La celebración del Primer Congreso Nacional de Educación y Cultura —ocurrido entre el 23 y el 30 de abril de 1971—, constituyó uno de los momentos más influyentes en la política cultural en los 70, e inauguró algunas de las páginas más polémicas y dolorosas de la historia artística y literaria de Cuba.
Como si leyera el futuro, Padilla supo lo que venía. A esas alturas de 1971, poco importaban sus versos, sus críticas, su tristeza, su círculo de amistades.