Del 11J al 17M: retóricas, simbolismos y contrastes

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En la tarde del domingo 17 de marzo (17m) de 2024, perfiles de usuarios de redes sociales y algunas cuentas de medios no estatales difundieron y viralizaron videos y fotografías de una manifestación popular en la Carretera del Morro, en Santiago de Cuba, donde ciudadanos protestaban por la falta de electricidad y de alimentos que les afectan desde hace semanas.

Más tarde, las evidencias daban cuenta de que ciudadanos de otras ciudades de la Isla también se hacían eco de las inconformidades. Bayamo en Granma, Santa Marta en Cárdenas, provincia de Matanzas y El Cobre, en Santiago de Cuba también se unieron a la manifestación popular, que duró hasta bien entrada la noche.

Hace casi tres años, el 11 de julio de 2021, en varias provincias de Cuba ocurrían las mayores revueltas populares en la Cuba post 1959, en medio de las carencias económicas y las medidas restrictivas para evitar los contagios por la Covid-19.

A la luz de ambos sucesos, distantes en el tiempo, pero con puntos en común, se impone un análisis de los factores que condujeron a su génesis y las estrategias discursivas empleadas tanto por el gobierno cubano como por la oposición para enfocar el fenómeno, en los medios de comunicación gubernamentales, los no estatales y las redes sociales digitales.

Las protestas del 17M y las condicionantes sociohistóricas

Cuba inició 2024 con uno de los mayores planes urgentes de ajuste económico que ha propuesto implementar en décadas, bajo el nombre de Plan de Estabilización Macroeconómica, y que fue dado a conocer en la Asamblea Nacional a finales de diciembre. Este incluye en primera instancia aumentos en los precios de la energía, el gas, el agua, el combustible y más adelante el cese del subsidio universal de alimentos.

El gobierno cubano ha confirmado en 2024 la existencia de una «economía de guerra», por lo que ha considerado necesario aplicar medidas que reviertan la situación económica de la nación, de por sí compleja, por los efectos del recrudecimiento de las medidas coercitivas unilaterales que pesan sobre la Isla y las decisiones desacertadas tomadas en el Ejecutivo, como el llamado Reordenamiento Monetario del 2021, que continúa repercutiendo negativamente tanto en la macroeconomía del país, como en la economía familiar de los cubanos.

Como consecuencia, los elevados niveles de inflación, la escasez de alimentos, la carencia de productos básicos, la precariedad de los servicios de salud y la inestabilidad energética ante la ausencia de combustible, incidieron en los reclamos de una parte de la población cubana, así como en su legitimidad.

Paralelismos simbólicos

Por coincidencia, tanto el 11J como el 17M cayeron domingo, un día que, desde el punto de vista connotativo, se asocia simbólicamente al descanso y a reponer fuerzas para emprender una nueva semana de trabajo.

Mientras las manifestaciones del 11J tuvieron su génesis en San Antonio de los Baños, un municipio de Artemisa, al sur de La Habana, y se replicaron prácticamente en todo el país, las protestas del 17M se gestaron en un barrio de Santiago de Cuba y posteriormente en las redes sociales digitales hubo reportes de situaciones similares en Bayamo (Granma), El Cobre (Santiago de Cuba) y Santa Marta (Cárdenas, Matanzas).

Si recurrimos a las connotaciones, pueden establecerse ciertos paralelismos desde el punto de vista simbólico e histórico respecto a los sitios donde se produjeron las recientes manifestaciones.

Santiago de Cuba es conocida la Ciudad Héroe, donde tomó protagonismo el proceso de liberación nacional rebelde que concluyó en 1959; la ciudad de Bayamo fue quemada por sus habitantes el 12 de enero de 1869 antes de caer en manos de las tropas españolas dirigidas por Blas Viñate, II Conde de Valmaseda; El Cobre, poblado minero del noroeste de Santiago de Cuba que guarda la imagen venerada de la Virgen de la Caridad, patrona de la Isla, fue escenario de protestas esclavas, procesos de cimarronajes y conspiraciones de personas negras y mestizas en diferentes momentos de los siglos XVII al XIX, además de ser el sitio al que el Padre de la Patria, en noviembre de 1868, entró de rodillas para orar ante la imagen de la Virgen por la independencia de Cuba. Santa Marta por su parte, es un consejo popular del municipio de Cárdenas, conocido como la Ciudad Bandera, sitio donde desembarcó en 1851 y ondeó por primera vez la enseña nacional, que la Asamblea de Guáimaro asumió el 10 de abril de 1869 y se consolidó a lo largo de la historia como uno de los símbolos más venerados de la nación.

Pero además de los posibles simbolismos, como ocurrió en torno al 11J, en el 17M se construyeron narrativas que es oportuno identificar y analizar, en aras de una mejor comprensión de las interconexiones y rupturas entre las mismas.

La retórica discursiva en torno al 11J y el 17M por parte del gobierno

Como expresión ciudadana de una crisis económica agravada por las medidas coercitivas unilaterales de Estados Unidos, el cierre del turismo y el periodo pandémico, las manifestaciones del 11J se produjeron por reclamos diversos, con una mayor presencia de consignas antigubernamentales, ofensivas y de acciones vandálicas en algunas localidades contra comercios del Estado cubano. Consignas como «Patria y Vida», «Que se vayan» y «Libertad» pudieron escucharse en videos difundidos en redes sociales.

Aunque el reclamo de «Libertad» y «Patria y Vida» regresó en algunas de las manifestaciones del 17M, la consigna más replicada fue «Corriente y Comida» o «Queremos comida», como síntesis de las necesidades más urgentes de la población que salió a las calles esa tarde. «No más muela» fue otra frase coreada por grupos de manifestantes, alegando negarse a escuchar explicaciones sin visualizar, en la práctica, soluciones concretas a sus necesidades.

Aunque el reclamo de «Libertad» y «Patria y Vida» regresó en algunas de las manifestaciones del 17M, la consigna más replicada fue «Corriente y Comida» o «Queremos comida».

En la provincia de Santiago, pudo verse cómo funcionarios del Estado subían al tejado de sus oficinas para hablar desde allí, mientras algunas voces en la multitud gritaban «Nadie los eligió». Por otra parte, es oportuno acotar que, en la protesta de Bayamo, los manifestantes entonaron las notas del Himno Nacional, como recordatorio de que fue en esa ciudad donde por primera vez se entonaron los versos que convocaban a la guerra por la liberación de Cuba frente a España, compuestos por Perucho Figueredo, y que se convirtieron en otro de los símbolos más preciados de la nación.

A la noche del día siguiente, se produjo en Santiago de Cuba una nueva manifestación, donde se realizó una conga de protesta, con cantos como «Mira, yo me erizo», en referencia a un video recientemente viralizado sobre la visita de Díaz-Canel al municipio granmense de Río Cauto el pasado 26 de enero, así como consignas rítmicas novedosas, entre las que trascendieron «Y la comida qué» y «Pin… pal’ presidente, no hay comida y no hay corriente».

Una mirada a la actitud y la retórica empleada por el gobierno cubano indica que en la jornada del 11J el presidente acudió al municipio de San Antonio de los Baños, donde dialogó con algunos de los manifestantes y autoridades de la localidad. Las imágenes de su presencia allí, y parte de sus declaraciones, fueron difundidas por los medios de comunicación gubernamentales. Posteriormente, de regreso a La Habana, realizó una comparecencia en cadena nacional desde el Palacio de la Revolución. El escenario escogido en ese momento para dirigirse a los cubanos no fue fortuito: emitir un discurso televisado desde el Palacio, uno de los símbolos del poder gubernamental en la Isla, transmitía una imagen de cohesión y unidad del gobierno.

Emitir un discurso televisado desde el Palacio, uno de los símbolos del poder gubernamental en la Isla, transmitía una imagen de cohesión y unidad del gobierno.

Desde el punto de vista discursivo, en ese momento, Díaz-Canel alegó que los sucesos eran producto de la escalada de provocaciones que la contrarrevolución promovía en esos días, dadas las complejidades que el país había comenzado a experimentar desde el segundo semestre de 2019, como consecuencia del recrudecimiento de las medidas coercitivas unilaterales de la administración de Donald Trump y la inclusión de Cuba en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo, que buscaban un estallido social en la Isla, una intervención militar y el fin de la soberanía.

En consecuencia, el mandatario presentó a un grupo de manifestantes del 11J como personas confundidas por las limitaciones económicas que padecían los cubanos; sin embargo, alegó que otro grupo de «provocadores» habían salido a la calle con propósitos de desestabilización y convocó a los «comunistas a que salgan a la calle» y enfrentarlos, como un acto legítimo de defensa de la nación. Fue notoria entonces la frase «La orden de combate está dada», que repercutió en redes como un llamamiento a la confrontación directa y violenta con quienes protestaban.

Semejante estrategia encontró eco en los medios de comunicación del gobierno, en los que se construyó una retórica que presentó a una parte de los manifestantes como saboteadores, provocadores, vándalos y en su mayoría, desvinculados laboralmente, que se dejaron influenciar por los contenidos difundidos en perfiles de las redes sociales asociados a activistas de la oposición y medios de comunicación con sede en el sur de Florida. Esta denominación fue utilizada por voceros afines a la línea del gobierno para hacer una generalización sobre la totalidad de personas que protestaron, y así dar legitimidad a la respuesta represiva.

Sin embargo, en esta ocasión ocurrió de manera diferente. Tras los sucesos del 17M, el jefe de Estado optó por enviar un mensaje por sus cuentas en redes sociales como Facebook y X, donde evitó emplear términos como «manifestaciones» o «protestas», sino que se refirió a los sucesos como una expresión de «inconformidad con la situación del servicio eléctrico y la distribución de alimentos», por parte de grupos de personas. Al mismo tiempo, responsabilizó a los «terroristas radicados en EE.UU.», en referencia a los influencers y youtubers opositores de origen cubano que residen en Florida y están incluidos en la lista de 61 personas que tienen causas por terrorismo contra Cuba, divulgada en noviembre de 2023 por las autoridades de la Isla.

Del mismo modo, el argumento de las medidas coercitivas unilaterales de Estados Unidos contra Cuba continuó como narrativa explicativa central, que ha continuado replicándose tanto por el mismo presidente cubano en diversos espacios, como por medios de comunicación gubernamentales.

Si bien en el 11J se diluyeron los intentos del diálogo entre las autoridades y los manifestantes, y se mostraron en escenarios de confrontación, crispación y violencia tanto en el espacio físico como en las redes sociales, en el 17M el gobierno tuvo como prioridad presentar a sus funcionarios como autoridades dispuestas a dialogar y a explicar la «compleja situación» existente en el ámbito económico y energético, así como las acciones que se realizan para darle solución. Por otra parte, en análisis de las protestas del 17M hecho por voceros del gobierno en espacios de la televisión cubana, reconocieron, por primera vez en un contexto de protesta social, la legitimidad de las manifestaciones pacíficas en la Isla y el amparo legal de las mismas.

No obstante, resulta notorio cómo el sábado 23 de marzo, el periódico local Sierra Maestra de Santiago de Cuba, publicó un artículo de opinión titulado «Nadie puede arrebatarnos la paz», donde analizó lo ocurrido el domingo anterior. Si bien el texto reconoce las razones que condujeron a la protesta popular pacífica en Santiago de Cuba, la respuesta dialógica de las autoridades locales y explícitamente afirma que «a este hecho se sumaron otros manifestantes en poblados y comunidades santiagueras», sin precisar en cuáles, retoma la retórica que los medios de comunicación de carácter nacional construyeron el 11J en torno al origen de las manifestaciones y la procedencia social de quienes participaron en ellas.

El texto pone en duda la espontaneidad de las manifestaciones y deja entrever que estas fueron manipuladas desde la subversión. Mientras, construye una estrategia discursiva en la que cuestiona el verdadero rol de protección de los hijos de las madres santiagueras que salieron a las calles con los pequeños en brazos a reclamar alimentos, y las califica de criminales y falsas.

El texto pone en duda la espontaneidad de las manifestaciones y deja entrever que estas fueron manipuladas desde la subversión.

Posteriormente, desconoce el interés de las manifestantes de alimentar a sus hijos, afirmando, sin dar ninguna prueba, que reclamaban «una leche que a veces ni los pequeños se toman, pues no pocas la venden a 2 000 pesos» para más adelante continuar diciendo que «viven irritadas cuando el producto se demora, pues es una jugada perfecta que el Estado lo dé a precios módicos y sin disparar un chícharo, logren con su venta mucho dinero».

Como en el 11J, el artículo periodístico del diario local santiaguero enfatiza en «los desvinculados», a quienes presenta como «muchachones jóvenes y fuertes, que ni estudian ni trabajan» y califica como «parásitos de nuestra sociedad» y, en consecuencia, desagradecidos con el Gobierno cubano, a quien resaltan como benévolo por permitir que los no trabajadores reciban los mismos beneficios que el resto de los cubanos residentes en la Isla.

El texto también retoma la estrategia discursiva que muestra a «trabajadores, amas de casa, jubilada y hasta curiosos» como «confundidos», aunque no aparece explícitamente la palabra en la construcción del discurso periodístico. Sin embargo, se exponen varios argumentos que conducen a esta conclusión, al presentarlos como personas «falta de carácter», manipuladas, desagradecidas, desinformadas y con «poca capacidad de análisis».

Lo anterior se evidencia una dualidad en cuanto a las estrategias que siguió el discurso del gobierno cubano. Si bien en las declaraciones del mismo presidente y los medios de comunicación gubernamentales de carácter nacional, los grupos de manifestantes fueron presentados como inconformes con la situación de país y se reconoció la legitimidad de las protestas pacíficas, en órgano oficial del Comité Provincial del Partido Comunista de Cuba en Santiago de Cuba se retomaron estrategias discursivas similares empleadas el 11J para demonizar la acción de quienes salieron a las calles el 17M, con la aparición de otra orientada a presentar negativamente a las madres que salieron a protestar con sus hijos en brazos.  

No obstante, es de destacar que el antes mencionado artículo fue cuestionado, incluso por activistas defensores del gobierno cubano. Es el caso de Pedro Jorge Velázquez, conocido en las redes sociales digitales como El Necio quien, en su perfil personal en Facebook cuestionó el grado de «insensibilidad» del texto publicado en el periódico santiaguero, e instó a no generalizar narrativas sin tener en cuenta los contextos de quienes padecen necesidades.

Otro aspecto de importancia es el referido a la respuesta policial. En el 11J policías y militares reprimieron las protestas, detuvieron y encarcelaron a manifestantes y algunos fueron condenados a penas de prisión en juicios sumarios; pero aunque en el 17M fue notable la presencia de la policía en las manifestaciones, cuentas y perfiles vinculados al gobierno cubano argumentaron que era necesaria para garantizar el resguardo ciudadano y que las protestas se desarrollaran desde los códigos del civismo y el pacifismo. Por tanto, la presencia policial no se caracterizó, como en otras ocasiones, por una respuesta agresiva hacia los manifestantes; no obstante,  según reportes independientes, en el marco de las protestas recientes ocurrieron detenciones cuyas circunstancias aún no han sido esclarecidas.

Por otra parte, como ocurrió tras el 11J, en que el gobierno destinó módulos de alimentos durante un tiempo para cada familia de todo el país, luego de las protestas del 17M en Santiago de Cuba se reportó el envío, por parte de las autoridades, de alimentos a las bodegas de la ciudad y el inmediato restablecimiento de la electricidad.

Las posibles consecuencias que pudiera traer para Cuba un cambio de gobierno fueron abordadas al día siguiente de las protestas del 17M en la revista informativa Buenos Días, donde el vocero Humberto López recordó la existencia de la Ley Helms-Burton y las disposiciones asociadas a ella, con relación a la devolución de los bienes que fueron confiscados luego de 1959, incluyendo la tierra.

A esto se unió el lanzamiento de un podcast en YouTube, estrenado el jueves 21 de marzo con Miguel Díaz Canel como anfitrión, donde recurre a la historia previa a 1959 para ilustrar lo que ocurriría con el sistema electroenergético si fuera privatizado como consecuencia de un cambio de régimen en el país.

En este espacio, el presidente repitió su estrategia discursiva de no criminalizar ni estigmatizar a los manifestantes, aunque también evitó profundizar sobre los desaciertos de su gobierno que podrían estar agravando las condiciones de vida de los cubanos y por tanto estimulando las manifestaciones.

Ante la pregunta de las posibles «culpas internas», respondió que «mientras haya bloqueo recrudecido y mientras exista la inclusión de Cuba en una lista de países que supuestamente apoyan el terrorismo nosotros tenemos todo el derecho soberano de culpar al gobierno de los Estados Unidos».

También negó que las protestas tuvieran un carácter antigubernamental: «la gente no estaban protestando contra el gobierno, las personas nuestro pueblo estaba planteando situaciones difíciles que está viviendo, pero ¿a quiénes se las estaba planteando? Al gobierno». Asimismo, afirmó que el Partido y el Gobierno escuchaban de forma recurrente los planteamientos de la ciudadanía.

Perfiles de activistas e influencers de la oposición y la construcción del discurso sobre las protestas

En el marco del 11J los activistas e influencers vinculados a la oposición basaron su narrativa en la generalización de las protestas en toda la Isla como recurso discursivo para desafiar al gobierno cubano a hacer reformas inminentes y drásticas. En este sentido, el llamado a los cubanos a tomar las calles resultó recurrente en la inmensa mayoría de los perfiles en redes sociales de las figuras de la oposición más visibles, así como un grupo de cubanos residentes en el sur de Florida.

El empleo de cifras indeterminadas para argumentar la presencia de las mayorías en las protestas también fue una estrategia discursiva recurrente, al emplear términos como «miles de cubanos», o hacer referencia a figuras abarcadoras como «el pueblo» o «Cuba».

Para el 17M, varios perfiles en las redes sociales vinculados a la oposición evocaron la salida a la calle de manifestantes, suministrando en múltiples casos información errónea o sin confirmar: «Villa Clara en la calle», «Ciego de Ávila en la calle», «Alquízar está en la calle», con el propósito de universalizar las protestas y lograr la masividad del 11J. Para ello, muchas cuentas difundieron videos de acontecimientos anteriores para presentarlos como parte de un estallido generalizado.

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Por otro lado, algunos periodistas y youtubers de la oposición fueron más cuidadosos al realizar sus directas en las plataformas digitales, al evitar afirmar todo reporte como verdadero y ofrecer elementos mejor verificados sobre lo que estaba ocurriendo, a partir de fragmentos de video que les proporcionaban algunos usuarios de las redes sociales, en su mayoría seguidores o suscritos a sus canales.   

Durante el 11J, en el discurso opositor, los manifestantes fueron presentados como pacíficos en su totalidad, mientras las autoridades fueron presentadas como violentas y represores de las protestas, lo cual se reforzó posteriormente con la denuncia de golpizas, detenciones arbitrarias, la extrema vigilancia a la que fueron sometidos activistas y periodistas de medios no estatales residentes en la Isla, el corte de los servicios de internet y las violaciones al debido proceso que reforzaron la narrativa del Estado-represor.

Los participantes en el 17M también fueron presentados como pacíficos, pero enardecidos, descontentos y cansados de las carencias que, a juicio de los analistas de la oposición, son consecuencia directa de políticas internas erradas y la tozudez del gobierno cubano al no querer admitir el fracaso del sistema y llevar a cabo un cambio en el modelo económico y sociopolítico. En esa jornada también se reportó inestabilidad en unos casos, o caída total en otros, de los servicios de datos móviles, siendo este un denominador común en la mayoría de escenarios de protesta post-11J.

A pesar del apoyo general del grueso de figuras y grupos de oposición a las protestas, entre algunos sectores minoritarios apareció una línea diferente, que cuestionaba a los manifestantes por reclamar «Corriente y comida» y no por el fin del sistema. Esta narrativa, con mayor fuerza en perfiles radicales de redes sociales, defendió la necesidad de acciones más contundentes y explícitas, en algunos casos violentas y abiertamente injerencistas, al tiempo que desestimaron el valor de los acontecimientos en curso.

Aunque en la mayoría de videos difundidos no se observa una actuación violenta de las fuerzas del orden hacia los manifestantes del 17M, las cuentas asociadas a grupos e influencers de la oposición alertaron que su presencia en el lugar de las protestas tenía como propósito comenzar a reprimirlas en cualquier momento.  En Bayamo, por ejemplo, videos difundidos por algunos manifestantes muestran a personas corriendo por la persecución policial, y cómo las fuerzas del orden usaron las patrullas como barreras para impedir el avance de los participantes en las protestas.

Una forma de discurso que ha sido empleada a raíz de los sucesos del 11J, y se ha reforzado tras el 17M, se orienta a que las fuerzas del orden también forman parte del pueblo cubano y padecen las mismas carencias, por lo que instan a policías y militares cesar la represión y unirse a los reclamos del pueblo.

Asimismo, la plataforma Cubalex denunció que en el poblado de El Cobre fueron detenidos al menos cinco hombres jóvenes que posteriormente se trasladaron a la unidad de Versalles, centro de operaciones de los órganos de la Seguridad del Estado en esa provincia. En la mañana del lunes 18 de marzo, imágenes difundidas en redes sociales evidenciaron que un grupo de personas se congregó en las afueras de la sede para exigir la liberación de los detenidos. En los días sucesivos, Cubalex continuó denunciando citaciones, interrogatorios y acoso hacia activistas de la oposición en distintas provincias de la Isla.

Desde el punto de vista discursivo, el contexto de las protestas fue utilizado para directas realizadas por influencers de la oposición, con el objetivo de aludir a la necesidad de un cambio de régimen en la Isla, alegando que a lo largo de 65 años los cubanos han sido privados de los derechos humanos fundamentales, y responsabilizando al gobierno de la destrucción del país y el deterioro económico, que ha traído como resultado la escasez de alimentos, de transporte y el aumento de los apagones.

El contexto de las protestas fue utilizado para directas realizadas por influencers de la oposición, con el objetivo de aludir a la necesidad de un cambio de régimen en la Isla.

La oposición también visibilizó el apoyo de un grupo de cubanos que acudieron a manifestarse en las afueras del restaurante Versailles, en Miami, que es comprendido como una extensión de Cuba en la Florida, punto de encuentro no solo por la gastronomía cubana que se oferta sino también porque es escenario de debate político sobre el tema Cuba. En ese sentido, artistas y presentadores cubanos residentes en el sur de Florida también expresaron su apoyo a los manifestantes, por medio de directas en las redes sociales. Estas manifestaciones en apoyo a los manifestantes se dieron en otros lugares del mundo en una escala más reducida.

En ese sentido, la narrativa insiste en el empoderamiento simbólico que tiene el pueblo cubano para decidir si continúa o no bajo los designios de un «Estado-terrorista», que se ha sustentado en el temor y la desconfianza entre cubanos. De ahí que en los días sucesivos al 17M, la narrativa discursiva se oriente a alentar la continuidad de las protestas, como modo de presionar al gobierno y propiciar su caída.

Como respuesta a la narrativa empleada por el gobierno cubano ante la idea de un colapso catastrófico del sistema, medios de comunicación del sur de Florida han utilizado dos estrategias de larga data: una orientada a mostrar el fracaso total de la Revolución, que parte de la misma comparación de la Cuba antes y post 1959, y otra destinada a mostrar a los representantes y voceros gubernamentales como deshonestos, al desmontar sus planteamientos y exponer los argumentos que buscan refutar las afirmaciones de la contraparte gubernamental.

***

Las manifestaciones del 17M evidencian el estado de tensión y ebullición en que se encuentra el escenario cubano, más allá de las retóricas discursivas empleadas por el gobierno o la oposición, por lo que mientras la crisis continúe, es probable que ocurran más protestas similares a lo largo de la Isla.

En comparación con el 11J, puede asegurarse que el discurso gubernamental ha dado un cambio ligero, insuficiente, pero visible, que aunque responsabiliza de la situación económica y las protestas al gobierno estadounidense y las medidas que pesan contra Cuba, reconoce la situación de crisis a la que se enfrenta el país, a la vez que desestima toda responsabilidad por parte del gobierno en lo ocurrido. Igualmente, es oportuno destacar que por lo general los manifestantes no fueron tildados de «contrarrevolucionarios» o alborotadores, ni se llamó a enfrentarlos en las calles, como sí ocurrió en 2021, lo cual representa un avance significativo en cuanto a las formas en que el Estado metaboliza la protesta social y el disenso en general.

Es oportuno destacar que por lo general los manifestantes no fueron tildados de «contrarrevolucionarios» o alborotadores, ni se llamó a enfrentarlos en las calles.

Por su parte, el discurso de los grupos de la oposición continúa reforzando la línea de la necesidad de un cambio radical en la Isla, que depende de que los cubanos tomen protagonismo y se lancen a las calles en rebelión contra el gobierno, al que definen como opresor, arcaico, violento y dictatorial.

Si bien en esta nueva serie de protestas, así como en los discursos construidos en torno a ellas, se ha podido ver una relativa diversidad de posturas incluso al interior de los bloques principales del escenario político cubano, se ha podido apreciar una tendencia a percepción del “otro lado” como un adversario por eliminar. El gobierno denunció a nivel discursivo la política de las sucesivas administraciones estadounidenses y los terroristas de origen cubano que residen en Florida contra el modelo político cubano, mientras los sectores de la oposición destacaron la incapacidad del gobierno para solventar la crisis energética y alimentaria, así como la ilegitimidad del Estado cubano como portavoz de los intereses de los ciudadanos. De esta manera, ante la ausencia de interlocutores legítimos y narrativas compartidas, se torna cada vez más difícil poner sobre la mesa la posibilidad de una negociación, y vuelve aún más distante un proyecto de diálogo y la generación de consensos entre cubanos.

En este sentido, cabría valorar si va siendo hora de que los cubanos, residentes o no en la Isla, sepan mirarse unos a otros como personas diversas, con objetivos y necesidades propias, y no como enemigos irreconciliables. Aún desde la discrepancia es posible encontrar puntos en común sobre los cuales construir un proyecto compartido mínimo y no excluyente de coexistencia. De esa manera será posible tender puentes, tanto entre gobiernos y grupos políticos como entre personas, en pos del bien común y un futuro donde sea posible la convivencia, el respeto por el que piensa distinto, y la participación colectiva en la construcción del país con el que la mayoría de los cubanos se pueda sentir identificada.

10 COMENTARIOS

  1. ¿Quien desembarcó en cárdenas y ondeó por vez primera nuestra bandera?¿Por qué si se habla de paralelismos históricos y se menciona a Figueredo y Céspedes no sucede lo mismo con Narciso López?

  2. Buen anslisis.. Lo importante y esencial está en la base. Cuando la mayoría del pueblo cubano que reside en Cuba comprenda y concientice que para tener electricidad y comida lo primero es tener Libertad, entonces podría derrotar al tirano opresor que se esconde bajo el manto de Revolución.

  3. Comparto casi 100 % ese párrafo final de la entrada que es lo único que nos podría decir cómo ha de seguir esto para adelante, arriba en la entrada, es solo historia contada y mucha muela. Y cuando digo casi 100 % es porque en esta idea.

    “En este sentido, cabría valorar si va siendo hora de que los cubanos, residentes o no en la Isla, sepan mirarse unos a otros como personas diversas, con objetivos y necesidades propias, y no como enemigos irreconciliables. Aún desde la discrepancia es posible encontrar puntos en común sobre los cuales construir un proyecto compartido mínimo y no excluyente de coexistencia.”

    Es mi opinión que los que han reiteradamente dejado de mirarnos “como personas diversas, con objetivos y necesidades propias” es el GOBIERNO CUBANO que sigue con su arrogancia acostumbrada en asistir a monólogos con los que les son afines y se portan bien, y entendamos que GOBIERNO tiene que ser, si o si, parte del dialogo para que sea creíble y arroje alguna posibilidad real de cambio a futuro.

    En cuanto a otro detalle significativo de esta entrada es señalar que “El gobierno cubano ha confirmado en 2024 la existencia de una «economía de guerra” y hacer mención sin profundizar, porque en la concreta nadie creo sabe de qué se está hablando acá cuando nos anuncian “Cuba inició 2024 con uno de los mayores planes urgentes de ajuste económico que ha propuesto implementar en décadas, bajo el nombre de Plan de Estabilización Macroeconómica”

    Específicamente esto, tan importante a futuro, porque después de los cambios en la cartera de ministros, recién ocurridos, nos podría indicar como desde el gobierno se intentará salir de la extendida crisis estructural de la economía Cubana y la cuasi bancarrota económica visible de la Cuba actual y por ello recomiendo lean esta entrada y los comentarios que la acompañan sobre, como viejos y muy respetados economistas del patio pueden extraer podría significar asegurar la existencia de una “economía de guerra” en estas tan complejas circunstancias que ha de desarrollarse cualquier giro del presente curso del continuo fracaso que han de redireccionar.

    https://segundacita.blogspot.com/2024/03/economia-de-guerra-o-mercado-en-la_25.html

  4. Valdría la pena hablar igual del mal uso del lenguaje al pretender nombrar a los cubanos de a pie “intoxicados”, esta vez sin apelar a confundidos, si de eso se trata la resistencia creativa, está muy mal el Gobierno que solo hace para el y no para el pueblo, dando toda la impresión de ser ellos los intoxicados en dogmas, eufemismos y muela, como popularmente se le llama.

  5. 11 y 17 suman 28 día de nacimiento del apostol,,J y M iniciales de los meses julio y marzo ,,iniciales del apostol,,,que raro,,que casualidad!!!!

  6. Es oportuno destacar que por lo general los manifestantes no fueron tildados de «contrarrevolucionarios» o alborotadores, ni se llamó a enfrentarlos en las calles.

    ———

    ahora tienen la estrategia de grabarlos en video con los moviles e irlos a cazar casa x casa…ya van 45 detenidos y la cifra sigue subiendo…….

  7. diaz canel no provoca empatia, tiene un discurso aburrido y miente mucho. no sabe escoger las palabras. tiene muy poca carisma y da la sensacion constatemente de vivir en Narnia.

  8. a el no le aplican el bloqueo genocida… tiene Ipad Pro….Iphone y Apple Watch. no se cuanto cobra como presidente ni donde puede adquirir productos que FLAG SHIPS de Estados Unidos……

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