Crimen, menos leche, más libros e inflación  

Dos juicios con altas condenas fueron reseñados por medios estatales / Cuba enfrenta dificultades para garantizar la leche de los niños / La inflación crece en poco más de un 30% según cifras oficiales / Se inaugura la Feria Internacional del Libro.

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Crimen y castigo

Las condenas penales fueron noticia esta semana. La más notoria se dio a conocer este 14 de febrero en los medios oficiales. Se trató de un «juicio ejemplarizante» —como afirmó la Televisión Cubana— por un crimen cuyo objetivo principal era el robo y sacrificio de ganado, y terminó con la vida de un campesino en Cienfuegos. El acto implicó a cuatro personas, pero quien ejecutó el asesinato fue sentenciado a privación perpetua de libertad.

Otro juicio fue reseñado en el Noticiero Nacional el día 16. Ocurrió de forma pública en el Tribunal Provincial de Santiago de Cuba, e implicó peticiones fiscales de entre 20 y 30 años de privación de libertad para «los involucrados en una operación de narcotráfico nacional en el oriente del país» que también incurrieron en los actos de atentado y portación ilegal de armas y explosivos.

Según la información aportada en el reportaje, la «cadena delictiva» tenía su base en Jamaica con una contraparte en Cuba para introducir droga por vía marítima y comercializarla. Entre lo ocupado estuvieron 300 libras de mariguana, gran cantidad de dinero, armas de fuego y medios de comunicación satelital. Asimismo, se indicó que los implicados pretendían utilizar el mecanismo creado para traer sustancias ilegales sintéticas y cocaína.

Carlos Antonio Martín García, fiscal provincial del departamento de procesos penales de Santiago de Cuba, afirmó que el Código Penal cubano para el tráfico de drogas prevé sanciones «que oscilan entre los 4 y 30 años de privación de libertad, sanción perpetua de libertad o muerte».  

Esto significa que el gobierno cubano no renuncia a usar abiertamente un discurso de escarmiento en la aplicación de justicia por parte de los tribunales.

Durante esta semana el controversial espacio televisivo Hacemos Cuba compartió algunas estadísticas sobre los procesos penales cubanos. En 2023 la Fiscalía «aseguró» con prisión provisional al 73% de los presuntamente responsables de cometer delito, asimismo el 89,5% de las sanciones interesadas por los fiscales implicaron el internamiento.

Opinamos que, si bien es positivo que los medios estatales informen sobre delitos graves ocurridos en el país, el punitivismo y su instrumentalización discursiva, son estrategias que ponen en duda la aspiración de impartir justicia con una base racional, humanista y ajustada a los hallazgos de las ciencias sociales en general y en particular de las propias ciencias jurídicas. 

Más allá de que la sanción sea o no justa y apegada a las leyes, un juicio llamado abiertamente «ejemplarizante» por medios estatales expresa una concepción clásica del castigo que las nociones científicas más actuales —provenientes principalmente de las corrientes de pensamientos de izquierdas— quieren dejar atrás.

La solución, claramente, no está dejar sin castigo a crímenes que afectan la vida de la ciudadanía, sino en analizar y tener en cuenta la diversidad de causas que los estimulan, así como ampliar el abanico de opciones jurídicas para su cause legal.

La leche demorada

Fue noticia esta semana, además, el problema que enfrenta Cuba para abastecer al país de leche y garantizar el suministro a los niños hasta los siete años de edad.

Betsy Díaz Velázquez, la ministra de Comercio Interior, comentó a los medios oficiales que la producción nacional está deprimida y que la importación estatal de leche en polvo se ve limitada por el contexto económico del país.

En este momento hay un significativo retraso en la distribución. El malestar de las familias afectadas ha sido ampliamente expresado en las redes sociales.

La ministra dijo en su comparecencia que esta misma semana comenzó la distribución hacia provincias que carecen de suficientes existencias. Cuando se concreten los envíos, los niños de hasta seis meses tendrán leche apenas hasta el 5 de marzo. Los de dos a siete años solamente tendrán garantizado el producto para cinco días.

Esto significa que la falta de leche se ha hecho crónica en los últimos años y el gobierno ha tenido que informar periódicamente sobre las medidas contextuales que toma para resolver el problema, sin apuntar cuál es la estrategia para lograr la solución definitiva.

Hace ya varios años que se eliminó este producto de algunas dietas médicas otorgadas de forma subsidiada. No obstante, la cuota de los niños se había intentado mantener, también por el peso que siempre ha tenido en el discurso oficial cubano.

La ministra asumió como principales causales internas la sequía, el «desvío de leche» para su venta en el mercado informal y su utilización para la elaboración de productos como el queso y el yogurt.

Otro punto clave en la intervención fue el contraste con la existencia de leche en las mipymes, sobre esto, destacó que el Estado compra leche en mucha mayor cuantía porque debe distribuirla a precios subsidiados, al contrario de los negocios privados que recuperan su inversión. También afirmó que en determinados momentos se han llegado a acuerdos comerciales con estos actores económicos, pero pagando el producto «a los costos que ellos han considerado».

Por el contrario, hace algunas semanas se viralizó la opinión de un productor cubano, quien afirmaba que «faltan leyes justas» que estimulen la producción. Agregó que el precio al que el Estado compraba la leche —20 pesos cubanos el litro— era «humillante» para el pequeño agricultor, «para hacer un dólar tengo que vender 17 litros» y transportarla «cuesta 500 pesos».

Nuestra opinión es que la falta de leche seguirá golpeando mientras no exista una política que estimule decisivamente a los productores nacionales. El excesivo control del mercado, el acceso deficiente a insumos, además de las condiciones climáticas reales, han condenado a la ganadería cubana a una situación de subsistencia que no permitirá abastecer siquiera a la canasta familiar normada.

Resulta inaudito que el Estado prefiera pagar la leche en el mercado internacional o a los intermediarios privados —que también la importan— a darle precios ventajosos a quienes la producen en el país. ¿Para donde está yendo el dinero público? ¿Quién se está enriqueciendo en este pacto desigual?

La solución definitiva hay que buscarla dentro de Cuba y pasa obligatoriamente por estimular a los productores con mejores pagos, disponibilidad de insumos y un mercado flexible que los induzca a aumentar la producción nacional de este y muchos otros productos.  

«Inflados» de año en año

Cifras paradójicas sobre el comportamiento de la inflación en el pasado mes de enero fueron noticia esta semana.

Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Onei), la inflación interanual del mercado cubano convencional alcanzó el 31.69%. Fue superior a la registrada en diciembre de 2023, pero muy inferior a la de enero del año pasado, que alcanzó el 42.08%.

Todos los servicios y productos siguen registrando inflación en esta comparación entre ambos años, excepto las bebidas alcohólicas y el tabaco que descendieron un 10.3%.

Estas cifras obvian la inflación del mercado informal que tiene un impacto directo también en los precios del sector privado.

Esto significa que la inflación oficialmente reconocida, comparativamente, parece desacelerarse, pero que sus efectos siguen aumentado de modo sostenido en un mercado que no logra recuperarse y amenaza con mantener la tendencia al alza durante mucho tiempo.

Opinamos que no hay modo de evaluar esta disminución de la inflación interanual con optimismo, porque en la práctica el aumento sigue constante mes tras mes. Esta espiral es imparable y afecta a la totalidad del mercado.

Para comprender mejor la dimensión del problema debería incluirse en el análisis la inflación del mercado informal. Tener estadísticas completas es un elemento básico para diseñar estrategias globales.

Por otro lado, sin una reforma integral de la economía, que pase también por tener un mercado cambiario funcional, será difícil que este panorama pueda cambiar. No se puede seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes.

Feria en plena crisis editorial

Por último, fue noticia la inauguración esta semana de la XXXII Feria Internacional del Libro de La Habana, uno de los eventos culturales con más convocatoria en el país.

Más de mil novedades editoriales, 3 millones de libros físicos y 2 mil libros digitales anunciaron los medios estatales para esta edición, dedicada a Brasil, que cuenta además con la presencia de publicaciones y editoriales de 45 países.

«La realización de la Feria Internacional del Libro de La Habana es una contundente muestra del valor que el Estado cubano le confiere al libro y la lectura», dijo Juan Rodríguez Cabrera, presidente del Instituto Cubano del Libro en la jornada inaugural.

Esto significa que el gobierno cubano no quiere renunciar, a pesar de la crisis económica, a su discurso sobre el acceso de la sociedad a la cultura y hacer efectivo el disfrute general de productos intelectuales.

Nuestra opinión es que se trata de un esfuerzo admirable, con una utilidad política obvia, que enfrenta numerosos desafíos. Desde hace varios años las industrias editoriales en el mundo sufren grandes dificultades para hacerse rentables con el creciente desinterés del público por la lectura de libros físicos. Muchas editoriales y librerías han quebrado o se han visto obligadas a reducir al mínimo su producción y venta.

Por su parte, la producción editorial cubana se halla muy deprimida en comparación con años recientes. Los escritores se quejan de pagos retrasados y de demoras significativas en la impresión de sus libros.

Las cifras de libros disponibles, y en particular las de novedades editoriales, es escasa en comparación con los mejores momentos de la industria cubana del libro. Ese descenso es coherente con la situación del país.

Sin embargo, la misma existencia de la Feria del Libro de La Habana es un hecho que depende exclusivamente de la voluntad política para mantenerla. Una gestión más pragmática apostaría por cancelarla, o al menos retrasarla. Con todas las deficiencias que pueda tener, que siga siendo una opción es una decisión a aplaudir.

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