Solidaridad con las víctimas de la explosión del Saratoga

por María Lucía Expósito
Solidaridad

La explosión originada en el hotel Saratoga en la mañana del pasado 6 de mayo cambió drásticamente la realidad del país. El accidente ha provocado hasta el momento la muerte de cuarenta y seis personas y lesiones a otras noventa y nueve.

Junto a las pérdidas humanas, varias viviendas e inmuebles sufrieron daños. Las afectaciones en viviendas se localizaron en los edificios Prado 609, Prado 617, Zulueta 512, Zulueta 508 e inmuebles colindantes. De las familias damnificadas, veintidós pernoctan en el aparthotel Las Brisas, del complejo hotelero Villa Panamericana, y otras están alojadas con familiares y amigos.

A pocas horas del accidente, no tardaron en mostrarse los gestos de solidaridad y movilización social impulsados por proyectos en Cuba y el extranjero.

La joven Massy Carram, del proyecto Solo el amor, habilitó espontáneamente en su domicilio un espacio de recogida de donaciones. Las prioridades fueron: ropa de cama y de vestir, material de cura, medicamentos, aseo, comida no perecedera y útiles del hogar.

Durante los primeros cinco días después del siniestro, se articuló en ese lugar un grupo —conformado por jóvenes voluntarios, activistas y amigos—, para clasificar, embalar y tabular los insumos. Al final de todas estas jornadas, se publicaba en las redes sociales un dictamen en el que se detallaban los datos específicos del total de donaciones diarias.  

Cotidianamente, desde horas tempranas y hasta la noche, llegaban mensajeros voluntarios en bicicleta, vecinos, activistas y representantes de la comunidad trans cubana. Se organizó asimismo un concierto benéfico cuya recaudación se dedicó a las víctimas y afectados, el mismo fue difundido en redes sociales y varias personas se interesaron tras recibir la información.

En el corte de cierre del pasado miércoles 11 de mayo, el volumen de las donaciones ocupaba la sala entera de una casa, y llenó por capacidad al día siguiente un transporte de 1.5 toneladas. El apoyo se evidenció también en la recaudación de más de 40.000 pesos en moneda nacional y 300 en moneda libremente convertible, cifras que se destinaron a la compra de enlatados, productos de aseo y necesidades puntuales, atendiendo al censo de las familias afectadas.

El jueves marcó el momento del traslado y entrega de la ayuda. Ello fue posible gracias a la gestión de un transporte del proyecto Bici solidaria y del repetido apoyo de la agencia Taxi René en la transportación intermunicipal de la ayuda hacia la dirección, con sede en Centro Habana.

Ya en el sitio, los jóvenes percibieron la incomodidad de las autoridades del Gobierno Provincial, el Partido y la Seguridad del Estado, que impidieron la entrega directa en el lugar a los damnificados con quiénes se había tenido contacto telefónico en días anteriores. Los funcionarios alegaron que el volumen de donativos debía entregarse en la dirección del Gobierno Provincial de La Habana.

«Nuestro objetivo era entregar las donaciones, no formar un 11J. Por suerte los propios vecinos idearon una forma para que todo lo donado (que no fue poco) llegara a sus manos (por motivos de seguridad no revelo la forma ya que tenemos más donaciones en camino a ser entregadas). Entonces yo me pregunto y sin que medie política, por qué, como grupo independiente y espontáneo, los propios cubanos no podemos ayudar a otros cubanos, sin que esté de por medio alguna institución», posteó en su cuenta personal de Facebook Massy Carram.

Por su parte, los proyectos de ayuda para las familias continúan con la solidaridad y mantienen contacto con el consejo de vecinos de la zona afectada para seguir colaborando con su situación actual.

9 comentarios

Livio Delgado 14 mayo 2022 - 8:10 AM

Mis condolencias para familiares y amigos de los fallecidos en accidente del hotel Saratoga, así mismo mis condolencias a aquellas autoridades políticas que persisten en intentar aplastar ese sentido de ayuda a la comunidad y personas jodidas que muchísimos cubanos de pueblo de manera libre e independiente están buscando formas de ofrecer, pero una pregunta porque siempre hay un pero,
Hay algún indicio de una investigación pertinente para evitar se repita está tragedia?, alguna respuesta inicial, más que esa “explosión por fuga de gas” que nos explique que explotó, porque explotó y esa cadena de desafortunados eventos que conllevan a el trágico accidente.
He estado leyendo sobre el tema porque es mucho más común de lo que creía ese tipo de tragedia, quizás no tan costosas en vidas, pero hay normas y regulaciones tanto arquitectónica como de seguridad y operacional que evidentemente aquí se violaron, solo algunos detalles de este artículo al respecto que les dejo el link.
– Las personas detectamos que hay una fuga porque olemos el gas. El olor característico de estos gases es gracias a una sustancia que se le añade ya que son inodoros.Por eso se le añade esa sustancia, para que cualquier persona la reconozca y actúe en consecuencia.
– El butano y el propano pesan más que el aire por lo que tienden a acumularse en las partes bajas de la vivienda. Por eso debe haber unas rejillas de ventilación en el suelo y deben mantenerse siempre libres de obstáculos.
– Por este motivo no se pueden instalar bombonas en zonas que estén más bajas que el nivel de la calle (sótanos o semisótanos), en cajas de escaleras y en pasillos o zonas de paso,

Sabiendo hoy porque vimos a rescatistas bajar a niveles inferiores del nivel de la calle en busca de víctimas, que la bala de almacenamiento de gas estaba en el techo, no explotó, y el camión de suministro estaba íntegro cuando lo movieron, pues nos da una muy buena idea de por dónde comenzar a mirar.

Aquí les dejo el artículo para los que buscan explicaciones.

https://www.aprendemergencias.es/prevenci%C3%B3n/fuga-de-gas/

Buen fin de semana y exijamos una investigación y respuestas para evitar perdidas de vidas en el futuro.

Alfonso Rojas 14 mayo 2022 - 8:36 AM

Indignante, que han hecho los dueños de ese hotel? de fiesta con AMLO haciendo negocios y tratando q le laven la cara a esos monstruos, el pueblo solidario dando lo q se puede y cuando van a entrega lo recogido, los negreros quieren meterse la mano para robarselo, hasta cuando cubanos? menos mal q encontraron la forma de evitar ese saqueo, ko q tienen q hacer es organizarse y exigir a los dueños del hotel, la familia real de Biran, que indemnice a todas las víctimas es lo mínimo por hacer, ya q el duelo oficial fue más forzado q otra cosa, además debieron ser 3 días de luto dada la magnitud de la tragedia.

Alpa 14 mayo 2022 - 9:16 AM

Habranse de formar densas cortinas de humo con tal de distraer, y que la verdad no se abra el camino… es tan vergonzoso… que cada hecho no hace más que confirmar….lo que ya es evidente,veremos bellos mancebos heroes de corazon gigante…abnegadas heroínas…visitas grandilocuentes, titulares de novela…simplificaciones. intentos de barrer bajo la alfombra….por cierto y por que se cayo el avión por fin? En algun momento se dieron las causas detalladas al público?? O sería que no lo merecemos? Solo recuerdo que en cada uno y una de estas situaciin es hay una causa concreta que generalmente se le da baraja total.

dario 14 mayo 2022 - 9:55 AM

en un pais donde domina un Dogma ,todo tiene que ser segun los Oraculos del Dogma,lo interpreten y lo administren,esto es para Jorge el humorista : “Gracias a la Revolucion socialista,nadie en cuba tiene que vivir de la caridad,valor religioso-burgues ,el estado de obreros y campesinos le dara a cada cual,lo que tiene que tener…el tiempo de las limosnas ,termino” Asi dijo el Oraculo………Tan sencillo y horrible como eso.Asi hemos vivido y asi seguiran viviendo,llenos de mitos y disparates………..

maría teresa* 14 mayo 2022 - 10:45 PM

NO debiera ser reconstruido el hotel, en ese espacio que ya es histórico debiera levantarse un lugar de recogimiento y recordatorio de las víctimas de la explosión, con sus fotos y nombres. Nunca más debería ser espacio de recreación y jolgorio, los que murieron eran empleados y no huéspedes.

maría teresa* 14 mayo 2022 - 10:47 PM

No me hables del Saratoga, háblame de mi Habana
Por Emily Carrero Mustelier
Una vez más la Habana se supera a sí misma en el arte de hacer ruinas, accidentales o no. Explotó el Hotel Saratoga y las cercanías del km cero de la ciudad se inundaron de escombros, de humo, de dolor y de un luto que llega muchísimo más allá de los límites de la capital, del país.
Pero lamentablemente la noticia del suceso, que se regó como la pólvora, vino acompañada de “detallitos” que no pintan ni dan color. Salieron a luz recuerdos de un Saratoga que abrió en 1933 y que fue un hotel icónico en la época neocolonial. Volvieron a esparcirse comentarios de que allí se hospedó Fulana, Siclana y Mengana hace unos años durante ese periodo que me gusta llamar la apertura. Se regaron por todas las redes sociales imágenes de luto que solo muestran la fallada de un edificio. Y así se escribe la historia …
La cosa pasó en el hotel sí, pero lo importante no es el hotel.
¡No hablen más del hotel! No hablen del inmueble, que de edificios icónicos y destruidos está llena la Habana. No hablen de los servicios que iba a comenzar a brindar en poco más de una semana, cuando en realidad esos servicios no iban a estar dirigidos ni al turismo nacional ni mucho menos al pueblo. No toquen el tema de pérdidas económicas tal vez sean irreparables – como siempre “gracias al bloqueo”- cuando las ganancias no estaban destinadas bolsillos del habanero común y corriente. No revivan los dos segundos de gloria que tuvo Cuba con “la apertura” de todo menos de la prisión disfrazada de paraíso caribeño en que viven los habaneros, los cubanos.
Hablen de las víctimas, de todas las víctimas. De quiénes fueron, de qué hacían, de cómo sobrevivían.
Hablen de los vecinos de todos y cada uno de los edificios afectados en el área. De sus condiciones de vida, del albergue – con iguales o peores condiciones – para el que seguramente los van a mandar, de cómo los van a seguir marginando, de cómo quizás varios de ellos volverán a establecerse entre las ruinas pues esos cuarticos de solar – muchas veces inhabitables – son el único mundo que ellos saben habitar.
Hablen y préstenle mucha pero mucha atención a la fecha de expiración de los edificios que no tuvieron daños visibles hasta el momento pero que de seguro la onda expansiva de la explosión les aflojó las tuercas, los tornillos y hasta el alma. Y cuando lo hagan recuerden que hace unos añitos los removieron un poquito con los fuegos artificiales que tiraron cuando los 500 años de la ciudad.
Hablen de la gente que caminaba por esos portales en su trayecto diario y miraba con hambre y con sed los vitrales del bar Anacaona sin esperanza de poder probar, jamás, ni un vaso de agua en su barra. Y, de quién calzando zapatos de feria remendados, soñaba con poder tener acceso a algún producto de los ofertados en la boutique.
Hablen de quien vendía cualquier cosa para resolver en esos mismos portales y en los de la acera del frente.
Hablen de la jinetera que pasó para allá y para acá 20 veces en un mismo día buscando a ver qué se le pegaba en el hotel. Y del botero que se parqueaba en la esquina para conjugar el mismo verbo, resolver.
Hablen de los trabajadores que van a quedar desamparados o los que volverán a la bolsa empleadora del Turismo o al mercado laboral en general, lo cual es igual o peor que la caja de Pandora.
Hablen también de quién trabajaba en el hotel cuando en realidad estudió medicina, magisterio, arquitectura, matemática o geología; pero que trabajaba ahí porque con un salario basado en su carrera era y sigue siendo imposible llegar a fin de mes.
Hablen de los religiosos que perdieron todo o parte de su templo, cristiano o yoruba.
Hablen de cómo van a tratar el trauma de los niños de la primaria de esa misma esquina de Prado y Dragones, de sus maestras, de sus madres.
Hablen de cómo los rescatistas que posiblemente sin haber comido decentemente aún continúan la búsqueda. De cómo el pueblo, sin ganas de seguir viviendo en miseria y oprobio sumido, salió a la calle para ayudar, y de cómo salió tal vez sin haber desayunado a donar sangre.
Hablen de todos y cada uno de ellos, porque cualquiera puede estar herido, bajo escombros, o ya no estar.
Hablen de las madres y los padres que enterrarán a sus hijos, de los hijos que enterrarán a sus madres o a sus padres.
Hablen de las víctimas que tal vez no van a indemnizar.
Hablen de que no solo en mayo pasan cosas lamentables en Cuba, porque llevan décadas viviendo entre un lamento y otro.
Pero hablen también del habanero de a pie, ese que no sabe ni de qué color eran las paredes del Saratoga por dentro, porque incluso el entrar ahí estaba fuera de su alcance. Y hablen, pero hablen, de la Habana y de la mayoría de sus edificios; de los derrumbes de los que uno no se entera; de los super baches de las calles que provocan accidentes y lo que no son accidentes; de quienes perdieron la vida porque les cayó un balcón arriba caminando por la acera y de quienes nadie va a hablar, ni a publicar en Facebook porque a esos sitios, pintoresca mente destruidos de la Habana, no fue ni va a ir Fulana, ni Siclana, ni Mengana.
No pierdan tiempo sufriendo un hotel de la dictadura porque ese problemita lo resuelven más rápido de lo que se vende un merengue en la puerta de un colegio. Aprendan, mejor, a observar y a divulgar la triste realidad del habanero, del cubano de a pie. Porque al pasar de los meses y tal vez años, cuando reconstruyan o acaben de desbaratar lo que quedó del Saratoga nadie se va a acordar del tono de verde de sus paredes, de la boutique del primer piso o del bar del Anacaona.
Pero quien viva en el resto de los edificios de esa misma manzana recordará el cuándo, cómo y por qué sus paredes tienen y tendrán más grietas; quien perdió su vivienda estará en un albergue como los del Bahía, por poner un ejemplo, pensando cordialmente en la madre del que lo mandó a parar allá; y quien perdió la vida no tendrá una tarja dedicada a su ardua labor en el Ministerio del Turismo, ni en el Teatro Martí, ni en la Asociación Yoruba, ni en el CDR o el consejo de vecinos de esa zona, ni la cabeza de un guanajo.
Entonces, repito: cubano, no hables del Saratoga pues es solo la ruina más reciente de la ciudad.
Habla de La Habana que no ve el turista. Habla de la verdadera Habana. Si no hablas de eso, pues mejor no digas nada.

Manuel Figueredo 15 mayo 2022 - 9:30 AM

Hablen, hablemos de como podemos quitarnos de arriba esa plaga, que todos hablamos y sabemos quiénes son.

Sanson 15 mayo 2022 - 3:13 PM

Asi es amigo Manuel. Es hora de dejar de actuar de forma individual y protagonica y meterle el coco a como se le puede joder la cosa a esos bandidos.
Lo primero es tratar de que no nos cojan el dinero y cuando necesiten algo de nosotros no brindarselo tan desinteresadamente como hemos hecho hasta ahora. Que lo hagan sus sicarios y sus asalariados si queren, pero el grueso de la gente debe valorar todo el tiempo coomo desmarcarse de ellos
Total ya vimos para lo que vale estar a su servicio.
PD: Es solo una hpotesis, pero no me extrannaria que con el negocio que firmaron con AMLO y los medicos, lo que esten sea lavando dinero tanto alguien en Mejico como en Cuba.
No me extrannaria. Esa ha sido siempre la fea cara del castrismo.

Eva 16 mayo 2022 - 3:06 AM

Esta isla, antes llamada bonita, ahora sumadas nuevas arbitrariedades, debería llamarse mientras los inútiles e inhumanos que la mal gobiernan estén en el poder que no se ganaron por votación libre y directa de todo un pueblo( QUE GRITA PRESO Y EN LLANTOS QUE NO LOS QUIERE)
LA ISLA MALDITA , está maldita Gracias a ellos , son peores que las giardias enquistadas en duodeno

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