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Doce

Doce

por Jorge Fernández Era 1 enero 2023
escrito por Jorge Fernández Era

Juntémonos y venzamos, compañeros de la cola, urge darles una información:

La dirección del país, frunciendo el entrecejo, sin que medie entrecomillado alguno y para que no quede en entredicho nuestra capacidad de dar saltos «como solo pueden hacerlo los grandes del planeta», ha decidido multiplicar una experiencia implementada a comienzos de mes, de apabullante éxito, y de la cual son ustedes sus frutos más genuinos: la organización de los consumidores por tickets y a través de sus bodegas.

Algunos dirán: intentan generalizar la idea y terminan exportándola, con esa «capacidad de transferir tecnología a otros países». Pero la inventiva proviene del Sistema de Gestión de Gobierno basado en Ciencia e Innovación, más conocido por SGGCI, que algunos malintencionados identifican como siglas de «Sigue Gobernando Gente Completamente Inepta».

Consiste dicho invento en que, a partir de enero, según el número que cariñosamente han asimilado, puedan aprovechar las colas del picadillo para, enarbolando la libertad de expresión que les garantiza la carta magna, hacer picadillo a sus gobernantes, cuestionarlos, expresar lo que piensan de ellos, no importa si se refieren a los que ni siquiera piensan.

Muchos sospecharán que es una trampa. Nada más lejos de la mentira. La experiencia que tendrán el honor de inaugurar complementa el largo proceso para aprobar un documento de singular importancia que será discutido en el próximo período de sesiones de la Asamblea Nacional: la Ley de Comunicación, «envuelta en las peculiaridades y generalidades de una lucha histórica que impone la necesidad de crear una Filosofía de la Comunicación Socialista».

Observé algunas risitas cuando mencioné la palabra «discutido», y es que nos hemos acostumbrado a la unanimidad, y salir de ella será… un proceso más largo.

Algunos pasos vamos dando para desterrar del subconsciente esa inercia de que decir las cosas por su nombre es favorecer al enemigo, sobre todo si lo hacemos desde los medios de prensa. Ayer mismo, en Cubadebate, apareció un artículo que se titula «País de mierda», así, abiertamente. Cierto que se refiere a Argentina, pero algo es algo.

Y si tomamos en cuenta recientes investigaciones que revelan que más del ochenta por ciento de los lectores se quedan con la sola información de los titulares, miles de cubanos se acostaron anoche pensando en las profundas transformaciones que se esperan, como la ponderada en estos días, que tiene como protagonista la estrategia de desarrollo del municipio Martí, territorio que «se mueve» y que el Granma visualiza para el 2030 «con alto nivel de vida, próspero y sostenible».

«Le permitirá en breve garantizar, por solo citar un ejemplo, que su transporte público se mueva con combustible propio: el biometano», un gas que se obtiene a partir del syngas, o gas de síntesis, que preferiríamos ustedes llamaran de esta última manera y que se obtiene del excremento de los cerdos. Carne no habrá, mierda es lo que sobra.

He sido soez, pero «en la vida hay momentos en que una arenga, una frase contundente, un lema, hacen la diferencia», sobre todo «en un contexto que se ha comido eufemismos y optimistas augurios sin asideros, y nos ha devuelto, como un eructo disonante, la realidad en los moldes de la inflación, las colas, la escasez y algún que otro descreimiento». Y es que somos un pueblo «típicamente transido de pasión y de tenacidad».

Hoy, 31 de diciembre, última jornada de un año en que «la valentía mostró salud», hemos elegido esta tienda para hacer una prueba piloto del nuevo experimento. Siempre habrá quien intente hacer de nuestras colas un parangón de lo que se define, al referirse a los vecinos del norte, como «la cultura de la barbarie», «una crisis de vacío intelectual que se coagula en un proceso de condensación de odios y miedos».

La nuestra yo la acuñaría con una contundente consigna que nos define y que pronunció un delegado del Congreso de la FEU: «Esta es tu cultura: ¡embárrate!». Ustedes, desde el que tiene un turno bajito hasta el que marcó por gusto, son —y aquí cito con otro símil a la ministra de Educación— «el ejemplo de la sociedad anticipada».

Veo manos en alto. Me extendí en mi discurso y se avecina el nuevo año. Propongo dejar para enero la oportunidad de explayarse. A ese de allá atrás que se identifica con el ticket 723 solo le responderé que es cierto que las uvas valen de tres a cinco dólares el kilogramo en el mundo entero, y que parece una anomalía de mercado que las ofertemos a nueve, o a más de diez el racimo.

Las restricciones del bloqueo nos imponen traerlas por vía aérea, en primera clase, en un recorrido similar al que hizo el primer secretario para regresar de China. La continuidad que él representa nos hace fieles a las tradiciones patrióticas. Si les sumo las que impone la fecha del 31 de diciembre como signo de buena suerte y prosperidad, solo puedo exclamar: ¿para qué un racimo? ¡Con doce uvas basta para alcanzar la soberanía alimentaria!

1 enero 2023 6 comentarios 1k vistas
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Paradigmas

Paradigmas

por Jorge Fernández Era 23 octubre 2022
escrito por Jorge Fernández Era

―¿Me pregunta para qué la cité? Así será lo pendiente que vive de los asuntos de su hijo.

―Son cosas de la edad.

―Cuando yo tenía la de él, brindaba ya mi aporte voluntario en múltiples tareas que la patria convocaba, lo que constituía una importante fuente para la formación de valores.

―¿Con cinco años? No me diga.

―Créalo. Formé parte entonces de las Fuerzas de Acción Pioneril (FAPI), compuestas por cientos de miles de pioneros, hoy tristemente desaparecida.

―Con esas siglas estaban destinadas a desaparecer. Cualquiera interpretaba que eran las fuerzas armadas de ese lugar al que solemos mandar a tanta gente.

―Craso error, señora. Si existieran, no estuvieran las cosas como están. Ayudarían a la organización de pioneros a «preparar a los niños no solo en el estudio, sino como seres educados, decentes, revolucionarios y patriotas».

―¿Mi hijo no lo es?

―Tengo mis dudas. Ayer protagonizó un conato de huelga por la escasez de libretas. Pretendía enrolar a sus compañeritos.

―Lo habré compulsado yo sin proponérmelo. Hablé pestes tras regresar de gastarme en el estanquillo cuatrocientos pesos por cinco cuadernos de cuarenta hojas cada uno. ¿Le parece eso decente, revolucionario y patriota?

―Las pañoletas azules y rojas de nuestros infantes son símbolo de un presente que les abre puertas al futuro.

―Mi futuro es este. No lo soñé para que una libreta costara ochenta pesos. Si mi hijo es pionero «moncadista», debe estar dispuesto a asaltar fortalezas.

―«Cometemos errores, son parte del proceso», ha dicho Con Filo. «Superarlos es una condición para el avance. El día en que nuestras dificultades no sean un motivo de superación, entonces seremos un estado fallido. Mientras tanto, somos una sociedad que se construye».

―Para que un ciclón la tumbe.

―Es cuestión de paradigmas. El de su hijo no es el mismo que el de Liam Ernesto.

―¿Ese quién es?

―Un chama de solo cuatro años, citado por Cubadebate porque «escogió camisa, botas y sombrero para protegerse del sol y preguntó qué le tocaría llevar». «Él sabe que los mayores están en un trabajo voluntario, igual que hacía el Che, a quien le debe parte de su nombre». «No podía quedarse atrás. Así que comenzó a juntar cuanto gajo y yerba encontró fuera de lugar». «Hasta piensa en lo que le va a decir a su papá cuando le pregunte cuando lo llame: “lo hago por Cuba”». Una foto suya con una rama a cuestas inundó las redes.

―¿Con cuatro años una rama? ¿Nadie lo ayudó? Los zangandongos tienen más suerte.

―Ya veo por dónde viene. El mensaje desestabilizador emplea «las tecnologías de la informatización y las comunicaciones, las redes sociales», «provocando un daño neuronal irreversible». Lo dijo la Mesa Redonda.

―¿La Mesa Redonda habla de «daño neuronal irreversible»?

―Agrega que el primer paradigma del golpe blando es «tratar de desgastar por todas las tácticas posibles a la población, haciendo que empiece a hablar mal de su propio gobierno».

―Es lo normal, ¿no? Hablar del desgobierno propio y no del ajeno debía ser uno de nuestros paradigmas. ¿El de mi niño, según usted, es ese muchachito del que me hablaba?

―Exacto. Liam Ernesto, un «gigante de cuatro añitos», «no es de los que se entretienen durante mucho tiempo jugando con los dinosaurios que tanto le gustan».

―¡Pues mi hijo sí! Tiene que aprender que existieron los dinosaurios, que un día cayó un meteorito y…

―Evítele esos relatos catastróficos y vandálicos. Mejor léale «Mujer rural como una Caperucita Verde», de una periodista de Trabajadores: «Como si hubiera salido de un pasaje del cuento infantil de Caperucita, pero no roja…

―¡¿No roja?!

―…viste las tonalidades de los retoños y lleva una capucha de igual color; en medio del campo recién sembrado, donde se divisa hasta el infinito, pienso, siento que no teme a un lobo feroz». «La Caperucita Verde está justo delante de mí, serena y alegre, aunque también un “lobo” la aceche: la responsabilidad de dirigir, con otro cambio de estructura, a un colectivo de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Granja no. 2».

―Reviva las FAPI, sí… y écheselas encima.

23 octubre 2022 13 comentarios 1k vistas
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Desigualdades, pobreza y posicionamientos políticos

Desigualdades, pobreza y posicionamientos políticos

por Ivette García González 7 octubre 2022
escrito por Ivette García González

El incremento exponencial de las desigualdades y la pobreza en Cuba durante las últimas décadas, condiciona posicionamientos/radicalizaciones políticas frente al poder. Es inaceptable, muestra la incoherencia discurso oficial-realidad, la demagogia del gobierno y la enorme distancia entre este y las mayorías.

Ante ellas el Partido/Estado/Gobierno se presenta como encarnación y «continuidad» de una Revolución «de los humildes, por los humildes y para los humildes», pero hace tiempo la realidad niega todo eso. El costo político tiene que ser alto, porque en el imaginario que creó esa Revolución —y el socialismo asumido—, la justicia y las políticas sociales (educación, salud, cultura, deporte, seguridad social, pleno empleo, asistencia social) fueron claves y aseguraron el consenso político.

Si el gobierno derivado de ella venció enormes desafíos, lo que incluye que los ciudadanos aceptaran una y otra vez el sacrificio y renunciaran al ejercicio de derechos y libertades individuales, fue porque las políticas sociales satisfacían necesidades de esas mayorías. Ellas se movilizaban con la esperanza y confianza en el liderazgo y en el futuro, que sería promisorio.  

No obstante, desde hace años nuestra crisis es sistémica. Todo apunta a que las inequidades, la pobreza y la precariedad, a escala territorial y de la ciudadanía, seguirán incrementándose. El reciente proyecto «Visibilizar el cambio: pobreza y sectores vulnerables en Cuba», desarrollado por un equipo multidisciplinario de La Joven Cuba, examinó diversas aristas del problema y ofreció diagnósticos y soluciones que nuevamente parecen ir al vacío.   

-II-

No es este un fenómeno nuevo, sino ocultado por «indeseado» e inconveniente para la imagen oficial del país, de lo cual fue tal vez pionero el inconcluso «Proyecto Cuba» (1969-1970). Se aceleró durante los años noventa, pero nada se compara con lo ocurrido desde 2008, cuando se inició la llamada Actualización del modelo económico y social cubano.

Como parte del proceso comenzaron a abandonarse las salvaguardas de la política social, lo que se muestra en la disminución sistemática del gasto social respecto al PIB e igual tendencia en las inversiones. A tenor con ello, desde antes de la pandemia Cuba es un país muy desigual, con amplias brechas de equidad en todos los órdenes, ensanchamiento permanente de la pobreza e incremento de la vulnerabilidad social y del país. 

En el registro más reciente de la ONEI, tal desequilibrio en las inversiones resulta escandaloso: 36.4% para servicios empresariales, actividades inmobiliarias, de alquiler y hoteles; frente a 2.6% para agricultura, ganadería y silvicultura;  2.0 para salud pública y asistencia social; 0.9 para educación; 1.2 para cultura y deporte y 0.7 para ciencia e innovación.

Desigualdades, pobreza y posicionamientos políticos

A pesar de las numerosas críticas, reclamos y recomendaciones, y aun cuando la propia estrategia gubernamental del 2020 definiera como prioridad la agricultura y alimentación, tal rumbo se mantiene. Y no estamos hablando de un gobierno neoliberal con políticas de choque que merece protestas sociales. Es uno que se autoproclama «socialista» y «revolucionario», pero que no rinde cuentas, no paga el costo de sus errores y cree no merecer siquiera la crítica, mucho menos la protesta. 

Algunas condicionantes verificadas en el Proyecto son:  

1.- Lentitud, falta de secuencialidad, sistematicidad, coherencia, sincronización y eficacia de las reformas económicas, incompletas cuando no erráticas y casi siempre impopulares. La reciente referida al dólar —como avizoraron expertos—, incrementó la inflación, profundizó la marginalización de amplios sectores, atentó contra la capacidad adquisitiva de miles de personas y está lanzando a cientos de ciudadanos a la pobreza. Resultado: récords en escasez crónica de bienes y servicios, apartheid económico, ampliación de la pobreza e inflación incontrolada.

2.- Se han ampliado los sectores sociales empobrecidos, profundizado diversos niveles de exclusión y recrudecido fenómenos como el desempleo, la violencia y el racismo, por ejemplo. Mujeres, ancianos, negros y mestizos son los más afectados por falta de oportunidades, carencia de condiciones básicas para la vida, pensiones deprimidas y abandono institucional.

3.- Empeoramiento de problemáticas que gravitan sobre estos fenómenos, entre ellas: vivienda, transporte, abasto de agua y servicio eléctrico. Dichos ámbitos también han sido víctimas del voluntarismo y exhiben costos de viejas políticas fallidas que el actual gobierno recicla.

4.- Proliferación de barrios empobrecidos y marginales en todo el país. En ellos colisionan todas las anomalías. Como en otros, pero más evidente en estos, prevalecen la poca participación ciudadana y la falta de confianza en las instituciones. El gobierno reacciona con salpicaduras de medidas cosméticas.

5.- Profundización de los desequilibrios regionales entre la capital y el resto del país —sobre todo el oriente— y retrocesos en el desarrollo local. Las inequidades territoriales están en: pobreza y déficits en servicios, seguridad, inversiones, problemas ambientales, empleo, salarios, conectividad, identidad, inserción social, viviendas, recursos comunicacionales y tecnológicos.

Desigualdades, pobreza y posicionamientos políticos

Se han ampliado los sectores sociales empobrecidos, profundizado diversos niveles de exclusión y recrudecido fenómenos como el desempleo, la violencia y el racismo, por ejemplo. (Foto: AméricaTevé)

-III-

En el proyecto de LJC y otros se han propuesto numerosas soluciones. Entre ellas: transformaciones económicas reales y estructurales, políticas públicas pro equidad y contra la pobreza, políticas «afirmativas» hacia sectores marginalizados, sistema de pensiones, vivienda, descentralización y otras de empoderamiento ciudadano. 

El Partido/Gobierno/Estado sabe que la crisis es estructural, pero es incapaz de resolverla ni gestionar las demandas populares; menos de favorecer el empoderamiento ciudadano. Gana tiempo descompresionando un poco en lo económico, blindándose jurídicamente frente a la ciudadanía e incrementando la represión, último recurso de su incompetencia.

Estamos en el límite y sin retorno. Llamo la atención sobre: 

1.-El problema de fondo es político, por eso llevamos más de treinta años sin lograr siquiera las reformas económicas requeridas. La opacidad habitual del poder y la ausencia de democracia no permiten a la ciudadanía informarse; menos participar en la toma de decisiones y controlar la gestión gubernamental. Resultado: junto a inequidades, pobreza y exclusiones; se agravan la indolencia de las instituciones y la escasa capacidad de gerencia de la sociedad civil.

2.-Existe una evidente disonancia entre los intereses y prioridades de la clase política y los de la ciudadanía. Camuflada de «Revolución» y «Socialismo» gana fuerza la opresión, en tanto la «continuidad» nos mantiene en un callejón sin salida. Analícese cualquier ámbito, «todos los caminos conducen a Roma»: el modelo. Asumimos la peor variante de socialismo: políticamente totalitario, económicamente inviable y socialmente empobrecedor.

3.-Otra vez se pide a la ciudadanía sacrificio, confianza, ahorro y altruismo; seguir creyendo que la culpa de todo es del enemigo externo y que el gobierno hace todo lo que puede. Pero, por ejemplo, ¿por qué no se transparenta la gestión oficial, se revisan, ordenan y depuran los gastos del enorme aparato burocrático estatal, partidista, de las organizaciones afines y de las fuerzas represivas? Todas ellas estructuras verticales y ampulosas que pagamos los ciudadanos.

4.-Tenemos una problemática demográfica gravísima con efectos múltiples que el gobierno ignora, o empeora, en lugar de encararla. Más de la mitad de la población rebasa los cincuenta años. La combinación de envejecimiento, permanente reducción de la natalidad y récord de emigración masiva ya muestran crisis de remplazo, carencia de fuerza de trabajo y despoblamiento.  

-IV-

Contrario al discurso oficial, la Cuba real es negación de los ideales revolucionarios y de las otrora políticas sociales, aun con sus debilidades y condicionamientos. Una mirada en el tiempo muestra que muy pronto la igualdad para las mayorías se desvirtuó y acompañó de enormes restricciones a los derechos y libertades individuales.

El nuevo proyecto de país socializó y expandió la precariedad como forma de vida. El deterioro sistemático de las condiciones de existencia, visto de una década a otra en ciclos que se repiten, ha vuelto este fenómeno crónico y estructural, con consecuencias a nivel psicológico y conductual que recuerdan la llamada «cultura de la pobreza»: orientación hacia lo inmediato, poca capacidad para planear el futuro, sentimientos de impotencia,  auto marginación de espacios públicos,  inercia y desconfianza en las instituciones, sensación de pérdida de esfuerzos e irreverencia.

Actualmente afloran fenómenos derivados de reconfiguraciones socio-clasistas devenidas antagónicas, del voluntarismo en el ejercicio del poder y el ocultamiento de fenómenos como el de la pobreza. A las tradicionales violaciones de derechos cívicos y políticos, se suman hoy las de carácter económico, social y cultural. A ello se agrega la falta de legitimidad del gobierno, la existencia de generaciones con demandas que no encuentran espacio para ser gestionadas y el incremento de la tensión y protesta social desde 2020. 

Resolver el problema de Cuba implica, en primerísimo lugar, democratizar la sociedad, pero eso es incompatible con el modelo y los intereses de la clase que detenta el poder y goza de enormes privilegios. He ahí la contradicción principal que augura serios peligros para la nación.

Hace unos años Juan Valdés Paz alertaba respecto al riesgo de continuar con recortes sociales, porque quitando los defectos de nuestro «socialismo real», «lo que nos queda es la política social». Pero si ya ni eso tenemos: ¿qué se defiende entonces?, ¿sobre qué bases puede el gobierno de la «continuidad» articular el consenso político?

Con el desplome de las garantías sociales y la expansión de las desigualdades y la pobreza, se ha dado un tiro de gracia a la Revolución y al Socialismo que siguieron las mayorías. Eso, más la intolerancia, incapacidad e irresponsabilidad política del Partido/Estado/Gobierno, explican tres importantes rasgos del contexto y los posicionamientos políticos actuales: 1) evidente cisma en sus bases sociales, donde prima el silencio pero cunden la frustración, inercia y desesperanza; 2) incremento de la tensión social y el extremismo político y 3) el corrimiento de posturas reformistas a rupturistas.

El camino recorrido confirma que solo transitando a la democracia y apegados a la soberanía popular podrán lograrse las transformaciones que el país necesita y asegurar políticas sociales sostenibles por la riqueza creada en condiciones de libertad.

Para contactar a la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com 

7 octubre 2022 77 comentarios 2k vistas
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Perspectivas

Perspectivas

por Jorge Fernández Era 24 julio 2022
escrito por Jorge Fernández Era

―¿A Europa? ¿Tú estás loca?

―Locos los que emigraron de allá para acá.

―La Mesa Redonda fue enfática: «Muchos televidentes conocen la debilidad de las economías de la Unión Europea».

―Nunca la he visto (Europa digo), ese detalle ha estado ajeno a mi percepción global.

―«Son debilidades que tienen que ver con problemas estructurales que vienen de atrás», apuntó allí un experto.

―«Lo que hace falta es tener menos estructura de la burocracia», declaró nuestro vice Tapia, pero creo que se refería a la economía cubana, que está atrás, como todo en esta isla.

―«La paridad entre el euro y el dólar preocupa a gobiernos y consumidores de la Eurozona. Junto con el aumento de la inflación, significa que se avecinan tiempos económicos más difíciles».

―¡¿Más?!

―Para los europeos. Hay una situación particularmente crítica en Alemania con el tema energético.

―Eso pasa por no asegurar a los germanos un módulo de cocción, dos bombillos ahorradores y un refrigerador ídem.

―«Hay una crisis como nunca antes con el petróleo, el gas y la electricidad, una tormenta perfecta».

—¿La que afectó a Los Palacios?

—La realeza se la siente, no creas… La guerra en Ucrania ha sido decisiva en la caída del euro.

—Y Ucrania no se da cuenta de lo bien que le iría deponer las armas y ceder territorio.

—El Parlamento de Kiev llegó a aprobar una ley que hace obligatorio el uso oficial del idioma ucraniano.

—Qué chovinismo. Con lo fácil que se pronuncia el ruso.

―Las tentativas de Estados Unidos y la Unión Europea de impulsar sanciones unilaterales provocarán una recesión global. Lo destacó Sputnik.

—¿La están vendiendo otra vez en los estanquillos o lo dijeron en su versión televisiva: el noticiero?

—Lo más interesante que se expuso en la Mesa Redonda es que «en toda la Unión Europea se incrementa el divorcio entre la población y los dirigentes».

―Seguro que en esos diez millones de kilómetros cuadrados no han recibido una visita gubernamental. No hay petróleo en el continente para mover a tantos funcionarios viejos… perdón: en el viejo continente para mover a tantos funcionarios.

―«A Ucrania le piden, para poder ingresar en la Unión Europea, que elimine el sistema de prebendas oligárquicas».

—El ALBA es menos rígida en eso.

—La harina de trigo se ha perdido a causa de la guerra.

—Claro, el bloqueo en los puertos del Mar Negro es el causante de que una jabita de diez panes ande ya por los cien pesos.

—En la Mesa Redonda se difundió un reportaje sobre una mujer en Estonia que acudió a la doble contratación para sostener el consumo de mantequilla.

—Nosotros no tenemos que pensar en esas cosas… Nuestro queso vale más que el gouda que importamos. Un pedazo que me compré ayer me salió más caro que si me hubiera comido unos espaguetis en el Bono Bottega Nostrana de Roma.

―La inflación afecta al mundo entero, incluido Estados Unidos. Y el Sistema Electroenergético Internacional anda de cable caído. Los propios puertorriqueños quisieran estar como nosotros cuando éramos un Estado asociado… al CAME. «Resulta que es en Puerto Rico donde la gente sale pa la calle con los apagones que llevan años».

―¿Lo señaló el periodista Bernardo, el que habla de la situación espinosa y explica la generación disminuida… perdón: distribuida?

―No, lo dijo Con Filo.

―Poco falta para que ambos espacios hagan una transmisión conjunta y departan sobre la contingencia energética de los boricuas. Cuba y Puerto Rico son «de un circuito los dos transformadores».

―Solo trato de convencerte de que para dondequiera que te muevas la cosa está difícil.

―¿Y qué me sugieres?

—Múdate para el interior. Te tengo dos opciones. La primera: Santa Clara. Oye lo que describió de ella el estelar de las ocho: «Soy una tierra de triunfos constantes, de sueños que se materializan una y otra vez. Soy el suelo que pisas, el aire que respiras y la yerba fresca bajo tus pies. Vivo en los rincones etéreos donde se fragua la ciencia al servicio de la patria».

—«El suelo que pisas, el aire que respiras y la yerba fresca bajo tus pies»… cuánta lírica para referirse a las colas. Imagino que «rincones etéreos donde se fragua la ciencia al servicio de la patria» se refiera a las reuniones sobre innovación con el presidente. Dime la otra variante.

—Cienfuegos. Hay «más de 26 razones» para vivir en esa ciudad, pero te las resumiré: «positivo desempeño en los ámbitos económico, político y social, favorables indicadores económicos, impulso a los polos productivos y la diversificación de sus producciones agropecuarias, alentadores progresos en el desarrollo del transporte, el comercio y el turismo»…

—¿Me estás hablando de la costa sur o de la Riviera Francesa?

24 julio 2022 9 comentarios 1k vistas
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Ciudadano

Entrevista a un ciudadano de a pie

por Marilola Castro 26 febrero 2022
escrito por Marilola Castro

Periodista: Disculpe, compañero, ¿me permite una pregunta?

Ciudadano: Usted dirá.

Periodista: Mire, somos periodistas de la televisión y estamos haciendo entrevistas para conocer el estado de opinión del pueblo sobre diversos temas.

Ciudadano: ¿Y lo que yo le diga lo van a transmitir en algún programa?

Periodista: Claro, ese es el objetivo.

Ciudadano: Pues, pregunte.

Periodista: Vamos a ver, en el caso hipotético de que se hicieran elecciones generales y usted fuera elegido presidente del país, ¿qué medidas inmediatas adoptaría en lo económico y en lo social?  

Ciudadano: Pues para serle sincero antes de tomar cualquier medida de ese tipo, yo adoptaría otras relativas a los dirigentes de todos estos años.

Periodista: ¿Impugnaría usted a nuestros dirigentes como ha ocurrido en otros países latinoamericanos? ¿Decidiría usted la privación de libertad a quienes con tanto esfuerzo nos han dirigido por más de sesenta años?

Ciudadano: ¡Nooo!  Puede estar seguro que yo no haría eso! Solo utilizaría medidas e-du-ca-ti-vas.

Periodista: ¿Qué quiere decir eso?

Ciudadano: Mire, empezaría por mudarlos de sus hermosas residencias para un apartamentico en un barrio cualquiera de la ciudad, sin servicio doméstico, sin carro ni chófer ni asistente. También haría que compren ellos mismos en la bodega con su libreta de abastecimientos, para que empiecen a conocer cómo vivimos los verdaderos revolucionarios, y aprendan el significado de esa exasperante palabrita que tanto les gusta: continuidad.  

Periodista: Bien, gracias, compañero, hasta la vista…

Ciudadano: ¡Espere, espere, no he terminado! A quienes estuvieran en edad de jubilación, que son bastantes, les asignaría una de las más altas pensiones para que constataran que en menos de una semana se les acabó el dinero sin haber podido garantizar ni la más frugal alimentación. Quizás alguno de los más sensibles pudiera llegar a preguntarse cómo han sido capaces de sobrevivir tantos años decenas de miles con una cuarta parte de esa mensualidad, o aun menos.

Por supuesto, no dispondrían de equipos de aire acondicionado, para que disfruten la calidez de nuestro clima en vivo y en directo y luego se cuestionen cómo la factura de la electricidad puede ser tan alta. Es cierto que han disminuido mucho los apagones, pero aun hay veces que en esas horas de la madrugada cuando no se puede mitigar el calor ni con un ventilador, se abanicarán exasperados sufriendo no por el ataque de los mosquitos sino por la preocupación de que se les pueda echar a perder el escaso alimento que han conseguido luchando.

Periodista: Gracias, compañero, con eso me basta…

Ciudadano: ¡No, no, yo no he terminado! ¡Usted preguntó, ahora me va a escuchar!

Otra experiencia imprescindible para la educación de nuestros ex-dirigentes seria la confrontación con la situación del agua. Es posible que en el mejor de los casos, como ocurre en mi barrio, les tocara recibirla un día sí y otro no, aunque hay municipios que la reciben cada tercer o cuarto día. Sería interesante observar cómo reaccionan estos experimentados revolucionarios cuando el día que les toque recibir el agua no haya electricidad para bombearla.

Periodista: Gracias, compañero, ya es suficiente.

Ciudadano: Pero mire, creo que hay otra experiencia muy revolucionaria para la que no estarían preparados: las colas. Las que ellos conocen son las de langosta. Estas serían una experiencia inolvidable pues requieren valor, estoicismo y una paciencia infinita. Muchas veces, al final, después de horas de espera, hay que regresar a casa con las manos vacías.

Periodista: Para mí ya es bastante, gracias por su cooperación.

Ciudadano: Oiga, periodista, estoy seguro de que nuestros dirigentes conocerán una emoción que no han sentido antes cuando no tengan otra opción que ver la televisión nacional. Entonces van a sufrir la impotencia mientras escuchan y ven cómo todo marcha de maravilla, cómo se trabaja con éxito para el sobrecumplimiento de los planes; y cómo en muy poco tiempo, gracias a nuestros denodados esfuerzos, se solucionan los problemas a pesar del brutal bloqueo económico, comercial y financiero al que nos tiene sometido el imperialismo. Quizás alguno comenzará a comprender lo contraproducente que resulta la machacona propaganda de su partido, que se repite y se repite hasta la saciedad por todas las vías posibles.

Periodista: Bueno, le reitero las gracias por su colaboración.

Ciudadano: Espere, hay otra experiencia que les resultará útil: enfermarse y verse precisados a ingresar en uno de nuestros hospitales. Sin dudas somos una potencia en lo que respecta la salud. El personal de esta rama es el verdadero héroe anónimo aunque no le cuelguen del pecho algunas de esas medallitas que se están repartiendo siempre a troche y moche en rimbombantes actos protocolares.

Hay no sé cuantos médicos por habitante, muchos más que en cualquier país del continente. Cientos no radiquen en Cuba: andan llevando salud por otras geografías y trayendo miles de millones de dólares a las arcas gubernamentales. Claro, la carnada, aunque pequeña, es tentadora para ellos porque les permite mejorar las condiciones de vida de su familia y traer del extranjero algún que otro equipo y medios que no se encuentran por acá, al tiempo que cumplen con el Juramento Hipocrático con los más necesitados. Por eso están dispuestos a que los envíen a los rincones más oscuros y lejanos del planeta, como afirmó que haría el máximo líder del país en un discurso.  

Pero no se me vaya… periodista… escuche. Pienso que cuando los ex-dirigentes revolucionarios participen de la atención en nuestros hospitales, se cuestionarán muchas cosas que nunca antes les habían pasado por la cabeza. Temas que no son imputables en absoluto al personal de la salud, pero que sufren junto a los pacientes: carencias de personal, medicamentos, accesorios, productos de limpieza, agua corriente y tantas y tantas cosas que nunca se les había ocurrido preguntarse a los ex-dirigentes en el transcurso de una vida donde todo era como debía haber sido para todos.

Periodista: Pues al menos usted debía reconocer todo el desarrollo científico que hemos alcanzado, gracias a la iniciativa de nuestro Comandante en Jefe.

Ciudadano: Si, tiene razón, a pesar de tantas dificultades hemos alcanzado desarrollo científico. Pero, ¿a usted no le llama la atención que cada vez que celebramos un aniversario de cualquier centro científico, industrial, cultural, deportivo, de investigación, de cualquier índole que sea, se resalte que se creó y se desarrolló por la inventiva y la gestión del Comandante en Jefe? ¿No existe nada en este país que no sea obra suya? Claro, me refiero a lo exitoso.

Es que ¿en  más de sesenta años no ha existido un solo cubano capaz de crear algo valioso? ¿Cómo fue que se agotó la extraordinaria creatividad tradicional del cubano? Esto nos pudiera inducir a pensar que entonces solo uno tenía la posibilidad de tomar decisiones y ejecutarlas. Nadie más podía.

Periodista: Mire, ciudadano, ya es suficiente…

Ciudadano: ¿Está usted de acuerdo conmigo en que el confinamiento en una prisión sería el paraíso comparado con estas medidas educativas?

Periodista: Disculpe, compañero, pero me equivoqué al seleccionarlo. Gracias por su tiempo.

Ciudadano: ¿Pero no quiere escuchar las medidas que adoptaría en lo económico y en lo social? Todavía no le he hablado de eso.

Periodista: No, no, gracias, ya tengo suficiente…

Ciudadano: ¿Y a usted no le dice nada que en la actualidad, el relevo de nuestro líder siga asumiendo sus mismas palabras y discursos de antaño, como si no hubiera transcurrido un tiempo urgido de cambios. No compren que esa continuidad en el discurso, en la acción propicia un inmovilismo que frena todo desarrollo. ¿Usted no está de acuerdo en que los líderes de hoy insisten en la vigencia de palabras dichas en circunstancias de una época totalmente diferente, sin percatarse del estancamiento que provocan? ¿Será ese precisamente el propósito?

Periodista: Por favor, suélteme, no puedo seguir perdiendo el tiempo con usted.

Ciudadano: Pues aunque a mí ya no me queda mucho tiempo por vivir, también me pregunto hasta cuándo debemos seguir viviendo para un futuro que nunca llega, mientras quienes ya viven en ese futuro soñado propugnan la continuidad. ¿Usted me puede decir hasta cuándo debemos seguir aceptando un presente que no es digno de la historia de esta nación?

Hasta cuándo! Oigaaa… periodistaaa… se le cayó una cámara…

26 febrero 2022 19 comentarios 2k vistas
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Desfiles

Tristes desfiles: ridículo, cinismo y desamparo

por Julián Pérez Rodríguez 22 febrero 2022
escrito por Julián Pérez Rodríguez

Si algo no podrán quitarnos los burócratas empoderados es el arma de la risa: el choteo —ah, Jorge Mañach— que fustiga implacable cuanto sinsentido nos rodea. Y miren que hay absurdos para carcajearse.

El más reciente, que recibió como era menester su lluvia de trompetillas en las redes, fue el flamante desfile del Ministerio de Comercio Interior durante el pomposo Encuentro Nacional de Técnicas Comerciales; que incluyó desde un modelo disfrazado de bloque de construcción, con una jaula de cabillas en su antebrazo hasta otro ataviado como una mesa, con mantel blanco y dos muslos de pollo cual esperpénticas motonetas.

Mención aparte para el que debió encarnar a las compotas «Osito», con una caja gigante de este producto en la cabeza y un tierno peluche delante de su sexo, y para la fantasmagórica representación de la plataforma de pago digital Transfermóvil, con signo de peso en uno de los senos de la modelo, unas uñas largas de criatura diabólica y un aspecto general de zombi, que no hubo pupila que no irritara.

La gente, como era de prever hasta por los sesudos que fraguaron la «actividad cultural», fustigó de inmediato la grotesca exhibición. Cheo, anacrónico, ridículo, patético, fueron varios de los calificativos que le colgaron. Algunos, hurgando un poco más hondo, señalaron la crueldad, el desatino o el simple cinismo de hacer pasarela con productos que hoy por hoy cuestan un ojo y la mitad del otro a cualquier compatriota.

Compotas que solo llegan en dosis pequeñísimas —seis cajitas al mes— a niños de hasta tres años; pollo cuyos paquetes implican sangre, sudor y lágrimas en colas de días para capturarlo; bloques que ya se venden entre 30 y 35 pesos cada uno en el mercado informal, encareciendo aún más la mínima acción constructiva en una casa; verduras y aceite que son prohibitivos para las mayorías… En fin, el desastre.

Pero, pensándolo bien, no es del todo errado abrir ese o cualquier evento, congreso, seminario, simposio, de los muchísimos que se gastan nuestros egregios gobernantes —logística y publicidad incluidos—, con un aparatoso desfile. A fin de cuentas, la vida cubana de las últimas décadas, más allá de la moda, ha sido un eterno desfilar.

Desfiles de revolucionarios —ómnibus repletos de estudiantes y trabajadores madrugando en las calles— para recalcarle al enemigo histórico que no le tenemos ni un tantico así de miedo. Y para gritar consignas hasta rajarnos el pulmón y que desde la tribuna (sea un 1ro de Mayo, un 26 de Julio o un 1ro de Enero), los mandantes nos sonrían, agiten levemente sus banderitas y comprueben cuán dispuestas a morir por ellos están las masas.

Desfiles de luchadores —no de greco o libre, sino de «la luchita diaria»— zapateando campos y ciudades cada jornada para conseguir desde una libra de tomates hasta medio cartón de huevos o unos pellejos de cerdo, al precio o el canje que sea, porque «la cosa» está durísima y no hay con qué resolver los tres problemas fundamentales de la filosofía criolla: desayuno, almuerzo y comida.

Desfiles de balseros, caravanistas centroamericanos, negociantes con los coyotes, o cualquiera de las especies de emigrantes que han ido lamentablemente retoñando en el país, porque irse es el mejor y casi el único horizonte que jóvenes y no tan jóvenes encuentran como proyecto de vida.

Desfiles de ancianos derruidos, cada cual con más abandono, frustrados tras haber dado la existencia a un sueño que los traicionó, o mejor dicho, una utopía cuyos adalides resultaron ser mafiosos en toda regla, que se cargaron la patria mientras pedían sacrificio, austeridad y heroísmo.

Desfiles (en carro) de dirigentes, que han pretendido que les creamos son iguales que nosotros, ciudadanos de a pie, pero que desde la A a la Z son «más iguales» que el resto de sus compatriotas, y sus hijos no integran los contingentes de sinsueños que integran los nuestros y sus refrigeradores no enfrentan la anemia crónica que los de nosotros; y sus familiares no fallecen sin oxígeno ni tienen que pagar miles de pesos por una pastilla de azitromicina.

Desfiles, en fin, de desesperanzas, de ganas de hundirnos en el mar luego de ver cómo se mancilló la gloria que nos creímos.

Y claro, de tanto desfilar —los de abajo—, ya rompimos las piedras con las piedras de nuestros callos; y casi que solo nos alienta la vaga ilusión de que algún día, por fin, los dueños, exprimido el hollejo de la Isla hasta el tuétano, inicien su marcha definitiva —en primera clase y seguramente con las maletas llenas—, a otro paraíso «fermoso» que ojos humanos hayan visto.

Si a alguien le quedan fuerzas, entonces, comenzaremos a levantar los escombros.

22 febrero 2022 11 comentarios 1k vistas
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Observatorios

Observatorios

por Jorge Fernández Era 20 febrero 2022
escrito por Jorge Fernández Era

―¿Cómo va lo de los observatorios?

―Contamos con unos cuantos opositores en observación. De vez en cuando no los dejamos salir de casa o por el aeropuerto… o les impedimos regresar al país.

―Me refiero a los observatorios científicos.

―Ya tenemos dos. El primero fue el Observatorio Científico del Comercio Interior. Da seguimiento y sistematiza las tendencias existentes a nivel nacional e internacional mediante la compilación, evaluación y producción de información dirigida a la mejora de la competitividad del sistema empresarial, la eficacia de las políticas institucionales y la satisfacción de los consumidores.

―Suena bonito.

―Eso no es nada. Entre sus ejes temáticos se encuentran innovación, demandas, comercio minorista, gustos y preferencias, actores económicos, consumo, cadenas de suministros, comercio electrónico, alimentación sana, procesos logísticos, comercio mayorista y servicios gastronómicos.

―Los resultados están ahí.

―Quizás sea anticipado hablar en esos términos, pero gracias al Observatorio se descubrió, por ejemplo, que los consumidores habaneros, de quince huevos al mes que recibían, ya están en condiciones de comerse solo ocho. El problema (lo ha dicho la jefa de la Oficina del Plan de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional) es introducir nuevos hábitos, pues se desperdician muchos productos. Lo define en dos palabras: «incultura alimentaria». Los ciudadanos suelen comerse el huevo frito o como tortilla, desaprovechan las miles de formas que existen para su preparación.

―Debíamos escribirlo, para que las generaciones futuras vean cuánto de ciencia e innovación hay en decidir entre un huevo frito y una tortilla. «Cada vez que tengamos que enfrentar un problema complejo, acudamos a la investigación científica», ha dicho Canel. Y ese problema es albúminamente complejo, un verdadero revoltillo. 

―Entre las cuatro misiones principales del Observatorio está precisamente la creación de un anuario, para no perder la historia de un Comercio que ha debido adaptarse a las condiciones de la nación. Será difícil imprimirlo: si el cartón de huevos está como está, mejor ni preguntar a cuanto salen la cartulina y el papel.

―Agreguen una quinta misión: la de fomentar la ponedera de gallinas en espacios urbanos. En cada municipio hay entre 5000 y 15 000 patios y traspatios. A cuatro pollos femeninos por cada uno, y un gallo que despierte a los vecinos a las cuatro y los ponga a trabajar… Son herramientas y fórmulas para que el pueblo se sume al proceso innovador.

―Esa misión se la dejaremos al Observatorio Tecnológico de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional con más Ciencia, un proyecto desarrollado en Pinar del Río. Su plataforma contiene pronósticos agrometeorológicos, mapas de suelos, estudios del clima, datos demográficos, de la maquinaria, del uso de la tierra, y detalles asociados al control pecuario, entre otras prestaciones.

―Habrá que incorporarle una explicación de por qué bajamos la cuota de huevos de quince a ocho. Hay gente tozuda que no entiende.

―Varios expertos trabajan en función de ello, ya organizan la Convención Internacional «Producción Animal y Agrodesarrollo», en el Centro de Convenciones Plaza América de Varadero.

―¿En la playa?

―El primer ministro hace llamados a desarrollar el turismo agrario. En tal sentido los compañeros del Mintur decidieron trasladar sus congresos a una cooperativa de Quivicán. El evento de Varadero contará con una ronda de negocios de empresarios, ganaderos, importadores y exportadores que permitirá la concertación de acciones comerciales entre instituciones científicas y académicas.

―A ver si aprovechamos para darle salida a las cientos de miles de avestruces y jutías que tiene listas para su comercialización la Empresa de Flora y Fauna. El compañero Guillermo, que a sus 94 años no da abasto con las veinticuatro empresas que dirige, anda medio acomplejado porque Frei Betto no menciona a esos animalitos cuando de cambiar hábitos alimentarios se trata.

―Es que no ha leído un artículo muy bueno que aborda «los aspectos epistemológicos relacionados con la sostenibilidad alimentaria y su relación biunívoca con la agroecología», además de ofrecer «algunas valoraciones para el mejoramiento de la cultura del comer en el país». Son muchos los científicos cubanos metiéndole coco al asunto. Hay más gente investigando que produciendo.

―Porque sus capacidades nos permitirán impulsar un desarrollo próspero, sostenible, justo, y nos asegurarán la soberanía por la cual hemos luchado durante dos siglos, desde que los cimarrones solo consumían jutía.

―Es lo que los sesudos llaman «preservación del paladar histórico». De ahí la importancia de crear observatorios desde los gobernantes hacia los gobernados, aumentar la visión de aquí para allá…

―…y disminuirla de allá para acá.

20 febrero 2022 4 comentarios 2k vistas
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María Luisa Carrasco (P)

María Luisa Carrasco

por Maylan Álvarez 19 febrero 2022
escrito por Maylan Álvarez

Dichoso el árbol

que es apenas sensitivo.

Y más la piedra dura,

porque ella ya no siente.

Rubén Darío

***

Después de ocho años volví a una película —y tendrán que disculparme las referencias cinematográficas más de dos veces en estos comentarios sabatinos— que asumo como un clásico sobre la violencia. A priori, muchos pensarán de inmediato en los hermanos Coen, Haneke, o en el tremendísimo Tarantino. Este viaje nos conduce más al Peloponeso: Yorgos Lanthimos, el director griego, y su película del 2010 Kynodontas.

Presumo que algunos lectores preferirán verla a que yo se las narre. Pero en mi afán por contarlo TODO, necesito hablar sobre la primera escena. Uno de los tres hermanos protagonistas propone un juego en el baño. Para ser el ganador debes sostener la mano bajo el chorro de agua hirviente el mayor tiempo posible. Basta decir que la película va subiendo la parada de la violencia intrafamiliar a tales dimensiones, que todos los implicados estarán muy dañados para cuando pasen los créditos.

También el espectador. También yo, al punto de llamar por teléfono a varios amigos minutos después de verla para comentar sobre la película, no sin antes venderles como aperitivo esa primera escena.

Y más que a la violencia, ese momento me remite a la tenacidad. A todo lo que puede soportar el ser humano, incluso sin razones de peso aparentes. «A brindar por el aguante», como de manera tan erudita nos invita René Pérez, el Residente de Calle 13.

Quizás algunos coincidan conmigo en que por estos días estamos soportando mucho, aguantando demasiado. Metafóricamente hablando, casi todos tenemos una mano, o ambas, bajo el chorro de agua caliente, esperando el fin del juego.

Y es cierto que no solo en Cuba. Por solo citar un ejemplo, ya solo veo documentales en Rusia Today, porque son especialistas en ponerme los pelos de punta si de noticias aterradoras se trata: guerras, hambrunas, sequías, la mala distribución de los recursos en el planeta, la maldita emigración, etc, etc, etc…

La lista pudiera ser particularmente extensa, pero creo que otros coincidirán conmigo que, en lo que vamos arreglando la Pacha Mama, hay cosas que pueden ser resueltas a nivel de país. Es más, a nivel de provincia, incluso de municipio, en el caso de Cuba. No me parece que tengan que intervenir la OTAN o la OMS para que distribuyan las toallitas sanitarias, nuestras archiamadas y siempre bienvenidas íntimas, a la farmacia del reparto. A este asunto, que me encanta, regresaremos dos páginas más adelante.

Porque primero pretendo hablar del chorro de agua caliente. El mío, el de muchos cubanos de a pie. Y es que no me lo puedo quitar de la cabeza, porque se ha convertido en un eje central de nuestra vida: las tiendas en MLC, rebautizadas con el nombre femenino de María Luisa Carrasco desde su nacimiento, hace poco más de ¿un año? ¿dos?

Está bien, ya me lo explicaron, había que hacerlo, pero… ¿y? ¿Y los que, como yo, no tenemos MLC? Dios, mi esposo y mis amigos no me dejarán mentir. Jamás he puesto un pie en ningún establecimiento para comprar con tarjeta, y aquí les va el aumento de temperatura del agua: la historia del día en que casi entro a una. Casi. Por equivocación, por supuesto.

Mi esposo y yo andábamos por el Centro Comercial Todo en uno, en Varadero, buscando zapatos para los niños. Claro que no conseguimos zapatos, querido lector, pero di de narices en el mercado con una cola que prometía.

Solo quienes hayan vivido momentos semejantes, pueden dar fe de mi entusiasmo. Las paredes transparentes me regalaron una vista espectacular. Ya me imaginaba a mis hijos con los yogures de platanito, qué de plátano… conté como cuatro sabores diferentes. En la tablilla informativa mis ojos pasaban del queso al puré de tomate, las pastas italianas, el jamón serrano, las pintas de aceite… Y yo nada más había guardado ochenta CUC en la cartera… Qué mujer tan poco previsora.

Una muchacha me aseguró que ella era la última, pero que en lo que la cola andaba, iba a tomarse una cervecita con su novio. ¿Cerveza? ¿Aquí? La cuestioné mentalmente y seguí haciendo cuentas, hasta que llegó mi turno y la muchacha sin aparecer. Abrió el custodio la puerta para darme paso, no sin antes aplicarme desinfectante en las manos y junto a la desinfección abrió en mi pecho la grieta más honda que manos cirujanas pudieran suturar.

Creo que nunca terminé de leer lo que decía el cartel en dos idiomas: Solo tarjetas. Y mostraba las referencias de las tarjetas que podían comprar en el mercado/Jauja. Inocente yo.

No sé cómo lo habría tomado el custodio de haber conocido la verdad. Atiné a musitar, de la manera más creíble y pausada: ah, caramba, dejé la cartera con las tarjetas en el carro. ¡Qué cabeza la mía! 

Lo que salió para el parqueo fue un bólido. Mi esposo me esperaba, no con cerveza pero sí con agua, y me tomé su pomo y el mío, y aun así no lograba calmarme. Le soné par de cocotazos a la guantera del carro, pobrecito, y mi amor tuvo que soportar el recordatorio histórico una vez más:

«que ya estaba harta de ser de la generación de las escuelas al campo, de comprarme zapatos solo cuando se rompían los que llevaba puestos, que si las tiendas del oro, que si las diplo-tiendas, que si mis padres profesionales jamás pudieron ir a ningún hotel después de los noventa, que si mi papá tuvo que ir para Angola, que si mi suegro se quedó con la carta en la mano para comprar el carro, y ahora esto… Otro lugar donde no podía entrar».

En fin, la catarsis de una mujer cubana que pareciera replicarse en tantas y tantos que conozco, con equívocos y recordatorios históricos semejantes.

Ha pasado el tiempo y las tiendas ahí, sin recibir mi cálida visita. Y he tenido que comprar lo necesario, lo vital, a otros precios; o esperar a que venga alguito a la TRD del barrio. En ese estado de cosas, las manos de amigos o de la familia han sido inequívocamente imprescindibles, porque las toallitas sanitarias, las sempiternas amigas íntimas de toda mujer, se compran en MLC. 

Y lo demás también.

María Luisa Carrasco

Almohadillas sanitarias marca Mariposa (Foto: Laura Rodríguez Fuentes / Cubanet)

Dice mi suegra que las hay de todo tipo: nocturnas, diurnas para flujo normal, para flujo normal plus ¿?, con barreras antiderrames, delgadas con o sin alas, con o sin gel absorbente, excelentes canales de distribución…

Dios sabe todas las cosas. A lo mejor por lo ignorante que soy ante semejantes especificaciones, es que no tengo acceso a comprar toallas higiénicas con María Luisa Carrasco. En Cuba solo he conocido las íntimas Mariposa, cada vez menos absorbentes, con menos pegamento y menos arribos a la farmacia.

Como bien le comenté a un amigo hace muy poco: esa mariposa hace rato que no vuela para mí.

Y no vamos a hablar de los precios. Bueno, los de MLC no los conozco. Supongo que la cotización de los paquetes vaya en consonancia con la cantidad y la calidad. Los que me sé son los de Mariposa. En los primeros meses de la COVID los paquetes de diez, sin dibujitos ni especificaciones, costaban cuarenta pesos en monumento nacional. Quiero decir, en moneda nacional.

En momentos de crisis los he pagado a setenta, como si fuera a comprarme una mariposa Monarca, ese espléndido ejemplar de la fauna mundial. En otras ocasiones solo he tenido que dar las gracias, porque la sororidad entre mujeres cubanas merece un comentario aparte.

La historia se repite una y otra vez, y mi suerte está echada con mis dos hijos varones. No me imagino como mi mamá, cortando y preparando trapitos para que pudiera malpasar el período en la beca. Eso sería semejante a meter, no mis manos, sino la cabeza bajo el chorro de agua hirviente, por muchíiiiisimo tiempo. La verdad es que TODO tiene sus límites.

Y no puedo desdecirme de tal manera que cierre este momento, este tópico tan ¿íntimo?, sin compartir el poema que publiqué en uno de mis libros, en el 2016.

El año tiene doce meses

pero a mí me da la menstruación trece veces por año.

Como las fases lunares. Cada veintisiete días.

En la Biblia que si impuras,

los egipcios que si baños especiales después de cada regla,

los chinos antiguos que si la sangre menstrual

no debía tocar el suelo por temor a ofender

al espíritu de la Tierra.

Las mujeres como yo en la historia de la humanidad

han sangrado dos veces:

por el truco de la sonrisa vertical,

el orificio de entradas y salidas,

el túnel excavado en el cuerpo para dar y recibir

y por el pecho,

también se menstrúa por el pecho

con más fuerza,

con más peste,

con más regularidad,

quizás más de cien veces por año.

Sangra,

sangra el pecho,

mana,

mana la sangre,

y no hay almohadas,

toallitas,

íntimas,

pacas de algodón

que contengan un torrente tan doloroso.

***

Posdata: Soy el número 288 en el censo de las íntimas en la farmacia del reparto. No distribuyeron en enero. No saben si yo alcance a comprar en febrero. ¿Cuál otro poema le escribo a mi cuerpo? ¿Alguien me puede resolver el gmail de Lanthimos?

19 febrero 2022 12 comentarios 2k vistas
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