El otro rostro de Cuba

por Consejo Editorial
rostro

Quedo desconcertada viendo cómo sigue este país de doble rostro: el que nos muestran diariamente por los noticieros y en la Mesa Redonda… y el real, el de la calle, el que enfrentamos cada vez que debemos salir a pesar de ser personas de alto riesgo de contagio en esta pandemia, independientemente de que somos disciplinados, porque queremos vivir. Claro que queremos vivir mientras podamos valernos y nuestro raciocinio se mantenga como hasta hoy.

Según el noticiero, las personas más vulnerables son los enfermos y los de más de 70 años, los que viven solos, o matrimonios solos. Ives tiene 85, es hipertenso, y yo 78, con una cardiopatía avanzada y otros padecimientos crónicos. Camino apoyada en un bastón de antebrazo por artrosis y problemas de rodilla. Si caemos  con este nuevo coronavirus, estoy segura no la pasamos.

Por la televisión dicen “…está garantizado que las personas solas de más de 60 años permanezcan en sus hogares, porque almas caritativas los visitan diariamente para ayudarlos a solucionar sus urgencias básicas”.  Y “…hay que cuidar que los abuelos se queden en casa”.  Todo eso lo repiten a diario.

Parece que Ives y yo somos “el matrimonio de abuelos invisibles”, o quizá en nuestra circunscripción los encargados tengan una bola de cristal donde pueden ver que estamos bien, porque hasta ahora nadie nos ha insertado en ningún plan para ancianos para poder quedarnos en casa.

No cuento esto para agobiar con nuestras miserias humanas y estoy segura que no somos un caso único.  Solo lo comento para que conozcan que no es cierto que todos los viejos estamos atendidos y cuidados como dicen por el noticiero. Soy consciente de lo que está ocurriendo a nivel global con esta pandemia, lo que ocurre en el resto de los países con miles de enfermos y fallecidos, lo mal que funcionan sus sistemas económicos y de salud.

Para ser franca, hoy día conozco más del resto de los  países que del mío.

Lo que nos muestran de aquí y del modo que funciona nuestro sistema hace pensar que vivimos en un país de ensueño comparado con el resto del mundo.  A veces le digo a Ives por qué no nos vamos a vivir a esa Cuba que nos proyectan por la televisión.

En los cuatro o cinco noticieros diarios que pasan por cada canal nos están bombardeando hasta con la noticia de la aguja que se perdió en un pajar, mejor si fuera en los Estados Unidos que es de donde más conocemos, con su racismo histórico, cierto, sus conocidísimas ansias de dominar al mundo, cierto, el bloqueo que (la mayoría del pueblo cubano) hemos soportado sobre nuestras espaldas, muy cierto… y ahora las revueltas que están virando al revés aquel país y los comentarios de las personas en las calles a quienes los periodistas independientes les hacen preguntas y estos responden de corazón, criticando abiertamente la mala gestión del gobierno. Es lo que vemos todos los días por el canal Telesur.

Pero me gustaría saber más de aquí, de nuestras deficiencias, nuestros problemas internos, y que los periodistas, igual que en el resto del mundo,  pregunten a cualquier cubano lo que piensan de corazón, y sus respuesta, cualquiera que fuera (no solo las favorables, como siempre hacen) también la pudiéramos ver por Telesur.

Todos los pueblos están con dificultades por la pandemia, pero existen diferencias de dificultades en cada país. En el nuestro, el peligro mayor de contagio son las colas de horas para tratar de alcanzar la consabida botella de aceite y el  pedazo de pollo, sin la garantía de poder lograrlo, como nos pasó ayer, que estuvimos desde las 11am hasta las 3pm haciendo una cola para comprar pechugas de pollo y a esa hora de la tarde anunciaron que se había terminado. Lo que quedaba eran alimentos que no debemos comer y nos fuimos con las manos vacías y el ánimo por el piso.

Hoy, todavía con el cansancio físico de ayer nos atrevimos a irnos a otra tienda, porque algo teníamos que comprar para alimentarnos. A las dos horas de cola ya no podía mantenerme en pie por el dolor por mis hernias discales y le pedí a Ives que me acompañara hasta la puerta de la tienda para pedir a los militares que funcionan en esos controles, que por favor nos dejaran pasar.

Yo había revisado la cola y no había ninguna embarazada ni ninguna persona mayor. Todos eran jóvenes y medios tiempo. En ningún momento nos desatendieron ni nos trataron mal, al contrario me explicaron que por ellos nos dejarían pasar, pero que la población que estaba en la cola iba a protestar, cosa no probable, pero era su criterio.

Les expliqué con lujo de detalle nuestra situación, que éramos un matrimonio de viejos, solos y enfermos, pero su respuesta siempre era NO. Ante tanta impotencia el llanto me abatió. Ellos mismos  me aconsejaron que no llorara que me podía afectar. Yo les decía que no lloraba, que simplemente me sentía anulada como persona, y que me parecía increíble que a un matrimonio cubano de nuestra generación nos impusieran colas como las que se forman todos los días en cualquier tienda.

Las personas que hacían la cola en los primeros lugares, ya para entrar a la tienda,  bien cerca de donde estábamos  nosotros, miraban y escuchaban todo. Imagino como si estuvieran viendo uno de los mejores capítulos de la telenovela, pero ninguno fue capaz de alzar la voz para preguntarle al grupo si estaban en contra de que entráramos nosotros, como tantas veces hemos hecho en colas anteriores con embarazadas, y personas aún más ancianas que nosotros.

Como también les hice ese comentario, sin parar de llorar por lo desamparada que me sentía, y su argumento seguía siendo que  la población se molestaría y como también mis argumentos eran sólidos, su sugerencia fue: “lo único que se me ocurre, para veeeeeeer si pueden resolver, porque no puedo garantizarles nada, es que la próxima vez que vengan traigan la Libreta de Abastecimientos para demostrarle a “la cola” que ustedes viven solos, y también traigan sus resúmenes clínicos, para demostrarles que están enfermos… y miren… los voy a dejar pasar, pero no pueden comprar pollo”.  Sus palabras me dejaron “inédita” como decía el finado Churrisco, y eso me hizo sentir más sentimiento.

Le expliqué que precisamente lo que debo comer es pollo hervido, carne de cerdo magra hervida (que tampoco encuentro por ninguna parte), arroz, y viandas hervidas, por mis arterias coronarias tan obstruidas.  Él hizo un gesto como apenado por la situación y ratificó que podía entrar, pero sin comprar pollo. Ya no quedaba más que decir, nada más que hacer allí parada para entretenimiento del personal de la cola. Como somos educados, modestia aparte, les dimos las gracias y nos fuimos de regreso a la casa, más angustiados que el día anterior.

No sé por qué me vino a la mente la antiquísima película de Belmondo, y le dije a Ives que lo vivido bien podría llamarse Las tribulaciones de un par de viejos solos y enfermos, en Cuba. Esta es la crónica de nuestros dos últimos días.

El gobierno está manejando bien el asunto del coronavirus, es el comentario…  pero el de las colas no, y esas colas, en las que tenemos que entrar jóvenes y viejos, son un foco de nuevos casos. No se entiende cómo es que bajan las cifras de contagiados porque en los mercados las aglomeraciones parecen para entrar a un cine o un teatro, en lugar de una cola organizada guardando la distancia requerida. Si no han sabido facilitarle comprar a los matrimonios solos y personas solas… imagina enfermos, además. Al menos en el Vedado, que es donde vivimos, nadie nos ha insertado en ningún plan.

Decidimos no volver a hacer una cola.

Lo de hoy, hablando en buen cubano, le puso la tapa al pomo. Continuaremos alimentándonos de lo que venden por la Libreta de Abastecimientos, que si tuvieran la voluntad de organizarla mejor, bien podrían vender algo más para las personas solas. Sé que este es un país de ancianos pero somos mucho menos los que no vivimos en familia. Y nadie pide que a esos productos le pongan precios subsidiados, solo que estén seguros donde nos corresponda comprar, pero sin exponernos en una cola peligrosa para cualquiera, y que hasta podría ser fatal para un viejo enfermo.

Aquí hay un control de la población tan perfecto, tan riguroso, tan estricto que se sabe quién vive en familia y quién no. Nuestras amistades y familiares que viven en países donde más brava está la situación por el coronavirus, nos aseguran que no debemos preocuparnos por ellos. Cumplen con medidas de seguridad establecidas para no contagiarse, y lo pueden hacer perfectamente.  Cuando salen a hacer sus compras necesarias para la quincena no pasan por las riesgosas dificultades a las que nos exponemos los cubanos.

Si bien parece que aquí han podido manejar con inteligencia este asunto del Covid (lo cual parece ser un asombroso milagro por lo que vemos diariamente en la calle, y muchas personas no creen en esas cifras), no han sabido manejar la situación de las colas. Lo han dejado a la conciencia y la disciplina de la ciudadanía, cuando todos sabemos que el cubano no es disciplinado ni en medio de sus desgracias. Y eso los saben perfectamente los que dirigen.

Decían por la televisión que en lo adelante seremos más solidarios, más sensibles, más unidos, más humanos, pero veo lo contrario. Siento que ya las personas de mi generación no pertenecemos a este mundo. Nuestras victorias y nuestras ilusiones hace mucho tiempo quedaron atrás y no te exagero. Últimamente estoy analizando si hace tiempo nos hicimos invisible y no nos hemos percatado de ello. La impotencia y la ofensa que se siente es mucha.

49 comentarios

Castellanos 6 julio 2020 - 7:37 AM

Triste, ¡muy triste! 😢
El socialismo isleño no tiene nada que ofrecer a los cubanos. Es un sistema agotado y viciado por sus absurdas contradicciones hasta el punto de garantizar solo la escasez y el desabastecimiento para los gobernados, y la abundancia para la élite partidista y sus familiares.
Probablemente los dos venerables ancianos de la historia que hoy leemos participaron en la edificación de un sistema que ha terminado por abandonarlos a su suerte.
Cuba está muy urgida de cambios radicales que se topan con la fuerte resistencia de quienes no quieren perder sus privilegios de clase.
Y todo mientras los noticieros oficiales hablan de lo mal que está el mundo y lo bien que lo hacemos nosotros.

Rainer 6 julio 2020 - 8:02 AM

Quizás deberíamos parar un poco las críticas hacia aquello que no podemos controlar, y centrarnos, en este caso tan particular, en lo que sí se puede hacer.

Quizás habría q invitar La Joven Cuba y a todos los grupos de influencia a escribir una Carta Abierta al Gobierno de Cuba para que regule en esta situación y discrimine en favor de estas personas vulnerables en estos tiempos tan difíciles.

También deberíamos pedir a la comunidad internacional que actúe como vota y que ayuden al pueblo de Cuba en esta pandemia mundial y rompan el bloqueo de los Estados Unidos. Todas esas naciones no votan contre el embargo en la ONU? Pues pidámosles que actúen en consecuencia!

Alex Garcia 6 julio 2020 - 10:54 AM

Realmente me he quedado “pasmao’ ” con su comentario.
Segun ud.; resultaria mas facil hacer cambiar la politica exterior de EUA hacia Cuba (de lo cual, EUA, no esta urgido para nada), utilizando la critica, hacia esta politica, por parte de la comunidad internacional. Esto, segun ud., seria mas facil que lograr que nuestro gobierno cambie sus posturas mediante la critica de sus ciudadanos que si sufren, directamente, como resultado de su incompetencia y de su afan enfermizo por controlarlo todo.
Esta logica equivale a protestar ante el taller de mecanica cada vez que se rompe un auto al que no se le da el mantenimiento adecuado.
Pensandomelo bien, quizas ud. tenga razon y sea mas facil que el gobierno de EUA escuche nuestros reclamos y tambien es posible que existan mas probabilidades de que nuestros problemas puedan debatirse en cualquier foro internacional antes que en la Mesa Redonda.

Alina Lopez 6 julio 2020 - 1:23 PM

Rainer, con todo respeto, jamás me prestaría a dirigir una misiva a ningún gobierno u órgano exterior sobre un problema que tenemos que resolver internamente. Como mismo creo que el bloqueo de EE.UU. no es el mayor culpable de nuestras graves dificultades, también creo que son las presiones internas, sin interferencias de un tercero, las que tendrán éxito en Cuba.

Rafael Pérez 7 julio 2020 - 3:39 PM

Lo único que queda del embargo,que no bloqueo, es la imposibilidad pra el régimen de adquirir mercancías a crédito en Estados Unidos. Con pago inmediato, pueden comprar y de hecho compran, todas las que quieran. Ese mismo pollo por el que la gente se mata en Cuba es importado desde acá. Ah, si el régimen no tiene dinero destinado para esas importaciones y prefiere invertirlo en hoteles cinco esrtrellas, las ganancias que generan los cuales no se ven por ninguna parte, eso es otra cosa. La exportación de ervicios profesionales médicos y de otro tipo, genera miles de millones anuales desde que comenzó hace ya decenios. Incluso la ayuda militar a África no fue “desinteresadad” como se nos quiso hacer creer sino bien pagada, que yo estuve allí y lo se. Qué se hizo de todo ese dinero? Quién es el que prohibe a un campesino cubbano sembrar y cosechar lo que desee y pueda y venderlo libremente sin el tutelaje y las presiones del Estado? Es el gobierno deEstados Unidos el que manda en Cuba? Por ravor, dejemos de repetir el guión gastado del NTV y enfrentemos la realidad. Mientras siga el bloqueo interno, no habrá estabilidad económica ni progreso alguno en Cuba.

Nilda Bouzo 6 julio 2020 - 8:21 PM

En realidad no conozco a los que dirigen ni sus familiares, pero por experiencia propia domino la precaria situación del ciudadano comun. Peor los de mi generación, adultos de mas de 70 años con jubilaciones mas que insuficientes para llevar la vida digna que nos merecemos

Frank 7 julio 2020 - 10:41 AM

A riesgo de que muchos aca me escriban barbaridades, pondré lo que me parece al respecto.
Ayudar a ancianos con los mandados y demas necesidades para que no salgan de la casa y se expongan lo menos posible no creo que tenga que ser el presidente o el gobernador de una provincia; sino aquellos que somos más jovenes (estudiantes de secundaria, pre, universidades, tecnicos, etc…) y que objetivamente tenemos la posibilidad de hacerlo. Lo veo como un tema de humanismo y solidaridad con aquellos que en sus años de jóvenes lo dieron todo x los que eramos unos niños tiempo atras. Y no hablo solo de nuestros padres, sino del vecino que nos cuidaba xq mamá o papá llegaban tarde a casa, o los que nos ayudaban a cruzar una calle cuando estabamos mataperrando por la cuadra, incluso aquellos vecinos que nos regañaban cuando haciamos travesuras.
No puedo hacer cosas que no dependan da mí, pero si alguno de los que están en esa situación necesita ayuda y está a mi alcance, que no dude en contactarme. Voy al agro, a la bodega, a la farmacia y me meto la cola con tal de que ellos no se expongan… y para eso no tengo que pedirle ayuda al presidente, ni mandarle una carta abierta al gobernador de La Habana. Lo haría simplemente porque es así como debe ser en la sociedad en la que me educaron.

Nilda Bouzo 7 julio 2020 - 11:37 AM

Muy agradecida de todo corazon, Frank, por su solodaridad

Frank 7 julio 2020 - 5:06 PM

No hace falta que la dé aun. Me dice un número de telefono y la llamo. Cuando le haga los mandados y demás cosas que necesite me las da, pues x lo visto no vivimos lejos. 🙂

José Barrios 8 julio 2020 - 4:19 AM

Frank: Tengo 72 años y vivo en Nicaragua. Aquí se cayó estrepitosamente y sin ningún ápice de vergüenza la cacareada revolución. Pero el hecho que falló (o más bien fallamos), no quiere decir que hay que renunciar a una sociedad más solidaria, amorosa, fraterna. Libertad, Igualdad, Fraternidad son palabras que reflejan una deuda social mundial. Pero actitudes como la tuya, muestran la luz de la esperanza. Gracias. Con pequeños pasos, se inicia todo camino: corto o largo.

Luis Alberto 6 julio 2020 - 7:52 AM

Realmente triste la situación de las personas más vulnerables, la solidaridad hacia el extranjero nos desborda, pero dentro de Cuba el asunto es diferente. No obstante hay que buscar alternativas, si Mahoma no va a la montaña. .. En Camagüey existe un puesto de mando del Poder Popular donde los más vulnerables pueden llamar y exponer su situación, y tienen una tienda donde se venden módulos para los casos de asistencia social, que incluyen comida, aseo y otros productos. Quizás en otras provincias existan?

Gilberto Pupo 6 julio 2020 - 8:25 AM

Iroel no escribe sobre estas cosas?

Azul 6 julio 2020 - 8:56 AM

Esto no solo les pasa a personas de la tercera edad. Por desgracia son muchos ,o somos,los que estamos viviendo en la misma incertidumbre. Ayer una conocida neuróloga le decía a alguien muy cercano que ya se habían rendido,tanto ella como su esposo, profesional también,y sus dos hijos, estudiantes y pesquisadores. Habían acordado no hacer más colas y el poco dinero que les quedaba ahorrado se dedicaría a comprar alimentos a sobreprecio.

Estamos hablando de personas “normales”,no de las que salen en el “Tras la huella” del noticiero. Si antes de la pandemia,resolver un asunto o trámite burocrático era un calvario, aparte del costo del soborno,hoy cuatro meses después,y con tanto atraso,no me quiero imaginar cuánto dinero va a cambiar de manos en las oficinas del gobierno,y en los buroes de la burocracia.

Sebas 6 julio 2020 - 11:50 AM

Iroel estaba allí cuando le cayeron a bofetones al niño que vio desnudo al rey, y decidió que mejor era verlo vestido.

Emelina 6 julio 2020 - 8:44 AM

Que tristeza, y mas aún que la historia es cierta!!!

Alheli 6 julio 2020 - 9:13 AM

Sin palabras… Quien dijo que en el resto del mundo, la poblacion mayoritaria no tiene otra opcion que dormir al raso para comprar -si acaso- un par de productos en un mercado. Y aun cuando aparentemente el virus se transmite por cualquier situacion de proximidad a excepcion de ser parte de una cola de varias horas; no se que sentido tiene cambiar la probabilidad de contagiarse del Covid, por la seguridad de pasar este grado de necesidad y humillacion en el dia a dia. Hay algo que esta muy mal; el bloqueo es real, mal intencionado y afecta, pero no es su culpa que en Cuba hayan desaparecido alimentos que degustaban nuestros antepasados aborigenes, o hasta los esclavos de la colonia. El lenguaje complaciente y y diafano de la Mesa Redonda y de las reuniones ministeriales, en las que no hay faltado felicitaciones, esta totalmente desfasado de las penurias que estan sufriendo los cubanos, y de la ingobernabilidad evidenciada por el control casi total de la economia subterranea sobre el comercio de todos los productos basicos. El momento no es de contar nuestras bendiciones, ni de exhortar, ni de hacer llamados, sino de pedir cuentas y definir metas y estrategias.

María 6 julio 2020 - 9:40 AM

Sé que es muy cierta la historia porque estoy en la misma situación. Solo q ya no hago colas, estoy sola, aquí, sentada en mi casa, viendo llover en Macondo.

Carlos 6 julio 2020 - 9:56 AM

Durante décadas la prensa independiente cubana viene escribiendo sobre estas situaciones. Nada nuevo, esto viene sucediendo hace bastante tiempo. Lo peor, es que va en aumento, y mas aun cuando los jóvenes siguen emigrando, el costo de la vida es alto, y los salarios de los mas afectados, los ancianos, son tan bajos que apenas permite comprar comida para un par de semanas. Muchos jubilados hoy están bajo peso, mal nutridos, sin dientes, triste pero verdad.

El numero de personas mal viviendo ha aumentado y mucho en las ultimas tres décadas. Muchos de estos ancianos que vivieron el periodo republicano, pueden comparar la vida antes y después de la revolución, y sin dudas reconocer como la situación alimentaria de hoy en día es caótica.

Saludos.

Jose A Huelva G. 6 julio 2020 - 10:15 AM

Querida abuela:

Lamento mucho su situación y sé además que es la situación de muchos en Cuba que ya alcanzan la 3ra edad. Lo que no entiendo es cómo aún siguen viendo y creyendo las mentiras del noticiero. A veces creo que a muchos cubanos no nos enseñan a discernir verdad de mentiras y lo peor que nos enseñan a aceptar las mentiras como verdades inapelables. Creo que tenemos una sociedad enferma que arreglar. Y hay que arreglarla porque es la nuestra. Estamos enfermos de una falta de valores que se acentúa cotidianamente. Esos valores que entronizan el “sálvese quien pueda” e impide que la gente se compadezca en la cola de personas mayores de edad que piden ayuda por las dolencias normales de su edad.
Pero el origen del problema es el ¿porqué tenemos siempre necesidad de hacer colas en Cuba? Y es algo que ya vemos como lo mas normal del mundo cuando en casi ningún sitio de este mundo se hacen tantas colas para todo. El origen de las colas viene por la escasez de bienes y servicios. Y he aquí donde se bifurca el camino, porque en Cuba han hecho creer a algunos que esa escasez se debe al Bloqueo de EUU, pero en mi opinión y en la de muchos mas se debe al Bloqueo Interno que nos priva de las libertades para poder producir esos bienes y servicios en cantidad abundante y suficiente para tener abastecimiento de ellos de forma de que haya que hacer colas. Ejemplos de la manifestación del Bloqueo Interno sobran, pero como son las culpas de gobierno, es mejor hacer como los avestruces y meter la cabeza bajo tierra para solo ver los efectos del Bloqueo Externo. No digo que este no influya, pero no depende de nosotros el quitarlo y si se pueden eliminar todas las trabas internas que nos lastran a diario mas que esas externas.

En Cuba hice colas desde niño, para ayudar a mis padres trabajadores. Iba a comprar el pan y la leche de mi hermano. Siempre recuerdo las moloteras y tensiones. En vez de tener una sociedad productiva, preocupada por producir y mejorar mas tenemos guapos de barrio, expertos en colas y gente obstinada de hacerlas cada día. Eso para no mencionar todo el entramado de “tejemanejes” y corrupción que engendran. Pero no, esto no es preocupación de nadie en el gobierno. De otra forma hace años que deberían estar pensando en como erradicarlas de raíz. Y si. Saben el camino para hacerlo pero implicaría la pérdida del poder que no quieren soltar.

Alina Lopez 6 julio 2020 - 10:15 AM

Nilda es una mujer especial con una historia de entrega a la revolución, empezó leyendo LJC que una amiga le enviaba desde México, algunos de sus antiguos compañeros se molestaron cuando compartió los artículos con ellos, sin embargo eso no la limitó, comenzó a escribirme y llegamos a conocernos personalmente en una ocasión en que fui a La Habana, me emocionó que me dijera que leernos le había cambiado la vida, este texto me lo envió como un mensaje pero creímos necesario darlo a conocer. Repito que es muy triste llegar a esa edad en tales condiciones de vulnerabilidad. En Matanzas he visto casos similares.

Carlos 6 julio 2020 - 10:23 AM

Alina he notado como usted ha comentado en cada uno de los artículos publicados en LJC últimamente refiriéndose a este tema, en donde expresa el creciente problema que afecta al adulto mayor en Cuba. Sin dudas la situación va en aumento, y los mas vulnerables también.

Creo que la manera en que el gobierno cubano ha manejado la situación de la escasez que padecen los ancianos en la isla ha sido superficial y con tono triunfalista.

Saludos.

Alina Lopez 6 julio 2020 - 11:45 AM

Yo también lo creo estimado Carlos, el triunfalismo es una de las grandes debilidades del estilo de dirección que se asumió desde los inicios del proceso, ahora es ya una caricatura ante la realidad que vivimos pero se sigue abusando de él. Saludos.

Nilda Bouzo 7 julio 2020 - 12:33 PM

Mi querida amiga, eres una mujer admirable. Eres una persona muy especial para mí, así como también lo es Mario. Gracias por la amistad que ambos nos brindan, y por tus frases alentadoras.
En esta nota ratifico esas palabras que un día te dije: leerlos a ustedes y a todos los muchachos de LJC cambió mi vida plagada de decepciones.
GRACIAS nuevamente.

Rafael 6 julio 2020 - 10:16 AM

Porque no pudistes al menos el nombre de la tienda o el reparto dirección a ver si algunas de las autoridades relacionadas hacían algo? este relato sin datos no ayuda está bien señalar lo malo y mejor aún dar la informacion completa para que la crítica sea efectiva

Alina Lopez 6 julio 2020 - 11:46 AM

Rafael, ella vive en una zona muy céntrica del Vedado.

Alejo 6 julio 2020 - 10:49 AM

La seguridad social sigue siendo un tema pendiente en el país. Su manejo ha estado signado más por el propagandismo político igualitarista que por una justa racionalidad. Que cada ciudadano cubano tenga un pan subvencionado para cada día de su existencia, si bien pudo ser presentado como conquista social, no deja de constituir hoy una paradoja en este pobre y pequeño país. Esta “fortaleza” de repartir a todos por igual representa en verdad una debilidad que nos seguirá pasando factura y resulta en estos tiempos de gerentes, hostales, paladares etc, una de las mayores injusticias de nuestro sistema social. Tan solo reparemos en la cantidad de personas que pueden darse el lujo de poseer una línea de telefonía celular en Cuba, o en el número de familias nacionales que visitan los polos turísticos cada año o los miles de cubanos que han comprado artículos en las recién creadas tiendas en MLC. ¿Ante este escenario, resulta creíble ante cualquier mirada el argumento de que todos en Cuba seguimos necesitando de la libreta de abastecimiento? Falacia total…
El asunto de la alimentación es tan solo una arista en el amplio abanico de lo que se considera la seguridad social. Una mirada más integradora permite hablar en términos de “costo de la vida” y ello implica los servicios de transporte, el acceso a centros culturales y de recreación y las facilidades para la obtención de bienes y servicios a las personas vulnerables; además la promoción de la natalidad con políticas públicas para la protección a las familias numerosas, entre otros. Que un país con un sistema que se proclama socialista y de justicia social permita que un anciano jubilado pague el mismo dinero en un transporte público que el dueño de un negocio, o que al acudir a una tienda de artículos de primera necesidad se enfrente a los mismos márgenes comerciales que gravan el consumo de un empleado estatal, o que después de una cola en la farmacia deba abonar el mismo precio por su medicamento que el administrador de un restaurante, echa por tierra cualquier intento de repartir justicia en la sociedad. Si hablamos en términos económicos ello implica igualmente un tema muy sensible pues se relaciona con la manera en que se reparte la riqueza que generamos todos los ciudadanos durante nuestra vida laboral.
Por lo pronto no se necesita grandes erogaciones de un dinero que hoy escasea. Se puede comenzar por repartir mejor el que ya se dispone y optimizar su uso. Muchas medidas pueden encaminarse a mejorar la capacidad adquisitiva para los artículos de primera necesidad a las personas vulnerables mediante mecanismos no monetarios, dígase con emisión de bonos de alimentación o con una tarjeta electrónica universal de seguridad social que sirva también para el pago de otros bienes y servicios. A estas alturas del siglo 21 resulta inconcebible que el único mecanismo para repartir alimentos en Cuba sea una oficina incómoda, vieja y derruida llamada OFICODA que utiliza como instrumento una libreta de papel que parece sacada de los escenarios de penurias de la postguerra.
Mucho puede hacerse para mejorar el sistema de la Seguridad Social en Cuba y un primer paso puede ser la creación de un ministerio o un instituto autónomo que se ocupe solamente de ello. Tener esta institución adscrita al Ministerio de Trabajo, como funciona en la actualidad, limita involuntariamente su campo de acción al reducirlo al ámbito laboral-remunerativo.

Alfredo Ballesteros 6 julio 2020 - 11:08 AM

Doloroso leer algo así, la realidad de gran parte de la población en Cuba. También creo que existen dos países incluso, antes de la Covid_19

José Miguel Rodríguez-Venegas 6 julio 2020 - 1:42 PM

Soy un antiguo lector de este foro aunque creo que solamente he hecho uno o dos comentarios en todo ese tiempo. Sin embargo hoy no he podido pasar por alto lo que se ha publicado. Sería indolencia y falta de la más elemental solidaridad con esa persona llamada Nilda. Es increíble para muchísima gente que este sitio de La Joven Cuba funcione a menudo como tribuna de denuncias sobre hechos y situaciones que tanto daño hacen a los cubanos, de dentro y de fuera de la isla, revolucionarios, “revolucionarios” o ninguno de ambos, jóvenes y viejos, pero CUBANOS todos, mientras los que oficialmente tienen el deber de hacerlo prefieren mirar hacia el otro lado y hablar de todo lo que bien dice Nilda y que todos sabemos. Es genial esa idea de “irse a vivir a la televisón”, que también podría entenderse como irse a vivir, igual que Alicia, al país de las maravillas. Sabiendo el largo historial de nuestros medios informativos (radiales, televisivos y escritos) en esa especialidad de “darle de lao” a lo incómodo y problemático, a lo que “no debe mostrársele al enemigo” ni al potencial turista que va a dejar las necesarias divisas en Cuba, me pregunto: ¿qué podríamos hacer los que aquí participamos para que no se sigan ignorando asuntos tan sensibles como este? ¿No podríamos buscar los muros de Facebook, cuentas de Twitter o de WhatsApp, de cuanto periodista o medio de difusión masiva (público) nos aparezca, y enviarle estos artículos de La Joven Cuba? Al menos así nadie podría decir que no sabía que tal o mascuál situación existía, o que tal o mascuál suceso (por muy incómodo que pueda ser) había pasado. Podría ser que unos pocos “no se dieran por enterados” debido a “altas cargas de trabajo” o “importantes reuniones”. Pero no podrán ser todos. Y creo que lamentablemente, después de tantos años escuchando a diferentes altos dirigentes y en distintos congresos y eventos nacionales, decir que “hay que cambiar el periodismo que se hace en Cuba”, solo haciendo una gran presión podremos lograrlo. Aclaro, para evitar suspicacias, falsas interpretaciones, cartelitos que no corresponden, fantasmas que no existen o acusaciones fuera de lugar, que NO me refiero en ningún momento a incitación alguna a “primaveras”, revueltas antigubernamentales, alteraciones del orden público, etc, etc. NO. Pero sí exhorto a hacer las presiones necesarias para que ese “otro rostro de Cuba” que Nilda Bouzo hoy aquí ha denunciado, no se siga ignorando y por el contrario, encuentre su justo espacio público. ¿Para qué? ¿Por qué? Pues para que se haga todo lo que se tenga que hacer para evitar, eliminar o enfrentar (según sea el caso) las situaciones “incómodas” que se ignoran. Para que se haga justicia para todos y no solo para una parte. Porque desde el 16 de abril de 1961 se dijo bien claro que “esta es la Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes”. Ojalá y mi propuesta encuentre eco en este y otros foros. Saludos y las gracias a quienes se hayan tomado el tiempo de leer mi aporte de hoy en este imprescindible sitio online que se llama La Joven Cuba.

(Para contacto personal: estagente@kanamaster.net)

Alina Lopez 6 julio 2020 - 5:04 PM

Gracias a usted por su análisis José Miguel. Saludos cordiales.

José Miguel Rodríguez-Venegas 6 julio 2020 - 5:33 PM

No Alina. Las gracias te las daré siempre yo a ti por los troncos de artículos que sueles publicar aquí, criticando lo que tengas que criticar y defendiendo lo que igualmente tengas que defender. Pero siempre y en ambos casos, sin pelos en la lengua, haciéndonos reflexionar sobre el tema en cuestión y siempre también, transmitiéndonos los muchos conocimientos que tienes. Un gran saludo desde la cercana distancia.

Nilda Bouzo 7 julio 2020 - 12:16 PM

Gracias, José Miguel, por sus palabras de apoyo. En realidad mi esposo y yo no somos los únicos de la tercera edad que todavía no estamos insertados en ningún plan de ayuda al adulto mayor en esta situación tan especial en el mundo entero, aunque fuimos a solicitar ayuda en la oficina de Asistencia Social que nos corresponde en nuestra zona del Vedado, pero nos explicaron que en estos momentos no tienen personal suficiente, y en el CDR de mi cuadra desconocen como podríamos lograr que un mensajero nos hiciera las colas para nuestras medicinas y alimentos. Tampoco hemos podido ver al delegado de nuestra circunscripción, porque por dificultades personales no esta recibiendo el día que tiene destinado para la poblacion. No crea que nos hemos quedado de brazos cruzados esperando que esa sola ayuda que necesitamos nos caiga del cielo.

Nilda Bouzo 7 julio 2020 - 12:46 PM

Las gracias a usted, José Miguel, por entender nuestra situación y la de muchas personas de nuestra edad, también por su analisis y sus palabras solidarias.

nel 6 julio 2020 - 1:42 PM

A las personas mayores hay que cuidarlas. Razones humanas y éticas abundan. Estamos obligados a ayudarlas y defenderlas de los rigores que nos rodean. Y eso no se aprende en los manuales porque todos tuvimos o tenemos personas mayores en la familia, que nos grabó a tiempo el respeto y la consideración que les debíamos. Subleva asistir al llanto de una anciana que pide inútilmente favor justo. No sé cuál sutileza táctica impidió ayudarla. En política las apariencias importan tanto como la realidad. El diálogo, de Ramón María del Valle-Inclán:
“-Y usted, ¿por qué se ha hecho revolucionario?
-“Por decoro, señora marquesa, por decoro.” Con saludos.

Nilda Bouzo 7 julio 2020 - 1:08 PM

Gracias a todos por tanto apoyo espiritual de personas de alto nivel de educación y cultura politicosocial y general con las que se puede conversar sin sentir una frase absurda o hiriente. Es mi primera vez en esta forma de debate, y también una pena que ya no pueda continuar participando en el intercambio de ideas tan interesantes.

Armando G. Munoz 6 julio 2020 - 2:59 PM

Es muy triste ver a estas personas mayores que dieron su juventud y su vida trabajando por el desarrollo de la isla, que confiaron ciegamente en la revolución, que no traicionaron, no emigraron hoy sean el sector más desprotegido de la sociedad cubana, la revolución los uso, los engaño y traiciono.

Carlos 6 julio 2020 - 5:11 PM

Así mismo Armando, también ha esta lista hay que sumar los minusvalidos, personas con discapacidades, enfermos, y un largo etc.

Saludos.

Livio Delgado 6 julio 2020 - 4:34 PM

Duro inclusive hasta de comentar esta realidad que se va desgraciadamente haciendo mas cotidiana, no quiero generalizar por que no es cierto y además exagerando se falta a la debida prudencia que temas tan peliagudos siempre representan en sociedad cubana hoy. Creo el reto de esa sociedad cubana en camino a una 4 generación de “hombres nuevos”, con problemas viejos, es inclusive mucho más complicada que la precariedad de vida de sus adultos mayores, porque ese hoy tan claro envejecimiento y alta esperanza de vida combinado es un gran reto en los años por venir, los problemas de personas o familias, esposo y esposa, mayores de 60 que quedaron solo mientras sus hijos emigraban o tomaban otros caminos en estos tiempos de dificultades siempre se llevan la parte mas jodida. Lo veo en mi propia corta familia, hasta enviarle plata hoy para su sustento se me ha convertido es un reto no logrado, que mi hermano por suerte puede sacar la cara.

En la sociedad que hoy vivo en el momento de mayor restricciones o confinamiento, las horas tempranas de la mañana de las tiendas y mercados se habilitaron solo para las personas mayores, pero además el respeto como sociedad al tratamiento y cuidado al adulto mayor es tomado en consideración ante cualquier reto que se espera que como persona que vive sola, envejecida y con limitaciones se enfrente en el diario bregar. Lamento que la vida cotidiana se aleje cada día más de lo que el NTV y la propaganda política ofrecen como mirada social, eso al final no es más que un reflejo del espacio vacío que separa la cotidianidad del pueblo y la que vida que disfrutan los que dirigen el país.

José Miguel Rodríguez-Venegas 6 julio 2020 - 6:38 PM

Hola Livio. ¿Eres el director de fotografía, su hijo, o simplemente has tomado ese nombre? Un saludo.

Livio Delgado 6 julio 2020 - 10:12 PM

Creo he aclarado esto en ocasiones anteriores en LJC, inclusive desde la época de Cartas desde Cuba cuando comencé a dar mis opiniones en el Blog tristemente desaparecido Cartas desde Cuba y ante una pregunta similar de “un amigo” con uniforme a mi padre y para evitar confusiones dejé saber mis datos personales hasta con el No. de C.I. para zanjar la duda sin daños colaterales. Siempre he escrito con mi nombre y primer apellido, soy el hijo mayor de Livio Delgado el director de fotografía que vive en Cuba, quizás con mejores oportunidades que las que se describen en este artículo, pero con la misma incertidumbre, aunque como muchos de la generación que comenzó la revolución sigue pensando “valió la pana” y se la respeto.
En la familia Delgado de 17 y 4 en el Vedado, 4 generaciones compartimos ese nombre, mi abuelo que ya murió, mi padre que ya no vive en el Vedado, y yo que emigre cuando había que quemar las naves hace casi 20 años, sali de Cuba junto a mi esposa y dos hijos a Canadá, país que me dio la oportunidad de volver a comenzar y del que hoy soy ciudadano. Y hoy voy a aclarar otro detalle más, para evitar futuras equivocaciones o malas interpretaciones con mi hijo mayor, de igual nombre y apellido que hace unos meses y quizás en el futuro próximo tenga que volver a volar a Cuba como piloto de AirCanada, el que aquí escribe sus opiniones políticas y anhela una socialdemocracia para la Cuba futura, sin partido único y economía socialista de sobrevivencia fue el que emigro, y arrastro a su hijo que sigue colgando en su uniforme de AirCanada un sello de solapa con la bandera Cubana orgulloso de la tierra que nos vio nacer.

Charito 6 julio 2020 - 4:41 PM

Está es la Realidad CUBANA triste muy triste, dónde los funcionarios son intocables.Esto pasa también con los Limitados Físicos.

Manuel* 6 julio 2020 - 7:18 PM

No tiene ningún sentido que sea preciso hacer una cola de cuatro horas para comprar poyo. Vivo en España y quienes no tienen recursos y viven de la beneficencia reciben sus alimentos gratis en cuestión de minutos.

Oscar Pulido 7 julio 2020 - 1:23 AM

Aqui os dejo una interesante publicación hecha por el cantautor cubano Pancho Céspedes:

La revolución nos enseñó a leer y escribir y después nos dijo lo que podíamos escribir y lo que estaba prohibido leer, creando de esta forma el peor tipo de analfabeto que existe, el que cree que lo sabe todo y no necesita escuchar a nadie.

La revolución convirtió los cuarteles en escuelas y el país en un cuartel.
La revolución llevó la electricidad a los lugares más apartados y después trajo los apagones a todos los lugares.

La revolución terminó con los burdeles de barrio y convirtió al país en un burdel.

La revolución nos dio un sistema de salud gratis para que podamos atendernos las enfermedades que ella nos causa con su estrés constante, pésima higiene y mala alimentación crónica; si protestas te romperán la cabeza pero los puntos de sutura serán gratis.

La revolución nos asegura un trabajo digno con un salario que nos garantiza una vida indigna.

La revolución eliminó la explotación del hombre por el hombre y estableció la explotación del hombre por el estado.

La revolución eliminó la burguesía y estableció la monarquía.

La revolución cambió los muertos en las calles por los muertos en el mar (de 4 que se lanzan al mar desde el 59-60 hasta hoy, solo 1 llegó vivo)

Dividió los panes y desapareció los peces.

Nos enseñó que la libertad no se mendiga mientras nos vestía como limosneros.

Nos dijo que la familia no era importante, que el que se fuera de Cuba jamás volvería a ver su cielo; no los queremos, no los necesitamos; hoy nos dice que el imperialismo quiere separar a la familia cubana. También para mí ese Imperio es bochornoso en su política internacional como esa Doctrina Monroe.

La revolución prohibió a Camilo Sesto, los Beatles, Roberto Carlos, Julio Iglesias etc; hoy nos dice que el arte es el arte y la política es la política y no se deben mezclar. Pregúntenmelo a mí.

La revolución fusiló un héroe de Cuba por narcotráfico sin pruebas; hoy son los mejores amigos de Maduro y Evo.

La revolución creó el hombre nuevo, un ser con los defectos más antiguos al que es más fácil escucharle una grosería que un saludo.

La revolución eliminó los reyes magos y los cambio por los comandantes reyes.

La revolución nos prometió que los frutos del sistema serían para nuestros hijos; ya muchos van por los bisnietos y siguen esperando los frutos.

La revolución formo un ejército al que llamo “” El pueblo uniformado”” y que está integrado por hombres y mujeres que se ponen un uniforme y se olvidan del pueblo.

En fin, la revolución tiene más posiciones que el Kamasutra y sus principios son más moldeables que la plastilina, nos prometió un sueño y nos regaló una pesadilla de la que ni siquiera nos deja despertar.

José Miguel Rodríguez-Venegas 7 julio 2020 - 7:42 AM

@Livio Delgado: Tranquilo Livio. Un gusto en conocerte. No hay “amigo con uniforme” ni nada por el estilo. Me alegra saber que tu papá está vivo. Yo soy el hijo mayor de Tom Mix (de Foto Fija en el ICAIC). Si no lo conociste pregúntale a tu papá. El viejo mío ya falleció hace dos años y pico. Era solo una curiosidad debido a ese nombre que conozco desde mi niñez. Un saludo.

margarita fresco 7 julio 2020 - 10:19 AM

Margarita Fresco julio 7 del 2020
Me ha hecho recordar la película ESTE PAIS NO ES PARA VIEJOs…aunque no es tampoco para cualquier ser humano…todo ese encanto de la solidaridad, la compasión y la fraternidad del cubano eso se ha perdido, es evidente y no se como se pueden plantear los problemas de otros paises, apuntar a las deficiencias de otros países, en lugar de mirar las propio país, Cuba, por ejemplo para citar que en el monstruo revuelto y brutal, no solo a los ancianos, a cualquier familia les tocan a la puerta y les llevan cajas con tremendas facturas decorosas de comida…de cualquier edad y si son personas mayores mucho más…además de las ayudas mensuales de 1200 y 2000 dólares sino estás trabajando…por qué solo Telesur dice lo que le conviene para que los que no ven otra cosa porque no pueden verlas, no porque no quieran, puedan constatar y sacar sus propias conclusiones…y por qué no hay medicamentos en Cuba? porque el embargo no prohibe la compra ni de alimentos, ni de medicamentos y de otras cosas, por qué no lo dicen? y pudiera plantear muchas cosas más pero seria interminable…que pena con la vida que llevaban los cubanos, pero ahora con esta pandemia, es un sufrimiento que hasta para morirse hay problemas…es muy triste la condición del cubano…y más imagino la de las personas mayores, abandonadas a su suerte…es vergonzoso…vergonzoco y no quiero decir más porque argumentos hay sobrados…pero dejen ya la mentira y desvirtuar las cosas…dejen ya de encubrir la verdad de las cosas, seguro que los ancianos empezando por los que dirigen o forman parte de la dirección de ese país, tienen todo garantizado, como los abuelos de sus familias, bueno, ellos todo de la alta cúpula lo tienen todo garantizado, hasta sus mascotas…es una vergüenza de tanta mentira por tantos años.

Nilda Bouzo 7 julio 2020 - 6:29 PM

Agradezco a las personas que entienden que solucionar lo que ocurre a los ancianos solos con las enormes colas en las tiendas para la compra de los alimentos y artículos indispensables no es responsabilidad de los familiares que residen en el exterior, ni estos podrían resolverlo únicamente por enviar donaciones. No se trata precisamente de tener o no la suma adecuada para la compra. Se trata de la necesidad imperiosa de no salir a la calle en medio de esta pandemia, como dicen todos los días por la televisión, Quedarnos en casa es lo único q nos protegerá.
Viejos… y enfermos, además.
Es responsabilidad del Estado que las personas de la tercera y cuarta edad que viven solos encuentren sus alimentos con seguridad para su salud física y mental. Responsabilidad del gobierno y de los que tienen a su cargo la distribución de los abastecimientos creando un plan emergente para los denominados cariñosamente “abuelos”, En realidad somos los más vulnerables en esta pandemia, y también en realidad contamos como personas a tomar muy en cuenta, porque todavía existimos.
Un plan emergente puede llevarse a cabo (nada tiene que ver con el bloqueo norteamericano aunque a primera vista parezca que es el motivo principal) si fuera eliminada la corrupción que existe de tantas formas impensables, solapadas, que merman indiscriminadamente la producción y el justo actuar en este momento de crisis total, para poder disponer de una cuota segura para los ancianos solos.
En 1990 un amigo brasileño que mientras vivió siempre nos visitaba en casa, verdadero comunista de corazón y de obra, me expuso con mucha tristeza (vivió un tiempo en Cuba, conoció nuestro proceso y lo siguió de cerca) que cuando la corrupción no solamente abarca a los dirigentes de un país, sino que ha llegado hasta el pueblo (como ha sucedido en nuestra comunidad enferma de numerosos síndromes sociales a pesar de que a muchos les es, no difícil, sino imposible aceptarlo, y el discurso oficial siempre es que somos un pueblo honesto, sacrificado y revolucionario… y verdaderamente, a pesar de nuestra corrupción la mayoría nos sentimos honestos, sacrificados y revolucionarios, aunque parezca una paradoja), es señal de que, desafortunadamente y por lo que fuera, no se hizo lo correcto. Podría el país salvarse poco a poco dando ejemplos contundentes, públicos, no de castigos ya innecesarios, y menos de amonestaciones que para nada sirven, sino ejemplos de honestidad y civismo transparente por parte de quienes gobiernan, reconociendo y eliminando los principales (los secundarios, y todos) errores que nos llevaron a esta situación actual. Eso queda al cuidado, consideración, y buen desempeño del nuevo gobierno. Y entonces sí se podría rehacer el país, y todo el pueblo volvería a tener la misma confianza de la primera década después de 1959. Los jóvenes no pensarían en alejarse de su Patria y de sus familiares para poder darles la ayuda que saben aquí nunca obtendrán, aunque su sacrificio sea la perenne añoranza y vivir como extranjeros no deseados. Los trabajadores laborarían satisfechos de velar y hacer por nuestra economía y por el bienestar y el futuro lúcido de él y su familia, como soñamos en esa primera década. Y los abuelos de mi generación nos sentiríamos reivindicados de tanta separación familiar que nos hace sentirnos siempre solos, de tantas restricciones arbitrarias que padecimos al decidir quedarnos a trabajar codo a codo con la Revolución, sin reservas, sin horario de regresar a los hogares para dedicar los necesarios momentos de juego con los hijos. Y los fines de semana dedicados al trabajo voluntario en la agricultura, porque lo único que interesaba era lograr un país más justo… y también los abuelos sentirnos reivindicados por tanto sufrimiento inútil.
Son los que dirigen quienes tienen la obligación de enfocar su atención en las necesidades de todos los ancianos solos de este país. Siempre han tenido esa obligación, pero hoy más con la pandemia que nos flagela.
El Sistema de Bienestar Social nunca ha funcionado como debería, aunque muchos ancianos entrevistados por la televisión aparezcan dando gracias a la Revolución porque casi al final de sus vidas han recibido un beneficio que debió haber disfrutado desde siempre. La posición que ocupa todo el personal que gobierna en cualquier país es únicamente para proporcionar protección y bienestar a sus ciudadanos. Igual aquí, los gobernantes deben mantener bien clara la idea de que solo existen para, de esa manera, servir a la población cubana… y no a la inversa.

Nilda Bouzo 7 julio 2020 - 7:33 PM

Hola, Margara, amiga, hermana. Me encantó encontrarte y lo que planteas. Te deseo éxito en tu lucha a brazo partido por lograr la Ley de Bienestar y Protección a los Animales, aqui en Cuba, a pesar de que hace años vives fuera, pero tu corazón esta siempre con nosotros. Cuantos años hace que nos conocemos, más de 40. increíble como el tiempo no perdona. Recibe junto a tu esposo nuestro cariño de siempre

Sonia 8 julio 2020 - 12:12 PM

Nilda quisiera poder contactar con usted si tiene posibilidades de leer esto y darme su número por privado o un correo, mi móvil es 52836535 me llamo Sonia y la entiendo y comparto su situación y por eso quisiera en algo poder ayudarla ! Yo soy dra. jubilada y tengo gracias a todo lo bueno nuestro y a mi vida de trabajo y entregas un correo chakra@infomed.sld.cu si pudiera llamarme o escribirme ! Gracias

Ivette 8 julio 2020 - 2:28 PM

Es tan triste como indignante. ¿Cómo es posible que nos esté ocurriendo esto? Es que los cubanos somos solidarios y muy sensibles por naturaleza, pero somos seres humanos y cuando las circunstancias son extremas los comportamientos también cambian, salen a flote actitudes que no ocurren en condiciones normales. Hablo del pueblo por supuesto. El gobierno, el Estado como ente regulador en la sociedad, es absolutamente responsable de evitar que la situación lleve a esos extremos de irrespeto a la dignidad humana. Eso sí es importante, pero se destinan cerebros y recursos en orientar y sancionar por filmar un video de una cola.
En países pobres y capitalistas, los mayores de 60 años tienen prioridad en bancos y otros establecimientos, tienen privilegios. ¿Cómo es posible¡ LLevamos décadas de sacrificio y todos esos ancianos que tenemos hoy, son personas con historias de entrega y sacrificio que merecen respeto.
Entre crisis recurrentes, incapacidades y abusos, podemos llegar a confrontados entre nosotros mismos.

Rey 10 julio 2020 - 12:17 PM

Pobre cubano. El adoctrinamiento que sufre ese país, el miedo y la supresión de todos los valores Morales que hizo desde un principio ese régimen déspota, arrogante, hipócrita y sanguinario, enemigo del hombre, ha dado cómo resultado la situación que vive ese pueblo hoy. Sin esperanzas de ningún tipo y sumido en un letargo de supervivencia. La solución está tan lejos como tan cerca, cambiar el sistema político económico y sacar las sanguijuelas que están el los diferentes niveles de poder y sobre todo lograr que los que accedan al poder no puedan hacerlo vitalicio como los que están ahora para poder removerlos tan pronto cómo den señales de corrupción. Bien difícil la tarea porque somos humanos y a los que lo han logrado les ha costado anos de perfección y lucha. Dios se apiade de los míos.

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