tantas cosas en ofertas disponibles que con dinero se podían adquirir, la gente, principalmente las carentes de recursos, se había hecho la gran ilusión de lo muy disfrutable que sería la vida con un gobernante que defendiera sus intereses. Lo que nunca imaginaron fue que todas esas cosas pronto desaparecerían así como lo que podría haberles hecho la vida feliz.
https://www.facebook.com/pablo.benvenuto.16/posts/5332037110160567
Excelente artículo, como siempre de la autoría de Gustavo. Honesto, sincero y transparente. Además una clase magistral de historia, la que debería ser contada también y no se cuenta. Sin dudas el cine es un medio excelente para contarla. El cine trasciende incluso la propia intencion y opinión del cineasta pq las imágenes abarcan mucho más y pueden ser un testimonio histórico incuestionable.
No creo que seamos una singularidad suprema, en mayor o menor medida lo descrito aquí ha sido experimentado por otros pueblos, el cuadro de la neurosis colectiva de los 60, está incompleto, porque igual hubo muchos que no se montaron. Aún cuando el testimonio del cine es fabuloso, lo no contado y oculto es mayor que lo contado, por más vueltas que se le de al asunto la Revolución fue un proyecto personal magistralmente o maquiavelicamente manejado y la izquierda europea solo picó el anzuelo y si alguna duda queda la realidad y la continuidad se ha encargado de esclarecerla. LA GRAN ESTAFA
Excelente el comentario de AMD. Además hay que tener en cuenta que con el cine un buen engaño vale más que mil mentiras.
Dónde están los buenos cines que había en la capital de la República ? Había cine y películas para todos los gustos. Me acuerdo
que había un cine en la calle Neptuno que solo
pasaban películas y cartones para niños.
Cuando me sentaba en aquellas butacas, era el niño más feliz de la tierra. Ahora, pues a llorar a los portales y a llorar al ver las desgracias y miserias del nuevo cine; de un cine que prácticamente te obligan a ver, porque no tienes otra cosa en qué entretenerte. Falta de respeto al pueblo para seguir clamando por una continuidad que es el
hazme reír del mundo.
Saludos y respetos estimado Gustavo y foristas, no creo que haya que volver al cine para conocer el pais, ya el cubano conoce el pais, viajo por el mundo fisica y mentalmente, regreso o emigro pero sabe su estatus actual, en todo caso habria que volver al pais desde una mirada objetiva, desprejuiciada e integral a traves de un cine a la medida actua, hagalo quien lo hagal.
A proposito, desde mi infancia fui obsesivamente cinefilo, hasta el auge del video y la television foranea, pero siempre me intrigo el hecho de que ninguna oleada cultural represiva del partido estado/gobierno, que nos impuso creaciones y contenidos de todo el espectro del extinto campo socialista, pudo contra la persistente tarea de darnos cine europeo no comunista, asi como el norteamericano e incluso hasta japones, casi nunca de estreno, eso si pero muy actual, de mejor o peor calidad, pero de estos origenes.
Asi nos encontrabamos con la tricotomia, por asi decirlo, de ver un noticiero icaic, muy combativo y revolucionario, unos muñequitos de algun pais de europa del este muy instructivo, pero para nada atractivo, y despues una pelicula de pistoleros, comedia o de accion, sin ningun punto de contacto con los dos materiales anteriores. Eso que era, vision de futuro, tolerancia controlada, juegos democraticos, o, seria por casualidad el equilibrio y diversidad que como sociedad nos falta ahora, cine incluido.
Gracias a la joven cuba por adelantado
Al consejo de dirección de LJC, a los articulistas y todos los foristas sin ningún tipo
De exclusión por su ideología política, les deseo un:
FELIZ DIA DE LA AMiSTAD.
El cine cubano siempre lo sentí muy de cerca por mi padre, Livio Delgado el director de fotografía del ICAIC que hoy vive en La Habana de su vergonzoso retiro del ICAIC, todos los retiros a decir la verdad y la ayuda de sus hijos en el casi olvido de la institucion, que trabajo en varias ocasiones con Guillen Landrian en documentales como, En un Barrio viejo (1963), Ociel del Toa (1965) o Cafe Arábiga (1968). Aunque en realidad conviví solo mis 7 primeros años con él, el ICAIC y los interiores de cómo se lograba ese cine Cubano que usted y sus alumnos hoy lo ven desde la cinemateca de Cuba, y que en muchisimas ocaciones nos sorprende su nivel de actualidad, además al vivir en el Vedado muchísimas veces pasaba por el ICAIC o por el famoso murito de 10 y 23 en donde se debatía de todo entre los Hippy cubanos adelantados de aquella época, nací en el 62 así que de “la misa esta de la revolución” la viví casi toda y me desencante mucho más rápido porque estudie ingeniería mecánica, que solo saliendo de la CUJAE a la realidad del país en 1985, me toco chocar con la ineficiencia, las horrendas decisiones económicas que desde el socialismo tropical han arrastrado a ese país a la situación actual.
Me gusto su enfoque sobre la relación muy directa entre el cine cubano realizado en el periodo en donde el ICAIC estaba dirigido por dos importantes intelectuales como Alfredo Guevara desde 1959 hasta 1982, y en una segunda etapa desde 1991 o Julio García Espinosa que cubrió a la salida de Guevara, y la realidad de la vida de aquella época, siempre recuerdo el film “Un Hombre de éxito” de Solas que cuan actual ha sido como modo de vida en los últimos 30 años de crisis, Con respecto al ICAIC después en esa convulsa década del periodo especial primero se intento desaparecerlo y unirlo a los estudios fílmicos del MINFAR, y ante la negativa de sus trabajadores se entró en le época actual de altos dirigentes políticos del Partido sin ninguna intelectualidad en sus haberes, que llevaron el cine como mismo el país a la ruina y la obsolescencia que vemos.
Se que usted ya tuvo sus encontronazos con artículos anteriores que he podido leer, pero como muy bien usted nos describe esa realidad sin discusión hoy,
“Se rectifica y parece que tenemos un nuevo comienzo… para volver a llegar al mismo punto. Es el cuento de la Buena pipa que ahora se llama… Continuidad. Ese ha sido el ritual del poder. ¿Si el mal trabajo de un dirigente fuera la causa, por qué treinta años después ni uno solo de aquellos problemas ha sido resuelto?”. Con esta posición-oposición frontal muy pronto lo vere escribiendo su auto-biografía y sus alumnos perderán a un educador que les enseña a pensar, razonar con libre pensamiento y ver la realidad cubana a que se ha llegado, mirando desde donde venimos. Gracias nuevamente por la referencia de mi padre y resaltar ese impecable dialogo del filme Madagascar porque yo tampoco quise ser como mi madre, que en paz descanse, y hace casi 20 años salí de Cuba junto a mi familia que en un día como hoy, el día del amor y la amistad me atrevo a felicitarlo.
Desde mis 64 años le digo: EXCELENTE resumen de lo que he vivido, me ahorra esfuerzo resumiédoselo
a mis nietos.
Tus reflexiones me ofrecen una acertada panorámica del acontecer cubano. Creo, como tú, que el problema de la economía cubana es sistémico y multicausal, entre las que se cuentan la ineptitud de personas con poder sin tener un mínimo de conocimientos -pero confiables políticamente- sobre todo en lo que ahora se quiere implantar, !otro gran error!,de municipalizar la gobernanza cuando sabemos que una buena parte de los funcionarios públicos no funcionan a no ser para beneficio propio. Es el !sálvese el que pueda! Yo entiendo entonces por qué la joven intelectualidad cubana del audiovisual mantiene una actitud muy crítica hacia los que gobiernan el país. Los he bautizado como la generación insurgente, con una mirada distinta al audiovisual desarrollando en Cuba desde la fundación del ICAIC. Ellos representan la verdadera conciencia crítica de la nación. Feliz día de San Valentín.
No sé si obtendré respuesta pero hace años que una bloguera cubana y hoy propietaria de un medio digital, la señora Yoani Sánchez,iba a protagonizar una película que iba a dirigir, producir, etc una cineasta brasileña, creo, Kesia Elwin . Yoani The film recaudó unos 100.000 dólares y desconozco si se ha estrenado. El proyecto todavía se encuentra en https://www.backerkit.com/projects/1389039088/yoani-the-film
Por cierto, aprovecho mi fugaz paso por LJC para preguntar cómo ha sido posible este “descenso a los infiernos” en el Rank del la revista que se observa en este gráfico…
https://blogscubanos.files.wordpress.com/2022/02/alexa-ljc-15022022.png
Leeré el artículo un poco más tarde.
Excelente texto, Gustavo. Necesario por lo valiente y culto. Como otros foristas soy un cinéfilo empedernido y aunque hace ya casi 33 años que vivo fuera de Cuba, he tratado de ver todo el cine de nuestro país que me ha sido posible. Y si, recuerdo también aquellos noticieros. A menudo veo una u otra película de las que tengo en mi colección por segunda o tercera vez. Cada vez descubro cosas nuevas. Tu texto recorre no sólo momentos importantes del cine cubano en medio de la difícil realidad que hemos vivido, sino esa misma realidad que pareciera significar la caída inevitable por un barranco. Al principio había esperanza pero desde el mismo comienzo hubo una gran distancia entre la realidad y esa esperanza. Gracias de nuevo por el texto.
Dije que leería el artículo más tarde y lo he hecho. Me ha gustado porque me gusta Cuba y me gusta el cine pero he echado de menos dos pelis y un momento, cosa que es comprensible porque podría ser esta colaboración un texto-río. Echo de menos el momento de Guantanamera cuando un bus se estropea, la gente tiene que ir a una sala de espera y se oye la voz de megafonía de un empleado que dice una frase genial para avisar que toca esperar…genial como Tomás Gutiérrez Alea. La segunda peli es la maravilla de Fresa y Chocolate que de un tacada desmontó muchas cosas.
Me ha gustado leer en el muro del autor en la red social FB, que a pesar de todos los pesares, Cuba es capaz de muchas cosas… por ejemplo dice el papá del joven licenciado “Quiero agradecer al estado cubano que a pesar de todo, logró mantener un programa de estudios y prácticas que hiciera realidad el sueño de más de doscientos egresados.”
Sin duda Cuba ofrece mucho para mostrar en cine, tanto en aspectos de un tipo como de otro.
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