La victoria de Lula y la continuidad del bolsonarismo

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Nadie lo dude: Lula es uno de los políticos más notables de su tiempo y tiene en su haber al menos dos récords que merecen ser comentados. El ex obrero metalúrgico, con apenas sexto grado de escolaridad y otrora líder sindical, es el único expresidente que regresa al Palacio do Planalto para cumplir un tercer mandato. Además, es el candidato a la presidencia que más votos recibió desde la redemocratización, en 1989.

La grave fractura que hoy exhibe la sociedad brasileña es resultado de varios factores. Entre ellos: el ascenso del populismo de extrema derecha en Europa y Estados Unidos y, hay que reconocerlo, el rechazo de buena parte del electorado brasileño a la participación del Partido de los Trabajadores (PT) y sus aliados políticos en una saga de escándalos de corrupción que deterioraron no solo su imagen, sino que también restaron credibilidad a los políticos y la política institucional como vías para resolver los problemas de la nación, sin los aventurerismos autoritarios del pasado.

La prisión de Lula en julio de 2017, luego de ser condenado por el entonces juez Sergio Moro (antilulista confeso, hoy senador electo) por lavado de dinero y corrupción pasiva, fortaleció la narrativa que defendía una presunta sinonimia entre PT-izquierda y corrupción.

Con el principal referente de la izquierda tras las rejas, la expansión del antipetismo y la debilidad de los partidos de centroderecha tradicionales —como el Partido Socialdemócrata Brasileño (PSDB), de Fernando Henrique Cardoso, José Serra y Aécio Neves—, se allanó el camino para que Jair Bolsonaro —diputado federal cuasi irrelevante que devino caudillo de la lucha contra la corrupción, el PT, la izquierda, y el marxismo; y defensor de valores conservadores, la familia, el neoliberalismo y la religión—, llegase por medio de las urnas a la máxima magistratura.

En lo político, la gestión de Bolsonaro se caracterizó por la demonización de la izquierda y los movimientos sociales progresistas, la normalización de discursos machistas y homofóbicos, la degradación de valores democráticos y republicanos; la conducción de las relaciones internacionales con base en la afinidad ideológica con gobiernos de derecha y no en los intereses nacionales de Brasil. También fueron constantes los embates entre el poder ejecutivo y el judicial, que con más o menos firmeza, dependiendo de la ocasión y del juez actuante, contuvo las afrentas de Bolsonaro a la Constitución y las leyes.

En lo social, Bolsonaro se empeñó en degradar la educación pública superior y el sector de la cultura, bastiones históricos, según su perspectiva, de la izquierda y las fuerzas vivas democráticas de Brasil. Ante la imposibilidad de ejecutar la depuración ideológica de las universidades federales, expulsando a los docentes marxistas y progresistas, el gobierno disminuyó gradualmente el financiamiento a esos centros de educación superior para precarizar y, en algunos inviabilizar, programas de docencia, investigación y extensión.

La transformación del Ministerio de la Cultura en una secretaría del Ministerio de Turismo, dirigida por abanderados de lo más rancio del conservadurismo brasileño, y el recorte de fondos destinados a la producción artística y cultural, así como los intentos de instrumentalizar la cultura, alterando leyes de incentivo y apoyando institucionalmente a artistas y agrupaciones afines al poder; forman parte del legado del gobierno de Bolsonaro.

Otras de las herencias nefastas que su gestión deja al pueblo brasileño y al mundo, fue el aumento de la deforestación en la región amazónica, en razón de incendios forestales intencionales, invasión de tierras indígenas y áreas protegidas; obstaculización del trabajo de los órganos de inspección ambiental y aliento desde el poder a actividades agropecuarias y de minería irregulares.

Debo mencionar que la muerte de más de 600 mil personas y el caos por falta de oxígeno en ciudades como la norteña Manaos, fue resultado de la irresponsabilidad gubernamental y social durante el enfrentamiento a la pandemia de COVID-19 y del negacionismo de un líder que no escuchó ni acató las recomendaciones de las entidades sanitarias locales e internacionales (uso de mascarilla, distanciamiento social y vacunación).

Lula
Lula y Bolsonaro durante un debate en São Paulo, el 16 de octubre de 2022.
(Foto: Mariana Greif/Reuters)

En ese contexto caótico, Jair Bolsonaro fue responsable de no haber destinado a tiempo recursos federales suficientes para expandir el número de camas y salas de terapia intensiva en los hospitales del Sistema Único de Salud (SUS), y de no financiar a universidades y centros de investigación capaces de producir vacunas contra el coronavirus.

Al borde del colapso, gobernadores de estados, alcaldes, entidades médicas e integrantes de los poderes legislativo y judicial, se movilizaron para asumir, a contracorriente del ejecutivo federal, el combate a la pandemia más devastadora desde la gripe española. En la práctica, los estados enfrentaron la pandemia como si fueran países independientes, al punto de manifestar intenciones de adquirir vacunas producidas por laboratorios extranjeros sin la mediación de un Ministerio de Salud que solo se interesó cuando vio que podía ser redituable para la futura campaña por la reelección del presidente.  

Paradójicamente, Jair Bolsonaro también defraudó a una parte del empresariado brasileño al incumplir su promesa de entregar a la gestión privada empresas públicas fundamentales, como Petrobras y la Empresa Brasileña de Correos. Defensor, solo al inicio, de un amplio programa de privatizaciones, concluye su mandado no como un estatista convicto, sino como alguien que, al igual que sus antecesores, utilizó la distribución de cargos de dirección en las compañías estatales para comprar apoyo político en el Congreso, incurriendo en la misma corrupción política que prometió combatir.

Bolsonaro deja una nación dividida ideológica y políticamente, vulnerable en lo económico y devastada en lo social. Además de las decenas de miles de fallecidos por el Covid-19; el aumento de la extrema pobreza, visible incluso en los centros urbanos del país, y del hambre que hoy afecta a cerca de treinta millones de ciudadanos en uno de los tres países del mundo que más produce y exporta alimentos, son parte del legado que el próximo gobierno deberá revertir.

El regreso de Lula

Después de una intensa batalla jurídica, en junio de 2021 el Tribunal Supremo de Brasil restableció la presunción de inocencia de Lula al anular las sentencias por las que estuvo 580 días preso. Ocho de los once magistrados de esa corte entendieron que el juez Moro había violado el principio de imparcialidad durante el proceso contra el ex presidente, con intención de impedir que el líder del PT disputase la elección de 2018.

Tras la histórica decisión, Lula fue excarcelado y sus derechos políticos restablecidos. Unos de los momentos más importantes del retorno del expresidente al quehacer político, fue la gira que en noviembre de 2021 lo llevó a Alemania, Francia, Bélgica y España. Allí fue recibido por líderes políticos y parlamentarios. Asimismo, fue entrevistado por diversos medios de comunicación interesados en su resurrección política y su visión del Brasil actual y futuro.  

Desde el Parlamento Europeo, en Bruselas, Lula afirmó que los problemas de Brasil tenían solución «a pesar del proyecto de destrucción puesto en práctica por un bando de extrema derecha sin la menor idea de lo que es cuidar de un país y de su pueblo», y agregó que durante sus dos mandatos el país se convirtió en la sexta economía mundial y un ejemplo de la posibilidad de «superar la extrema pobreza y el hambre, con total respeto a la democracia y dentro de un corto espacio de tiempo».

Consciente y optimista por los triunfos de candidatos y partidos progresistas en diversos países, Lula anticipó que así como en los vecinos Argentina, Chile y Perú, en 2023 la izquierda volvería al poder; también Brasil por la vía democrática volvería «a ser una fuerza positiva en el mundo».

La gira contribuyó a consolidar su liderazgo y dejó abierta la puerta para fortalecer relaciones comerciales, políticas y de cooperación con la Unión Europea, que se alejó de Brasil en virtud de la despreocupación del gobierno de Bolsonaro con el cuidado del medio ambiente.

Lula
Jair Bolsonaro durante un acto de campaña para las elecciones en Brasil.
(Foto: André Borges, Bloomberg)

El Encantador de Serpientes

La victoria jurídica en el STF y las evidencias de mala fe del juez Sergio Moro no fueron suficientes, sin embargo, para revertir el desgaste de la imagen de Lula y del PT ante amplios segmentos de la sociedad brasileña, favorables o cooptados por la extrema derecha.

La percepción de que el orden democrático configurado en la Constitución de 1988 estaba siendo degradado por el comportamiento autocrático del actual presidente, la identificación de miembros del Gobierno con el ideario fascista, la promoción de la compra de armas, incluyendo fusiles de asalto, y el irrespeto del mandatario al poder judicial; encendieron las alarmas de los demócratas brasileños de todos los cleros políticos. Bolsonaro, el hombre con la misión de apaciguar al PT y reducir el poder de movilización social, se convirtió en una amenaza a la continuidad del Estado democrático de derecho.

En una entrevista concedida al diario español El País, Lula afirmó sin tapujos que si volvía a la presidencia, el resultado de su eventual gestión podía ser inferior a lo logrado en sus dos mandatos consecutivos y que su principal temor era no cumplir dos objetivos: recuperar el prestigio internacional de Brasil y lograr que el pueblo comiera tres veces al día. Para alcanzar sus propósitos urgía construir un programa político concebido en alianza con otras personas, más allá de la izquierda, pues además de ganar las elecciones necesitaba poder gobernar.

Anticipando el resultado de las votaciones para diputados y senadores, Lula advirtió que el PT no conseguiría mayoría en ambas cámara del Congreso Federal y, por tanto, tendría que negociar con los futuros parlamentarios, pues en eso consiste la política.

Consciente de que el PT y la izquierda no tenían fuerza suficiente, y de la necesidad de constituir un frente que agrupase a las fuerzas políticas democráticas interesadas en derrotar a Bolsonaro en 2022, Lula construyó una alianza con políticos de centroderecha como su antiguo adversario Geraldo Alckmin, quien gobernó en tres ocasiones el estado de São Paulo, fue presidente del Partido Socialdemócrata Brasileño y candidato a la presidencia dos ocasiones por esa misma formación.

Semanas antes de la segunda vuelta de la elección presidencial, el Encantador de Serpientes —epíteto con el que sus adversarios reconocen la capacidad de Lula para articular alianzas con figuras políticas distantes de muchos de los principios defendidos por el PT—, consiguió el apoyo de prestigiosos economistas liberales como Armínio Fraga, Edmar Bacha, Pedro Malan e Persio Arida, integrantes del equipo responsable por la ejecución en febrero de 1994 del plan que implementó al real como moneda nacional y controló los constantes aumentos de la inflación.

En paralelo, Lula recibió el apoyo explícito de la senadora Simone Tebet, del centroderechista Movimiento Democrático Brasileño (MDB). Jurista y profesora universitaria que lanzó su candidatura a la presidencia y obtuvo el tercer lugar con 4.915.423 (4,16%), Tebet participó en varios actos públicos con el expresidente para convencer a los electores de la necesidad de preservar la democracia, independientemente de divergencias ideológicas, políticas y partidarias.

El frente democrático liderado por Lula sumó el respaldo de los ex presidentes José Sarney y Fernando Henrique Cardoso; de exministros del Supremo Tribunal Federal, de académicos, artistas y empresarios. Todo esfuerzo era poco, ya que hasta la víspera de la segunda vuelta los sondeos indicaban que la victoria de Lula sobre Bolsonaro, de ocurrir, sería por un margen estrecho.

Es importante señalar que diversos sondeos también indicaron un aumento del apoyo a la gestión del gobierno de Bolsonaro semanas antes de la elección presidencial. Ese movimiento pudo ser alentado por la disminución artificial del precio de los combustibles y la revitalización de políticas de redistribución de renta, como el Auxilio Brasil (ayuda financiera a familias en situación de pobreza).

Convencido de que usar la distribución de recursos públicos para ganar votos sería insuficiente para vencer, Bolsonaro no se opuso a la divulgación de información tendenciosa y noticias falsas con la intención de desprestigiar a Lula. La campaña de desinformación promovida por el bolsonarismo llegó a tal punto, que el Tribunal Superior Electoral determinó en más de una ocasión la retirada de contenidos falsos y difamatorios que circulaban en diversas plataformas digitales, y otorgó derecho de réplica a los afectados por frecuentes fusilamientos de reputación online.

No hay dudas de que el ambiente virtual fue el principal campo de batalla entre los aspirantes a ocupar la Presidencia. Imposición de baños unisex en centros educacionales, legalización total del uso de drogas, clausura de templos religiosos y la ya habitual afirmación de que con Lula, Brasil se convertiría en una nueva Venezuela; fueron tan solo algunas de las mentiras que los influenciadores digitales bolsonaristas echaron a rodar en redes sociales para minar las posibilidades del candidato de izquierda.

Los asesores de Lula, por su parte, recordaban los vínculos de Bolsonaro con grupos paramilitares de Río de Janeiro, sus discursos abiertamente misóginos y homofóbicos y acusaban de genocidio contra el pueblo brasileño la inacción del gobierno durante la pandemia.

Al mismo tiempo, la contienda electoral se convirtió una suerte de guerra santa en la que los dos candidatos se esforzaron para ganar el favor de los integrantes de diversas denominaciones cristianas. Mientras Bolsonaro contaba con amplio apoyo de las iglesias evangélicas y de segmentos del catolicismo más conservador; Lula, que en el pasado también fue aliado de parte de ese sector optó, si bien tardíamente, por divulgar una «Carta a los Evangélicos», en la que reiteró su compromiso con la libertad de credo, dejó claro que no era un defensor del aborto y que su legalización, total o no, era atribución del poder legislativo, e invitó a iglesias y comunidades religiosas a ser partícipes de la implementación de políticas públicas para combatir la adicción a las drogas.  

En una disputa en que mentiras y tergiversaciones en el ambiente virtual se normalizaron, la misiva a los religiosos fue un gesto imprescindible, en aras de minimizar los efectos perniciosos del bombardeo de fake news que presentaban a Lula como un enemigo de la libertad religiosa y de los valores cristianos.

Lula

Una victoria ajustada

Maestros del juego sucio, los bolsonaristas ejecutaron acciones para evitar la victoria de Lula. El propio 30 de octubre, agentes de la Policía Federal de Carreteras se articularan para impedir que ómnibus llegaran a los locales de votación, sobre todo en estados considerados bastiones del PT. La rápida intervención del presidente del Tribunal Supremo Electoral, Alexandre de Moraes, y la resistencia de los electores, frustró el plan de la extrema derecha. Según el propio Moraes, al cierre de los colegios electorales más de 150 mil ciudadanos pudieron ejercer su derecho al voto en todos los municipios (más de 5 500) del país.

Justo al filo de las ocho de la noche, el Instituto Datafolha proyectó la victoria del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Minutos después, los números divulgados en tiempo real por el Tribunal Superior Electoral confirmaron que, con el 51,9% de los votos válidos, Lula ocuparía, por la tercera vez, la presidencia de la mayor economía de América Latina.

Aún derrotado, Bolsonaro consiguió el 49,1% de los votos, lo que reafirma la amplísima base social con que cuenta la ultraderecha en el país, también representada en la composición de la próxima legislatura federal. El estrecho margen (2 139 645 votos) por el que Lula venció al actual presidente, constata el agravamiento de la polarización durante la gestión de Bolsonaro. Polarización que se expresa en el auge del conservadurismo, los fundamentalismos religiosos, la intolerancia y la violencia política.

El futuro gobierno de Lula tiene ante sí grandes desafíos. El primero de muchos será que el traspaso de poderes cumpla con las formalidades de la ley y ocurra en armonía. En segundo lugar, poder gobernar. Lula tendrá que montar un gabinete en el que estén representadas las diversas fuerzas políticas que contribuyeron a la victoria. Conciliar los intereses, objetivos y puntos de vista de progresistas y liberales no será fácil, pero es imprescindible para la funcionabilidad del poder ejecutivo. El tercer desafío político será negociar con un parlamento en el que no tiene ni tendrá mayoría a favor de su programa de gobierno. Cuarto, fortalecer las relaciones de Brasil con el resto del mundo, por medio de una diplomacia pautada por los intereses nacionales y no por la ideología del partido en el poder.

En lo social, los mayores retos serán los males heredados del bolsonarismo, el combate al hambre, la pobreza y la desigualdad. Al mismo tiempo, el nuevo gobierno deberá priorizar el rescate de políticas públicas que ampliaron al acceso de familias de baja renta al empleo, la educación técnica y superior y la vivienda. Para lograr todo eso, he aquí otro reto: la nueva administración tendrá que incentivar el crecimiento económico, la responsabilidad fiscal y el cuidado del medio ambiente, pues de ello depende el aumento de inversiones extranjeras, especialmente europeas, en Brasil.

El fenómeno que hoy denominamos bolsonarismo ha incidido en el deterioro de los valores republicanos y de las normas de convivencia social que garantizaron en las últimas tres décadas un mínimo de armonía entre los habitantes de un país tan diverso y plural como Brasil. Luchar contra él, es tal vez el mayor desafío, no solo de Lula con sus habilidades para encantar serpientes, sino de todo el campo democrático brasileño.

35 COMENTARIOS

  1. Al foro Sr Padilla no le gustará su escrito. El Sr Sanson, por ejemplo, y Figueredo son trumpistas, y Trump es amigo de Bolsonaro.
    Su texto muy bueno debiera ser del Cubadebate. Los de Miami lo van a conjurar ???????

    • Estimado Ramón, el texto es mi análisis del un observador participante de la realidad brasileña contemporánea. No es una obra de ficción ni arenga a las masas. No creo que Cubadebate publico el artículo de un crítico del actual estado de cosas en Cuba. No soy fan ni apoyador de ningún régimen, partido o figura que predique o ejerza el autoritarismo, sea de izquierda, de derecha, sultanista o marciano.

  2. Segun el autor Lula es un santo y Bolsonaro un demonio. No se nada de Brasil, pero siempre ha habido chorros Maquiavelos y estafa’os
    Contentos y amarga’os Varones y dublés

    Que el siglo veinte
    Es un despliegue
    De maldá insolente
    Ya no hay quien lo niegue

    Vivimos revolca’os en un merengue
    Y en un mismo lodo
    Todos manosea’os

  3. Tienen mucha suerte los brasileños pues pueden elegir a su presidente. Los cubanos no elegimos uno desde 1948. El que hoy tenemos se puede dar el lujo de ir de disparate en disparate pues no le debe nada a nadie excepto a Raúl Castro, quien a dedo lo puso ahí.
    Brasil tiene más posibilidades de resolver sus problemas que Cuba.

  4. Aquí ya tuvimos un encantador de serpientes, llamado Fidel Castro. Es antológica la cantidad de promesas que hizo, promesas que nunca se cumplieron. Destruyó el país alegremente a lo largo de sus 47 años de reinado. Pero a ese nunca lo pudimos sacar del poder, simplemente porque nunca cumplió otra de sus promesas, que era convocar elecciones tras 18 meses de gobierno. Todavía las estamos esperando.

  5. La ventaja propagandística que puede haber sacado la derecha de la crisis en Venezuela, acusando a sus adversarios en las elecciones de querer convertir el país en otra ruina como el país bolivariano, sin duda se la debemos a Nicolás Maduro, ese inepto chofer de autobuses que en casi 10 años de desgobierno ha provocado la cuasi-destrucción de Venezuela, el desplome del PIB y de la economía, que el 80% de los venezolanos vivan en la extrema pobreza y coman de la basura, un éxodo masivo de más de 6 millones de venezolanos, entre otras perlitas.

    • Alexei, parabéns pela reportagem. Retratou com fé forma real todo o drama que se impôs aos brasileiros nesta corrida eleitoral.
      Por hora estamos livres do fascismo. Mas isso não significa que o afastamos totalmente.
      Será uma prova da maturidade de nossa democracia mantê-los longe do poder.

      • Querido Fernando, a gente ainda nem falou após a eleição. O domingo foi euforia e a partir da segunda-feira, todos de olho na mobilização dos eternos golpistas e seus cúmplices.

        Abraços

  6. es una lastima que el pueblo de brasil tenga como mejor opcion a un corruto juzgado y condenado,pero esa fue su opcion…Por lo demas,este sitio es un reflejo del pensamiento de izquierda que dice ser democratico…una seccion de comentarios editada,manejada,baneada y censurada.La izquierda no lo puede negar es elitista y dada al absolutismo.Su ceguera ideologica no la deja pensar y asi tenemos el caso del Gobierno totalitario de cuba: 63 anos abusando de su pueblo y aun ayer 18 ex-presidentes piden a Biden que levante el Embargo….ni una palabra acerca del estado del indefenso pueblo cubano. Sin duda alguna la Izquierda mundial es el soporte del Gobierno ttalitario.

  7. El mérito indiscutible omitido por el profesor es la honorabilidad del presidente Bolsonaro en haber aceptado el resultado electoral tan reñido del triunfo del ex convicto y corrupto Lula que gobernará en MINORÍA y con un congreso controlado por la oposición que pondrá freno si reincide a en sus políticas populistas del marxista “Foro de Sao Pablo” creado por el “ genio” del INFIDEL…..y a pesar de toda la sarta de datos descalificadores de la presidencia de Bolsonaro enumerados por el profesor Lula llega a la presidencia como un gobernante en MINORÍA de votos populares y con un Congreso en manos de la oposición. El profesor no menciona la política del respaldo de Lula y su sucesora Dilma al TRATO ESCLAVO de miles de médicos cubanos en contratos de explotación y la complicidad en la malversación de fondos multimillonarios de la construcción del puerto de Mariel apoyadas y justificas en contubernio con con la dinastía castrista y sus sucesores… La reportada y patetica llamada telefónica de congratulación.entre “el puesto a dedo” y eldemocráticamente elegido futuro presidente de Brazil es muestra de la llegada de un nuevo “salva vida” y preámbulo a la continuidad de la financiación del ESTADO FALLIDO que es Cuba por los gobiernos de Brazil, Chile, Bolivia, Argentina, Colombia, Venezuela y Mexico…. Finalmente y desgraciadamente para America el Foro de São Paulo y lo que esto implica llega al Poder

  8. Pues ya tienen a Lula y como diría un comediante Mexicano:
    ¡ Entonces Que !
    Por acá en el Caribe muchos se frotan
    las manos y exclamaran a brazos
    extendidos : » Manden más que estamos ganando »
    Nosotros por acá esperando por las
    contiendas electorales , pero siempre
    me sale el fantasma y me dice :
    Elecciones para qué ?

  9. Del artículo pudiera inferirse que Lula es muy, muy, muy bueno y que Bolsonaro es muy, muy, muy malo. Sin dudas ambos representan visiones antagónicas de como debe ser Brasil, pero el resultado de la votación no refleja el sentimiento del pueblo brasileño hacia esos dos politicos. La mitad del pueblo sigue considerando que Lula es culpable de corrupción y está en la calle no por su inocencia sino porque los juicios fueron catalogados por algunos jueces de la Corte Suprema como viciados en su procedimiento y por tanto anulados. Lo que no quita que los dos gobiernos de Lula fueron buenos y no condujeron a la debacle como otros gobiernos de izquierda del area. Bolsonaro tuvo una pésima gestión de la pandemia y no tiene una cultura política adecuada, pero respetó la independencia de los medios, la tradicional política exterior brasileña de neutralidad y la gestión económica la confió a un experto de reconocido prestigio internacional. La destructora política de la ideología de género y la creciente desvalorizacion de principios morales y éticos es una preocupación de la sociedad y la población reconoce en Bolsonaro un bastión de protección. La nueva conformación de ambas cámaras del Congreso con mayoria de la derecha demuestran esa preferencia. Lula, que en la primera vuelta logró el 48.4%, y contó con el respaldo de los mas importantes candidatos restantes, apenas logró sumar tres millones de votos y Bolsonaro, con todo el sanbenito de fascista y troglodita, sumo mas de seis millones de votos, por lo que en realidad “ganó” esa segunda vuelta, pero se quedó corto. Su torpeza política le impidió reconocer de inmediato al futuro presidente Lula y agradecer a esos 58 millones de brasileños que le apoyaron para seguir en el poder, lo que sin dudas le hubiera dado más beneficio.

    Por cierto en Brasil hubo una mortalidad por Covid 19 de 3185/hab, por los 688300 fallecidos en una población de poco mas de 216 millones. En Cuba, la mortalidad reconocida por los datos oficiales declarados es de 754/hab, por los 8530 fallecidos en una población de unos 11. 2 millones, pero como realmente fallecieron unos 60000 (basados en cifras de los anuarios estadísticos de 2021 y 2020), la mortalidad por Covid fue de unos 5300/hab, peor que la de Brasil. En Cuba faltó el oxígeno en todo el pais (como en Brasil en unos pocos estados) y se manipularon las cifras de fallecidos, remitiendolas a otras causas, por lo que la autopropaganda (asimilada también en el ámbito internacional) de la excelencia de la gestión no fue tan así. A los escépticos y militantes de fila que no lo crean, revisen esos anuarios y también los comentarios de foristas en sitios como Cubadebate. La mentira tiene patas cortas.

    Ojalá Brasil continúe en el camino del crecimiento económico y social y disfrutando de una democracia que con sus defectos está vital y funcional. Lula tiene sagacidad y experticia política para lograrlo, siempre que no se contamine con las practicas de corrupción que caracterizaron las ultimas etapas de los gobiernos del PT. Ya debe estar alerta ante los fracasos de los gobiernos de izquierda en Argentina y Mexico.

    • Estimado Observador, todo, incluso esta artículo, es interpretado desde la subjetividad individual. Lo cierto es que ni Lula es bueno, bueno, pero Bolsonaro sí es un fascista probado. Con un poco de tiempo, yo pudiera escribir un libro un serie de reportajes para defender la tesis de que Bolsonaro es un ser prepolítico responsable por la profundización de la división y la polarización en este país.

      Aunque de forma muy suscinta, la parte jurídica fue explicada y lo cierto, lo que vale es que las dos sentencias contra Lula, emitidas por Sergio Moro fueron anuladas, no solo por vicios en el proceso, sino por la probada parcialidad el exjuez de la Lavajato. Lo que habría que cuestionarse es por qué el Supremo no se pronunció antes o después y lo digo porque al menos aquí en Brasil, el poder judiciarion también es un actor politico determinante, aunque sus integrantes digan lo contrario.

      La gestión Bolsonaro fue un desastre en muchos frentes, no solo en el combate a la pandemia. En el artículo olvidé mencionar que el presidente saliente se destacó por la promoción de medicamentos ineficaces para combatir la Covid-19, como la cloroquina y la hidroxicloroquina. Si el legado económico de Bolsonaro fuera tan bueno como usted sugiero, sería ilógico que nombres fuertes de la economía, el mercado finaciero y el empresariado hayan apoyado al canditato del PT.

      Sobre el control de los medios. Hay que ir más allá de las consignas en Cuba y en Brasil. Bolsonaro habló de libertad de expresión y de prensa, pero, veamos algunos puntos interesantes, amenazó en más de una vez con no renovar la concesión de la TV Globo (https://noticias.uol.com.br/colunas/mauricio-stycer/2021/11/22/bolsonaro-volta-a-ameacar-nao-renovar-a-concessao-da-rede-globo.htm). Bolsonaro prometió que privatizaría la estatal Empresa Brasil de Comunicación (EBC), pero en realidad la convirtió en una emisora presidencialista, dedicada a hablar bien y solamente bien de su gobierno (https://piaui.folha.uol.com.br/materia/irruuuu/).

      Conste que defiende que la EBC siga siendo una emisora pública que como la TV Cultura de SP no se subordine al poder ejecutivo ni actúe como portavoz de poder alguno.

      Sobre Paulo Guedes debo decirle que se le fue muy bien el sector privado (incluso tiene empresas offshore), pero ha sido una enorme decepción como gestor público. El entra y sale (danza de sillas) en el Ministerio de Economía, su incapacidad para controlar la inflación debajo del techo-meta y el pifio crecimiento de la economía brasileña en estos últimos cuatro años hablan remal de su desempeño. Incluso, como ya dije en este texto, Guedes no renunció cuando Bolsonaro siendo él mismo, se olvidó de la agenda privatizadora porque su permanencia en el poder dependía del uso de la máquina pública. Guedes tampoco dijo nada cuando Bolsonaro cambió a voluntad los presidentes de lo Petrobrás hasta encontrar uno que bajara artificialmente los precios de la gasolina para ganar votos.

      Si algo hay que agradecerle a Guedes es haber dicho la semana pasada que después del 30 de octubre, pondría en marcha un plan económico que, entre otras cosas, congelaría el aumento del salario mínimo teniendo en cuenta la inflación del año vencido. Conste que para hacer algo así se necesita de una enmienda constitucional (https://g1.globo.com/economia/noticia/2022/10/20/guedes-confirma-plano-de-desvincular-salario-minimo-da-inflacao-mas-nega-que-objetivo-seja-reajuste-menor.ghtml).

    • La composición del futuro legislativo merece un texto aparte. También el comportamiento electoral. Lo primero, Observador, es entender que las cosas no son lo que parecen. Así como en 2018, muchos políticos de derecha se montaron en la guagua bolsonarista para, a partir de la popularidad del actual presidente, ganar los votos suficientes. Por el camino, decenas de diputados (federales y estaduales) y senadores electos en esa ola, se desvincularon de El Capitán por diversas razones. Incluso alguien tan derechoso como Abraham Weintraub, exministro de Educación, sigue siendo de extrema derecha, pero es un crítico de Bolsonaro. También está la deputado Joice Hasselmann, bolsonarista de primera hora y ahora adversaria del presidente saliente (https://www.correiobraziliense.com.br/politica/2022/10/5048304-ex-aliada-hasselmann-debocha-da-derrota-de-bolsonaro.html).

      Otro caso famoso es el del diputado Alexandre Frota, quien ahora apoya a Lula. (https://extra.globo.com/noticias/politica/ex-apoiador-de-bolsonaro-alexandre-frota-muda-de-lado-vira-defensor-ferrenho-de-lula-ele-vai-trazer-paz-que-pais-precisa-25600650.html)

      Le explico esto Observador porque lejos de lo que muchos creen, en Brasil las alianzas entre partidos y políticos ni siempre se construyen a partir de afinidades ideológicas. Lo que prima son los intereses que diferentes partidos puedan compartir. Y no hablo solo a nivel nacional, sino también en estados y municipios. En esta campaña, por ejemplo, la senadora del MDB Simone Tebet apoyó a Lula, mientras que otros políticos de su partido, dependiendo de la región de cada uno, apoyaron a Lula o a Bolsonaro.

      El caso más curioso se dio aquí en Minas Gerais (estado definidor de todas las elecciones). El gobernador reelecto Romeu Zema apoyó e hizo campaña por Bolsonaro, mientras que su vice, Paulo Brant del PSDB, apoyó a Lula (https://noticias.uol.com.br/eleicoes/2022/10/11/vice-de-zema-anuncia-apoio-a-lula-no-2-turno-e-cita-defesa-da-democracia.htm).

      Qué quiero decir con todo esto? Es verdad que la extrema derecha está muy bien representada en el Congreso. Solamente el PL de Bolsonaro garantizó 98 o 99 diputados y ocho senadores. El PL es el partido con más congresistas, pero coexiste con una treintena de partidos más, que juntos son muchísimos más que ellos. El Centrão, por ejemplo, sigue firme y fuerte, y la suma de todos los diputados de izquierda es superior a los del PL (https://www.brasildefato.com.br/2022/10/03/partido-de-bolsonaro-elege-99-deputados-federais-e-oito-senadores).

      Por tanto, Observador, hay que ver cuántos de esos congresista ponderam lo ideológico en detrimento de lo práctico. Hay que ver cuántos seguirán fieles a Bolsonaro en caso de que este sea procesado judicialmente en el futuro. Hay que ver cuántos cambian de partido durante la llamada «ventana partidaria» (janela partidária) que permite, después de dos años y medio de mandato que quien fue electo por el partido X puede pasarse para el partido Y sin perder sus asiento en el Congreso (https://www.tse.jus.br/comunicacao/noticias/2021/Maio/entenda-o-que-e-janela-partidaria).

      Así las cosas, Brasil es de una complejidad que ni viviéndola es posible comprenderla a cabilidad.

      Saludos.

  10. En cuba los guardafronteras matan mujeres y ninnos indefensos y despues culpan a USA.
    En cuba encarcelan a los manifestantes pacificos
    En cuba los ninnos mueren aplastados bajo las ruinas de sus precarias viviendas o balcones que se derrumban y el regimen levanta el brazo en sennal de victoria.
    En cuba los reclutas menores de edad son vaporizados inutilmente en explosiones y eso lo consideran victorias los barrigones del regimen
    En cuba se vende a la poblacion hambrienta, la comida en dollares o Euros
    En cuba murio un proomedio por habitantes mayor que en ningun otro lugar del Hemisferio tratando de hacer unas vacunas que nunca funcionaron

  11. Vamos a ver cómo le va a Lula con la
    División Capitalista del trabajo.
    A lo mejor sueña con el socialismo del siglo XXI, si es que lo dejan soñar.
    Por lo menos allí votó el pueblo, porque en un archipiélago del Caribe es un pecado capital hablar de elecciones, so pena de ser enviado a las mazmorras.

  12. Un tipo como Lula en Europa, no solo habría pedido la renuncia en tiempo del Gobierno cuando se abrió el Lava Jato, tampoco se habría presentado jamás a nuevas elecciones por algo llamado VERGUENZA. Pero en Latinoamérica se ignora. No importa cuan corrupto haya sido un Partido Político, para el próximo ciclo les lavan bien la cara y hasta eligen a los mismos. La ignorancia es atrevida.

    • José, no conozco al detalle la realidad política de los 27 países que forman parte de la Unión Europea. Sí sé, en cambio, que en Italia Berlusconi sigue siendo un político poderosísimo a pesar de escándolos, corrupción y corruptelas. Yo creo que hay que hablar de lo que pasa en América Latina sin entrar esas comparaciones que parecen, más que todo, inferiorizarnos.

      Cuando el PP vuelva al poder en España recordaré con cariño este comentario.

      Saludos

  13. Alexei usted no sabía que el foro es fascista igual que bolsonaro
    Tenias que ver publicado en cubadebate
    El sanson te va a colgar de una guasima si hay en brasil

    • Evidentemente narciso se estaba cayendo de suenno cuando escribiio ese comentario.
      Yo creo, narciso, que deberias quedarte en Cuba debacle. Aqui ustedes dos lo que hacen es el ridiculo.

    • Querido Narciso: debido a que en Cuba no se permite la oposición tanto usted como yo sabemos que el próximo presidente cubano saldrá de entre un miembro del partido comunista y otro miembro del partido comunista.
      Como sé que usted es una persona honesta seguramente estará de acuerdo conmigo en que eso no será una elección si no una burda manipulación de quienes pretenden gobernar Cuba de por vida.
      Si usted nació después de 1948 jamás ha visto a los cubanos elegir a su máxima figura.
      Hoy Cuba está [mal]gobernada por un «presidente» que los cubanos no elegimos, algo que seguramente le irrita mucho a usted también.

  14. Lula es un corrupto y un ladrón, fue la cara oficial de la corrupción en Odebrecht en los paises del ALBA, sus delitos fueron probados, salio de prisión por un tecnicismo que buscaron .
    Es elemental que quieren hacer ver que Lula es lo mejor y Bolsonaro el diablo, pero la voluntad del pueblo dice todo lo contrario, para poder ganar pacto con sus enemigos, una poblacion dividida, los que quieren vivir de las ayudas del estado y los que creen en la libertad y las oportunidades.
    Cada vez que se publican artículos donde la izquierda gana mediante elecciones democráticas en una bofetada para la dictadura cubana, ni los miembros del partido tuvieron opción para escoger entre dos o más candidatos , ratificaron como corderos al monigote que más le convenia a Raul.

  15. Como si Lula Da Silva fuera a cambiar algo
    Que Lula Da Silva gano?. Y que?. Biden tambien habia ganado, cuando se vaticinaba a Trump y eso en lugar de complacer las tontas espectativas de algunos, las desmorono de un golpe.
    El 11 de Julio ocurrio con Biden, no con Trump. Las protestas actuales, lo mismo. El desprestigio en que esta envuelta la tirania con la Estampida Generalizada que esta ocurriendo y seguira ocurriendo es con el Democrata Biden. Lo que pasa es que algunos se empennan en negar la Historia y al parecer no se percatan de que bajo el Gobierno de Carter ocurrieron la Embajada de Peru y la estampida de El Mariel que trajeron los vuelos de la comunidad que cambiaron la perspectiva de todo a 20 annos de comunismo. Por lo pronto ya comenzaron a asesinar gente como ha ocurrido en Bahia Honda donde mujeres y una ninna de dos annos entre otros murieron asesinados por una tripulacion de guardafronteras.
    Clinton y Obama han ocasionado mas cambios en la mente de los cubanos de lo que lo hicieron el resto de los Presidentes Republicanos, Trump incluido.
    En miami todos son Republicanos. Llegan y en unos dias se hacen Trumpistas. Ojala que salga Marcos Rubio para la proxima.
    Lo mismo ocurrira con el delincuente Da Silva que no es bobo y sabe que puede volver a prision otra vez si no tiene cuidado de quienes son sus amiguitos. Cristina Fernandez tiene un pie en la carcel y Canel esta al ser destripado por los mismos que lo pusieron si no lo cazan los cubanos que ya para empezar ni lo respetan.
    No creo que se meta de nuevo en estafas ni cuentos con esta Dictadura de hoy que aun siendo la misma, esta mucho mas desmoralizada que hace unos annos.
    Y no olviden que Dilma salio como bola por tronera cuando trato de seguirle la rima a Lula y sus amiguitos los castro y no se hablo mas de ella Supongo que Da Silva ya tenga sus barda( o sus barbas como dicen algunos) en remojo o saldra por la misma tronera que la guerrillera bulgara. Ah! que meta unos cuantos medicos?. Y que ?. Ya no es asi la cosa y si como se hacia antes se pone a lavar dinero con esto de los medicos cubanos, que sepa que se le estara vigilando y las esposas si ya no las tiene en las munnecas las tiene en el bolsillo. Por precaucion.
    Maduro esta ya que hace pucheritos por hacerse amiguito de USA y el abuelito Lula hara lo mismo porque arriesgarse por un grupo quw no tiene prestigio alguno ni siquiera en el area seria funesto para su tambaleante gobierno chiripero.
    En un anno me dicen

  16. Sr Padilla Herrera una pregunta: Honestamente usted cree que nos asusta con endilgarle como. INSULTO y DESCALIFICACIÓN al presidente Bolsonaro el calificativo de fascista? Pobre argumento ante los desmanes ocurridos en Cuba, Chile , Nicaragua, Brazil, Venezuela por los llamados gobiernos “progres”….

    • Cubano de Antes, no sé que cosa le asusten a usted, pero creo que alguien que no comenta con su propio nombre muchos miedos debe tener. Interesante la familiaridad (casi cariño) con que usted hablo de Bolsonaro. Tal parece que lo conociera muy bien o que está usted al tanto de su desempeño en la presidencia.

      Pobreza de argumentos hay en su discurso, pero hagamos algo mejor: elabore un texto en el que demuestre que Bolsonaro no es fascista y otro sobre los desmanes los gobiernos progres en Chile y Brasil. De Nicaragua, Cuba y Venezuela no hace falta hablar aquí, pues todos conocemos lo que allí sucede.

      Escriba usted su texto porque el mío sobre el Bolsonaro fascista puede salir muy pronto. Escribo porque es muy feo responder un texto serio con conversaciones de bodega.

    • El clasico que quiere estar con Dios y con el Diablo.. fascista.. que fuerte.. es un ultraderechista, conservador, lo que quiera, pero fascista.. a la usanza Granma

  17. Los cubanos tenemos problemas muy serio que influyen nuestro comportamiento político. Comentaré aquí algunos de ellos.

    1) Sobrevaloramos el peso que tiene Cuba en las Américas y en el mundo. Eso nos lleva a creer que la comunidad está atenta de lo que sucede en Cuba y dispuesta a enfrentarse de a lleno al gobierno insular para resolver lo que compete únicamente a los cubanos. Los países priorizan sus intereses, no los de tercero. Las relaciones internacionales se basan en el pragmatismo no en simpatías ideológicas o afectivas. El día que nos demos cuenta de eso dejaramos de esperar y/o sobrevalorar declaraciones y gestos que animam las almas, pero que en la práctica poco resuelven. Bolsonaro crticó al régimen cubano una decenas de veces, pero no cerró la embajada en La Habana, el comercio continuó, los intercambios cultural y académico también. Recuerden que lo que prima es el interés nacional de Brasil, no lo que uno u otros cubanos que nada tienen para ofrecerle a esos países quieran.

    2) El segundo problema es el caudillismo, el mesianismo, la idolatría por figuras políticas con las que nos identificamos. La idolatría de algunos por Bolsonaro es la misma que otros profesan por Fidel, Raúl y Díaz-Canel. Una idolotría que provoca molestia cuando su político preferido es criticado. Una idolatría que, como sentimiento al fin, no es racional y, por tanto, lleva a rechazar cualquier argumento racional que deconstruya la imagen que cada cual tiene de su líder. Una idolatría que fomenta intolerancia, irrespeto, deshumanización y violencia. Será que los cubanos nunca aprenderán el costo del culto a la personalidad y de la irracionalidad? Será que lo que se busca en realidad es un Fidel Castro de derechas para ponerlo en el altar y seguir con la idolatría? Reflexionen.

    3) Maniqueísmo pueril. La derecha es buena en todos los casos y la izquierda mala en todos los casos. El mundo sería mejor si no existiera la izquierda. Hay que acabar con la izquierda o por lo menos barrerla bajo la alfombra. Aquí reproducen la misma lógica totalitaria que le critican a los que cortan el bacalao en el Palacio de la Revolución. En una sociedad democrática y pluralista tiene que haber espacios para todas las corrientes ideopolíticas que respeten principios tan básicos como la dignidad humana. Veo que para muchos la democracia y las elecciones solo son legítimas si sale el líder de su preferencia. Esa visión instrumentalistas de la democracia y sus mecanismos es dictorial. Así que sean serios y paren de decir que defienden la democracia para Cuba, mientras no aceptan los resultados de una elección cuando les son adversos.

    4) Ignorancia. Mucho desconocimiento de la realidad brasileña y sus enredos políticos. Todo lo que dije en el texto son hechos, no meras opiniones personales. Entiendo que en tiempos de posverdad tengamos que vivir con negacionistas (de izquierda y de derecha), pero seamos un tilín serios y busquemos las pruebas que fundamentan nuestras afirmaciones. En mi artículo hay hechos que, sin embargo, han sido respondidas en foro con alegaciones falsas, suposiciones y opiniones mal fundadas. Pocos han sido capaz de dar un criterio técnico. Recuerden siempre lo que pasa cuando orientamos nuestro pensamiento y nuestras acciones con base en caprichos y voluntarismo.

    Si natural y legítimo que a muchos no les guste Lula. Díganlo así: no me me gusta. Lo innecesario es que se fabriquen mentiras y se omitan hechos para reforzar criterios que son estrictamente personales. Las sentencias de Lula, por ejemplo, no fueron anulados por tecnicismos como alguien falaciosamente dijo aquí. Fueron anuladas porque la defensa del reo demostró que el juez que actuó en el proceso incumplió deliberadamente el principio de imparcialidad, garante del debido proceso. Fue anulado porque la defensa demostró que las sentencias tuvieron motivación política.

    Les pregunto entonces:tienen ustedes idea de quiénes son los jueces que integran la corte suprema de Brasil? Hay alguien este foro capaz de demostrar técnicamente que la tesis que finalmente triunfó está equivocada? Será que de verdad ustedes creen que se la saben todas o que, así como en Cuba, el poder judicial brasileño se guia por consignas?

    Y será que con ese infantilismo político brutal que nos atreviesa tendremos capacidades y habilidades para democratizar nuestro país? A mí francamente, no me lo parece.

    • Alexei, el asunto es que la intolerancia de muchos cubanos es un legado del sistema antidemocrático y totalitario que Fidel Castro le impuso a Cuba. Durante décadas se ha bombardeado al ciudadano común haciéndole creer que Revolución es Patria y Gobierno es Revolución y que por tanto, todo el que se oponga a la dictadura, es contrario asimismo a la ‘Patria’ y a la ‘Revolución’. Todo el que sea etiquetado como mercenario, se convierte automáticamente en un paria, en una no persona capaz de sufrir los mayores vejámenes. Se ha subvertido el significado de muchísimas palabras a conveniencia, para que expresen exactamente lo que al régimen le conviene. El adoctrinamiento ha sido brutal. Todo aquel que se va de Cuba, siendo educado en un sistema totalitario que desprecia la pluralidad de opiniones y le rinde culto al líder, es susceptible de repetir los mismos mecanismos de odio por los que fueron educados como «frías máquinas de matar», más aún si fue expulsado arbitrariamente de la isla y por ello posee una fuerte carga de rencor y resentimiento. Como pueblo, ese es uno de nuestros mayores problemas. Fijémonos que retahíla de problemas nos ha dejado el castrismo. Realmente es lamentable que algunos hoy sigan rindiendo culto al dictador que nos embarcó y convirtió a nuestra patria en un montón de escombros.

  18. Que pena que el autor tenga tan poca afinidad por el nuevo presidente.(loL). Se nota desde el comienzo hasta el fin del articulo, si es que se le puede llamar articulo a este panfleto Granma-Cubadebate. Verguenza de Latinoamerica ante el mundo eligiendo un corrupto probado y con sentencia de carcel como presidente de un pais. Peru tuvo mas civismo.

  19. Alexis, gracias por responder mi comentario. Seguiremos al tanto de la situación brasileña y del resto de America Latina, que de alguna manera inciden en la realidad cubana.

    • Caramba, Observador 2022, gracias a ti por motivarme a intercambiar contigo. La política de este país es tan grande como él mismo. A cada minuto te enteras de algo que repercute en lo que siguiente.

      Tienes razón: lo que pasa en Brasil y en el resto de la región incide en lo que sucede en Cuba. No obstante, que nadie espere abundancia de recursos yendo de Brasil u otras países para Cuba. Los tiempos aureos quedaron atrás. El tren se marchó y el PCC no se montó en él.

      Saludos.

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Alexei Padilla Herrera
Alexei Padilla Herrera
Comunicador Social, profesor e investigador. Máster en Comunicación Social por la Universidad Federal de Minas Gerais

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