Vulnerables en tiempos de oscuridad

por Teresa Díaz Canals
Tiempos

…ya hablé demasiado en otros tiempos para no decir nada.

Ahora mi discurso tiene una finalidad.

Albert Camus,  La caída

***

Pensar en voz baja

Leí en estos días El cuidado al adulto mayor en escenarios cubanos. Lecturas en clave sociológica, cuya coordinadora es Ángela Peña Farías, destacada profesora del Departamento de Sociología de la Universidad de La Habana. En el plano metodológico la investigación resulta impecable. La mirada social está presente, elaborada en su mayoría por especialistas experimentados. Hay maestría en la distribución de los temas e importantes aristas que rozan a este sector de la población. Imagino que reciba algún premio por el impacto que el estudio supone.

Ese análisis colectivo, publicado recientemente, hace un recorrido por varias instituciones que se dedican a esta imprescindible actividad, incluso, aparece un artículo dedicado al sector privado, otro donde se destaca la labor de las agencias de cooperación, es decir, lo que se puede lograr con el apoyo internacional como es el caso del Convento de Belén y la sociedad civil en general; asimismo, se resalta la labor tremenda que despliega la iglesia católica a través de la Orden de las Carmelitas Descalzas en el hogar de San Francisco de Paula.

Algo que preocupa respecto a la ancianidad —dadas las actuales circunstancias que vivimos—, es la tibieza extrema con que es valorado el papel del Estado en el tratamiento a esta cuestión, mientras se le enseña a  los estudiantes que la Sociología es «una ciencia que incomoda».  Comprendo que es complicado sostener una posición diferente a la que exponen, y que una crítica bien fundamentada al mal desempeño oficialista en tales asuntos conllevaría la posibilidad de la no publicación, además de hacer peligrar incluso la estabilidad laboral, etc. Sin embargo, una cosa es el tema y otra el contenido de verdad de una obra. Ojalá estuviesen unidos, pero no siempre es así.

Mi objetivo no consiste en hacer trizas un texto porque sí, o recrearme en su simple detracción, estoy muy lejos de ese «enfrentamiento» inútil; al contrario, honrar honra, por ello saludo el trabajo de un grupo dedicado a reflexionar sobre la vejez. Concuerdo con Gilles Delauze, quien explicó que el tipo de crítica abierta y despiadada hacia determinados libros convertía a estos autores que juzgan a otros seres con un aire de superioridad a fuerza de ser tontos, pues lo importante es encontrar un tipo de bibliografía que llegáramos a amar.

Tuvo mucha razón el filósofo francés. José Martí, que no era amigo de murmuraciones implacables, escribió sobre ello en la Revista Universal de México el 29 de junio de 1875: «La crítica es siempre difícil y solo una vez noble: cuando […] censura las ideas esenciales con alteza de miras, e imparcialidad y serenidad de juicio». Lo que más deseo es que estos juicios míos sean serenos a la manera martiana. La verdad no requiere trompetas ni altavoces. Pero pensar en voz baja es una manera de mentir.

Esta afirmación contundente del mencionado libro parece describir otro contexto: «(…) se diseñan estudios y políticas de carácter general o enfocados en las diferentes etapas de la vida. Dentro de estos, se otorga particular atención al alcance de una longevidad satisfactoria, con calidad de vida para los ancianos». Es muy contradictorio afirmar algo así en un país donde resulta estremecedor constatar que ni los ancianos ni la población en general pueden acceder a medicamentos específicos para preservar la salud, y por tanto, la calidad de vida de los adultos mayores está deteriorada.

Tiempos

(Foto: Invasor)

La situación es extremadamente tensa, se carece de muchas condiciones de vida con el riesgo a la salud que ello implica, lo que convierte en vulnerables a millones de personas que viven en territorio cubano. Es reciente el reclamo en las redes de la única sobreviviente del accidente de aviación ocurrido en mayo de 2018 en La Habana, en el que fallecieron 112 personas, para continuar con su tratamiento de cuadriplejia. A partir de él, se ha suscitado un debate entre defensores y críticos que la tildan de malagradecida. La joven bastante tiene ya con lo que sufrió y sus circunstancias actuales.

Es un hecho evidente que la alimentación es en extremo precaria y requiere largas filas y horas de espera enajenante; que impera una inflación monetaria, pensiones y salarios de miseria, el transporte continúa muy ineficiente, muchas edificaciones en ruina, una impactante falta de higiene en las ciudades acompañada de imágenes decadentes, apagones por tiempos prolongados que enervan a la población afectada, realización de juicios ejemplarizantes debido a las protestas del 11 de julio del 2021, destierros, emigración galopante de una gran parte de la sociedad eminentemente joven… Esas razones convierten a Cuba en un pueblo vulnerable en toda la extensión de la palabra.

Llamó mi atención sobremanera un artículo del texto que describe una residencia destinada a cuidar ancianos con excelencia como ejercicio privado.  Esta noticia resulta alentadora. No obstante, aunque aparecen en el estudio bajo anonimato, se conoce que están destinados a personas cuyas familias pueden pagar precios prohibitivos para un sector mayoritario de la población. En el momento en que se realizan las entrevistas, en el 2017, las familias pagaban mediante remesas en ese entonces 100, 200 y 300 CUC.

Ahora sería esa cantidad en dólares o euros. Me pregunto, ¿por qué tanto secretismo en ese análisis meramente descriptivo y ambiguo? ¿Dónde radica ese maravilloso lugar? En el reparto Kohly existe una residencia de ancianos que pertenece a una clínica exclusiva para la élite cubana.  

La Sociología como moral

Un hecho que me impactó en el artículo mencionado fue la respuesta de una cuidadora familiar a la socióloga que la entrevistó. La pregunta expresaba un distanciamiento con el objeto de estudio, hasta ahí es normal. Es necesario un no involucramiento con las personas que se estudian, eso los especialistas lo tienen muy claro, como mismo un médico no puede permitirse llorar cada vez que atiende a un paciente grave. Pero la valoración de la entrevistada demuestra que este tipo de aseveraciones e interrogatorios requiere una meditación pausada. El automatismo metodológico no debe impedir una pedagogía del testimonio. A continuación transcribo el párrafo:

 «Fueron pocas las entrevistadas que expresaron encontrar ventajas en dedicarse a esta labor; algunas hasta cuestionaron la veracidad de la interrogante cuando se les formuló: “¿En serio, después de todo lo que te he contado me preguntas por las ventajas que tiene mi situación?”. Reacciones como esta y otras asociadas a silencios profundos, actitudes pensativas o simplemente el no contestar reflejaron las encrucijadas que experimentan estas mujeres».

Tiempos

(Foto: ADN Cuba)

Fíjense de nuevo en esta llamada de atención de la entrevistada, a mí me parece muy significativa: «¿En serio, después de todo lo que te he contado me preguntas por las ventajas que tiene mi situación?». Lo que intenta esta persona es transmitir una única experiencia, su dura realidad. La experta no fue capaz de bajar de su tarea y enterarse que el discernimiento también es sensibilidad.

La filósofa María Zambrano destacó que «ver con el corazón» es una forma primordial del conocimiento. Los sociólogos se desentienden muchas veces y solo se enfocan en el aspecto técnico de esta ciencia, van a los meros datos. Pretender encontrar en la labor estoica y resiliente de una cuidadora de un familiar enfermo una «ventaja» es intentar encontrar otros datos, lo que demuestra la ausencia de una reflexión ética que mida con otros parámetros la realidad. Salvador Giner, el español que era y ya es por siempre un grande de la Sociología, lo afirma de manera contundente en el prólogo a una publicación mía: El momento del agua. Papeles de Civismo (2011): «La sociología es la ética de la modernidad».

Lo que no ve

Otro aspecto digno de tener en cuenta es la situación de los indigentes, que ya tuve ocasión de explicar hace unos meses y que son los grandes ausentes en el mencionado estudio. ¿Quién cuida a estos seres humanos sin techo, sin SAF (Sistema de Atención a la Familia) y sin nada? Una cosa es el decir y otra el mostrar, son dos formas expresivas donde la  primera es lenguaje y la segunda silencio; esta última tiene  ruidos.

Hace pocos días se efectuó un encuentro entre varias instituciones estatales y no estatales con el objetivo de coordinar y ejecutar en La Habana la conversión del Municipio Plaza en una «ciudad amigable» ¡Por Dios! ¿De qué estamos hablando? Con solo caminar algunas calles palpamos el peligro de alguna caída, algo fatal en estos tiempos de oscuridad, cuando no se dispone ni del material requerido para inmovilizar un hueso. ¿Con cuántos ómnibus se cuenta para adaptarlos a las necesidades y peculiaridades de la gente envejecida físicamente? ¿Una ciudad amigable con seres humanos comiendo de la basura?  

Encontré en Internet una foto en la que se veía a un señor estaba acostado en una acera bebiendo directamente de un charco de agua que se encontraba en un cantero con fango. Preocupa que la mayor parte de los comentarios sobre esta estremecedora foto fueran burlas; es decir, se aprecia una indolencia total que manifiesta el estado moral en que nos encontramos.

Una cosa es el choteo como modo de sobrevivencia, típico de la identidad cubana; otra el abandono de la preocupación por el Otro, la ausencia de la más mínima solidaridad por el sufrimiento ajeno; precisamente la manera en que nos relacionamos con los demás es lo que nos hace ser mejores o peores. La responsabilidad por esos otros, que solo pueden expresarse desde su silencio, desde su grito, desde el dolor, es lo que nos hace seres humanos o monstruos.

Las Ciencias Sociales en Cuba deben vivir con los tiempos, ejercer su derecho a la crítica. Algo que daña su ejercicio es la hipocresía de ese derecho.

12 comentarios

Charito 14 julio 2022 - 8:57 AM

En esa situación de abandono, están también los Discapacitados a nadie les importa.

Karen Diaz 14 julio 2022 - 2:04 PM

Aún recuerdo una iniciativa de hace unos años con jóvenes trabajadores sociales que iban de puerta en puerta haciendo una serie de preguntas que lejos de establecer necesidades abarcaban aspectos etarios, pues ni siquiera se preguntaba si ALGUIEN padecía alguna enfermedad. O teníamos problemas con algún servicio elemental. Hay varios aspectos que requieren urgentemente la atención del Gobierno, se crean constantemente cuerpos de inspección que generan salarios y costes y sigue sin perfilarse un plan maestro de atención a la 3ra y 4ta edad. Vivimos hace años en una población envejecida, la cuál se incrementará al filo de un quinquenio agravado por una ola migratoria que se lleva a los más jóvenes.

Manuel Figueredo 14 julio 2022 - 4:34 PM

Con todo respeto, pero ya no son ancianos, prácticamente son muertos vivientes esperando por un futuro que no les acaba de llegar. Martí nuestro Apóstol, preocupado por nuestros ancianos los definió : ” Como monumentos que andan y aconsejaba que en la calle nos debíamos quitar el sombrero cuando pasan los ancianos ” Pero hoy se nos mueren antes de tiempo por la falta de alimentos, medicinas y muchos no tienen una vivienda decente donde pasar el resto de sus
vidas.

Andrés Dovale Borjas 15 julio 2022 - 10:07 AM

Lo que nos expone Teresa Díaz Canals es la verdad como un templo. Si en alguna esfera se puede reconocer el fracaso de este modelo de sociedad es en su pobre atención a las personas vulnerables, y en ellas se pueden incluir todos los jubilados y pensionados que percibimos las pensiones más bajas del mundo y la ausencia de establecimientos apropiados, en número y calidad, para atender sus necesidades vitales cuando carecen del apoyo familiar cuando esta no existe o sus condiciones económicas no se lo permiten, algo muy común en nuestro país. El otro aspecto que describe es la limitación de las Ciencias Sociales para realizar su importantísima labor, sobre todo en un país que es, “según su Constitución un Estado Socialista de Derecho”, el hace poco tiempo desaparecido sociólogo Esteban Morales se refirió muchas veces a las limitaciones que tenían éstos para realizar su trabajo. El ejemplo más fidedigno de esta limitación está en la ausencia de encuestas, que en casi todos los países democráticos del mundo permiten conocer la realidad de sus condiciones de vida, sus intereses, sus preferencias políticas y los problemas sociales que les inquietan.

Carlos Prieto Rodriguez 17 julio 2022 - 5:34 PM

Después de 63 años de haber iniciado un proyecto CON EL PUEBLO DEL PUEBLO Y PARA EL PUEBLO y de tratar de aplicar el modelo socio económico considerado más justo es revolucionariamente incomprensible que la mayor parte de los profesionales y de la juventud sólo tengan como meta la emigración

Que se continúe culpando a un real bloqueo de EEUU pero que no han querido o no han sabido como limitar sus efecto por lo contrario por incapacidad de directivos han incumplido y continúan incumpliendo con compromisos contractuales realizados con empresarios extranjeros que han apostado por Cuba ello incrementa las posibilades del bloqueo

La tercera edad : llegué a los 80 y por haberme incorporado a los 16 años al proyecto revolucionario expresado en el juicio de Moncada cuento con una jubilación decorosa segun los salarios actuales pero si no estuviese aun trabajando con acceso a la MLC no podría tener un adecuado nivel de vida y aun apoyar a mi numerosa familia .Escuchamos a diario las limitaciones y lamentos de mi generación que hemos soportado tres periodos especiales: el qué inicio en los 60 el declarado en 1989 y el sufrido actualmente y del que aun no se pronóstica el final lo que es igual a vivir en permanente limitaciones de lo esencial para tener un modo de vida digno.

sierra 17 julio 2022 - 11:48 PM

En este “articulo” la autora solo quería reflejar lo mucho que ella “sabe” y meter una cantaleta fuera del objeto de análisis de todos los problemas que existen en Cuba ahora mismo, parece olvidar que en la ciencia por algo se define el objeto de la investigación y los niveles de abtsracción cient{ifica. Esta publicación cada dia se me parece más a cibercuba.

Juan Soto 18 julio 2022 - 7:36 PM

El señor “Sierra” sale al paso con los alaridos propios de las Ciberclarias que se quedan sin argumentos ante una realidad que los ataca por todos lados. Triste oficio del que pretende ocultar las verdades que nos duelen a todos.
Sobre el artículo siento que fue frontal, cuestionador de un tema que hace demasiado pesa sobre las Ciencias Sociales en Cuba, especialmente sobre la Sociología como ciencia que debiera aguijonear lo establecido, señalar, erigir una crítica basada en reclamos fundamentales de toda sociedad.
En Cuba siento que la verdadera Sociología se hace desde las márgenes, fuera de lo institucional, y me imagino que para nada esto sorprenda en un país sin libertades. Los departamentos de la Universidad de La Habana en muchos casos se han convertido en una jauría de trepadores, gente que tiene que simular y dejar de ser para poder permanecer. Si no militan y secundan lo que desde el poder se dicta, simplemente quedan fuera de la manada, se convierten en marginales, y hay que tener mucha valentía y capacidad de resistencia a la adversidad para afrontar dignamente semejante afrenta. Las Ciencias Sociales en Cuba sencillamanete están congeladas desde hace demasiado tiempo, y a eso se refiere este artículo, la distancia propia del científico social no puede significar complicidad, indolencia, no se puede burocratizar el dolor ajeno.

Daniel Milán 18 julio 2022 - 7:48 PM

Lo que está pasando con la Sociología en Cuba es un horror, fuera más consecuente que estuviera prohibida como estuvo durante mucho tiempo. gracias a Dios yo me fui por las ciencias duras. Si los que tienen que exponer y denunciar la realidad con transparencia no lo hacen, entonces a dónde vamos a parar. Excelente escrito

Silvia Guevara 18 julio 2022 - 8:25 PM

Una sociedad también puede ser medida por cómo trata a sus ancianos. Triste la falta de objetividad de la sociología en Cuba.

Iván Barrios 18 julio 2022 - 9:30 PM

En Cuba hay muchos cómplices del sistema disfrazados de profesionales. La Dra da en el clavo y hurga en la herida.

Francisco Gurio 19 julio 2022 - 3:10 PM

Envejecer en Cuba sin nadie que te ayude desde el exterior es muy triste, además que se irrespeta a los mayores como si fueran nada. Cuba es un fracaso total, pero estos aspectos del fracaso son más tristes.

Dayana 20 julio 2022 - 11:53 PM

He visto morir a varios de mis vecinos en condiciones muy precarias, antiguos combatientes incluso, abandonados, sin los cuidados y las condiciones más elementales.

Los comentarios están cerrados.