La Constitución de un pueblo libre

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Por estos días, la noticia más trascendente en el escenario político cubano es la presentación del nuevo proyecto de Constitución. El texto ha provocado diversas reacciones, aunque en general son reconocidos los avances que trae en materia de ampliación y garantías de los derechos, reconocimiento de la propiedad privada, modernización de la estructura del Estado, matrimonio igualitario, autonomía municipal, entre otros aspectos. Pero para muchos de nosotros lo más importante es que dicho proyecto será sometido a una consulta popular, lo cual va a abrir un espacio para la participación ciudadana en un momento decisivo. La nueva Constitución será objeto de discusión en barrios, centros de trabajo, escuelas y organizaciones. También desde aquí, desde el ciberespacio, habrá que alzar la voz para acompañar ese gran debate.

Mucho es lo que hay que decir y aportar sobre el nuevo texto constitucional, tanto que el autor de estas líneas lamenta que no quepa en un post. No queda más remedio que limitarse a comentar un aspecto de la cuestión, que no por parcial y periférico deja de ser importante. Desde hace algún tiempo, se ha hecho común encontrar en el escenario cubano críticas en materia constitucional que se hacen desde el punto de vista de la división de poderes. Los individuos que llevan a cabo estas críticas suelen ser destacados profesionales de las ciencias sociales, los cuales sin embargo piensan dentro de la constelación conceptual de lo que es una república liberal burguesa, sin ser capaces de ir más allá. Recientemente, algo de ese espíritu se ha puesto de manifiesto en el debate sobre la necesidad de un Tribunal Constitucional.

Algunos han argumentado que la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) no puede ser «juez y parte».

Se trata de una crítica hecha, sin dudas, en el espíritu de la división de poderes y de su visión del Estado como una maquinaria hecha de pesos y contrapesos. Frente a ese punto de vista, el autor de estas líneas respetuosamente disiente. En Cuba existen grandes problemas en la formulación técnica y en la aplicación de los principios que rigen su sistema político. Pero esos principios, que se mantienen fundamentalmente sin variación en el proyecto de nueva Constitución, son los adecuados para una república socialista.

Una república, tradicionalmente, es la forma de gobierno en la que no existe un monarca. Sin embargo, tal y como revela la etimología de la palabra- la cosa pública-, se supone también que en una república el cuerpo político esté al servicio del interés público general. Se trata sin duda de un ideal muy hermoso; no obstante, no se puede dejar a un lado cuál ha sido la historia concreta de esta forma de gobierno en las sociedades divididas en clases. Las repúblicas, en el pasado, han sido sostenidas por aquellas clases que tenían su principal forma de obtener poder en la esfera privada estrictamente económica, como los esclavistas en la antigüedad, los gremios de artesanos en el medioevo y la burguesía en la modernidad. Estas clases, con su ventaja social garantizada en la esfera privada, y necesitadas de reglas claras que asegurasen la convivencia y la estabilidad de los negocios, fueron las pioneras en estructurar el espacio público como un área de resolución de conflictos y en someter el poder político al sostenimiento de las leyes.

En el capitalismo, la forma principal de obtener poder es mediante la acumulación de capital, algo que ocurre totalmente en la esfera privada. La vida es un casino y por eso en los buenos tiempos lo más recomendable es que haya reglas claras. La alianza de clase de la burguesía, que sabe lo que le conviene, es lo que sostiene los actuales «Estados de Derecho», en los que la ley está por encima de todos los actores, y existe todo el sistema de los pesos y contrapesos. De más está decir que estas repúblicas son el engaño supremo, aunque ciertamente son un avance con respecto al absolutismo y la dominación franca y abierta del medioevo.

Ahora bien, una república muy difente tiene que surgir cuando son las clases populares, tradicionalmente explotadas en la estructura económica, las que fundan el Estado. Y es que estas clases no pueden estructurar el espacio público como un «área secundaria», como un sitio donde no ocurre lo fundamental, sino que por el contrario deben hacer de lo público lo central, ya que el poder político es la única forma de poder con que cuentan, al menos al principio. En la contemporaneidad, por supuesto, el signo bajo el que surgen estas sociedades contrahegemónicas no puede ser otro que el del socialismo.

La dialéctica de una sociedad gobernada por «los de abajo» es muy diferente a la dialéctica de una república de poderosos. Las leyes no pueden ser el valor supremo en la nueva república, pues se sobreentiende que en el proceso de construcción de una sociedad totalmente nueva las leyes deben ser flexibles y temporales. El valor supremo lo constituye el Proyecto, alrededor del cual se ha desarrollado el sujeto colectivo revolucionario. A partir de ese Proyecto se debe crear un Poder, que debe estructurarse lo mejor posible como un gobierno directo de la sociedad civil revolucionaria.

En la república socialista, no se necesita que el estado esté lleno de pesos y contrapesos, porque la idea es que se exprese directamente la voz del soberano, que es el pueblo. El peligro de la arbitrariedad y la dictadura no se combate con reglas claras, sino modificando la naturaleza del estado, transformándolo «de órgano que está por encima de la sociedad en un órgano completamente subordinado a ella».

No se reparte el pastel, se elimina el pastel

Para entender el proyecto de nueva Constitución cubana y el papel que juega en ella la ANPP, es necesario recordar algo que hoy en día casi nadie quiere recordar: las raíces que tiene nuestro magno texto en el costitucionalismo soviético. Nuestra ANPP es el equivalente a lo que en la Unión Soviética era el Soviet Supremo, y eso es algo que debería ser objeto de reflexión más a menudo.

Las constituciones soviéticas, desde las primeras, no plantearon ninguna división de poderes, porque se concebía un único poder, el del proletariado. A la hora de definir la estructura del estado, aquellas constituciones se guiaron por la aspiración marxista de que en el socialismo se elimine la separación burguesa entre la sociedad y el estado. Lo que se buscó fue fijar en normas la absorción de todos los poderes por parte de la nueva clase dirigente, el proletariado, así como el ejercicio del mismo a partir de los nuevos órganos de participación popular, que en el contexto de aquel proceso revolucionario eran los soviets. Como es sabido, el derrotero histórico de la Unión Soviética llevó a una seria distorción de aquellos principios que estaban plasmados en la Constitución: sin embargo, eso no niega la justeza en sí de los principios surgidos al calor de la Revolución de Octubre.

El proyecto de nueva Constitución cubana ha respondido en su confección, lo cual es muy saludable, más a cuestiones prácticas y contextuales que a presupuestos teóricos. Pero la única razón válida para que se mantenga la existencia de una Asamblea que en última instancia concentra todos los poderes y que tiene facultades constituyentes, es porque se quiera establecer un poder popular donde la voz del soberano esté todo el tiempo presente.

Nuestra república queda definida en el nuevo proyecto como un Estado Socialista de Derecho, lo cual es muy positivo, en el sentido de que refuerza el papel de las leyes y la noción de la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. En el pasado, una de las distorsiones ocurridas en el socialismo estuvo en dejar desprotegidos los derechos de los individuos, por un abuso de la prioridad del proyecto colectivo. La república roja, socialista, debe crear las condiciones para que haya un equilibrio entre los derechos de la comunidad, defendidos por el sujeto colectivo revolucionario, y los derechos de los individuos, incluso de aquellos que no se sienten parte del proceso.

No se debe sacrificar, por la justicia del futuro, la justicia del presente.

Hablando con propiedad, incluso puede que sea muy útil un Tribunal Constitucional, o una sala constitucional en el Tribunal Supremo. Lo que no se puede pretender es que deba crearse una ley o un tribunal que estén por encima del poder popular, o que sean independientes de él. La ANPP lo que debe ser es democrática, terriblemente democrática, debe ser casi parte de la sociedad civil. La Constitución, las leyes y los tribunales son solo herramientas a través de las cuales un Poder Revolucionario lleva adelante su Proyecto. Un Proyecto que, en el caso cubano, debe tener como portador y garante al Partido Comunista de Cuba.

Si se cumple con la estructuración popular del poder, no es necesario preocuparse porque este sea juez y parte. Un pueblo libre siempre deberá ser juez de sí mismo.

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36 COMENTARIOS

  1. Buen análisis el que hace Kubnaeva sobre la constitución cubana, coincidimos con casi todo lo que plantea en su post, sin embago, no queríamos dejar de exponer algunas consideraciones.
    En un pais socialista desaparecen las contradicciones antagónicas, de clase, pero, de sobra se ha dicho con razón que no desaparece totalmente este fenómeno, por supuesto, no alcanzan el nivel que tienen en el capitalismo, como certeramente se plantea en el post, pero están presentes, pudierasos llamarlas contradicciones de grupo, así, por ejemplo, no piensa igual un funcionario que trabaja tras un buró con oficina de aire acondicionado, secretaria y carro, que un campesino que labora bajo el sol. Ni tampoco el propietario de un timbiriche particular con respecto a un cuado profesional del partido, son solo 2 de los miles de casos que pidieran citarse.
    Estas contradicciones se expresan como intereses de grupo, o sea, cada gupo, en los espacios que pueda, defenderá sus intereses, sus puntos de vista, y es ahí donde consideramos que algunos puntos de la constitución pudieran variarse, por ejemplo, el relativo a los que integran la asamblea nacional, yo soy partidario de que ningún miembro del consejo de ministros la integre, no porque carezcan de condiciones para eso, sino por el mismo principio elemental que se menciona en el post de juez y parte. Es ilógico que si el primer ministro le va a rendir cuentas a la asamblea, se lo haga a él mismo, aunque la cosa la vemos mucho más allá, en el peor de los casos pudiera darse el caso de que determinado proyecto de ley que perjudique a algún gupo de funcionarios acomodados reciba la oposición del ministro correspondiente, debemos contar con que poco a poco la generación histórica ya no estará, y las personas que progresivamente los vayan sustituyendo no piensan igual. Si decimos con sobrada razón que la corrupción es la principal amenaza para la supervivencia de la Revolución, pues no basta con ir tras los corruptos, hay que atacar toda estructura que pueda favorecerla, y lo elemental en este caso es el principio de parte y contraparte, una parte chequea y fiscaliza a la otra y el fenómeno aunque no desapaece totalmente se puede reducir a niveles mínimos.

  2. Yo estoy muy de acuerdo con ud……………..si se cumpliera en la practica vuestra teoria pero ………….al revisar la historia de la Revolucion cubana vemos que JAMAS se ha estrusturado desde abajo hacia arriba , de esa forma el respetable pueblo NO DECIDE pues la primera y y ultima plabra nace en el Partido dirigente y se cumple por mandato de este en el gobierno .
    En EE UU la famosa division no existe , los présidentes de turno que responde a uno de los partidos dominantes de centro derecha hasta la extrema derecha y cuyas diferencias son simbolicas , Cuando del sistema se trata , ….aprovechan su mandanto para nombrar (si tienen suerte que uno cause baja ) , los magistrados a la corte central asegurando asi la balansa hacia el respaldo judicial a leyes que se voten en el Congreso por su partido en su mandato o en el futuro .
    Los magistrados en EE UU interpretan la ley de acuerdo a su pensamiento dominante , ex: los catolicos se oponen a el aborto o el matrimonio gay .Entonces donde esta es la verdadera independencia de un poder con otro ? .
    El ANPP tendra que sentar catedra y actuar diferente ……vimos algo en la ultima reunion Cuando ideas diferentes sobre un mismo tema se expusieron ……………lastima que los actores fueron minimos y los expectadores demasiados .
    Ojala , Ojala …….que las modificaciones a la carta magna se RESPETEN porque eso es lo que ha faltado en Cuba ………las directivas del mismo PCC tomadas por su dirigencia central han ido al encuentro de la actual , el gobierno central y sus ministerios han burlado la Constitucion con una serie de normativas , circulares , decretos , etc …… . Sobran los ejemplos de prohibiciones que vivimos los cubanos que han pisoteado la Constitucion.
    Si hay ley , si impera la ley para TODOS , si la direccion del PCC , si el Gobierno , si la ANPP , si los tribunales trabajan como dicta la ley y la Constitucion por venir……… entonces no importan las divisiones , el pueblo en su individualidad y en su colectividad estara protegido y participara mejor de las desiciones del Pais.

  3. Una república, no es tradicionalmente, la forma de gobierno en la que no existe un monarca. Durante la inmensa parte de la historia del español, república significaba más o menos «administración» y no se oponía a monarquía.

    En El Quijote se puede leer:

    «En efeto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más estraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como para el servicio de su república, hacerse caballero andante»

    La oposición monarquía-república surgió en el español a finales del siglo XIX.

    • Manuel, realmene en ese caso se trata de monarquía parlamentaria, sucede con España, Inglaterra, Holanda, Suecia y otros paises europeos, fíjate que el nombre de todos ellos se antecede de la palabra reino.

  4. Yo si creo fervientemente que el modelo actual de concentración de todo el poder, absolutamente todo, en solo órgano/partido ha sido fatalmente catastrófico para la nación. El pueblo es teóricamente el soberano desde siempre, y desde siempre se le han impuesto las normas, arbitrarias a veces, desde el poder omnímodo sin consultarlo y a veces violando la propia ley de leyes. El concepto pseudojurídico de que «Sí viene «de arriba» debe estar bien y con eso basta» hay que desterrarlo y la única forma que veo es que haya absoluta independencia de factores (para no llamarlo poderes que pueda asustar) y que nadie se deje imponer algo solamente porque venga «de arriba»

  5. Su reflexión me parece muy acertada. La frase: el poder del pueblo, ése sí es poder no es retórica, debe ser principio y guía en una sociedad como la nuestra. Mi única observación a la composición de la Asamblea Nacional y las instancias provinciales y municipales es la abundante presencia de ministros y altos dirigentes del partido y del Estado. Creo que más presencia popular y menos presencia de dirigentes acabaría con las críticas de que todo viene «de arriba» y, paradójicamente, entonces sí todo emanará de la cúspide de mando, o sea, del poder del pueblo representado por sus diputados y delegados.

  6. Lo q más me resalta de la constitución es q sigue metendionos el comuñismo por la cabeza y sin derecho a reclamación. En mi opinión eso eventualmente se irá al garete, solo hay q ver la monotonía decreciente de militantes de la ujc y del partido y el aumento del ejército invisible(me cuadró el nombrecito q le pusieron aqui). No obstante sería injusto no reconocer q tiene mejoras.

  7. Alberto Junior Hernandez Morales:

    La dialéctica es objetiva, primero estudiada por el idealista Hegel, y luego integrada en la materialidad uniéndola al materialismo antropológico de Feuerbach, por ello, es innegable que la Negación de la Negación es la conclusión evolutiva también en la sociedad: EL COMUNISMO, pero, ahora CIENTÍFICO.

    • Brother q capacidad tu tienes pa no aterrizar las cosas y marear la perdiz. De verdad te es imprescindible hablar hasta de la historia de la historia de la dialéctica cuando yo lo q he puesto es q nos meten una vez más el comunismo por la cabeza y q la nueva constitución tiene mejoras? Normal no entendí q tiene q ver lo q pusiste con mi comentario probablemente por los errores de lógica elemental de tu comentario como «La dialéctica es objetiva… por ellos es innegable…». Disculpe pero la historia de la dialéctica q puso no hace innegable ni nada parecido lo q puso después.

      • Alberto Junior Hernandez:

        Ya que no lo comprendes, te lo digo directo, no es que «te meten una vez más el comunismo», Es que tiene que ser la sustitución de la explotación del hombre por el hombre la FES Comunista, etapa por etapa.

    • Alexis, no basta con dominar los clásicos al dedillo. Hay que ver cómo eso se expresa en la práctica. Usted no ve los límites epistemológicos del merxismo y así lo convierte en un dogma.

  8. Queridos jóvenes:

    Para comprender lo que implica el título de este trabajo: «La Constitución de un pueblo libre», debemos comprender que es LA LIBERTAD.

    La libertad es un concepto abstracto de difícil definición; en principio, está vinculada a la facultad que posee todo ser vivo para llevar a cabo una acción de acuerdo a su propia voluntad.
    A partir del siglo XVIII, la libertad comenzó a unirse a otras facultades o virtudes, como la justicia y la igualdad. Este cambio social fue acompañado por el desarrollo de nuevas formas de organización de la sociedad y el surgimiento de regímenes políticos hasta entonces inéditos.

    Un ser libre no está atado a la voluntad de otros de forma coercitiva. La libertad garantiza el respeto por la voluntad individual e implica que cada uno debe hacerse responsable de sus actos. Se conoce como libertinaje a la libertad absoluta, lo cual lleva inevitablemente al descontrol social.

    Por ejemplo: una persona puede hacer uso de su libertad para crear un negocio y obtener, a través de la actividad comercial, los recursos que le permitan subsistir. Esa libertad, sin embargo, está limitada por la Ley, que le prohíbe vender productos que no cumplan una serie de requisitos y que lo obliga a pagar impuestos. Estas imposiciones, sobra la aclaración, exceden la voluntad del sujeto; sin embargo, dada la forma en la que los seres humanos organizamos nuestra vida, no atentan contra su libertad.

    Esto deja en evidencia una cuestión muy particular: NO EXISTE LA LIBERTAD ABSOLUTA. Al respecto, existen diversas posturas, pero ninguna que asegure la posibilidad de mantener vigentes nuestros principios morales y éticos al mismo tiempo que rompamos con nuestras barreras invisibles y actuemos con total soltura a cada paso. En esos códigos, inventados por nuestra especie, reside la razón (por muchos irrefutable) de los límites de la libertad.

    Tomemos como ejemplo tres prohibiciones que la mayoría de las personas creemos entender, que aceptamos como justas y razonables: no podemos tomar lo que es de otros; no podemos mantener relaciones sexuales con nuestros padres o hermanos; no podemos matar a otro ser humano. El robo y el asesinato son delitos penados por las leyes de cada país, y el incesto puede ser visto de diferentes maneras, pero la moral a la que respondemos en nuestra cultura nos dice que se trata de algo repugnante y antinatural, algo que jamás haríamos.

    No gozamos de libertad absoluta porque preferimos la comodidad que nos proporciona que alguien nos organice la vida y nos proteja. Si un lobo intenta arrebatarle un trozo de carne a su líder, éste le recordará por qué ocupa ese puesto en la manada; en cambio, los seres humanos confiamos este tipo de situaciones a un sistema de justicia, el mismo que criticamos negativamente cuando no lo necesitamos.

    Intentando contrastar esta idea de los límites de la libertad, se puede pensar que ésta no incluye aquellas cuestiones mencionadas anteriormente, dado que no acepta en su definición ningún acto que perjudique a otro ser vivo o que atraviese los muros de la moral que cada nación ha levantado durante siglos.

    Es importante recordar que la libertad no es un concepto que compartamos con el resto de las especies del planeta, sino que se trata de un invento nuestro y, si así lo deseamos, podemos asegurar que todos somos absolutamente libres.

    La libertad individual, por otra parte, debe ser protegida por el Estado. Ninguna persona puede coartar la libertad del prójimo; de lo contrario, las autoridades competentes deben actuar para castigar al responsable.

    Otro análisis de la libertad está vinculado a cuestiones psicológicas o metafísicas. La esencia de la libertad, en cierta forma, nunca puede ser afectada ya que existe dentro de cada ser vivo; nadie puede impedir que otro piense o sienta determinadas cosas.

    • Profesor, hay 2 frases muy relacionadas con su comentario, mi libertad termina donde comienza la del otro, y «El respeto al derecho ajeno es la paz» Benito Juarez.

  9. En efecto, cada sociedad, dependiendo de cuál sea su objetivo, estructura el espacio público de acuerdo a los intereses de la clase hegemónica. En el caso del socialismo, ese espacio debe ser estructurado para defender los intereses de las mayorías (sin que eso signifique desproteger a las minorías), pero eso, con perdón del articulista (con quien, por lo demás, coincido en un 90%), no garantiza por sí solo la eficacia de un gobierno del pueblo y para el pueblo. Obviamente, el poder siempre es uno, el del Estado, independientemente de su orientación. Son las funciones que cumple ese Estado lo que se divide, y no es un capricho. Es eficacia. Designar funciones a personas distintas, con autoridad real cada una, es lo mejor que la humanidad ha creado para cumplir (o intentar cumplir) el más viejo de los anhelos políticos: evitar la tiranía. Claro que esa idea de repartir las funciones de esa manera y evitar los excesos de algunos gobernantes obedece, faltaría más, a una época. Pero nos toca a nosotros, a los que buscamos un tipo de estado diferente, aprovecharla y desarrollarla de acuerdo a nuestros intereses. El propio bolívar defendía otro tipo de función: la moderadora, que, en mi opinión, debería ser la que le correspondiera a nuestro Consejo de Estado, y no esa de simple comité legislador con más poder (o al menos con más omnipresencia) que la propia ANPP. Y se sabe que, en política, quien más tiempo y con más firmeza está “arriba de la bola”, es quien al final toma la mayoría de las decisiones.
    De nuevo: la “clásica” división no es desechable, y sí muy ajustable. Porque, además, el pueblo sabe lo que quiere, pero no está exento de ser manipulado. Seamos realistas. Por ello es que nombra a sus más prominentes hijos para administrar, hacer leyes e impartir justicia. Para que estos se responsabilicen de defender sus intereses y no permitan manipulaciones. Ahora, para que eso realmente funcione, ya que no son máquinas, sino personas las que cumplen esas responsabilidades, es necesario estar atento, fiscalizar a toda hora y en todos los terrenos. Y aún más en un país como el nuestro con innumerables dificultades materiales que predisponen a los funcionarios a la corrupción. No basta con la formación de valores; hace falta un sistema regulado que se verifique continuamente a sí mismo. Creo haber escuchado que fue el Ché, no estoy seguro, quien acostumbraba después de nombrar un funcionario, acercarse a su superior y decirle: “Confía, pero verifica”.
    Los pesos y contrapesos no son una ilusión: funcionan. Pero, claro, funcionan si no se corrompen; si quienes verifican tienen autoridad real y son, a su vez, verificados.
    Por otro lado, el socialismo es una sociedad alternativa, bastante compleja en su funcionamiento y difícil de construir por las resistencias que acarrea, pero eso no es excusa para restarle valor a las leyes. Claro que ninguna es eterna, claro que cambian, y las leyes revolucionarias aún más. Pero por encima de las leyes no puede estar el Proyecto, por la sencilla razón de que estas son las que hacen posible materializar ese Proyecto. Y sería una contradicción.
    No se puede ser juez y parte. Y esa manera de ver las cosas es la única que garantiza (medianamente) que no ocurran excesos ni de arriba ni de abajo.
    En cuanto a la ANPP, que como bien dice el autor debe ser el centro de todo el poder y terriblemente democrática, es la que tiene que cambiar su composición y formas de trabajo. Demasiados diputados sin poder de decisión real y muy escasa profesionalidad. Y, cuidado, no quiere decir que un campesino no pueda ser diputado, de hecho, debería serlo. Pero a un campesino, como a un artesano, como a un artista o a un científico o a un deportista no se les puede pedir que sean profesionales del derecho, ni que sean capaces de en tres días sopesar los pros y los contras de una ley que afecta a todos por igual. Eso es imposible, porque no tendríamos ni campesinos, ni artistas ni deportistas. La función de estos en la ANPP es más que valiosa, en tanto operan como representantes de la sociedad civil, como especialistas, ahora sí, de sus respectivos gremios. Pero tiene que haber otro tipo de diputado también que se encargue de proyectar leyes más generales, no solo gremiales. Y estos deberían profesionalizarse. Lo que no quiere decir darle privilegios y que estén por encima de aquellos otros. De hecho, sin el criterio de aquellos, no podrían (por ley) aprobar nada. ¿Las comisiones parlamentarias ya hacen eso? ¿En serio? Claro que lo hacen, pero no con la rapidez y la calidad que requiere un sistema como el nuestro. Y es que falta lo esencial: TIEMPO. Nada apresurado sale bien. ¿Que tener diputados permanentes es un gasto innecesario? ¿De verdad? ¿Innecesario?, y ¿un gasto? (por favor, un salario mínimo tampoco es la gran cosa).

      • ELP, me sumo para destacar que 2 veces al año con la cantidad de problemas es insuficiente. Incluso añado a mi abuelo, que en paz descanse, que desde que yo era niño me decia que lo que el pais necesitaba era mas accion, menos discursos.

        Incluso, si la Asamblea fuera de verdad efectiva, este problema de reunirse 2 veces al año se hubiera resuelto desde hace mucho tiempo. Pero, si siguen en lo mismo del voto unanime, que lo dejen asi, pues al final lo unico que hacen es aceptar lo que les baja el PCC (y lo hacen sin discucion)

      • ELP: en eso está de acuerdo hasta gato. Sucede que actualmente se parte de una idea muy bonita, muy abarcadora de todos los sectores de la sociedad, pero poco funcional. La democracia tiene sus límites, y los excesos también la dañan. El socialismo, como.proyecto, por su complejidad estructural (el poder del pueblo se reparte horizontalmente, entre las instituciones; porque verticalizarlo es muy sencillo, basta la fuerza), requiere de continuas verificaciones, de lo contrario se va a nómina. Es por eso que se necesitan profesionales (no simples tecnócratas), personas con probado mérito y capacidad para recoger, sintetizar y proyectar correctamente las necesidades de todos. Lo que no se argumenta con datos (diputado profesional) y lo que no conmueve desde experiencias concretas (diputado gremial) no se dimensiona adecuadamente. Y, claro, se resuelve a medias.

  10. Interesante articulo pero tengo mis reservas. Ud dice:» La ANPP lo que debe ser es democrática, terriblemente democrática, debe ser casi parte de la sociedad civil.»
    Eso es muy bonito pero cómo entender una ANPP donde la inmensa mayoría son dirigentes a algún nivel?. No me parece que la nuestra sea muy democrática.

  11. // ¿Una sociedad gobernada por “los de abajo” en la que uno no puece ni elegir a alguien para que lo rerpesente en una asamblea ncional legislativa ?????? //?

  12. Yassel, lo primero es esos «individuos» son destacados juristas y historiadores del derecho con años de docencia, investigación y varias obras publicadas. Es bueno que hayas escrito este post porque lo que diga Homero Acosta o José Luis Toledo no es palabra de Dios ni está escrito en piedra.

    Tu post trae poco sustancia al debate. O sea, no colocas aquí buenos argumentos que demuestren que un sistema político sin contrapesos, que evite la concetración y el abuso de poder es superior. Las intenciones de la Revolución rusa serían muy nobles pero sus resultados concretos que es lo que queda, bastante cuestionables.

    Termino preguntando: a quién le conviene que no existen límites al poder? A los obreros y campesinos o quienes hacen del Estado su finca particular.

    Saludos.

    • GB:

      ….. Pero hay una fuerza que esta por encima del Estado, que es dirigente y superior, es el Partido. Luego la constitucion no puede trazarle directrices al Partido….

      Apaga y vamonos!

      • solo le he dicho que despierte, ese hombre nuevo al cual usted se refiere no existe, como mimso no existe ese famoso socialismoq que se queire construir todo es una mentira.

      • alquien hace poco dijo «La Constitución no puede trazarle directrices al partido» o ceo que escuche mal venia de un funcionariao del PCC

      • Pero GB ¿Quien es ese alguien? Si vamos a hacerle caso a todos los chismes y bretes que oimos nos volvemos locos, yo veo bastante tv y hasta ahora no he escuchado nada semejante. Solo lo veo en el comentario de Carlos.

      • ELP, cuando hablamos de ese es porque lo vimos en el enlace que GB puso en el comentario ahi vemos a Jose Luis Toledo, Presidente de la Comision de Asuntos Constitucionaes y Juridicos del Parlamento decir:

        ….. Pero hay una fuerza que esta por encima del Estado, que es dirigente y superior, es el Partido. Luego la constitucion no puede trazarle directrices al Partido….

        Sin discusion, cambiemos el tema.

      • Carlos, he buscado poniendo las palabras claves sobre la supuesta afirmación de Santander y hasta ahora no sale nada que no sea el enlace al video de marras, no lo puedo visualizar, pero resulta muy sospechoso que otros sitios que al igual que El Toque escudriñan a Cuba con una lupa para hablar no precisamente bien, no hayan hecho zafra con el material, como le dije, no se le pueden dar crédito a todos los bretes que se oyen aun los que sean con un video. Fácilmente se puede engañar a los ingenuos, por otra parte, supongamos s que Santander lo dijo, en todo caso es solo su opinión, no expresa para nada algo que vaya a instituirse así ni nada por el estilo.

      • Pude finalmente bajar el fragmento de video de On Cuba donde se pone la declaración de Santander, en todo caso, lo que se plantea es que la constitución no regula el funcionamiento interno del partido, pero, por supuesto que no significa que esa organización puede hacer algo inconstitucional.

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