En días recientes, dos reuniones de alto nivel de suma relevancia internacional marcaron el escenario político cubano. Primero, la Cumbre del Grupo de los 77 (G77) y China, que tuvo lugar en La Habana los días 15 y 16 de septiembre, y luego el 78 periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) en la ciudad estadounidense de Nueva York, que se extenderá hasta el día 26 del presente mes.
El gobierno cubano, en su condición de presidente pro tempore del G77 y China, recibió a delegaciones conformadas por más de 1 300 participantes procedentes de 116 naciones, a la vez que estuvieron representadas 12 organizaciones y agencias del sistema de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
La cita fue un espacio de debate en torno a la necesidad de generar consensos sobre las inversiones globales en ciencia, tecnología e innovación en relación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, además de la urgencia por reformar de modo integral la actual arquitectura financiera internacional desde enfoques inclusivos, coordinados y cooperativos.
Asimismo, la representación cubana en la AGNU, encabezada por el presidente Miguel Díaz-Canel, tuvo un papel activo en las reuniones y actividades incluidas en el programa del 78 periodo, entre ellos la Cumbre de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el debate central de la sesión y la reunión de alto nivel de cancilleres del G77 y China.
En sus discursos, el presidente cubano siguió la misma línea retórica que abordó en la reunión del G77 y China, con énfasis en las críticas al actual orden económico internacional y la necesidad de transformarlo; la defensa del multilateralismo; los cambios de paradigmas de la ciencia, la tecnología y la innovación, según su criterio, cada vez más enfocados en las perspectivas de los países del norte, además de la denuncia a las medidas unilaterales coercitivas por parte del gobierno de los Estados Unidos (EE.UU.) contra Cuba y otras naciones.
Durante esos días, cubanos residentes en EE.UU. coincidieron en Nueva York. Muchos lo hicieron en explícito rechazo a la presencia del mandatario en tierras estadounidenses, y otros, en apoyo a la delegación de la Isla y en favor del cese de las sanciones.
A continuación, se realiza un recorrido por la histórica presencia de la representación gubernamental cubana ante la AGNU, para posteriormente analizar los acontecimientos de fechas recientes en Nueva York.
Cuba en el foro multilateral de la ONU
Cuba es miembro fundador de la ONU y tras 1959 su presencia se hizo más activa en las sesiones y comisiones de trabajo. En 1960 trascendió el discurso más largo que haya tenido lugar hasta el momento en una AGNU, pronunciado por Fidel Castro durante 269 minutos, en el que denunció las prácticas injerencistas del gobierno de EE.UU.
De acuerdo con el político y diplomático mexicano Claude Heller, fue a partir de los años 80 cuando EE.UU. comenzó a desplegar una intensa actividad al interior de la organización en aras de condenar a la Isla y mantenerla aislada en el escenario internacional. Es así como hacia 1987, la administración Reagan introdujo una resolución sobre la situación de los derechos humanos en Cuba para condenar y monitorear su cumplimiento por medio de un relator designado.
En este sentido, para los intereses estadounidenses era necesario que el gobierno cubano «dejara de intervenir y de promover la subversión en América Latina, que dejara de constituir una base de la Unión Soviética en el continente americano, y que retirara sus tropas de Angola», según contextualiza Heller.
Ante la politización del tema, EE.UU. inició una embestida diplomática en la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas (CDH) que generó polarizaciones, pues muchos gobiernos se vieron bajo presión para pronunciarse a favor de uno u otro gobierno, lo cual dio lugar a una propuesta de enfoques más constructivos para abordar la cooperación entre Cuba y la ONU en cuanto a derechos humanos, que fue adoptada mediante la decisión 1989/113.
Sin embargo, en 1991 la caída del socialismo en Europa del Este y las presiones de EE.UU. sobre países de Latinoamérica, propiciaron que resultase aprobada la resolución 1991/68, según la cual, un relator especial sueco sería designado en territorio cubano; pero la Isla no lo permitió.
Como respuesta a estas acciones, en el año 1991 Cuba presentó en la AGNU el informe contra las sanciones y, aunque el documento debió ser retirado por presiones ejercidas por EE.UU. contra muchos países, en 1992 el alegato retornó a la ONU y, desde entonces, cada año se presenta la propuesta, que es llevada a votación, y ha contado con amplio respaldo de la comunidad internacional.

Votaciones en la ONU por el fin de las sanciones en 2022 / Foto: Loey Felipe-ONU
Hasta el momento, el gobierno cubano no ha dejado de participar en los debates que convoca anualmente la AGNU, representado por sus altos funcionarios.
El presidente cubano en la AGNU 2023
El domingo 17 de septiembre el jefe de Estado cubano aterrizó en la ciudad de Nueva York para participar en numerosos eventos que tendrían lugar a lo largo de la semana de alto nivel en la AGNU. Previamente, había confirmado oficialmente su participación en la cita por medio de su cuenta en la red social X, antes Twitter.
Su agenda inició con una reunión a puertas cerradas en la mañana del lunes con la miembro de Cámara de Representantes por el Partido Demócrata, Bárbara Lee, quien aboga por la normalización de las relaciones bilaterales y el cese de las sanciones contra Cuba.
En esa misma jornada, intervino brevemente en la Cumbre de los ODS, al que fue invitado como presidente pro tempore del G77 y China, en la que calificó de «extremadamente crítica» la mitad del periodo recorrido para lograr el cumplimiento de los ODS en 2030 y alertó que se incumplirán más de la mitad de las metas que han sido acordadas para esa fecha. En este sentido, instó a aplicar la agenda de cambio climático y destacó que el unilateralismo es incompatible con los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio.
El martes, Díaz-Canel fue el sexto presidente en hacer uso de la palabra en el debate general, y centró su discurso en la demanda a una transformación profunda de la actual arquitectura financiera internacional, así como en el fin de las sanciones contra su país. El miércoles siguiente participó en el diálogo de alto nivel sobre Financiamiento para el Desarrollo, y el jueves en la reunión de cancilleres del G77 y China. En ambos abordó las mismas líneas discursivas de los discursos anteriores.

Llegada de Díaz-Canel a Nueva York / Foto: Cubadebate
Al margen de la agenda oficial de la ONU, el también primer secretario del Partido Comunista de Cuba estuvo presente en otros eventos, como en el homenaje al líder Malcolm X, la reunión que sostuvo con cubanos residentes en EE.UU. y algunos empresarios estadounidenses o de origen cubano, y en un acto de solidaridad con Cuba y Venezuela.
Reacciones ante la estancia de Miguel Díaz-Canel en Nueva York
Semanas antes de la llegada Díaz-Canel a la AGNU, se hizo pública una convocatoria de opositores cubanos residentes en EE.UU. para acudir a Nueva York a manifestarse contra la estancia del presidente en ese país y su participación en los debates del organismo multilateral. La senadora Alexis Calatallud, el influencer Eliezer Ávila y la presidenta de CubaDecide Rosa María Payá, fueron algunos de los que apoyaron la realización de las manifestaciones.
Desde el lunes 18 de septiembre, muchos residentes en ese país, detractores del gobierno de la Isla, comenzaron a congregarse con carteles y consignas frente a la sede de la Misión Permanente de Cuba ante la ONU, luego de que el jefe de Estado arribara al edificio, ampliamente custodiado por efectivos policiales neoyorquinos y el Servicio Secreto.
Las protestas de los activistas se movían indistintamente entre la sede de la Misión cubana y los alrededores de las Naciones Unidas, y encontraron cobertura periodística por parte de los medios de comunicación que transmiten desde el sur del estado de la Florida.

Protestas de cubanos en Nueva York por la visita de Díaz-Canel / Foto: Miami Herald
Frases como «¡Abajo la dictadura castrista!», «¡Abajo Díaz-Canel!», «Derechos humanos para todos los cubanos» y «Libertad para los presos políticos» se escucharon en las afueras de ambos recintos, a la vez que demandaron la realización de elecciones libres en Cuba. Asimismo, muchos manifestantes portaban carteles con los rostros de miembros de la oposición que cumplen sanciones en cárceles cubanas como José Daniel Ferrer, Luis Manuel Otero Alcántara y Maykel Castillo (Osorbo).
Trascendió en esta jornada la declaración que ofreció el exdiplomático cubano Joel Suárez Orozco al periodista Mario Vallejo, del canal Univisión. En sus palabras, Suárez explicó cómo se desempeñó como tercer secretario de la Misión Permanente de Cuba en la ONU en el año 2020, tras ganar una beca de la Alianza de Pequeños Estados Insulares de la ONU. Aunque trabajó en el área de cambio climático y desarrollo sostenible, denunció que el gobierno cubano le negó la posibilidad de continuar su superación profesional en universidades europeas, por lo que pasó por numerosos interrogatorios y estuvo detenido en una cárcel cubana hasta que logró salir ilegalmente del país y establecerse en EE.UU.
Según aseguró Suárez, su presencia ante la sede de la Misión Permanente de Cuba en la ONU responde a la necesidad de expresar su descontento con la falta de derechos, libertades y dignidades que sufren los presos por motivos políticos.
Por otra parte, el diario Granma publicó un artículo en el que, aunque no mencionaba directamente su nombre, llamaba traidor y desvergonzado al exrepresentante cubano por aprovechar «toda oportunidad laboral para su propio beneficio» y «sumarse al coro de la histeria reaccionaria que recibe en Nueva York […] al Presidente de la República».
Como parte de las actividades en rechazo a la presencia del mandatario cubano, se emplazó una muestra de artistas de la plástica cubanos, nicaragüenses y venezolanos en la galería de arte Blue Gallery, auspiciada por la organización de derechos humanos Freedom House, bajo el título de «Voces Silenciadas: Artistas Desafiando la Represión».
En la tarde del jueves, tuvo lugar un panel en el Hotel Knickerbocker, organizado por CubaDecide y la Fundación de Derechos Humanos en el Columbia University Club, y moderado por Rosa María Payá, en el que participaron activistas, abogados especializados en derechos humanos y expertos, en el cual se criticó a la ONU por permitir al presidente cubano asistir al evento, se denunció la situación en que se encuentra bajo arresto José Daniel Ferrer y se discutió sobre la ausencia de un poder judicial independiente en la Isla.
No obstante, la presencia de los defensores del gobierno cubano también fue notoria a lo largo de la semana. El martes 19 de septiembre, día en que Díaz-Canel ofrecería su discurso en el debate general del 78 periodo de sesiones, tuvo lugar un cruce de palabras entre ellos y los detractores, que obligó a la policía de Nueva York a desplegarse para garantizar la seguridad del sitio.
En esa ocasión, los miembros de The People’s Forum estuvieron frente a la sede de la AGNU encabezados por uno de los líderes de la organización, Manolo de los Santos, y además de consignas exigiendo el cese de las medidas coercitivas unilaterales contra la Isla, portaban pancartas con mensajes que reforzaban esa petición. Este grupo abogó por que se cambiara la política oficial de la actual administración de Joe Biden contra la Isla.
El viernes 22 de septiembre, varios cubanos residentes en EE.UU., y estadounidenses pertenecientes a grupos de solidaridad con Cuba, marcharon en Nueva York exigiendo también el fin de las sanciones. Asimismo, el sábado tuvo lugar un acto de solidaridad con Cuba y Venezuela, organizado por la antes mencionada The People’s Forum y otros movimientos de solidaridad de EE.UU., que contó con la presencia del gobernante cubano.

Díaz-Canel en Nueva York en una manifestación contra las sanciones / Foto: Cubasí
En la noche del 24 de septiembre la embajada cubana en Estados Unidos fue atacada con dos cocteles molotov, según twiteó el canciller Bruno Rodríguez Parrilla en su cuenta oficial. «No hubo daños al personal. Se están precisando los detalles», añadió. Se desconoce aún si se trata de un acto individual o fue organizado por alguna organización opositora exiliada.
En las respuestas a la publicación se pueden apreciar muestras de solidaridad con la delegación cubana y denuncias al acto calificado como terrorista, junto a comentarios que elogian esta acción como una vía de protesta genuina ante la presencia del presidente cubano en Estados Unidos, o se cuestionan la veracidad de la información. Múltiples cuentas también llamaron la atención sobre la ironía de que la embajada cubana sufriera un acto terrorista justo en el país que acusa de patrocinar el terrorismo al Estado que esta representa.
Conflicto, polarización y disensos
Ante un escenario de diversidad y contraposición de posturas, es oportuno un breve análisis de los ejes discursivos que siguieron los grupos en conflicto. La oposición al gobierno cubano con presencia en Nueva York, en su mayoría cubanos residentes en ese territorio, arrojó como principal estrategia, el rechazo a la presencia de Díaz-Canel en la ciudad neoyorquina.
Para fundamentar sus argumentos, los presentes se basaron en la existencia de presos políticos, principalmente luego del 11 de julio de 2021; la incapacidad del gobierno cubano para pagar las deudas contraídas con entidades como el Club de París y la ineficacia del sistema político de la Isla, dirigida por un presidente que no fue electo democráticamente, de acuerdo con una concepción de la democracia que exige voto directo y pluripartidismo.
Al respecto, dichos grupos desconocieron los efectos que tiene para la Isla la permanencia y el recrudecimiento de las medidas coercitivas unilaterales, reconocidas por organismos multilaterales como violatorias del derecho internacional, y en consecuencia, la necesidad del cese o al menos flexibilización de estas para aliviar el sufrimiento del pueblo cubano y garantizar una relación respetuosa entre Cuba y Estados Unidos.
Por el contrario, los defensores del gobierno cubano centraron sus estrategias discursivas en el cese de las referidas sanciones y en el derecho de Cuba a su libre determinación. Mientras tanto, evitaron debatir con profundidad sobre las problemáticas señaladas acerca de los presos políticos, la limitación de libertades civiles y otras violaciones de derechos humanos que siguen lastrando la relación armoniosa entre el Estado y la sociedad civil.
En adición, era evidente que —aunque estuvieron personas de origen cubano— la mayoría de los presentes en las manifestaciones en apoyo al presidente de la Isla eran nacionales estadounidenses o de otras nacionalidades, lo cual contrasta con la participación de miembros del exilio cubano en las protestas de calle, en la cual abundaban los cubanoamericanos.
Si bien las demandas de ambos grupos pueden comprenderse, continúa prevaleciendo la ausencia de un consenso y la falta de intereses y capacidades para negociarlo, ante la desestimación de un ejercicio del debate plural para llegar a puntos de acuerdo que contribuyan a analizar la situación de la Isla y a proponer marcos de actuación propicios y objetivos que tributen a la solución de los problemas internos y el bienestar de su ciudadanía.
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Las polémicas que generó la presencia de Díaz-Canel en la AGNU y las actividades desarrolladas en la ciudad de Nueva York evidenciaron los puntos de desencuentro y contradicciones entre los adeptos a los grupos políticos bien definidos (gobierno-oposición), cada vez más notorios, que llegan a tener momentos de crispación y confrontación en espacios físicos fuera del territorio cubano.
Más alla de que las demandas, alertas y propuestas por los representantes del gobierno de la Isla ante la AGNU tuvieron fundamento, la presencia de grupos que legitiman o deslegitiman su labor sería beneficiosa si, desde un ejercicio del debate plural, fueran expuestos, analizados y sometidos a debates respetuosos todos los argumentos de las partes que impliquen a los cubanos, donde quiera que residan y más allá de su postura política.
De esta manera, el discurso gubernamental en la escena internacional se viera reforzado, y se duplicarían los esfuerzos por contribuir al real y objetivo desarrollo de la Isla, en todas las esferas de actuación.
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1 comentario
mucha retorica y un buen recuento historico, pero que no aborda el problema principal que afecta al pueblo cubano. Un presidente que habla de desarrollo sostenible y no ha podido garantizar la sostenibilidad del socialismo que profesa, no tiene moral para pararse a pedir una transformacion financiera internacional, cuando no ha podido llevar una politica financiera que saque al pais de la miseria. Un presidente que aprueba la construccion de grandes instalaciones hoteleras que le quitan el abastecimiento del agua y la electricidad a la poblacion no tiene moral para exigir nada. Podia seguir mencionadndo muchos mas ejemplos de la decadencia que tiene el pais que Diaz Canel preside. Pero solo basta ver las entrevistas y las opiniones de cubanos en la internet para darse cuenta de la verdadera realidad cubana. Un presidente que en lugar de crear los mecanismos para que los campesinos puedan producir independientemente del control estatal y permitir la pesca en todo el litoral y someter a un plesbisito para que el pueblo decida a quien elegir es un presidente que no merece el respeto del pueblo. Cuando los pueblos emigran es la señal mas fehaciente que el gobierno no sirve. De eso es lo que la joven Cuba debe publicar.
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