A propósito de «la caja que no cuadra»

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Caja que cuadra

No me voy a referir esencialmente —aunque también—, al programa Cuadrando la Caja, transmitido en dos partes por la televisión cubana hace tres meses, al parecer sin penas ni gloria, pero que ha levantado un nuevo avispero a partir de que el pasado 29 de diciembre publicara, en su sitio de Facebook, una parte de la intervención del notable científico cubano Agustín Lage en aquellos programas, en que cambia su indudable experticia en el campo de la inmunología molecular por opiniones económicas de dudosa base científica.

Colegas como Julio Carranza y Oscar Fernández respondieron con excelentes textos en sus perfiles respectivos de Facebook y motivaron muchísimos comentarios de diverso signo, incluyendo uno mío. Luego, el texto de Carranza fue reproducido en el blog Segunda Cita, del cantautor Silvio Rodríguez donde suscitó opiniones de destacados economistas y cientistas sociales como Humberto Pérez, Joaquín Benavides y Carlos Alzugaray.

Este texto, sin embargo, no es mi respuesta al doctor Agustín Lage, ni siquiera a la calidad o pertinencia de las intervenciones hechas en el referido programa, sino tiene por objeto analizar lo inconveniente de continuar con estériles debates ideológicos que en realidad no resuelven los problemas principales que afectan al país desde hace varias décadas, y que alcanzan en la actualidad una gravedad extrema.

No obstante, considero importante desmitificar algunos conceptos que a menudo son utilizados por dirigentes del Partido y el gobierno cubanos en sus intervenciones públicas, y luego también por algunos analistas en medios oficiales. Tales conceptos, en el fondo, carecen de contenido real o son tergiversados debido al lamentable desconocimiento tanto de las categorías de la economía política marxista, como de la economía moderna.

El ataque que en la actualidad se dirige contra la actividad económica privada en Cuba, y la defensa dogmática del Estado como empresario, no es algo nuevo. Estamos acostumbrados a la funesta táctica de la dirigencia, apoyada en su control sobre los medios de difusión, de abrir espacios al sector no estatal y al mercado cuando el agua da al cuello y cerrarlos cuando baja a la cintura. El guion no ha cambiado.

La crítica no suele ser lanzada primero desde los más altos niveles de decisión, sino desde niveles intermedios y, a partir de un estado de opinión que nunca se demuestra con la publicación de datos, se cierran los escasos espacios de actividad económica con ciertos grados de libertad. La diferencia con el momento actual es que el agua sigue al cuello, y esto hace aún más absurdo apelar a una serie de dogmas cuya inutilidad está demostrada por la experiencia histórica.

Es usual que se culpe de los altos precios de bienes y servicios a los empresarios privados, y antes a los trabajadores por cuenta propia, desconociendo la responsabilidad que han tenido en ello la desastrosa política monetaria del llamado «Ordenamiento»; el excesivo déficit fiscal que se ha monetizado; la existencia de tiendas en las que se requieren depósitos en divisas extranjeras para adquirir bienes que resultan elementales en la mayor parte de los hogares del mundo; el impacto de la devaluación del peso en la necesidad de importar insumos debido a que nuestra industria lleva décadas postrada; y la escasez de producción agropecuaria y bienes de consumo en general, que en cualquier economía normal se traduce en aumento de precios.

No obstante, abogar por la existencia de empresas privadas y cooperativas en la economía cubana no significa que se proponga privatizar la propiedad pública. Hasta el momento, la mayor parte de los economistas que apoyamos el desarrollo de actividades económicas privadas y cooperativas no hemos propuesto privatizar, sino que, junto a la presencia de empresas estatales, existan empresas privadas y cooperativas, y si deben competir, que compitan.

Lo que no tiene sentido alguno es que para asegurar el control sobre la sociedad se establezcan monopolios estatales, que compensen su ineficiencia con altos precios por los bienes y servicios que ofrecen, usualmente con cuestionable calidad, lo que se traduce en el empeoramiento del nivel de vida de las personas.

A quienes atizan el fuego contra el naciente y bastante vapuleado sector privado en la economía cubana por temores de una restauración capitalista, les sugiero revisar todo lo que han avanzado muchísimas empresas privadas, incluso en países subdesarrollados y especialmente latinoamericanos, en temas de responsabilidad social. Les invito asimismo a considerar las posibilidades reales de restauración capitalista que se crean a partir de la existencia de empresas constituidas con recursos públicos y que aparecen «legalmente» como sociedades comerciales privadas.

Desde las torres de marfil del dogmatismo característico del marxismo vulgar, se pretende que aceptemos que socialismo es, exclusivamente, el modelo heredado del estalinismo, y que podría resumirse, desde el punto de vista económico, en el carácter centralizado y estatizado de la economía y la verticalidad de las principales decisiones relativas a producción, distribución y consumo.

Por su parte, desde el punto de vista institucional y político, en ese tipo de socialismo el «modelo» ha estipulado el dominio de un partido único —minoritario, por cierto—, sobre el resto de la sociedad, privada por ende de la soberanía para ejercer con mecanismos reales y legalmente asegurados su condición de propietaria de los medios de producción fundamentales.

Del estalinismo también se heredó —aunque ello comenzara bajo el liderazgo de Lenin— la práctica de asegurar la supuesta unidad no mediante el consenso, sino a partir de la represión del pensamiento diferente, y de estigmatizar la crítica con los calificativos de anti-socialista, anti-obrera, anti-soviética y, en nuestro caso, anti-cubana y, de paso, mercenaria.

Ese tipo de socialismo, fracasado históricamente, es el que se pretende «irrevocable» en Cuba para asegurar su «continuidad», en absurdo desprecio por la dialéctica, la concepción materialista de la historia y la realidad misma.

Para los fundadores del pensamiento socialista en su vertiente marxista —que vale aclarar no ha sido la única—, el socialismo sería resultado de la solución de la contradicción entre el carácter cada vez más social del proceso de producción y el carácter cada vez más privado de la apropiación de los resultados de la producción. Ese alto nivel de socialización de la producción no existía en la Rusia bolchevique al inicio de las transformaciones socialistas, y fue violentado. Lo mismo ocurrió en los países de Europa Oriental y en China, Vietnam, Corea del Norte, Cuba y demás naciones en que se adoptó este modelo.

Es decir, ninguno de estos países estaba en condiciones de construir el socialismo, si es que en algún momento ello fuera posible, porque la realidad es que el proceso seguido por las sociedades capitalistas más desarrolladas —que según Marx serían las primeras en lograr dichas transformaciones sociales y económicas—, están bastante lejos de conseguirlo, y mucho menos conjuntamente, aunque siguen presentes las contradicciones del capitalismo advertidas por Marx, solo que con las lógicas modificaciones del paso de más de un siglo.

Por eso, cuando diversos dirigentes o funcionarios hablan del «socialismo cubano», valdría preguntarnos si lo que existe en Cuba es socialismo, y mi respuesta es negativa. No es socialista un país en el que la propiedad social no se realiza como tal porque la sociedad carece de mecanismos para ejercer su condición de propietaria colectiva de los medios de producción que están en manos del Estado, y tampoco puede controlar la gestión de la misma.

Que una empresa sea estatal no quiere decir que sea socialista. En el orden práctico esto es bastante difícil de lograr. Sin embargo, la única posibilidad real de hacer efectivo un sistema que lo permita, requeriría de una democracia efectiva y de un sistema institucional desarrollado a partir del funcionamiento de un marco legal transparente. Nada de eso existe en Cuba.

Quienes insisten en petrificar el socialismo desde posiciones de poder, y lo convierten en camisa de fuerza que frena el desarrollo de las fuerzas productivas e impide adoptar medidas imprescindibles para sacar al país de la profunda y gravísima crisis en que está; en lo que sí parecen tener éxito es en que cada vez menos personas crean en las posibilidades de un sistema socialista —que tendría que ser radicalmente diferente al que se pretende aquí— como forma avanzada o incluso deseable de organización social.

Esta cuestión, en apariencia teórica, contiene sin embargo un carácter en esencia práctico; porque si asumimos que el sistema que nos presentan como socialista no lo es, entonces resulta perfectamente posible y necesario —incluso dentro del ideal socialista— eliminar todas las características que hacen que dicho sistema sea aquí improductivo y empobrecedor en lo económico y retrógrado en lo político. Por tanto, es imprescindible abandonar las camisas de fuerza que hoy sujetan a Cuba en la más grave crisis de las últimas tres décadas y crear condiciones para que resurja como una sociedad democrática y libre.

Es importante comprender que las penalidades que sufre la sociedad cubana en su vida cotidiana, marcada —entre otras cosas— por la insatisfacción de sus necesidades básicas, el deterioro de su poder adquisitivo, la emigración creciente de jóvenes, profesionales y técnicos; la gravísima situación de la población adulta mayor, son manifestaciones de una crisis económica estructural, pero su solución es de naturaleza eminentemente política.

Desde hace varios años, diversos economistas hemos hecho propuestas de política económica, algunas sistémicas, otras puntuales; algunas con determinado enfoque teórico, otras con otro; sin embargo, casi todos hemos coincidido en que las medidas adoptadas han sido incorrectas, mal diseñadas, mal implementadas y con efectos contrarios al deseable impulso de la recuperación económica del país. A pesar de ello, la dirección del Partido y el gobierno rehúsa considerar las críticas, adopta posiciones justificativas y se abroquela detrás de las sanciones estadounidenses como causa de todos los males. Esto nos sitúa frente a la realidad de que la solución a la crisis económica y al empobrecimiento acelerado que nos afecta, es de naturaleza política y requiere de soluciones políticas.

La dirigencia cubana no solo ha actuado con torpeza en su política económica, también lo ha hecho así en el manejo de los conflictos sociales y políticos resultantes de la agudización de la crisis misma, y de los reclamos de una parte creciente de la sociedad respecto al ejercicio de las libertades consagradas en la constitución y de otras que son parte del acervo político de la «civilización occidental» a la cual pertenecemos. Esto ha contribuido a profundizar la fractura de la sociedad y de la confianza de muchos en que un futuro mejor es posible en Cuba.

En tales condiciones la caja no puede cuadrar. Para ello resultaría imprescindible un nuevo consenso social incluyente, que parta del reconocimiento de opciones y alternativas políticas diversas, y en el que la unidad se alcance desde la diversidad y no a costa de ella. Este debe ser un ejercicio profundamente democrático, del que emerja un sistema institucional y político que asegure las libertades sociales e individuales consagradas en la actual constitución, y otras que deberían ser consecuencia de un futuro proceso constituyente verdaderamente democrático y que, por cierto, es parte del ideario que inspiró en su momento la Revolución Cubana.

23 comentarios

Walber 6 enero 2023 - 8:42 AM

Marxismo pa arriba y marxismo pa abajo! Estamos enbarcados.

MAURICIO DE MIRANDA PARRONDO 6 enero 2023 - 10:27 AM

Walber: Obviamente, los problemas de la economía cubana pueden ser analizados desde diversos enfoques teóricos. Si asumimos la lógica neoclásica el resultado es apabullante, pero siempre nos dirán que es “la lógica neoclásica”. El problema cambia cuando demuestras un resultado apabullante desde la mismísima lógica del marxismo, cuyos argumentos son vulgarizados y convertidos en dogma por muchos dirigentes y sus propagandistas. La lógica de la economía política marxista es suficiente para explicar el sinsentido en el que estamos.

Armando Capote 6 enero 2023 - 9:23 AM

Muy buen artículo. Toca aspectos esenciales desde la perspectiva económica en sus vínculos con lo político y señala las contradicciones entre las posiciones y decisiones desde el poder y las necesidades y reclamos de la realidad que vivimos. Lo que no he visto tratar en ninguno de los escritos de este tipo es el asunto de la capacidad autónoma del país de enfrentar y solucionar la problemática que acumula con las posibilidades de actuación de los tipos de cubanos que existen hoy en el país, que a su vez son el recurso fundamental con que se cuenta para las soluciones y da muestras evidentes de una insuficiencia notable para asumirlas. Cualquier solución concebida deberá desplegarse a través de la actuación humana. Las ideas no operan por ellas mismas. Con que tipo de cubano se cuenta hoy para resolver los problemas del país? Será este un problema menor?

MAURICIO DE MIRANDA PARRONDO 6 enero 2023 - 10:21 AM

Armando: No es un problema menor. Es un tema crucial. Ahí hay mucho campo de actuación para otras ciencias como la Psicología, la Sociología y la Antropología.

JORGE 6 enero 2023 - 1:19 PM

A principio de los años 70, cuando era evidente el deterioro físico de Franco, y se vislumbraba los problemas que el régimen instaurado por el en España tendría sin la presencia del “Caudillo”, se escribió mucho acerca de lo que vendría en España. Pues bien: el consenso mayoritario en el mundo occidental era que con las características del eso que se podría llamar el “individuo español” común y corriente, era poco probable que una democracia al estilo occidental moderna prospera en España. En 1975 el Caudillo murió, y en 1976 se echó a andar lo que después se llamó la transición, y con sus luces y sombras se cimento en España una democracia parlamentaria homologable con el resto de Europa occidental. Habría que decir que cosas así pasaron en otros lares, con diferentes culturas e historias. Ningún acerbo democrático existía en Japón, en Corea del Sur y Taiwán. Hoy son democracias ejemplares. Moraleja: no subestimen al maltratado pueblo cubano. Si a ese pueblo se le da la oportunidad, es decir si les quitan de encima esa bota asfixiante que ya dura la bagatela de 64 años, ese pueblo le podrá dar un inesperada y grata sorpresa.

mauriciodemiranda 6 enero 2023 - 4:01 PM

Jorge: Estoy seguro que el pueblo cubano está en capacidad de construir de forma democrática y libre un nuevo ordenamiento institucional que permita la convivencia ciudadana.

dario 6 enero 2023 - 9:45 AM

MireProfesor ,todo cubano con sentido comun,sabe que el marxismo-leninismo del Ego en Jefe,solo fue un pretexto para poder reinar en cuba y ser Un Tipo famoso.Hubiera podido ser Nazi,fascista,pero lo que estaba de moda era ser antimperialista y marxista,la URSS,le garantizaba eso.No se si en Rusia habria sido necesario una Revolucion comunista,pero viendolo a la luz de la Historia,lo dudo mucho.En Cuba ,esa narrativa de las masas de obreros y ampesinos,derrocando a la tirania neocolonial y lberndo a una Cuba triste,pobre y sumisa ,es ridicula,solo creible para un grupo de elite que creyo y aun cree que dandole migajas a un pueblo envilecido y embrutecido por ellos mismo,puede reinar como una corte del tiempo del Rey Sol.Solo os “Iluminados” pueden opinar en la cuba oficialy no importa el disparate que diganseran elogiados y elevados….no hay disidencia ,no hay voz discrepante.Cuba es eso,un reinado absoluto,donde la elite,se dedica a ….hablar de marxismo.Un buen gobierno liberal o socialdmocrata,los hubiera hecho mucho mejor y ,es mi opinion que a los cubanos le es mucho mejor tener a los EEUU de paradigma que a la URSS o a Rusia,China,Iran,etc,etc.Los paises mas prosperos del mundo ,los mas avanzados en el progresivismo,son paises de democracia liberal,mercado y capitalismo en diferentes grados.Los gobiernos totalitarios no pueden conducir a la prosperidad sostenida,pues la libertad,los derechos son consustanciales al desarrollo sostenido.

Juan Carlos 6 enero 2023 - 10:55 AM

Una verdadera clase, logra resumir en pocas líneas, una verdad tan grande como el Sol.
Ignorarla, no tomar las medidas necesarias para salir de este infierno, sería un gran error.

Ayleen Robainas Barcia 6 enero 2023 - 10:58 AM

excelente análisis! gracias!

Esteban 6 enero 2023 - 10:59 AM

“No obstante, abogar por la existencia de empresas privadas y cooperativas en la economía cubana no significa que se proponga privatizar la propiedad pública”.
xxxx
Doctor, en todas partes el Estado es bastante ineficiente en comparación con el sector privado.
En Cuba el Estado es 100% ineficiente por lo que quitar de sus manos el control de la economía es vital para que comencemos a emerger de las profundidades de la charca pestilente de miseria y desesperanza en que nos sumió como nación la absurda economía centralizada.
Son las pequeñas, medianas y grandes empresas privadas las que hacen grandes a los países, algo que incluso ha quedado demostrado en países de partido único como China y Viet Nam.
Lo que quiero decir es que en Cuba no existe la “propiedad pública” pues el “público” no dirige o controla algo en nuestro maltrecho país. Lo que existe es la propiedad privada del grupito de poder que lo ha destrozado todo hasta los cimientos en contra de todo sentido común.
Es decir, lo que usted “no propone” es precisamente lo que debería proponer dado el historial de incompetencia del obsoleto modelo económico cubano.

Frank Montada Rodriguez 6 enero 2023 - 11:28 AM

Excelente artículo y plenamente de acuerdo con usted. Añadiría parafraseando al Dr. Raúl Roa Garcia: La Revolución Cubana hace muchos años SE FUE A BOLINA II. Que nos queda, como llamar al gigantesco aparatazo de gobierno con una trayectoria más que probada de fracasos interminables, de endeudamiento constante, de no hacer honor a los pagos correspondiente aún en época de relativa bonanza, con un éxodo masivo jamás visto y que augura otro problema gravísimo para nuestra destruida economia y sociedad, siempre justificando lo injustificable, de mentir y violar todos los los principios éticos, de continuar manipulando aún a una parte de nuestro sufrido y cada vez más empobrecido pueblo, DICTADURA, TIRANÍA? porque REVOLUCIONARIOS NO LO SON hace ya mucho tiempo.

A propósito de «la caja que no cuadra». – Mauricio de Miranda Parrondo 6 enero 2023 - 11:46 AM

[…] Publicado originalmente por La Joven Cuba, 6 de enero de 2023. https://jovencuba.com/caja-no-cuadra/ […]

Jagger Zayas Querol 6 enero 2023 - 11:59 AM

Sólo me parece necesario añadir a lo expuesto por Mauricio, que la Dictadura del Proletariado, característica del socialismo esbozado por Marx y Engels, en Cuba nunca existió y en su lugar, impusieron la Dictadura del Partido Único, desde las ORI, el PURSC y luego, acrecentada y agrandada, el PCC.
Si bien durante los primeros años después del Triunfo de la Revolución, el apoyo del pueblo fue enormemente mayoritario por el Programa del Moncada y la obra revolucionaria en esos primeros años, poco a poco se ha ido perdiendo la base popular de apoyo a la cúpula dirigente por la acumulación de errores, cambiazos, improvisaciones y un sin número de promesas incumplidas hasta el sol de hoy, ya carente del pacto social necesario y acudiendo a la censura extrema y la represión parecida a las de los gobiernos de la seudo República.
El discurso de Fidel el 4 de enero de1959 en Camagüey durante la escala en esa ciudad por la caravana de la victoria, es muy elocuente en retratar como antipopular el ejercicio del gobierno y del poder que padecemos en la actualidad y nos ha llevado a la parálisis económica, politica y social que caracteriza al país con una sola palabra: sin esperanza!

El inagotable, Orlando J Martinez 6 enero 2023 - 12:00 PM

Hemos mantenido una posición consistente a favor de la migración regular, ordenada y segura entre Cuba y los EEUU.

Entonces, ¿para que estimularon las salidas por Nucaragua?

lourdes 6 enero 2023 - 12:25 PM

controlan los medios y dan voz a los que defienden sus concepciones sobre lo que es marxismo, no tienen “cojones” para organizar una mesa redonda con Julio, Humberto, Oscar, Ricardo, Triana, todo esto lo organiza Polanco and Co. , con la venia de su Jefe Diaz Canel, es triste porque el pais se sigue hundiendo con la ideas del Gil que tenemos de Ministro de Economia

Lourdes 6 enero 2023 - 12:28 PM

agrego, a mi comentario anterior, que se pueda esperar, si la Jefa de Comunicacion publico en twit recordando la creacion de la URSS y su legado, hay que mandarla a estudiar historia contemporanea, su pensamiento es un reflejo de lo que quieren oir sus jefes.

Manuel Figueredo 6 enero 2023 - 12:36 PM

Doctor Mauricio usted sabe cómo buen economista que es que esa caja nunca cuadrara mientras exista ese gobierno.
En ese cuadre de caja, nunca sobrará nada, solo faltantes.
Usted apela a la Constitución de la República, pero también usted sabe, que esa fue hecha a modo y conveniencia de ellos para perpetuarse en el poder de por vida. Si la verdadera solución de la Patria que nos vió nacer es la vía política hagamos nuestro esfuerzo para llevar a vías de hechos la extinción de ese mal gobierno-partido-estado, convertido hoy en una soberana DICTADURA ; el pueblo de Cuba nos lo agradecerá. Gracias.

mauriciodemiranda 6 enero 2023 - 4:07 PM

Manuel: Yo no estuve de acuerdo con el proyecto de constitución. En internet están disponibles mis objeciones en varios textos y también puede encontrarlas en mi blog. Sin embargo, lo realmente inadmisible es que las autoridades ni siquiera cumplen la que ellos mismos promovieron. Por eso hablo de respetar la que hay y convocar a un proceso constituyente de forma democrática.

Manolo 6 enero 2023 - 1:27 PM

¿Agustín Lage, qué es lo que sabe sobre una Empresa Estatal Socialista?. Que vaya a dirigir una empresa cualquiera, de cualquier ministerio, a ver si su experiencia dirigiendo en un sector priorizado, con financiamiento garantizado y con todas las gestiones apoyadas personalmente por Fidel, le sirve para algo.

Observador 2023 6 enero 2023 - 1:35 PM

Siempre es un placer leer a Mauricio. No cabe duda del fracaso del sistema implantado en Cuba hace mas de 60 años, una variante de socialismo con mucho de personalismo pero sentenciada de igual manera al fracaso por sus genes totalitarios y desconectados en su esencia de la naturaleza humana. Podremos desgastarnos haciendo un inventario de todos los errores, inventos, improvisaciones cometidos en todas estas décadas, dada la inagotable capacidad para el dislate de sus dirigentes, pero conocerlos no nos impide seguir sufriéndolos. Amparados desde un principio en garantizar su supervivencia por todos los medios excepto el imprescindible de ser autosostenibles economicamente (a la nación, por supuesto no a ellos que lo son de sobra). Ya son incapaces de rectificar y tampoco es algo que les preocupe demasiado. Primero subsistieron por las expropiaciones y nacionalizaciones a extranjeros y cubanos (que le garantizaron por medios robinhoodianos lograr aun mas apoyo popular), luego por los enormes subsidios soviéticos y del campo socialista, mas tarde de sus apadrinados venezolanos y mas recientemente por las remesas de sus emigrados. Con eso les es suficiente tener engrasado su aparato represivo, su valvula migratoria y su total control de una sociedad domesticada en la desesperanza y la obediencia. Las estadísticas economicas podrán asustar, pero siempre habrá mecanismos para maniobras y mantener firme el timón. No olvidemos que sin dudas son definitivamente incapaces en lo económico, pero expertos en secuestrar el poder y dispuestos a ponerse y quitarse el traje o disfraz camaleónico que haga falta, en el momento que mas convenga. Y en 2023 les seguiremos viendo haciendo de las suyas, aunque las cifras económicas y demográficas, nos aterren, en esta Cuba que ya es de los pícaros, por los picaros y para los pícaros.

Daniel Torres 6 enero 2023 - 1:58 PM

Excelente artículo, profesor Mauricio. No puedo estar más de acuerdo con esto que usted dice: “lo inconveniente de continuar con estériles debates ideológicos que en realidad no resuelven los problemas principales que afectan al país desde hace varias décadas, y que alcanzan en la actualidad una gravedad extrema.”
Sólo agregar que el momento actual es de una situación caótica y que precisa, si se quiere salvar a Cuba, de un urgente cambio de rumbo. No es posible ya para el régimen seguir gobernando como hasta ahora, no es posible reeditar un generoso subsidio externo que les saque las castañas del fuego, no es posible seguir manteniendo a todo un pueblo en condiciones miserables y sin esperanzas de un futuro más promisorio. Esos tiempos se acabaron. El régimen no tiene otra cosa que ofrecer que no sea más represión, pero sabe que con esos métodos no podrá ya acallar las voces de tantos cubanos desesperados por su trágica situación. La dictadura cubana está demostrando una tozudez y una soberbia increíbles: se niega a hacer los cambios urgentes, pospuestos una y otra vez, tanto en lo económico como en lo político que precisa la nación para salir del abismo, y cree que con más discursos y consignas podrá engañar a la ciudadanía, harta ya de esperar por ese futuro luminoso que no ha llegado en 64 años. No cabe duda, si continúan por ese camino, que es lo más probable, deben atenerse a las consecuencias de su nefasta actitud, porque hace rato que el modelo que nos impusieron fracasó allí donde se originó, y este país, de eso estoy seguro, no va a convertirse en un Haití o un Somalia por capricho y antojo de un régimen inepto e impopular. Hace ya mucho tiempo se les advirtió que no podían seguir desperdiciando el tiempo con promesas y proyectos incumplidos, porque son las vidas de los cubanos las que se acaban, y la paciencia también. No aprendieron nada y hoy continúan en el poder tras haber devastado a la nación. Deberían mirar atentamente sus relojes y acabar de darse cuenta de que su tiempo se les está acabando. De cualquier forma, les guste o no, digan lo que digan, el cambio llegará, porque la situación está llegando a un punto de no retorno.

Andrés 7 enero 2023 - 3:41 PM

Sólo un par de digresiones para otro momento profesor, pero coincido básicamente con sus conclusiones.

Un consenso sostenible debe ser incluyente, lo cual parte de un ejercicio democrático sano que reconozca miradas filósóficas diversas. Dichas miradas encuentran su expresión práctica en la existencia de diversas opciones y alternativas polícas. Pero todo esto, en mi opinión, también implicaría reconocer la forma particular en que occidente se proyecta en Cuba. En nuestro país coinciden los usos y descendientes de los colonizadores y de los colonizados, de modo que nuestra expresión occidental, que definitivamente predomina, es sui géneris. Opino que el debate debe incluir a todos los elementos que la componen. No todas las libertades a las que se refiere la constitución son patrimonio exclusivo, o necesariamente primigenio, de la civilización occidental. Es importante que las diferentes interpretaciones de estas libertades, que siempre se manifiestan de modo tan subrepticio como permanente en todas las esquinas cubanas, y que muchas veces suelen disgustar a más de un defensor de la civilización occidental, sean parte del debate.

De cualquier modo, creo que esta, a mi juicio importante, conversación la podríamos tener más adelante y en un marco más adecuado. Sólo quería hacer esta breve digresión para que no se me olvidara. Por lo demás, coincido plenamente con su comentario.

Guillermo Cabanas Gómez 7 enero 2023 - 3:50 PM

Lo peor es que ese modelo nos lo han vendido como marxista leninista.
Incluso en vida de Lenin, Stalin controlaba el partido; la hegemonía de este órgano fue la estrategia de Stalin para incrementar su poder. Pero el papel hegemónico del partido aparece en nuestra constitución como un principio inamovible. Es sólo un detalle de la trampa.

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